En las Mazmorras... Capítulo I

Hoy en definitiva era un día aburrido. Tener que escuchar al Prof. Binns dos horas completas era endemoniadamente aburrido. Había estado hablando de las múltiples guerras y sucesos históricos que habían azotado al mundo mágico; pero Harry no había escuchado nada. Solo tenía cabeza para pensar en cierto hombre de ojos negros, piel pálida, voz ronca pero exquisitamente sensual y un formidable cuerpo. Si Harry Potter, el famoso niño-que-vivió estaba perdidamente enamorado de su “odiado” profesor de pociones, Severus Snape. Y para más sorpresa era correspondido.

Desde hacia mas o menos año y medio que llevaban saliendo. Como era una relación prohibida se veían muy pocas veces y cuando lo hacían, era a escondidas. Pero eso lo hacía más excitante. Al frente de todos, parecía que estos dos se odiaban hasta la muerte, pero eso era lo que hacían pensar a los demás. En la intimidad era los más pasionales y amorosos seres de todo el mundo. Fue una enorme sorpresa para Harry, descubrir al hombre tierno y atento que era Severus. Nunca se hubiera imaginado esa faceta en la personalidad del maestro. Además de los multiples detalles que le daba. Había estado tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando había terminado la clase. Cursaba ya su séptimo año. Su amigo Ron lo zarandeo un poco y así volvió del mundo de los sueños. Historia de la magia había sido su última clase del día, así que se despidió de sus amigos, y sigilosamente se fue hacia las mazmorras.

Toco la puerta de las habitaciones personales del profesor. Cuando escucho una voz ronca diciendo “Adelante”, abrió la puerta y se adentro en la habitación. Frente a el estaba el hombre concentrado en corregir los ensayos que había pedido a los de segundo año. Al lado izquierdo de la habitación se encontraba una chimenea frente a dos sillones, uno individual y otro para tres personas, de cuero negro, a cada lado de la chimenea había una puerta, la primera conducía a un laboratorio personal, y la segunda a la habitación privada de Severus. Al lado derecho se encontraba una biblioteca repleta de libros y un estante llenos de todo tipo de ingredientes y de pociones. Harry se acercó hasta el hombre que aún seguía muy concentrado corrigiendo. Abrazo al pelinegro por la espalda y mordió el pálido lóbulo, provocando un estremecimiento al hombre.

— Harry… no sabía que eras tú…— susurro el hombre
— Claro… estas tan concentrado corrigiendo eso — señalo los trabajos — que no te has dado cuenta que tu “novio” — enfatizo esa palabra — esta aquí para pasar un rato agradable — dijo con falso enfado
— Perdone Sr.Potter, pero es mi obligación hacerlo — dijo volteándose y besando tiernamente los labios
— Sev… anda déjalos… muy pocas veces podemos vernos…— le suplico besando el cuello del mayor
— Harry, pequeño… sabes que no puedo hacerlo… estos ensayos se suponía que tenía que entregarlos la semana pasada — al profesor le costo negarse a la invitación que hacia su joven pareja, pero tenía que corregir los benditos ensayos.
— Pero sev… no seas malito… solo un ratito — dijo mientras se sentaba en las piernas del hombre y ponía un adorable puchero.
— No Harry… y es mi dedición final — dijo con voz neutral
— De acuerdo — harry se levanto molesto y se sentó en el sofá para 3 personas
— ¿Harry que haces? — preguntó divertido el profesor ante la actitud del joven
— Hago mis deberes, Profesor Snape — dijo ácidamente el joven
— Vamos Harry no me digas que estas molesto — dijo en tono burlón, pero ante el silencio que había se puso serio — Harry…
— ¿Qué quiere, señor? — `preguntó neutro el ojiverde
— ¿Qué sucede? —pregunto preocupado el pelinegro
— ¿Qué que sucede?¡¿me preguntas que sucede?! — estalló el ojinegro- no nada… simplemente vine a visitar a mi pareja, y este no quiere que hagamos el amor… cuando el mismo me pide que pasemos mas tiempo juntos…- termino en llanto el joven
— Harry… — el profesor fue directo hacia el muchacho y lo abrazo, este de aferro al pecho de severus — perdóname… yo no…
— Perdóname tu a mi sev…últimamente estoy muy emotivo — dijo el muchacho secándose las lagrimas
— Ya pequeño…— besó lo labios del joven — Estas perdonado si tu perdonas a este viejo…
— Te perdono… y sev… no estás viejo…— dijo cariñoso el ojiverde

El resto de la tarde la pasó en el sofá junto a Severus, abrazados, mientras las llamas presenciaban los besos y uno que otra caricia que se daban. Su relación era secreta. Bueno menos para Albus, Minerva, Ron, Hermione, Ginny, Draco, Remus y la familia Weasley. Habían reunido a todos ellos para informarles de su relación, cuando se enteraron hubieron diferentes reacciones. Albus, dibujo una sonrisa y un brillo picaron se diviso en sus azules ojos. Minerva se sorprendió al principio, pero después mostró una calida sonrisa. Ron y Ginny se mostraron totalmente sorprendidos, Hermione y Draco no se sorprendieron tanto, ya que lo habían intuido, Remus se mostró sorprendido pero después abrazo al muchacho y amenazó a Severus, si algo le pasaba a Harry el lo pagaría, y con la familia Weasley pasó prácticamente lo mismo que con Remus. Después de aquella revelación, habían pasado una calida tarde junto a sus amigos mas cercanos. La relación del trío de oro con Draco había cambiado radicalmente, ya que Remus estaba empatado con el rubio. Al principio el trío no lo aceptaba, pero al ver lo feliz que era Remus junto a el, habían llegado a una especie de amistad.

Cuando se dieron cuenta de la hora, ya era casi las once de la noche, así que sin mas, salieron de las mazmorras rumbo a la torre de Gryfindor. Se despidieron con un tierno beso, y en gryfindor subió a su habitación mientras severus regresaba a las mazmorras.

El sol se levantaba en lo más alto del cielo, sus rayos hacían resplandecer al enorme e imponente castillo. Ya era medio día, faltaba solo 3 semanas para las vacaciones de invierno. Harry había ido a las habitaciones de severus como cada viernes, desde que salían se había fijado el día viernes para pasar el resto de la tarde juntos, y así harry pasaba la noche con sev, para irse en la tarde del sábado.

Harry se encontraba recostado en el pecho de severus. Habían tenido una magnifica noche, solo de recordarlo una sonrisa tonta se le dibujaba en el rostro. Su amado estaba dormido, sabía que también tenía que dormir, pero no podía… Había tenido una de sus peores pesadillas…. Ya habían sido varias pesadillas esa semana… mas bien eran muy seguidas… Severus había intuido algo sobre eso, pero no quiso decírselo… Pero ya había pasado una semana y seguía con esos sueños… Si mañana sería el día en que se lo diría…