Advertencias:
Relación entre un profesor y alumno (aunque Harry es mayor de 15 años)
Bashing de Dumbledore, menciones de abuso infantil, y embarazo masculino (mpreg)
Algunas situaciones de canon las he distorsionado un poco para mi conveniencia, y algunos personajes son un poco fuera de su carácter original.
Críticas constructivas serán siempre bienvenidas.
Voy a intentar hacer la historia lo más original posible, y si reconocen algo de otras historias, quiero dar mi debido respeto a quienes lo escribieron.
Unos niños llegan a Hogwarts a poner las cosas de cabeza, especialmente para un profesor de pociones y un chico de ojos verdes.
Clasificación: NC 17
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Los personajes no me pertenecen, son propiedad de J K Rowling.
Solo aporto mi imaginación, y mi amor por el Snarry.
Capítulo 1: Sorpresa, sorpresa.
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Las vacaciones de navidad se acercaban rápidamente para alivio de la gran mayoría de estudiantes de Hogwarts.
Sin dudas ese año estaba siendo demasiado tedioso, sobre todo teniendo en cuenta la presencia de Humbridge como profesora de Defensa.
Para esas alturas no había nadie que en algún momento del año no se hubiera quejado del comportamiento, ni de las reglas impuestas por la bruja.
Para suerte de los alumnos (al menos por el momento) esa mañana dicha profesora se encontraba ausente, en diligencias ministeriales, por lo que podían (al menos por algunas horas) tener un poco de paz.
Harry Potter (Gryffindor de 5º año) más conocido como el niño que vivió, o salvador del mundo mágico era una de las personas que disfrutaba de la relativa calma en su desayuno. O al menos lo hizo hasta que esa luz brillante apareció.
Los profesores, y varios estudiantes sacaron sus varitas, esperando por lo que sucedería.
Una vez se hubo disipado la luz, en frente a la mesa de los profesores se encontraban 5 niños, con edades comprendidas entre los 6 a 13 años aproximadamente.
Aunque Harry no podía verles las caras, intuía que lo que estaba sucediendo era algo grande, puesto que todos los profesores estaban conmocionados al verlos. Lo que si pudo fue oír una inhalación brusca, y un:
-Oh, por Merlín… procedente de la profesora McGonnagall.
-Salazar Jameson Potter, y Adriano Matheus Potter ¿se puede saber que hicieron? –habló una niña de no más de 10 años, su voz totalmente furiosa.
Tenía el pelo negro, risos cayendo en cascada en su espalda que era la única parte que Harry podía ver.
Ante esa voz, 2 de los niños retrocedieron, y Harry pudo ver con gran estupefacción una cabeza de pelo negro como la tinta, totalmente desordenado (idéntico a su pelo) y otro pelo negro, este más liso y controlado.
-Eileen, princesa… -intentó apaciguar uno de ellos.
Otro jadeo desde la mesa principal.
-¡No me digas así! –le cortó antes de que pudiera seguir.
-Estamos en tantos problemas, ¡y todo es por vuestra culpa! –acusó otra niña, esta con pelo negro, algunos varios mechones rojos.
-Lili nosotros…
-Mira –susurró Ron señalando a Snape, y el ojiverde comprobó que su profesor estaba más pálido de lo habitual, y miraba a los niños estupefacto.
-Chicos –fue la vocecita tímida de uno de los anteriormente regañados-, ¿vieron eso? –inquirió, señalando en la mesa principal, especialmente a McGonnagall. Salvo uno, quien miraba fijamente al director.
-¡Mierda! –fue el gemido del chico anterior.
-El lenguaje ¡Adriano! –reprendió la niña llamada Eileen.
-Padre nos va a matar –sentenció el chico.
-¿Padre? ¿Padre? Espera que ‘Papa se entere –la voz del otro chico estaba un poco histérica-. ¿Qué hicimos? –gimió pasándose una mano por el pelo.
Los ojos de Harry se ensancharon ¿padres? ¿Cómo dos hombres? Miró con los ojos abiertos a Hermione, quien parecía estar resolviendo un rompecabezas especialmente difícil.
-Estamos jodidos –cantaba el chico llamado Salazar.
Dumbledore se despejó la garganta, y Harry pudo ver como los niños se fueron demasiado quietos de repente al verlo.
-No, no, no –comenzó a decir una de las niñas, mientras daba la espalda. En ese momento Harry vio una hermosa niña, con piel pálida, su cara muy parecida a la de alguien que no podía recordar quien era, y unos hermosos ojos negros, unos ojos negros llenos de lágrimas, pero lo que más le impactó fue ver el miedo, y la aprehensión en ellos.
-¿Eileen?
-Viajamos en el tiempo –fue su susurro ahogado.
-Felicidades, genio.
-¡Cállate! –le espetó-. ¡Si estamos en esta situación es por vuestra culpa! Son unos cabezas huecas que no pensáis…
-Parece Snape cuando habla –susurró Ron.
El chico bajó la cabeza con vergüenza.
-Lo sentimos –y lo decía en serio.
-Lo sé, Sal –fue la respuesta de la niña, mientras acariciaba su pelo.
-Disculpen –Dumbledore rompió el momento-, ¿podrían decirme quien sois?
El chico mayor (quien hasta el momento no había hablado) fue quien tomó la palabra a continuación:
-Claro, Dumbledore –y Harry notó el odio con el que habló el nombre del director-. Aunque para usted será toda una sorpresa, dado que hizo todo lo posible en su poder para separar a mis padres –esto último lo dijo con los dientes apretados-. Pero ve, director –y Harry no se perdió el sarcasmo impregnado en su voz-, el amor siempre triunfa –terminó.
Los ojos de Dumbledore se abrieron a más no poder, y Harry vio como observó más detenidamente a los niños, con el ceño cada vez más profundo en enojo.
-Todavía no han respondido a la pregunta del director –remarcó McGonnagall.
-Lo sentimos, abuelita –habló una de las niñas, mientras que McGonnagall jadeó-. Es que no creemos…
-Eileen –interrumpió el mayor-. Quizás decirles la verdad sea lo mejor. Esto acelerará las cosas, y ‘Papa estará a salvo más pronto –el chico mayor le dio una mirada significativa.
Mientras que la chica asintió, se formaron en una fila, y por primera vez Harry se dio cuenta de un pequeño niño que el mayor tenía en los brazos.
Una gran conmoción se oyó en todo el gran salón, cuando los estudiantes pudieron ver de frente a los niños, dado que eran parecidos a 2 personas que se encontraban en la sala.
-Dijo que eran Potter –habló Neville.
-¿Qué? –farfulló Harry.
-Los niños… dijeron ser Potter –repitió.
-Pero yo soy el único Potter…
-Te olvidas de que también dijeron ser viajeros del tiempo –fue Hermione quien habló.
Harry volvió a mirarlos y pudo ver un parecido con ellos, aunque también vio características de otra persona, que todavía no podía identificar.
-Hola –habló el mayor de ellos, quien tenía unos 13 años, era más bien alto, con pelo negro y liso hasta los hombros, pómulos altos, piel cremosa, y ojos verdes brillantes-. Mi nombre es Orion Benjamín Potter Prince –dijo con confianza y orgullo.
Por un momento todo se quedó en silencio, excepto por el jadeo involuntario y sorprendido que salió de la boca de Snape, quien alternaba la mirada entre Harry y los niños con ojos incrédulos.
Orion parecía estar divirtiéndose a lo grande, si sus ojos traviesos eran una indicación.
Tengo 13 años, y soy una orgullosa serpiente.
Los ojos de Snape se abrieron más si era posible, mientras que comenzó a negar con la cabeza.
Harry abrió la boca para decir algo, pero en ese momento la niña llamada Eileen se adelantó.
Todos pudieron apreciar su belleza, aunque no tuviera más de 10 años.
Sus risos negros cayendo en su espalda, su carita de porcelana remarcada por hermosos ojos negros brillantes, llenos de vida y amor.
-Hola –dijo con voz dulce, nada parecida a la niña furiosa de antes-, mi nombre es Minerva Eileen Potter Prince.
Los ojos de McGonnagall se llenaron de lágrimas.
-Tengo 11 años, y estoy en mi primer año en Hogwarts, en la casa de Ravenclaw.
El chico de pelo desordenado fue el siguiente en la fila, el parecido con Harry era innegable, inclusive sus ojos verde esmeraldas brillantes. Con la diferencia que los ojos de ese niño brillaban con la alegría, la vida y el amor, al igual que los ojos de sus hermanos mayores.
Fue seguido por el otro chico de pelo negro más controlado, quien tenía ojos negros. Harry vio con curiosidad como Snape no podía apartar los ojos de este último.
Ambos chicos eran adorables en la opinión de Harry.
-Mi nombre es Salazar Jameson Potter Prince –comenzó el primero,
-Y mi nombre es Adriano Matheus Potter Prince –terminó el otro.
Somos gemelos –hablaron a la vez, y tenemos 9 años.
La siguiente fue la niña de pelo negro con mechones rojos, y Harry le encontró un especial parecido a su madre.
-Hola –dijo con sonrisa dulce-, mi nombre es Lilianne Maya Potter Prince, y tengo 6.
-Y él es Liam Ares Potter Prince –terminó el hermano mayor-, tiene 3 años. Como podrán ver somos hijos de Harry Potter-, (murmullos estallaron por todo el salón)
-¿Qué? –fue la pregunta del chico.
Todos los niños enfocaron sus ojos en él.
-¡’Papa! Que pequeño eres –exclamó el niño que identificó como Adriano, y la expresión de Harry se ganó risas de sus amigos.
-Pero… ¿Cómo? –fue su pregunta inteligente, mientras se sonrojaba al oír las risas de sus amigos, e incluso sus “hijos” mayores.
-Bueno, cuando 2 personas –pero Orion se calló cuando el pequeño que tenía en sus brazos se quiso bajar.
-Yo no conozco a nadie que tenga el apellido Prim… -Harry comenzó, pero fue cortado por el chillido alegre del niño cuando gritó:
-¡Papi! Mientras se apresuraba hacia Severus Snape, estirando sus bracitos-. ¡Papi, papi! –repitió con una sonrisa llena de dientes.
La boca de Harry se abrió a más no poder, y un jadeo (muy parecido al de su profesor) se le escapó cuando se dio cuenta de las implicaciones.
Mientras que una vocecita en su cabeza no dejaba de cantar:
/Sorpresa, sorpresa/
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