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| Mi único amor. Capítulo VI. Celos | |
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Sol Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 282 Fecha de nacimiento : 19/01/1982 Edad : 42 Localización : Santiago de Chile Galeones Snarry : 17926 Fecha de inscripción : 16/02/2009
| Tema: Mi único amor. Capítulo VI. Celos Miér Nov 18, 2009 2:57 pm | |
| Título: “Mi Único Amor”
Personajes: Harry Potter/Severus Snape
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de JK Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.
Advertencia: Este es un Universo Alterno, los personajes se escaparon del Potterverso y aceptaron ser protagonistas de esta historia en un mundo sin magia. Adaptación de la novela de Barbara Cartland Capítulo 6. CelosHarry y Severus pasaron las siguientes semanas entregados a la tarea de convertir el apartamento en un verdadero hogar y tuvieron éxito, pues quedó convertido en un apartamento cálido y agradable, no había exceso de cosas, sólo lo necesario para responder a las necesidades de comodidad. Aquellas tres semanas resultaron maravillosas sobretodo para Harry que tuvo la oportunidad de conocer Londres a cabalidad y no se decepcionó en lo absoluto, pues esa le parecía la ciudad más genial del mundo, aunque en realidad era la única que conocía. Severus prometió que eso cambiaría, en cuanto acabara el verano viajarían a otras ciudades; la primera que le vino a la mente a Harry fue Liverpool, la ciudad puerto que le prestaba el nombre a su equipo de fútbol favorito.
Otra cosa que tenía muy emocionado a Harry era saber que sólo faltaban cinco días para su cumpleaños. El chico se divertía de lo lindo cada vez que notaba a Severus con la ayuda de Lucius intentando sondearlo con respecto a que regalo le gustaría recibir ese día. Pero Harry en realidad no creía necesitar nada en especial, ahora tenía lo que había soñado, un hogar y además a su lado estaba Severus, el mejor hombre del mundo a quien se sentía cada vez más unido y en cierto modo también muy dependiente. Por este mismo motivo la relación se había estrechado, el chico percibía en cada mirada de Severus, en cada gesto la necesidad que el hombre tenía de su compañía; aquellas semanas de estrecha convivencia le habían hecho comprender la necesidad tan grande que tenía Severus no sólo de compañía, sino también de afecto, pero sobretodo de aquella maravillosa sensación de saberse necesitado. Si en algún momento Harry temió estar invadiendo la vida del hombre de ojos negros, ahora comprendía que era justamente eso lo que Severus necesitaba, lo que había estado esperando casi toda su vida, que alguien tuviese verdadera necesidad de él.
Aquella mañana Harry se levantó temprano, deseaba sorprender a Severus así que prepararía un desayuno especial, salió de la cama y se fue enseguida a la ducha, trató en lo posible de no hacer ruido, pues no quería despertar a Severus. Eran casi las ocho cuando salió de su habitación, dejó por si acaso una nota para Severus en la mesa, no fuera cosa que despertara antes de que él regresara y se preocupara al no encontrarlo. Tomó algo de dinero y las llaves y salió del apartamento para irse de compras al Supermercado, aún había víveres en la nevera, pero la verdad era que a Harry le gustaba bastante la comida y siempre estaba atento en mantener provisiones, por otra parte reconocía que eso de disponer de dinero para comprar le resultaba muy placentero, desde que tenía memoria recordaba que jamás dispuso de ni una sola libra para comprar nada, en sus años de escuela todo le era proveído por el internado, por eso ir de compras le resultaba agradable y novedoso.
Sin saber como los minutos en el Supermercado se le pasaron volando, cuando miró el reloj ya eran más de las nueve treinta, se dio prisa y quizá aún encontraría a Severus dormido, pero si no era así pues igual resultaría divertido preparar el desayuno juntos. Después de pagar las compras, con las bolsas en la mano salió con algo de dificultad del lugar, una persona que salía tras él amablemente le abrió la puerta y le dejó pasar, Harry le dio las gracias al hombre que le sonrió, el chico tuvo la sensación de que ya lo había visto antes, pero naturalmente no podía recordarlo.
—Gracias.
—No esa nada… veo que tienes algo de dificultad con las compras ¿me permites que te ayude?
—Oh no se moleste…
—No es molestia —dijo el hombre, tomando dos de las bolsas que Harry sostenía —¿Vives cerca?
—Eh sí… a dos calles, doblando por esa esquina —dijo el chico.
—Entonces te acompaño, voy por ese mismo camino.
—Se lo agradezco —dijo Harry.
—Es un placer.
—Me llamo Harry… Harry Potter.
—Es un placer Harry, soy Remus Lupin.
Harry sonrió calidamente, a Remus le parecía estar viendo con más claridad que nunca a James, su amigo de juventud.
—¿Vives con tus padres? —preguntó Remus intentando establecer una conversación.
—Ah… no… vivo con mi tutor, mis padres murieron cuando yo era pequeño.
—Realmente lo siento… no debí preguntar.
—No se preocupe, Sev es el mejor hombre del mundo así que soy muy feliz.
—Me alegra oír eso Harry, parece que sientes aprecio por tu tutor —dijo Remus con una suave sonrisa.
—Lo quiero… lo conozco desde hace poco pero lo quiero mucho, es una persona muy especial, se preocupa mucho por mí.
—Eso es muy bueno, eres un chico afortunado.
—Sí lo soy —dijo Harry alegre.
Al llegar a la esquina doblaron calle arriba.
—¿Usted vive por aquí? —preguntó Harry.
—No, la verdad ando en busca de algún apartamento para rentar.
—¿En serio? Pues si está pensando en rentar por aquí no lo lamentará, el barrio es genial, muy tranquilo para vivir, pero queda cerca de todo.
—¿Y tú vives desde hace mucho aquí?
—No mucho, sólo tres semanas.
—Ah eso es poco tiempo.
—Hmm… ¿y que tipo de apartamento está buscando?
—Pues algo no muy grande, pero que sea cómodo pienso vivir con un amigo.
—Sev mi tutor consiguió el apartamento con una corredora que él conoce, quizá yo pueda conseguirle una tarjeta de ella —ofreció Harry.
—¿De verdad? Realmente me harías un gran favor, eso ayudaría mucho.
—Será un placer ayudarle —dijo el chico alegremente.
—Eres un gran chico Harry… no se ven mucho como tú en estos días.
Harry no respondió, ese hombre le resultaba muy agradable, pero no le gustaban mucho los halagos, se sentía algo cohibido ante la mirada interesada de Remus.
No tardaron mucho tiempo en llegar al apartamento, justo cuando Harry iba a sacar la llave, la puerta se abrió y Severus le miró risueño, pero aquello cambió cuando vio a Harry acompañado por un desconocido.
—Sev, ya te levantaste… no quise despertarte —dijo Harry.
—No hay problema Harry, leí la nota que dejaste en la mesa de la cocina —dijo Severus mirando al hombre que estaba tras el chico aún sosteniendo dos bolsas con la compra.
—Sev… él es Remus, me lo encontré fuera del Supermercado y se ofreció a acompañarme.
—Entiendo ¿qué tal? —dijo Severus intentando ser cortes.
Harry se adentro en el apartamento y Remus siguió tras él, mirando con interés en derredor, el sitio era muy bonito y confortable.
Harry le indicó a Remus que lo siguiera hacia la cocina para dejar las bolsas.
Severus se quedó en el mismo lugar, sintiéndose algo molesto aunque no comprendía muy bien porque.
Un instante después Harry ya estaba de regresó.
—Gracias Remus.
—No es nada Harry —dijo el hombre con soltura.
Aquel tono a Severus no le gustó nada, le pareció que el hombre pese a que acababa de conocer a Harry lo miraba y le hablaba como si lo conociera de toda la vida.
—Bueno ahora que tengo las manos libres podré presentarme adecuadamente —dijo Remus acercándose a Severus y extendiendo su mano —, soy Remus Lupin.
—Un placer… Severus Snape —dijo el hombre de ojos negros aceptando la mano del otro —¿Usted vive en este vecindario?
—Eh no, pero justamente estoy buscando un apartamento por aquí.
—Sev cuando Remus me dijo que buscaba un apartamento pensé que tal vez tú pudieras ayudarlo… quizá aquella señorita que te recomendó este lugar pudiera ayudar a Remus.
—Sí puede ser… creo que tengo una tarjeta de ella —dijo Severus, esperando que de esa forma el hombre se marchara pronto —, puede llamarla de mi parte seguro que hará todo lo posible por ayudarlo a encontrar un buen lugar.
—Muchas gracias muy amable —dijo Remus.
—Regreso enseguida —dijo Severus saliendo de la sala.
Remus vio salir a Severus y pensó que era un hombre agradable, a lo menos eso parecía, pero claro a veces las apariencias engañaban, él lo sabía mejor que nadie como Abogado que era. Tampoco podía dejar de notar la alegría de Harry, se notaba que era feliz estando con ese hombre, pero claro que eso tampoco significaba nada, perfectamente el tal Snape podía tener engañado a Harry haciéndole creer que lo adoraba y estar en realidad pensando en quedarse con su herencia. Claro que no tenía pruebas sobre eso tampoco.
—Espero que tenga suerte y pueda rentar algo por aquí cerca, sería bueno tener a alguien conocido en el barrio —dijo Harry.
—Pues a mí me entusiasma mucho la idea de vivir por aquí y estoy seguro que a mi amigo también le gustará.
—Estamos muy cerca de Picadilly, es un barrio estupendo para ir por la noche.
—Sí es cierto, conozco algunos lugares interesantes en Soho —dijo Remus.
Severus volvió a la sala y traía una tarjeta de presentación.
—Bueno aquí está —dijo entregándole la tarjeta a Remus —, la señorita Alice Jones con todo gusto le ayudará a encontrar un buen lugar en el sector, ella conoce mucho.
—Le agradezco la molestia —dijo Remus recibiendo la tarjeta —, esto facilitara mucho la búsqueda.
—Sev le dije a Remus que sería genial que viviera por aquí, sería estupendo tener a alguien conocido por el barrio ¿no crees?
—Sí claro.
—Bueno ya que han sido tan amables, pues si me instalo por aquí de seguro vendré a visitarlos, quizá podamos salir alguna noche a tomar algo, le decía a Harry que conozco sitios muy agradables en el Soho —dijo Remus.
—Estaremos encantados… ¿cierto Sev?
—Por supuesto —dijo Severus.
—Entonces me voy… estoy seguro que nos volveremos a ver muy pronto.
—Puede venir cuando quiera —dijo Harry.
Remus sonrió, Harry tenía el mismo carácter amistoso y afable de su madre.
Después que Remus se marchó Harry se fue a la cocina y Severus fue tras él. Harry se dispuso a preparar el desayuno, pero de repente se quedó parado pensando.
—Sev… no sé porque tengo la sensación de ya había visto antes a Remus.
—¿De verdad? —preguntó Severus frunciendo el seño, mientras servía dos vasos de jugo de naranja.
—Sí… es extraño… me agradó mucho, es como esas personas que te hacen sentir cómodo desde el primer momento, no sé me dio una sensación de confianza, como si lo conociera desde hacer mucho tiempo ¿a ti no te sucedió lo mismo?
—Hmm… no la verdad… no.
Harry sonrió aceptando el vaso de jugo que le tendía Severus, después de beber un sorbo lo dejó sobre la mesa y se dispuso a freír un poco de tocino.
Severus siguió los movimientos del chico en silencio, no podía dejar de pensar en el hombre que tanto le había agradado a Harry, él también tenía la sensación de que lo había visto antes, pero no podía precisar donde, conocía a demasiada gente, pero si Harry tenía la misma sensación que él era probable que estuvieran juntos cuando lo habían visto. Además reconocía que le había inquietado mucho la forma en que el hombre miraba y le hablaba al chico, como si lo conociera desde siempre. Algo le decía que ese encuentro en el Supermercado no había sido casual y casi siempre sus intuiciones eran correctas, no por nada era exitoso en el mundo de los negocios. Hablaría del asunto con Lucius, no se conformaría con atribuir todo eso a sólo una casualidad, de seguro que su amigo coincidiría con él en que todo eso era muy extraño. | |
| | | Sol Aprendiz de vuelo
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| Tema: Re: Mi único amor. Capítulo VI. Celos Miér Nov 18, 2009 3:00 pm | |
| *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Cuando Remus llegó a su apartamento encontró a Sirius acostado sobre el sofá pasando los canales con aire ausente. Sonrió para sus adentros, la noticia que le daría a su amigo de seguro que le animaría mucho.
—Veo que te levantaste recién —dijo Remus mientras encendía un cigarrillo.
—Apaga eso —ordenó el hombre de cabello negro —, no se suponía que había dejado el cigarro.
—Ey… estoy en mi casa soy libre de fumar si quiero.
—Bien… gracias por recordármelo, me largaría de inmediato si tuviera a donde ir.
—No digas tonterías Sirius, no me refiero a eso lo sabes.
El hombre de cabello negro no respondió y siguió con los ojos fijos en la televisión.
—Te tengo una noticia que te animará —dijo Remus sonriente —. Hable con Harry.
Sirius miró a su amigo con ojos de asombro y de inmediato se puso de pie.
—¡Que!...¿Cómo que hablaste con Harry? ¿Estás bromeando?
—Claro que no, es verdad… hablé con él, inclusive lo acompañé hasta el apartamento donde vive.
—¿Cómo? Dime como lo hiciste.
—Bueno yo tenía razón cuando te dije que debíamos seguirle los pasos a Harry, estar atentos para acercarnos en la ocasión propicia.
—Para acercarte tú querrás decir.
—Como sea Sirius da lo mismo, estamos juntos en esto.
—¿Cómo fue que lo lograste?
—Bueno estaba dentro del auto a unos metros del apartamento cuando lo vi salir, decidí seguirlo desde lejos, iba al supermercado, entré tras él y no le perdí de vista, cuando ya salía le abrí la puerta, estaba complicado con las bolsas de la compra así que amablemente le ofrecí mi ayuda… y él aceptó, caminamos de regreso al apartamento donde vive y estuve dentro, hasta conocí al ese tal Snape ¿puedes creerlo?
—Apenas la verdad, y que tal es el sujeto.
—Muy educado y correcto, aunque no sé… me dio la impresión de que no le agradó ver a Harry conmigo.
—No sería raro… de seguro sólo lo quiere tener para él.
—Bueno eso sólo sería en el caso de que supiera lo de la herencia y no estamos seguros de que lo sepa, podríamos estar equivocados —dijo Remus.
—¿Y si su interés no fuera en el dinero, sino en Harry?
—No entiendo.
—Dijiste que el tipo era gay… no será que le gusta Harry.
—No lo creo… es demasiado viejo para alguien como Harry.
—Tiene la misma edad que nosotros, o sea treinta y ocho, no sé tú, pero yo no me considero viejo —dijo Sirius.
—Bueno yo tampoco, pero Harry apenas va a cumplir dieciocho, por otra parte el tal Snape tiene un novio.
—¿Y eso qué? De seguro no le costaría nada cambiar al que tiene por Harry, que es más joven y más inocente.
—No, en eso no estoy de acuerdo contigo Sirius, ese hombre fue amigo de Lily no pondría los ojos en el hijo de ella.
—Si existe algo que me ha enseñado la vida Remus es que hasta las cosas más inverosímiles son posibles, nada más míranos a nosotros quien nos hubiese dicho cuando teníamos la edad de Harry que estaríamos en estas.
—Es cierto, teníamos tantos sueños cuando dejamos aquel lugar, James, tú y yo, siempre juntos, inseparables y mira lo que sucedió.
—Sí ese miserable nos arruinó a todos, James y Lily muertos, yo en prisión y tú…
—Yo me quedé sólo, viendo impotente como mi mejor amigo era encerrado en prisión por un crimen que no cometió.
—Ese miserable de Peter hizo mucho daño —dijo Sirius.
—Nunca soportó que James se casará con Lily… la odiaba… fuimos unos ciegos al no darnos cuenta de eso, creíamos que sus celos eran simples celos de amigo, pero no era así, estaba enamorado de James.
—Aún recuerdo cuando luego de la sentencia que me condenó fue a visitarme a prisión, yo el muy imbécil estaba feliz de verlo… hasta que me confesó que él había manipulado el automóvil de Lily, había querido matarla a ella, jamás imaginó que James esa noche iría por Lily a la oficina y regresarían juntos pues el auto de él se había averiado… deseaba matar a Lily pero también mató a James, le supliqué que dijera la verdad, pero no lo hizo, prefirió dejar que yo pagara por un crimen que no cometí, si no hubiese sido por ti aún estaría en prisión.
—Tu buena conducta ayudó mucho —dijo Remus.
—Pero eso no me libró de estar quince años en prisión —dijo Sirius con tono amargo.
Remus guardó silencio, lamentaba no haber podido librar a Sirius de aquello, pero en ese entonces todos eran muy jóvenes, él apenas había comenzado a estudiar derecho, con el paso de los años él recién pudo dedicarse a trabajar en el caso de Sirius, había sido condenado por evidencia circunstancial, testigos les habían visto discutir apenas una semana antes de lo sucedido a James y a Lily, él sabía del cariño tan grande que se tenían sus dos amigos, hasta él había sentido algo de celos de esa relación tan especial que había entre ellos, Sirius jamás hubiese dañado a James, lo amaba como a un hermano.
—Tengo el presentimiento de que Peter podría aparecer pronto, ese asunto de la herencia de Harry, lo hará ir tras él —dijo Remus.
—James fue tan ingenuo… confió en ese miserable, pero yo también fui culpable, si hubiese aceptado ser albacea fiduciario de James cuando me lo pidió quizá todo hubiese sido diferente.
—Lo que pasó no fue tu culpa, tú sólo deseabas que aceptara su herencia.
—Pero él no quería saber nada de ese dinero, esa maldita herencia le arruinó la vida, él sólo quería una vida tranquila junto a Lily.
—Sí es cierto, temió que Lily desistiera del matrimonio si se enteraba que era un rico heredero.
—Y yo en vez de ayudarlo lo presioné… de una forma estúpida.
—En todo caso Peter tampoco ha podido disfrutar de ese dinero, ahora que Harry va a cumplir su mayoría de edad tendrá derecho sobre esa herencia, pero si la rechazará todo sería de Peter.
—Si la rechazara o si muriera —dijo Sirius —, temo que aparezca para lastimar a Harry, debe haber sido muy frustrante para él tener ese dinero tan cerca y no poder tocarlo.
—Es cierto, es mucho… y aun no estamos seguros si Snape sabe algo de ese dinero —dijo Remus.
—Me parece algo difícil que no lo sepa, no puedo creer que haya aceptado hacerse cargo de Harry por simple y pura nobleza.
—Pero sabes a veces pienso que no tenía forma de saberlo, si recuerdas bien, luego del matrimonio de Lily y James, él ya no era tan cercano a ella, sabía que James no lo soportaba.
—Lo recuerdo —dijo Sirius sonriendo con nostalgia —, James lo detestaba, en realidad detestaba a cualquiera tuviera el cariño y la atención de Lily.
—Tal vez deberíamos buscar a Snape y decirle todo…
—Por favor Remus… realmente piensas que nos creería, yo fui acusado de causar el accidente de James.
—Pero y si lo convencemos de que nuestro único deseo es proteger a Harry —dijo Remus.
—Te aseguro que no creería ni una palabra, no tenemos con que probar nada, sólo nuestra palabra, y para muchos la palabra de un ex presidiario no vale mucho.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Desde hacía casi media hora Harry esperaba impaciente que Severus terminara de vestirse, habían hecho planes para esa tarde ir a <em>Covent Gardens</em>, después cenarían en algún sitio, eran casi las cinco cuando finalmente Severus salió de la habitación, iba preguntarle a Harry como lucía cuando de pronto sonó la campanilla de la puerta, se miraron extrañados pues el único que los visitaba era Lucius y aquel día tenía unos asuntos impostergables por lo que había declinado acompañarlos. Fue Harry quien se levantó para abrir la puerta, cuando lo hizo se sorprendió, ahí frente a él estaba un hombre joven, el cabello rojo amarrado en una coleta le hizo de inmediato adivinar al chico de quien se trataba aunque nunca le había visto el rostro, no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran un poco con el recuerdo que aún lo avergonzaba.
—Hola.
—Hola —respondió Harry sin atinar a nada hasta que Severus preguntó quien era.
Harry en vez de responder abrió la puerta y con gran sorpresa Severus vio que se trataba de Charly Weasley que había dado con su nueva dirección.
—Charly…
—Hola Severus… yo… bueno vine… hace mucho que no sé de ti y…
Harry se dio cuenta del embarazo del hombre joven al ver que Severus definitivamente no reaccionaba.
—Creo que deberías entrar —dijo Harry, mirando a Severus.
—Claro… es cierto… por favor adelante —dijo Severus reaccionando por fin.
Charly entró con un aire medio tímido, sabía que acaba de romper una regla de oro en su relación con Severus, jamás buscarlo si éste no lo hacía primero.
—Lamento haber venido así de repente… es que hace mucho que no sé de ti y estaba preocupado.
—Estoy bien Charly, es sólo que… bueno he estado algo ocupado y…
Harry los observaba con interés a Charly, al notarlo Severus recordó que aún no los presentaba formalmente.
—Harry… bueno creo que aún no conoces a Charly… —dijo Severus medio incomodó de aquella situación. Harry por su parte se daba cuenta de que la situación para Severus era algo difícil, se sintió como un intruso en medio de ellos, sin embargo intentó ser todo lo natural que le era posible.
—Hola Charly… es un gusto conocerte —dijo el chico tendiéndole la mano —, Severus me ha hablado mucho de ti.
Charly junto con tomar la mano de Harry le miró sorprendido por esas palabras. Harry le dio una rápida mirada a Severus que había bajado la vista, ante la evidente mentira de que habían hablado mucho del muchacho pelirrojo.
—Es un verdadero placer conocerte por fin Harry —dijo el muchacho pelirrojo, mirando con alegría al chico de ojos esmeraldas.
—Severus… lamento haber venido así parece que ustedes estaban por salir…
Antes que Severus respondiera lo hizo Harry.
—No te preocupes… por eso, bueno yo supongo que… querrán conversar a solas. Sev iré a dar una vuelta al parque.
Aquella iniciativa en vez de aliviar a Severus le mortificó. Harry le dejaba a solas con Charly suponiendo que necesitaban intimidad como pareja que eran, en ese instante Harry se mostraba tan adulto, y él deseaba que Harry actuara diferente, que se enojara, que hiciera una escena por tener que postergar la salida que habían planeado, pero no era así, le dejaba la vía libre para estar con Charly y no era eso lo que él quería aunque llevaba tres semanas viviendo en el celibato, bueno casi, muchas noches en que Harry se iba a instalar a su cama, después que el chico se dormía él se veía obligado a levantarse para encerrarse en el cuarto de baño y masturbarse varias veces antes de sentirse seguro como para volver junto a Harry.
Lo peor de aquello es que sabía que en cuanto Harry saliera, Charly se lanzaría en sus brazos y él no tendría fuerzas para resistir, necesitaba tener sexo como la gente, las masturbaciones continuas ya no le satisfacían.
Harry cerró la puerta con calma, sabía que sucedería en cuanto él cerrara la puerta, caminó sin prisa y se alejó del apartamento, no quiso volver la vista, para qué sabía que en ese momento Severus estaría llevando a Charly hacia su habitación, era su novio, y habían estado más de tres semanas sin ningún contacto. Él comprendía las necesidades de Severus, era un hombre y necesitaba sentirse como tal, él podía darle muchas cosas a Severus pero ese afecto del que últimamente Severus estaba tan carente él no podía dárselo, por eso había decidido dejarlos a solas, había notado a Severus un poco cabizbajo en los últimos días y él creía entender el porque de aquello.
Unas cuantas noches atrás había ido a la cama de Severus para ver la televisión, tenía una propia en el cuarto, pero le gustaba ver el futbol en compañía del hombre de ojos negros, como le sucedía casi siempre se había quedado dormido y Severus prefería dejarlo dormir junto a él en vez de despertarlo, pero él tenía el sueño menos pesado de lo que parecía y en una ocasión había oído a Severus levantarse, como tardaba en regresar a dormir se levantó sigiloso, cuando se había acercado a la puerta del baño escuchó ciertos ruidos muy decidores, sin ser un experto comprendió lo que el hombre hacía, recién en ese momento entendía lo difícil que era para un hombre que siempre había sido libre de hacer lo que deseaba verse limitado en muchos aspectos íntimos por convivir con un muchacho como él. Le había quedado clara desde esa noche la necesidad que tenía Severus de tener sexo, hacía unos días que deseaba plantearle el asunto, pero no sabía como hacerlo, ahora que había venido Charly le facilitaba las cosas, le diría a Severus que estaba conciente de sus necesidades y que él no deseaba limitarlo.
Al llegar al parque buscó una sombra donde sentarse, estaba seguro que aquella sería una tarde algo larga, pero si eso hacía feliz a Severus él podía soportar el tedio. De pronto vinieron a su cabeza los recuerdos de aquella vez que había descubierto a Severus con Charly, ahora no podía apartar esa imagen de su cabeza, recordaba el cuerpo desnudo y sudoroso del hombre pelirrojo encima del Severus, parecía que oía con más nitidez que nunca los gemidos de placer de Severus. Casi sin darse cuenta cerró los ojos para repetir incasablemente el nombre de Severus, mientras en su imaginación era él quien aplastaba el cuerpo del hombre y se mecía sobre él, abrió los ojos de golpe asustado de sus propios pensamientos, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas ardientes. | |
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