Temática: Halloween
Clasificación: PG
Pareja: Severus/Harry
Disclaimer: Todo el mundo de Harry Potter pertence a J.K. Rowling
Advertencias: Slash
Resumen: La hija mayor de Severus y Harry tiene preparada una travesura especial para su primo Scorpius.
Respuesta al Reto de One shots y/o fanarts D.I.S. 2015 propuesto por La Mazmorra del Snarry
Una travesura de miedo
Estaba muy molesta no podía dejar de fruncir el seño, gesto heredado por su padre, y murmurar en contra de su ‘
querido’ primo. Simplemente estaba furiosa, le había roto, con toda la mala intensión, su equipo de pociones de juguete que ella tanto cuidaba. Si, era un kit de juguete, no hacia pociones reales con él, pero ella lo amaba porque así podía practicar para cuando fuera a Hogwarts, ya que quería que su padre se sintiera orgulloso de ella. Desde el primer momento que entro al laboratorio de su padre, sintió atracción por ese arte y a pesar de solo ser una niña sabia que se dedicaría a ellas cuando sea grande, algo que su padre alentaba con gran aprobación. Cuando recibió su regalo, aquella Navidad de hacía tres años, se sitio dichosa y orgullosa por seguir los pasos de su héroe particular. No que no quisiera a su otro papá, al contrario amaba a sus dos papas de igual forma, pero las escobas y la altura no eran lo suyo, prefería dejarles eso a sus hermanos gemelos que si disfrutaban de volar.
La razón por la que su primo Scorpius le había roto el kit, es porque ella le tacho de no ser pocionista como su papa y, rencoroso como solo un Malfoy puede ser, dejo caer accidentalmente, el pesado tomo de Hogwarts: Una Historia sobre el delicado kit de juguete. Casi se le tira encima cuando su tía Ginny intervino a tiempo, llevándose a su hijo con ella mientras su esposo trataba de consolar a la pequeña morocha que luchaba por no ponerse a llorar. El kit fue tirado, ya que al ser un juguete mágico no podía ser reparado con magia y la pequeña regreso a casa sin ánimos para nada más que para dormir.
Y ahora, ya despierta, aun se encontraba molesta. Pero de pronto volteo a mirar su escritorio y descubrió el calendario. Sonrió con tal maquiavélica mueca que si alguien hubiera entrado la habría tildaba de loca y llamaría a San Mungo para que la revisaran. Ya sabía cómo vengarse de Scorpius, después de todo.
‘
Te vas a enterar pequeño Malfoy, que con Rachelle Anne Snape Potter no se mete nadie. ’ Pensó altanera la niña de 9 años.
****
Al fin era 31 de octubre, la celebración de Halloween de ese año la pasarían todos juntos por primera vez en una década. Harry estaba muy feliz de tener a todos allí; Draco y Ginny estaban junto a Scorpius y Tabitha sentados a la chimenea esperando la hora de los juegos, Ron y Hermione sentados en la mesa con sus pequeños Rose y Hugo comían un budín de calabaza, Neville y Hannah bailaban tranquilos con la pequeña Susan Alice quien reía contenta por las cosquillas de su madre, Luna estaba llegado en ese momento junto a su esposo y su prominente embarazo gemelar ya era más que notorio. En cuanto a Lucius, Narcissa, Adrómeda y Teddy estaban charlando amenamente con Severus y sus hijos gemelos, Dylan James y Kevin Sirius. En cuanto a él, se encontraba peinándole el cabello largo y oscuro de su hija mayor, Rachelle.
Su pequeña estaba disfrazada con una túnica que simulaba las ropas de profesor de su padre, como si fuese una versión mini del pocionista. A Harry no le molestaba esa idolatría que su hija tenia por su esposo, al contrario, le encantaba que la jovencita amara tanto a su padre después de la dura vida que este había tenido antes de que se enamoraran. La ojiverde era la princesa (de las pociones) de Severus, la consentía en todo lo que podía y siempre era el primero en acudir si la niña tenía pesadillas o solo quisiera un abrazo. Eso no quería decir que descuidaran a sus otros hijos, los gemelos (a pesar de que daban dolores de cabeza) siempre podían contar con el apoyo de su padre para lo que necesitaran, Albus el hijo del medio al ser algo tímido y amante de los libros pasaba más tiempo con Draco y Hermione, sus padrinos, pero siempre tenía a sus padres leyéndole antes de dormir y, por último, a la pequeñita Lily Eileen la mimaban a más no poder, al ser más pequeña recibía más atención sobre todo de su muy protectora y recelosa hermana mayor.
Cuando ya había terminado de arreglar el pelo de su hija, fue a tomar de una repisa el juego de esa noche: Descubre al Mortífago. Los invitados se sentaron alrededor de la mesa dispuesta con el juego y, una vez reunidos todos, Severus tomo en brazos a la pequeña Lily y procedió a explicar el juego.
— Bien, esto es así: cada uno va sacando una carta del montón derecho del tablero, toma de la caja grande su disfraz, vuelve a la mesa para tomar una carta del montón izquierdo, se mete en el personaje y, en cuanto suene el timbre que Harry está preparando, —señala con la cabeza a Harry— la contienda empezará.
—¿Alguna duda? —pregunto el ojiverde al volver con su esposo. Un gesto general negativo le respondió —. Bien, adelante entonces.
— Y buena suerte…— sonrió malicioso el profesor. Siempre ganaba los juegos de Halloween, y aunque esta vez estaban Draco y Lucius juntos, sabría que de todas maneras lograría su cometido.
Rachelle vio como uno a uno sacaba sus tarjetas de personajes y se encaminaban a la caja para buscar sus disfraces. Espero pacientemente hasta que fue su turno, con infinita paciencia y lentitud se acerco al montoncito de cartas y escogió una, justo antes de que su primo Scorpius también cogiera una. Sonrió para sus adentros cuando lo vio palidecer y mirar aterrado a su padre ya con su disfraz. ‘Que la venganza comience’ pensó jocosa.
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Ya estaban los equipos formados,
el muerto principal estaba acostado en la alfombra del salón y todos seguían sus tarjetas con los roles asignados por el juego. La niña de ojos verdes estaba con su papa Harry, quien era su niñera, y caminaban por un corredor de la mansión a oscuras buscando al sospechoso. Si sus cálculos eran correctos, Scorpius era el mortífago y debería estar en el ático, escondiendo evidencias. ‘
Y con un miedo de aquellos…’ pensó con malicia infantil. En cuanto a Harry, se encontraba muy divertido, su esposo era el Auror y sinceramente el traje le quedaba de mil maravillas ‘
Tal vez podríamos usarlo en otra ocasión solo nosotros dos’ pensó lujurioso. Tomando a la niña de la mano se acercaron a la habitación asignada, donde ya los esperaba Andrómeda con Teddy. Justo en el momento en que fingían sorprenderse de ver que la mujer caía muerta, la astuta niña se zafó de su padre y mezclándose con los que acababan de llegar, fue a las escaleras y subió apresurada hasta el cuarto piso. No era muy grande este, solo había una despensa donde Severus guardaba sus pociones y la trampilla para subir al ático. Con mucho cuidado de no hacer ruido, acciono la escalerita, se aplico el hechizo que había estado practicando, tomo la vela con la cadena que estaban escondidas tras un florero y subió con pasos fuertes y lentos, mientras la tormenta de afuera se desataba en forma de truenos y relámpagos.
Dentro del recinto, un niño rubio temblaba de miedo estrujando con nerviosismo su máscara de mortífago viendo con horror la silueta de un espectro subir al ático.
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Harry estaba histérico, habían suspendido el juego y buscaban a los niños en toda la planta baja y primer piso sin resultados. Draco había sugerido revisar los demás pisos, pero Severus había denegado eso mostrando el hechizo que había puesto esa mañana para impedir precisamente lo que estaba sucediendo en ese momento. Ginny sollozaba con su hija en brazos quien también hipaba a la par de su madre, mientras que las mujeres trataban de tranquilizar a los demás niños, quienes se estaban asustando por las reacciones de Harry y Draco.
—¿Es posible, Severus, que Chelle haya podido traspasar tu hechizo sin activar las alarmas? —cuestiono Lucius tratando de encontrar la lógica al asunto. Más que nada para tranquilizarse a él y a su mujer.
— Es muy pequeña para eso, ni siquiera tiene varita… Pero de todas maneras ¡Ronald, sube al segundo piso! La contraseña es Asfódelo.
— De acuerdo.
— Iré contigo, comadreja.
— Bien, apresurémonos hurón.
— Harry, Lucius ustedes bajen al sótano. Revisen el almacén y mi laboratorio, Harry sabe la contraseña de las puertas.
— Andando, Potter. —Le dijo Lucius, después de que Severus le tomara del brazo a Harry y darle un beso para infundirle ánimos. Los vio marcharse con la preocupación clavada en sus ojos.
— Longbottom, Scamander ustedes suban al tercer piso, la contraseña es Ajenjo.
El castaño y el moreno se despidieron de sus esposas y se marcharon del salón principal. Ya solo quedaban Hermione, Narcissa, Andromeda, Luna, Hannah, Ginny y los niños.
—Papa ¿mi hermana va a estar bien? —el dulce rostro de Albus estaba teñido de lagrimas y miedo. Severus lo acurruco en el sillón y le peino sus cabellos que eran una copia a los propios.
—Todo va a estar bien campeón, Dylan y Kevin van a cuidar de ti ¿verdad chicos?
Los gemelos, que rara vez se veían serios, se acercaron y tomaron las manitos de su hermano de 5 años y asintieron con solemnidad. Luna y Hannah estaban sentadas justo en el otro sillón y sostenían a la niña pelirroja de 3 años que dormida con el semblante alterado. Hermione estaba sentada con Ginny en la cama que trasfiguraron, y los tres primos acostados se mantenían aferrados a las sabanas con las lágrimas secas y cansados ya de tanto hipar. Las dos mujeres mayores estaban sentadas en los brazos del sillón individual donde Teddy se sorbía los mocos tratando de tranquilizarse, la matriarca Malfoy fue la que le dio un cabeceo asintiendo para que fuera al último piso de la casa mientras ella le cuidaría a los demás hijos. Con una pequeña sonrisa agradecida, beso la frente de sus varones y se marcho hacia allá.
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Scorpius estaba demasiado aterrado, la figura tenebrosa de ese espectro femenino estaba escurriendo pedazos de piel y sangre. Llevaba un vestido de novia sucio, el velo roto y las flores marchitas, sus cuencas negras no mostraban más que abismos, su grotesca boca no tenía más que unos pares de dientes mohosos y sus amarillentas y largas uñas se clavaban a la vela que sostenía temblorosa. Pero lo que más asustaba al rubio era el gemido lastimero y tétrico que dejaba escapar un aliento fétido que, en contraste con la tormenta, era idóneo para que se le parara el corazón. Por eso odiaba las fiestas de Halloween y las películas de miedo que a su prima Chelle tanto le fascinaban, él era demasiado miedoso en todo ese aspecto. Prefería las cenas con dibujos animados junto a sus padres y hermanita. Un nuevo rayo ilumino la estancia, mientras el espectro seguía acercándose tan lentamente que parecía disfrutar el efecto que causaba a su presa.
Este es el fin, me voy a morir y mis papas no están para despedirse de mí… De repente la oscuridad volvió al ático y cuando el pequeño trato de entronar los ojos, la aparición ya no estaba enfrente suyo. Quiso respirar tranquilo pero justo entonces, una respiración se sintió detrás de él y, con el más puro horror, grito girando la cabeza para encontrársela allí junto a él. Impulsado por el básico principio de preservación, se levanto y corrió hasta la escalerita y bajo a las apuradas, cuando ya estaba por llegar al rellano del cuarto piso, escucho su nombre en la tétrica voz de ultratumba.
—…Scorpiuussss….
Quiso voltear a ver pero ya no pudo, un segundo después de escuchar aquello, el niño caía desmayado a los brazos en un aturdido Severus. Aturdimiento que le duro poco al ver a su hija destornillándose de risa en el suelo de la escalerita del desván.
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Cuando Scorpius despertó, estaba en la recamara de Albus, con su madre peinando su cabello, su hermana durmiendo al lado con una dulce sonrisa y al dueño del cuarto mirándolo aliviado. No quiso decir nada de lo que paso arriba, pero justo cuando abrió la boca para preguntar si podían volver a casa, la puerta de la alcoba se abrió y por ella entraron su padre, sus tíos y su prima, quien a todas luces había estado llorando de furia.
Ginny ayudo a su hijo a sentarse mientras que un iracundo Draco se apoyaba en la pared a la espera de la disculpa de su ahijada. Harry y Severus se mostraban apenados por lo sucedido y molestos con su hija mayor, así que fueron ellos los que le explicaron al pequeño Malfoy la cruel broma de la cual había sido víctima.
Decir que fue todo una sorpresa es decir poco, Scorpius escucho incrédulo las explicaciones de sus tíos. Que Rachelle era buena con hechizos de glamour por lo que no le costó tomar esa apariencia espectral, que fue lo sufrientemente astuta como para arreglar las tarjetas del juego, el cómo averiguo las contraseñas de los embrujos de su padre y como se zafó de su papa para subir a buscarlo. Lejos de sentirse humillado, el chico se sintió admirado por el plan tan bien trazado de su prima y, por la forma en que esta mantenía apretado sus puños, ella no lamentaba haberle asustado, lamentaba que la hubieran atrapado.
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Esa noche mientras cada quien volvía a casa, Rachelle se escondía en su cama por la reprimenda de sus padres y molesta con su abuelo por ello.
—¡Vamos, Chelle! No te enfades, linda. Valió la pena… —el espíritu de James Potter trataba de animar a la pequeña.
— Aun no puedo creer que le hayas dado esa idea, James… pudo haber pasado algo malo de verdad. —su esposa, Lily Potter, reprochaba su mal influencia.
— Pero mi amor, estaba todo fríamente calculado… Excepto la parte de Snape.
— Fue genial, si me lo preguntan. —Fred Weasley se sentó en el escritorio mirando contento hacia la ventana—. El hijo del hurón casi se mea encima.
— Concuerdo con Fred. —Hablo Sirius Black con el brillo divertido en sus traslucidos ojos.
— Pues yo opino como Lily, pudo haber pasar algo realmente malo. —Remus Lupin abrazaba a su esposa Nimphadora Tonks con amor, mientras ella secundaba con un asentimiento de cabeza las palabras de su marido.
— Remus eres un aguafiestas… —se quejo el animago.
—¡Se pueden callar de una vez! —rugió furiosa la niña de pelo oscuro.
—No te alteres, Chelle… Eres una autentica merodeadora. —le dijo convaleciente el espíritu con una sonrisa coqueta y orgullosa.
—Pues a mi padre no le gusto nada…—dijo con pesar, recordando la cara amarga de su papa Severus— ¡Y yo no quiero que se desilusione de mí! —Grito con lágrimas saliendo de sus hermosos ojos verdes —. No volveré a escucharlos más a ninguno de los tres…—miro enfadada a su abuelo James y a sus tíos Sirius y Fred.
Su abuela Eileen se acerco a ella para acariciar sus suaves mejillas. A pesar de ser un espíritu, Rachelle tenía la habilidad de sentirlos gracias a la conexión tan profunda que tenia con sus poderes. La mujer susurro algo al oído de la niña, quien sonrió amorosa para luego acostarse y dormir tranquila.
—Bien, será mejor que nos marchemos. —la voz de Albus Dumbledore de dejo escuchar por sobre la tormenta—. Chelle necesita descansar, por este año, ya estamos bien.
Los espíritus asintieron y, uno a uno, fueron desapareciendo. Todos los años, venían en ese día a ver a su pequeña vidente y médium. Para charlar y disfrutar, a través de la niña, de sus seres amados. Harry y Severus aun no sabían del don de su hija, pero no faltaría mucho para ese momento. Mientras tanto, ellos estaban allí para guiarla sin miedos a lo que sea que el destino le tenga deparado.
***FIN***
Miér Oct 28, 2015 12:27 pm
Gracias por la historia 
