La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Mi único amor. Capítulo XIII. Amándonos

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Sol
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MensajeTema: Mi único amor. Capítulo XIII. Amándonos   Mi único amor. Capítulo XIII.  Amándonos I_icon_minitimeJue Nov 19, 2009 7:49 am

Título: “Mi Único Amor”

Personajes: Harry Potter/Severus Snape

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.

Advertencia: Este es un Universo Alterno, los personajes se escaparon del Potterverso y aceptaron ser protagonistas de esta historia en un mundo sin magia.




Adaptación de la novela de Barbara Cartland




Capítulo 13. Amándonos



Harry había pasado la hora más deliciosa de su vida junto a Severus. Ahora se encontraban recostados en la cama abrazados en completo silencio perdidos cada cual en sus pensamientos, pero que tenían un denominador común, la felicidad. Ese sentimiento pleno que experimentaban ahora había borrado de sus mentes los sucesos de unas horas atrás. Severus deseado con toda su alma que Harry olvidara aquellos días terribles y que ni una sola sombra de dolor opacara su vida.


—Harry…


El muchacho levantó la cabeza par mirar al hombre aunque el rostro de éste estaba en penumbra.


—¿Qué sucede Sev?

—¿Te gustaría que dejásemos la ciudad unos días?

—¿Y dónde iríamos?

—Tengo una casa en el condado de Essex es la casa donde crecí con mi madre, antes de que ella muriera y él me enviara al internado.

—¿De verdad quieres llevarme ahí?

—Por supuesto que quiero, te gustara mucho estoy seguro.

—Así será Sev… quiero ver cómo es la casa donde creciste, donde jugaste…

—¡Dios! ¡Eso fue hace un siglo!

—¿En serio, así de viejo eres? —bromeó Harry —. Tendrás que contarme tu secreto, porque para ser tan viejo te conservas demasiado bien.


Severus dejó escapar una carcajada alegre y Harry se lanzó sobre sus labios sin previo aviso. Con las emociones a flor de piel como estaban no hizo falta demasiado para que la pasión despertara en los dos, pues se deseaban intensamente aunque no lo manifestaran con palabras. Sin embargo, fue Severus quien logró mantener el control de sus emociones, pues no quería precipitar las cosas entre Harry y él.


—Espera… Harry… por favor mi amor vayamos con calma —pidió Severus con voz entrecortada.


Harry se apartó medio sorprendido con la petición de Severus.


—¿Qué sucede? Yo pensé que…

—No dudes de que te amo con locura, por lo mismo un sólo beso tuyo me basta para perder la cabeza.


Harry sonrió comprensivo para tranquilizar a Severus.


—Quiero hacer las cosas bien, quiero que nuestra primera vez juntos… sea inolvidable, especial, maravillosa.

—Yo también quiero eso Sev —dijo Harry —, y estoy seguro de que lo será.

—Esperaremos entonces… sólo un poco más.


El muchacho asintió con la cabeza y sonrió feliz.


—Voy a darme una ducha y a cambiarme… es muy probable que tengamos la visita de tu padrino y Remus. De ahora en adelante tendré que compartirte con ellos también.

—Tú siempre serás para mí el número uno Sev, el más importante.

—Lo sé… tú también eres para mí lo más importante, lo más hermoso, lo mejor que me pasado en la vida —dijo Severus emocionado.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Sirius no podía más con la emoción ya se encontraran frente a la puerta y estaban a punto de sonar la campanilla, eso sería la primera vez que podría estar con Harry, sin tener que observarlo a hurtadillas como si fuese un delito. Aunque Harry ya sabía la verdad de que él no tenía nada que ver con la muerte de Lily y James igual estaba nervioso, quería agradarle a su ahijado, deseaba tener un lazo con el hijo de su gran amigo.


Harry había visto bajar a Remus y a Sirius del automóvil azul desde el pequeño balcón. Había esperado ansioso esa visita durante la última hora, eran casi las diez, había temido que no llegarán, pero ya estaban ahí y Harry había corrido hacia la puerta y justo antes de que sonara la campanilla la puerta se abriera de par en par. Antes de que Sirius dijese algo Harry sonrió feliz y abrazó a Sirius, con una sorprendente efusividad, Severus que salió de la habitación justo en ese momento, sonrió ante el rostro de sorpresa que tenía Sirius, él había reaccionado de la misma forma la primera vez que vio a Harry luego de siete años y le daba tranquilidad saber que ese hombre era padrino de Harry.


Luego de casi un minuto Harry finalmente se apartó de Sirius, le sonrió con alegría. Sirius se le quedó viendo por un par de segundos con ojos emocionados, Harry era el vivo retrato de James, su amigo del alma. Volvió a estrechar a Harry invadido por la nostalgia.


—La última vez que te abracé Harry… sólo eras un bebé —dijo Sirius con voz llena de emoción.

—Siento que haya pasado tanto tiempo… padrino —dijo el muchacho con la misma emoción.

—Ambos hubiésemos tenido una mejor vida si no fuera por culpa de ese…

—No… ya no… debes olvidarlo, no lo odies… ese hombre debió vivir una existencia muy triste acosado por la culpa y los remordimientos, pero sobretodo sabiendo que había sido el causante de la muerte de mis padre a quien se suponía que amaba —dijo Harry.

—Sí… tienes razón, ya no vale la pena odiarlo.


Harry sonrió otra vez y se apartó de Sirius para abrazar a Remus.


—Harry… me siento tan feliz de verte bien —dijo Remus correspondiendo al abrazo.


Harry lo miró con cierto aire de reproche.


—Debiste decirme quien eras Remus.

—Lo siento Harry… —dijo Remus, bajando la cabeza con aire culpable —, es que no estaba seguro de que…

—De que yo fuera confiable —intervino Severus.


Harry se volteó a mirar a Severus preocupado.


—Sev… —balbuceó Harry.

—Los comprendo… tal vez si yo hubiese estado en la posición de ustedes hubiese actuado igual, después de semejante traición por parte de ese hombre era lógico que desconfiaran —terminando diciendo Severus.


Harry sonrió aliviado y miró a Severus con infinita ternura.


—Me alegra que vinieran, Harry desea saber todo lo que puedan contarle sobre su padre… no es mucho lo que yo he podido decirle —dijo Severus.

—Te contaremos todo sobre James —dijo Sirius alegre, la sola idea de hablar de su amigo a Harry lo emocionaba.

—Eso está bien… yo creo que este encuentro merece una celebración —dijo Harry.

—Por supuesto que celebraremos, pero aún nos falta alguien —respondió Severus.

—Lucius —dijo Harry.


Con sólo oír el nombre del rubio el estómago de Remus dio una sacudida, la sola idea de tener cerca al rubio lo emocionaba. Sirius sonrió al mirarlo, sabía que eso era lo que Remus había esperado.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Todas las luces del apartamento estaban encendidas y sabía que ahí estaría Remus. Mientras caminaba hacia la puerta sentía que las piernas le temblaban levemente. Esperaba no actuar de forma estúpida cuando estuviera frente a Remus. Ese hombre le provocaba un conjunto de emociones que estaba seguro no experimentar desde que era un adolescente enamorado por primera vez. Antes de tocar la campanilla se arregló, para él siempre había sido fácil impresionar a esos jovencitos que se ligaba con tanta frecuencia, pero ahora era diferente, Remus era diferente, no era un jovencito, era un hombre adulto increíblemente atractivo y deseaba tener algo con él.


Era cierto que se habían conocido en circunstancias poco gratas, el secuestro de Harry los reunió y a parte de cruzar algunas palabras y una que otra mirada, furtiva hasta entonces realmente no habían tenido ninguna conversación. Pero ahora todo era distinto y confiaba que la tranquilidad que sentían todos ahora que Harry había regresado sano y salvo les diera la oportunidad de conocerse mejor.


Lucius se arregló el cabello antes de hacer sonar la campanilla. Un instante después el rostro sonriente de Harry lo saludaba.


—Al fin llegas… ya te extrañábamos —dijo el chico haciéndose a un lado.


Lucius al entrar de inmediato posó su mirada sobre Remus, que a su vez se sintió agradado, pero también algo avergonzado por el evidente interés del rubio.


—Buenas noches… lamento el retraso… el tráfico estaba horroroso —explicó el rubio mirando a Severus y a Sirius.

—No te preocupes… Sirius y Remus llegaron recién —dijo Severus.


Lucius le tendió la mano a Sirius y éste la aceptó.


—Me alegra que nos volvamos a encontrar en mejores circunstancias —dijo Lucius.

—Si yo también —respondió Sirius con franca alegría.


Luego el rubio le tendió la mano a Remus que se apresuró a tomársela.


—Hola —dijo Lucius —, es un gusto volver a verte.

—Hola.


Harry le dio una mirada a Severus. Cualquiera se daba cuenta de la atracción que existía entre Lucius y Remus.


—Bueno ahora que estamos todos, creo que debemos brindar… ¿Harry me ayudas con el champagne? —dijo Severus.

—Claro Sev —dijo Harry, siguiendo a Severus hacia la cocina —, Sirius… ¿Nos ayudas?


Sirius miró a Harry y el chico le guiñó el ojo. Sirius sonrió comprendiendo y los siguió hacia la cocina.


Lucius agradeció aquello porque deseaba poner en práctica sus dotes de seductor. Le dirigió a Remus su mejor sonrisa, aquella que dejaba embobada a los jovencitos, aunque Remus no era un jovencito esperaba tener efecto sobre él.


Remus se sentía medio atontado, sin saber muy bien que hacer frente a ese hombre rubio, tan perfecto y elegante. El era bastante más sencillo en sus formas y le preocupaba verse corriente a los ojos de Lucius. Además de eso estaba nervioso y no se le ocurría que decir para entablar diálogo con Lucius.


—Sabes aquella noche cuando te vi tropezar con Harry en el club nocturno jamás imaginé que estaríamos aquí.


Remus lo miró sorprendido y olvidó que hacía un segundo no sabía ni que decir.


—¿Me viste tropezar con Harry?

—Sí… te vi, claro que en ese instante no sabía que ese tropiezo era calculado —dijo Lucius con una sonrisa.

—Lamenté no ser yo quien tropezara contigo en ese momento… te vi desaparecer entre la gente con mucho pesar —dijo Lucius.

Remus sintió que la emoción le aceleraba los latidos del corazón.


—Tus palabras me halagan… yo la primera vez que te vi fue saliendo de aquí con Harry y Severus… imaginé que tal vez tú y él…

—¿En serio? Nada de eso… somos amigos… demasiado como hermanos, soy un hombre completamente libre… y tu me gustas Remus… mucho —dijo Lucius apelando a la sinceridad y aplomo que lo caracterizaban.

—¿Yo?

—Sí… tú… no quiero parecer arrogante, pero creo que yo también te gusto.


Remus esbozó una pequeña sonrisa que hizo la delicia de Lucius.


—Pues… sí… no voy a negarlo… es cierto —dijo Remus con una sonrisa.


Lucius aún sabiendo que los que estaban en la cocina podían regresar de un minuto a otro, igualmente se acercó a Remus y lo besó brevemente.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


—Será mejor que llevemos el champagne… sino se darán cuenta que los dejamos solos de adrede —dijo Severus.

—Ah Sev… ¿Realmente crees que no lo saben? —dijo Harry con una sonrisa —. Parece que no conocieras a Lucius… no se le va una.

—Es cierto —dijo Severus.

—Espero que Remus se anime… es algo desconfiado, pero la verdad hacía mucho no lo veía así de emocionado y no creo que sea sólo gracias a que todo salió bien, Lucius también tiene que ver —dijo Sirius.

—Vaya sería estupendo —dijo Harry.

—Sólo espero que Lucius no lo tome sólo como una aventura, Remus no ha tenido mucha suerte con sus parejas, no me gustaría que sufriera —dijo Sirius.

—Bueno yo creo que el hecho de que Lucius se interese en alguien que tiene más de veinticinco es muy significativo —dijo Severus —. Creo que Remus podría ser el definitivo… el que le haga sentar cabeza.

—Me encanta la idea de Lucius y Remus juntos —dijo Harry —, imagínate Sev, creo que será genial… quien lo hubiera dicho… igual que nosotros…


Severus quedó paralizado. Harry no terminó la frase, miró a Severus acongojado. Ni siquiera habían hablado sobre el momento en que informarían a los demás de la nueva situación de ellos.


Sirius no pudo disimular la sorpresa que se dibujó en su rostro y naturalmente que Harry notó aquello.


—Yo… Sirius… quisiera explicar…

—No, no debes darme explicaciones —atajó Sirius —. Eres mayor de edad Harry, eres libre para amar a quien tú elijas.

—¿Entonces no te molesta? —preguntó Severus.

—No, claro que no… entendí que amaba a Harry cuando llegaste al apartamento de Remus, tu angustia no se debía sólo a que eras responsable de él… en realidad te vi desesperado y eso me hizo pensar en la posibilidad de que estuvieras enamorado de Harry, y parece que no me equivoqué —dijo Sirius.


Severus se quedó algo descolocado, luego miró a Harry que le sonreía amorosamente.


—Y yo también lo amo. Sirius, quisiera que tengas la seguridad de que Severus en todo momento se ha comportado correctamente conmigo. Sólo hace unas horas hablamos por primera vez de lo que realmente sentíamos el uno por el otro.

—Harry ya eres mayor, desde hace unas horas también… y ¡Demonios! ¡Harry aún no te he felicitado por tu cumpleaños! —exclamó Sirius, abrazando al chico con cierta brusquedad.

—No te preocupes, con todo lo que pasó… creo que hasta yo lo había olvidado —dijo Harry correspondiendo al abrazo.


Luego de un instante se apartaron y Sirius le acarició el pelo.


—Me alegra que seas feliz… lo mereces —dijo Sirius.

—Será mejor que volvamos a la sala, hemos tardado mucho y van a sospechar —dijo Severus con una sonrisa maliciosa.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
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MensajeTema: Re: Mi único amor. Capítulo XIII. Amándonos   Mi único amor. Capítulo XIII.  Amándonos I_icon_minitimeJue Nov 19, 2009 7:51 am

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


La celebración por el cumpleaños de Harry se prolongó hasta muy tarde. Todo lo malo había quedado atrás, el momento era único e irrepetible para Harry por eso cuando llegó la hora de que los tres invitados se marcharan sintió algo de tristeza. Pero Sirius y Remus aseguraron que los visitarían al siguiente día, Severus les propuso que se reunieran para ira almorzar, de paso le pidió a Sirius que invitara a su novia, quería conocer a esa muchacha que parecía tener un carácter bastante especial.

Cuando finalmente los invitados se despidieron era más de medianoche. Harry a pesar de las intensas emociones vividas en las últimas horas, en cuanto se quedó a solas con Severus olvidó el cansancio y se dedicó a besarlo intensamente, cosa que entusiasmaba mucho a Severus y debió hacer gala de su fuerza de voluntad para no dejarse llevar cosa que era la que más deseaba.


—Harry… amor… es tarde hay que descansar… sobre todo tú —decía Severus mientras luchaba con sus impulsos para resistirse ante la tentación que significa sentir el cuerpo de Harry tan apegado al suyo.

—No estoy cansado Sev… ¿Tú lo estás? —preguntó Harry algo nervioso.

—No… yo sólo pienso en ti… creo que has vivido bastantes emociones fuertes.

—Esta bien… me iré a dormir —dijo Harry apartándose de Severus —. Buenas noches Sev.


Sin más Harry se fue su habitación dejando a un atónito Severus. Era evidente que Harry se había sentido rechazado, quería ir tras él y explicarle que lo amaba de verdad y que por ese motivo no quería hacer las cosas con precipitación.


Severus se fue a su habitación, estuvo frente a la puerta de Harry luchando contra la tentación de entrar, pero sí cruzaba esa puerta sería para hacerle el amor y pese a sus deseos estaba decidido a ir despacio. Aunque se sentía algo culpable porque estaba seguro de que Harry se había sentido un poco desilusionado.


Harry se quitó la ropa y se puso el pijama, aunque la ventana estaba abierta el calor era quemante en su cuarto. Había sentido las pisadas de Severus frente a su puerta, el corazón se le había saltado al creer que su puerta se abriría y el hombre que amaba y deseaba con locura le abriría sus brazos diciendo que ya no resistía ni un segundo más sin tenerlo en sus brazos. Pero aquello no sucedió y las pisadas suaves se alejaron, la puerta del cuarto de Severus se abrió y no volvió a abrirse.


Aunque Harry había aceptado la decisión de Severus de ir despacio en la naciente relación, no estaba totalmente de acuerdo, estaba seguro de amar a Severus y naturalmente su juventud ardiente deseaba que su amor tuviera un epílogo carnal. Se tendió en la cama aunque sabía que sería inútil intentar dormir, los besos de Severus habían encendido no sólo su alma sino su cuerpo. Cerró los ojos e intentó relajarse, pero no lo conseguía, después de dar vueltas en la cama por casi media hora finalmente se levantó decidido ir a la cama de Severus, iba a demostrarle que él era un hombre y no un niño.


Severus estaba sentado en el borde de la cama cuestionándose su actuar, tal vez estaba tratando a Harry como un niño. Se suponía que sí se había enamorado de Harry era justamente por la madurez que había mostrado, Harry era un hombre en toda la extensión de la palabra. Se levantó de la cama decidido a ir hasta el cuarto del muchacho, pero en ese mismo instante la puerta de la habitación se abría. Harry entró, y sin decir nada fue a estrellarse contra el pecho de Severus que desechó todas sus dudas lo recibió feliz.

—Sev… cuando dije que te amaba lo dije conciente de todo lo que eso significa. Quiero ser tuyo, quiero ser tu compañero… aunque creo que ya lo somos en realidad, quiero ser tu confidente, tu amigo.

—Oh Harry… ya lo eres… eres todo eso que has dicho y más… mucho más… lo eres todo Harry.


Permanecieron abrazados unos minutos más, hasta que Harry se apartó un poco y luego de mirar a Severus brevemente se quitó el pijama, quedando de esta forma totalmente desnudo. Severus se estremeció al observarlo, Harry era totalmente perfecto, lo más hermoso que había visto en su vida. Sin apartar sus ojos de los verdes del chico se fue quitando la ropa hasta quedar totalmente expuesto a la mirada ávida de Harry. Luego de un instante se acercaron, sus cuerpos se rozaron apenas.


Libres de sus ropas, estaban ya en el lecho de Severus, el uno al lado del otro, cara con cara, besándose apasionadamente, perdiendo cada uno de ellos las manos, hábiles y despiertas por el cuerpo del otro. No habían dicho ni una palabra más desde que se habían metido en la cama y lo único que podían escuchar eran sus respiraciones agitadas y la rapidez de sus latidos.


Las manos de Severus se deslizaron con particular destreza por ese mundo maravilloso que era para él el cuerpo de Harry. Sentía palpitar aquella intimidad totalmente despierta del chico, aquella intimidad que parecía exigirle con su pronta respuesta cada vez más pasión, cada vez más entrega. Mientras las manos hábiles del hombre de ojos negros acariciaban más fuertemente esa intimidad escuchaba el lento suspirar del chico primero, la ola creciente de su respiración agitada después. La mano de Harry buscó el miembro de Severus y se entregó al mismo juego, hábil, hábil e insaciable. Severus creyó, por un momento que iba a estallar, su cuerpo de llenaba de fuego, sin embargo logró dominarse.


Luego del fondo de Harry surgió un quejido bajo y suplicante, como un grito lejano que imploraba la plenitud del amor. Y esa plenitud llegó en la forma del orgasmo con que se liberó en las manos hábiles de Severus, dejó de acariciar al hombre mayor y cayó sobre el lecho con los ojos cerrados y la boca entreabierta deleitándose con el orgasmo que acababa de vivir. Severus lo contempló, lo recorrió con la mirada, una mirada que repetía la pasión misma de su boca, la propia pasión de sus manos, el cuerpo implorante de Harry, ese cuerpo que pronto sería suyo. El chico estaba listo, con el cabello negro y brillante revuelto sobre la almohada blanca, los parpados velando sus ojos verdes, la respiración fuerte, palpitante en toda esa hermosura, recorría otra vez aquellos rincones del cuerpo del muchacho que sus labios deseaban aprender de memoria, aquellos rincones que eran para él promesa y realidad de un tiempo de plenitud y gozo.


Y Harry esperaba, presto, entregado. Severus preparó al chico con delicadeza, oyó complacido los gemidos sus gemidos, fue lentamente acomodando la postura para tener un mejor acceso; las expectativas se cumplieron para los dos y finalmente pasaron a ser un solo cuerpo, con un solo ritmo, con una sola respiración. Sus cuerpos eran como un mar que crecía impetuoso y luego alejaba sus olas de la orilla. Severus se sentía prisionero de aquellos dulces muros de carne, aquellos muros que lo apretaban cada vez más firmemente, cada vez más dulcemente, cada vez más ardientemente.


Harry ahondó el abrazo. Severus era su propio cuerpo, su mismo cuerpo, un cuerpo que podía apretar, con el que podía gemir, un cuerpo que llenaba el suyo de fuego. Un fuego rítmico e infinito. Harry se sintió por un momento fuego él mismo; el fuego de Severus y su propio fuego ardiendo en una danza maravillosa, en una danza que hubiera deseado inagotable, como la pasión que Severus había despertado en él. Apenas conciente, Severus supo sin embargo, que se consumía en un éxtasis de pasión como nunca en su vida podría haber imaginado que llegaría a sentir.


Harry comenzó a apretar los puños a cerrar el arco de sus brazos. Subía y bajaba la ola de su cuerpo, se llenaba y se amaba una y otra vez como un huracán de fuego y arena, como la marea que cubre la playa y luego deserta de ella. Severus seguía el ritmo marcado por Harry y su miembro se hundía una y otra vez en aquella prisión gloriosa en lo que hubiese deseado permanecer para siempre.


—¡Dios mío! —musitó Severus —, Oh Dios mío. Mi amor…


Aquella danza era ya el movimiento perpetuo, cada vez más alto, más volátil.


Harry le golpeaba la espalda con los puños mientras lo aferraba de las caderas.


—Sev… Sev —jadeó —. Ah, te amo…


Y Harry sollozó, Harry se estremeció, Harry fue recorrido por un rayo que hizo temblar su piel, temblar sus labios, temblar aquel cuerpo del que Severus no quería separarse jamás. Severus apuró, a su vez, la plenitud. Por un momento el mundo estalló al unísono para ambos.


—Te amo, te amo —musitó Severus —. Te amo.

—¡Oh Sev!... eres maravilloso, te amo tanto…


Vacíos, satisfechos, yacían apretados y seguros en brazos el uno del otro.


Harry se durmió con ese dulce rostro suyo, tan querido y tranquilo, sobre el pecho de Severus.


Severus trató de ordenar sus pensamientos, aún apasionado por la entrega de Harry y de su cuerpo por vez primera. Hubo muchos, pero ninguno como este. Charly, por supuesto que no, lo recordaba con amabilidad y afecto, pero habían sido encuentros mecánicos y sin afecto, al menos por su parte. Nunca en las muchas noches de una vida de tantos años de adulto, había dado ni tomado, proporcionado y recibido un orgasmo nacido y producido enteramente del amor; ni una sola vez, hasta esa noche, en esa cama, con Harry. Sintió deseos de llorar ¿Por lo años perdidos? ¿Por la alegría final? ¿Por los millones de seres del mundo que vivían y morían sin conocer esa unión total? Besó amorosamente a Harry en la mejilla y a pesar del cansancio se sentía dichoso porque se consideraba un hombre completo. Ese chico que ahora descansaba en sus brazos había llegado para llenar esa existencia suya a la que siempre le había faltado algo, el amor.
A través de los años había llenado su vida con aventuras de una noche, nunca había creído en el amor, y a pesar de que hubo personas que sí lo habían amado él no había podido entregarse, en cambio con Harry que no había demandado su amor, sin proponérselo siquiera lo había conquistado, poco a poco casi imperceptiblemente.


Desde ahora su vida estaba atada a la de Harry, sus sueños, anhelos y esperanzas iban de la mano con el amor de Harry. Le asombraba comprender después de tantos años que todo aquello que parece hacer la felicidad de los seres humanos, las riquezas, las comodidades, la vida misma no es nada en comparación con tener a quien amar y para él era un honor amar a alguien como Harry con esa espiritualidad que poseía, con esa gracia y franqueza que trascendía de él. Besó la frente del chico una vez más, la vida por fin había respondido por entero al deseo secreto que existió siempre en su alma, que ahora estaba enternecida y abierta para aceptar aquella nueva existencia de felicidad perfecta.


FIN
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