Faltaba una semana para el cumpleaños de Harry y Severus había perdido la cuenta del número de veces que su curioso esposo le había preguntado qué le iba a regalar. Mientras caminaban por una calle del Londres muggle donde vivían hacía ya dos años, el joven repitió por enésima vez la pregunta.
-Entonces, Sev -dijo con un mohín de sùplica -¿qué me vas a regalar?
Harto ya, señaló un coche que estaba en la acera contraria.
-¿Ves ese Ferrari rojo de allá?
A Harry se le ilumino la mirada y empezó a dar saltos de alegría.
-Siiii.
-Una camisa de ese color