Resumen: Harry Potter revela sus sentimientos en una carta de despedida a su profesor de pociones.
Clasificación: PG-13
Géneros: Angustia
Advertencias: Chan=Adulto/Menor
Disclaimer: Como todo el mundo sabe ninguno de los personajes me pertenece, de lo contrario Mione se peinaría y la historia hubiese sido una saga Snarriana.
Mi querido Sev:
No sabes toda la felicidad que me has dado en este tiempo que hemos permanecido casados, sé que ha sido algo complicado, sobre todo para ti con mi constante acoso, sobre todo en clases de pociones avanzadas, pero sabes muy bien que no logro controlarme cuando te veo parado frente a todos luciendo tan sexy con tus acostumbradas ropas negras que tan bien ocultan tu apetecible cuerpo, además, creo que a ti también te agrada tentarme pues en clases no perdías oportunidad para lucirte frente a mi, constantemente te paseabas a mi alrededor y regañabas a alguien, siempre te he dicho que tu voz me pone caliente en cuanto la escucho y tu gozabas respondiendo cualquier estúpida pregunta que tus amadas serpientes te hacían, así que aquella vez que salté sobre mi mesa para colgarme de tu cuello y besarte hasta que ambos quedamos sin aire, fue porque me tenías totalmente excitado con tus constantes paseos, o cuando te arrinconé en el pequeño almacén del salón fue todo porque no pude resistir cuando comenzaste con eso de “frotar delicadamente el cuerno de bicornio con ambas manos hasta dejarlo totalmente recto”, cuando lo hacía solo pensaba en “Sevie” y las ganas que tenía de sentirlo dentro, estoy seguro que elegiste esa poción solo para ver cuánto soportaba, pues con la abstinencia en la que me tuviste los días anteriores, por culpa de esa aburrida reunión de pocionistas en la que fuiste el orador invitado y que debido a los estúpidos exámenes finales Minerva no me dejó asistir, sabías que no me quedaría tranquilo ante cualquier estímulo de tu parte, por muy pequeño que fuese, debes aceptar que en parte fuiste el culpable de que terminaras follándome en el piso de aquel salón, por suerte tu clase estaba compuesta mayoritariamente por tus serpientes que con una señal de Draco salieron silenciosamente en cuanto comenzamos a besarnos y nos dejaron disfrutar de un maravilloso momento de pasión, y como siempre mantuvieron en completo secreto uno de mis comunes arranques de amor.
Aunque ya te entregué el pergamino correspondiente a esta semana, creo que el castigo que me impusiste por desaparecer las primeras cartas que te envíe fue una de tus mejores ideas, pues tu sabes que me fascina declararte mi amor en cada una de ellas y muchísimo más que todas estas pequeñas pruebas de lo mucho que te amo las guardes como grandes tesoros, lo que si no es nada divertido es tener que escribirlas completamente desnudo y mientras tú me masturbas, de solo pensar en aquellos momentos me caliento como una perra en celo, definitivamente tendré que darme una ducha muy fría luego que termine de escribirte esto.
Pero ahora lo que provoca el motivo de esta misiva son las consecuencias de aquella travesura de hace varios meses, primero debo decirte que es una verdadera suerte que seas un hombre deliciosamente rico (inserte risa traviesa), así podrás mantenerme, pues no pienso trabajar por lo menos durante unos cinco años, sé que cuando sepas mis motivos estarás absolutamente de acuerdo con mi decisión, segundo punto a aclarar, deseo ser yo quien de la noticia, sobre todo a tu insistente admiradora, la siempre resbalosa Lucinda Talkalot, esa mujer no se cansa de coquetearte, mejor dejo de preocuparme por esa ilusa y regreso al tema importante, espero que como es tu costumbre cuando lees las cartas que te dejo estés sentado pues lo vas a necesitar, aunque no estaba en nuestros planes tan pronto y desde la primera vez nos hemos cuidado, te informo que esta vez has cometido un maravilloso error en una de tus pociones y en menos de siete meses seremos bendecidos con la llegada de un pequeño o pequeña.
Para ser más claro.
¡¡¡¡¡¡¡¡VAMOS A SER PAPÁS!!!!!!!!
- ¿Qué haces Albus? -mi pequeño bebé, bueno según el no tan bebé, pues hace unos días acaba de cumplir cuatro años está sentado en medio de la cama que compartimos con Sev rodeado de sus juguetes, crayones y varios pergaminos dispersos a su alrededor- no sentí cuando despertaste, ni siquiera hiciste ruido.
- Ya no tenía sueño y papá dijo que jugara en silencio pues tú y mi hermanito necesitan dormir -me siento algo culpable pues ahora que me encuentro en los últimos meses de gestación me he vuelto algo perezoso- así que me puse a jugar mientras despertabas.
- Mi pequeño hombrecito tan lindo -lo acerco a mi cuerpo para abrazarlo muy fuertemente y llenarlo de besos de la misma forma en que hago con su padre- ¿dónde está papá?
- Fue a llevar las pociones a tía Poppy -desde que comenzó a hablar a casi todos los maestros de Hogwarts los trata de tíos, algo que a estos les encanta, después de todo lo han visto desde que nació.
- ¿Me hiciste un dibujo? -como veo que no suelta el pergamino que mantiene en la mano estoy seguro que me regalará uno de sus hermosos dibujos- tu sabes cuánto me gustan.
- Lo lamento, pero buscando un pergamino limpio se me olvidó y me puse a leer -es tan parecido a mi esposo en el carácter calmado y analítico y sobretodo inteligente, pues ya puede leer, aunque algunas palabras aún le resultan algo complicadas de comprender, en cuanto a lo físico es casi una pequeña copia mía, pero mil veces más hermoso- ¿papi?
- ¿Si cariño? -recargo mi espalda en el respaldo de la cama para estar cómodamente sentado y así atraer a mi bebé a mi regazo para tenerlo todo lo cerca de mi que sea posible o mejor dicho que mi enorme panza me lo permita.
- Me ayudas a quitarme la ropa -sigue siendo un pequeñito y eso de vestirse no se le da muy bien.
- ¿Quieres cambiar tu pijama y darte un baño? -le habíamos dicho que en cuanto despertara de la siesta iríamos a pasear a Hogsmeade- papá aún no regresa, así que tenemos tiempo.
-No, quiero escribirle una carta porque mañana es su cumpleaños y no tengo que tener ropa para hacerlo -es cierto que Sev mañana cumple años, incluso después de la fiesta que le haremos en la madriguera mi pequeñín se quedará con su abuela Molly a dormir, así podré entregarle mi regalo a mi esposo como a el le gusta, desnudo y bañado en chocolate, pero no se a que viene eso de la desnudes.
- ¿Por qué bebé debes estar desnudo?, no comprendo, explícame bien por favor -me mira con ese gesto tan parecido a su padre que sin palabras trata de decirme que soy realmente lento para algunas cosas.
- Tu lo dijiste en tu carta -levanta el pergamino que no ha soltado desde que lo vi- a papá le gusta que las escriban sin ropa.
- ¿De dónde sacaste esa idea hijo? -en cuanto escucho la voz de Sev noto que su rostro está bastante rojo, yo siento mi cara a punto de arder de solo pensar en lo que ha estado leyendo mi pobre e inocente bebé.
- De las cartas que papi te escribe, hay muchas ayer vi a papi guardarlas y como desperté aburrido y cuando tu te fuiste las busqué -su sonrisa tan dulce solo hace que me sienta peor al ser descubierto curioseando las pertenencias de Sev- yo también quiero decirte lo mucho que te amo -creo que esto es un castigo por todas las veces que por poco le provocamos un infarto a la pobre Minerva cuando nos descubría en situaciones más que comprometidas, pobre, con razón desde que nos casamos creo que envejeció diez años, y a finales del año escolar le cederá el puesto a Severus- aunque no entendí que más debo hacer para escribir, papá ¿qué es mas….mas…?
- No es nada hijo -me mira como solía hacerlo cuando era su muy insufrible estudiante, reprochándome mi curiosidad y que por mi culpa ahora tendremos muchos problemas tratando de desviar el tema de las cartas de mi también curioso hijo- es que tu papi aún no sabía escribir bien en ese tiempo y equivocaba las palabras, ya vez que es solo un Gryffindor.
- ¡Jijijijiji! -ahora mi bebé se pone de pie y se dirige donde mi esposo que extiende los brazos para darle un fuerte beso en la mejilla y así poder burlarse de mi- si que eras lento papi.
- ¡Oye!, eso no es verdad yo…. -por el rostro de mi esposo más me vale quedarme callado o de lo contrario tendré sobre mi pobre persona toda la ira de una serpiente, aunque por otro lado bien valdría la pena con tal de ver todos los problemas que tendrá Severus tratando de explicarle a nuestro hijo el contenido de esas cartas, gracias a Merlín que Albus solo encontró las cartas y no las fotografías absolutamente comprometedoras que mi esposo guarda de mi en el fondo falso de su armario, pero bueno, ¿quién me manda a casarme con alguien tan pervertido como yo.
FIN