Majo-san Vencedor de Voldemort
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| Tema: El cazador y el lobo. 4.-Así te metiste entre mis pupilas Jue Ene 09, 2020 5:35 pm | |
| 4.-Así te metiste entre mis pupilas
Harry sentía que cada día que pasaba, se hacía mas consiente de la presencia de Severus, no por algo malo, de hecho, la presencia del joven lobo lo tenía encandilado. Había descubierto, luego de un mes de convivencia, que Severus podía sonreír, claro, nunca en su presencia, pero si con su traicionera agila. Hedwig ya lo había picoteado, una noche que entró a ver que Severus se quejaba en medio de una pesadilla. Se había acercado a la cama y quiso despertarle, pero Hedwig había volado hasta posarse en el cabezal de la cama del muchacho y había picoteado su mano que iba en dirección al chico. Le había dado una mirada dura y luego, muy campante se había posado en la almohada de Severus y con su ala le había removido el cabello con suavidad, calmando la angustia del moreno. Esta noche era especialmente fría, imaginaba que caería una pequeña nevada, estaban en época, después de todo. -Está helando -dijo Severus asustándolo en el acto mientras removía los leños en la chimenea de la sala de la cabaña. -¿Se apagó el fuego en la chimenea de tu habitación? -le preguntó poniéndose de pie. -No, pero está frío de todas formas -dijo mientras se sentaba en el sillón, con los pies arriba del sillón. Harry lo vio tiritar y tomó una manta para ponerla sobre el chico. -Prepararé algo de café -dijo sonriéndole. Severus veía al cazador, como se movía con soltura por la cabaña. En este mes, las veces que Harry había salido a casar, se rindió a la curiosidad y estuvo deambulando por la cabaña. Encontró una habitación cerrada con llave, imaginó que era la habitación de Harry así que no hizo el intento de entrar. Dio vueltas por la sala, era un lugar puramente acogedor, tenía ese espíritu hogareño que no tuvo ninguno de los lugares que habitó a lo lardo de su vida. -Toma. Severus abrió los ojos asustado al ver la tasa de café humeante frente a su cara, el aroma había cubierto cada espacio de la cabaña. -Gracias. Harry se sentó a su lado, ya en un rato, luego de tomar su café, iría a darle más leña a la chimenea. -Estaba pensando que mañana podrías acompañarme al pueblo -dijo Harry con tono casual. -Bien -no había mucho más que decir. Había tenido suficiente tiempo para recuperarse de su herida en la pierna. … … Severus no esperó que el pueblo estuviera tan lejos, no es que fuera perezoso, le encantaba correr en su forma lobuna, pero, viviendo tantos años en cautiverio, no estaba acostumbrado a grandes caminatas. Harry no dijo nada ante el hecho, mucho menos por que Hedwig, como nuevo “guardián” de Severus, se había mantenido en el hombro del muchacho. -Iremos a dejar carne al orfanato y luego podemos pasar a comprar algo de ropa para ti. -No es necesario -dijo Severus incomodo por no tener como costear esas cosas. Sabía como manejar dinero, el desgraciado de Riddle les hacía mendigar en las calles y muchas veces robar en los grandes mercados a victimas incautas. Nunca tuvo que hacerlo, pero si había visto como Riddle golpeó a un chico mayor que él, una vez que robó un monedero con sólo un par de piezas de metal y no oro como esperaba. -No te preocupes -dijo Harry sonriendo. -¡Harry! -un pequeño corría por las calles hasta llegar a donde el niño. -Stephan -casi se le cae le alma al ver a su pequeño fuera del orfanato, nunca la hermana dejaba que los niños dejaran el lugar, no solos por los menos. Corrió lo que quedaba de distancia hasta llegar donde el pequeño para alzarlo en brasos, tenía los ojitos anegados en lágrimas- ¿Qué pasó, bebé? -Un hombre malo se está llevando a los niños… mi hermano. Harry vio rojo, sostuvo a Severus de la mano y corrió con él en dirección al orfanato, tal como el pequeño había dicho, un hombre discutía con la hermana Mcgonagall mientras esta trataba, con ayuda de otras hermanas, de evitar que un grupo de hombre se llevaran a unos niños. Harry conocía a cada niño del orfanato. -Un traficante -dijo apretando los dientes, estaban llevándose a los pequeños híbridos del lugar. Severus sintió como el alma se le congelaba. Era Tom Riddle. -No -dijo negando con la cabeza. -¿Severus? -preguntó mirando al chico que aun tenía de la mano, pero que se había parado de golpe y no parecía querer avanzar, estaba aterrado viendo al traficante, entonces lo supo, ese sujeto era de quien huía Severus la noche que lo encontró. Se volteó y le entregó al niño- Quédense aquí, tengo que ir a ayudar a los demás niños. -Sebastián… -Sí, traeremos a tu hermanito -dijo besando la frente del niño antes de dejarlos refugiados tras un puesto de mercader. Severus vio como Harry se acercaba, acompañado ahora por los aldeanos empuñando antorchas. -¡¿Quién demonios son ustedes?! -dijo Harry armándose de valor, parándose frente a los aldeanos. -No te metas en esto, muchacho -dijo Riddle. -Oh, claro que me meto, tú te estas metiendo con nuestros niños -dijo irritado, Hedwig había volado a su hombro, aleteando furioso al haber sentido el terror en su cachorro de lobo. -Me importa una mierda quien eres, mocoso -dijo caminando la carreta donde tenían a ocho niños en una reja. -Oh, no, claro que no te irás con mi bebé -dijo apretando los puños, sacó de su espalda su arco y flecha, apuntando a la reja, un disparo preciso y la flecha rompió el débil candado que tenía prisioneros a los niños. Los aldeanos, al sentirse valientes por el espíritu de Harry, se fueron contra Riddle y su grupo de cuatro ayudantes. Les dieron una paliza, mientras Harry y las hermanas bajaban a los asustados niños del carruaje, Sebastián tenía la mejilla roja por el llanto. -Ven aquí, bebé -dijo tomándolo en brazos y el niño ocultó su carita en su cuello. -Mi hermano… -Él está bien, hijo -dijo besando su cabecita. … … Los guerreros, bajo las ordenes del Rey, llegaron para apresarlos, habían muchos testigos y el nombre de Riddle estaba ligado mucho a la venta de híbridos, en su mayoría niños pequeños. -Muchas gracias, Harry – dijo la hermana cuando hubieran calmado a los niños-. A ti también, muchacho -dijo a Severus, quien aún no soltaba a Stephan. -Hermana, por favor, no puedo dejarlos aquí -dijo Harry. Sebastián estaba dormido en su regazo. -Lo entiendo -dijo la mujer. -Sé que es precipitado, pero… -¿Precipitado? Harry, los gemelos te aman, y el amor que les tienes se nota desde que posaste tus bellos ojos en ellos, pero será difícil… -Yo lo ayudaré -dijo Severus de repente. El acto de valor de Harry le había sacudido, el saber que quería a esos niños en su vida le conmovió-. He cuidado niños antes. -¿Lo ve, hermana? -dijo Harry sonriendo feliz. La mujer no podía estar mas feliz, tendría que hablar en nombre de Harry, pero ese día el pueblo entero lo había aclamado como héroe al defender el orfanato. No le negarían la adopción de los niños.
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