La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Un mes para el recuerdo... Juno Snape... 22 de mayo

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Juno Snape
Aprendiz de vuelo
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Juno Snape


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MensajeTema: Un mes para el recuerdo... Juno Snape... 22 de mayo   Un mes para el recuerdo... Juno Snape... 22 de mayo I_icon_minitimeMiér Mayo 22, 2013 12:47 pm

a) Título del fanfic: School Work
b) Autor (a): Undomiel24
c) Link a la historia: http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=30348&chapter=1
d) Fragmento que deseen recordar del fanfic en cuestión.

—¡Te digo, él no los lee!— Seamus se inclinó sobre la mesa para susurrar cuando Madame Pince los miró. Junto a Snape, ella tenía la mirada más aterradora en Hogwarts. Más aterradora que cualquier humano, seguro—. Nunca hay marcas en ellos, a menos que cuenten esos círculos donde coloca su taza de café.

—O las rojas y gigantescas diagonales que cruzan todos los párrafos— aportó Harry.

—Bien, y esas son de vez en cuando, ¿no? Así que, podríamos solamente escribir cualquier cosa que queramos. Demonios, voy a escribir cualquier cosa— Seamus miró fijamente su pergamino—. ¡Una quintilla!

—Eso es apropiado— murmuró Ron.

—Escuché eso. No es todo de leprechauns y tréboles de cuatro hojas, idiotas. Bien, ahora. Había un hombre llamado Snape… Había un bastardo grasiento llamado Snape…

—¡Seamus!— Ron estaba impactado—. ¿Estás escribiendo eso?

—Cuidado, Ron, estás sonando como Percy.

“Ouch”, pensó Harry.

—Había un bastardo grasiento llamado Snape, quien parecía más bien un simio. Él hizo pociones viles…

—Tomará eso como un halago, no como un insulto— comentó secamente Dean. Él estaba bastante ocupado escribiendo en su pergamino.

—¿Entonces qué estás escribiendo tú?— Seamus trató de leer sobre el hombro de Dean.

—Un ensayo de por qué los Cannons son semejantes perdedores— dijo Dean, sonriendo maliciosamente hacia Ron.

Ron afiló su pluma significativamente.

—Bueno, eso me ha dado una idea. “Por qué los Cannons es el equipo más grandioso de todos los tiempos” por Ron Weasley.

Seamus miró hacia Harry.

—Vamos, Harry, tú también.

—No lo sé— tenía razones para no querer molestar a Snape.

—Escucha, tan sólo nos queda un mes en la escuela, después nos iremos de aquí. Habrías tenido un mes digno de detenciones— sonrió Seamus.

(...)Alzó su mirada hacia El-Chico-Que-Seguía-Viviendo; Potter le tendió su ensayo, viéndole directo a sus ojos y… sonrojándose. Bien. Eso era inesperado. Tal vez debería leer sus ensayos hasta el final por primera vez, en lugar de solamente permanecer en la cima de las escaleras de las mazmorras, aventarlos hacia abajo, y colocar calificación de acuerdo a sus lugares de aterrizaje.


Así fue que, después de la cena, Snape tomó asiento en su sillón favorito con un vaso de vino y cuatro ensayos. El de Finnigan era un pasmoso comentario sobre la supuesta inmoralidad del Veritaserum. Pero plasmado en la parte media, Snape encontró una quintilla:


Había un bastardo grasiento llamado Snape,
Que parecía más bien un simio,
Hacía pociones viles,
Tenía nociones muy extrañas,
Y su túnica se parecía a una cortina.


Qué poco inspirador. Snape suspiró pesadamente. Incluso Sirius Black habría sido capaz de hacer algo mejor que eso. Snape tomó su pluma y escribió: “Sin originalidad ni emoción. Ausencia del necesario y creciente dramatismo que la quintilla requiere”.


Thomas era el siguiente. El chico sólo había hecho cuatro oraciones en su ensayo acerca de los usos ilegales del pus de bubetubérculo antes de comenzar una extensa crítica de los Cannons a través de los tiempos. Al final, Snape escribió: “Necesita más ejemplos; la conclusión simplemente repite los puntos principales de la introducción. Transición débil que da la impresión de que solamente escribió ideas al tiempo que se le ocurrían en lugar de esforzarse por crear argumentos coherentes”.


Era el turno de Weasley. Snape bebió un poco más de vino. Estaba casi comenzando a disfrutar esto. Weasley había interrumpido su argumento de que las pociones sanadoras con efectos secundarios severos deberían ser usadas en casos de enfermedades terminales, a favor de plasmar una espiritual, no obstante disgregada, defensa de los Cannons. Snape escribió: “Sin cualesquiera evidencia para apoyar su engañoso argumento. Su ilógica y emocionalidad imposibilita una aproximación racional al tema y expone a un escritor que ha engañado a su mente antes de investigar sus hipótesis”.


Eso dejaba a Potter. La mano de Snape tembló mientras tomaba valor con otro vaso de vino. Potter se las había arreglado para producir cinco pulgadas enteras acerca de las normas del Ministerio en cuanto a la asignación de la poción matalobos. Snape se encontró a sí mismo asintiendo en aprobación en primera instancia; las normas eran arbitrarias e ilógicas en el extremo, típicas de los documentos producidos por los burócratas del Ministerio. Pero entonces, leyó algo que lo hizo bajar su vaso antes de que lo dejara caer al suelo.

(...)El resto del pergamino estaba en blanco. Snape lo dejó cuidadosamente a un lado, tomó su vaso y lo vació. Tomó el rollo y volvió a leerlo. Las palabras aún estaban ahí. ¿Era alguna clase de broma? Tenía que serlo. Tomó su pluma y escribió: “Demasiado elíptico. Final abrupto. Uso excesivo de preguntas retóricas”. Pensó por un momento y agregó: “Premisa intrigante”.

(...)l corazón de Harry amenazó con saltar de su pecho al siguiente día en clase, y sabía que se estaba ruborizando furiosamente. Snape lo miró. Era esa mirada.


—Les regresaré sus últimos ensayos con mis comentarios…— puntualizó Snape, aún mirando a Harry—… el último día de clases.


No dio explicaciones y ellos no esperaban una; Snape nunca explicaba sus decisiones aparentemente caprichosas. Pero Harry pensó que sabía la razón real. Escondió su sonrisa con su libro.


Todos se quejaron por lo largo que se sentía ése último mes. En algunas ocasiones… bien, todos los días… Harry sacaba el ensayo en el que Snape había comentado y leía las palabras “premisa intrigante”. Estaba seguro de que el mes era más largo para él que para cualquiera.

(...)Harry caminó hacia dentro de la sala; detrás de él, Snape cerró la puerta y le puso cerradura. ¡Sí! Un pergamino familiar descansaba sobre el escritorio. El profesor se lo alcanzó y después se alejó. Harry lo desenrolló cuidadosamente. Tinta roja atrajo su mirada. Snape había contestado a sus preguntas. Sus rodillas comenzaron ese infernal temblor.


“¿Me odias?”


“No”. Con mano firme.


“¿Me has notado mirándote?”


“Sí”. Harry tomó asiento repentinamente en el sofá.


“¿Es tu cabello tan grasoso como parece?”


“No sé qué tan grasoso luce para ti”. Harry dio un pequeño bufido de sorpresa.


Miró hacia Snape. Su cabello no lucía tan grasoso como lo había sido. Tal vez realmente se lo había lavado.


“¿Quieres tocarme?”


“Sí”. Oh, Dios. Harry se movió en el sofá. Siguió leyendo. Realmente no podía creer que había tenido el nervio para escribir todo eso.


“Quiero que te corras en mi boca. ¿Te gustaría eso?”


“Sí”. Ahora la letra estaba un poco temblorosa.


“¿Te gusto?”


“Pregúntame tú mismo”.


Harry se levantó. Caminó hacia donde Severus se encontraba. Musitó a sus espaldas:


—¿Te… te gusto?— salió en voz débil, no en la segura que había practicado.


Un sonido de túnicas, pero Snape no se volvió.


—Gustar… no es la palabra que yo habría escogido.


—Oh— su voz se había hecho aun más pequeña. Al menos Snape quería… lo quería a él. Y no lo odiaba—. Bien.


Snape se volteó en un remolino de ropas y miró hacia él.


—Harry. Hemos estado jugando esto lo suficiente. Dime lo que quieres de mí. Conmigo.


Harry trató de mantener su voz estable.


—Te quiero a ti. Todo de ti. Una y otra vez— esperó que fuera suficientemente claro. A juzgar por el fuego en los negros ojos, lo era—. ¿Qué quieres tú?


Snape se inclinó hacia adelante.


—Lo mismo— murmuró justo antes de besar a Harry. El beso por sí solo valió la espera, decidió Harry, abriendo sus labios para dejar que la lengua de Snape entrara. El ojinegro se separó abruptamente y removió los lentes de Harry, dejándolos en el escritorio, y después, reanudó el lento y largo beso. Harry jadeó por aire cuando terminaron. Snape lo miró con aparente satisfacción—. Mm. Luces… comestible.


Harry se estremeció. Snape habló.


—Dadas tus notas de los EXTASIs, espero que seas capaz de deducir otro propósito para la Poción Vigorizante.


¿Se suponía que pensara en pociones en ese momento? Movió sus manos hacia abajo sobre la espalda de Snape.


—Um…— realmente estaba increíblemente excitado por ese único beso, y por la forma en que Snape se presionaba contra él, no era el único. Energía corrió a través de él—. ¡Dios!


—Oh, chico listo. Me escribiste que querías hacer todo y comenzar de nuevo otra vez. Y otra y otra vez…— Snape estaba desabotonando la túnica de Harry.


—¡No me refería a todo en una sola vez!— la cabeza de Harry cayó hacia atrás mientras Snape le besaba el cuello.


—Dudo que tengas alguna queja— murmuró Snape—. Y esto no te impide regresar mañana por más.


—Oh, dulce Merlín…— en su aturdimiento, Harry dejó que Snape lo acostara en el piso, encima de su desecha túnica. Repentinamente, las manos del hombre estaban moviéndose sobre todo él, desnudándolo, pareciendo que lo tocaba por todos lados. El chico notó que el mayor aún estaba vestido y comenzó a deshacer los broches de la túnica del hombre. Hacerlo fue más fácil de lo que esperaba; sólo algunos estaban abrochados, de hecho. Luego, Snape movió sus hombros y la túnica cayó.

(...)Mucho tiempo después, Harry se despertó. Estaba tenuemente consciente de que su cama había crecido durante su sueño, y que la luz que se filtraba entre sus cortinas no era del color correcto. Se dio la vuelta y pegó contra otra persona, que suspiró soñolientamente y envolvió un largo y musculoso brazo a su alrededor. Sus ojos se abrieron. No había sido sólo un increíblemente delicioso y largo sueño húmedo. Se encontraba en la cama con Severus Snape, quien había más que cumplido con el deseo escrito de Harry de “hacer todo”. Eso podría explicar porqué casi cada parte de su cuerpo dolía. Incluso su garganta estaba adolorida… oh. Sonrió. Snape ciertamente había disfrutado eso.


El brazo a su alrededor se apretó más.


—Harry.

—Buenos días. ¿Es de día, verdad?

Una risa por lo bajo.

—Sí— Snape corrió su mano a través del cabello de Harry—. ¿Cómo te sientes?

Harry consideró la pregunta.

—Como si hubiera sido atacado por un maniático sexual la noche anterior. En varias ocasiones— besó la mejilla del hombre—. Eso es algo bueno— algo se le ocurrió—. Oh, se suponía que encontraría a Ron y Herm en la noche.

—Mm…— Snape empujó la cabeza de Harry sobre su hombro—. Tus amigos no estarán teniendo una mañana fácil. La Poción Vigorizante deja que la persona beba una cantidad excesiva de alcohol, pero no hace nada para prevenir resacas.

Harry sonrió.

—Me has salvado. Desinteresadamente sacrificaste tu cuerpo para que no tuviera un agudo dolor de cabeza.

—Exactamente— dijo Snape—. Sufrí inmensamente durante eso.

—Se podría decir. Los gemidos dados fueron mortales.

Snape rio de nuevo. Harry decidió que quería que Severus hiciera eso más seguido. Bostezó. Tal vez después de algunas horas más de sueño. Se apretó más cercanamente a su amante, y sonrió mientras sentía un beso en la cima de su cabeza.

—Así que, ¿qué pensaste de mi ensayo?— dijo soñolientamente.

—Oh, muy creativo. Inspirador. Nota alta— Snape sonaba soñoliento también—. Te daré mi crítica completa cuando nos despertemos de nuevo.

Harry estaba deseando eso. Antes de caer dormido, se le ocurrió que tendría que decirle a Hermione que después de todo, ella estaba en lo correcto acerca de la importancia del trabajo escolar.


e) Razones por las que recuerdan ese fragmento en especial.
Es una historia muy graciosa, me ha encantado en realidad, aquí se puede observar claramente la importancia de los trabajos escolares una importante moraleja xD Harry y su sexy osadía me ha encantado, definitivamente es digno de recordar Very Happy
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