Titulo: The Match Maker (El casamentero)
Autor: Minx (traductor: Pescadora de Estigia)
Link original:
http://www.walkingtheplank.org/archive/viewstory.php?sid=179&warning=4Link traducción:
http://www.slashzine.com/09/Ficcion/11/Traducciones/Snarry/Traducciones4.htmFragmento:
—¿Dobby? —llamó.
En cuestión de segundos Dobby se apareció en su cuarto.
—Dobby está ayudando a Harry Potter, ¿si?
—Sí, por favor —dijo Harry con educación—. Me perdí la cena, y estoy muy cansado. ¿Podrías traerme algunas sobras?
—Oh sí. Dobby sabe que Harry Potter perdió la cena. ¡Harry Potter está en el armario! —Dobby le guiñó un ojo.
Dios, ¿cómo se había difundido la noticia tan rápido? ¿Y qué estada diciendo la gente? Ese Filch les había encontrado… encontrado… Harry tenía que reconocer que la cómoda almohada había sido el pecho de Snape. Oh, Dios, se había acostado con Snape. Se echó a reír de pronto, justo cuando Dobby reaparecía con una bandeja llena de comida.
—A Harry Potter le gusta el profesor Snape, ¿si? Dobby ve esas cosas. —Dobby empujó a Harry a sentarse en la mesa pequeña que estaba cerca de la chimenea, y puso la bandeja delante de él.
—Si —dijo Harry, ausente—. Pero a él no le gusto. —Comenzó a comerse el salmón.
—Oh no, Harry Potter se equivoca. A Snape le gusta Harry Potter. —Dobby chasqueó los dedos y apareció un vaso de zumo de calabaza.
—¿En serio? —Harry levantó la vista del brócoli—. ¿Cómo lo sabes?
Dobby empujó una silla y se encaramó a ella.
—Snape mira a Harry Potter todo el tiempo, sí. Snape se choca contra Harry Potter. Antes de que Harry Potter volviera para enseñar... —Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Dobby en ese momento—, Snape no desayunaba con los profesores. Ahora Snape siempre está en las comidas. Para ver a Harry Potter.
—¿Ah, sí? —dijo Harry otra vez. Masticó pensativo—. Qué interesante. Gracias, Dobby.
—¡De nada, Harry Potter! ¡Dobby está haciendo feliz a Harry Potter! —Dobby le guiñó un ojo.
Harry terminó su cena y se sentó mirando al fuego. De repente pensó parte de las palabras de Dobby.
—Oh, no —dijo en voz alta—. ¡Mierda! ¡Dobby! ¡DOBBY!
Pero por una vez, Dobby no apareció cuando le llamaron.
—¡Mierda! —repitió Harry. Se levantó de un salto y salió corriendo de su habitación, por el pasillo, por las escaleras cambiantes, dando un salto mortal en el momento en el que los escalones en los que estaba decidieron llevarlo a la sala común de Hufflepuff. Por último, sin aliento, patinó hasta detenerse delante de la puerta de Snape y la golpeó.
Nada.
Harry tocó más fuerte.
Nada.
—¡Snape! ¡Sé que estás ahí! ¡Déjame entrar! —Harry miró alrededor y se dio cuenta de que estaba atrayendo a una multitud de estudiantes. ¡Ja!—. ¡Déjame entrar! ¡Tengo público! ¡Estoy montando una escena!
La puerta se abrió de golpe y Snape apareció allí en toda su imponente gloria. Dirigió una mirada asesina a los Slytherin allí reunidos.
—El profesor Potter ha perdido la cabeza. No es un espectáculo adecuado, ni siquiera para vosotros. ¡Marchaos!
Se dispersaron. Harry entró en la habitación, esperando hasta que Snape hubo cerrado la puerta antes de comenzar a hablar. Bueno, balbucear, en verdad.
—Nosotros... picnic... Dobby... felicidad... ¡tiene que parar!
Snape le miró fijamente.
—Potter. Recupérese. Si no puede comunicarme la razón por la que me está molestando en noventa segundos, se encontrará atravesando la red flu hasta Uzbekistán de forma involuntaria.
Harry tragó saliva en una respiración profunda y empezó otra vez.
—Dobby está intentando... —Se obligó a decirlo—. Dobby está intentado tendernos una trampa a los dos.
—Sí —dijo Snape con una calma sorprendente—. ¿Quién sino un elfo doméstico podría haber llevado a cabo tantas travesuras?
Claramente Snape no lo había entendido. Harry le dio otra oportunidad.
—No, él no... no son bromas. Quiere que nosotros... seamos una pareja. Eh... una pareja sentimental. Uno con el otro.
En ese momento Harry tuvo la asombrosa experiencia de ver a Snape sorprendido. La boca de Snape se abrió y se cerró varias veces.
—Necesito un trago —murmuró por fin.
Se abrió camino pasando al lado de Harry hasta un armario en la esquina de la habitación y sacó una botella de whisky. Con una mirada a Harry, Snape sirvió dos vasos y le pasó una a Harry.
Con un acuerdo silencioso, se bebieron las copas.
—Ahora, Potter. Siéntate ahí. —Snape señaló al sofá—. Esto es un problema.
—Sí —dijo Harry malhumorado—. Pero ¿qué vamos a hacer al respecto? Sabes cómo son los elfos domésticos cuando tienen una idea. Nunca lo dejará.
—Sólo ordénele que pare, Potter. Es su persona favorita. —Snape llenó los vasos de nuevo.
—Pero... —Harry dio un trago tonificante—. Cree que esto me hará feliz.
Maldita sea, Snape estaba sorprendido otra vez. Realmente Harry deseaba poder contarle esto a Ron, pero explicar el contexto sería una auténtica tortura.
—¿Por qué demonios iba a pensar eso? —Snape de repente dio un paso atrás—. Tú...
—¡No! —Harry se ruborizó inexplicablemente. Quizás era porque Dobby había puesto el dedo en la llaga sin que Harry dijera una palabra—. Yo nunca... Quiero decir...
—No, por supuesto que no. —Ahora Snape parecía extrañamente abatido. Se dio la vuelta.
Era mucho más fácil hablarle a la espalda de Snape, y el retroceso inexplicable del otro hombre alentó a Harry.
—Quiero decir que nunca le he dicho nada sobre ti. Ni... —Harry pensó en despertar en los brazos de Snape—. Ni sobre cómo me siento. Por ti.
Snape no se movió. Su espalda esta tensa.
Harry suspiró y se puso de pie.
—Quizás deberíamos hablar con Dumbledore. Tal vez él pueda controlar a Dobby.
—¡No! —Snape se dio la vuelta—. ¡Por los huesos de Merlín! ¡Eso sería un desastre absoluto!
Harry tuvo éxito en su afán por no pestañear.
—Um... ¿Por qué?
—¡Porque ese hombre es un romántico empedernido, sobre todas las cosas! —Snape vació su copa de nuevo—. Si se entera de esto, nunca vamos a tener un momento verdaderamente en paz.
—Ah. —Harry miró su vaso. En verdad, parecía como si el universo estuviera conspirando para que él y Snape terminasen juntos. No sería tan malo si Snape no estuviera tan claramente en contra de que lo hicieran. Pero el picnic, los asientos asignados, la Torre de Astronomía, el minicurso especial, el armario...
—Oh, Dios mío.
—¿Qué pasa ahora? —Snape aún seguía de pie junto a la chimenea.
—Creo... creo que Dumbledore ya está intentando juntarnos —dijo Harry. Sonaba ridículo una vez que se le daba voz—. Em, los cambios en los asientos. Y el seminario que se supone que debemos co-enseñar. Vale, a lo mejor estoy...
Pero el rostro de Snape mostraba una expresión de asombrada comprensión.