11º Capítulo: No nos volveremos a separar
Severus, que aún tenía el cuerpo de Harry entre sus brazos, se quedó atónito ante la presencia de los menores.
-Permítame revisar a Harry -interrumpió una mujer-. Soy médico y me encargaré de él mientras usted habla con los chicos -añadió presentándose.
La gente que aún quedaba en la sala estaba expectante. Toda una bola de curiosos que no hacían más que deleitarse con los comentarios y las escenas morbosas ajenas a ellos. Esperaban que los chicos reaccionaran en contra del hombre o que el tipo no los reconociera como sus hijos. Había miles de posibilidades, pero para las mentes retorcidas de la aristocracia mágica ninguno de los escenarios imaginados tenía algo que ver con el que presenciaban ahora.
Severus había dejado el cuerpo de su pareja en manos de la mujer. Se había puesto de pie rápidamente, quedando de frente a los chicos, y se había paralizado. Sus hijos, sin pedir autorización, lo encerraron en un profundo abrazo que fue inmediatamente correspondido con furia.
Remus veía todo desde lejos, junto a su esposo, esperando que la reunión familiar terminara para poder ir a saludar al ex espía luego de tantos años.
Lucius se mantenía con la cabeza en alto. Siempre utilizando la máscara de indiferencia que tanto lo caracterizaba. Aunque por dentro moría de ganas por abrazar al que fue su compañero en Hogwarts, su confidente, quien lo ayudó a salvar a su familia de las garras del Lord y quien fue siempre el único amigo que se pudiera considerara como tal.
-¡Oh Merlín! Tanto tiempo soñé con tenerlos así, que ahora no estoy seguro de que no sea un sueño ¿Realmente son ustedes? -dijo Severus, abrazándolos fuertemente y tratando de que ellos no se apartaran.
Cada día leía la carta que Harry le había enviado, en la que le mencionaba a los chicos, y de todas las veces que trató de imaginárselos físicamente nunca llego a imaginarlos tan hermosos, tan parecidos a Harry y… tan parecidos a él en algunos aspectos. Eran la mezcla justa. La perfección de sus semejanzas puestas en frágiles contenedores que llevaban la esencia de ambos.
Los chicos no podían parar de llorar en brazos de su padre. De él emanaba una esencia fuerte que les brindaba protección y una sensación que nunca habían sentido.
-Padre, tanto tiempo esperamos por conocerte -le dijo Rudy, sin soltarse de él.
-Yo también niños, cada día pensé en ustedes. Cada día soñé con poder abrazarlos -los alejó un poco para poder verlos mejor-. Son tan hermosos como Harry -les dijo con una sonrisa-, pero aunque sé sus nombres y quiero escucharlos de ustedes -pidió.
Levi estuvo a punto de hablar pero alguien los interrumpió.
-No es por interrumpir el hermoso reencuentro, pero creo que no es el mejor lugar para hacerlo -dijo el patriarca de los Malfoy.
-Por favor, tomen este traslador. Los llevará a la mansión Malfoy. Nosotros iremos por otro medio -Remus les extendió un broche en forma de serpiente-. Nosotros nos llevaremos a María y Harry, en cuanto reaccione -les informó.
-Gracias -les dijo Severus, para luego tomar el prendedor y extenderlo hacia los chicos. Estos bajaron la cabeza.
-Lo lamentamos mucho, padre, pero nuestro permiso para salir de Hogwarts ya se acabó hace rato -dijo Damián, más que dolido por la situación.
-Si no nos vamos ahora mismo, nos castigarán con las salidas a Hogsmeade y es el único lugar donde podríamos volvernos a ver -Rudy era astuto y sabía que sus padres se las ingeniarían para llegar a los terrenos del colegio.
-Entiendo, es lo mejor -les dijo Severus. No podía evitar sentir rabia por eso, como tampoco podía evitar culpar al anciano director de Hogwarts. Él los había separado una vez y este límite en el tiempo del permiso se lo tomaba personal. Bien pudo el viejo haberles dado el día, teniendo en cuenta las circunstancias. Pero ya vería él el modo de encontrarse con sus hijos y conocerlos mejor.
-Papá, yo me llamo Levi y para tu desgracia soy un León -le dijo con gracia. Era raro presentarte ante tu propio padre, pero sabía que él era una orgullosa serpiente y que por lo menos una venita en la frente le saltaría al saber su selección de Casa.
-Era de esperarse, aunque supongo que no estarán allí los tres -le dijo. Levi tenía un aire parecido al de Sirius Black en su época de colegio. Parecía ser de esas personas que les gusta hacerse ver del modo que sea.
-Yo me llamo Damián y quedé en Ravenclaw -le dijo el más bajo.
-Entonces tu inteligencia te precede, Damián -le dijo con dulzura, la misma dulzura que emanaba del chico. Tenía un aire inocente y alegre, pero se mantenía firme en su posición, por lo que se imaginó que no sería muy tranquilo en algunos aspectos de su vida diaria.
-Mi nombre es Rudy. Y yo si soy una serpiente -bien, acababa de dejar salir todo el aire altanero que poseía.
- Y me enorgulleces al igual que tus hermanos. Sé que sabrás comportarte como un altivo miembro de esa Casa -Rudy era más difícil de descifrar, tenía una mezcla en su mirada que podía perturbar a cualquiera. Llevaba la inocencia y pureza de Harry, además de su propia frialdad. Sí, lo más probable es que él fuera una persona muy bipolar.
-Debemos partir, padre, tenemos muy poco tiempo para llegar a los terrenos de Hogwarts -le dijo Damián.
Los chicos volvieron a abrazarse de su padre. Por más que querían no podían quedarse más tiempo junto a él. Debían irse ahora o pagar con sus salidas futuras.
-Si quieren los puedo dejar en los terrenos del colegio, para que no pierdan tanto tiempo -les ofreció Remus. Los chicos asintieron.
-Adiós, padre -le dijo Damián, para luego abrazarlo fuertemente y darle un beso en la mejilla.
-Sé que te veremos pronto -le dijo Rudy, abrazándolo casi con desesperación.
-Dile a papá que lo amamos y que los estaremos esperando -le dijo abrazándolo.
Si bien sus hijos eran casi idénticos físicamente, eran terriblemente diferentes en sus interiores. Pero cada uno, a su manera, era fácil de amar. Eran tan especiales como lo era Harry. Tenían tantas características peculiares, que disfrutaría ir descubriendo cada una de ellas.
-Chicos, es mejor que partamos ahora -les dijo Remus -. De todas maneras ve a la mansión, Severus, yo llegaré luego de ir a dejar a los muchachos -los tres chicos más Remus salieron por una de las puertas, esquivando hábilmente a los periodistas que los esperaban por la otra para llenarlos de preguntas.
-¿Qué les parece si partimos también? -les dijo Lucius.
Severus se acercó a los asientos donde María se mantenía con Harry aun desmayado. Lo tomó en brazos y se acercó a Lucius acompañado de la mujer.
Toda la prensa se arremolinó junto a ellos en el momento que abandonaron la Corte. Unos Aurores les ayudaron a llegar a la zona de apariciones, alejando a los reporteros y destruyendo las vuela-plumas en su camino.
Lucius activó el traslador y ayudó a María en el aterrizaje (por muy muggle que fuera, seguía siendo una mujer).
Severus no tuvo ningún problema en cargar con Harry en sus brazos. Llegaron en la sala de la mansión y depositó el cuerpo en el sillón.
Lucius se acercó a su amigo y le dio un fuerte abrazo, el cual fue correspondido por el mayor. Pero Lucius percibió algo raro y apartó a su amigo preguntando:
-¿Qué traes escondido, Severus?
-¡Rayos, lo había olvidado! -dijo apartándose- Lucius, necesito reunirme contigo en la biblioteca -añadió mirándolo a los ojos.
-Bien -se paró derecho, con todo el porte Malfoy aflorando orgulloso, y se encaminó a la salida del salón-. Señorita Williams, queda en su casa -le dijo al salir.
Severus miraba aprensivo el cuerpo de Harry, cosa que obviamente noto María.
-No se preocupe, señor Snape. Yo me haré cargo de él mientras usted habla con el señor Malfoy -le dedicó una sonrisa que trataba de ser tranquilizadora.
-Confiaré en usted, señorita -afirmó saliendo del lugar.
-Vaya que es especial este tipo -se dijo para sí misma.
Harry despertó lentamente. No estaba seguro de que realmente hubiera pasado todo lo que él recordaba. Quizás sólo fue un sueño, como tantas otras veces.
-Espero que sea verdad -dijo sin abrir los ojos.
-Si esperas que el amor de tu vida haya quedado en libertad, y que te haya comido la boca frente a muchas personas… pues sí, sí pasó -le dijo María, tratando de no reírse del terrible sonrojo que invadió el rostro de su amigo.
-¿Dónde estamos? -preguntó al tiempo en que se incorporaba- ¿La mansión Malfoy? –interrogó mirando para todos lados, reconociendo el lugar.
-Sí, cuando te desmayaste me hice cargo de ti mientras tu pareja hablaba con los chicos.
-¿Dónde están mis niños? -recién se daba cuenta de que los muchachos no estaban.
-Bien, ellos tuvieron que volver a Hogwarts. El señor Remus los llevó. En cuanto a tu amadísimo Severus, está en algún lugar con el estirado -le informó, incluyendo sus singulares descripciones personales.
-Entonces no fue un sueño -sus ojos volvían a llenarse de lágrimas.
María sonrió antes de acercarse al moreno para rodearlo con sus brazos y dejarlo llorar en su hombro. Sabía que debía desahogarse, así que no puso impedimentos para que arruinara su ropa nueva… de todas maneras no le gustaba.
-Ya, pequeño, no llores más -le dijo consolándolo.
-Con qué cara me dices pequeño -le sonrió luego de haber rodados los ojos.
-No es que sea celoso, pero me gustaría ser yo el que lo estuviera abrazando -dijeron desde la puerta.
Harry se paró tan rápido del sillón que casi se marea, pero se recuperó a tiempo para correr a los brazos de Severus y dejarse besar de manera apasionada.
-Mi amor, tenía tanto miedo de que no te dejaran libre -le decía, besándolo por todo el rostro-. Lo soñé por tantos años… volverte a ver… que no estoy seguro si es real o no -dejó que sus lágrimas volvieran a caer una vez más.
-Soy real, Harry -secó sus lágrimas con los dedos-. Estamos juntos de nuevo y no nos volveremos a separar.
Un nuevo beso se dio, seguido de susurrantes palabras de amor que nadie más escuchó. Sólo ellos dos estaban en el mundo, nada a su rededor existía, ni siquiera el aire era importante en ese momento… no les importaba si necesitaban respirar o no, vivir no valía nada en comparación a tenerse nuevamente uno frente al otro.
Continuara...
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