Una guerra es una experiencia terrible, traumática… no es buena para nadie, ni para los que ganan ni para los que pierden, pero no todo es necesariamente malo, en situaciones angustiosas como las que vivimos es cuando valoras de verdad lo que realmente importa, a tu familia y a tus amigos. Del amor que sientes por ellos sacas las fuerzas necesarias para seguir adelante cuando crees que es imposible lograrlo. Cuando Harry regresó de la muerte, aún no entiendo cómo, recuperamos la esperanza de nuevo. Aquel fue un aciago día, éramos muy jóvenes la mayoría, pero todos adultos y alumnos defendimos Hogwarts con el corazón, con coraje y generosidad. Esas eran nuestras armas.
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Ahora es Severus el que me cuenta cómo vivió él lo que pasó cuando Harry va al Bosque Prohibido a enfrentarse a su destino.
—Eres una mujer inusual en muchos aspectos Luna, tan diáfana y tranquila como si supieras algo que el resto ignoramos—me sonríe y me ruborizo, sin poder evitarlo.
— Sé que soy diferente —respondo— pero… ¿Quién no lo es Severus? Todos somos distintos, quizá yo destaque más porque siempre, o casi siempre hago lo que quiero sin importarme lo que diga el resto, sólo procuro vivir y dejar vivir.
—Me gusta como defiendes tus creencias Luna y como luchas por ello aunque la mayoría no entiendan ni acepten tu modo de pensar, posees una dignidad que ya quisieran tener los que te critican —me suelta de pronto—, tal vez por eso Harry confía tanto en ti y si él lo hace yo también, —lo dice como si nada, entiendo que es toda la explicación que va a darme de por qué ha decidido contarme su historia. Me queda bastante claro que no es porque mi amigo se lo haya pedido si no porque realmente quiere hacerlo.
—Harry tenido que luchar mucho por salir adelante, —me dice— tuvo que sobrevivir primero a unos parientes que lo maltrataban y despreciaban por ser un mago, muggles absurdos y necios que odiaban la magia y todo lo que tenía que ver con ella. Se las tuvo que arreglar sólo desde muy pequeño, le trataban peor que a un elfo doméstico y nunca le dieron ni un ápice de cariño. Los primeros amigos que tuvo los encontró en Hogwarts como ya sabes, fue el primer sitio donde le reconocieron que podía hacer algo bien, muy bien de hecho, como jugar a Quidditch. Considera el castillo como su primer hogar de verdad porque fue el primer lugar donde se sintió querido y pudo ser él mismo.
>>Fue autosuficiente desde muy pequeño, no le quedó otro remedio que aprender a valérselas por sí mismo, tal vez por eso le costaba tanto aceptar las reglas que otros le imponían y se las saltaba siempre que podía. Llevaba toda la vida sometido a la férrea dictadura y maltrato que los Dursley ejercían sobre él desde muy pequeño, por eso me extrañaba que quisiera estar conmigo y dejara que lo cuidase, aunque eso lo había estado haciendo durante años en la sombra, no era lo mismo, entonces él lo ignoraba, pero que ahora que lo sabía me abriese su alma y su corazón, de la forma en que lo había hecho después de lo mal que nos habíamos llevado durante años, era algo muy reconfortante y la mayor prueba de amor incondicional que podía darme.
Severus guarda silencio unos instantes ha cerrado los ojos como si buscase en su memoria los recuerdos más adecuados para contarme. Unos instantes después prosigue con su relato.
—Harry fue al encuentro con el Señor Oscuro mientras yo le seguía de cerca oculto bajo la capa de invisibilidad, ¡Tenía que estar allí para bien o para mal!, rogaba para que Harry resultara ileso pero el corazón me latía con violencia, me golpeaba las costillas como un pájaro desesperado al saber que se terminaba el tiempo…
>>Y así… mientras el hombre que amaba iba al encuentro de Voldemort sentí que me invadía el terror más absoluto, un sudor frio perlaba mi frente y era más consciente que nunca de mi cuerpo, sentía la garganta, la boca y los ojos completamente resecos y si yo estaba así ¿Cómo estaría Harry? más aterrado aún que yo seguramente… y aún así, iba a dar la cara a su destino a pesar de que tal vez muriese en el intento, lo hacía porque creía que era su deber, porque sabía que era lo que tenía qué hacer…
>>¿Dolería morir? Sabía que a Harry le preocupaba mucho eso. Apenas hacía unas horas que nos habíamos acostado juntos por primera vez, no quería morirse sin hacer el amor y la verdad yo estaba tan o más deseoso aún que él de que eso pasase, pero el miedo no se me iba del cuerpo —. Era muy íntimo lo que me estaba contando, no me sentía cómoda y me imagino que él lo estaba aún menos pero quería decírmelo, quería que entendiera lo que significó para él, para ambos aquella noche…, clava sus ojos negros en los míos y me dice con voz ronca—, quería estar con él más que nada Luna, pero era muy consciente de que podía ser la primera y la última vez que eso sucediera. Era el deseo de Harry, tal vez su último deseo, y yo no podía… ni quería negarme. Así que procuré demostrarle lo mucho que lo amaba de la mejor forma que podía hacerlo. Creo que lo conseguí pues cuando desperté al día siguiente, Harry me observaba en silencio, no sé cuánto tiempo llevaba haciéndolo pero sus ojos habían recuperado la luz, de nuevo tenían ese brillo especial…
>>Yo que creía que nunca encontraría alguien con quien compartir mi vida, lo había hallado por fin en la persona más hermosa e inesperada que la vida podía darme, y ahora que Harry podía morir… si eso sucedía… yo no estaba seguro de poder seguir adelante sin él. Justo antes de dormirse entre mis brazos me abrió su mente y su alma para que viera su dolorosa infancia mientras vivió con sus tíos, creo que lo hizo para que entendiera lo mucho que me amaba era su forma de decirme que estaba completamente a mi merced, que me amaba…Harry, valiente hasta el absurdo, siempre luchando y sobrellevando cargas muy pesadas que muchos adultos no sabrían como lidiar.
>>Dumbledore fue muy astuto, le había encargado a Harry destruir los horrocroux, le había encomendado a él esa ardua tarea porque intuía que estaba destinado a morir Luna, porque sabía que Harry no se echaría atrás, que seguiría hasta el final y yo quería creer que eso no iba a ser así, mantener la esperanza hasta el final de que Harry, mi Harry… iba a sobrevivir. Sí Luna quería, deseaba con todas mis fuerzas que por una maldita vez, Dumbledore se equivocara.
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El mundo parecía haberse detenido después de que Harry cayera tras recibir en medio del pecho la maldición asesina de Voldemort, yo contemplaba la escena estático sin atreverme ni a respirar, totalmente incrédulo de lo que acababa de pasar ante mis propios ojos, tenía los dedos cruzados, esperando… cuando Narcisa se acercó hasta Harry para comprobar si éste aún seguía con vida. Vi como le tocaba el cuello y le decía algo, ninguno de los Mortífagos podía verla puesto que les daba la espalda pero yo desde mi posición podía ver todo perfectamente, también como Harry asentía con la cabeza levemente, y entonces respiré por fin ¡Estaba vivo…! Te juro Luna que no entendía por qué no había muerto, pero me daba igual, ¡Harry había sobrevivido! Y el alma me volvió de nuevo al cuerpo…mientras los Mortífagos estallaron en vítores de alegría celebrando su muerte cuando Narcisa se la confirmó.
—Harry me dijo que cuando volvió en sí no se atrevió a moverse, recordaba vagamente que Voldemort le había lanzado la maldición asesina y que él no se había defendido y luego…dijo que fue todo como un sueño, una extraña alucinación en la que lo único que sabía es que había muerto y allí estaba Dumbledore, y una especie de feto horrible y encogido que era todo lo que quedaba del Señor Oscuro. Dijo que allí se estaba muy bien, que era un lugar lleno de paz y de luz y que cuando Dumbledore le aseguró que podía volver si realmente lo deseaba lo tuvo muy claro y regresó por mí y para terminar con la pesadilla de una vez por todas.
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—¡No estás muerto…! —gritó Voldemort cuando Harry apareció en el Gran Comedor, sin dar crédito a lo que veía, estaba fuera de sí, se le veía terriblemente tenso y yo estaba al lado, oculto bajo la capa pero tan cerca de Harry que casi lo rozaba.
—No, no lo estoy —le respondió Harry con naturalidad— pero tenía la intención de morir y eso fue suficiente, no lo entiendes, ¿verdad Tom? —le llamaba así a propósito pues sabía lo mucho que le molestaba—. He hecho lo mismo que hizo mi madre, sacrificarme para que todos ellos pudieran sobrevivir y es cierto, no he muerto, pero mi deseo de morir, mi sacrificio, los ha protegido de ti de tu maldad. Ahora, ninguno de tus hechizos dura lo suficiente, ya no puedes torturarlos ni matarlos…
>>Hay algunas cosas que yo sé y que tu ignoras Riddle, y son cosas muy importantes ¿Quieres que te enseñe alguna antes de que cometas otro grave error? —le preguntó. Harry estaba sorprendentemente tranquilo, parecía tan seguro de sí mismo, en cambio yo no lo veía tan claro… Puede que los horrocroux estuviesen todos destruidos y que eso convirtiera al lord Oscuro en mortal, pero así y todo seguía siendo un enemigo formidable.
—¿Te refieres otra vez al dichoso amor? —escupió—. Ese amor del que tanto hablas no evitó que Dumbledore muriera…tampoco impidió que cayera desde la torre de astronomía y se partiera en dos. Ese amor no protegió a la sangre sucia de tu madre a la que aplasté como una cucaracha Potter, y ahora ya no queda nadie que pueda interponerse entre nosotros, así que ¿Quién va a impedir que mueras esta vez? ¿Acaso crees que posees un alma tan poderosa que va a impedir que mueras cuando yo te ataque?
—Creo que… poseo ambas cosas, Tom—respondió Harry con calma mirándole a los ojos.
—¿Acaso crees que dominas la magia mejor que yo?—bramó el oscuro mago— ¿Te crees más hábil que lord Voldemort que ha obrado prodigios que Dumbledore jamás soñó?
—¡Claro que los soñó Tom, sólo que era más listo que tú! Sabía lo bastante para no querer caer tan bajo como tú.
—¡Dumbledore era débil!
—¡No, no lo era, era mucho más sabio que tú, mejor mago y sobre todo mejor persona.
—¡Yo provoqué la muerte de Albus Dumbledore!—bramó.
—Eso crees pero te equivocas, como en tantas otras cosas…Fue Severus Snape quien le mató y sólo porque Dumbledore se lo pidió. Al intentar destruir el anillo la maldición se apoderó de él, le estaba matando lentamente y prefirió morir de una manera digna antes que a manos de tus adeptos.
>>Le pidió a Severus Snape que le matara, más bien se lo rogó y si lo sé Tom, es porque yo estaba en la Torre petrificado por un hechizo del Director cuando todo sucedió. Lo vi todo. Severus te engañó durante años Tom, fue mucho más listo que tú.
—Da igual, está muerto…Nagini lo mató —dijo con una sonrisa feroz, ahora fue Harry el que sonrió.
—Ahí también te equivoca. Severus está vivo, es tu serpiente la que está muerta y lo sabes, te marchaste de La Casa de los Gritos demasiado pronto, nosotros estábamos allí, escondidos y Neville le cortó la cabeza a tu serpiente antes de que ésta pudiera morder a Severus. Ya no queda ningún horrocroux Tom, yo era el séptimo y tú ni siquiera lo sabías. Cuando intentaste matarme siendo solo un bebé la protección de mi madre lo evitó, pero un trozo de tu alma se coló en mí y tu ni siquiera te diste cuenta. Por eso podía tenía visiones y por eso podía hablar también parsel. Seguro que ahora ya no puedo hacer ninguna de las dos cosas, pero tampoco las voy a echar de menos.
Salí de la capa y me coloqué al lado de Harry con la varita firmemente sujeta en mi mano. Por un momento el Gran Comedor fue un clamor, nadie se podía creer lo que estaba sucediendo.
—¡Tú…Maldito traidor! —escupió Voldemort.
—Nunca he sido un traidor —respondí con frialdad— pero sí era el espía de Dumbledore. He arriesgado muchas veces mi vida para traerle toda la información posible para poder destruirte algún día y ha merecido la pena, al fin veré tu final.
—Estás a tiempo de arrepentirte de todo el mal que has hecho —intervino Harry— he visto en lo que te vas a convertir Tom, y créeme ni siquiera a ti te deseo un final como ese…
Era consciente de lo inútil de su petición pero tenía que intentarlo. Riddle no podía ganarle, ahora no, y Harry lo sabía…
—La varita de Saúco no funciona bien contigo Riddle, porque mataste a la persona equivocada—dijo mientras sujetaba con fuerza la varita de espino que había arrebatado a Draco y que ahora le pertenecía— Severus Snape nunca fue su dueño, mató a Dumbledore sólo porque éste se lo pidió, fue algo que planearon los dos juntos. Si las cosas hubieran salido como el Director quería, el poder de la varita hubiese muerto con él porque nadie se la habría arrebatado jamás.
—¡Yo robé la varita de su tumba, se la quité y por eso me pertenece!
—Veo que sigues sin entenderlo Tom, es la varita quién escoge al mago y la varita de saúco reconoció a su dueño antes de morir Dumbledore. Draco se la arrebató de las manos sin querer, sin ser consciente de lo que hacía, nunca supo que la varita más peligrosa del mundo le había otorgado su lealtad. El verdadero dueño de la varita era Draco Malfoy.
—¿Y qué importancia tiene eso? Tú ya no tienes la varita de fénix así que cuando te haya matado me encargaré de Draco Malfoy.
—Siento decírtelo, pero te tomé la delantera; hace semanas que derroté a Draco y le quité esta varita— dijo, sacudiendo la que tenía en su mano— así pues… la varita de Saúco me pertenece. Es mía.
—¡Avada Kedavra!—gritó Voldemort fuera de sí.
—¡Expelliarmus!—gritamos Harry y yo a la vez.
El rayo verde lanzado por Voldemort chocó contra nuestros hechizos y la varita de Saúco saltó por los aires girando sobre sí misma retornando a su verdadero dueño. Harry la atrapó con destreza con su mano libre, mientras Voldemort caía hacia atrás muerto al fin por su propia maldición al rebotar su hechizo. Harry se quedó inmóvil con las dos varitas en la mano, contemplando a su enemigo, luego me miró a mí y se abalanzó a mis brazos buscando mi boca con ansia, le correspondí con el mismo ímpetu sin importarme que todos nos vieran.
El silencio más espeso invadió todo un instante en un mutismo conmocionado que terminó por explotar jubilosamente unos segundos después, las exclamaciones y ovaciones de todos los presentes fracturaron el aire. El sol entraba a raudales por las ventanas poniendo el broche de oro a aquella hazaña. Nos dejamos abrazar y felicitar por todos, sobre todo Harry que era muy consciente de que en esos momentos era parte indispensable del dolor y la felicidad de todos los que le rodeaban.
Todo había terminado por fin…
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Harry no ha dormido nada, veo que a pesar del cansancio se siente obligado a hablar con todos, intentar consolarles de algún modo, recibir su agradecimiento…
—Yo estaría deseando un poco de tranquilidad—dije sentándome a su lado.
—Hola Luna…—me saludaron los dos casi a la vez.
—La verdad es que lo estoy deseando… —me confesó Harry.
—Yo los distraeré, ponte la capa y vete con Severus— y antes de que ninguno de los dos pudiera objetar nada, exclamé: — ¡Ohhhh! ¡Mirad… un blibber maravilloso!—y señalé a los jardines. Todos se volvieron a mirar, Harry me sonrió agradecido y aprovechó para taparse con la capa de invisibilidad y abandonar el lugar junto con Severus.
Había una última cosa que tenía que hacer, que para él era muy importante. Severus se fue a sus aposentos y Harry volvió a buscarnos a Ron Hermione y a mí instándonos a seguirle, según él nos debía una explicación, creía que merecíamos saber toda la verdad de lo que había pasado en el Bosque Prohibido cuando estaba dispuesto a morir.
Nos contó todo y, cuando aún no lo habíamos empezado a asimilar, llegamos al despacho del director. Harry le dijo al retrato de Dumbledore que la piedra de la resurrección se le había caído en algún lugar del Bosque Prohibido y que no tenía la menor intención de ir a buscarla y que pensaba quedarse con la capa invisible para siempre. El Dumbledore del retrato le sonrió.
—Y luego está esto— dijo alzando la Varita de Sauco. La miramos con una veneración que Harry vio perfectamente a pesar del sueño que tenía y no le gustó nada—.No la quiero—dijo.
—¿Te has vuelto loco?—saltó Ron de inmediato.
—Ya sé que es muy poderosa—dijo Harry con voz cansada—pero era más feliz con la mía. Hermione y yo nos miramos y ambas asentimos comprendiendo.
Harry rebuscó en el monedero que llevaba colgado del cuello y sacó los trozos de su antigua varita que seguían conectados por una delgadísima hebra de pluma de fénix. Hermione le había dicho que no podía repararse, pero supongo que tenía que intentarlo… Colocó la varita rota encima de la mesa del despacho y dijo — ¡Reparo!
La varita de acebo queda como nueva, me dijo que cuando la cogió notó un repentino calor en los dedos, que era como si su mano y la varita celebraran su reencuentro.
—Voy a dejar la varita en su tumba de donde nunca debió salir—le dijo a Dumbledore que le sonreía con cariño—Esto… si muero de muerte natural, perderá su poder ¿no?—preguntó.
—¿Estás seguro de esto Harry?—le preguntó Ron con algo de pena.
—Harry tiene razón—dijo Hermione en voz baja. Yo me limité a asentir, por supuesto que tenía razón.
—Esta varita trae más problemas que beneficios y, francamente, ya he cubierto el cupo de problemas para el resto de mis días.
—Harry respecto a Snape ¿Vais en serio? —Ron estaba rojo como la grana al preguntarlo.
—Le amo Ron y espero que lo entiendas y aceptes…
—¡Joder Harry! ¿No podía ser otro…? —al ver la cara de Harry se encogió de hombros resignado.
—¡Vale! Pero me costará asumirlo que conste…
Harry, Hermione y yo reímos abiertamente ante las palabras del pelirrojo, Ron jamás cambiaría…
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Me doy cuenta de lo cansada que estoy, mi esposo y yo somos biólogos y acabamos de volver de un largo viaje por África con nuestros gemelos y dos de nuestros kneazles. La verdad es que ¡Me encanta mi trabajo! a pesar de que nunca encontré el Snorckack de Asta Arrugada, del que tanto hablaba mi padre, ahora pienso que se lo inventó. Ha pasado mucho tiempo desde que la guerra terminó, quince años… En los que han sucedido muchas cosas, como ya dije al principio Harry y Severus tienen una preciosa hija de seis años que se llama Jade. Su nacimiento fue posible gracias a los conocimientos de Severus Snape, su padre el mejor Maestro de Pociones del mundo mágico y actual Director de Hogwarts. Harry es el Jefe de Aurores más joven de la historia. Hermione y Ron se casaron y tienen dos hijos Rose que ya tiene once años y que este año ira a Hogwarts y el pequeño Hugo. El sol ha vuelto a salir esta mañana de nuevo, como todos los días. La vida sigue su ciclo y el Mundo Mágico vive en paz.