Mi único amor. Capitulo XI. Rescate

Tema: Mi único amor. Capitulo XI. Rescate Jue Nov 19, 2009 7:34 am

Título: “Mi Único Amor”

Personajes: Harry Potter/Severus Snape

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.

Advertencia: Este es un Universo Alterno, los personajes se escaparon del Potterverso y aceptaron ser protagonistas de esta historia en un mundo sin magia.

Adaptación de la novela de Barbara Cartland

Capítulo 11. Rescate

No, definitivamente no podía firmar ese documento y no era porque le importara esa herencia, sino porque si lo hacía su vida terminaría en un abrir y cerrar de ojos. Ese sujeto no tenía intención de dejarlo ir, al contrario, de seguro que si firmaba lo mataría y se desharía de su cuerpo, por lo menos el otro quería mantenerlo con vida aunque fuera porque pensaba que era su padre, James. El sentido común le decía que un loco podía ser peligroso, pero mucho más un cuerdo ambicioso.

—Vamos muchacho… debes decidirte de una vez, no tenemos mucho tiempo Peter volverá en cualquier momento.

Tom no había acabado la frase cuando sintió que la cerradura de la puerta cedió, de inmediato ocultó el sobre marrón bajo su abrigo, no estaba de suerte Peter había regresado antes de lo que había previsto. Era una lástima, estaba seguro que el muchacho estaba a punto de aceptar su oferta, pero no lo lamentaba demasiado pues estaba decidido a terminar con aquel asunto muy pronto, eran las ocho de la noche, dentro de cuatro horas el chico ya sería mayor de edad, estaría facultado para cederle la herencia; después de obtener la firma iría donde un amigo que le pondría los sellos necesarios para hacer todo legal, luego se embarcaría en un vuelo cuyo pasaje lo llevaría a las doce del siguiente día al caribe, donde pasaría una deliciosa y larga temporada, claro que antes de emprender el viaje se desharía de su cómplice y luego del muchacho, ya no necesitaría a ninguno de los dos.

Peter bajó la escalera con pasos más rápidos y precisos, se sorprendió bastante al darse cuenta de que Tom estaba ahí.

—¿Qué haces aquí? Dijiste que no querías que el muchacho te viera.

—Bueno a estas alturas eso ya no importa mucho, dentro de unas horas todo habrá concluido… él y tú emprenderán un largo viaje del que no volverán jamás.

Peter sintió algo de incomodidad por el tono y la expresión en la mirada que acompañaron esta frase.

—Es cierto —dijo Peter mirándolo con recelo —, ya tengo todo listo… nuestro pasaje es para las 9:30 a.m.

—Me alegra que todo esté saliendo como lo habíamos planeado —dijo Tom y luego mirando a Harry agregó —, tendrás una buena vida junto a Peter muchacho… el te quiere mucho.

—No iré con usted a ningún sitio… sí tiene razón, dentro de cuatro horas seré mayor de edad y seré libre para decidir con quiero estar… y yo quiero estar con Severus Snape… él es todo para mí, lo amo.

La expresión en la cara de los dos hombres era diametralmente opuesta. Mientras Tom miró al chico extrañado y divertido, Peter enrojeció de ira, que el muchacho declarará estar enamorado de Snape no estaba dentro de sus planes.

—Vaya… vaya —siseó Tom —, el pequeño Harry resultó ser una cajita de sorpresas… es una lástima, parece que llegaste tarde Peter, el corazón de nuestro amiguito ya tiene dueño.

—Eso no es cierto… está diciendo eso sólo para molestarme —aseguró Peter.

—Es la verdad, amo a Severus, sólo deseo estar con él para siempre.

Peter sintió ira al oír aquello, pero se controló, estaba seguro que el chico estaba mintiendo para sacarlo de control, no podía estar enamorado de ese hombre, era su tutor, debía verlo sólo como un padre, no de otra forma.

—Eso no sucederá… dentro de unas horas tú y yo nos iremos muy lejos, jamás volverás a ver a ese hombre —dijo Peter.

Harry no insistió, no creía que fuera prudente hacer que ese loco se molestara, aunque comprendía que de todos modos era menos peligroso que ese tal Ryddle.

—Tom… vamos… dejemos que el muchacho se calme, cuando piense mejor las cosas comprenderá que es lo que le conviene realmente.

—Claro Peter… lo que tú digas, hasta pronto Harry —dijo Tom sonriendo malicioso.

Los dos hombres subieron la escalera hacia la parte superior y el chico sintió como cerraban la puerta otra vez, sintió gran frustración, con la mano esposada la posición le resultaba cada vez más incomoda.

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Finalmente estaban en camino hacia el lugar donde se encontraba Harry, las últimas veinticuatro horas Arthur Weasley había organizado a un grupo de gente, no demasiada pues el asunto debía llevarse con cuidado, cualquier error podía costarle la vida a Harry, aunque naturalmente se había cuidado de expresar ese pensamiento delante de alguien más. El plan estaba trazado y había revisado cada posibilidad, aunque lo acompañaba un número considerable de personas, sólo tres de ellos eran policías, los demás eran Severus, Lucius, Remus, Sirius y Charly que había insistido en acompañar a su novio aunque su padre hubiese preferido que no lo hiciera. En todo caso deberían mantenerse lejos de la casa, sólo ellos llevarían a cabo la operación, se trataba sólo de dos delincuentes, confiaba en que no le darían mayor trabajo, en toda caso los tres oficiales que estaban con él eran expertos en situaciones de secuestro y rehenes, confiaba en ellos.

Después de viajar durante casi dos horas, por fin llegaron a Essex, eran las diez menos cuarto. Arthur había decidido llevar a cabo aquella operación de rescate antes de que Harry cumpliera oficialmente dieciocho años, aunque para la ley no había gran diferencia si el delito se cometía contra un menor de edad o alguien mayor, el plagio de personas era un delito grave.

—Bueno, aquí estamos —dijo Arthur mirando a la chica que estaba sentada junto a él —, esperemos que esos dos no nos den demasiado trabajo.

—No se preocupe Jefe, estoy segura que el factor sorpresa ayudará mucho.

—En cuanto tengas a Harry, nosotros actuaremos —dijo Arthur —, asegúrate de que el micrófono esté bien puesto.

—Jefe… no es la primera vez que hago esto, soy una profesional.

—Claro que sé que eres profesional y eres una de las mejores, pero recuerda que existen los imprevistos… Tonks es probable que tengan al muchacho atado, deberás…

—Jefe… lo sé… debo entrar a la casa y ubicar el lugar exacto donde tienen al chico, luego liberarlo si es que está amarrado, lo sé… no será fácil, y no estoy excesivamente confiada, el exceso de confianza es un error fatal, pero como sea sacaremos a ese chico de ahí —dijo Tonks.

—Bien… espero que esto salga bien… ese hombre confía en mí.

—¿Se refiere a Snape?

—Sí.

—Debe ser muy especial ese chico Harry, he visto esta situación miles de veces, y siendo ese hombre sólo el tutor del chico me parece que está bastante desesperado.

—¿Y que esperabas? El muchacho fue secuestrado frente a los ojos de Snape, se siente muy culpable, el muchacho es hijo de una amiga.

—Hmm… vi una fotografía del chico, es guapo.

—¿Y a qué viene ese comentario?

—Pues nada… sólo eso.

—Vamos te conozco muy bien… ese comentario no es por nada —dijo Arthur.

—Bueno jefe… observé a ese hombre y me parece que su angustia por el chico es más grande que la de los demás, por otra parte cuando estábamos en el apartamento pude observar que la actitud de él con su hijo era bastante fría, Charly se mostraba muy atento y cariñoso, pero él me pareció muy indiferente.

—No me imagino que tontería estás pensando…

—Yo tengo buen ojo para estas cosas, estoy segura de que ese hombre está enamorado del chico.

—Un momento… ¿Estás diciendo que el novio de mi hijo esta enamorado de otro? ¿Qué está enamorado de un mocoso? ¡Santo Dios!

—Jefe… nosotras las mujeres tenemos un don especial para percibir ciertos matices que para cualquier hombre pasan inadvertidos ¿Nunca ha oído hablar de eso que llaman intuición femenina?

—Claro que sí… mi esposa me habla de eso todo el tiempo.

—Bueno Jefe lo siento, pero mi intuición me dice que su hijo se quedará sin novio muy pronto.

Arthur miró con cierto disgusto a la muchacha, pero no porque pensara que estaba equivocada, todo lo contrario temía que fuera cierto, si había algo que caracterizaba a Nynphadora Tonks era esa capacidad de ver más allá de lo que veían otros, capacidad que la había llevado a destacarse dentro de la policía. Si eso resultaba ser cierto, sería un gran golpe para su hijo, porque estaba realmente enamorado de ese hombre, en todo caso siendo sincero consigo mismo reconocía que no le molestaba la idea de que ese romance a medias terminara por causa de ese chico, siempre había creído que Charly debía encontrar a una persona más joven y que estuviese realmente dispuesta a tomarlo en serio, ese hombre nunca había estado realmente interesado en su hijo, esa relación libre como ellos la llamaban no iba para ningún lado.

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Harry había creído que aquel sería el cumpleaños más maravilloso de su vida, el más importante de todos, el de su mayoría de edad. Pero no era así por causa de un ambicioso y un loco, se preguntaba cuanto tiempo más duraría aquella pesadilla, es que a caso no lo encontrarían y debería ir con ese demente de Peter a donde fuera que éste planeara llevarlo, prefería morir antes que eso sucediera, vivir como prisionero el resto de su vida no era lo que había soñado. Se preguntaba que estaría haciendo Severus para encontrarlo ¿darían con su paradero? ¿Estaría la policía buscándolo?

Durante aquellas setenta y dos horas había intentado mantener la fe, no dejarse llevar por la desesperación, pero ahora que sabía que dentro de unas horas el tal Peter lo sacaría de allí para llevarlo a otro lugar, tal vez fuera del país. No podía quedarse sin hacer nada, debía buscar la forma de escapar, pero con su muñeca esposada aquella posibilidad se veía bastante lejana. Ahora meditaba si al firmar aquel documento que le pedía Ryddle tendría alguna alternativa, era probable que no, pero debía arriesgarse, quizá a lo menos pudiera conseguir que ese sujeto le quitara las esposas; con tipos como esos no había garantía, pero debía correr el riesgo.

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Tom y Peter sentados en la mesa de la cocina disfrutaban de una pizza como cena, no había tiempo para cosas elaboradas. Tom observaba a Peter, intentando pensar en una manera de distraerlo para hacer que Harry por fin pusiera su firma en el documento que lo convertiría a él en un hombre rico. Había sido una gran mala suerte que hubiese regresado antes de tiempo, estaba seguro que el chico estaba a punto de aceptar su oferta cuando Peter los interrumpió.

—Ya son casi las diez —dijo Tom, mirando su reloj —, sólo nos quedan dos horas.

Peter levantó la cabeza y miró a su compañero confuso.

—¿Dos horas para qué?

—Para que Harry sea mayor de edad por supuesto.

—Ah… sí.

—¿Tienes todo listo para partir mañana? —preguntó Tom.

—Por supuesto.

Tom sólo asintió en silencio. No podía dejar de pensar en lo estúpido que era su compañero, como podía pensar que iba a viajar en automóvil hasta Liverpool con un muchacho como Harry sin llamar la atención de nadie, cómo podía creer que el chico con toda docilidad iba a aceptar algo así, en la primera oportunidad que tuviera intentaría escapar; claro siempre y cuando el viaje se concretara. Pero lo cierto era que si todo salía de acuerdo al plan que ya había trazado, Peter no viajaría con Harry a ningún lado, porque estaría muerto dentro de poco, eso era algo que tenía decidido desde hacía mucho, no iba compartir la herencia del chico con nadie, en cuanto tuviera la firma del documento mataría al muchacho y luego a Peter, no tenía intención de dejar testigos. Observó a Peter por un segundo y sonrió para sus adentros, sería muy fácil deshacerse de un idiota como aquél, su compañero ni se imaginaba que muy pronto iría a hacerle compañía al más allá a su amado James Potter.

—Voy a llevarle pizza antes de que se enfríe.

—No… yo lo haré —dijo Peter.

—Tómalo con calma Peter, el muchacho te detesta… si lo estás hostigando constantemente jamás conseguirás nada con él, no te ganarás su cariño.

—Yo no lo hostigo…

—Claro que sí… has pasado horas junto a él hablándole de James… acabará odiándote.

—No… no quiero que me odie…

—Entonces ve con calma… le llevaré pizza, estoy seguro que no se resistirá a comer.

Peter asintió en silencio, no le gustaba que Tom se acercara a Harry, no era tan ciego como para no darse cuenta de que su compañero miraba al chico de forma maliciosa. Pero por fortuna pronto tendría el dinero, no tendría que volver a verlo nunca más, ya estaba arto de las órdenes de Tom.

Tom bajó despacio la escalera del sótano, aquella era su última oportunidad para conseguir que el muchacho firmara el documento. A la mañana siguiente él iría al banco y daría la orden para que traspasaran el dinero a una cuenta que tenía en una isla del caribe, luego tomaría un avión y jamás volverían a saber de él, pero antes se desharía de su compañero y de Harry.

Los pasos de aquel sujeto volvían a rechinar en la escalera, ya no le costaba trabajo reconocer cuando era Peter o Tom el que bajaba. En esta ocasión era Tom, de seguro
que venía a insistir en que le firmara el documento, lo había pensado mucho y estaba seguro que no tenía alternativa, debía firmar lo que ese hombre le pedía, pero antes le exigiría que le quitara las esposas, no podía seguir atado al poste de la cama ni un minuto más.

—Hola otra vez Harry… te traje un poco de pizza y espero que esta vez comas… debes tener fuerzas para mañana, el viaje será largo —dijo Tom con tono mordaz.

—¿No dijo que me dejaría libre si le firmaba aquel documento?

—¿Entonces está decidido a firmar?

—Sí… creo que no tengo muchas opciones… eso sí antes de fírmale lo que sea debe por lo menos quitarme esta cosa —dijo Harry moviendo la mano atada con la esposa.

—Ah… bueno… es Peter quien tiene la llave… haré lo que pueda por conseguirla.

—Le firmo lo que quiera si me quita esto… estoy arto de estar en esta posición.

—Come esto… iré a ver como le hago para conseguir la llave.

Harry siguió con la mirada a Tom, esperaba que por lo menos consiguiera la famosa llave, atado así de esa manera no tendría ninguna oportunidad de nada. Miró la pizza con algo de desconfianza, pero luego pensó que no podía ser que la hubiera envenenado, no era tan idiota como para matarlo antes de que él firmara ese documento.

Tema: Re: Mi único amor. Capitulo XI. Rescate Jue Nov 19, 2009 7:35 am

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Miró hacia todos lados luego de bajar del automóvil, abotonó la blusa tras asegurarse de que el micrófono seguía bien firme. Antes de ponerse en marcha miró el reloj, eran las 11:00; se encaminó hacía la entrada de la casa, esperaba que no le negaran el teléfono, esperaba que esos dos estuvieran dispuestos a prestarle ayuda a una dama en dificultades. Si no tenía suerte debería buscar otra forma de entrar a la casa. Tocó la campanilla y esperó a que alguno de esos dos le abriera la puerta.

Tom encontró a Peter aún sentado a la mesa comiendo lo que restaba de pizza. Tenía que idear algo para conseguir esa llave. Luego de pensarlo un segundo encontró la solución.

—Necesito la llave para liberar al chico.

—¿Liberarlo? ¿Para qué? ¿Necesita usar el baño?

—Exacto, quiere tomar una ducha.

Peter parpadeó medio confuso.

—Tú mismo me dijiste que sólo debía soltarlo cuando tuviera que usar el sanitario.

—Es lo que necesita hacer, pero además quiere tomar una ducha, lo creo razonable, ha estado atado a esa cama por tres días, nos largamos de aquí mañana… ¿quieres llevarlo de viaje con el olor apestoso que debe tener?

—Pero… podría intentar escapar.

—Por la ventana del baño, la verdad no lo creo, es muy pequeña para el tamaño que tiene el muchacho.

Peter pareció meditarlo un instante y luego accedió pero no de muy buena gana.

—Esta bien… aquí tienes la llave —dijo Peter sacándola del bolsillo de su pantalón —, ten cuidado con él… no vaya a ser que intente engañarte.

—Peter… no necesito de tus consejos, soy capaz de entenderme con un chico de diecisiete.

Peter vio salir a Tom de la cocina con cierto disgusto, se sentía feliz al pensar que en pocas horas se iría con Harry muy lejos y no volvería a ver a su compañero. Ya estaba bastante cansado de tener que hacer todo lo que le ordenaba.

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Otra vez escuchó las pisadas en la escalera, era ese Tom otra vez, esperaba que viniera con la intención real de quitarle las esposas.

—Bien muchacho… aquí está la llave, ahora sólo debes firmar este documento.

—Por supuesto que firmaré, sólo quíteme esto antes —dijo Harry con tono seguro.

Tom lo miró por un instante, el chico no era tan idiota después de todo pensó. Luego de un instante se acercó y liberó la mano que Harry mantenía atada al poste.

—Bien ya cumplí con mi parte… ahora tú cumple con la tuya.

—Cumplirá con su palabra de dejarme ir… ahora mismo.

—Bueno muchacho primero debo buscar la forma de distraer a Peter…

Las palabras de Tom quedaron interrumpidas por el sonido algo lejano pero perceptible de la campanilla de la entrada, alguien tocaba la puerta. Tom de inmediato reaccionó, tenía la clara intención de volver a esposar a Harry a la cama, pero éste se resistió con denuedo.

—No… no… acaba de liberarme… no quiero…

Tom asustado de que alguien pudiera oír al muchacho le tapó la boca y no tuvo más remedio que luchar con él para mantenerlo quieto.

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Peter aun sentado en la mesa de la cocina, al escuchar la campanilla de puerta principal, se pudo nervioso, de inmediato miró el reloj en forma de manzana que estaba en la pared, eran las 11 de la noche, cómo era posible que alguien viniera a tocar a su puerta a esa hora. Sin importar quien fuera debía despachar al inoportuno cuanto antes. Se levantó y fue hacia la sala, cuando abrió la puerta se quedó bastante sorprendido.

—¡Ah gracias a Dios! —exclamó una mujer joven vestida de pantalón y chaqueta claras y blusa negra —. Buenas noches señor, perdone que lo importune a estas horas, pero mi auto se averió y no me atrevo a regresar hacia el pueblo caminando ¿podría usted prestarme su teléfono para hacer una llamada? Mi teléfono móvil se quedó sin batería, le prometo que seré breve.

Peter dudó un segundo, no le hacía gracia tener que dejar entrar en su casa a una desconocida, pero también pensó que llamaría la atención de aquella mujer si no le prestaba ayuda, era mejor permitirle esa llamada, así se marcharía cuanto antes.

—Puede pasar.

—Oh muchas gracias… no sabe cuanto se lo agradezco —dijo Tonks dando una mirada rápida al lugar.

—El teléfono está ahí —dijo Peter mientras cerraba la puerta.

—Sí… gracias.

Tonks se dirigió hacia el teléfono y marcó un número mientras era observada atentamente por Peter.

—Hola… ¿papá? Sí, sí soy yo… siento no haberte llamado antes… ¿qué pasó? Bueno mi auto se averió… eso sucedió… pero pude ver la casa aquí a las afueras de <em>Essex</em> que tú y mamá quieren comprar… ya te contaré, estuviste llamando a mi móvil… lo siento es que me quedé sin batería… lo sé… papá tienes razón soy muy distraída… ah bueno estoy llamando desde la casa de un señor muy amable que me facilitó su teléfono… ha sido una suerte…

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Tom mantenía a Harry sujeto, pero cada vez con más dificultad, el muchacho había resultado ser bastante fuerte.

Harry no supo como pero de pronto se encontró con una arma pegada a su cabeza.

—¡Quédate quieto de una vez mocoso de mierda! ¡Te juro que si te mueves te vuelo la tapa de los sesos!

Ante semejante advertencia Harry no tuvo más remedio que dejar de moverse. Mientras tanto oían que llegaba desde arriba el sonido de lo que parecía ser una voz femenina.

—¿Con quien diablos está ese imbécil de Peter? ¡El muy idiota echará todo a perder!

Harry no se atrevía ni a respirar, pero comprendió que había una mujer en la sala, quizá esa fuera la oportunidad que necesitaba para poder escapar.

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Después de colgar el teléfono Tonks se volvió lentamente hacia Peter, debía buscar la forma de permanecer dentro de la casa, era evidente que el otro sujeto estaba en ese momento con Harry.

—Mi padre llamará a una grúa para que venga a recogerme…¿sería mucha molestia para usted si espero aquí?

Peter vaciló un instante, pero luego pensó que no podía negarse, eso le resultaría muy extraño a la mujer.

—No claro que no, puede esperar usted aquí no hay problema.

—Muchísimas gracias, es muy amable —dijo Tonks mientras se dirigía al sofá sin recibir indicación —, no le molesta si me siento…

—No claro que no, por favor… puedo ofrecerle algo…

—Un té frío me vendría genial… aunque bueno no quiero abusar de su amabilidad… lo que tenga estará bien —dijo ella con una suave sonrisa.

Peter intentó sonreír, pero los nervios lo estaban traicionando, se volteó para ir hacia la cocina, pero de pronto la mujer lo detuvo.

—Espere… es increíble lo distraída que soy… usted es tan amable conmigo y yo aún ni siquiera me he presentado… soy Dora… Dora Tonks —dijo caminando hacia Peter y tendiéndole la mano.

Peter recogió la mano de la mujer rogando por que ésta no se diera cuenta del temblor de la suya.

—Es un gusto señorita… soy Peter —dijo Peter retirando su mano casi enseguida luego de haber tomado la de Tonks, esperaba que ella no hubiese notado el sudor y el temblor —, con su permiso… voy a… voy por su té helado.

—Muchas gracias —dijo ella volviendo hacia su asiento, pero luego volvió sobre sus pasos y se asomó hacia el pasillo por donde había visto desaparecer a Peter, escudriñó la oscuridad, iba ser difícil saber donde estaba Harry —, bien Tonks… eres la mejor en esto, no puedes fallarle a ese chico.

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Tom arrastró como pudo a Harry hacia la cama con la pistola aún apuntando su cabeza, debía ponerle la esposa que acababa de quitarle. Tenía que ir a ver que demonios estaba sucediendo en la sala.

—Vas a quedarte aquí, tengo que saber que hace ese imbécil ¡Maldición! ¡Si lo hecha todo a perder lo mataré como el perro que es!

Harry sabía que no debía resistirse, no con el hombre furioso como estaba, pero también sabía que aquella era la oportunidad que había estado esperando para escapar si no la aprovechaba estaría perdido.

—¡No! No me ponga eso otra vez… —dijo Harry mientras forcejeaba con Tom sin importarle que éste tuviera una pistola en la mano.

El asunto se le iba de control, no podía sujetar la mano de Harry, el muchacho era más fuerte de lo que aparentaba, desesperado ante la imposibilidad de mantenerlo quieto como pudo subió la rodilla y la puso en el estómago del chico, pero ni de ese modo Harry dejaba de moverse.

No sabía de donde estaba sacando fuerzas pero no dejaría que lo atara otra vez, con la mente en blanco actuaba por instinto haciendo todo lo posible por evitar que Tom pusiera la pistola en su cabeza otra vez, tenía que quitarle el arma.

—¡Maldito hijo de puta! Te juro que te voy a matar —masculló entre dientes Tom.

—¡Anda imbécil dispáreme! Todo el mundo escuchará… —dijo Harry mientras forcejeaba, el aire escapaba de sus pulmones a causa del peso que Tom ejercía sobre su estómago, sentía que la fuerza le fallaba, aflojó el agarre que desplegaba sobre las muñeca de su captor, esto hizo que Tom se confiará un poco y disminuyó la presión de su pierna, cosa que aprovechó Harry, pues sabía que era su última oportunidad, reunió todas las fuerzas que tenía y asestó con el puño un golpe en el rostro de Tom, que sorprendido por la acción perdió equilibrio y cayó hacia atrás derribando la lámpara que ilumina aquel lugar.

Harry aprovechó la oscuridad y a tientas se lanzó sobre su captor, cayeron al suelo, el chico percibió el metal frío de la pistola rozarle la cien, mientras Tom lo maldecía entre dientes. Pero Harry no estaba dispuesto a rendirse, era su vida la que estaba defendiendo, aún Tom mantenía el arma muy sujeta y Harry recurrió a lo único que le vino a la mente, hincó sus dientes en la mano de Tom, que pegó un alarido y dejó caer el arma que detonó un tiro iluminando la oscuridad por un breve segundo.

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El disparó rompió de golpe la quietud de la noche. Peter dejó caer el vaso de té frío, el sonido lo paralizó.

Tonks, que había ubicado la escalera que llevaba a la segunda planta y ya se deslizaba por ella cautelosa, también se paralizó y de inmediato sacó el arma que llevaba oculta dentro su chaqueta.

—¡Maldición! Eso vino de abajo… por Dios que no le haya pasado nada malo al chico… —dijo mientras regresaba sobre sus pasos y, luego acercó su boca al micrófono que ocultaba bajo su blusa —, Jefe… yo no disparé…

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El estampido rompió el silencio de la noche, perros ladraron, sin embargo ninguna luz de las casas cercanas se encendió, era un zona en la que se usualmente se cazaba de noche.

Los hombre reunidos junto al vehículo en que el técnico especializado manejaba el sistema de micrófonos, se sobresaltaron al oír el disparo. Sin embargo Arthur no perdió la calma.

Severus sintió terror, los demás miraron asustado a Arthur y entonces se escuchó la voz de Tonks.

—¡Maldición! Eso vino de abajo… por Dios que no le haya pasado nada malo al chico… Jefe… yo no disparé…

Tema: Re: Mi único amor. Capitulo XI. Rescate Mar Jun 03, 2014 6:04 pm

oh noooooooooooooooooooo ya me imagino a sev con los nervios a flor de piel... XS

» Mi único amor. Capítulo V. Acercándonos
» Mi único amor. Capítulo VI. Celos
» Mi único amor. Capítulo VII. Dudas
» Mi único amor. Capítulo IX. Verdades
» Mi único amor. Capítulo X. Sentimientos