La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 15 de Mayo

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Lizie CoBlack
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Lizie CoBlack


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MensajeTema: Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 15 de Mayo   Un mes para el recuerdo… por Lizie CoBlack, 15 de Mayo I_icon_minitimeMiér Mayo 15, 2013 8:45 pm

a) Título del fanfic: Eres mi todo.

b) Autora:
Neki Rainbow

c) Link a la historia:

http://www.fanfiction.net/s/8956524/1/Eres-mi-todo

d) Fragmento que deseen recordar del fanfic en cuestión.


“Complacido de haber logrado su objetivo, se acercó a él para tomar su premio. Al fin, después de tantos días había logrado capturarlo. Saco la afilada daga especial y, con mucha delicadeza, intento sacar las duras escamas de la piel de la criatura.

El dragón le vio acercarse y le fulmino con la mirado, cuando el metal se hundió un poco en la piel, el animal gruño molesto. Parecía intentar moverse pero era inútil.

Ni siquiera había terminado de sacar la escama cuando un zarpazo le dejo tirado en el suelo, la gran bestia de abalanzo sobre él y coloco su garra sobre su cuello, apretándolo dolorosamente. ¿Cómo había roto el hechizo?

En ese momento pudo verlo con claridad.

Las miradas de ambos se conectaron y, aunque el dragón continuaba con su expresión fiera, también se mostraba hundido en la negra mirada del humano.

Severus perdió el aliento, no porque le ahorcará, sino por aquellos ojos color verde vida que se alzaban ante él.

Ninguno parpadeó.

La descarga eléctrica que recorrió ambos cuerpos fue tan súbita y certera que hasta pudieron verse chispas en el aire. Sin embargo, el dragón pareció cobrar el sentido y gruñó en su rostro con ferocidad, dejando al hombre pálido y consciente de que quizá la hora de su muerte había llegado.

Cerró los ojos esperando el final, más lo que sintió no fue precisamente un golpe. El animal aflojó su agarre y se alejó aun mirándolo. Severus se incorporó sobre sus codos y lo miró también. En aquel verdor tan hermoso se podía vislumbrar una chispa de miedo.

Severus se acercó al borde del gran hoyo. Al parecer el dragón había dormido en aquel lugar y ya había decidido que su nido sería allí. Vio al animal enrollado en un rincón, en el otro había una pila de pescados y algunos huesos de los que ya había comido. Había hojas que le servían de lecho y una manta roja. ¿Qué rayos hacía un dragón con una manta?

-Oye, me cobraran esto cuando entregue la casa -Gruñó poniendo los brazos en jarras.

El Midnight abrió un ojo y volvió a cerrarlo acurrucándose más. Severus bufó y se alejó hacia la casa decidido a abandonarla, ya se le habían quitado las ganas de quedarse más tiempo allí. Una pared negra le obstruyó el camino antes de dar un paso más y cayo de bruces contra el suelo.

-¡Hey! -Gruñó mientras se frotaba el trasero.- ¡Que rayos te pasa!

El dragón se quedó allí, con la cabeza pegada al sueño y la cola en lo alto, mirándole con sus ojos verdes, parecía muy animado.

Snape no podía creer que eso le estuviera pasando, según los libros el dragón era feroz y peligroso. Mataba a todo aquel que osara acercarse y sus llamas te consumían lentamente, llevándote directamente al infierno. Pero el dragón que tenía enfrente parecía más un gatito mimado que una bestia feroz. Tenía que ser una broma.

Podría ser que fuera un cachorro, puesto que no era tan grande como debería y sus ojos reflejaban inocencia y emoción. Quizá cuando estaba molesto si parecía ser un monstruo, pero mientras no.

El dragón se echó sobre la tierra y cerró los ojos nuevamente, bufando porque el humano no quería jugar. Pero tapo el paso para la entrada. Severus rodó los ojos exasperado e intentó rodearlo pero el condenado dragón movió las patas traseras, caminando con ellas y moviendo solo su parte inferior para obstruir su camino. Tenía un ojo levemente abierto.

-Déjame pasar, es hora de irme.

Ahora sí que abrió ambos ojos. Se levantó nuevamente en sus cuatro patas y le miró con angustia. ¿Se iba? ¿Por qué?

Se acercó a él y comenzó a chillar nuevamente como un cachorrito desolado. Severus resopló.

El Midnight se sentó y trató de imitarle pero no podía cruzar las piernas así que solo las flexionó pareciendo un perrito enorme. El hombre le miró de reojo y contuvo una sonrisa.

El dragón pensó que ese humano era muy extraño, aunque era el primero que se acercaba. Conocía su olor perfectamente, era el mismo que le había estado siguiendo durante un tiempo. Se había acostumbrado a mirarlo descansar en sus nidos improvisados y a ver sus intentos por capturarlo. Aunque claro que no era tan tonto como para dejarse atrapar.

Esa noche sabía perfectamente que estaba allí, él no iba huyendo del humano, iba siguiéndolo. Algo en esa criatura blanca como la leche y frágil a comparación con los otros dragones le atraía febrilmente. Se levantó y saltó a su nido bajo la mirada sorprendida del humano y tomó un pescado del montón que tenía para la cena.

Se acercó nuevamente a él y escupió el animal marino sobre su regazo. Severus hizo una mueca de asco y le miró enojado.

-¿Pero qué carajo…?

Iba a tirar el pez hacia el suelo y el dragón gruño en protesta. Entonces entendió el mensaje, debía comer el regalo que esa criatura le estaba haciendo. Suspiró y lo tomó entre sus manos, estaba baboso y el solo verlo le provocó nauseas.

-No, ni creas que lo comeré. ¡Esta crudo!

El dragón espero pacientemente a que el humano comiera, debía tener hambre ¿No? El pescado era delicioso, lo más exquisito que había ¿Por qué no lo comía?

Severus suspiró y se lo ofreció. Él movió las orejas, que más parecían alguna otra extremidad, ante la oferta. Se relamió y se lo quitó de un bocado comiéndoselo casi sin masticarlo. Ya su sistema se encargaría de desintegrar las espinas.

Ambos se miraron nuevamente, los oscuros ojos del humano no hacían más que dejarlo atontado por unos momentos. Se acercó peligrosamente a él sin dejar de mirarle, ambos parecían atraídos por un imán. Snape alargó su mano sin saber exactamente porque lo hacía, el dragón despego la mirada y la puso en la extremidad. No le daba confianza que le tocara de nuevo, aunque la segunda vez que lo hiciera había aliviado el dolor, la primera aún era dolorosamente recordada.

Entonces los largos dedos del hombre rozaron su escamosa piel que era suave al tacto y él abrió la boca atrapándole la mano sin morderle. Severus se alarmó y trató de sacarla, el dragón la abrió de nuevo y empujó la mano con su lengua, la sustancia babosa cubrió toda la extensión hasta su muñeca.

-¡Agh! ¡Qué asco! -Gruñó sacudiendo la mano.

El dragón saboreó sacando levemente la lengua. No sabía tan mal. Esta vez fue él el que se acercó y lamio la mejilla de Snape.

-¡Qué haces! -Exclamó.- ¡Agh no, detente!

La fuerza con que el dragón le lamió le hizo resbalar de la roca y caer detrás de ésta. Maldijo por lo bajo y se quedó allí tirado. El dragón se asomó por la roca y le miró ladeando la cabeza.

-Criatura tonta.

Severus resopló y se incorporó. Bien, no tenía prisa por irse, quizá podría quedarse un poco más. Se sentó nuevamente, el dragón se acercó hasta él, quedando muy cerca de su rostro. Esta vez puso la mano y el otro no le rechazo, solo se dejó acariciar.

-¿Tienes nombre?

El dragón pareció asentir, así que arqueó ambas cejas.

-Bueno, no creo que puedas decírmelo, pero el mío es Severus. -Dijo, luego agregó, murmurando.- Aunque no sé qué hago hablando contigo.

El dragón parpadeó un par de veces. ¿Qué hacía hablando con él? Bueno ¿y porque no hacerlo? Él le entendía, así que no había problema. Se sentó nuevamente y movió la cola en espera de que el prosiguiera. Le gustaba su nombre, "Severus", le quedaba muy bien, así lucía… "Severo". Era cierto que no podía responderle pero, al menos le escuchaba.

El pocionista suspiró y le examinó con la mirada. A la luz del día el dragón ya no se veía tan negro como en la noche, era más bien de un azul muy oscuro. Sus ojos seguían tan verdes como los bosques, a diferencia de ese nuevo brillo de curiosidad.

Así mismo, el Midnight también le examinó, ese hombre era muy… muy… ¿Cómo se decía? ¿Agradable? Le miró de arriba abajo y entonces enfocó la marca ahora morada que había en su cuello, donde su propia garra apretara la noche anterior. Se acercó a él y con la punta de su nariz acarició el área.

Snape saltó en su lugar al sentir el contacto, el dragón chilló y se refregó contra él, bajo la mirada a su cuello y vio el moratón que ahora era visible pero no dolía. Entendió que el dragón se estaba disculpando, su expresiva mirada lo decía todo.

-No importa -Se encogió de hombros.- No es nada.

Una lamida más del animal en esa zona le erizo la piel, esa sensación había sido un poco placentera.

-N-No hagas eso -Acarició al animal para que se alejara.- Sabes, eres muy extraño. Se suponía que eras feroz y salvaje.

Se permitió sonreír un poco al ver que la criatura buscaba más contacto con su mano, era muy suave a decir verdad. Se dispuso a rascar su cabeza y detrás de las orejas, al llegar a su mandíbula, el dragón se erizo y estiró las piernas, se dejó caer como muñeco de trapo y se dio vuelta. Acarició nuevamente esa parte y volvió a erizarse, esta vez ronroneando. Así que esa era la parte más sensible del gran dragón de la noche.

¡Oh, por todos los cielos! Eso era maravilloso, las caricias de ese humano eran tan suaves y tan placenteras que le hacían estremecer cada centímetro del cuerpo. Se apegó más a Severus ronroneando, el hombre dejó escapar una risa, gruesa y aterciopelada, algo ronca. Esta inundó sus oídos y pareció tener un efecto más relajante, más exquisito. Le gustó escuchar ese sonido, sentía que había estado esperándolo por mucho tiempo. Su voz se le hacía conocida, pero la sensación de esa risa era como sentir el viento en sus alas. Indescriptible.

No, no dejaría que se marchara, así fuera lo último que hiciera, ese humano se quedaría con él. Lo quería a su lado, solo para él.

Tomó una gruesa manta y la puso en a un lado de la cama, acomodándolas para que el animal estuviera cómodo. Una vez hecho, volvió a subir.

-Listo, ahí tienes.

No, no quería dormir allí. Al menos no solo… ahora que conocía el calor que Severus le daba no quería dejar de sentirlo. Así que miró el lecho y luego a Severus. Lecho, Severus, lecho, Severus.

Snape le miraba en silencio ¿Por qué no se acostaba a dormir y ya? ¿Qué tan difícil era?

Y allí iba, ni siquiera lo había visto venir. Esa mirada, oh, odiaba esa clase de miradas. ¡El Midnight le estaba rogando! ¿Qué quería? ¿Qué le diera su cama? Se volteó dispuesto a meterse debajo de las cobijas pero el dragón le tomo por la manga, haciéndole voltear.

-¿Qué? -Preguntó molesto.

El dragón le jaló despacito y miró el lecho. ¿Quería que durmiera con él? ¡Ah, no! ¡Eso sí que no!

Severus gruñó al verse envuelto por una pata del dragón. No entendía como había acabado allí, a su lado, sintiendo la cola del Mignight en su espalda y su aliento en el cabello. El animal le transmitía un cálido sentimiento de tranquilidad pero era ridículo estar en esa posición. El dragón ronroneó un poco y les cubrió con sus alas, dejando oscuridad total. Cerró los ojos. Bueno, ya no había de otra.
….
Comenzó a restregarse contra él, ronroneando de forma extraña, aliviada. Sí, era alivio lo que sentía. ¡No se había ido! ¡No le había abandonado!

Al ver como el dragón se frotaba contra su cuerpo, Severus se alejó un poco. Precisamente había tomado un baño para deshacerse del olor del dragón. No es que no le agradara, el dragón no olía a nada exactamente, pero se sentía como si lo estuviera marcando.

-¿Qué te sucede? -Preguntó extrañado.

El dragón se volvió a apegar a él y simplemente se quedó allí.

-Sí que estas raro -Le dijo mientras comenzaba a caminar.

Pero el dragón no quería dejarle ir, se abalanzó sobre él y le tiró al suelo. Ambas toallas resbalaron de su agarre en el proceso y quedo completamente al descubierto con el dragón sobre él. Eso era lo más extraño que le había pasado hasta ahora, más bien lo más extraño que encabezaba la lista de lo más extraño que le había pasado en la vida.

El dragón le miró fijamente, sus ojos verde vida brillaban extrañamente, mirándole como si quisiera comerlo, de una forma animal e… intensa.

-Pesas -Dijo en un susurro. El otro lo entendió pero no se retiró inmediatamente.

Al fin había entendido las palabras de la dríade cuando le explicó que encontraría a su alma gemela algún día y lo sabría de inmediato. No podía vivir sin ese ser que le complementara, él sería su todo. Severus era su todo.

Severus, el humano de manos gentiles y sonrisa triste. El de ojos profundos que reflejaban un corazón valiente y solitario. Sí, él era, lo sabía muy bien.

Y la sensación sin igual de haberlo descubierto le cegaba irremediablemente, quería estar cerca de él, sentirlo, probarlo.

Se levantó en sus dos patas y miró, pacientemente, como se vestía. Era tan… extraño saber que frente a él tenía a su alma gemela. ¿Cómo se lo haría saber? No sabía. Sin embargo, lo que más extraño lo hacía, era que no era la primera vez que lo sintiera así, más bien como si no lo hubiera visto por mucho tiempo, como si lo hubiera extrañado.

-¿Quieres salir? -Le preguntó poniéndose el pantalón.

El dragón analizó su cuerpo, ese torso lleno de cicatrices de un tono más oscuro que su piel. Los músculos fibrosos y el pecho marcado, como si recientemente todo eso hubiera aparecido o hubiera estado escondido. Unas gotas rebeldes resbalaban por sus hombros, dando un brillo especial, se veía tan… tan… tan bien… jodidamente bien. Era la primera vez que experimentaba esa sensación, su fuego interno se revolvía intranquilo en su interior, ardiente.

Pero lo había visto… A Severus, lo había visto aquella vez en el bosque. El dragón oscuro, idéntico al que ahora era él, luchaba contra el pocionista pero logró huir. Logró escapar. Y lo había seguido, había seguido al hombre desde entonces. Aunque ahora notaba que lo perseguía a él y no al dragón original.

Fue entonces cuando decidió mostrarse, pero sabía que el hombre lo atacaría. Él no lo recordaba a ciencia cierta pero lo atraía, lo traía como moscas a la miel. Y se dejó capturar, solo para verlo de cerca. Claro que no contaba con que el hombre le arrancara escamas, eso había sido doloroso. Y ahora estaba allí, escapando del pasado nuevamente.

Huyendo como el cobarde que era.

Ya no más, no quería más de eso. No quería más culpa, más dolor. Solo quería estar con Severus, con su todo… Solo quería estar junto a él.

Era un joven de aproximadamente unos veintitrés años. Tenía un cuerpo fibroso y bien marcado; su piel, clara y tersa, tenía unas partes salpicadas de un color azul intenso, como escamas. Su cabello, siempre rebelde, no estaba tan largo, apenas y le cubría la nuca. Su rostro también tenía unas cuantas escamas pero lo que más le impresionó fueron esos ojos, verdes cual esmeraldas, que reflejaban la vida que habitaba en el mundo, brillando hermosos, con un suave haz amarillento en el borde del iris.

El muchacho se acercó y se sentó a horcadas sobre él, posando sus manos sobre los hombros del mayor. Severus se sobresaltó al tenerle tan cerca.

Su corazón latió tan acelerado que pensó se le saldría del pecho y no pudo dejar de mirar aquellos orbes. Llevó una mano a su mejilla, suave al tacto pero salpicada de pequeñas escamas azules y acarició el pómulo con el pulgar.

-Harry -Jadeó.

El ojiverde sonrió, profundizando la caricia y haciendo un ruido parecido a un ronroneo, muy conocido para el ex-profesor.

-¿Dónde estabas?

Harry cerró los ojos y puso su mano sobre la suya, una lágrima broto de entre sus pestañas, bajando por su mejilla.

-Lo siento -Susurró tristemente.

Snape le atrajo hacia sí, abrazándole. Hasta ese momento se dio cuenta que tanta falta le había hecho, cuanto le había echado de menos. El chico descansó la cabeza sobre su hombro y le rodeó con los brazos.

-No hay nada que perdonar -Susurró. El cabello de Harry se movió con su aliento.- Ahora estás aquí.

-Severus -Ronroneó el ojiverde. Restregando su cabeza contra el cuello del pocionista, el cual dejo escapar una suave risa. Harry se estremeció al escucharle y hundió sus manos en la negra melena del mayor. Luego depositó un casto beso en su cuello.

-¿Por qué te fuiste hace un rato? Temía que no volvieras… aunque no pensé que fueras tú.

-Fue abrumador -Respondió con suavidad.- Que los recuerdos me golpearan de una vez.

-¿No recordabas nada?

-Yo quería olvidar… olvidar quien era, todo lo que había pasado.

-¿Todo?

-Pero tú fuiste lo único que no pude borrar -Ronroneó en su oído.- Me sentía solo sin ti, desprotegido. Siempre soñaba contigo, siempre recordaba tu voz… Y cuando te vi de nuevo, no pude alejarme de ti. Tú eres mi todo…

Severus volvió a reír cuando Harry lamió el inició de su mandíbula. Un lindo estremecimiento le hizo alejarlo para mirarle a los ojos.

-Te ves muy bien en ese traje de duelos -Le dijo el ojiverde con una sonrisa juguetona.

-Y tú te ves muy bien con cola -Bromeó. Harry amplió más sus sonrisa y pego su frente con la otra.

-Lamento haberte atacado -Susurró.- Es solo que mis instintos eran más dominantes.

-No hay justificación, Señor Potter. Estará en detención por lo que le queda de vida.

Harry le miró sorprendido ante el tono duro que el pocionista utilizó. Y su sorpresa aumentó aún más cuando el hombre unió sus labios con los suyos, besándole con suavidad. Jadeó al sentir que le apegaba más así.

-Le veré en mi despacho el lunes a las seis -Musitó cuando se separaron.

-Estaré allí puntual, señor -Respondió travieso, mientras se removía un poco contra el otro.- ¿Será muy duro conmigo?

-Puedes apostarlo.

En un rápido movimiento, Harry quedó sobre el sofá con hombre encima de él. El menor acarició el rostro de Severus con adoración mientras éste le regalaba una sonrisa, ambos corazones ardiendo con un fuego intenso que reconocía al otro. Era una verdad muy grande, muy cierta. Eran almas gemelas, tan contrastantes como opuestas. Se complementaban, donde concluía uno, empezaba el otro. Ambos eran uno.

-No voy a volver a dejarte marchar, mi pequeño dragón.

Le dijo antes de volver a unir sus labios, esta vez con la certeza de que Harry también era su todo.”

e) Razones por las que recuerdan ese fragmento en especial.


Fue el segundo creatura fic que leí algo parecido al traducido por Alisevv pero con sus contrapartes. Me encanto mucho el apego de Harry dragón por Sev sin estar consiente al cien por ciento de quien era, la atracción ya existía, además de gustarme este Sev que se deja convencer con la carita del Midnight, hermoso, bueno a mi así me pareció.
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