alisevv
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| Tema: Death Eater takes a Holiday. Capítulo 21-I. Clase de Pociones I Dom Jul 12, 2009 2:54 pm | |
| Death eater takes a holiday Capítulo 21-IClase de Pociones-I Severus se sentó ante su escritorio, repleto de pruebas por corregir, con la cabeza llena de imágenes de un Harry muy joven. ¿Por qué estaba en ese… qué era, un armario de escobas? ¿Acaso era un castigo? Añadió la pregunta a su siempre creciente lista. Reflexionó más sobre la diminuta habitación. Si era un almacén de escobas e implementos de limpieza, entonces debía haber sido lanzado allí como castigo: pero estaban los dibujos y el catre, por no mencionar el hecho de que Harry no parecía demasiado disgustado por estar allí. Se había mantenido ocupado. Quizás era que se metía en problemas con tanta frecuencia que había decidido hacer del lugar algo hogareño. No que eso sonara lógico, pero estaba seguro que Harry le había comentado que Sirius Black había desprendido los barrotes de una ventana; debía haber una habitación con una ventana.
Sus reflexiones fueron interrumpidas por un toque en su puerta.
“Ahora quién demonios vendrá a molestarme”
—Adelante —Draco Malfoy entró para ver a su Jefe de Casa—. ¿Qué puedo hacer por ti, Draco?
—Profesor —el chico inclinó la cabeza con respeto—. Quería saber si podría trabajar en Pociones para obtener unos créditos extra.
“Maldito mocoso consentido, no fue capaz de preocuparse por hacer su trabajo de Pociones del último periodo y piensa que puede subsanarlo con una poción de diez minutos.”
Apuntó hacia un espacio de trabajo en el fondo del aula y le asignó una poción que cualquier estudiante de tercer año podría elaborar.
“Que más da. Como todo Malfoy, cuando finalice la escuela, podrá comprar cualquier poción que necesite.”
Severus verificó su reloj. No estaba seguro en qué clase se suponía que debía estar Draco, y no lo preguntó. Antes de su próxima clase, tenía tiempo para ir a hablar con la criatura; ‘Dobby’, se corrigió a si mismo, como Harry había hecho la semana anterior. Odiaba cuando pequeñas cosas de esa semana se entrelazaban con su vida actual. Le gustaba pensar que no estaban conectadas, pero había pequeños recordatorios del hecho de que eran los mismos de muchas formas. En vacaciones, él no había tenido problemas y había estado despreocupado, así que el Sev de la última semana era muy diferente del Sev que tenía muchos años más. Pero seguía siendo el mismo Sev, al que todavía le gustaba cabalgar; el que había disfrutado del quidditch en su juventud, aunque ahora le resultara mucho menos atractivo que cuando era estudiante.
Pensando en su juventud, o al menos en las épocas más felices de ella, llegó a las cocinas para encontrarse con que Dobby estaba en algún lugar fuera del castillo. Sin dejarse desanimar de su misión, continuó pasillo abajo. La suerte estaba con él ese día, pues a la distancia vio una conocida cabeza de cabello espeso. Siguiéndola hasta la puerta de un salón de clase, pensó que había perdido su oportunidad, pero ella no entró al aula. La chica estaba mirando a través de la ventanilla de la puerta. Un conocido pelirrojo estaba sentado al fondo del salón. Apuntó su varita hacia él y lanzó un hechizo susurrado.“Romanticismo pueril”, pensó Sev, mientras observaba que el pelirrojo volteaba la cabeza después de sentir que alguien soplaba suavemente en su oreja. Ella sonrió y saludó a su novio a través de la ventanilla y éste le contestó con un guiño. Hermione giró en redondo; la sonrisa en su rostro desapareció rápidamente al encontrarse con su profesor de Pociones, quien la miraba fijamente, luciendo realmente intimidante.
—¿Dónde debería estar ahora, señorita Granger? —preguntó, con una sonrisa de satisfacción.
—Aritmancia Avanzada —contestó con seguridad—. El Profesor me envió a hacer un encargo y me dejó salir antes de tiempo —terminó, levantando un pase de biblioteca.
—Este pasillo no se encuentra en el camino entre la biblioteca y su aula de Aritmancia, señorita Granger; ¿dio un rodeo? —indagó, sarcástico, lanzando una mirada en dirección de Ron. Ella bajó los ojos, sintiéndose un poco menos confiada que antes—. Detención, mañana a las ocho.
Los ojos de Hermione se abrieron de par en par. No había tenido una detención en dos años. Menudo, la Premio Anual en detención.
—Señor, mañana a las ocho tengo que asistir a una reunión de prefectos, en mi calidad de Premio Anual —algo que Severus sabia cuando sugirió la hora.
—Estoy seguro que su asistencia es muy valiosa en tan importante evento —comentó con sarcasmo—. Es mañana en la noche o… —miró su reloj—. Estoy disponible ahora.
Hermione bajó la mirada hasta el pase de biblioteca en su mano. Había pensado pasar su tiempo libre investigando para un proyecto de Aritmancia. Además, había planeado ver a Ron después de la reunión. Viendo que no tenía otra opción, suspiró.
—Entonces, será ahora, supongo —dijo con desaliento. Severus esbozó una sonrisa malvada y procedió a marchar hacia las mazmorras. Sabía que estaba caminando demasiado rápido para ella, pero mantuvo su paso. Sostuvo abierta la puerta de su salón de clases para permitirle entrar, y en ese momento observó a Draco Malfoy trabajando en su poción
“Olvidé que estaba aquí”
Hermione iba a dirigirse hacia la esquina del aula donde estaban los calderos, cuando Severus la detuvo.
—Hará su detención aquí, señorita Granger —ordenó, señalando un escritorio situado frente al propio. Ella dejó de mirar los calderos que suponía tendría que limpiar, con expresión confundida—. Señor Malfoy, por favor, infórmele a la señorita Granger cuál es la regla general en Slytherin.
—Usa los recursos sabiamente —contestó, con aires de superioridad.
Hermione se sentó ante el escritorio, sintiéndose ligeramente incómoda por estar tan cerca de Snape. Él le entregó un montón de pruebas de los tres primeros años, para corregir. Después de cinco minutos más o menos, tomó la prueba del tope de la pila. Ella no había sido demasiado indulgente con su propia casa. No era tan mala como Snape, pero señalaba hasta los detalles más pequeños. Los estudiantes deberían alegrarse de que no planeara ser profesora. Severus abrió una gaveta de su escritorio y sacó el pequeño tarro que le había traído Filius. Los ojos de la chica se abrieron al reconocer el recipiente que Harry había utilizado para su proyecto con el pensadero. Severus regresó la prueba a la pila, entregándole una nueva.
—¿Podría decirme si los números 4, 7 y 9 son bastante correctos? —pidió en tono bajo, a fin de no llamar la atención de Draco. Hermione tomó el pergamino, esperando que fuera un examen. Encontró la lista de preguntas sobre Harry, ahora re-escrita y con nuevas preguntas añadidas al final, y varias tachadas. Ella reprimió una sonrisa al notar que la pregunta ocho había sido tachada dos veces. Severus levantó nuevamente la vista hacia Draco y lo despachó, dándole diez puntos a Slytherin por sus esfuerzos, a pesar del hecho que la poción no había sido concluida. El chico salió del aula, cerrando la puerta tras él.
1)¿Harry había salido del armario? 2) ¿Albus sabía que era gay?--- Sí 3) ¿Por qué Dobby me teme? 4) ¿Sé porqué Harry toma pociones?--- ¿Estrés y dolor de cabeza por pesadillas? 5) ¿Recuerdo a Sirius Black? 6) ¿Qué sé sobre el ataque a su casa? 7) ¿Por qué estaban esos barrotes en la ventana de Harry?--- Mantenerlo a él dentro y a Voldemort fuera ¿Harry tiene cosquillas? (Sólo algo de información almacenada para futura referencia) 9) ¿Por qué tengo que dejar la enfermería, pero Ron no?--- ¿Porque Pomfrey sabe que soy gay? 10) ¿El martes será buen día para ayudar a Hagrid con el caballo volador?--- Martes 9:45 11) ¿Por qué no alcancé mi meta de convertirme en Maestro de Pociones? ¿Dónde fueron Harry y Ron con la mamá de Ron? ¿Por qué estaba él en un armario de escobas?--- ¿Cómo castigo?
Hermione examinó la lista una vez más. Le había sorprendido ver que la número cuatro estaba errada. Giró el pergamino para que él pudiera ver de lo que estaba hablando.
—¿No sabe esto? —preguntó, atónita—. Pensé que el profesor Dumbledore le habría comentado sobre ello —tartamudeó. Ella sabía que muchos de sus profesores estaban al tanto de lo que había tenido que pasar Harry, ¿por qué él no?
>>La séptima es correcta a medias. Mantener a Harry dentro, las lechuzas fuera, pero encontramos la forma de resolver eso. Lechuzas pequeñas, o que él pudiera desatar las notas a través de los barrotes. No sé en qué momento los reemplazaron luego que Ron los arrancó con el auto en segundo año. Puede haber sido el último año. Yo siempre incluía papel y lápiz en mis cartas, en caso que los Dursley le hubieran quitado todo lo que pudiera utilizar para escribir cartas.
Severus la estaba mirando fijamente y Hermione cerró la boca, al darse cuenta que le había dado una respuesta más profunda de la que había esperado, o quizás deseado.
>>Er, no me compete contestar varias de estas cuestiones. Sin embargo, respecto a la última pregunta, ¿se está refiriendo al pensadero? —Severus asintió—. El armario no era un castigo —hizo una pausa, esperando no estar diciéndole algo demasiado personal respecto a su amigo—. Ahí es donde él dormía. Creo que cuando la carta de Hogwarts fue dirigida al armario bajo las escaleras, su familia se puso nerviosa acerca de ser observada y entonces le dieron su propia habitación.
—Ya veo; gracias, señorita Granger —dijo con cortesía.
Ella supo que la conversación había terminado y levantó su bolso para partir.
—¿Señor? —musitó, vacilante—. Espero que encuentre la respuesta que está buscando.
Ambos sabían que no se estaba refiriendo a ninguna de las preguntas del pergamino. Ella se fue, sin esperar contestación.
Ahora, Severus se daba cuenta que había estado equivocado en la mayoría de sus presunciones, incluso después de reconsiderar la vida de Harry. Quizás era hora de dejar de mirar al pasado, por miserable que fuera, y mirar mejor al presente. Aunque le había irritado escuchar a Harry sobre lo que pasaría si trataba de expulsarlo, tenía que admitir que el joven había examinado a fondo las diferentes posibilidades. Considerando todo lo que había pasado, y que sabía que aún le quedaban tiempos difíciles por delante, Harry era muy seguro y bien adaptado. Volvería a analizar su liste. Todavía quería saber a dónde había ido con Ron y su madre que lo había trastornado tanto y para qué eran las pociones.
El resto del día transcurrió sin nada especial que destacar. Albus quiso hablar con Severus sobre las pociones para el dolor y si le faltaba alguna. Algo sobre una charla que iba a tener con Weasley el viernes. Ciertamente, Ron se había arriesgado el día que había tratado de reemplazar la poción de Harry. Debía haber una razón para que no fueran con Pomfrey a buscar más. El recuerdo de los gritos silenciosos de Harry, su encogimiento en el dolor, era muy perturbador. Definitivamente, prepararía nuevas pociones para él.
“¿Cómo pude ser tan tonto como para no recordar eso cuando Ron me pidió que reemplazara los viales?
Una pequeña voz en su cabeza le recordó que no estaba pensando en el dolor del Gryffindor, sino en para qué habían usado las pociones.
Ése había sido otro momento en el que Harry había pensado realmente las cosas. No fue sino hasta que el joven hubo reflexionado sobre las buenas cualidades de Severus, que decidió ceder a los avances de Sev y saltar sobre él.
El maestro de Pociones apagó las luces de la salita y siguió el hilo de sus pensamientos de camino a la habitación. La túnica fue retirada, dejándolo en un par de boxers de seda. El algodón era demasiado pesado y no le permitía el apropiado movimiento de la túnica mientras caminaba por los pasillos. Se subió a la cama; le resultaba duro pensar en la última vez que habían usado el vial de poción. Harry había estado tan ansioso y receptivo. La forma en que parecía fundirse en los brazos de Sev cuando una lengua traviesa le impedía formular oraciones completas. La expresión en su rostro la primera vez que Sev embistió para golpear ese dulce lugar, los sonidos que hizo al estar perdido en el éxtasis. Severus no supo cuando su boxer alcanzó sus muslos; continuó apretando su pene mientras las imágenes del joven de ojos verdes llenaban su mente. Su ritmo aumentó mientras las imágenes iban de la boca de Harry succionando a la expresión de su rostro cuando Sev se deslizó en su apretado culo la primera vez.
Severus pensó que debería colocar el recuerdo en un pensadero para poder observarlo desde el punto de vista de una tercera persona, mientras embestía en su interior, para ver a Harry de frente mientras lo machacaba por la espalda, masturbándolo hasta la culminación. Con ese pensamiento, llegó a su propio clímax. Cayó hacia atrás, pensando. Permitiría que Harry se familiarizara con él, aunque eso significara perderlo. No tendría relación con un estudiante, aunque ya fuera mayor de edad. No era ético. De todas formas, al muchacho le tomaría un buen tiempo llegar a conocerlo bien. Total, igual Albus seguramente encontraría una forma de que eso sucediera sin importar lo que él quisiera. El entrenamiento que lo involucraría con Harry más adelante sería la excusa perfecta para Albus. Estaba seguro que el Director no sabía hasta que punto habían llegado las relaciones entre ellos, y él disfrutaba las raras ocasiones en que podía sorprender al anciano. Se preguntó brevemente si podría hallar la oportunidad de darle una buena sacudida. Después de todo, quería la revancha por haberle manipulado tanto su vida, aunque hubiera sido en su beneficio. Severus estaba a punto de abrir la puerta de su salón de clases para permitir entrar a los estudiantes, cuando escuchó la que, estaba seguro, era la voz de Harry.
—No, yo ahora tengo al real para ocuparme.
—Mentiroso. No puedes decirme que no lo extrañas; apuesto que en este momento querrías que fuera de nuevo la semana pasada —replicó la voz de Ron.
Sev jaló la puerta y escuchó.
—Fue genial —aceptó Harry, evasivo—, pero como cualquier vacación. Ahora, es agradable estar de regreso en casa. Es difícil estar con alguien que siempre está despreocupado. Quiero saber que le gusto realmente, y quiero que él sepa que no soy sólo un adolescente perdidamente enamorado.
—Hablando de adolescentes perdidamente enamorados, ¿notaste en el desayuno, que tu amigo de Ravenclaw se ofendió cuando le dijiste que no estabas interesado? —Preguntó el pelirrojo, riendo. Harry bufó.
—Ese gilipollas ofreció darme un tutorial de Encantamientos esta noche. Yo soy el quinto mejor de nuestro año en Encantamientos. Lo dijo en frente de la gente que sabe que él es gay. Para fastidiarme a mí, no a él. Es justo lo que me faltaba, maldición. Voy a terminar con él de todas formas. Debí haberle tomado la palabra y dicho que estaba impresionado por su valentía al aceptar públicamente que estaba conmigo, a pesar de ponerse en riesgo con Voldemort.
—Eso hubiera asustado mucho al perdedor —comentó Ron. No notó que la puerta se abría
—Severus no lo haría —dijo Harry, rotundo—. Está a mi lado, incluso si me odia.
—Harry, él está a tu lado justo ahora —señaló Ron con discreción, apuntando detrás de su amigo.
Harry dio la vuelta lentamente, para ver a Severus parado detrás suyo, con el rostro inexpresivo, como siempre. Se giró y entró en el aula, permitiendo que los alumnos de séptimo entraran tras él. El maestro sonrió mientras los escuchaba susurrar por detrás.
—¿Cómo iba a saber que estaba escuchando?
—Ey, ¿y Hermione no te tenía que dar una nota hoy?
Severus dejó de sonreír.
“¿Cómo pude olvidar la maldita nota?”
En ese momento, escuchó la voz de la chica
—¡Uf, lo logré! —exc lamó Hermione, llegando apenas a tiempo. Severus dio rápidamente vuelta, su túnica girando alrededor de su cintura.
—Señorita Granger —gruñó. “Bien, asústala antes que tenga oportunidad de pasarle la nota a Harry”—, hoy puede sentarse aquí —señaló un lugar vacío al lado de una chica Slytherin con un rostro que solamente una madre podría amar (una madre jabalí). Hermione sonrió y se sentó. Severus giró el rostro hacia la clase—. Hoy prepararemos… —dio el discurso sobre lo que iban a elaborar y la lista de ingredientes escritos en el pizarrón. Harry tomó notas con un lápiz y comenzó a armar su balanza.
—¿Qué es eso? —indagó Ron, señalando el escritorio de Harry.
—Es un lápiz, los muggles lo usan para escribir.
—Sé que es un lápiz, cretino; pero ¿por qué lo estás usando?
—Hermione me dijo que lo tuviera hoy en mi escritorio. Supongo que más tarde averiguaré porqué —explicó. Su amigo sonrió, dándose cuenta de lo que ella había hecho.
La clase continuó de la manera habitual; cortaron, agitaron y elaboraron, con algún comentario ocasional de Draco para provocar a unos cuantos. Severus, simplemente, estaba demasiado feliz de ver que había conseguido hostigar a Hermione. Si seguía así, ella no encontraría la forma de entregar a Harry la nota que él le había enviado cuando era joven y estúpido.
Harry agitó su poción. Estaba casi lista. Al otro lado de la habitación, Hermione movió su varita en su dirección. Asombrado, el joven observó como el lápiz sobre su mesa de trabajo comenzaba a transformarse en un sobre. Ron se inclinó para susurrarle que ése era el sobre que Hermione había recibido días atrás, con instrucciones de dárselo durante la clase de Pociones. Él reconoció la letra; era un poco más descuidada que la de su ahora adulto profesor de Pociones. Sonrió y comenzó a abrir el sobre. Mientras abría su nota, el mencionado maestro de Pociones se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
“Sólo ignóralo, Snape”, se dijo, mirando a Harry por el rabillo del ojo.
Cualesquiera alumnos que se atrevían a pasarse notas en su clase, tenían el dudoso honor de tener que leerlo en voz alta, como había tenido que hacer Harry cuando esa vaca de Rita Skeeter había escrito ese horriblemente incorrecto artículo sobre él. Si reconocía la existencia de la nota y no hacía que la leyera en voz alta, despertaría sospechas.
“Sí, ignóralo descaradamente”
Tratando de disimular, Severus levantó la vista para ver a Harry leyendo. Se encogió internamente al recordar lo que le había escrito esa noche, cuando se deslizó fuera de la cama del muchacho para mandarla.
Última edición por alisevv el Dom Ene 24, 2010 5:28 pm, editado 1 vez | |
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| Tema: Re: Death Eater takes a Holiday. Capítulo 21-I. Clase de Pociones I Miér Oct 07, 2015 3:52 pm | |
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