Destrucción y castigos (Privado Draco, Minerva y Severus) [Baño de Mirtle]

Minerva McGonagall aceleró el paso y sacó la varita, sintiéndose molesta. En el baño ubicado a mitad del pasillo parecía estar desatándose una guerra.
Por un momento, pensó que podría tratarse de Peevees, pero cuando abrió la puerta y observó al muchacho, se sintió ligeramente estupefacta.
Trozos de vidrio esparcidos por el suelo, las puertas de los cubículos convertidas en ceniza... "¿Qué diablos..?"
Los ojos de Minerva se clavaron en la figura delgada y demacrada del Slytherin, y un rictus de furia se dibujó en sus labios.
–¡SEÑOR MALFOY! –Llamó, con la voz agudizada por el enojo. – ¡¿Qué significa esto?!

Minerva observó cómo el rostro crispado y el amenazante puño ensangrentado del joven Slytherin se trocaban en una expresión de total aturdimiento. Sorprendida de verlo en aquel estado de nervios, pero furiosa por los destrozos ocasionados, trató de calmarse para pensar con claridad. A continuación, hizo lo que creyó más razonable: sacó su varita y apuntó a los destrozados puños del muchacho.
–¡Episkey! –pronunció con voz clara. – No sé qué pretendía al hacer esto, señor Malfoy, pero en este castillo no se tolera ni tolerarán jamás actitudes semejantes. Treinta punto menos para Slytherin...– comenzó, recorriendo con la mirada la magnitud de los daños –... y dos meses de castigo los sábados. Ahora, incorpórese y acompáñeme. Tendrá que explicar esto al director.

Por un momento, al ver al muchacho en aquel estado de abatimiento y angustia, Minerva había comenzado a olvidar su enojo y a reemplazarlo por preocupación. Quizás estaba siendo dura al darle dos meses de castigo...
Pero entonces, el menor de los Malfoy había hablado, asumiendo su habitual tono petulante.
Minerva sintió que el pulso se le aceleraba de puro enojo.
- ¿No lo cree suficientemente grave? -soltó, acentuando las palabras. - Creo que no está en condiciones de determinar eso, Señor Malfoy. Le he ordenado que me acompañe al despacho del director, y no volveré a repetirlo.
Minerva giró sobre sí misma, esperando haber sido suficientemente tajante como para ser obedecida sin más.

Un rayo frío atravesó la espalda de Minerva McGonagall, obligándola a detenerse. ¿Draco Malfoy había sido capaz de hablarle así?
Con el ceño casi formando una única línea delgada se volvió hacia él, mitad asombrada, mitad furiosa.
- Otros cinco puntos menos para Slytherin- Soltó, nuevamente con la voz aguda por el enojo.- Malfoy, si le apetece o no cumplir mi orden me tiene sin cuidado. Soy la subdirectora de este colegio y va a dirigirse a mí con el respeto que merezco. ¿Entendido? Compórtese y actúe como debe, o me veré obligada a suspenderlo en el equipo de Quidditch. ¿He sido clara?

Cerró los ojos un momento, percibiendo cómo las aletas de su nariz se contraían y dilataban enérgicamente. Era consiente de que Draco Malfoy no parecía estar en sus cabales, por lo tanto a ella le correspondía duplicar los esfuerzos por controlar su genio.
Sin decir una palabra apuntó con mano firme hacia la puerta, indicándole al joven que saliera. Si lo hacía, irían juntos a ver al director y llamaría a Poppy para que lo revisara. Si volvía a negarse, enviaría un patronus en busca de Albus, y Slytherin tendría que encontrar a un nuevo buscador.

SEVERUS

Iba de camino a su despacho después de estar en el de Albus, cuando pasó por delante del baño de chicas donde se escondía uno de los fantasmas. Había escuchado algo de ruido y en verdad, pensaba pasar de largo hasta que vio que la puerta se abría.

Ante él, estaba Draco Malfoy a punto de salir, seguido de Minerva Mcgonagall. Suspiró hondo, pensando qué habría pasado ahora y se acercó hasta ellos, imponiéndose ante el alumno de su casa cual alto era.

-¿Qué ha pasado? -Preguntó con brusquedad, ignorando a su alumno y mirando directamente a la subdirectora.

Miró a su colega con una expresión que claramente demostraba su fastidio. Detestaba profundamente los pésimos modales de Severus, sobre todo cuando entraba en su plan de defensor de Slytherins. Y aunque era el jefe de esa casa y Minerva sabía que tenía que informarle lo ocurrido, hubiera preferido hacerlo en privado.
- El señor Malfoy ha destruido, sin motivo aparente, las instalaciones del baño.
Las palabras fueron rápidas, en un tono nada simpático. Por alguna razón, que no llegó a explicarse en ese momento, omitió señalar la falta de respeto del muchacho hacia ella y su autoridad.
- Ahora mismo nos dirigimos al despacho del director. Como jefe de Slytherin, supongo que querrás estar presente...-Hizo una pequeña mueca con las comisuras de los labios.- Por cierto, el Señor Malfoy está castigado por ocho sábados consecutivos.

No hacía falta ser ningún tipo de especialista en Legeremencia para saber que Draco estaba literalmente acojonado. Algo había pasado y Severus creía saber el qué: a Draco le estaban presionando para tomar la marca. Pero claro, eso Minerva no sospecharlo... mucho menos saber lo que se siente cuando te presionan a hacer algo contra tu voluntad, sobre todo a esa edad. ¿Seguir al grupo? ¿Hacer lo que tus padres ordenan? ¿Intentar ser tú mismo desmarcándote de todos los demás y buscar tu propio camino? Con la edad de Draco todo es muy difícil, más si tienes esa situación en tu casa y mucho más aún si un loco maníaco intenta ponerte a su servicio.

Pero claro, eso Minerva no lo sabía. En Gryffindor todo eran niños buenos sin problemas familiares aparentes más allá de un 'quítame ahí un castigo por malas notas'. En Gryffindor todo era felicidad, no como en Slytherin donde los chicos crecían entre estrictas reglas de protocolo, donde muchos casi no había sentido el abrazo de sus progenitores o simplemente, debían escoger tatuarse una horrible calavera con una serpiente en el brazo para sobrevivir... junto con su familia. ¿Qué iba a saber ella? NADA. Y para colmo pretendía dársela de que lo sabía todo, castigando a un alumno de Slytherin, sin saber qué pasaba.

Estaba completamente seguro que de ser un Gryffindor el que lo hiciera, sólo le descontaría unos puntos, le haría limpiar el baño y poco más. A no ser que fuera Potter, que simplemente le daría una palmadita en la espalda y pasarían el tema por alto. Pero Severus no pensaba permitir que esa mujer castigara a un alumno de su casa de esa forma, menos sin saber qué pasaba realmente.

-Me temo que ese castigo es inaceptable, es demasiado por lo que ha hecho. Seguro que si fuera uno de tu casa hasta podrías dejarlo pasar. -Miró fríamente a Draco-. Castigado dos semanas y 3 puntos menos para Slytherin. Ahora, vuelva a la sala común Señor Malfoy.

Tanto la mirada, como el tono de voz de Severus desafiaban claramente a Minerva a contradecirle.

Parpadeó un par de veces, sin poder creer lo que acababa de escuchar. El hombre había osado acusarla de favoritismo a ella... ¡a ella, que había sido capaz de quitar ciento cincuenta puntos a su propia casa una vez, aún cuando la escasez de rubíes en el reloj fuese un puñal clavado en su orgullo Gryffindor! La acusación era completamente injusta... más que injusta, era ridícula.
Pero hubo algo que realmente la molestó: Severus acababa de desautorizarla frente a un estudiante, insinuando incluso que dejaba sin validez su castigo.
- Ni se le ocurra moverse, Señor Malfoy- exclamó con firmeza, clavando la mirada en Snape-. Profesor Snape, usted no tiene derecho a poner en duda mi ecuanimidad, ni mucho menos a modificar el castigo que he impuesto- aseguró en tono frío, sin demostrar su creciente asombro e indignación. Luego de un momento de silencio, dio un par de pasos adelante y en voz más baja, pero no menos dura, añadió-: Esto no es un partido de ajedrez, Severus. Un alumno de tu casa ha infringido gravemente las normas de conducta del castillo.

-

Sin duda, Minerva estaba atónita, lo supo al ver cómo parpadeaba. Sabía también que se había pasado y a él le cabrearía muchísimo que otro profesor le desacreditara de esa forma, pero no podía dejarse amendrentar.

Por el rabillo del ojo vio a Malfoy empezar a moverse, pero también lo vio pararse cuando escuchó la voz de Minerva. Severus alzó la ceja, con las manos entrelazadas a la altura de su bajo vientre, totalmente sereno.

-Lo tengo. -Habló taxativo-. Al fin y al cabo hablamos de un castigo injusto y desmedido para un alumno de mi casa. Dime, ¿Si hubiera sido Potter, -escupió el apellido como sólo él sabía hacerlo- serías tan inflexible? Lo dudo.

Siguió a Minerva con la vista imentras se acercaba a ella y escuchó su susurro.

-Ahí te equivocas. Es una partida de ajedrez en la que hay más en juego de lo puedas creer. -Alzó la cabeza y miró a Draco fulminándolo con la mirada por haberse atrevido a hablarle de esa forma. -A la sala común y espéreme ahí. -Volvió a mirar a Minerva. -La profesora y yo iremos a hablar con Dumbledore.

Frunció los labios, como si hubiera bebido algo sumamente amargo. ¿Injusto y desmedido? ¿Inflexible? ¿Severus Snape se atrevía a acusarla a ella de lo que él había tomado como un modo de vida?
Estuvo a punto de responder que no, que Malfoy había recibido una orden de la subdirectora del colegio y la tenía que cumplir. Pero guardó silencio, y con un firme asentimiento de cabeza, dio a entender a Draco que podía irse.
Sin más, giró sobre sus talones y empezó a caminar con paso rápido.

Habría dado su varita por poder ponerse a gritar en aquel momento... ¡le habría dicho a Severus unas cuántas verdades! Es más, le habría pedido sin nada de gentileza que se metiera su absurdo orgullo por donde mejor le cupiera.
Pero ella no era así... era civilizada y racional... ¡No como él, que evidente se negaba a pensar con lógica!
Modificar un castigo... quizás... ¿pero pretender cambiar un descuento de puntos? ¡Todos en Hogwarts sabían que eso no se podía hacer...!
Y ni mencionar la insensatez de negarse a que Draco Malfoy fuera al despacho de Albus... ¿Acaso no comprendía que el único que podría ayudar al muchacho era él? ¡Albus descubriría el por qué del estado de nervios del chico con sólo mirarlo! ¡Albus lo ayudaría, lo protegería de cualquier cosa..!
El propio Severus había recibido esa protección y ese afecto... ¿por qué se negaba a compartirlo?
¡Egoísta, eso era! ¡Egoísta y malagradecido!

El castigo de Draco y la discusión entre los profesores se resolverá en el despacho del Director.

9 puntos para Lau Black

9 puntos para Mangos

3 puntos para Pescadora de Estigia