La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 23. Te encontré… el despertar de Dorotea

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Majo-san
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Majo-san


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Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 23. Te encontré… el despertar de Dorotea Empty
MensajeTema: Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 23. Te encontré… el despertar de Dorotea   Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 23. Te encontré… el despertar de Dorotea I_icon_minitimeLun Jun 07, 2010 5:03 pm

23º Capítulo: Te encontré… el despertar de Dorotea



Damián no había dicho nada desde que sus secuestradores lo habían dejado encerrado en ese maldito agujero de ratas. El miedo a que ese tipo lo tocara era aún más grande que el que le provocaba la posibilidad de morir y no volver a ver a sus padres, hermanos, amigos y a “él”.
Deseaba con todo su corazón que algo diferente pasara, que su vida no se viera amenazada con la llegada de ese tipo.
Saltó en su rincón, cuando la única entrada que había en el lugar fue abierta y por ella entró aquella escalofriante mujer, mientras levitaba un bulto el cual arrojó sin el más mínimo cuidado, antes de salir nuevamente y cerrar la puerta.
Tenía miedo y a la vez curiosidad por saber a quién más habían encerrado con él.
Se acercó con cuidado y a cada paso que daba su corazón saltaba con más fuerza, hasta que finalmente tuvo que correr para llegar junto al hombre que había en el suelo.
-¡Oh, Merlín bendito! -era “él”, tanto que había pedido y ahora lo tenía ahí -Profesor… Neville.
Trató de despertarlo, pero se le hacía muy difícil. Esos mal nacidos le habían suministrado dos pociones y una de ellas, inhibía el flujo de magia de su cuerpo, por lo que siquiera un Lumus podía hacer,
-Por favor… despierte -el vaho salía de su boca. Hacía un frío endemoniado -se lo suplico.
Acarició el rostro del hombre que tanto amaba y al cual tanto había esperado ver. Quiso besarlo, pero no lo hizo, se le antojo inapropiado, por lo que se limitó a acariciar su rostro esperando que despertara.
Neville empezó a abrir los ojos lentamente. Sentía frío, sí, pero una sensación cálida lo envolvía en esos momentos. Trató de descifrar en donde se encontraba, pero poco o nada podía ver. Sentía que algo aplastaba su pecho y levantó un poco la cabeza para saber que era y casi muere al ver la dulce cara de su niño, dormido sobre su pecho.
-¡Dami! -se incorporó de golpe, despertando al menor en el proceso que lo miró con los ojos abiertos a más no poder y luego se abrazó a él -¡Oh, Merlín!
-Profesor. Tuve tanto miedo -se aferró lo más fuerte que pudo, tratando de transmitirle toda la angustia que había vivido.
-¿Qué te hizo? -lo alejó un poco para mirarlo bien. Lo recorrió con la mirada de arriba abajo- ¿Te tocó? ¿Te lastimó?
-¡No! -vio tanta angustia en los ojos del mayor que le enterneció. Se soltó del agarre de Neville y lo sostuvo de la cara y le acarició- No me hizo nada, no lo dejé.
-Es decir que lo intentó -sintió que la sangre le hervía.
-No mucho, en realidad -desvió la mirada para que no viera su dolor -. Me obligó a beber esa poción que inhibe la magia y…
-¿Y qué? -le preguntó al ver que el niño se quedaba callado- Damián -lo tomó por la barbilla para que lo mirara y descubrió que las lágrimas habían comenzado a descender por sus hermosos ojos- ¿Qué más hizo?
-Él… -tomó aire hasta que sus pulmones se llenaron y luego lo soltó- me dio la misma poción que a María… me dio una poción fertilizante.
-Una… no, no puede ser -se dijo negándose a creer lo que ese maldito pretendía.
-Dijo que era una poción nueva… me dejara en estado la primera vez que me tome… yo -no pudo evitar soltar el llanto nuevamente.
Neville lo abrazó con fuerza, para tratar de reconfortarlo y se dio cuenta de que tiritaba. Fue en ese momento en que se dio cuenta de que el chico estaba entumiéndose.
Damián sintió como era alejado y vio que su profesor se sacó el abrigo que traía y lo pasó por sus hombros.
-Por favor -lo abrazó nuevamente -, encontraremos una solución.
-¡Pero no la hay! -se soltó del abrazo y se puso de pie- ¡Él va a venir y me va a forzar!
-Por favor, Dami, trata de calmarte.
-No quiero que me toque -cubrió su rostro con las manos-. Me va a violar y me dejará…
-¡No lo digas! -lo agarró de un brazo y lo atrajo para abrazarlo-. No voy a dejar que lo haga.
-Nos quitaron nuestra magia.
-Pero tenemos esto -metió la mano en su bolsillo y extrajo el camafeo de Damián.
-¿Cómo lo consiguió? -le dijo sosteniéndolo entre sus manos.
-Rudy y Levi los traían puestos y tiene un hechizo. Supuse que este era el tuyo.
-Sí -miró a su alrededor, buscando algo con que realizarse una herida, pero nada encontró-. No tengo con que hacerme una herida -llevó su dedo a su boca y lo mordió. Todo siendo seguido por el minucioso escrutinio de Neville. Dejó caer unas gotas en el camafeo y este comenzó a brillar- Mi ángel protector, cuida a tu elegido, Dorotea.
Una luz celeste empezó a emanar del camafeo y de ella emanó una pequeña hada de cabello negro largo y lizo. Tenía un vestido de color azul y alas blancas. No media más de veinte centímetros, pero era realmente hermosa.
-Mi nombre es Dorotea y estoy a tu disposición -les dijo la pequeña hada - ¿En qué puedo ayudarte?
-Por favor, ve donde mis padres y diles donde estamos.
El hada desapareció luego de hacer una inclinación ante su protegido.
Se quedaron en silencio, esperando que el tiempo pasara, pero con el silencio volvió la angustia por parte del menor.
-Tranquilo -lo abrazó por la espalda -. No dejaré que te toque.
-No podrá hacer nada si viene con una varita en mano.
-Confía en mi -lo volteo para que lo mirara y le sonrió -. No dejaré que toque ni un sólo de tus cabellos.
-Mi cabello -dijo tocando sus hebras, que ahora sólo llegaban a sus hombros.
-Aun así te ves hermoso.
-No es verdad. Ese tipo me quiere quitar todo.
-Y no lo dejaré, aunque para ello te…
-¿Qué cosa? –preguntó mirándolo fijamente, entendió claramente lo que había querido decir, pero que no lo hizo por miedo al rechazo.
-Que sea yo quien… no, mejor no.
-Que seas quien me tome -su voz sonaba dulce y sus ojos lo miraban con anhelo -. Que seas tú quien deje su semilla en mi interior -fue acercándose poco a su cara -. Que crees en mí un hijo que emergerá de mi vientre.
Fue Neville quien ya no pudo más y terminó de cortar la distancia que había entre ambos y tomó la boquita del menos entre sus labios.
Damián abrió sus labios para dejar que el mayor se adentrara en ella y la recorriera a placer. Pasó sus manos por el cuello del mayor y sintió cuando éste pasabas sus brazos por su cintura y lo atraía más hacía su cuerpo.
Las manos de ambos se encargaron de despojar a su amante de las ropas que cubrían sus cuerpos.
Neville depositó con cuidado el cuerpo de Damián sobre el abrigo que antes había proporcionado calor a su cuerpo.
-Eres hermosos, mi ángel.
-Neville.
Su nombre dicho con tanto amor, llenó a Neville de una ternura incalculable. La cual utilizó para preparar el cuerpo del menor para que lo recibiera en su interior.
En ningún momento dejaron de besarse, ni siquiera cuando Neville entró en el cuerpo de Damián y se apropió de su virginidad.
-Ahora eres mío -le susurró al oído, esperando para que el menor se acostumbrara a la intromisión -. No dejaré que nadie te ponga ni un dedo encima.
-Soy tuyo -de su boca salían jadeos y el vaho producido por el frío -. Nunca perteneceré a nadie más que a ti.
Se volvieron a besar, mientras las embestidas se empezaban a presentar más fuertes y rápidas.
-Más… por favor -Damián quería olvidar en donde se encontraban y el real motivo por el cual estaba siendo tomado por el hombre que amaba -lo necesito.
Neville incrementó aún más la velocidad, pero de un momento al otro sujetó las caderas del menor y lo elevó para que quedara sentado sobre su erección y así acariciar con más candencia ese cuerpo que tanta veces negó amar y que ahora estaba tomando con pasión.
-Ya no aguanto.
Neville vio la cara de placer que tenía su pequeño amante y sujetó su miembro para empezar a friccionarlo al tiempo en que seguía embistiéndolo.
En un grito que fue ahogado por los labios de su amante, ambos hombres llegaron al orgasmo y el cuerpo de Damián reaccionó a la esencia con la que había sido llenado, para que luego un destello se centrara en su vientre y este se evaporara.
Todo estaba listo.
Su cuerpo albergaría el hijo que ambos acababan de crear.
En unos meses más, tendría entre sus brazos el bebé de su amado Neville.
Comenzaron lentamente a recuperar la respiración entre besos que nuevamente se hicieron presentes.
-Te amo -esas palabras que se había prohibido a mencionar -. Te amo desde el mismo momento en que te vi.
-Yo también te amo -besó sus labios mientras las lágrimas caían por sus ojos -. No creí que me amaras, pensé que sólo lo hacías por salvarme de ese hombre.
-Y en parte lo hice por eso. Te amo y me pesa el tener que haber tomado tu cuerpo en un lugar así y en las circunstancias que nos encontramos -sacó su miembro del interior de su pequeño amante y vio como el semen salía de su entrada con unas betas rojas-. No me arrepiento -tomó su rostro entre sus manos para quedar cara a cara -, pero te quité la inocencia siendo aún muy joven.
-Mientras seas tú, no tengo por qué arrepentirme -se puso de pie, con algo de dificultad y tomó las prendas del suelo para empezar a vestirse. Acto que el mayor imitó. Ya vestidos se abrazó al cuerpo del hombre -. Te amo y no puedo ser más feliz de sentirme correspondido.
-Mi amor -lo besó nuevamente y en ese momento unos pasos se escucharon acercando.
-¡¿Cómo demonios se les ocurrió dejarlo con alguien?!
Neville ocultó el cuerpo de su amante tras su espalda. Fue así como los encontraron los dos hombres que entraron a la celda.
-¡Aléjate de él! -Mathew los apuntó con su varita y su mirada se encontraba nublada por la ira- No te atrevas a tocarlo.
-Llegas tarde, imbécil -Neville atrajo más a sí mismo el cuerpo de Damián, para abrasarlo fuertemente.
-Yo no llegó tarde para nada -les dijo apuntándolos aun-. Mi amor tendrá un heredero mío, un lazo que nadie podrá romper.
-Nunca te daré un heredero -le dijo Dami, sacando la valentía que había heredado de sus padres-. Sólo le daré un hijo al hombre que amo.
-Nunca lo verás, te llevaré conmigo y no verás a nadie más en tu vida.
-¿Es que aún no lo entiendes? -le dijo Neville- Yo amo a Dami y él me ama a mí. Llegaste tarde, idiota. Tu poción sólo nos dará el bebé que unirá nuestras vidas definitivamente.
La cara de Mathew se desfiguró de la ira. No podía creer que los estúpidos que tenía por aleados hubieran puesto a la pareja de su ángel en la misma celda que él.
-¡Maldito! -se abalanzó contra ambos, olvidando estúpidamente que tenía una varita. La ira era demasiada como para recordar que era un mago- Te mataré, desgraciado.
-¡Alto!
Los cuatro hombres se voltearon y los ojos de Damián adquirieron un brillo único.
-¡Padre!
-Quédate donde estas, bastardo -dijo apuntando a Mathew que trató de alejarse. La voz dura de Severus no les dejaba muchas oportunidades de huir.
Habían estado a punto de lograrlo, a punto de revivir a su señor, pero todo fue a parar al basurero por culpa de un error. Un puto error por culpa de los idiotas que tenía por compañeros.
-No hagas nada estúpido. El lugar está rodeado de Aurores.
Mathew miró a Damián y los labios enrojecidos y su cabello húmedo le dijeron que si lo habían hecho. Los malditos habían aprovechado el quedarse a solas para tener sexo.
-No me rendiré y tú serás mío -les dijo al menor -. Y tu amado no estará para salvarte -apuntó a la pareja nuevamente- Diffindo -el ataque iba en dirección a Damián, pero Neville lo alcanzó a voltear y recibió el ataque en la espalda -. Adiós, mi amor.
-¡Neville! -Damián se aterró al ver caer el cuerpo de su amante y la sangre empezaba a brotar de su espalda- ¡Padre!
-Damián, apártate un poco -le dijo llegando rápido a donde se encontraba -Episkey -vio como poco a poco empezaba a detenerse la emanación de sangre y por fin se giró donde su hijo, que miraba como cerraba el cuerpo de Longbottom - ¿Estás bien? -Le preguntó al tiempo en que tomaba su rostro entre sus manos.
-Si padre, pero Neville…
-No te preocupes. Él ahora está bien.
-Señor Snape -llamó un Auror desde la puerta -. Al parecer los sospechosos se han escapado.
-Bien, ya veremos eso -le dijo poniéndose de pie y abrazando a su hijo -. Ahora hay que llevar al señor Longbottom a San Mungo para que curen sus heridas.
-Sí.
Un par de hombres entraron a la celda y sacaron a Neville de ahí.
-Ahora nos apareceré en casa. Tu papá está muriendo de la angustia.
Damián sólo se aferró al cuerpo de su padre, mientras veía como su amado era trasladado al centro asistencial.


Continuará…

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MensajeTema: Re: Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 23. Te encontré… el despertar de Dorotea   Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 23. Te encontré… el despertar de Dorotea I_icon_minitimeLun Sep 08, 2014 12:38 pm

como es posible que se les escaparan, eso no creo que sea bueno, ahora que pasara con Neville, y Damian, esta muy interesante tu historia
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Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 23. Te encontré… el despertar de Dorotea
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