La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Death Eater Takes a Holiday. Capítulo 47-I. Tiempos pasados en Privet Drive I

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alisevv

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MensajeTema: Death Eater Takes a Holiday. Capítulo 47-I. Tiempos pasados en Privet Drive I   Death Eater Takes a Holiday. Capítulo 47-I. Tiempos pasados en Privet Drive  I I_icon_minitimeJue Mayo 06, 2010 11:42 pm

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Death eater takes a holiday
Capítulo 47 - I

Tiempos pasados en Privet Drive - I
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Harry despertó temprano la mañana de su cumpleaños. No había pasado una buena noche. Se alegraba de que ya hubiera amanecido, pues el impacto de las pesadillas había terminado. Aún después de haber despertado de los horrores de sus sueños, se sobresaltó ante la vista de su habitación, que en ese momento no le parecía familiar. Despertar en cualquier espacio que no fuera su viejo dormitorio o la habitación empapelada de posters naranja de Ron, le asustaba. El único otro lugar en el que había dormido era Privet Drive. Había dejado de sentir pánico al despertar de sus pesadillas en su habitación después de su primera semana en su nuevo hogar, hasta esta última noche. Se lo atribuía al flashback. No había deseado tener que tratar eso con Sev justo ahora, pero, demonios, el destino tenía sus propios planes.

Severus había estado enseñándole a quitarse la ropa con el hechizo que había utilizado anteriormente. Era divertido practicar y él había hecho un trabajo pasable. El problema vino cuando intentó revertir el hechizo, poniéndose la ropa de nuevo. Ahora, acostado en la cama junto a su amante dormido, llegaron los recuerdos de la noche anterior.

Harry había estado parado a los pies de la cama, riendo ante la tontería de estar practicando con Severus, quitándose la ropa mutuamente mediante el hechizo. Sin importar cuántas veces el hombre lo hubiera hecho, la expresión asombrada de Harry todavía no tenía precio, mientras veía cómo los artículos se retiraban con magia. Cuando le preguntó cómo y dónde se había vuelto tan experto en ese tipo de magia, Sev le confesó que antes de que ellos estuvieran juntos, la mayoría de sus encuentros con otros hombres habían sido rápidos y directo al punto. Se encontraban, se satisfacían uno al otro, y luego cada quien por su lado. Harry no logró disimular una risita cuando Sev le contó sobre algunas de las hazañas que le habían decidido a aprender ese hechizo para vestirse rápido.

—Entonces, dime, ¿dejaste muchos corazones rotos en Londres cuando empezaste a salir conmigo? —indagó Harry, bromeando. Pero bromeando o no, Severus sabía que su pareja estaba preguntando.

—Sólo dejé de visitar los lugares donde me reunía con ciertos ‘conocidos’ —declaró, tranquilizándole—. Estoy seguro que nadie notó que ya no ando por allí —afirmó, besándole la nariz.

—Yo lo notaría —musitó el joven contra el cuello de Sev.

—Tú solo dices eso porque quieres estar arriba en la mañana —hizo un movimiento con la varita y sus pantalones regresaron a su lugar—. Tu turno —agregó, sosteniendo la franela de Harry—. Oh, y ten cuidado de no intentar esto con ropa que no te quede bien. A la mayoría de los magos, el hechizo no les funciona con prendas demasiado ajustadas; aunque dado que tú eres un mago muy poderoso, el hechizo debería funcionar para ti. Dolorosamente, pero funcionaría —comentó, sonriendo. Prefirió no explicar el porqué conocía ese hecho; algunas cosas eran demasiado vergonzosas para compartirlas.

—Vale, me aseguraré de no ponerte mis ropas por error.

Harry trató de lanzar el hechizo para ponerse la franela, pero se estaba riendo y no se concentró. Al principio, había sido divertido ver la franela mal puesta, con uno de los brazos saliendo por la abertura de la cabeza, pero pronto se dio cuenta que la sisa, rodeando apretadamente su cuello, le estaba cortando la respiración.

A pesar de que las ropas de ambos estaban derramadas por el piso, a Sev le tomó apenas un momento encontrar su varita. Harry había dado vuelta a su cabeza, intentando respirar, y la había bajado levemente. La franela se enganchó en la percha de Hedwig, empeorando la situación. Harry estaba allí colgado, tratando desesperadamente de rasgar su franela para escapar, pero un brazo estaba fijo y el otro restringido por su posición.

Severus musitó suaves palabras, pero Harry no se dio cuenta que la franela de repente había desaparecido. Jadeó y se retorció mientras continuaba rasguñando su cuello en un desesperado intento por liberarse. De repente, Severus recordó las vacaciones en que había vuelto a su adolescencia. Había encontrado a Harry, en mitad de una pesadilla, retorciéndose en la cama y haciendo los mismos gestos. En aquel entonces, no conocía acerca de la cicatriz de su pareja. Pero, ahora todo adquiría mayor sentido. El joven le había explicado cómo había obtenido dicha cicatriz, pero él no lo había relacionado hasta ese momento.

Nada de lo que Severus estaba haciendo ayudaba. Él no creía poder comentar un partido de quidditch cómo lo hacía Ron. Maldijo en voz baja mientras trataba de pensar en otra manera, pero no se le ocurría ninguna. Así que, al no tener más opciones, Severus Snape comenzó a cantar. Cantó una canción casi olvidada en el tiempo. Una canción que su madre le cantaba siendo muy pequeño. Se sentía muy tonto, cantando una canción de cuna; aunque Harry no comprendiera las palabras en francés, sabía lo que estaba cantando. Afortunadamente, el joven se calmó y cayó en una especie de sueño aturdido. Harry no había estado lo bastante coherente como para saber lo que él había hecho. O eso esperaba.


Ahora, con el sol de la mañana colándose a través de los bordes de las cortinas, Harry observó a Severus dormir. Se sentía mal por haberle despertado varias veces a lo largo de la noche, sacudiéndose, retorciéndose y murmurando en medio de sus pesadillas. Recordaba a su pareja diciendo que tendrían que hablar. No podía retrasarlo más; Sev no lo permitiría. Se sonrojó ante el absurdo de haber tenido que ser rescatado de su propia franela. No estaba seguro si la pasada noche había calificado como un flashback en forma, o simplemente un ataque de pánico. Pero, en realidad, eso no importaba. Sencillamente, estaba desviándose del tema.

Pensando nuevamente en la noche anterior, había disfrutado al tener los largos brazos rodeándole y proporcionándole consuelo. Severus le había calmado cada vez que había despertado de sus pesadillas. Claro, a Harry le había costado unos minutos asegurarse de dónde estaba, pero una vez lo supo, nunca deseó abandonar los cálidos brazos. Mantendría su promesa de hablar con el hombre cuando despertaran. Esbozó una sonrisa traviesa al pensar que, técnicamente, Severus todavía no estaba despierto, y si le distraía temporalmente de esa conversación, no significaba que no cumpliría su promesa.

Sev era una visión digna de ver, pacíficamente dormido. Estaba acostado sobre su estómago, ligeramente de lado. Su oscuro cabello caía sobre su cara, ocultándola de la vista. Dormía con un brazo bajo la almohada, y Harry se preguntó si tendría la varita allí abajo. Sus largas piernas, casi completamente expuestas, quedaron completamente visibles cuando Harry deslizó completamente la sábana del cuerpo de su amante.

Se acostó al lado del hombre, acariciando su espalda con un toque tan ligero que apenas corrió sobre la piel. El leve toque como pluma continuó hacia la baja espalda de Sev, y sobre sus caderas. Sonrió cuando el hombre ronroneó con satisfacción en medio de su sueño. Habiendo alcanzado todo lo que podía desde su posición acostada, se sentó y continuó acariciando, apenas frotando mientras bajaba por las piernas largas y delgadas. Mientras hacía esto, se arrastró hacia la parte inferior de la cama, lo que le permitía un mejor acceso. Las caricias fueron reemplazadas por un toque firme, seguido por una cálida lengua y muchos besos.

Cuando la boca de Harry había besado y lamido todo el camino desde la espalda hasta la parte de atrás de las rodillas de Sev, recordó que el hombre se había mantenido firme sobre tener tiempo para prepararse antes de permitir que Harry estuviera arriba. Aparentemente, la limpieza era una de sus fobias. Ahora se alegraba de que su pareja estuviera dormido, mientras casi cayó de la cama al intentar asir su varita. Con una gran estirada, y algunos movimientos torpes, logró alcanzarla por fin. Luego de lanzar un hechizo de limpieza, un sonriente Harry regresó al festín de un Severus, ahora indudablemente despierto. El somnoliento hombre emitió sonidos de satisfacción similares a los que había lanzado antes, animando a Harry mucho más. Aunque no eran palabras, los sonidos eran más coherentes que antes; Harry sonrió y siguió mordisqueando en su camino hasta el firme culo, mordiendo suavemente una de las nalgas.

—Auch —murmuró Sev.

Entonces, ¿no habría sido un mordisco tan ligero? El joven se disculpó por su trasgresión lamiendo la marca de los dientes, ahora roja, en la nalga izquierda de su pareja. Cualquier dolor que hubiera causado fue pronto olvidado cuando las atenciones continuaron. Harry comenzó a tantear con su lengua y luego con sus dedos húmedos de aceite. Se estaba asegurando de que su amante estuviera bien preparado, pues no deseaba causar incomodidad alguna, pero no pasó mucho tiempo antes que Severus hiciera patente que ya estaba listo.

>>Ya es suficiente —dijo un jadeante Sev.

Harry quiso argumentar el hecho, había estado disfrutando demasiado, pero el tono de orden del hombre era perentorio. Se pregunto: si ignoraba al hombre y seguía con sus atenciones, ¿Sev suplicaría o le maldeciría? Sonrió al escuchar la respiración irregular que sus acciones estaban provocando. Definitivamente, estaba disfrutando todo esto.

Harry intentó colocarse, y se sintió aliviado cuando Severus puso una almohada bajo él, levantando las caderas hasta una altura más cómoda. Pensamientos de que esto contaba en realidad como la parte final de perder su virginidad fueron removidos de su mente cuando Sev empujó hacia atrás. Harry jadeó como si, de repente, la habitación hubiera quedado vacía de oxígeno. Nada le había preparado para las abrumadoras sensaciones que experimentó mientras penetraba en Severus. La boca del joven se abrió y cerró un par de veces, pero en ninguna de esas veces salió sonido alguno. Sus labios tomaron la forma de una O mientras continuaba respirando en cortos jadeos

Cuando Harry sintió un apretón de músculos recordándole que podía moverse, se dio cuenta que aún quedaba más de esta extraordinaria experiencia; comenzó a moverse lentamente y, eventualmente, encontró un ritmo cómodo para ambos.

—Sev —jadeó—. Te siento tan bien —musitó, respirando contra su hombro.

Le había llevado un tiempo encontrar el ángulo correcto para poder embestir contra la próstata de Sev, pero estuvo seguro de que había logrado hacerlo cuando el hombre dejó salir un grito estrangulado, empujando hacia él. Harry sostuvo las caderas de su pareja mientras le hacía el amor, y a través de su propia bruma trató de recordar las cosas que él había disfrutado cuando Severus le había poseído. Cuándo había estado cerca del clímax, Sev le había acariciado hasta la culminación. Harry deseaba rodearle para asegurarse de darle placer, pero no creía poder mantener un ritmo satisfactorio y su balance al mismo tiempo.

>>Tócate —musitó, jadeando.

A medida que su culminación se acercaba, Harry pensaba que no podría llegar a sentir nada mejor. Pero justo cuando derramaba su semilla, Severus también alcanzó el clímax, apretándose a su alrededor. ¡OH! había estado equivocado; se podía sentir mejor. Se estremeció mientras la oleada de placer le inundaba. Una vez que recuperó el aliento, dejó un tierno beso entre los omóplatos de Severus, y colapsó sobre él.

En la calma, Harry podía sentir que se alzaba con cada inspiración de Sev.

—¿Peso demasiado? —preguntó. Sus palabras soplaron un cálido aliento sobre la espalda del hombre.

—Sí —contestó brevemente

Harry se deslizó hasta caer a un lado.

—¿Por qué no lo dijiste?

Severus le atrajo más cerca y le besó lentamente. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había permitido que alguien le poseyera, y que luego permaneciera acostado a su lado, sin prisa por partir. Él no quería perturbar ese momento, ni siquiera porque no fuera la más cómoda de las posiciones.

Cuando su beso se rompió, Harry le miró intensamente. Observó una expresión que le había visto pocas veces. En realidad, no sabía que significaba, pero Severus continuaba igual. Parecía que no sólo observara a Harry, sino a través de él. Sev trazó con su dedo los rasgos del rostro juvenil. Siguió su trayectoria a lo largo de la famosa cicatriz, y por las otras no tan conocidas marcas que había descubierto. Cuando el largo dedo pasó sobre sus labios, Harry sonrió contra éste.

—Tienes esa expresión de nuevo —dijo Harry, encontrando finalmente el valor para hacerlo—. Pareces triste, como si estuvieras debatiendo contigo mismo sobre decirme algo, y a mí me preocupa que puedan ser noticias horribles.

—¿Estás bromeando? —dijo Severus con una sonrisa. Ahora, Harry se sentía un tanto tonto.

—La primera vez que te vi esa expresión, parecías en cierta forma sobresaltado, como si acabaras de recordar que habías dejado un caldero encendido. De hecho, te fuiste poco después. Te he visto esa expresión unas pocas veces después de eso. Cada vez que me miras así, siempre estoy casi esperando que me vayas a dejar—se mordió el labio—. Todavía vamos a pasar juntos el día de mi cumpleaños, ¿verdad?

—No debería haberme demorado tanto en decirte esto —Severus se mostró triste por un momento. Odiaba la inseguridad que podía ver en los ojos verdes. Deseaba ser quién le hiciera sentir seguro—. Harry, te amo —musitó con ternura.

El joven tomó una larga y tranquilizadora inspiración, podría llegar a acostumbrarse a escuchar esa voz declarando su amor por él.

—¿Cómo pude confundir una mirada de amor con una poción abandonada? —preguntó con una sonrisa.

—No todos los días un desagradable profesor de Pociones se enamora. Tuve que asegurarme de estar en mi sano juicio antes de decir algo así.

—¿Hay una poción para eso? —Harry estaba prácticamente acostado encima de Severus de nuevo, mordisqueando su oreja.

—Siempre hay una poción —replicó con arrogancia—. Si no existe alguna que se adapte a la necesidad, puedo rectificar eso.

Harry asintió como si estuviera pensando en un problema que necesitaba resolver.

—No tengo ningún tipo de necesidad por el momento, pero si la tuviera, me aseguraré de hacértelo saber. Esto significa que te quedarás, ¿cierto?

—Sí. Voy a prepararte el desayuno. Luego, nos sentaremos y tendremos una larga charla. No me mires así. Si no hubieras rehuido el tema por tanto tiempo, no tendríamos que conversarlo el día de tu cumpleaños. Además, en cuanto se haya hecho, podrás disfrutar del resto del día. Al final de la tarde, saldré a buscar unas cosas que necesito para elaborar tu ‘cena de cumpleaños’.

—Me encanta cuando cocinas para mí. Estoy hambriento.

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Un satisfactorio desayuno más tarde, Harry y Severus estaban sentados en el sofá con un enorme recipiente lleno de uvas. Tenían dos importantes temas que tocar ese día, y Harry había elegido el menor de los dos males —en su opinión— para empezar. Realmente, no creía que estuviera todo hablado, considerando la posición de espía de Severus.

—Fui muy injusto contigo al reaccionar como lo hice en el caso de Ron. Vi que te mostrabas tan engreído, y en todo lo que pude pensar era en cuánto me recordabas a Lucius disfrutando una buena sesión de tortura y violación. Más tarde, cuando supe que habías encontrado una forma de fingir la violación, y que Ron pudo encontrar una salida sin que tú te vieras implicado, mi corazón dolió. Francamente, no puedo prometerte no reaccionar con fuerza cuando las cosas pasen, pero trataré de no saltar a conclusiones apresuradas antes de hablar contigo.

—Apreciaría eso, Harry, pero lo que me preocupa no son las veces que puedas malinterpretarme. ¿Y si hubiera violado a Ron? ¿Puedes asegurarme que nuestra relación soportaría tal tensión? Soy un espía. Hago lo que tengo que hacer para obtener información para la Orden. Ha habido ocasiones en que he tenido que tomar la decisión crucial de reventar mi cubierta o salvar a un individuo. Tuve que decidir si sentía que para mí su vida era más importante que la información que yo podría obtener, en un cierto plazo, como espía. En las raras ocasiones en que elegí salvar una vida, conseguí mantenerme libre de problemas. No puedo prometerte que siempre será ése el caso.

—¿Quieres decir cómo cuándo me enviaste a través de la ventana? —preguntó Harry, mientras se metía una uva en la boca.

—Sí. De hecho, la habitación en la que aterrizaste todavía está en reparación. En el primer momento que vi las ventanas rotas y la gran cantidad de sangre, comencé a reconsiderar mi decisión de utilizar ese método para evitar tu caída. Por ese tipo de razones no me permití acercarme a nadie durante mucho tiempo. Cuando Ron fue capturado, lo único que yo podía pensar era en cómo ayudarle a escapar. Llegué a enfurecerme conmigo mismo por permitir que mi buen juicio hubiera cambiado por estar enamorado de ti. No supe hasta mucho después que Ron había tenido la capacidad para escaparse en el momento que quisiera, pero había elegido quedarse para ayudarte. Ustedes dos poseen muchos recursos, y tengo que recordar que no siempre vas a necesitar que yo te rescate.

—¿No vas a necesitar rescatarme? ¿Cómo la vez que me diste la poción extra que necesitaba luego de la visión, o cuando me ahogué en la cocina durante las vacaciones, o quizás cuando terminé siendo estrangulado por mi propia franela? —dijo Harry con una risa depreciativa.

—Ninguna de esas cosas hubieran pasado si tú y yo no estuviéramos involucrados. Fue el hecho de que tuviéramos sexo el que bajó tu suministro de pociones en primer lugar. Y fue la mención que hizo Filius de mí teniendo sexo la que hizo que te atragantaras. Ni siquiera necesitamos discutir lo de la franela —llegado a este punto, Severus no pudo evitarlo y se rió entre dientes—. ¿Quizás deberíamos cortar las uvas por la mitad para ti?

—Eres un cretino —declaró Harry.

Severus sonrió con una uva entre los dientes, y atrajo a Harry en un rápido beso. El joven rompió el beso, sonriendo, masticando la media uva que había tomado de los dientes de Sev.

>>Mi cretino —agregó, limpiándose la boca con el dorso de la mano—. Éste es el mejor cumpleaños que he tenido jamás, que sepas —declaró con seriedad—. Nunca comí tanto en mi cumpleaños, tampoco —comentó, metiéndose un puñado de uvas en la boca. Sabía que la conversación sobre su familia tenía que suceder. Ésta era su manera de facilitar la entrada en el tema.

—Pensaba que Albus te había celebrado el cumpleaños el año pasado, cuando estuviste bajo su cuidado —comentó Severus.

—Lo hizo —contestó, bajando la vista hacia su regazo—. Pero pasó un tiempo antes que pudiera comer una cantidad decente de alimentos de una vez. Para el momento de mi cumpleaños, fui capaz de comer pequeñas porciones de la comida servida, e incluso una pequeña rebanada de torta. Fue suficiente para qué la mayoría de la gente no le prestara demasiada atención. Claro, a menos que hubiera estado cerca de Ron; al lado de lo que comió él, mis porciones parecían realmente muy pequeñas —Harry sonrió, pensando en el feroz apetito de su amigo.

—¿Qué pasó, Harry? ¿Por qué nadie sabía lo que estaba sucediendo? —inquirió Severus, pensativamente.



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MensajeTema: Re: Death Eater Takes a Holiday. Capítulo 47-I. Tiempos pasados en Privet Drive I   Death Eater Takes a Holiday. Capítulo 47-I. Tiempos pasados en Privet Drive  I I_icon_minitimeJue Dic 08, 2016 9:09 pm

jajjajajajaj partimos la uvas a la mitad jajjajaja eso fue muy bueno jjajajaj, ahora a saber la verdad respecto a la vida de Harry y los "parientes" aaaaaaaahhhh
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