Almas perdidas prólogo

Tema: Almas perdidas prólogo Miér Jun 04, 2014 4:28 pm

Título: Almas perdidas
Autor: gabrielle62
Categoría: Harry Potter
Género: Angustia, Misterio, Romance, Suspense
Clasificación: NC-17
Advertencias: Mpreg=Embarazo Masculino, Muerte de un personaje
Capítulos: 4
Publicada: 15/03/09
Palabras: 7523
Actualizada: 10/05/09
¿Completa?: Sí
Series: Ninguno
Desafíos: Reto Inaugural: Gracias, Rebeca
Resumen: Severus desaparece, y Harry pese a ser Jefe de Aurores y tener a todos removiendo tierra y cielo, no da con su paradero.

oOoOo

Una semana había pasado…desde que Severus había desaparecido, así sin más.

Harry había removido cielo y tierra desde entonces para encontrarlo pero no había servido de nada. No tenían ni el más mínimo indicio de lo que podía haberle sucedido.

La pista se perdía en el Callejón Diagon, donde fue a comprar ingredientes para algunas pociones que estaba elaborando.

El dependiente que conocía mucho a Severus por ser cliente habitual de su tienda desde hacía muchos años, recordaba perfectamente como había comprado cincuenta gramos de polvo de ópalo, un cuarto de litro de pus de Burbotubérculo y diez plumas de jobberknoll.

Tras pagar su compra, Snape se había despedido y desde ese instante, nadie había vuelto a verle.

Harry era el principal Auror de su generación y el jefe de todos ellos. Tenía bajo sus órdenes a los mejores hombres y disponía de los mejores confidentes…y todo eso de nada le había servido, al menos hasta ahora, para encontrar una pista de donde podía estar su pareja.

Lo peor era que Severus no había desaparecido de forma voluntaria. Alguien lo tenía retenido. Eso… suponiendo que aún estuviese vivo, pero esa era una posibilidad que Harry ni siquiera se permitía pensar.

Llevaba siete días con sus siete terribles noches, abrumado por la ausencia del hombre que amaba. Había pasado por todas las etapas, desesperación, miedo, ansiedad, tristeza…

Había perdido la cuenta de las lágrimas vertidas, de la angustia, de las noches de vigilia, de las imaginarias alarmas que siempre resultaban ser falsas.

— ¿Dónde estás Severus?—preguntaba una vez más, sin obtener nada, al ónice que colgaba de su cuello de una fina cadena de plata.

Severus tenía otra joya igual que colgaba de su cuello, fue su mutuo regalo el día de su enlace, pero el de su pareja era una esmeralda. Ambos colgantes estaban hechizados, según el color del centro de la piedra, se podía saber si su portador se encontraba bien o no. El reflejo iba del blanco al morado, el blanco indicaba que todo estaba como debía, el morado todo lo contrario… el dije de Harry no mudaba su color desde que él desapareció, ningún atisbo brillaba en él, y aquello no presagiaba nada bueno.

Pero se negaba a creerlo…Severus estaba bien, debía haberlo perdido, o tal vez se lo habían robado, sí, eso debía ser.

Harry sofocó su desolación con la almohada, una vez más, hasta que la fatiga le sumió en los brazos de Morfeo.

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Era cruel, inhumano… Le ponían una ajada escudilla con comida y un vaso de agua lo suficientemente cerca como para que alcanzase a tocarlo con los dedos, pero lo bastante lejos para que no pudiese cogerlo.

No le torturaban físicamente, era algo mucho más artero, al parecer su propósito era socavar su entereza y su autoestima y llevarle a la extenuación.

Le tenían días sin apenas comer y cuando veían que estaba a punto de desfallecer de hambre y sed le alimentaban y daban un poco de agua.

Su mayor temor era, que las pocas veces que le permitían comer, le estuviesen envenenando.

Le llevaban una y otra vez al límite, pero sin dejarle traspasarlo. Nunca le hablaban, el lugar siempre estaba en penumbra. La única luz, entraba a través de un pequeño ventanuco alto. Severus suponía que se encontraba en una especie de sótano o almacén, pues había un fuerte olor a humedad.

Había perdido el norte, ya no sabía si era de día o de noche, ni cuanto tiempo llevaba ahí, si eran días o semanas.

No le permitían asearse, y para hacer sus necesidades disponía de un apestoso cubo que cambiaban cuando les daba la gana. A veces tardaban mucho tiempo en vaciar el cubo, lo que hacía que todo fuera aún más insoportable pues el olor a cerrado y humedad mezclado con el de los excrementos le hacían padecer terribles nauseas. Estaba seguro que moriría de asco antes que de inanición.

Si conseguía vomitar entonces el hedor ya era insoportable.

Se sentía enfermo, tenía escalofríos y los espasmos musculares eran cada vez más dolorosos y frecuentes, pero las cadenas a las que estaba sujeto lo más que le permitían era arrodillarse y como mucho ponerse en cuclillas, pero no de pie.

Pensó en Harry, una vez más. Tenía mucho más tiempo del que le gustaría para pensar, pero prefería pensar en él. Saber que estaba sufriendo por él y la certeza de que le estaba buscando hasta debajo de las piedras le angustiaba aún más. Harry era muy bueno en su profesión y si aún no había dado con él, tal vez nunca lo haría…

Ni siquiera estaba seguro de seguir en Inglaterra.

No sabía quien le tenía retenido, ni tampoco el por qué, lo único que sabía era que quien quiera que fuese debía odiarle mucho para hacer algo como aquello.

La guerra había terminado hacía más de diez años y aunque habían reconocido su labor a favor de Dumbledore y la Orden, había quien nunca le había perdonado su traición a Voldemort. Tenía enemigos, también Harry algunos no le perdonaban que hubiese acabado con aquella bestia.

Era algo con lo que ellos, como tantos otros tenían que vivir, pero hasta donde él sabía todos sus acérrimos enemigos estaban muertos o en Azkaban…

Supo que era martes diecisiete de noviembre, por el ejemplar de “El Profeta” que le habían arrojado a la cara. Llevaba quince días ya secuestrado.

Cuando leyó el titular, se le paró el corazón y un sollozo que nació en su pecho, ascendió por su garganta para estallar a la vez en un grito y un sollozo.

“HARRY POTTER MUERE EN ATENTADO…” rezaba el titular.

Los espasmos de dolor sacudieron su maltratado cuerpo y las ardientes lágrimas abandonaron sus ojos para correr inclementes por sus secas mejillas.

La última vez que lloró fue tras verse obligado a matar a Dumbledore, pero esto era infinitamente peor, acababan de arrancarle el alma y el corazón. Si como decía el titular Harry estaba muerto él también quería morir.

— ¡Matadme de una vez!—gritó fuera de sí—Sólo quiero irme con él…por favor…—sabía que su súplica era inútil, pero le nacía en el alma gritar aunque fuera a las paredes…

Solo quería dormir, estaba seguro de que tenía fiebre. Se moría de frío, especialmente por las noches, pero ni una triste manta le daban para abrigarse, y su túnica no bastaba.

Estaba en el umbral de la locura, pero con Harry muerto, todo le daba lo mismo.

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Siete de diciembre. Un mes después.

— ¡Sabemos donde está! Harry… ¡Le han encontrado!— fue un brusco despertar, los gritos de Ron amenazaban con romperle los tímpanos, pero tardó apenas un segundo en reaccionar.

— ¿Qué? ¿Han encontrado a Severus? ¿Es eso lo que quieres decirme…?—preguntó con voz asfixiada, las palabras se atarantaban en su garganta, el shock apenas le dejaba hablar— ¿Está…él está bien?

El pelirrojo palideció.

— ¡Ron! ¿Qué pasa...?

—Él…está en San Mungo, Harry, al parecer le encontraron medio muerto en el Valle de Godric. Estaba inconsciente. La joven bruja que le encontró le reconoció enseguida pues estudió en Hogwarts, ella llamó al Ministerio…—gritó a su amigo Pero su jefe y amigo ya no podía oírle. Se había desaparecido.

Tema: Re: Almas perdidas prólogo Vie Feb 13, 2015 6:53 pm

pobre sev...espero y se encuentre bien....pero quien se atrevio hacerle eso a sev y a harry... :s espero y lo atrapen y le den unos cuantos crucios... T_T

Tema: Re: Almas perdidas prólogo Vie Feb 12, 2016 7:49 pm

Esta historia te atrapa de principio a fin, nunca es una pérdida de tiempo releer material de buena calidad.

Tema: Re: Almas perdidas prólogo Sáb Feb 13, 2016 7:13 pm

Interesante historia, un buen comienzo intrigas y demas. En espera del siguiente cap.

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