alisevv
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| Tema: Death Eater takes a Holiday. Capítulo 28. Intimidación 101 Dom Dic 06, 2009 3:13 pm | |
| Death eater takes a holiday Capítulo 28Intimidación 101 Severus observó al chico que se movía nervioso en su asiento. Su rostro brillaba, el sudor se formaba pese a la fría temperatura de la habitación. Severus Snape era un profesional en el arte de atemorizar, intimidar, y otras torturas similares. Por supuesto, no podía utilizar sus talentos en su máxima plenitud en su ‘día’ de trabajo. Los chicos eran fáciles de intimidar.
—Señor Nott.
El joven era lo suficientemente inteligente como para no hablar a menos que le hiciera una pregunta directa; apenas lo bastante inteligente.
>>Usted y sus ineptos compinches atacaron a dos estudiantes desarmados. Su comportamiento es impropio de un Slytherin —Snape frunció el ceño—. ¡Si mi influencia no fuera tan grande en esta escuela, hubiera sido expulsado! —Severus casi se echó a reír ante la ‘verdad’ en esa declaración; si hubiera presionado tanto como pensaba que debería haber hecho, Nott ya estaría con su trasero fuera de la escuela—. No tiene idea de los favores que he tenido que pedir para que pueda terminar el curso. Aunque de lo que recuerdo de los resultados de sus EXTASI’s, es posible que hubiera sido mejor que fuera expulsado y repitiera el año en Durmstrang —sentenció bruscamente. No era una opción real pero no importaba, Nott estaba demasiado nervioso como para pensar sensatamente.
>>Como sabe, tendrá detenciones cada noche entre semana durante lo que resta de curso. Sus detenciones las realizará con el señor Filch, a menos que yo pueda persuadirle para que me lo ceda en alguna ocasión, para asistirme con algunas pociones experimentales —se permitió una pequeña sonrisa.
Nott pareció sopesar mentalmente los escenarios, inseguro de si ayudar con las pociones experimentales sería un alivio de Filch o no. Se movió en la silla mientras a su mente llegaban imágenes de lo que podía significar. ¿Haría Snape…?
Severus se levantó de su silla y movió su varita, agregando protecciones a la puerta cerrada. Colocó un hechizo de silencio que Nott nunca antes había escuchado, y probablemente nunca recrearía.
>>¡Atacó a Harry Potter en las instalaciones de la escuela, vistiendo las túnicas de los seguidores de nuestro Señor! ¿En qué estaba pensando?
—Estaba pensando en mi padre —contestó Nott, olvidando que probablemente se trataba de una pregunta retórica.
—Su padre tiene gente como Lucius Malfoy a su lado. Puede muy bien conseguir una oportunidad de apelar el año que viene -“Poco probable”, pensó para sí-. ¿Cree que conseguiría clemencia con la excusa de estar bajo la influencia de un Imperio si su hijo anda por ahí atacando al mago que, a los ojos del público, es nuestro salvador, mientras viste ropa de Mortífago? —pronunció las palabras ‘nuestro salvador’ con la expresión de quien acaba de oler algo asqueroso.
Nott se hundió aún más en su silla al darse cuenta que, con sus acciones, no había ayudado en absoluto a su padre. Sin importar que su padre no tuviera una maldita oportunidad de salir en un tiempo cercano, claro.
>>¿Se le ocurrió que cualquier plan que nuestro Señor pudiera tener para un futuro cercano podría verse seriamente entorpecido por la seguridad adicional colocada alrededor de Potter por causa de sus imprudentes acciones —le observó retorcerse—. Afortunadamente, usted no ha terminado la escuela todavía. Si ya llevara la marca, lo más probable es que todavía se estuviera sacudiendo por el dolor de los cruciatus, entre otras cosas —el muchacho empezó a lucir un tono verde—. No me preocuparía mucho sobre eso, a menos que sus amigos sean lo bastante estúpidos como para alardear sobre una pelea que ellos perdieron. Es difícil que el Señor Oscuro descubra esto inmediatamente. Yo no diré nada, por ahora, a menos que sienta que otros están a punto de revelar la información; si eso pasara, por supuesto que usted comprenderá…
Nott sabía que todavía estabas siendo reprendido, pero no estaba seguro del resto. ¿Estaba Snape tratando de hacerle sentir mejor, al tiempo que le esta advirtiendo? No quería pensar en un posible dolor futuro. Ya tenía suficiente con tener que lidiar con Filch durante las siguientes semanas.
—Señor, ¿sabe si el señor Filch tiene una… sala de tortura?
—Si puede llamar a eso una sala de tortura —murmuró con sorna, levantando la voz apenas lo suficiente como para ser oído—. Sí, se podría decir que sí. No se le ha permitido administrar esa clase de castigos desde hace ya muchos años. Le gusta hacer que los estudiantes limpien esa habitación. Es lo más intimidante que puede hacer en estos días —comentó Severus como si se burlara del conserje—. Pero tenga cuidado, el castillo está vivo con magia. Asegúrese de tratar la habitación con el respeto que merece.
Nott asintió, aunque no entendía cómo se suponía que respetara a la habitación. Severus hizo una lista mental de las posibilidades.
>>Ahora, a menos que usted sienta que debemos continuar discutiendo sobre sus castigos, creo que debemos mover esta conversación hacia un lugar más confortable.
Nott sacudió la cabeza y se levantó para seguir a su Jefe de Casa. Sus ojos se abrieron un poco cuando notó una puerta abierta, a menos de seis pies de donde había estado sentado. No podía recordar haber visto esa puerta antes.
La habitación a la que entraron era incluso más fría que la oficina de Snape. Mientras hablaban sobre las posibles oportunidades de carrera Severus había encendido un fuego, supuestamente para hacer la atmósfera más agradable, aunque la habitación no pareció calentarse. Las sillas de respaldo alto eran demasiado tiesas y duras como para llegar a ser cómodas.
Luego que los temas cambiaron de las opciones de carrera hacia la elección sabia de los asociados, la sensación de seguridad del joven Nott disminuyó. Había estado seguro de haberse librado de la discusión sobre el ataque a Harry Potter. No había tenido tanta suerte. Severus sirvió dos vasos de alguna clase de líquido ambarino y colocó uno frente a su estudiante. Nott sonrió débilmente y le agradeció. No se parecía a ningún licor que hubiera probado, y no deseaba parecer ignorante al preguntar qué era. Snape sonrió, pensando:
“Tonto. Cree que porque yo tome primero es seguro”
Snape tomó un sorbo de su whisky contaminado. No era una de sus bebidas preferidas, pero era más factible agregarle ingredientes ‘útiles’ sin que fueran detectados. Él podía mantener con facilidad el suficiente control sobre si mismo como para superar la ligera poción, pero no estaba de humor, así que había tomado el antídoto con antelación.
>>Cuénteme, ¿cómo tres magos fueron superados por dos, cuándo esos dos estaban desarmados? —miró a su estudiante y sonrió, lo que de inmediato tornó su expresión más fría y mortal que cualquier mirada de furia que pudiera haber lanzado.
Nott se removió en su asiento como si de repente se sintiera mucho más incómodo, que ya era bastante, pues Snape había hechizado el asiento para que resultara extremadamente duro.
>>¿Qué hizo Potter cuando vio tres Mortífagos en la habitación?
—Se congeló, y corrió.
“¿Se congeló y corrió?”
—¿Y qué sucedió con la valentía Gryffindor?
—En realidad se congeló, nos miró, y corrió hacia Weasley a decirle algo.
“Eso pensé”
—Tuvo a Potter en sus manos, desarmado. ¿Al menos le golpeó con un Cruciatus? —interrogó, sabiendo muy bien que el muchacho no poseía ni el coraje ni la habilidad como para lanzar tal maldición.
—Ésa es una Imperdonable, señor —susurró Nott. Snape le miró furioso, pensando:
“Lo que hiciste a mi Harry fue imperdonable”
Snape agradecía que Harry sólo hubiera sido acosado; podía haber sido algo mucho peor. Y él, Severus Snape, ciertamente estaría en Azkaban, o muerto, por estrangular a un estudiante hasta morir.
—Supongo que podría entender su renuencia a utilizar una Imperdonable en los terrenos de la escuela. ¿Al menos tomó ventaja del hecho de que estuviera desnudo? —preguntó el Profesor, quien ahora se había acercado a Nott para que el muchacho pudiera sentir el calor de su cuerpo. Nott se alejó tanto como su incómoda silla se lo permitía—. Con alguien como Potter, quién es poderoso y está bien entrenado, el mejor movimiento sería atacarle y torturarle sin magia —Snape tomó un buen trago de su bebida, mirando a Nott con cautela—. Le violó, ¿verdad?
—¡No soy gay! —gritó Nott con convicción, más alto de lo que era su intención. Su rubor decía otra cosa, o que se sentía inseguro de si mismo.
—¿Quién dijo nada acerca de ser gay? —preguntó Snape suavemente—. No hay nada peor para un orgulloso Gryffindor que ser humillado por un Slytherin —le observó acusadoramente—. Lo tocó, ¿cierto? —indagó ambiguamente.
El joven Slytherin sacudió la cabeza con nerviosismo, pero admitió el acoso a Potter, como si fuera alguna clase de salvación de último minuto.
—Tuvo la oportunidad y la desperdició. Simplemente… ¿lo tocó?
Nott se atragantó.
Snape podía sentir la inexperiencia, la resistencia.
“El chico es hetero, sencillamente curioso. Llegó el momento de aterrorizarle.”
—Ah, ¿no supo qué hacer? ¿Fue un antojo? Nunca entre en una situación sin premeditación; y prepárese para continuar —hizo una pausa como si lo estuviera considerando—. ¿Quiere ser un Mortífago? ¿Cree que tiene los… dones requeridos? —le preguntó suavemente.
Nott levantó la vista, confundido.
—¿Dones, señor?
—Su deseo de servir a nuestro Señor es admirable. Pero antes, hay muchas cosas que necesita aprender. Necesitará destreza y resistencia, en muchas habilidades. Por supuesto, usted querrá… complacer… a nuestro Señor, durante su iniciación. No puede permitirse otra cosa. El resultado sería muy doloroso. Y yo no quisiera que un recomendado mío fuera menos que competente —de alguna forma, parecía como si Snape se hubiera acercado aún más; ahora estaba inclinado sobre él. Levantó la mano y, con el dedo índice, acarició a Nott desde la mejilla hasta la barbilla, antes de levantarle la cara para mirarle con sus intensos e insondables ojos negros. Luego, continuó con voz baja y sedosa—. Su padre debería haber sido, por supuesto, quien le preparara para ser un sirviente apropiado de nuestro Señor, pero él no está disponible.
El muchacho hizo una mueca de dolor ante el pensamiento de su padre en Azkaban… ¿o sería ante el pensamiento de su padre preparándole para el Señor Oscuro?
>>Yo puedo instruirle… Él tiene… gustos inusuales —la respiración de Snape hizo que los cabellos de la nuca del joven se erizaran. Nott tragó… fuerte. Snape regresó a su silla—. Le dare un tiempo para que lo considere. No regrese a menos que esté seguro. Una vez que sea marcado, será de por vida. No podrá dejar SU servicio. Si no acepta esta oferta, no preguntaré de nuevo. Esta conversación simplemente sera… olvidada.
Nott se levantó, visiblemente tembloroso.
Snape rió entre dientes. Había sido muy divertido. Había disfrutado especialmente la palidez y el sudor frío que había aflorado periódicamente en Nott. El chico estaba tan acobardado que ni siquiera había notado que Snape registraba sus reacciones, a pesar de los esfuerzos que había hecho por no mostrarlas. El doble sentido era muy divertido, y los Slytherins eran mucho mejores captando los matices que el resto de las personas. Sabía que el estudiante no regresaría. Una vez superado el sentimiento inicial de enojo por haber sido presionado para ir a ver a su consejera, Harry ansiaba ver a la doctora Kirkland de nuevo. Recordaba la primera vez que se había reunido con ella. Erin Kirkland era una dama sorprendentemente agradable. Era atractiva, de cuarenta y tantos años, con un corto cabello marrón y un par de anteojos colgando de una cadena de plata alrededor de su cuello. Harry se sorprendió al notar que su oficina había sido redecorada. Le gustaba antes, pero por alguna razón encontraba el nuevo cambio confortante.
—Que bueno verte, Harry —le saludo la doctora amablemente.
—Hola —contestó antes de sentarse en una silla frente a su escritorio—. Cambió su oficina; le quedó bien.
—¿Lo crees? Me alegra que te guste —hizo una anotación en el registro de Harry. Éste estaba feliz por hablar de la decoración de la oficina en lugar de sus problemas.
—Habitualmente me recordaba la sala común de Gryffindor, pero ahora se parece más a lo que esperaría de usted —comentó Harry con tono casual, notando que la oficina era ligeramente más clínica. Había diplomas y certificados en las paredes. Los muebles eran de un cálido color azul, con alfombras color crema cubriendo el piso—. Es muy relajante.
—No estaba segura de si te habías dado cuenta del significado de la decoración la primera vez que viniste aquí, y no era demasiado importante mencionarlo en aquel momento, pero sé que te preocupa ocultar las cosas que te afectan.
Harry asintió. Ése era el problema que tenía con Albus, y habían logrado lidiar bastante bien con eso. Pero no estaba muy seguro a dónde estaba yendo ella con todo eso, ni la relación que tenía con la redecoración de su oficina.
>>Es una práctica común entre los consejeros mágicos hechizar sus oficinas para reflejar una atmósfera que el paciente encuentre confortable. ¿Comprendes? —cuándo él asintió, continuo—: Es correcto asumir que, dado que la oficina es la que pensabas que yo tendría, ¿estás cómodo y te sientes seguro conmigo?
Harry rió un poco. Se sintió tonto al no saber eso. Apenas podía esperar a tomar el curso de costumbres mágicas para los hijos de muggle que Hermione había tomado el año anterior.
—Claro que me siento bien con usted. ¿Así es como luce su oficina cuando no hay nadie más aquí?
—Terminar —ordenó ella, y movió su varita alrededor. La habitación no cambió mucho, pero ahora Harry notó más artículos personales. Vio una foto de la mujer y una joven con túnicas formales. Eran tan parecidas que tenían que ser madre e hija—. El cambio de decoración que hacemos es habitualmente significativo para los pacientes, Harry —cuando él no hizo comentarios, continuó—: ¿Podrías decirme por qué te sientes inseguro en Hogwarts, o al menos no tan cómodo y seguro como te sentías antes?
Harry bajó la cabeza. Ella había dado directo en su corazón sin que lo viera venir.
—Ron y yo fuimos atacados.
Siguió explicando lo que había sucedido y cómo había deseado matar al baboso Slytherin. Cuando ella le preguntó porqué estaba más enojado con Nott de lo que había estado con Draco Malfoy después de una pelea particularmente desagradable que habían tenido el año anterior, Harry se mostró nuevamente reservado.
—Todavía estoy lidiando con las repercusiones de ser expuesto. ¿Leyó el artículo que sacó El Profeta? —ella asintió—. Eso no fue tan malo como pensé que sería, pero aún así tengo que lidiar con algunos de los sectores más ignorantes y crueles de la población estudiantil, al tiempo que estoy tratando de manejar una posible nueva relación. Ahora, cuando fuimos atacados, estábamos duchándonos… Y, um, me sentí incluso más vulnerable que en la peor etapa con mi tío —explicó rápidamente.
—Tienes mucho entre manos, Harry. ¿Por qué no empezamos con tu exposición?
—Ser expuesto —corrigió, con una débil carcajada—. Uno de mis momentos más vergonzosos —comentó, frotando sus ojos—. Una vez se calmaron las cosas, no fue gran problema. Esperaba que fuera peor. Lo he estado haciendo bastante bien deshaciéndome de la gente —Harry pensó sobre lo que había dicho. ¿Le contaría a ella que lo de Nott era igual que estar expuesto? Quizás no sería tan malo como pensaba el que alguien supiera. Había sido un alivio dejar todo atrás cuando el público supo sobre su sexualidad.
“¿Cómo contarle a ella podría ser un alivio? No es como si yo todavía fuera a mantener un secreto ante el público.”
“Si te importa Severus, tienes que hacer esto”
Sería un alivio porque le ayudaría a lidiar con el modo en que se sentía. Demonios con su consciente racional.
>>Me temo que si no expulso esto de mi cabeza, voy a arruinar mi oportunidad con la única relación que he sentido verdaderamente fuerte.
La doctora Kirkland asintió, animándole a continuar.
>>Él estaba gritando algo sobre que yo no era adecuado. Que no era lo que el Niño-Que-Vivió se suponía que fuera, como si hubiera tenido una imagen en la mente durante todos estos años. Era como si yo fuera una especie de dios o algo así, y cuando alguien se acercara lo suficiente como para ver que soy humano, se sintiera decepcionado. ¿Cómo podría ser el salvador de todos, si ni siquiera podía salvarme a mí mismo de alguien como Nott? Quizás él me culpaba por no haber matado ya a Voldemort y así salvarle de convertirse en un Mortífago como su padre. ¡NO ES MI CULPA QUE SU VIDA APESTE!
—No, no lo es —convino la consejera.
—¿Pensaba que dándonos una paliza a Ron y a mí iba a sacar a su padre de Azkaban? ¿Le hacía sentir un hombre atacarme mientras no tenía mi varita, maldecirme, golpearme… tocarme? —la última parte la dijo casi en un susurro. Sus manos se aferraron a los apoyabrazos de la silla—. No podía moverme, no podía gritar. Cuando me vio observándole, empujó mi cara. Todo lo que yo podía hacer era sentir. Sentí impotencia, sentí sus manos sobre mí, frotándome.
Plink
Harry levantó la vista, sobresaltado al ver lo que había sido el sonido. La jarra de vidrio sobre el escritorio se había agrietado y el agua goteaba por un costado.
>>Lo siento, no quise… —se levantó, pero la doctora Kirkland movió su mano indicándole que se sentara y se relajara.
La mujer levantó la jarra, llevándola al lavabo de la habitación contigua. Harry notó que no la reparó, solo la colocó en el otro cuarto. Ella le había dicho una vez que en la vida era importante lidiar con las cosas que no queríamos, incluso aunque fuera más fácil apartarlas con magia. Era una de las discusiones que ella y Albus tenían con él respecto a sus cicatrices. Ellos querían que retirara el glamour y lo manejara en su vida, y él no veía el punto. El compromiso había sido que removería el glamour cuando terminara la escuela. Poppy también había estado abogando porque permitiera al mundo que se relacionara con él siendo menos que perfecto. A Harry no le importaba tanto lo que pensara el mundo sobre él, pero no deseaba la atención extra que conseguiría cuando los hechizos se eliminaran. Inconscientemente, frotó el lado de su cuello donde se encontraba la peor de las cicatrices.
La consejera le dijo que era perfectamente normal tener un repentino estallido de magia cruda cuando se enfrentaba a un tema angustiante por primera vez.
Él expresó su preocupación de que Albus hubiera desmayado al Slytherin antes que él pudiera matarle. Estaba seguro de haber decepcionado al anciano. La Doctora le explicó que si realmente hubiera perdido el control el día del ataque, probablemente hubiera experimentado una mayor erupción de energía y magia cruda. También le aseguró que Albus sabía que no había perdido el control, pero le había querido dar la oportunidad de tomar sus propias decisiones. La doctora Kirkland y Harry continuaron conversando sobre el ataque, y tocaron varios temas más antes de concertar una nueva cita para unos días más tarde. En el dormitorio de los alumnos Gryffindor de séptimo, Hermione jadeó mientras Harry giraba para mostrarle una vista apropiada de la nueva túnica de fiesta que había traído para que ella la viera.
—¡Son maravillosas! Me encantan —Harry tomó su mano, como si le estuviera pidiendo un baile—. Ustedes don van a lucir grandiosos el próximo viernes —dijo Hermione con efusión. Harry sintió que una mano apretaba su hombro, pero no se estremeció como podía haber hecho antes.
—¿Puedo interrumpir? —preguntó Ron, tomando a Hermione en sus brazos.
Harry se inclinó, concluyendo su fingido baile. Tomó nota mental de que se estaba sintiendo más cómodo con el contacto físico de sus amigos. Claro, eran sólo pequeños toques, pero era un comienzo de todas formas. Mostrando una expresión anhelante, observó bailar a sus mejores amigos.
—Sabes, compañero, Fred bailó una pieza con McGonagall en su ceremonia.
Harry rió entre dientes ante esa imagen mental; luego cambió a la imagen, incluso más extraña, de él pidiéndole un baile a Severus. No podía recordar lo que el profesor de Pociones llevaba puesto en el baile tres años atrás. Dudaba que le hubiera dado una segunda mirada a Sev por aquel entonces.
Hermione soltó una risita mientras Harry se quitaba su túnica de gala.
—¿También vas a usar shorts cortados bajo la túnica en la noche de la ceremonia? —bromeó cuando vio lo que llevaba puesto
—Nadie sabe lo que llevamos bajo estas cosas —contestó con una sonrisa—. Simplemente, voy a dejar que esa noche lo supongas.
—Escuché que ya que la ceremonia es entre semana, Nott se va a perder la primera mitad; Filch no le va a dejar faltar a la detención esa noche —comentó Ron.
Harry asintió; no sabía qué decir. Había sido capaz de evitar a Nott puesto que no tenían las mismas clases, pero no había pensado en la ceremonia. Frunció el ceño al pensar que tendría que verle en una reunión social.
—¿Cómo te va con la doctora Erin? —preguntó Hermione tímidamente, al notar que su amigo había cambiado de humor repentinamente. Harry le sonrió.
—Bien. Hablamos una tonelada. A veces me pregunto si esa mujer tiene un giratiempo —de repente, Harry encontró que el piso era de lo más interesante. Había estado aplazando esto pero sabía que era tiempo—. Hay algo que debo decirles —declaró serenamente—. No había planeado hacerlo, pero la doctora Erin piensa que debo confiar al menos en una persona. Esa serían ustedes, chicos.
Hermione le dio una pequeña sonrisa. Le gustaba cuando se refería a ellos como uno. Harry nunca sería capaz de decir algo importante a uno de ellos sin decírselo al otro.
—¿Sucedió algo? —preguntó Ron.
Harry asintió sin levantar la vista. Hermione se sentó a su lado y él se sintió agradecido por el consuelo que ella le daba. Extrañaba la cercanía que habían tenido.
—Cuando fuimos atacados en los vestuarios… —comenzó lentamente, pero busco la manera de acelerar a medida que continuaba—. Cuando estabas desmayado, y los otros dos se habían ido, Nott dijo que podía hacer lo que quisiera, y me tocó… uhm, ya saben —dijo, rodando los ojos y mirando hacia su regazo.
—Oh, mi Dios, ¿abusó de ti? —espetó Hermione, impactada. Harry hizo una mueca de dolor.
—La verdad es que odio la palabra, podíamos sólo llamarlo… no importa. No quiero llamarlo de ninguna forma.
—Me alegra que nos lo hayas contado —susurró Hermione—. Comprendo porqué no quisiste decirle a nadie, pero me alegra que nos contaras. Es bueno desahogarse. Debes querer matar a Nott. ¿La doctora Kirkland te ayudó con eso?
Ron no habló. Ahora comprendía porqué Harry había reaccionado como lo hizo luego del ataque. Varias cosas más cobraron sentido también.
—Sí, la doctora Eric siempre sabe qué decir. En realidad, ella no habla mucho, pero hace las preguntas correctas. Es como si yo supiera las respuestas a todo pero no supiera las preguntas correctas para mí mismo. ¿Eso tiene sentido? —preguntó, inclinando ligeramente la cabeza como si repasara la sentencia. Harry les contó algunas otras cosas que había conversado con la Doctora para ayudarle a superar esto. Ellos se sintieron muy felices al ver que su amigo lo estaba manejando mejor.
Ninguno de ellos supo que justo una cama más allá se encontraban Seamus y Dean, tras las cortinas de la cama de doseles de éste último. Dean estaba ayudando a Seamus a escribir una carta de amor para la chica que le gustaba. No habían tenido intención de escuchar a hurtadillas, pero tampoco habían pensado que la conversación del trío de oro tomara un giro tan privado. Severus Snape atravesó el Gran Comedor a la hora de la cena. Él siempre había tenido presencia, pero su túnica lucía ligeramente diferente ese día. Harry le observó discretamente mientras bebía de una copa con jugo de calabaza. Algo no estaba igual. Revisó la túnica negra, buscando algo. Entonces, hacia la zona de la cintura, lo divisó. Había botones a lo largo de la cinturilla. Ésa era la tunica que Severus vestía para cabalgar. Harry deseó tener oportunidad de verle cabalgar de nuevo. Antes de llegar a la mesa principal, el Profesor se detuvo y le habló a una chica rubia de Ravenclaw. Harry recordó que ella era la que deseaba conseguir el puesto de Aprendiz en Pociones. Severus le entregó algo y luego se sentó con el resto de los profesores para cenar.
Severus ignoró la conversación que Filius y Hooch estaban teniendo a su lado. Comió en silencio, mirando alrededor del Gran Comedor. Había unos pequeños estallidos de risa donde Draco Malfoy parecía ser el centro de conversación en la mesa Slytherin. Nada interesante en la mesa Hufflepuff -como era habitual- y los Ravenclaw se contenían la mayor parte del tiempo. La alta chica rubia se levantó de su asiento antes que llegara la cena. Severus la observó cruzar el recinto hasta la mesa Gryffindor, donde estaban sentados los hermanos Creevey. Le entregó al mayor una nota y procedió a hacer lo mismo con Harry.
Severus sabía que Harry había estado viendo a un consejero. No había sido difícil descubrirlo. Uno de los profesores tenía que escoltar al chico hasta el sitio de Aparición, así que fue un tema discutido durante una reunión de profesores. Minerva se ofreció como voluntaria para acompañarle a su cita. Nadie mencionó que sería con un consejero, pero Severus podía suponerlo muy fácilmente. Harry caminaba un poco más distendido que en la última semana. Sostenía su cabeza en alto y volvía a ser el chico confiado que había descubierto durante las vacaciones. Sev observó que el Gryffindor levantaba la vista, la sorpresa era evidente en su cara cuando la Ravenclaw se detuvo frente a él para entregarle la tarjeta. No pudo escuchar lo que estaban hablando, pero supo que le había entregado uno de los pases que él le había dado para ser distribuidos.
El laboratorio de Pociones estará abierto para usted el jueves a las 7:00 p.m, para un tutorial.
Harry lo leyó dos veces, suponiendo que Severus le enseñaría a preparar una poción contra el dolor que no fuera adictiva. No quería engañarse a sí mismo con la idea de que Severus simplemente quisiera estar con él. Creevey había recibido lo que parecía una nota similar. Anhelaba que llegara el jueves, sin importar el motivo que su profesor de Pociones tuviera. | |
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