Cita con mi cliente
Que días más monótono. No puede ser.
Me llamo Harry, tengo diecinueve años y soy el mayor de tres hermanos. Estoy estudiado enfermería y es mi segundo año. Vivo con mis padres aún, pero en un departamento independiente en el patio trasero.
Mis días suelen ser iguales todos. Me levanto, voy a clases y en las tardes trabajo en un café cerca de la universidad. Noes que gane lo suficiente como para pagar la mensualidad de la universidad. Pero si para mis gastos diarios. Mis padres pagan mis estudios, digamos que tienen una buena situación.
¿Por qué sigo trabajando aquí entonces?
Por ese hombre. El que viene entrando al café justo ahora. Alto, de cabello negro, piel clara y mirada intimidante.
¡El tipo me prende!
Sé que se llama Severus Snape y que es dueño de la automotora que está aquí al lado. Admito que traté de encontrar trabajo ahí luego de conocerlo, pero mis conocimientos sobre autos me ganaron un pase directo a la salida.
-Buenas tardes, Harry
Me encanta su tono de voz.
-Buenas tardes… ¿Lo mismo de siempre? -el hombre a diario pedía el mismo café.
-Preferiría que hoy fuera algo más dulce… y tu compañía, claro.
¿No les dije que además de todo me coquetea a diario?
-Bueno, señor cliente, ya conoce las reglas… aún estoy en horario de trabajo.
-Yo terminé temprano hoy. ¿Qué me dices si te espero y te tomas ese café conmigo?
Lo he pensado mucho. Lo admito. A diario me muero por decirle que sí, pero Draco, mi compañero de trabajo e hijo del dueño de este café, ya me había advertido que Severus era un tipo al cual habían visto con diversas parejas.
¿Tengo miedo? ¡Claro que sí! No es coqueteo furtivo. El tipo me encanta. Me gusta. Lo amo, pero entonces… y si sólo me busca por una noche y ya.
-Vamos, Harry, es sólo un café.
-Está bien.
Me rindo.
-Perfecto. Entonces te espero… con mi café.
Muero de nervios. La mirada de Severus me intimida tanto como me hace arder. Siento que hago algo incorrecto.
-Ojalá que no termines con el corazón roto, Harry.
¡Demonios!
-Casi me matas del susto, Draco.
-Lo único que espero es que no salgas mal. Tus padres lo matarían y es nuestro mejor cliente.
Le miré mal. Pero sé que lo hace por cuidarme.
Las horas han pasado lentas como el suspiro de un perezoso. Sólo han pasado veinte minutos desde que Severus me esta esperando, pero siento que han pasado siglos.
-Listo, Potter. Fuera.
Me giré a ver a Draco que me miraba con los brazos cruzados.
-Pero aún no termina mi turno.
-Pero mi padre dice que prefiere que vayas a tu cita a que dejes de babear el mostrador.
Me puse rojo. Lo sé. Porque mis mejillas ardieron como flamas.
Tomé aire y me saqué el delantal. Fui a la máquina de café y preparé dos té chai latte. Miré y Severus y me sonrió cuando caminé hacia él.
Sólo espero que resulte.
Es mi oportunidad.
Fin