Un mes para el recuerdo... Juno Snape...5 de mayo

Era la séptima vez que se encontraba bajo la capa invisible, masturbándose encerrado en el baño. Pronto vendría su hermano y podría ir junto a Harry.

Harry.

Se había convertido en una droga y eso lo asustaba.

El sexo nunca fue algo de vital importancia para él, pero ver esa mirada de amor en los ojos de Harry, el tacto tranquilo, amoroso y entregado, tan diferente al rápido, pasional y egoísta que siempre había experimentado. Era tan diferente con Harry, que cada día se encontraba disfrutando más de este falso amor.

Pero algún día quedaría embarazado y todo terminaría.

“Embarazado… me preguntó a quien se parecerá mi hijo”

“…”

“No mi hijo… el hijo de Alan” Se corrigió mentalmente y algo dolió en su pecho al saber que nunca podría llamar hijo a esa criatura… nunca sería padre, solamente tío.

Su hermano entró en ese momento y Severus salio a encontrarse con la amorosa mirada esmeralda a la que se hacía adicto.

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Días después, un ¡Plop! se sintió en el living y una voz se escuchó.


-Severus... ¿Estas aquí?


“Es Alan ¿Qué hace aquí?” pensó Severus, él era quien siempre se aparecía en casa de su hermano.


-Alan, aquí estoy- dijo Severus apareciendo por una puerta- ¿Qué ocurre?

-¡Harry no queda embarazado…ESO ES LO QUE OCURRE!

-Y de que te sorprendes. Para que pueda ocurrir un embarazo mágico debe ocurrir un orgasmo mágico y esto no es nada fácil.

-¡Precisamente!... no le estas produciendo ningún orgasmo mágico.

-Gracias por el halago.

-No lo tomes a mal. Sé que no te agrada Harry y eso puede que este afectando que no estés dando todo de ti.

“Si supieras que tanto me disgusta” pensó Severus.

-¿Y que quieres que le haga?

-Bueno… estaba pensando que quizás con alguna poción de amor o...

-¡No más pociones ilegales!- gritó Severus interrumpiéndolo- Ya es suficiente con la multijugos. Si quieres en verdad hacer algo… yo tengo algo que pedirte.

-¿Qué cosa?

-Deja que yo haga el preámbulo a Harry.

-¡¿Qué?!

-Ya me escuchaste- Severus dio un suspiro- Mira Alan, yo no estoy dando lo mejor de mi debido a dos cosas. Primero, porque estoy muy conciente de que tú sólo estas a una puerta de distancia y eso es bastante incomodo sabiendo que me escuchas hacerle el amor a tu marido…¡Tú. Me. Distraes.! Segundo, cuando llego a tener sexo con Harry él está muy entusiasmado, pero el único entusiasmo que tengo yo es el de mi propia mano ¡¿Cómo pretendes que llegue a excitar a Harry, si no estoy completamente excitado yo?!

-Diciéndolo así, tus peticiones son bastantes razonables, pero…

-Déjame recordarte que todo esto fue idea tuya. Yo no tenía ganas de tener sexo con tu marido y no planeo seguir teniendo sexo en tales condiciones, porque así nunca lograré que tu marido tenga un orgasmo como se debe!

-Esta bien- dijo Alan derrotado y pensando que no debió venir a reclamarle nada a su hermano- Esta bien, lo haremos a tú manera.

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Alan había salido de la casa y Severus acababa de tomar la multijugos. Entró nervioso a la habitación, Harry podría notar alguna diferencia. Era casi seguro de que notara la diferencia, su hermano era tranquilo y amoroso a hora del hacer el preámbulo a su gatito. Él nunca había sido ni tierno, ni amoroso con nadie y no tenía tiempo para un largo preámbulo, tendría que encenderlo rápidamente. Sólo esperaba que Harry no se pusiese muy sospechoso.

Harry miraba por la ventana. Silenciosamente se acercó a él y rodeo con sus brazos su pequeña cintura. Harry se recostó sobre el pecho de Severus y esté comenzó a acariciar amorosamente su estomago y a besar su cuello, como respuesta el joven ladeó la cabeza para permitirle un mayor acceso y Severus por primera vez en la vida se detuvo a disfrutar del suave tacto de la piel de Harry, sus labios rozando la piel y colocando breves y delicados besos en él.

Harry comenzó a dar suaves gemidos “¿Es posible excitar a alguien con tan poco?” pensó Severus al oír los exquisitos gemidos que daba. Entonces sintió los delgados dedos de la mano izquierda de Harry moviéndose sutilmente por su piel, acariciando su nuca y la otra mano acariciando las manos y brazos que rodeaban su cintura, Harry dio vuelta el rostro y le dio un calido beso en los labios, jugueteando suavemente con su lengua, acariciándolo amorosamente, sin luchar. Y una calidez invadió todo el cuerpo de Severus, sintiendo como empezaba a despertar su hombría “Si… uno se puede excitar con tan poco”

Recordando que no tenía tiempo, guió a Harry suavemente hacia la cama. La ropa desapareció muy rápidamente y Harry se encontraba en unos minutos jadeando y arqueándose debido a la húmeda y caliente boca que rodeaba su pene.

“Alan hoy tiene mucha prisa y mucha pasión” pensó Harry.

Severus acarició el tentador cuerpo: cabeza, cuello, pezones, pecho y estomagó, mientras su lengua y dientes hacían a Harry temblar y aferrar sus manos a las sábanas de seda. Las manos acariciadoras vinieron a descansar sobre sus caderas, los pulgares acariciando la piel justo arriba del hueso, presionando hacia abajo con firmeza. Lengua y dientes jugueteando, haciéndolo temblar. Una mano se movió hacia su muslo, acariciando la suave piel de su interior, antes de moverse hacia su meta.

Harry sintió como un dedo se deslizaba en su interior, moviéndose lentamente, estirando su entrada y muy pronto fueron dos. La boca sobre él nunca dejó de moverse. Los dedos frotaron firmemente en el punto de placer en su interior, haciéndole gritar y perder el control completamente. Y de repente no estaban.

Harry gimió ante la perdida de la maravillosa sensación de esos dedos preparándolo… había sido muy rápido, pero muy apasionado. Alan tenía prisa, pero Harry no se quejaba, era un cambio agradable, sentía una excitación, una ansiedad, una pasión en Alan que no había sentido desde que hacían el amor en Hogwarts, ocultos y temiendo que alguien los descubriera.

Y entonces sintió como Alan lo penetraba, deslizando un brazo alrededor de sus caderas para elevarlo. La sensación de Alan deslizándose lentamente en su interior siempre era tan maravillosa.

Severus alzó la vista y vio aquellos ojos la mirada de amor y lujuria dirigida a él y no pudo más que besar tiernamente esos labios que lo recibían siempre dócilmente.

-Te amo- le dijo Harry con toda la pasión que sentía. Mientras Severus lo comenzaba lentamente a entrar y salir.

-Yo también te amo gatito- y se sorprendió con la facilidad con que salieron esas palabras.

Pero allí con Harry entre sus brazos, mirándolo con amor, mientras él lo embestía suavemente… parecía ser la única frase correcta.

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Te amo.


Esas palabras resonaban en su cabeza, no por las palabras por la cual estaba compuesta, si no por el tono en que habían sido dichas. Ya había oído muchos te amo de Harry antes, siempre gritados en medio del éxtasis del orgasmo. Pero este había sido un Te amo distinto: uno con sentimiento, uno te amo dado con el alma, con la seguridad de que amas y eres correspondido.


Te amo.

Un te amo que nunca nadie le había dicho en su vida.
Te amo.

“Un te amo que nunca me han dicho… siempre se lo han dicho a Alan”

Ese amor que le profesaba Harry era de Alan, y de él sería el niño que algún día Harry llevaría en su vientre.


Te amo.

“¿Qué se sentiría tener a alguien como Harry amándome?”

“No sólo en la cama, si no en el día a día. Compartiendo el café de la mañana, preguntándome como me fue en el trabajo al llegar a casa, retándome por trabajar demasiado y no pasar tiempo con él, preparándome mi comida favorita para mi cumpleaños, abriendo regalos juntos en Navidad, contándome lo que hicieron los niños durante el día… Unos niños de cabello negro y ojos verdes como los de Harry y con la nariz de los Snape.”

“Así serían mis hijos con Harry. Todos los Snape sacaban la misma nariz, aunque los ojos podrían ser negros, azules o color avellana como los de James Potter”

“¿Iran a Slytherin o a Gryffindor?… No me gusta mucho esa última posibilidad, ojalá Merlín los ampare y que por lo menos queden en Ravenclaw”

“Le gustaran las pociones o será tan torpe como su otro padre en ellas” Aún recordaba la cara de disgusto de Harry cada vez que tenía que preparar pociones en su primer año.


Y ante ese pensamiento una imagen llegó a su mente…

Su pequeño hijo de siete años echaba ingredientes de pociones en un caldero, bajo sus instrucciones, el desde su espalda, le veía cortar y pulverizar ingredientes y agregándolos en el tiempo justo a la poción, mientras él le daba las indicaciones y le explicaba las diferentes reacciones que tenían los ingredientes al irlos juntando.

Harry de pronto aparecía por la puerta del laboratorio con el seño fruncido.

-¡Severus!... ¿Qué crees que haces con nuestro hijo? Aún es muy pequeño para enseñarle esas cosas… podía cortarse con el cuchillo… ¡Oh peor!... ¿Y si después le da por hacer pociones sin ayuda y provoca alguna explosión?


Te amo.

… ¿Que crees que haces con nuestro hijo?…

… nuestro hijo

“En que diablos estás pensando Severus, ese hijo no será tuyo... Harry no es tuyo.”


Te amo.

Cuanto dolía saber que esas palabras no iban dirigidas a él. Nunca serán para él