La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Traducción Invisible Capítulo 43

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Eowyn
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Eowyn


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MensajeTema: Traducción Invisible Capítulo 43   Traducción Invisible Capítulo 43 I_icon_minitimeDom Abr 15, 2018 4:50 am

Podeis encontrar la historia original aquí https://www.fanfiction.net/s/3780602/1/Invisible

Nota: Estos personajes no son nuestros, le pertenecen a la multimillonaria escritora J.K. Rowling, y otros que hayan comprado sus derechos. Este fic no es de mi autoría, yo solo estoy traduciendo del idioma inglés, este fic pertenece a DebsTheSlytherinSnapefan.

Capítulo 43


Lily suspiró mientras miraba las propiedades que estaban detrás del profeta. Ninguna de las propiedades que podía permitirse eran lo suficientemente buenas, bueno nada a lo que estaban acostumbrados. De hecho con el dinero que tenían en la cámara sólo habían podido conseguir un piso con dos habitaciones en el callejón nocturno. Prefería dormir en el bosque prohibido que alquilar un piso así. ¡Necesitaba reparaciones urgentes! Y quien sabe qué tipo de criaturas tendría como vecinos. Como le gustaría estrangular al chico, esto era su culpa, estaba tan estresada y preocupada todo el tiempo. Nunca debió ser así, había oído a otros pasar por esto, pero ella siempre había estado financieramente segura.

Hasta hace un par de años, no solo habían perdido su posición en el mundo mágico. No solo socialmente, pero también en el ministerio, los asientos que James tenía en el Wizengamot ahora pertenecían a ese estúpido bastardo. Cerrando sus ojos, respiró profundamente, tratando de retener su furia. Disgustada, arrugó el periódico y lo lanzó al fuego. Le dio un poco de satisfacción, ver como se quemaba el periódico, hasta que no era nada más que una pila de cenizas. ¿Qué es lo que iba a hacer? No podía soportar mucho más de esto. Nunca había trabajado; se había casado nada más salir de Hogwarts y tuvo hijos. Por supuesto que hizo algún trabajo de ama de casa, cuidó a los niños, pero eso no era nada comparado con todo el trabajo que tenía ahora. Estaba exhausta, pero no se podía ir. Sino no tendrían nada con lo que vivir, James siempre se quedaba aquí en Hogwarts, cuando no estaba trabajando por supuesta. La guerra de verdad estaba comenzando, la gente moría, y si ella o James morían... sus hijos no tendrían nada a su nombre. Tenía que hacer algo; deberían apretarse el cinturón incluso más. No más de nada, una casa era lo primero que debían comprar. A pesar del hecho de que ella y James estaban enfadados, no significaba que no se cuidasen el uno al otro cuando era necesario.

Esto importaba. Tener una casa para sus hijos era importante. Un cielo seguro en un infierno de guerra.

"¿Me vas a perdonar ya?" preguntó James mientras que salía de su habitación compartida, hablando en voz baja. Su hija había dormido en la habitación de al lado todo el verano, así que les iba a costar acostumbrarse a ser solo ellos. Su uniforme de auror estaba ya planchado y puesto. Estaba en ese momento atándose el porta varitas a su muñeca. Todos los aurores decidían donde colocársela; paraba a los enemigos de quitarles la varita con facilidad.

"Hay muchas guerras y muertes sucediendo fuera como para luchar solos." Dijo Lily cansada, de repente sintiéndose drenada. Odiaba pelearse con James; no era algo que normalmente hicieran. Todo había cambiado y no le gustaba nada. Un suspiro dejó sus labios preocupados, James llegó hasta ella, rodeándola con sus brazos, dándole el consuelo que creía que necesitaba.

"Hey," dijo suavemente James, "No te preocupes Lils. Todo saldrá bien, ya verás."

Lily se quedó callada, quería creerle, y ella lo hacía. Desafortunadamente la parte optimista de ella había muerto hace tiempo. Su familia estaba en ruinas; no importaba cuanto tratasen de estar juntos no iba a ser como antes. Nick no les hablaba, Roxy casi no estaba en casa, y se quedaba todo el tiempo que podía en la biblioteca. Siempre que intentaba hablar con ella, obtenía respuestas cortas y la espalda de su hija. Nunca había sido una chica muy popular, pero siempre tuvo amigos. Severus mayormente durante su infancia cuando su hermana les molestaba. En Hogwarts se había quedad con Severus, hasta su 5 año. El sentimiento de ser llamada por ese feo nombre por su mejor amigo todavía dolía. Había sido su mejor amigo aunque parte de ella había estado celosa, con él haciéndose amigo de los sangre pura. Le había estado perdiendo, así que decidió ser ella la primera en romper toda relación. James había estado ahí para ella, cuando había estado tan sola, sin amigos, y esa había sido ella. Se había ido con la primera persona que le prestó atención en años. Se había hecho amiga de las personas con las que James iba; no fue hasta hace un par de años que se dio cuenta de que no tenía ningún amigo. Lo que daría por alguien con quien hablar, darle consejo y que simpatice con su situación. Como deseaba que su madre siguiera viva, podría haber ido a ella. Hablando mientras tomaban té, siempre había tomado su bando sin importar lo que fuera.

"¿Lils?" dijo James su voz llena de preocupación.r32;"Llegarás tarde a trabajar si no te vas ya," dijo Lily, notando la hora, necesitaría vestirse, tenía clases que impartir.

"Lily," suspiró James, queriendo decir algo pero sabía que nunca tenían tiempo para hablar. "Te amo y te veo esta noche." Decidió mientras cogía rápidamente los polvos flú y se dirigía a trabajar.

Lily sacudió la cabeza, este tiempo debería ser de descanso para la familia, Nick había recuperado su magia y su núcleo estaba pleno otra vez. En cambio ella simplemente se sentía mal todo el tiempo, y enfadada. Rápidamente se vistió, y se puso la capa antes de bajar al gran comedor. Se dio cuenta de que su ropa estaba más suelta de lo normal en su cuerpo, estaba perdiendo peso, sin sorpresas ya que estaba comiendo poco estos días.

Se sentó en su sitio, y nadie miró hacia ella, como todos los días. No era bien recibida. Lily tomó algo de comer, pensarías que había torturado y matado a alguien por la forma en la que todos le trataban. Había olvidado contratar un tutor para Harry, pero no era como si lo hubiera hecho con maldad. Simplemente no era tan importante como Nick.

"¿Cómo estás Lily?" preguntó Dumbledore, hablando a la pelirroja, desde luego sentía pena por ella. Lucía enferma y cansada, mayormente, y la guerra le haría eso a cualquiera. No solo eso, pero por lo que había entendido, Nick estaba muy enfadado con todos. Tendría que hablar con el chico pronto, volver a poner todo en su camino. Tanto como le gustaría dejar al chico en paz, no podía. Nick tenía la responsabilidad de acabar con esta guerra; debía saber todo lo que le pudiese enseñar. Cuanto más rápido mejor, puesto que no sabía si sobreviviría.

"Estoy bien," dijo Lily automáticamente, ni siquiera pensó en su respuesta antes de darla. A Dumbledore probablemente le daban igual sus problemas. Incluso si le importaba, no había nada que pudiese hacer. Tenía una guerra que acabar, Order que llevar, un Wizengamot que dirigir así como el colegio; desde luego a ella no le gustaría ser él. El hombre no dormiría mucho.

"Por supuesto, ¿podrías traer a Nick a verme cuando terminen las clases?" preguntó Dumbledore terminando su plato. Hogwarts siempre servía la mejor comida, incluso mejor que sus caramelos de limón, no es como si alguna vez lo admitiría. Adoraba sus caramelos de limón, y estaría devastado si no los tuviese.

"Vale," dijo Lily en voz baja. Removiendo su comida, no viéndolo ni comiéndolo realmente. Ella solo quería dar sus clases e ir a su habitación ya. ¿A lo mejor podía fingir estar enferma? Como desearía desaparecer del mundo durante un rato. Entonces se agitó, cuando ESE nombre apareció. Ella quería echar fuego, vociferar, gritar y dejar la habitación, pero estaba pegada al suelo. El orgullo que podía oír en la voz de McGonagall la asombró. McGonagall nunca, JAMÁS, había exteriorizado favoritismo hacia ninguno de sus alumnos. Era la profesora más profesional de la escuela; castigaba duramente a cualquiera de sus leones si les pillaban haciendo algo malo para probarlo.

"Harry va a tomar su examen escrito en el Ministerio," dijo McGonagall, su cara iluminada de una forma que Lily nunca había visto antes. Ella parecía...¿orgullosa? ¿Qué narices estaba pasando con todo el mundo? Él había sido ignorado por todos y de repente era más admirado de lo que Nick nunca lo había sido – incluso después de salvar el mundo.

"¿De verdad?" preguntó Flitwick sus ojos iluminados con curiosidad.

"Sí, yo mismo casi no lo podía creer, pero otra vez Severus no es alguien a quien tomarse a broma, él llega directamente al puto." dijo Slughorn asintiendo con la cabeza, un trozo de bacon cayéndose a su túnica, ante su alta declaración. Slughorn siempre tuvo algo con la gente famosa; aunque era diferente con Harry. Por primera vez no había formado parte del club slug y no se habían reunido. Aún así hablaba de Harry como si anduviera sobre el agua.

"¡Todavía estoy impresionada con que Severus estuviera deseoso de tomar un aprendiz!" dijo Sprout alcanzando su goblet una mirada de sorpresa en su cara. Había odiado dar clase, todos ellos se preguntaban por qué había empezado a ser profesor. Por supuesto ninguno de ellos se lo había preguntado a él, no se atrevían. Incluso para los profesores, Severus, para la mayor parte de ellos había sido frío e inalcanzable. Tenía un oscuro sentido del humor, y la forma de hablar más fría del mundo.

"Él fue un aprendiz una vez también," dijo Slughorn en defensa del brillante pero oscuro hombre.

"De hecho lo fue," dijo Albus entrando en la conversación, "Todos estuvimos orgullosos de él por tener éxito. Era algo claro que él tomaría a un aprendiz que le pudiera superar."

"Sí, muy cierto." dijo Slughorn con una sonrisa cruzando su cara. Notando el bacon que se le había caído y quitándolo con la mano. "Sólo espero tener la oportunidad de enseñar a Harry, como hice con Severus. ¡Sin duda será capaz de avergonzar a los alumnos de séptimo!"

"¡Apostaría que sería capaz de avergonzar a mucha gente!" dijo Flitwick, "Solo espero que no se pierda muchas clases haciendo los exámenes – es un año importante, aunque no comparable con el año que viene."

"Bueno se perderá cinco de las mías, pero le he dicho que podía venir a verme si veía que se le dificultaba... deberías haber visto la mirada de su cara." dijo Minerva en voz baja, sacudiendo la cabeza puso los cubiertos sobre la mensa. "Parecía tan sorprendido y tímido por mi ofrecimiento, me hizo darme cuenta de que nunca le había dado el apoyo que debería. ¿Cuántos niños de 16 años conocéis que hayan pasado por tanto? Unos minutos de nuestro tiempo no puede hacer daño."

"Eso es muy cierto," dijo Vector, su espalda estirada mientras comía. Ella era extremadamente estricta y podía haber pasado por hermana de Severus Snape. Ambos por su apariencia y por su forma de ser. Aunque ella no criticaba a sus estudiantes, ellos o aprobaban o suspendían eso era todo. No mucha gente tomaba aritmecia, por ese hecho, estrictos, le gustaba poner deberes casi imposibles de realizar y no tenía piedad con sus estudiantes. Lo que estaba bien, ya que la mayor parte de las carreras no requerían pasar aritmecia, pero pociones...esa estaba en la mayor parte de las carreras que los estudiantes querían hacer. "A lo mejor debería asegurarme de que sepa que estoy aquí si tiene algún problema." Era raro que encontraran alumnos que de verdad querían aprender de ellos.

"Muy cierto Septima, dudo que él la aceptaría, pero el hecho de que lo ofrezcas hará mucho, nunca se sabe igual nos sorprende." dijo McGonagall, replicando a la profesora de aritmecia.

"¡Oh el chico ha estado haciendo eso por años!" dijo alegremente Slughorn, "No puedo esperar a ver qué poción decide crear para su Maestría." Cualquiera que fuera sería grandiosa seguro. El joven iba a ir lejos; no había duda de eso.

"¿Tienes que crear pociones para pasar?" preguntó la profesora de runas antiguas, Bethesda Babbling. Ella era maestra y había estudiado runas antiguas, pero eso no requería crear nada, ya que el lenguaje ya estaba hecho.

La mitad de los profesores se dieron la vuelta a mirarla, la mitad incrédulos la mitad sorprendidos. "Por supuesto, para pasar las maestrías tienes que probar tu valía en la comunidad, y tuve que crear dos hechizos para pasar mi maestría." dijo Minerva una vez que su cerebro volvió a funcionar, no se había esperado esa pregunta, especialmente no de una profesora... a lo mejor Hagrid pero no ella. Aunque otra vez nadie podía crear runas antiguas, es algo que solo se estudia.

"Sí, era bastante difícil, ¡pero mis hechizos me ayudaron a ganar el campeonato duelo!" dijo orgulloso Flitwick. Al fin y al cabo nadie podían defenderse de algo que no conocía. Los nuevos hechizos no tienen contrahechizos; algunos podían ser parados usando el típico 'Finite' o Finite Incantatem. Desafortunadamente ese hechizo era inútil ante hechizos poderosos y oscuros.

"Sí, ¡yo estuve ahí y fue una visión impresionante!" dijo Albus. Estaba cerca de los 170 años, había estado en Hogwarts todo el tiempo.

"¡Lo apostaría!" dijo Slughorn asombrado.

Ninguno paró la conversación ni se dio cuenta cuando Lily levantó y se fue. No notaron que su cara tenía el mismo color que su pelo, que de verdad estaba mal. Habría hecho sombra a Severus, por la forma en la que se agitaba su túnica, pero carecía de talento.

"No sólo es talentoso en pociones, s muy rápido con los hechizos." dijo Flitwick, mientras movía el plato a un lado, sintiéndose lleno. Se hizo un café; definitivamente lo necesitaría para las clases de hoy. Primer año en la primera clase de hoy, era siempre la peor. Siempre había algún que otro percance en la clase.

"¿Hay algo en lo que él no es bueno?" preguntó asombrado Albus, preguntándose qué en la tierra estaba pasando. Nick Potter era el que necesitaba ser entrenado y el que todos debían seguir como ejemplo, ser mejor que el resto. Tenía una guerra que terminar, tanto como a Albus no le gustaba – no había nada que pudiese hacer. Terminaría con el reinado de Voldemort él mismo si era posible, desafortunadamente las profecías no podían ignorarse. Nick debía tomar la devastadora misión de acabar con él.

"Creo que no lo descubriremos," dijo Slughorn siendo sorprendido, ah, iba a ser un buen día, podía sentirlo.

Severus llamó a la puerta de Harry y entró, antes de cerrar la puerta abruptamente. Si alguien miraba detenidamente, habría visto su cara pálida, pasando ligeramente a rojo. Se mordió el labio, y se regañó por sus reacciones. Era solo humano, y ver a alguien, que le quería, en semejante forma de desnudez, ¿quién podía culparle? Harry era muy guapo, y extremadamente consciente de ello, a diferencia de cualquier otro al que encuentras desnudo él no se tapaba. No en cambio había tratado de cubrir sus cicatrices. Él no veía nada malo en Harry, pero Harry se avergonzaba de sí mismo. Porqué lo haría Severus no lo sabía, era una forma de demostrar fuerza en su carácter. Había sobrevivido a lo que los mortífagos le habían hecho, y se mantenía intacto. Había lidiado con Voldemort de un golpe, su serpiente, y contra el mago más querido en todo el mundo mágico, Peter Pettigrew – quien había eludido a los más entrenados aurores por años’.

Severus soltó el aire que había contenido cuando se calmó, Merlin esto iba a ser más difícil de lo que se había esperado, especialmente ahora. Contra su voluntad, su mente no hacía más que volver a lo que había visto. Esto está mal; tiene 16 años, un niño y ni siquiera adulto a ojos del mundo mágico. Gruñó, ¿por qué tenía que ser el chico tan joven? ¿Y por qué tenía que gustarle él de todos? No podía quedarse ahí; tenía que salir de ahí antes de que sus bajos sentidos se hicieran con el control de nuevo. Hacer lo que su cuerpo le estaba pidiendo hacer, y entrar de nuevo al dormitorio y acabar con lo que quería hacer.

Se sentó en la silla del salón, sintiéndose cálido.

"¿Qué pasa Severus?" preguntó Eileen, haciendo que su hijo saltara. Tenía los guantes de jardinería puestos, y una cesta llena de flores en su brazo. Ella debía haber estado fuera en el jardín; él había asumido que no estaría todavía despierta.

"Madre, no hagas eso." dijo Severus enderezando la espalda, incapaz de creer que de hecho él hubiera saltado. Si eso hubiera pasado durante su época de espía, habría muerto al instante. ¿Si no podía relajarse en su propia casa, dónde podría bajar la guardia? La respuesta era muy simple. En ningún sitio.

"¿Está todo bien?" preguntó Eileen, mirando a su hijo con ojos curiosos; estaba actuando muy raro ahora mismo.

"Estoy bien," dijo Severus, "¿Has tomado el desayuno?" cambiar de conversación siempre funcionaba.

"Sí lo he hecho." dijo Eileen, sabiendo lo que su hijo trataba de hacer y dejándole hacerlo. Él le contaría si algo estaba mal con el tiempo, o ella se lo sacaría pronto.

"¿Me necesitabas?" preguntó Harry entrando al salón, su cara roja en lo que podía ser vergüenza. Acababa de salir del cuarto de baño, completamente desnudo cuando la puerta sonó. No tuvo oportunidad de gritar, sus palabras se habían atascado en la garganta. Parte de él había estado agradecido de que no fuese Eileen – o no habría sido capaz de volver a mirarla. Aunque gran parte de él había estado triste de que Severus fuera capaz de ver sus cicatrices. Harry las odiaba; muchas veces deseaba poder hacerlas desaparecer. Desafortunadamente eso era imposible, las cicatrices mágicas no podían desaparecer, no cuando se hacían con cuchillos o dagas mágicas. Ese tipo de instrumentos ya casi no se usaban, pero los sangre pura tenían una gran colección en sus mansiones o cámaras. Ahora se veían como herencias. La mayor parte de las espadas o dagas incluso cuchillos se ganaban en duelos, especialmente las hechas para duelos, o ganadas de otras maneras.

Los labios de Eileen se fruncieron, juntando dos y dos, y con una distraída mirada les dejó solos. Yendo a la cocina, necesitaba un bonito recipiente donde dejar sus rosas después de todo. Mantenía sus oídos atentos, escuchando a cualquier ruido que saliera del salón. No podía sentirse mal, estaba tan feliz por ambos. Había tomado mucho a Severus notar lo que ella había hecho, que Harry le quería. Ella aprobaba la idea de Severus de esperar; él era joven. Ella sabía que era amor verdadero cuando lo veía, Harry esperaría todo lo que Severus necesitara. Si no fuera amor verdadero, ella no habría pensado ni siquiera en intervenir. Nunca dejaría que alguien dañara a su hijo. No después de ser tan mala madre durante la infancia de Severus. No le había protegido como debió, pero ahora, se enfrentarían a la ira de una Eileen Snape libre si se atrevían a mirar a su hijo mal.

"Estoy haciendo la poción matalobos para Lupin, iba a preguntarte si querías unirte." dijo Severus, Harry había hecho esa particular poción todavía, y había estado curioso en cómo le iría con ese reto. Él la había fastidiado la primera vez que la hizo. Era extremadamente difícil, un solo movimiento mal y se arruinaba. Lo peor de todo es que no te dabas cuenta hasta que estaba terminada, no era del color que debería. Tendría tiempo, sólo tenía una clase los miércoles, encantamientos. Tenía tiempo para finalizar la primera fase de la poción, dándole tiempo para llegar a encantamientos, la siguiente fase no sería hasta las cinco y media de la tarde, justo antes de cenar.

"¿Lupin?" preguntó Harry arrugando su cara, odiaba pensar en cualquiera de ellos. No lo importaba los problemas que tenían, o el hecho de que el hombrelobo se disculpara o estuviera orgulloso de él. No cambiaba el hecho de que fue abandonado por todos, ignorado hasta el punto de que Harry se sintió invisible. Había sido invisible. Hasta que tuvo 14, cuando empezó a probar al mundo lo que era, solo entonces le reconocieron.

"Él está enseñando en Hogwarts, debe tener la poción. No me sentaré a ver cómo infecta a alguien más." dijo Severus sus labios fruncidos ante el pensamiento; él casi fue victima de ello. El pensamiento de que alguien se encuentre con esa cosa le horrorizaba. A lo mejor no le gustaban los niños en general, bueno enseñarles, no significaba que se sentaría a ver como pasaba. No era un total bastardo, a pesar de lo que la población en general pensaba. "Es tu decisión si quieres hacerla o no." Sabía que Harry tenía mucho en su plato ya, pero había mostrado un interés en hacerla antes.

"¡Me encantaría!" dijo Harry sus verdes ojos brillando en anticipación ante la idea de hacer una poción tan difícil. Le habría encantado conocer al hombre que la creó; desafortunadamente no le vio en ninguna de las convenciones. Parecía que era un reclusa, si estaba creando pociones, bueno tenía sentido realmente.

"Finalmente," dijo Severus alegremente, levantándose, guió el camino a las mazmorras; aunque su mente traidora no estaba en la poción. No, estaba en el joven hombre que le estaba siguiendo. Si Harry no hubiera estado tan acostumbrado a esconder sus emociones, no había dudad de que ahora estaría dando saltos. Sus ojos en cambio, sus ojos en cambio estaban brillando tanto que se podía ver que estaba emocionado por esta oportunidad.

"He querido hacer esta poción desde que oí sobre ella," dijo Harry mientras cogía un caldero y se preparaba para hacerlo. "Si puede parar la demencia en los hombres lobo, ¿qué más podrá hacer? ¿Y si se cambia o modifica?" dijo Harry mientras que cogía dos sets de lo que necesitaban. Poniendo un sete en la mesa de Severus y luego en la suya, la cual estaba contraria a la de Severus. No mucho tiempo después ambos tenían los ingredientes preparados delante de ellos, por lo menos para la primera etapa de la poción. Por primera vez en mucho tiempo, Harry abría un libro para mirar las instrucciones. Puso el libro inclinado, para poder leer los ingredientes sin tener que inclinarse. Estaba ligeramente celoso de Severus, el cual ya estaba haciéndola, obviamente muy familiarizado con ella.

"¿Qué estás pensando?" preguntó Severus una vez que empezaron a hacer la poción.

"¿A qué te refieres?" preguntó Harry mientras iba a limpiar su cuchillo, no quería contaminar los ingredientes. Tenía que limpiar todos los residuos; sino la poción probablemente volarí en su cara. Algo que normalmente no aprendías hasta que estabas en séptimo en Hogwarts. Cuando las pociones son muy volátiles, y fácil hacerlo mal.

"¿Piensas en una poción para curar la demencia?" recordó Severus, era algo curioso, y podía ser plausible. Su propia mente vagaba a través de los ingredientes sin poder evitarlo. Había algo por lo que la gente trabajaba en secreto, especialmente creaciones e inventos. Diciéndoselo a alguien era como decirle que se la robase. Severus, afortunadamente, no era así. Él de hecho creía que era imposible, pero por otro lado creía que era una buena idea. No dudaba que gente antes que Harry lo había pensado, pero no habían conseguido realizarla. Desafortunadamente ni la magia ni las pociones eran milagrosas.

"A lo mejor," dijo Harry, "Tengo que pensar en ello." Algo que no podía hacer mientras hacía esta poción.

"Claro," dijo Severus, sabía que Harry iba a creer algo increíble, pociones que cambiarían el mundo. Especialmente si continuaba al ritmo en que lo estaba haciendo, no parecía comprender que había límites. Limites a lo que es posible, lo cual a lo mejor era algo bueno. Después de todo Harry había creado una poción para ayudar a su madre en unos días, bueno la habían co-creado juntos; no importaba de todas maneras. No habría llegado él sólo a la conclusión de echar ese ingrediente. Fuer gracias a Dobby que Harry pudo pensar en ello. Por eso el elfo doméstico fue ascendido, ahora era el co-director de los elfos de la casa.

"¿Cómo es el primer examen escrito?" preguntó Harry, tratando y fallando en ocultar su miedo. Siempre que pensaba en ello, su estómago se sentía como si estuviera en un baile. Mariposas revoloteando en su estómago, haciéndole sentir tan nervioso. Ni siquiera tomando sus O.W.L se sintió así.

"Fácil, son los últimos los que son más difíciles; será como volver a empezar tu maestría. Vuelves directamente al principio, así que sí, los primeros serán muy fáciles, los últimos te probarán a fondo, y caerás si vas muy confiado." dijo Severus tranquilamente, él debía saberlo, había caído él también. Estúpidamente había pensado que pasaría fácilmente. Agradecidamente los había pasado todos con grandes notas, teniendo unos pocos fallos tontos aquó o allí.

"Oh," dijo Harry relajándose un poco, eso era un descanso, mientras ponía un poco de agua en el caldero bajo el hechizo de 'Aguamenti'. Era mejor usar agua purificada mejor que la del grifo. Considerando que era para un hombre lobo, cuanto más puro mejor. Aunque había un argumento de que la mejor era el agua no purificada, que les permitía sobrevivir a ciertas bacterias cuando son mayores, pero no estaba probado. Ningún mago o bruja permitiría que se probase en sus hijos. Los niños en el mundo mágico eran muy queridos, mayormente seguramente por que muchos de ellos optaban por tener sólo un heredero, a veces tener dos. Los Potter y los Weasley evidentemente eran excepciones, aunque ahora se podía discutir que los Potters sólo tienen dos.

"Me tengo que ir," dijo Harry mirando la hora en el reloj, había estado de acuerdo después de todo en que le enseñaría runas antiguas. Eso si ella no malgastaba el tiempo innecesariamente. Esperaba que no, no lo podía hacer el martes así que tenía que ser hoy el, a miércoles.

Los ojos de Severus miraron a Harry con curiosidad; era la hora de la comida en Hogwarts, ¿porqué tendría que irse ya? Normalmente comía con ellos antes de irse. "Estuve de acuerdo en enseñarle a Patil runas antiguas," explicó Harry cuando notó la mirada curiosa que estaba recibiendo.

"¿No se da cuenta de lo ocupado que estás?" preguntó Eileen claramente asombrado, También irritado ante el pensamiento de esa chica. Harry no tenía tiempo para sí mismo como para hacer de tutor. Aunque estaba orgulloso de él, y esperaba que esa Patil no se aprovechase de la amabilidad de Harry.

"Er...¿sí?" dijo Harry, evidentemente no sabiendo lo que contestar. "Realmente me tengo que ir, ¡adiós!" dijo Harry mientras se iba vía flu. Llevándose sólo su libro de encantamientos, al vuela pluma y algún pergamino, ya que no necesitaría nada más.

"No, eso no es todo, mira el índice y míralo muy bien," dijo Harry sintiéndose desesperado, cómo había sobrevivido ella tanto tiempo en la clase si ella era tan...no pasa nada no debería insultarle. "El dibujo siempre da una pista sobre su significado. ¡Esto lo hemos visto todo en clase!"

"¿Lo vimos?" preguntó un poco sorprendida.

"¿Te has saltado alguna clase?" preguntó Harry; a lo mejor ella no había estado en la clase en la que se dio. Él no lo sabía ya que no había halado con muchos compañeros de clase.

"No, atendía todas las clases," dijo Padma.r32;

"¿Entonces cómo te perdiste esto?" preguntó Harry, sacudiendo la cabeza sin comprender.

Padma se sonrojó, "Um...bueno me gusta ver mis revistas." Amaba la moda, y queríavivir totalmente de ello cuando terminase Hogwarts. A lo mejor incluso abrir su propio negocio, haciendo su propia ropa.

"Por supuesto," suspiró Harry sacudiendo la cabeza tras ella, "Nunca pasarás si sigue haciendo eso. Sinceramente, ¿qué hay con leer las revistas en los dormitorios? No es como si tuvieras algo mejor que hacer ahí."

Patil no tenía nada que decir a eso, así que se mantuvo callada mientras era regañada por un niño de su edad.

"Volvamos a intentarlo," dijo Harry, "Ve a través de ellos y nómbralos." Él miró alrededor de la biblioteca, sólo había tres Ravenclaws en el otro lado, pasando a través de los libros. De séptimo año por lo que llevaban, estudiando para sus N.E.W.T. Madam Pince estaba devolviendo libros a su sitio. Teniendo mucho cuidado mientras lo hacía, ella amaba sus libros; se podía decir por la manera en que los trataba. Hogwarts tenía tantos libros, todos ellos de los que se consideraban como magia de la luz, los de magia oscura ose quitaron todos, y los que eran demasiados valiosos para destrozarlos se llevaron a la sección prohibida. Él escuchaba sus idas y venidas con media oreja, no la prestaba casi atención.

Por lo menos ella estaba estudiando, eso era algo. "¿Por qué no buscas algo en la foto con lo que lo puedas relacionar, como la moda, no? Añádeselo al dibujo y recuérdalo, seguro que te ayuda." dijo Harry, no estaba muy seguro de estar explicándolo bien.

Pasaron 20 minutos antes de que ella volviera a hablar. "Ahora lo entiendo," dijo Patil pareciendo más tranquila, era realmente fácil ahora que Harry se lo había explicado. Mucho mejor de lo que la profesora lo explicó de lejos, usar analogías que ella recordaría ayudaba de verdad.

"Genial, justo a tiempo para encantamientos," dijo Harry, supo justo en ese momento que nunca sería profesor. Era muy cansado para alguien explicarle a otra persona algo. Especialmente cuando él lo entendía, y le era difícil explicarle a alguien lo que él ya sabía. Justo sonó el timbre avisando de que los que todavía estaban sentados comiendo debían terminar e ir a su clase.

"Gracias Harry," dijo Padma en voz baja mientras recogía sus cosas.

"Sin problema," dijo Harry, se había relajado con ella al ver que de verdad buscaba su ayuda. No era un complot para acercarse a él, habría estado muy cabreado de ser así.

"¡Adiós!" dijo Padma corriendo; un poco lenta por la cantidad de libros que llevaba en su mochila.

Harry suspiró mientras dejaba su cabeza en el libro que todavía estaba abierto delante de él. De hecho estaba muy hambriento, y era muy tarde para comer algo. Oh bueno, estaba seguro de que los elfos domésticos le harían algo de comer cuando llegara a casa. Amaban cocinar, no es que él pidiera mucho. Sólo un sandwich para sobrevivir hasta la cena. Recogió sus libros, así como el libro de runas antiguas de la biblioteca y lo dejó en sus sitio. Por la esquina del ojo vio que Madam Pince asentía en aprobación. Sin duda preguntándose por qué no todos los alumnos eran igual que él. Tendría la mitad del trabajo si fuera así.

Salió de la biblioteca, yendo hacia encantamientos; al Profesor Flitwick no le gustaba que la gente llegara tarde. Justo entonces se oyó una voz, enfadada, y llena de odio. Una voz que conocía muy bien, y desearía que no fuese así.

"¡TU!" gritó Lily Evans, el sujeto de su furia estaba justo delante de ella. Alguien tendría que enseñar a ese bastardo una lección, una que ella debió enseñarle hace mucho tiempo. Sacó su varita; furiosa ante el hecho de que él no pareciese alterado ni tuviese miedo por sus actos.
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