Potter, ¿de quién es esta tarea?

correcto

bien

VAle... aquí voy yo... esto... no me matéis, pero es que empiezo a quedarme sin ideas...


El tenue control del temperamento de Snape se rompió.

—Maldita sea, Potter, ¡vamos a estar aquí toda la noche si tratas de hacerme leer lo que llamas tu mente! Sólo dímelo. ¡Necesito esos malditos huevos!

—Muy bien, ya que insistes. —Potter se inclinó hacia delante—.Quiero... —Vaciló—. Quiero que me toques.

—¿Qué? —Por medio de un enorme esfuerzo, Snape logró mantener su mandíbula para que no golpease el suelo—. ¿Un masaje?

Potter se rió.

—Digamos que un masaje íntimo.

—Por las pelotas de Merlín. —Snape estaba sentado en su sillón—. Tú... tú quieres que... —No podía procesar la información. Miró a Potter. Al joven, guapo y atlético Potter—. ¿De mí? —Le doblaba la edad al chico, tenía cicatrices y era poco atractivo.

—Mira —Potter corrió la mano por su pelo, desordenándolo todavía más—, tengo veintidós años. No he tenido sexo en seis meses... no, ocho meses. Dumbledore está usando mi estancia aquí para elaborar estrategias y ayudar con la planificación, así que estoy atrapado aquí hasta que él diga que puedo salir. ¿Con quién más voy a estar? Los estudiantes están fuera del alcance, y aunque no lo estuvieran son muy jóvenes. En cuanto a los profesores... no es como hubiese estado teniendo fantasías secretas con Flitwick, ¡por Dios! Sólo... sólo me gustaría que alguien me tocase. —Miró fijamente a Snape—. Te gustan los hombres, ¿verdad? No sería demasiado malo. Quiero decir que... ¿no podemos arreglar algo?

Allí había una lógica extraña.

—Así que quieres...

—Lo que sea. Una paja.

Snape podía hacer eso. Asintió con la cabeza.

Sipes!!!!!

bien

Acababa de terminar el examen, que sabía seguro que le había ido mal. La noche anterior no había podido estudiar y tampoco tenía ganas de hacerlo en ese momento pero hay estaba, en la biblioteca de Londres sentado en una enorme mesa de madera con todos los libros y apuntes esparcidos, pero con la mirada fija en aquel cartel que señalaba la hemeroteca.

Se levantó de la silla dejando todo como estaba, sabía con seguridad que si algo había pasado en aquella casa, tendría que estar documentado en algún lugar, ya fuera en la biblioteca nacional o bien en el archivo del pueblo. Pero estaba dispuesto a encontrar la verdad. Sabía que a ese niño algo le había debido de pasar para estar atado a esa casa de esa manera. Pero también tenía claro que no arriesgaría a sus hijos, nunca lo haría.

correcto

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Así acabé después de esto

jajaja, poecita

(cuanta estrella para contar )