La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Lo Único Cálido y Hermoso

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nienna0410
Explota calderos
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MensajeTema: Lo Único Cálido y Hermoso   Lo Único Cálido y Hermoso I_icon_minitimeVie Feb 05, 2021 12:50 pm

Traducción del fic “One Warm Beautiful Thing” de Minx, y secuela de “Hasta el amanecer”. La relación de Harry y Severus comienza a sufrir amenazas tanto internas como externas. SNARRY.



Título: One Warm Beautiful Thing.

Autora: Minx

Resumen: Secuela de “Till break of day” (“Hasta el amanecer”). La relación de Harry y Severus comienza a sufrir amenazas tanto internas como externas. Recomiendo leer la precuela, ya que si no os vais a perder un poco en esta historia.

Por cierto, hay otras dos precuelas, que son “Lost Feeling” y “Dead Till I be with him”, que no tenía en mente traducir porque son un Severus/Remus y Sirius/Remus, respectivamente, pero si alguien quiere que las traduzca, no me importa. Sería para complementar estas historias.

La historia es una traducción del fic de la autora Minx, que podéis encontrar aquí: https://www.archiveofourown.org/works/7877359





ONE WARM BEAUTIFUL THING


Severus Snape llamó a la puerta del piso de Harry Potter, más enfadado a cada segundo que pasaba. Escuchó pasos que se acercaban al otro lado de la puerta y se preparó para comenzar una diatriba mordaz. Cuando la puerta se abrió, tuvo que dejar a un lado todo lo que pensaba decir.


—Oh, profesor Snape. Adelante —dijo la compañera de piso de Harry, Amaryll Canasta.


—Creía que era Harry. —La siguió hasta la sala de estar.


—Oh, está dormido.


—Ya lo veo.


Snape se sentó en el sofá y Canasta le lanzó una mirada de desconcierto.


—¿Qué estás haciendo?


—Esperando a que Harry se despierte —Se abstuvo de agregar un: qué crees que estoy haciendo, imbécil. Tenía que comportarse.


La chica puso los ojos en blanco.


—¿Por qué no entras en su habitación? Estoy segura de que no le importará. Es la puerta de la izquierda —sugirió, mientras soltaba una risita—. Ha estado hablando de tu visita durante días.


Snape parpadeó.


—¿Lo ha hecho?


—Bueno, lleva diciendo desde la semana pasada: “Acuérdate que Severus vendrá dentro de seis días”, “Severus estará aquí dentro de cinco días”, “Severus vendrá dentro...”


El mayor la interrumpió antes de que continuara con los últimos cuatro días.


—Ya veo. Así que me estás sugiriendo que entre en su habitación. Así como así.


—Bueno, sí.


—¿No hay barreras de protección en su puerta? —Se estaba cabreando de nuevo.


La chica rio.


—¿Por qué habría de tenerlas?


—¿Por qué no...? Tendremos esa discusión en particular más tarde, señorita Canasta.


Acto seguido se acercó a la puerta que ella le había indicado antes, echando humo. Abrió la puerta de golpe y se detuvo. Harry estaba acostado de lado, hecho un ovillo, con el cabello aún más despeinado de lo normal, vestido con unos jeans y una camiseta. Sus gafas descansaban sobre la mesita de noche. Snape suspiró, entró en la habitación y cerró la puerta tras él en silencio. Se sentó en la cama y tocó el suave cabello, apartándolo de la cicatriz en forma de rayo. Trazó la cicatriz con suavidad, y Harry se revolvió bajo su toque.


—¿Sev? —El chico abrió los ojos—. Oh. Me he quedado dormido.


—Aparentemente. No me gustaría pensar que este es tu estado de vigilia.


—Eh... ¿Cómo has entrado? —preguntó el joven mientras bostezaba y se desperezaba.


—La señorita Canasta me abrió la puerta. Pero aparentemente podría haber entrado de forma sencilla incluso si ella no hubiera estado aquí. ¡Harry! —Su rabia había aumentado de nuevo—, ¿acaso has olvidado por completo todo lo que aprendiste? ¿Por qué no hay hechizos de protección incluso a cien metros de este lugar?


El ojiverde parpadeó y se frotó los ojos, incorporándose en la cama.


—No creía que fueran necesarios.


—No creías... —El hombre se detuvo y respiró hondo—. Te recomiendo encarecidamente que coloques un conjunto de protecciones lo antes posible. Te ayudaré, si quieres. Todavía hay poderosos magos oscuros a quienes les encantaría deshacerse de ti.


—¿Hay protecciones en tu casa? Porque yo no he notado ninguna.


—Están desconectadas para ti —contestó Snape, mirando sus propias manos de repente.


—¿Desde cuándo? —El joven hizo una pequeña pausa. —Me aparecí en tu casa para cenar en noviembre sin ningún problema.


—Las desbloqueé para ti cuando me mudé a la casa.


—¿En JUNIO? —Harry sonrió de repente—. Ay, Sev, idiota.


Snape lo fulminó con la mirada, pero el irritante chico no borró su sonrisa, aunque lo compensó trepando al regazo del pocionista; Harry no había tardado mucho en darse cuenta de cuánto disfrutaba Snape de que hiciera eso. El mayor suspiró y envolvió al ojiverde entre sus brazos, quien lo besó casi con timidez. Severus abrió la boca y deslizó su lengua por los labios de Harry; un repentino destello de excitación lo recorrió y gimió. Apenas un segundo después, el chico comenzó a restregarse ansiosamente contra él. El exprofesor deslizó su mano por debajo de la camiseta de Harry y acarició el vientre plano y el pecho esculpido, deleitándose por la forma en que los duros músculos temblaban bajo su toque. Jaló de la camiseta, y el ojiverde se movió lo suficiente para que Snape se la quitara. El mayor se quedó mirando fijamente el cuerpo que había quedado expuesto; el maldito chico estaba sonriendo de nuevo con suficiencia. Snape tiró de Harry para darle otro beso, usando su mano libre para acariciar ese cuerpo tentador, y dejando que ésta vagara hacia abajo, tocando el bulto que se intuía en los jeans del joven. El ojiverde soltó un gemido, mientras el mayor desabotonaba sus pantalones, dándose cuenta de que no lleva ropa interior.


—Buen chico —murmuró al oído de Harry, agarrando su polla desnuda y acariciándola.


—No… —El ojiverde agarró su muñeca.


Snape mordió la oreja de Harry.


—¿No quieres correrte? ¿Acostado aquí en mi regazo, medio desnudo entre mis brazos? —Harry gimió de nuevo, mientras Snape rozaba la goteante cabeza con su pulgar, para después rodear la erección con su puño lentamente—. ¿Con esta hermosa polla asomándose por tus pantalones? —Aceleró sus movimientos; la cabeza de Harry cayó hacia atrás, dejando expuesta su pálida garganta, la cual Snape chupó y mordió con entusiasmo. El hombre apretó la erección caliente, la bombeó y jugueteó con ella. Harry no podía parar de gemir. Snape susurró—: Te vas a correr, te guste o no. Pero te gustará —Su mano se movió aún más rápido, hasta que al fin sintió como el ojiverde se tensaba entre sus brazos, mientras la polla del chico palpitaba en su mano y el espeso fluido brotaba sin parar. El cuerpo de Harry se debilitó de repente, y Snape acercó al otro hombre hacia él cuidadosamente, besándolo, y recostándolo después en la cama. Se quitó la ropa y terminó de desvestir al chico.


—Entonces, supongo que todavía no saldremos a cenar —comentó Harry cuando recuperó el aliento.


—Te daré de comer más tarde, Potter —dijo, besando la boca rosada y mordiendo los suaves labios—. “Ahora, por el amor de Dios, callaos y dejadme amar.”


A Harry le tomó un segundo comprenderlo, pero cuando cayó en la cuenta respondió:


—“Morimos y resurgimos inmutables, y gracias a este amor demostramos ser misteriosos”. * Oye, creo que me estoy poniendo duro de nuevo. **


Los jóvenes de dieciocho años eran criaturas verdaderamente maravillosas. Snape se alejó un poco y abrió el cajón de la mesita de noche.


—No, yo… —exclamó Harry desesperadamente al ver lo que estaba haciendo el hombre.


—Pero bueno. Bueno, bueno, bueno —dijo Snape mirando el contenido del cajón, mientras el ojiverde enterraba su cabeza en la almohada—. ¿Le importaría explicar este objeto en particular, Sr. Potter?


—Glnl —respondió Harry contra la almohada.


El mayor acarició la hermosa espalda musculosa.


—¿Qué has dicho? —preguntó dando la vuelta a Harry, pero el joven no soltó la almohada. Snape se la quitó de la cara; disfrutaba ver al chico sonrojado, y esto prometía ser un buen espectáculo.


—Me sentía solo —respondió el moreno mirándolo desafiante—. Es tu culpa, ¿sabes? Estuvimos sin hacerlo desde el verano hasta hace tres semanas. ¡Tengo dieciocho años! ¿Qué esperabas?


Snape lo besó con fuerza.


—¿Así que usaste este encantador instrumento en.... ti mismo? —La imagen era asombrosamente excitante.


—Bueno, sí. ¿Qué creías? No es como si hubiera tenido un desfile de gente pasando por aquí.


El ojinegro encontró eso sumamente reconfortante. Pasó su mano sobre el pecho firme, pellizcando los pezones para apaciguar a Harry.


—Qué interesante. —El mayor se incorporó, apoyándose contra el cabecero de la cama—. Acuéstate sobre mis piernas.


—¿En tu regazo de nuevo? ¿Por qué? —Harry de repente empezó a sospechar—. ¿Me vas a azotar?


—Solicitaste disciplina una vez.


Eso lo apaciguó. Se acostó obedientemente, de espaldas al mayor, con su firme trasero sobre las piernas de Snape. El ojinegro acarició las redondeadas nalgas con avidez, separando las piernas de Harry y rozando sus testículos hasta llegar a su abertura. Harry gimió y trató de separar aún más sus piernas. Snape se mordió el labio mientras aplicaba lubricante al vibrador que había sacado del cajón, con el chico retorciéndose contra su regazo. Detuvo su movimiento colocando una mano sobre su trasero pecaminoso y deslizó el vibrador lentamente a través de su entrada. Harry gruñó, pero se apretó aún más contra él, con su renovada erección presionando contra sus piernas. La cara sonrojada del chico se volvió hacia un lado y sus labios se separaron. Snape pasó sus dedos por la seductora boca y una lengua rosada salió disparada y le lamió los dedos.


El mayor comenzó a mover el vibrador hacia adentro y hacia afuera lentamente.


—¿Es esto lo que te harías a ti mismo? —preguntó, acelerando el ritmo—. ¿O quizás esto? —Lo movió de un lado a otro. Harry soltó un gemido contra los dedos que aun continuaba succionando—. ¿O esto otro? —sugirió Snape mientras encendía el aparato. El ojiverde ahogó su aullido aplastando su cara contra la sábana.


La realidad era aún más excitante que la imaginación. La polla de Snape, presionada entre su propio estómago y el costado de Harry, ya estaba goteando.


>>Tienes un aspecto completamente libertino tumbado sobre mí como un festín, con ese trasero redondo con este… —Dio un giro al vibrador—, …sobresaliendo. Sí, bastante pervertido. —Empujó el vibrador hacia adentro y hacia afuera, cambiando ligeramente el ángulo con cada empuje. Los movimientos eran lo suficientemente erráticos como para evitar que Harry se corriera, y siguieron, sin parar, manteniéndolo al borde de la culminación. Ambos hombres estaban gimiendo. Ver a Harry aproximándose al borde del orgasmo, con los ojos cerrados y la boca todavía lamiendo perezosamente sus dedos, estaba volviendo loco al mayor. El hombre retiró la mano a regañadientes de la deliciosa boca, la puso debajo de la cadera de Harry y lo instó a subir. Luego rodeó con su mano la polla de Harry, tirando de ella repetidamente mientras deslizaba el vibrador y lo inclinaba ligeramente, cambiando el ángulo. El ojiverde gritó cuando empezó a correrse. Su orgasmo pareció durar una eternidad, con el vibrador logrando prolongarlo aún más, hasta que cayó exhausto finalmente, de nuevo sobre las piernas de Snape.


Respirando pesadamente, el mayor sacó con cuidado el vibrador, tocó la espalda y el trasero sudorosos de Harry y lo empujó con insistencia. Obedientemente, Snape apreciaba cuando Harry estaba en este humor complaciente, el otro hombre se bajó de su regazo y se acostó boca abajo en la cama mientras Snape untaba más lubricante sobre su erección, ahora casi dolorosamente dura. Cuando el chico abrió las piernas de manera tentadora, el pocionista tuvo que cerrar los ojos para evitar correrse. Luego se colocó sobre su amante y se hundió de un golpe en el calor apretado. Harry se tensó debajo de él; Snape se obligó a permanecer quieto hasta que sintió el estrecho trasero relajarse a su alrededor, momento el que empezó a empujar vigorosamente. El joven gimió y se apartó, volviendo a introducirse él mismo. Animado, Snape empujó aún más fuerte, agarrando los hombros de Harry y mordiendo su cuello, aspirando su aroma a hierba recién cortada. Quería fundirse con esa piel suave y de color crema, con los firmes músculos que se encontraban bajo él. Quería aferrarse a ese momento en el que estaba unido a su amante, enterrado dentro de él, follándolo...


Su orgasmo lo golpeó como un terremoto, haciendo que se sacudiera mientras el placer recorría todo su cuerpo, hasta llegar a sus testículos y su polla, explotando. Dio un último empujón, manteniéndose en lo más profundo del joven el máximo tiempo posible. Se relajó encima de Harry, y el chico lo dejó quedarse allí por unos minutos, hasta que no pudo aguantar más su peso y comenzó a moverse. Snape rodó hacia un lado, llevando a su amante con él, de forma que quedaron haciendo la cucharita. Besó la nuca del ojiverde.


—No me has azotado.


Snape se tensó un poco.


—¿Querías que lo hiciera?


—No lo sé. —Oh, Harry probablemente se estaba sonrojando de nuevo—. Nunca… eh… me han azotado. Al menos, no así. —hizo una pequeña pausa—. Ahora que lo pienso, no me ayudó mucho cuando era pequeño.


Snape sintió una oleada de ira atravesarlo, como sucedía cada vez que pensaba en esos muggles.


>> ¿Sev? ¿Aún estás despierto?


—Sí.


—Entonces, ¿quieres hacerlo?


El mayor frotó con la nariz el cabello del más joven.


—No.


Harry se giró entre sus brazos, mirando de frente al hombre.


—¿Qué pasa?


El chico era jodidamente perceptivo. Y siempre quería saber lo que sentía Snape en todo momento.


—Nada.


—Dímelo o no colocaré esas protecciones —advirtió el chico mientras le daba un cálido beso.


Ahora empleaba el chantaje emocional. Snape apretó aún más el abrazo.


—No quiero... eh… traer dolor a nuestra... —No podía completar la frase.


Afortunadamente, Harry mostró compasión y decidió abandonar el tema.


—¿Podemos comer algo? Tendremos que salir por ahí, a menos que te apetezcan plátanos y mostaza para cenar.


—Por muy apetecible que pueda resultar esa combinación para algunos miembros de esta casa, creo que preferiría invitarte a salir. —Y presumir de estar contigo, pensó de repente—. Tengo entendido que hay un restaurante, Maeve's Familiar, que es bastante aceptable. —Se lo había recomendado su asistente Julian. Otro “chico sonriente” en su vida.


Ahora fue el turno de Harry de ponerse tenso.


—Sí, es bueno. Pero... es bastante lujoso. *** ¿Estás seguro...? —No terminó la oración.


—Sí. ¿Lo estás tú? —preguntó, mirando los ojos verdes fijamente.


—Oh, sí. —El joven recibió otro cálido beso de esos labios adictivos—. Yo sólo… sigues hablando de las desventajas para mí. Pero…— el chico se sonrojó de nuevo. Snape nunca le confesaría esto a Harry, pero cuando se sonrojaba le parecía adorable, una palabra que el ojinegro nunca habría creído que se encontrara en su vocabulario—. Sabes, soy algo así como...eh… famoso.


—¿Ah sí? ¿Cómo no me había dado cuenta?


—Ja, ja. Solo... prepárate para que aparezca todo en “El Profeta” en poco tiempo.


—Bien —ronroneó Snape—, entonces todos sabrán que eres mío —respondió, besando a Harry de manera posesiva.


—Oh, Dios. Detente o nunca nos marcharemos a cenar y me desmayaré de hambre. —El ojiverde se apartó.


—Muy bien. Ya que insistes.


Ambos se limpiaron, se cambiaron y salieron a la sala principal. Amaryll gritó desde su habitación:


—¡Eh, Harry! Dos palabras: ¡encantamiento silenciador!


El sonrojo que apareció de nuevo en la cara de Harry compensó cualquier disgusto que Snape pudiera haber experimentado.


Tuvieron una cena exquisita a pesar de que la gente se quedaba en silencio al verlos y los miraban fijamente. Las repercusiones de su velada fueron casi inmediatas. En el segundo y último día de la visita de Snape, el ejemplar de “El Profeta” que una lechuza había traído venía encabezado por un artículo titulado: “Pareja Inimaginable al Descubierto.” Harry lo leyó con consternación mientras tomaba el té de la mañana.




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Esa misma mañana, en la residencia Black / Lupin:


—¡AAAAGGGGGHHHH!


Remus Lupin bajó corriendo las escaleras empapado, amarrando una toalla alrededor de su cintura y con su varita en su mano. Voló por el pasillo hasta detenerse en la cocina. Había esperado encontrar a Sirius siendo víctima de un tardío ataque de un Mortífago, o como mínimo siendo destripado por un cuchillo, pero, en lugar de eso, vio al hombre de pie junto a una taza de té volcada y sosteniendo un periódico. Se acercó con cautela.


—¿Sirius? —Podría ser que el moreno estuviera teniendo un flashback. Sirius nunca había tenido uno, pero su amante era un hombre de muchas sorpresas.


—Lunático, es esto... esto... ¡MÍRALO! —Sirius colocó el ejemplar de “El Profeta” en la cara de Remus. El hombre lobo posó sus ojos sobre él.


—Oh —Había una foto de Harry y Snape cenando; en la imagen se podía observar cómo ninguno de los dos apartaba la mirada del otro. Vio que Harry se acercaba al mayor y tomaba la mano de éste entre las suyas—. Siri, sabías que estaban juntos. —En realidad, el comportamiento que se mostraba en la foto era bastante discreto, excepto por las miradas que se estaban lanzando.


—Sí, pero es... escucha esto. “Harry Potter tiene una aventura con su antiguo profesor y ex Mortífago Severus Snape. Algunas fuentes dicen que los dos han estado saliendo en secreto desde la época escolar de Potter. Fueron vistos juntos por primera vez en público a principios de noviembre, cuando Snape asistió a uno de los partidos de Quidditch en los que jugaba Potter. Más recientemente, la pareja ha sido divisada en el nuevo restaurante de moda Maeve´s Familiar. Una fuente de Whiztel, lugar donde trabaja Snape, afirma que el exprofesor se cogió varios días libres durante el Día de San Valentín para estar con Potter. `Todos pensamos que era bastante romántico´, dice un compañero del pocionista, `y cuando regresó al trabajo seguía sonriendo a la gente´. Algunos especulan que Potter puede haber recibido alguna influencia del estilo de vida de su padrino, Sirius Black, convicto fugado, que cohabita con el hombre lobo y ex maestro de Hogwarts, Remus Lupin. Ambos hombres fueron indultados por crímenes no especificados tras la derrota de Voldemort.” ¡Como si alguna vez hubiéramos cometido algún delito en primer lugar! Así que también nos han expuesto a nosotros.


—¿Eso te molesta?


—NO. Pero tú… —Sirius apartó los ojos del papel—. El hombre lobo más reservado del mundo...


—No porque me avergüence, sino porque no es asunto de nadie más —afirmó, tocando el hombro del animago—. Déjalo, Siri. Las personas que conocen a Harry y Severus ya saben la verdad.


Sirius suspiró.


—Sí, pero... ¿qué pasa con esta parte? “Otros afirman que Snape pudo haber iniciado una relación inapropiada con Potter cuando el Niño que Vivió aún estaba en Hogwarts...” Lunático, eso es... eso es repugnante. Si creyera que él hubiera hecho eso, yo... yo... —balbuceó incoherentemente.


Remus comenzó a secarse el cabello con la toalla.


—Sirius, por favor. Cálmate —Hizo una pausa—. ¿Puedo ir a vestirme ahora?


Sirius apartó los ojos del papel de nuevo y miró a Remus, quien disfrutó el instante en el que su pareja se dio cuenta de que estaba desnudo.


—No.


El periódico cayó, olvidado, al suelo.




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En la residencia Granger / Weasley:


—¡HERM! —Ron escupió su té.


Hermione soltó su tostada. A Ron siempre le molestaba algo de lo que leía cada día en El Profeta.


—Francamente, no sé por qué nos suscribimos... —El pelirrojo levantó el periódico y le enseñó la noticia que le había hecho proferir aquel grito—. Oh —La chica miró más de cerca la fotografía. Snape estaba agarrando la mano de Harry y deslizando su pulgar sobre la palma del joven—. Eso es realmente… dulce. —Le quitó el periódico a Ron y comenzó a leer—. ¡Dios!


—¿Qué? —El pelirrojo intentó recuperar el ejemplar de El Profeta, pero Hermione lo evitó.


—Habla un poco de cómo Snape abusaba de Harry cuando estábamos en la escuela.


—¡QUÉ! —Ron parecía furioso—. ¡Lo voy a matar!


—No, idiota, se han inventado esa parte. Pero esto es lo que dice: 'Snape pudo haber iniciado una relación inapropiada con Potter cuando el Niño que Vivió estaba aún en Hogwarts. Un ex alumno de la asignatura de Pociones que Snape impartía a Potter en el castillo afirma que el exprofesor “siempre miraba de forma lasciva a Potter y le daba un trato más favorable que al resto de estudiantes”. Ese tiene que ser Malfoy. Imbécil. Oh, espera, parece que mejora un poco: 'Otros ex compañeros de clase, sin embargo, se sorprendieron por estas acusaciones. Dean Thomas' – Bien hecho, Dean. ¿Por qué nadie se puso en contacto con nosotros? – 'dice: “Nunca observé ni escuché nada acerca de ninguna irregularidad o comportamiento inapropiado entre los dos, y estuve viviendo con Harry durante siete años. Puede que no me guste el profesor Snape, pero siempre he valorado su integridad tanto a nivel personal como profesional”. El director de Hogwarts, Albus Dumbledore, también afirma que no tuvo lugar ningún abuso durante la época escolar de Potter'. Maravilloso, eso hace que parezca que Snape está abusando de él ahora —La chica bajó el periódico—. Recuérdame que envíe a Dean una carta de agradecimiento.


Ron le arrebató el periódico. En la foto que aparecía en el artículo, Harry estaba mirando fijamente a Snape. Ron reconoció esa mirada; era la misma que Hermione le daba alguna que otra vez, cuando estaba completamente relajada y feliz.


—Oh, diablos. Realmente ama al bastardo grasiento.


Hermione solo sonrió.


Ron reanudó la lectura.


—Maldita sea, han conseguido una declaración de Whippet. `La entrenadora de Quidditch de Potter, Winifred Whippet, emitió la siguiente declaración: “Se espera que el señor Potter, como miembro de las Avispas de Wimbourne, mantenga ciertos valores morales y éticos. Si viola esos valores, nos veremos en la obligación de acabar con su contrato”. Sin embargo, no todas las Avispas parecen estar de acuerdo con el punto de vista de Whippet; una compañera de equipo comentó: “A Whippet simplemente no le cae bien Snape. Harry podría estar follándose a una persona diferente cada noche y Whippet no le diría nada. Me parece muy triste que ella no pueda aceptar que Harry es feliz con Snape”. Asimismo, otro compañero declaró: “En lo que a mí respecta, siempre que cumpla con sus entrenamientos y esté listo para jugar, puede hacer lo que quiera en su tiempo libre”. Los abogados del equipo han confirmado que no se va a llevar a cabo ninguna investigación sobre el asunto Potter-Snape. Ni Potter ni Snape han podido ser contactados para hacer alguna declaración al respecto de todo el revuelo formado´. Hermione, creo que deberíamos presentarnos en el próximo partido para darle a Harry algo de apoyo moral.




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De vuelta en el piso Potter / Canasta:


—¿”Ni Potter ni Snape han podido ser contactados para hacer alguna declaración al respecto de todo el revuelo formado”? ¡Ni siquiera han intentado ponerse en contacto conmigo! —exclamó Harry mientras paseaba de un lado a otro.


—Harry —Severus todavía estaba sentado en la mesa de la cocina—. ¿Qué es lo que te molesta de este artículo?


—¿Aparte de la foto? —El ojiverde lo miró fijamente. ¿Por qué, por qué, por qué parecía tan idiota cada vez que estaba cerca de Snape?—. Pues verás, quizá la respuesta arrogante de Whippet, o ese repugnante comentario de Malfoy -ni se te ocurra decir nada; tú también sabes que ha sido Malfoy el que ha dicho eso- , o, no sé, ¿podría ser el hecho de que te han calumniado de una forma horrible?


—Mm. Tienes razón, me ha molestado la insinuación de que estuve sonriendo. Tendré que hablar seriamente con Julian.


Harry agradeció el intento del hombre de mejorar su estado de ánimo.


—Creo que necesito ponerme en contacto con El Profeta y dar una declaración. O… —se detuvo al lado de Severus. Era toda una novedad tener que bajar la cabeza para mirar al mayor—. Podríamos ofrecerles una declaración conjunta.


El ojinegro rodeó con su brazo la cintura de Harry.


—¿Y qué les diremos exactamente? ¿Sí, he estado planeando follarme a Harry Potter desde que tenía dieciséis años? ¿O qué tal, me asaltó en mi mazmorra una noche y no aceptó un no por respuesta? En realidad, prefiero esa; Es bastante precisa —dijo mientras apoyaba la cabeza contra el pecho del chico.


En ese momento, Amaryll entró en la cocina más dormida que despierta.


—Buenos días —Se sirvió una taza de té y le echó mucho azúcar—. Oh, el Profeta —Se lo arrancó de la mano de Harry y lo leyó detenidamente—. Bien, han escrito correctamente lo que dije. Bonita foto, por cierto.


—¡Amaryll! —Harry la miró fijamente—. ¿Has dado una declaración a El Profeta?


—Sip. Adivina cuál.


—Mi voto es por “podría estar follándose a una persona diferente cada noche y Whippet no le diría nada” —respondió Severus—. Tiene un estilo que he llegado a asociar con la señorita Canasta.


—Diez puntos para Slytherin —dijo Amaryll con entusiasmo—. No me mires así, Harry. Iban a publicar la exclusiva de todas formas. ¿Hubieras preferido que la declaración de Whippet fuera la única que apareciera? —La chica tomó un sorbo de té y continuó—: ¿Queréis mi consejo? Debéis ofrecer una entrevista a un competidor. ¿Por qué no te pones en contacto con esa periodista que trabaja en “Corazón de Bruja”?




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A pesar de ser una persona completamente alocada, Amaryll en ocasiones tenía ideas sorprendentemente brillantes. El equipo de “Corazón de Bruja” estaba tan emocionado ante la perspectiva de una entrevista en exclusiva por parte de ambos hombres que el editor incluso hizo retroceder al fotógrafo cuando Harry y Severus se negaron a besarse ante la cámara. El ojiverde seguía pensando que parecía un completo idiota en la foto que aparecía en el artículo, mirando embobado a Snape estúpidamente. Snape se veía igual que siempre: reservado, severo, imponente...


—Sexy como el infierno —dijo Amaryll, mirando la revista por encima del hombro de su compañero de piso—. ¡Caray!


—Mucho ojo, Amaryll.


—Oh, claro. ¿De verdad crees que él se fijaría en alguien más que no fueras tú? —La chica le pellizcó la mejilla—. Creo que la entrevista ha salido bastante bien. La parte que más me gusta es esta: 'Corazón de Bruja: Profesor Snape, ¿qué fue lo que le atrajo de Harry?; Snape: Prefiero no responder una pregunta tan personal; CB: Quizás simplemente podría compartir con nosotros algunos de sus pensamientos sobre Harry; Snape: (levanta una ceja) (silencio).´ ¿No le dijiste que se suponía que debía cooperar con el entrevistador?


Harry rio.


—En realidad se las arregló bastante bien. ¿Has leído la parte en la que dice, “El Sr. Potter me ha aportado una felicidad inesperada”? Casi me desmayo. Yo soy el que aparece como un idiota que solo sabe balbucear.


Amaryll sonrió.


—¿Por qué? ¿Solo porque dijiste “Soy tan afortunado” como unas quince veces? De todas formas, la entrevista ha quedado muy dulce. Y esta foto es totalmente adorable. Ahora, será mejor que nos vayamos. Las Arpías de Holyhead nos esperan.




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Whippet siempre los hacía llegar tres horas antes de cada partido para poder regañarlos a fondo. Harry temía enfrentarse a ella ahora; su humor había empeorado aún más de lo habitual desde que se habían publicado los nuevos artículos sobre él y Snape. Y seguía sin descubrir quién era el que los recortaba y los pegaba en su taquilla. Al menos solo quedaban tres meses para que la temporada finalizara.


—Oye, Amaryll. —Realmente necesitaba decirle esto a la chica—. Me voy a mudar cuando acabe la temporada.


—No me sorprende realmente. —Se bajaron de sus escobas y caminaron hacia los vestuarios—. ¿Vas a buscar algún piso que esté cerca de aquí y de Whiztel?


Esperaba que no. Tenía otra idea en mente, pero todavía no quería compartirla con Amaryll, así que se encogió de hombros y evadió la pregunta. Antes de darse cuenta, Whippet le estaba gritando de nuevo. Floris *** estaba enferma con gripe, al parecer.


—Si tuviera otras opciones, Potter, no estarías aquí. ¡Solo trata de no deshonrar al equipo, asqueroso pequeño mortífago en entrenamiento!


Harry logró no estremecerse ante las duras palabras. Después montó en su escoba y voló alto, evadiendo a las Golpeadoras de las Arpías, borrando por un momento todo de su mente, excepto la búsqueda de la Snitch. De repente la vio. Estaba allí, justo allí, si pudiera... demasiado tarde, vio la Bludger acercándose a él velozmente. Se las arregló para girar en el aire y atrapar la Snitch, pero la Bludger lo golpeó con fuerza en las costillas. Escuchó a uno de sus Cazadores gritar, pero ni siquiera vio la otra Bludger, la que le dio de lleno en la cabeza. Mientras caía de su escoba, permaneció consciente el tiempo suficiente para calcular la probabilidad que existía de que Whippet le lanzara un hechizo de levitación antes de que se estrellara en el suelo...




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Oscuridad.


Dolor, dolor, dolor, dolor, dolor, dolor, dolor.


Oscuridad.


Dolor. Dolor. Escuchó a alguien gemir. Una mano fría tocó suavemente su mejilla.


—Intenta beberte esto —La voz le resultaba familiar. Algo chocó suavemente contra sus labios; el líquido se deslizó por su garganta. Tragó, tosió. Dolor. Dolor. La persona estaba emitió otro quejido de nuevo—. Está bien. Está bien. Sólo un poco más —Sintió el líquido descendiendo de nuevo, pero esta vez no tosió.


Oscuridad.




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Dolor. Abrió los ojos. Seguía sin ver nada, todo estaba oscuro. ¿Conseguirían alguna vez que esa persona se callara?


—Harry —De nuevo sintió ese toque frío en su mejilla—. Shh —Oh, así que era él mismo el que se estaba quejando—. Bebe esto —Sintió de nuevo el líquido. Volvió a tragar.


Oscuridad.




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Dolor. Ya estaba cansado de todo esto. Evaluó su estado, algo que Madame Pomfrey le había enseñado a hacer en su sexto año por si resultaba herido en la batalla. Se había roto el tobillo derecho, varias costillas y el brazo del mismo lado por dos lugares distintos. Tenía un traumatismo severo en la cabeza, y múltiples contusiones y laceraciones. Todo ello se estaba curando bastante bien. Estaba terriblemente sediento. Chasqueó sus labios resecos y volvió a oír la voz familiar.


—Harry.


Intentó responder, pero solo logró emitir un graznido.


>>Aquí tienes un poco de agua.


Tragó con gratitud e intentó hablar de nuevo.


—Gracias. —Abrió los ojos con cautela. Ahora sí había luz y pudo ver a Severus, quien estaba sentado en el borde de la cama, sosteniendo su mano, con aspecto cansado—. ¿Dónde…?


—Estás en San Mungo. Llevas aquí tres días. Tuviste un accidente mientras jugabas al Quidditch, ¿lo recuerdas?


Harry tuvo que pensar por un instante.


—Sí. Eh… ¿Me das más agua? —Bebió de nuevo cuando Severus acercó el vaso a sus labios—. No creo que haya sido un accidente —susurró, y se volvió a dormir.




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Dolor. Ahora todo estaba en silencio. Abrió los ojos. Severus todavía estaba allí, sentado en una silla junto a la cama. Mejor dicho, durmiendo en la silla. Harry estaba contento de que el hombre estuviera allí acompañándolo, pero deseaba que el ojinegro no fuera tan obstinado y que mirara un poco por sí mismo. Mientras lo observaba, Severus se despertó.


—Harry.


—¿Has estado aquí todo el tiempo?


Los ojos del mayor se movieron; eso significaba que sí. El ojiverde suspiró.


>>¿Y tú trabajo?


—Julian se ha quedado a cargo de todo —respondió Severus mientras se ponía de pie y se estiraba—. ¿Cómo estás?


Harry volvió a realizar la evaluación de su estado. Sus heridas ya estaban curadas casi por completo.


—Bien, pero todavía me duele la cabeza.


Snape se mostró muy enfadado de repente.


—Normal. Fue una suerte que la Srta. Bell fuese capaz de desviar la Bludger ligeramente. Si no, habrías... —se interrumpió y desvió la mirada.


Oh. OH.


—Lo siento —Se movió un poco—. ¿Todavía es hoy?


El pocionista logró sonreír.


—No, es mañana. ¿Recuerdas la última vez que te despertaste? Eso fue hace once horas. —El hombre hizo una pequeña pausa—. ¿Tienes ganas de ver a algunas personas?


Quién... oh.


—¿A Sirius?


—Sí, tu padrino lleva dando vueltas en la sala de espera bastante tiempo. —El mayor tocó suavemente su mano—. Weasley y Granger también están ahí fuera.


—Que pase Sirius primero, por favor. Y Remus, si también está aquí.


Severus asintió y besó ligeramente la mejilla del joven. De repente, Harry escuchó como se abría la puerta.


—Snape. —Al menos Sirius había aceptado la existencia de Sev.


—Black. —El hombre hizo una pequeña pausa—. Harry también quiere verte, Remus.


El chico consiguió girar la cabeza para mirar hacia la puerta. Los tres hombres estaban de pie junto a ella, mirándose los unos a los otros.


—Dejad las peleas para otro momento, por favor —gruñó.


—¡Harry! —Sirius se acercó corriendo—. Oh, Dios, estaba tan preocupado. —Lo examinó por unos instantes—. No tienes tan mal aspecto como pensaba.


—Me siento bien, aunque un poco cansado. Oye, ¿alguien me lanzó un hechizo de levitación? Ya sabes, cuando estaba cayendo.


Hubo un silencio repentino.


>>¿Y bien?


Sirius se acercó a la ventana.


—Díselo, Lunático.


Remus suspiró.


—Sí, pero… bueno, se lanzaron hechizos de levitación, pero también hubo uno anti-levitación.


Maldición. Severus todavía estaba de pie junto a la puerta, con el rostro helado.


—¿Quién lo lanzó?


El animago estalló.


—¡No lo sabemos! ¡El maldito Ministerio no va a realizar ninguna jodida investigación al respecto!


Harry hizo un gesto de dolor.


—Silencio, Black, tus gritos infernales le están haciendo daño.


—¡No me digas qué cojones debo hacer con mi propio ahijado! ¡Si no fuera por ti, esto ni siquiera habría sucedido!


—¡Sirius! —Harry empezó a toser. Maldita sea, dolía mucho. Severus se acercó y lo acarició con cuidado, hasta que los espasmos devastadores causados por la tos cesaron—. ¿Qué diablos está pasando? ¿Alguien podría decírmelo, por favor? —Cogió de nuevo el vaso de agua y bebió—. Remus, cuéntamelo tú. Sirius, Sev, cerrad el pico.


Ambos hombres se mostraron sorprendidos, pero obedecieron la orden.


—Bien. —El licántropo se pasó la mano por la cara. Parecía exhausto—, por lo que hemos podido averiguar, las Arpías básicamente se aliaron contra ti; sus Golpeadoras te persiguieron cuando localizaste la Snitch. Eh… creemos que la Snitch tenía un encantamiento para avisar a las Golpeadoras cuando te acercaras a ella. Así que sus Cazadoras distrajeron a tus Golpeadores, y las Arpías esperaron hasta que la Snitch logró que desviaras un poco tu atención y.… atacaron; golpearon las Bludgers para se dirigieran directamente hacia tu cabeza. Uno de tus Cazadores se dio cuenta de lo que estaba pasando y usó su escoba para intentar desviarlas. —Eso último ya lo sabía Harry porque Severus se lo había mencionado, así que asintió—. Tuvo éxito parcialmente. Eh… si no lo hubiera logrado...


Sirius no dejaba de gruñir junto a la ventana.


—Ya —dijo el ojiverde—. ¿Y los hechizos de levitación?


—Eh… varios de tus compañeros de equipo los lanzaron simultáneamente. Eso es lo que... alguien lanzó un hechizo anti-levitación sobre ti. No sabemos quién fue. Bueno, no pudimos examinar a toda la multitud y no nos permitieron hacer un Priori Incantato. Como había más hechizos de levitación que hechizos anti-levitación, caíste, pero no con tanta fuerza.


—¡Fue esa zorra de Whippet! —exclamó Sirius—. Cerda asquerosa.


Severus se movió, aun al lado de Harry.


—Black, voy a decir algo que nunca pensé que diría, pero estoy de acuerdo contigo, o al menos con tu valoración de Whippet como un porcino malévolo.***** Sin embargo, no estoy seguro de que fuera ella la que lanzó el hechizo anti-levitación.


Miró al ojiverde y le acarició la mejilla con delicadeza.


>>Aun así, ella tampoco hizo nada para ayudarte.


—Lo siento —susurró Harry y acto seguido se quedó dormido de nuevo.




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Harry se despertó con un fuerte dolor de nuevo. Estaba muy, pero que muy cansado de esa rutina que se había instaurado en su vida los últimos días. Todavía había luz, o había luz de nuevo. Gruñó y una mano le acercó un poco de agua. Era una mano diferente a la de siempre, pensaba mientras abría los ojos.


—¿Hermione?


La chica sonrió.


—Enviamos a Snape a dormir un poco —¿Estaba hablando en plural? Se movió levemente y vio a Ron sentado al lado de su amiga, con aspecto de estar inquieto e incómodo.


—Gracias.


—Toma, bebe un poco de esto. Es un analgésico que ha preparado Snape para ti.


Bebió y se sintió mejor al instante.


—Guau. Es buenísimo.


—Sí, es conveniente estar saliendo con un Maestro de Pociones. —La chica le besó la frente—. ¡Dios, Harry!


De los ojos de la castaña comenzaron a brotar unos gruesos lagrimones, algo que Harry encontró sorprendente. Ron agarró la mano de su novia.


—Sí, Harry. Menos mal que estuviste a la altura de tu apodo.


—Lo siento. —Últimamente parecía que todo el tiempo que estaba despierto se estaba disculpando por algo. El chico hizo una pausa—. Eh, tengo hambre.


Como por arte de magia, --bueno, probablemente ha sido por arte de magia, llegó Harry a la conclusión, tras pensarlo un poco-- la puerta se abrió, y entro Severus cargando una bandeja con comida. El ojiverde se enderezó en la cama con cuidado.


—Profesor Snape, creía que estaba durmiendo —Hermione parecía preocupada.


Los ojos de Snape se movieron. Oh, oh.


—Sev, ¿me has lanzado un hechizo para saber lo que me está ocurriendo en todo momento? —preguntó el ojiverde, mirando la bandeja de comida—. ¡Patatas! — exclamó, mientras se le caía la baba.


—Lo que Winifred Whippet no sepa no le hará daño. —Severus se sentó en la cama, colocando la bandeja en el regazo de Harry—. Toma. —El mayor acercó un tenedor lleno de puré de patata a los labios de Harry, pero el chico apretó los dientes con fuerza, evitando que lo introdujera.


—No evadas la pregunta —murmuró.


Las cejas de Ron estaban tan alzadas que parecían que se iban a salir de su frente. Entre la visión del temible profesor de Pociones dándole de comer a su mejor amigo y escuchar a ese mismo amigo respondiéndole al temible profesor de Pociones, el pelirrojo sin duda estaba al borde sufrir una apoplejía. Harry le lanzó una mirada a su amiga.


—Vamos Ron, es hora de irnos. —Y acto seguido sacó al pelirrojo a rastras de la habitación.


—Bueno, ahora responde a mi pregunta. ¿Me has lanzado un hechizo para saber lo que me está ocurriendo en todo momento? —Harry dejó que Sev le introdujera el puré en la boca—. Oh... —Abrió la boca con impaciencia, ansiando otro bocado—. Ha pasado tanto tiempo... —Llevaba ocho meses siguiendo la dieta sin carbohidratos de Whippet—. Pero aún tienes que contestar —murmuró con la boca llena de patata y sintiéndose en el paraíso.


Severus suspiró.


—Sí. Sé cuándo estás despierto, cuando estás dormido, si te duele algo, si tienes hambre…, tu estado físico en general.


—¿Es que no hay enfermeros aquí?


—No confío en ellos —respondió Snape con otro suspiro—. Será sólo temporal. Lo quitaré cuando estés mejor.


—Quítalo ahora —ordenó Harry.


—No.


—He dicho que lo quites —repitió mientras buscaba a tientas su varita.


El ojinegro agarró su mano.


—Harry, escúchame. Por ahora, necesito saber cómo te sientes en cada momento. Desharé el hechizo cuando estés mejor.


—Ya estoy mejor. Quítalo —El chico estaba comenzando a enfadarse. Trató de respirar hondo para calmarse, pero le dolían las costillas.


—¡Harry! —Severus también se estaba enfadando—, intenta ponerte en mi lugar aunque sea solo por una vez. Tu... la persona con la que...


—Ni siquiera eres capaz de decirlo, ¿verdad? —Harry apartó la cara.


—Tu amante está gravemente herido y tú... quieres protegerlo. ¿Cómo te sentirías? ¡Imagínatelo por un momento! —Snape se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro por la habitación.


Harry rememoró un instante que estaba clavado en su mente.


—¡No necesito imaginármelo! Yo... ya lo viví en la última batalla.


El pocionista se mostró sorprendido.


—¿Con quién?


—Contigo, imbécil —exclamó Harry, mientras comenzaba a frotarse las sienes adoloridas—. Cuando los Mortífagos te lanzaron tres veces la maldición Cruciatus y Voldemort estuvo a punto de acabar contigo con un Avada Kedabra.


—No es lo mismo. —Severus parecía estar un poco conmocionado.


—¿Por qué diablos no lo es?


—Tú no... nosotros no estábamos...


La rabia que el ojiverde había logrado mantener bajo control hasta ese instante estalló repentinamente.


—Bastardo. ¡Jodido bastardo!— El cristal de la mesita de noche se hizo añicos. Maldición. Fue vagamente consciente del ruido de pasos corriendo, acercándose por el pasillo—. ¡Cómo te atreves a asumir que sabes cómo me sentí! —Oyó otro crujido; era el cristal de una de las ventanas.


La puerta se abrió de golpe.


—¡Snape! ¿Qué diablos le estás haciendo? —Sirius entró en la habitación con Remus justo detrás de él.


—¡Fuera, Sirius! — gritó Harry. Ron y Hermione también estaban en el pasillo, intentando ver lo que ocurría dentro de la habitación.


—¡No! ¡No te voy a dejar solo con él!


El ojiverde cogió su varita.


—¡FUERA! —exclamó fuera de sí, y una oleada de poder descontrolado los sacó a todos de la habitación, cerrando la puerta de golpe. Se agrietaron varios cristales de otras de las ventanas que había en la sala—. ¡Maldita sea! —Fulminó a Severus con la mirada. El hombre permanecía inmóvil en el centro de la habitación—. ¡Qué demonios te pasa! —Cerró los ojos y respiró con cuidado para no hacerse daño. Tras eso, abrió los ojos y habló de una forma más calmada—. Llevo casi dos años enamorado de ti. No te atrevas a decirme que tus sentimientos son más fuertes que los míos. Dejaré que mantengas el hechizo por ahora, pero lo quitarás en cuanto salga de aquí. —De pronto se sintió muy agotado, pero aún le quedaba algo más que decir—. Siento lo del vaso. Estaba enfadado. Dios, odio sentirme indefenso.


El ojinegro emitió un ruido que sonó casi como una carcajada.


—¿Indefenso? Harry, acabas de desatar tal estallido de poder que habrías dejado conmocionados a todos los magos del país si este lugar no estuviera tan fuertemente protegido. —El mayor hizo una pausa—. ¿Dos años? —Dio un paso hacia el chico.


—Sí, idiota. ¿O cuál creías que era el motivo de toda la escena que monté en las mazmorras? —Recordó cuando se dirigió hacia allí el último día de escuela, cómo habló con Snape, el beso que le dio, cuando el hombre lo apartó… Harry suspiró.


—Creía que... bueno. Ya no tiene importancia —murmuró el mayor.


Sí la tenía, pero Harry cada vez encontraba más difícil mantener los ojos abiertos. Finalmente se cerraron contra su voluntad.


—Estoy cansado.


—Lo sé —dijo Severus en un susurro—. Estaré aquí cuando despiertes —le indicó, depositando un beso en su frente.




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Cuando Harry despertó de nuevo, se sentía espectacularmente mejor. Sin ninguna duda, parte de eso tenía que ver con el hecho de que en algún momento Severus se había metido en la cama con él y estaba acurrucado junto a su cuerpo. Lupin se encontraba de pie, junto a la ventana.


—¿Remus? —Tragó secamente.


—Harry. ¿Cómo te sientes? —cuestionó el licántropo mientras se acercaba a la cama. E


—Sediento. Rompí mi vaso.


El hombre soltó una risa.


—Vaya si lo hiciste. Rompiste todos los vasos que había en la planta.


Maldición. Notó como Severus se estiraba detrás de él. Harry se enderezó y cogió el vaso de zumo que Remus le estaba ofreciendo.


—¿Por qué sigues aquí? Quiero decir, me alegro de que estés, pero... ¿cuánto tiempo ha pasado?


—¿Desde el “accidente”? Cinco días. Y Sirius y yo todavía estamos aquí porque estamos preocupados. Eh… él está fuera. —Los ojos de Remus se dirigieron un instante hacia Severus, dándole a entender al chico por qué su padrino no estaba en la habitación.


—Parece que tiene más neuronas de las que jamás me hubiera imaginado —comentó el ojinegro. El hombre se levantó de la cama y volvió a ponerse la túnica.


—Me siento mucho mejor —dijo Harry—. Me gustaría volver a mi piso ahora.


—¿A tu piso? —preguntaron Remus y Severus al unísono.


—Sí, a mi piso. Ya sabéis, el lugar en el que vivo. —Puso sus pies en el suelo y examinó su tobillo curado. No sentía ningún dolor—. Necesito volver con el equipo. Probablemente Whippet estará enfadada de nuevo.


Se hizo el silencio. Ni el licántropo ni el pocionista lo miraban, lo que no auguraba nada bueno.


Harry suspiró.


—Voy a suponer que, o ya no tengo piso, o Whippet logró echarme del equipo. —Se puso de pie con cautela. Se sintió un poco mareado, pero probablemente era por no haber comido.


Remus abandonó discretamente la habitación.


—Te ha echado —contestó Severus cuidadosamente—. El motivo oficial es una baja médica hasta el final de la temporada, pero se rumorea que no tienen la intención de volver a ficharte.


—Oh, lo sabía. —Probó a dar un paso—. Lo de la baja médica es bueno; eso quiere decir que aún tienen que pagarme el sueldo. Y eso también significa que tienen que cubrir la factura del hospital. —Dio otro paso—. Oye, lo estoy haciendo bastante bien. ¿Puedo buscar algo de ropa? —preguntó, ya que aún llevaba puesto el pijama del hospital—. ¿Y un baño? ¿Y algo de comida? Y ...


El ojinegro rio entre dientes.


—Sí, sí y sí.




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—Necesito carbohidratos —pidió Harry unos minutos después mientras se metía en la bañera humeante—. Pan, pasta, patatas. Cualquier cosa que no sea una pechuga de pollo a la plancha.


—¿Planeas echarte a perder tan pronto?


Harry se echó una ojeada a sí mismo.


—Estoy bastante horrible, ¿no? —Había perdido mucho peso. Cuando había atisbado su rostro en el espejo por unos segundos, se había sorprendido por la forma en la que destacaban sus pómulos y por lo grandes que parecían sus ojos. Se enjabonó los brazos.


Severus estaba parado en la puerta, mirándolo.


>> ¿Sev? ¿Estás bien?


—Estás precioso —dijo el mayor en un susurro—. Vivo.


Oh diablos. Se hundió rápidamente en la bañera quedando completamente cubierto por el agua. Cuando volvió a emerger, el ojinegro ya se había ido. Vació la bañera y salió, notando un breve mareo, por lo que se sentó en el borde hasta que se le pasó. Miró la estantería y se dio cuenta de ahora había un pequeño montón de ropa sobre ella. Se la puso: unos pantalones negros que le quedaban anchos de la cintura y una camisa verde más holgada de lo que recordaba. Se sentía como ponerse de nuevo la ropa usada de Dudley. Por lo menos, el que había traído la ropa había recordado agregar un cinturón al montón. Cuando acabó de vestirse, regresó al dormitorio.


El joven rio. Severus había tomado literalmente lo que le había dicho; lo estaban esperando un plato de linguini, una patata asada y varias rebanadas gruesas de pan. Sirius y Remus también estaban allí, lanzando extrañas miradas al surtido de comida. Harry se sentó en la cama, cogió el plato de linguini y comenzó a devorarlo.


—Harry, antes dijiste que volverías a tu piso —comenzó el licántropo, rompiendo el silencio.


El chico asintió mientras engullía la pasta.


Sirius claramente estaba haciendo un esfuerzo por mantener la calma.


—No creemos que sea una buena idea. Al menos no, hasta que descubramos quién fue el que lanzó el hechizo anti-levitación.


—Ahora tengo las protecciones colocadas.


—¿Ahora? ¡¿Ahora?! ¿No habías tenido ningún tipo de protección en todo este tiempo? —exclamó el animago indignado. Remus acarició su mano ligeramente para calmarlo.


—Eh... no. Pero ahora sí que las tengo.


—Aun así, nos gustaría que vinieras a casa con nosotros.


—O —agregó Remus con firmeza—, que te fueras a la casa de Severus. —El licántropo fulminó con la mirada a Sirius.


—Bien. O eso —murmuró su padrino a regañadientes.


Harry dio un sorbo a su zumo de calabaza. Estaba lleno y ni siquiera había tocado la patata, a la que lanzó una mirada de pesar.


—¿Sev quiere que me vaya con él?


Sirius miró fijamente por la ventana y Remus sonrió.


—¿No los has escuchado discutir sobre con quién deberías irte? —respondió el licántropo mientras su padrino gruñía.


—Quiero hablar con él. —Harry hizo una pausa—. Lamento la forma en que te eché antes —se disculpó con el animago.


—Oh, no te preocupes por eso.


—Le voy a decir a Severus que entre, entonces. —Remus se puso de pie—. Vamos, Siri. No necesitas estar encima de ellos mientras hablan.


Como si fuera un cambio de guardia, Severus entró en cuanto el licántropo y el padrino del ojiverde se marcharon. Tenía un aspecto más saludable y parecía haber descansado.


—Harry —dijo el hombre, nervioso—. Quiero decirte algo.


El chico señaló un lugar junto a él en la cama. Severus se sentó y rodeó con su brazo al joven de manera vacilante. Harry se apoyó contra él y sintió al hombre relajarse.


—¿El qué?


El ojinegro dio un beso sobre su coronilla.


—Quiero que vengas a mi casa porque yo... quiero que vengas a mi casa.


Harry reflexionó tratando de entender lo que quería decir Severus, hasta que la comprensión llegó a su mente. Oh. Oh, bien.


—¿No quieres que vaya solo porque voy a estar más seguro allí? —preguntó, y abandonó su asiento para subirse al regazo del mayor. Los largos brazos lo envolvieron—. ¿Quieres que... viva contigo?


—Sí. Sí.— El hombre comenzó a llenar de besos su frente, mejillas y, muy suavemente, su boca.


—Me parece bien. —Le devolvió el beso a Severus—. Más que bien. Maravilloso. De hecho, quería... tenía la esperanza de mudarme cuando acabara la temporada.


Intercambiaron un beso largo y profundo, que dejó al ojiverde completamente jadeante.


—Entonces, ¿cuándo podemos irnos de aquí?


Snape rio entre dientes.


De repente oyeron un golpe en la puerta. Antes de que Harry pudiera bajarse del regazo de Severus, ésta se abrió, y apareció Remus en el marco, mirando hacia dentro de la habitación.


—Oh, lo siento. Solo quería despedirme por ahora… no, Sirius, están ocupados. Nos vemos mañana. No, están… maldita sea. —Esto último lo dijo mientras el animago lo apartaba a un lado. El rostro de Sirius se ensombreció cuando vio a Harry rodeado por los brazos de Severus.


—Perro malo —comentó el pocionista.


Sirius gruñó y Harry estalló en carcajadas, que trató de contener cuando su padrino le lanzó una mirada asesina.


—Lo siento.


—Puedo ver que te estás recuperando bastante bien, Harry, así que te dejo con... con Snape —respondió su padrino, como si le doliera decir el nombre de Severus. La pareja salió, cerrando la puerta de un golpe.


El ojiverde suspiró.


—Vamos a casa.


*Ambos recitan un fragmento de un poema de John Donne, llamado “Canonization”. Severus dice: “Now, for God´s sake hold your tongue and let me love.” Y Harry le responde con: “We die and rise the same, and prove mysterious by this love.”

** En este caso, Harry hace un juego de palabras entre el “rise” que aparece en el poema, con “rising”, que es excitarse. En el original dice: “Hey, I think I´m rising again.”

*** Creo que Harry se refiere a que es un Restaurante muy destacado entre los magos, y que lo van a reconocer inmediatamente. El término que emplea es “high-profile”, que en español sería “de alto perfil”, pero este término me suena muy extraño.

****Creo que en la anterior historia puse que Floris era un hombre. No sé por qué se me pasó por la cabeza que era un chico, y aún no me había leído esta historia, lo siento jajaja. Floris es la buscadora del equipo, y es una chica.

***** En inglés la llama “evil cow”, algo así como vaca malvada. He decidido cambiarlo a cerda porque en español, llamar a alguien vaca tiene un contexto distinto. Snape dice que está de acuerdo con la comparación de Whippet con un bovino malévolo, pero como he cambiado vaca por cerdo, he tenido que cambiar también este concepto.



Chicos, la historia ya la tengo completa, pero es tan larga que al final eran demasiadas notas y en algunos lugares no me dejaba publicarla entera, así que he decidido cortarla en varios trozos. Como ya está entera, no tardaré mucho en subir la siguiente parte.
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