Título: La Herencia
Autor: Anle Snape Avalon
Parejas: SSxHP, RWxHG, DMxEE, LVx(sorpresa)
Clasificación: P13
Beta: Kure (mil gracias)
Disclaimer: Ningún personaje me pertenece, solo algunos, todos pertenecen a J. K. Rowling. Yo solo los utilizo para distraerme de mi vida cotidiana.
Resumen: Desde hace mucho tiempo se eligió a los herederos de Merlín, ellos serían, los herederos de Godric: Harry Potter y de Salazar: Lord Voldemort. Pero a ninguno de ellos les ha llegado los indicios… Mientras Severus Snape comienza a tener visiones con un extraño niño, además de eso tendrá que lidiar con otras situaciones que pensaría es para Potter, pero lo peor es enfrentarse a alguien de su pasado…
Capítulo 1: 5 de abril
En algún lugar de Londres, se halla el prestigiado colegio de magia y hechicería Hogwarts, donde brujos de once a diecisiete años van a aprender cómo controlar su magia.
Hogwarts al igual que muchos lugares mágicos, tiene secretos y uno de ellos es un área extensa del colegio que esta oculta y sellada desde los fundadores.
Por lo mismo nadie sabe de su existencia, aquella área, guarda uno de los más oscuros secretos del colegio.
Solo tres seres dentro del castillo sabían la existencia de esa zona…
***
En el área de las mazmorras del castillo se hallaban las habitaciones privadas, del profesor de pociones y líder de la casa de Slytherin: Severus Snape. En aquellos instantes despertaba.
Despertó con la sensación de haber soñado algo muy importante, intento recordar de qué se trataba, pero no logro su objetivo.
Aún era temprano, pero sabía que si intentaba dormir un poco no lo lograría, un pequeño destello capto su atención total.
En su buro se hallaba el motivo de su destello, su calendario, aquel que había hechizado y fuera el único recuerdo agradable de su padre.
El calendario mostraba las fechas más importantes para él, las fechas de examen y las fechas que más odiaba.
Ese día era uno de ellos, era cinco de abril, la fecha más peligrosa de todo el colegio.
Desde su vida de estudiante siempre había sido así. Pevees el poltergeist, realizaba bromas muy cueles a todos los habitantes de Hogwarts.
Suspiro mientras se levantaba para tomar un baño, así se salvaría de las primeras bromas de ese día.
Aun recordaba que el año pasado, Pevees había estado a punto de romperle los tímpanos gracias a una corneta, que no había logrado bañarse debido a que el agua era salsa picante y que tuvo que andar con hoyo en su entrepierna, porque toda su ropa estaba así.
***
Mientras en la Torre Gryffindor, Harry Potter, conocido por todos como el-niño-que-vivió, salia del baño para terminar de alistarse, no había logrado dormir mucho en aquellos días, ya que frecuentemente tenía pesadillas o sueños extraños.
No le había comentado a nadie sobre ellos, solo a sus mejores amigos, el pelirrojo Ron Weasley y la sabelotodo castaña Hermione Granger, ninguno de los dos le dieron importancia a esos sueños.
Pero Harry sabía que esos sueños le trataban de decir algo, que no era referente a Voldemort sino a alguien más.
Suspiro fue entonces que se percató de la mirada de Pevees, llevaba algo con el que Harry no quiso saber.
—Ya despertaste Potter —exclamo— bueno, no importa, no te salvaras de las demás bromas— dijo de forma cínica— ahora vete.
No le dijo dos veces, Harry tomo sus cosas y se dirigió al gran comedor.
Era bien sabido que ese día quien intentaba evitar una broma con magia, esta se volvía en su contra y era peor.
***
El día comenzó con Pevees lanzando a todos una especie de poción pica-pica, que duro por una hora, después de esa hora, la primera tanda de alumnos que entraron a ducharse, lo hicieron con cubos de hielo en forma de gotas de agua; la segunda tanda se pudo bañar con agua tibia, pero no sirvió de nada, debido a que el shampoo era lodo.
La rectitud del uniforme que siempre había en profesores y alumnos, ese día desaparecía: hoyos, quemaduras, prendas más grandes, más pequeñas, así que ninguno vestía el uniforme como debía.
El cinco de abril era un día terrible porque nadie podía salvarse de las bromas.
***
Severus Snape entro al gran comedor, que en aquellos momentos solo se hallaban el director y el chico de oro.
— ¡Albus tienes que correrlo!— exigió Severus mientras llegaba a su lugar para comenzar a revisarlo.
—no se puede Severus —respondió mientras observaba a Severus sentarse— como le dije a Harry, Pevees es un habitante antiguo del colegio, todo parece indicar que el nació y/o vivió aquí, así que es imposible—Severus solo bufo, mientras su mentor sonreía divertido— lo único que puedo hacer es suspender las clases de este día cuando sean días hábiles— sus dos pupilos lo miraron— no hay forma de detenerlo, lo mejor será evitar las clases para no tener muchos heridos.
Ambos asintieron, al finalizar el día la enfermería se trasladaba al gran comedor, porque más de media escuela estaba herida.
Poco a poco el salón se llenó y Albus dio el aviso, todo el colegio suspiro aliviado.
La comida aprecio y todos comenzaron a servirse, Severus Snape, se había servido poco, así con su tenedor pincho una salchicha que se elevó a su boca, pero antes de meterla, su vista periférica le hizo voltear a su derecha.
A su lado había un niño, que nunca había visto, miraba su comida, mientras suspiraba y llevo a la boca un bocado.
Hizo gesto y saco un trozo, que al ver escupió, entonces se oyeron risas y un grito
—Miren al come-gusanos
El niño salió corriendo, él se levantó y quiso seguirlo y hechizar a quien le había hecho esa crueldad, pero fue entonces que la voz de Albus Dumbledore le saco de sus pensamiento
—profesor Snape, ¿se encuentra bien?
— ¿Qué?— fue que se percató que de una u otra forma había llegado a la mitad del comedor con la varita en su mano—Si, solo que no tengo hambre.
Salió del gran comedor, pero no había dado cinco pasas, cuando escucho a Pevees gritar.
— ¡come-gusanos!
Miro la puerta por unos minutos, antes de retomar su camina hacia su habitación.
***
La suspensión de labores, ayudó a evitar muchas bromas de Pevees pero eso no evitaba que ya hubiera alumnos en la enfermería, por las demás bromas.
***
El terrible profesor de pociones pensaba en la sucedido durante el desayuno, aquella visión, porque eso había sido, le había salvado de comer gusanos, sumido ante ese pensamiento choco con el trio de oro, antes que alguno digiera algo, el niño volvió, pero esta vez no solo Severus lo vio, sino también Harry.
El niño leía un libro, iba sumido en él, fue entonces que se escuchó un grito.
— ¡Hey tú!
El niño alzo la vista para ver como el desperdicio de comida le caía encima.
Estuvo ahí intentando no llorar, después salió y se dirigió a una puerta que se hallaba debajo de las escaleras, mientras la risa de los presentes se escuchaba.
Al igual que la vez anterior intento llegar al niño, algo le decía que ese niño lo necesitaba, pero esta vez quien lo detuvo no fue una voz, sino una mano.
Volteo para hallar su muñeca atrapada por la mano del Gryffindor de ojos verde, sus inseparables amigos y el príncipe de las serpientes, Draco Malfoy que pasaba por ahí vieron sorprendido la acción de Potter.
Solo desviaron la atención ante el grito de Pevees.
— ¡Hey tú!
Un niño de primero fue la víctima, al voltear arriba vio como el desperdicio de la comida le caía encima, todos miraron la escena con odio.
Los tres chicos regresaron la mirada a Harry, sino hubiera detenido a Snape, el seria quien tendría aquella broma
—Sr. Potter agradecería que soltara mi mano
—Lo… lo siento profesor— exclamó mientras lo soltaba.
Severus se acercó al pequeño que lloraba, con un movimiento de varita limpio el desastre, todo miraban anonadados la escena, el niño era de Ravenclaw y el líder de las serpientes lo estaba ayudando.
—llévenlo a la enfermería— ordeno y dos chicos de quinto de la misma casa, obedecieron.
Al ver que se llevaban al niño, se acercó a las escaleras, ahí, comenzó a tentar el área.
Pevees que había visto la escena, fruncía el ceño ¿Qué estaba haciendo Severus Snape?
Ante la interrogación de todos fue Draco Malfoy quien decidido preguntar
— ¿Qué busca?
—Una puerta— murmuró por lo bajo.
Pevees cambio su ceño de uno fruncido a uno de sorpresa, así que desapareció para reaparecer de frente a Severus
— ¡Buaaa! Jajaja.
—Maldito Pevees
El plan de Pevees había resultado, había hecho que Severus Snape se olvidara por completo de lo que buscaba.
***
Mientras en el gran comedor todos comían tranquilo, la cena seria a apacible, pero tal vez el mayor tormento era la última broma del día. Esa broma se hallaba en sus salas comunes. Y todo volvería a la normalidad a la media noche.
***
Severus caminaba en dirección a sus aposentos pensando en aquel niño, un niño que había sufrido dos bromas idénticas a las que Pevees había preparado, la pregunta que le rondaba era ¿Aquel niño había sido Pevees en vida?
Mientras pensaba en aquella posibilidad, noto al niño salir corriendo de su despacho.
— ¡Oye espera!
Le grito pero no se detuvo, así que comenzó a correr para alcanzarlo.
Mientras sus pensamientos eran de alcanzar al niño, se olvidó de todos, no se percató que de una u otra forma había roto una barrera de más de mil años y entraba a un área completamente nueva y desconocida para él.
Las antorchas se prendían conforme avanzaba, el niño se detuvo cinco metros más adelante
— ¡Niño!
Le gritó y esta vez el niño volteo a verlo.
Severus se dio cuenta que ese niño tenía entre cinco y siete años, que vestía una túnica azul, su cabello era largo y negro, no logro distinguir el color de sus ojos, pero supo que había tristeza en ellos.
— ¿Tu nombre es Pevees?
El niño no respondió, miro a su izquierda y camino hacia allí, Severus se acercó, pero se halló con que el camino que tomara no existía.
Aquel pasillo llevaba a una ventana, no había otro camino. Estoy imaginando cosas. Pensó. Dio media vuelta y volvió sobre sus pasos a su oficina.
El pasillo se quedó vacío o eso era lo que aparentaba, ya que el lugar donde el niño y Severus se pararan era ocupado por un extraño joven.
Aquel extraño joven vestía como si hubiera vivido en Azkaban, de forma harapienta, su cabello era largo hasta los tobillos y de color negreo, con algunos mechones: rojos, verdes, azules y amarillos, su tez era blanca, pero resaltaba sus ojos ya que eran de distintos colores, su ojo derecho era dorado y plateado, mientras que el izquierdo era amarillo y negro.
Observo el pasillo por donde Severus Snape desapareció, mientras se preguntaba ¿Cómo había llegado a esa zona? Con ese pensamiento volteo a su izquierda.
Ahí donde Severus vio una pared se hallaba el inicio de unas escaleras, y al finalizar se encontraba una puerta.
Aquella puerta estaba sellada, al igual que aquella área en la que el profesor de pociones había entrado. Estaban selladas por la magia de los seis fundadores.