Solo necesitas tiempo (one-shot)

Título:  Solo necesitas tiempo.
Autor: YukimuraSayu
Beta:
Géneros: Romance. Drama.
Advertencias:
Resumen: Respuesta al Tercer Reto del Maratón de Fanfics de la mazmorra.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todos son de J.K.Rowling.

CAPÍTULO ÚNICO.

–¡Avada Kedavra!–chilló Harry apuntando al hombre que venía también con intención de matarlo, el cual cayó muerto al recibir el impacto.

Harry miró aterrorizado lo que había hecho, se apoyó en la pared y resbaló por ella, sin dejar de mirar al hombre. Cuando estuvo sentado en el piso, pegó sus piernas a su pecho, las abrazó, escondió su rostro y empezó sollozar.

Había matado a una persona.

“En defensa propia Harry, en denfesa propia” se decía una y otra vez.
Pero había matado.

Era un asesino.

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Así fue que lo encontró Severus. En aquel lugar oscuro y mugriento.
Harry había desaparecido hacía unas horas y nadie sabía nada de su paradero.

Un Auror que estaba dentro del caso le había comentado que hacía unas semanas que llevaban persiguiendo a un seguidor del Señor Oscuro que nunca habían logrado atrapar. Severus sintió como al piel se le erizaba. Lo más seguro es que ese prófugo fuera el culpable.

Horas después pudieron localizar a Harry porque este había utilizado la maldición asesina.

Y ahora, se encontraba frente a un Harry que estaba en su mundo repitiendo una y otra vez “Lo maté, fue mi culpa, soy un asesino” y cosas por el estilo. Severus lo único que hizo fue cargar al muchacho y sacarlo de allí.

Después vino el juicio, en el cual no se le culpó de nada pues había sido en “Defensa Propia”. Pero para Harry, seguía siendo un asesinato.


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De eso había ya pasado un mes y Harry aún no se recuperaba del todo. Se la pasaba disculpándose todo el tiempo. Cosa que empezaba a preocupar bastante al ojinegro. Suspiró.

Se encontraba en su despacho en Hogwarts revisando unos ensayos. Incluso cuando se habían casado, habían decidido seguir en sus habitaciones en el castillo. Harry lo había convencido, como en muchas otras cosas. Aún se preguntaba como seguía casado con el menor sabiendo que muchas de esas cosas no eran de su agrado, por ejemplo, pasar la navidad con su tutor, Sirius Black.

Sirius Black se había convertido en el tutor de Harry cuando este tenía un año, ya que sus padres habían muerto a mano de Lord Voldemort. Aunque este también había muerto también, dejando al temible bando oscuro en serios problemas.

Sirius y Remus, el cual, era su pareja, habían criado a Harry como si fuera su hijo, aunque también nunca le dejaban de recordar a los padres amorosos que le salvaron la vida.

Harry había crecido en un ambiente amoroso y sobre protector, en especial por parte de Sirius, él cual, casi que lo ayudaba a subir las escaleras cuando iba a hacerlo. Y no exageraba.

Imagínense como se puso cuando Harry le dijo que Severus era su pareja y más aún sabiendo que Snape era su profesor. Casi que lo encerraba en una torre en el fin del mundo con tal de que el pederasta grasiento no pusiera sus asquerosas manos en su inocente ahijado.  Sirius había estudiado en el mismo año que Severus, solo que en casas diferentes. Durante sus años en el colegio si habían hablado dos veces era demasiado, pues ambos se ignoraban, como todos los Slytherin y Gryffindor.




De nada valieron todos los berrinches y peleas. Al final, Sirius aceptó su relación, aunque con renuencia y con una amenaza por parte de Remus si no les dejaba ser felices.

Y ahora, tres años después, aquí estaban, pasando por una precaria situación.

Suspiró de nuevo. No tenía ni idea de qué hacer.

Siguió corrigiendo los ensayos, poniendo “T” en la mayoría de ellos. Todavía se impresionaba de las estupideces que escribían en ellos. ¿Cómo era posible que como concepto de la Multijugos pusieran que era para sentirse mejor del estomago? Ese ensayo, sin duda, había sido hecho una hora antes de la clase.

Pero muy pronto la distracción que le daban los ensayos se acabó, y terminó pensando de nuevo en Harry. Tal vez, deberían ir con un psicólogo. Harry lo necesitaba. Él lo necesitaba para saber cómo tratar al menor en estas circunstancias.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Harry entró a su despacho.

–¿Harry? ¿Necesitas algo?– preguntó intrigado el pelinegro. Harry asintió.
–¿Podemos hablar?– preguntó tímidamente.
–Claro– aceptó Severus, mientras se acercaba a los sofás que estaban frente a la chimenea, Harry le imitó y ambos se sentaron en uno.
–Debo disculparme contingo, No me…
–No de nuevo Harry, no fue tú culpa–le interrumpió Severus, sabiendo por donde proseguiría la conversación.
–No, no se trata de eso. Quiero disculparme por comportarme por como lo hice, tú también estás sufriendo y yo no me daba cuenta de eso– le dijo Harry, mientras lo miraba con vergüenza. –Por eso, quiero que nos tomemos un tiempo a solas, solo nosotros dos lejos de todo lo que vivimos diariamente.
–¿Algo así como un viaje?– preguntó con duda el pelinegro.
–Sí, eso mismo. Estuve hablando con Sirius y Remus, y ellos me recomendaron esto – le dijo, mientras sus mejillas se sonrojaban.
–Sabes, creo que es una buena idea– le respondió el ojinegro, acercando a Harry hasta él.

Se mantuvieron bastante tiempo así, Harry apoyado en el pecho de Severus, y este acariciándole la espalda, hacía mucho tiempo que no pasaban tiempo de calidad.

Muy pronto, el menor movió sus manos y empezó a acariciar las caderas del otro. Severus soltó un suspiro y sus manos se posaron en los muslos de Harry.

El menor acercó su rostro al del otro y besó suavemente los labios. Muy pronto se fundieron en un baile de caricias y besos que terminó en la alcoba de ambos con el fuego como único testigo.

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El lugar era increíble. Estaban en una de las muchas islas del Caribe, para gusto de Harry, quien nunca había ido al mar, pero para disgusto de Severus. El sol era algo que no soportaba, pero por estar un tiempo con Harry, lo soportaría todo.

Ya tenían una semana, se la habían pasado en paseos en lancha, caminatas al atardecer y noches pasionales en la pequeña cabaña que habían alquilado.

Todo era perfecto. La luna de miel que no tuvieron antes. Y ambos disfrutaban de eso.
Muchas veces se les podía ver en alguna churuata a las orillas del mar durante la noche, solo observando como este se movía y como la luna se reflejaba en este. Si, un digno espectáculo.

Venían de sus muchas caminatas cuando escucharon un gemido.

Pararon en seco. Guardaron silencio, esta vez se escuchó un quejido. Ambos empezaron a buscar de donde provenía. Harry fue el primero en hallar lo que buscaban cerca de unos arbustos. Llamó a Severus.

Lo que se encontraba allí era una mujer la cual estaba sentada en el piso, de no más de 30 años, cabellos café al igual que sus ojos, piel morena y estaba embarazada.

–¿Podemos ayudarla en algo?– preguntó preocupado Harry.
–Mmm…– la mujer soltó un quejido, llevando su mano al vientre.
–¿Estás en labor?– preguntó Severus esta vez. La mujer asintió.
–Severus, tenemos que llevarla a casa.– le dijo Harry a Severus. Este asintió, y entre los dos, la cargaron, pues no sabían si era bruja o no.
–¿Por qué me ayudan?– preguntó jadeante la mujer, mirándolos con intriga.
–No podemos dejarte aquí mientras estás dando luz– dijo Harry, y aunque Severus no dijera nada, estaba de acuerdo.

La llevaron a la pequeña casa y la llevaron a la habitación. Durante varias horas, estuvieron ayudándola, aunque no podían hacer mucho, más que  limpiarla del sudor y darle de beber agua.

Cuando la cabeza del bebé estuvo a la vista, Severus puso sus manos entre las piernas de la mujer, esperando el momento justo para agarrar al niño. Al mismo tiempo, le dijo a Harry que buscara un cuchillo o unas tijeras y las desinfectara. Un tiempo después, Harry volvía con unas tijeras y ya los hombros del bebé estaban fuera.

–Solo un poco más, empuja– le indicó y la mujer lo hizo.

Veinte minutos después un llanto se podía escuchar por toda la habitación, Severus agarró las tijeras y cortó el cordón, para luego envolver al bebé en una toalla. La mujer quedó medio inconsciente, pero no lo suficiente como para de entre sus ropas, sacar una varita de entre sus ropas y apuntar a Harry.

–Esto es por nuestro Señor. ¡Avada Kedavra! – gritó.
–¡Protego!– invocó Severus justo a tiempo. Harry quedó en Shock.

La mujer con las pocas energías que le quedaban, maldijo por lo bajo y después cayó inerte en la cama. Segundos después, su rostro comenzó a cambiar y se mostró a una Bellatrix Black demacrada. La poción multijugos cancelaba sus efectos al morir el que la tomaba.

Severus dejó al bebé en la cama y llamó a Albus inmediatamente. Minutos después, el Director de Hogwarts estaba presente en la habitación.

–Durante tantos años buscándola, y justo cuando no lo andaba haciendo, ella aparece. —dijo el director, mirando a la mujer en la cama. Luego, posó su vista en el recién nacido que estaba en otro sector de la cama. – ¿Y ese niño?

–Es su hijo. La ayudamos a tenerlo. Aunque antes no sabíamos que era ella – respondió Harry, mientras tomaba al bebé para limpiarlo.

Albus le pidió al ojinegro que cuidaran del bebé mientras encontraban un lugar donde dejarlo. Eran muy pocos los orfanatos mágicos que habían y era aún más difícil encontrar el permiso para dejarlos en ellos. Ya habían demasiados niños en ellos.  El director se encargó de todo lo relacionado a Bellatrix Black, para alivio de ambos.

Harry y Severus tuvieron que regresar esa misma noche a sus aposentos en Hogwarts, junto con el nuevo integrante. Severus le dijo que utilizara la habitación que estaba vacía, era pequeña, pero lo suficiente para un bebé. Harry, quien cargaba al bebé, fue emocionado y empezó a amueblarla trasmutando cosas en cunas, juguetes y un poco de ropa, ya después se encargaría de comprarle más prendas.

Con cuidado, colocó en la cuna al infante, lo arropó y le dio un beso en la frente. Acercó un dedo a la pequeña mano del bebé y la acarició. El niño se durmió al instante.

–Es un bebé muy tierno – le dijo Harry a Severus cuando entró a la habitación. Severus solo le miró.
–No te encariñes demasiado con él, recuerdo que hay que llevarlo a una casa de que le busque una familia – le dijo Snape, mirándole seriamente.
–Ya lo sé, Severus. No me encariñaré – sonrió Harry, para luego acostarse en la cama.

Severus también lo imitó, se acostó y abrazó a Harry, atrayéndolo a su pecho. El menor suspiró y hundió su rostro en el cuello del ojinegro, mientras se acurrucaba aún más. Eran estos pequeños detalles los que les hacían realmente felices a ambos.

Muchos días pasaron en los cuales Harry cuidó del niño. Incluso lo llamó Archie, ya que le parecía tonto e ilógico llamarlo siempre “bebé”, claro, esto último sin decírselo a Severus.

Es que primero quería comentarle una idea que le había estado rondado por su mente durante varios días. Adopción. Archie era un niño bastante tierno y alegre. Bastante inteligente para su edad y curioso. Veía con interés todo aquello que le pasaba por frente a los ojos. Y Harry se maravillaba con eso.

Planeaba decirle a Severus de su idea en estos días. Era un anhelo que quería. Archie era su más anhelado sueño. Y pensaba hacerlo realidad.

–Harry ¿Qué planeas? – preguntó Severus un día al ver a Harry muy cariñoso con el infante.
–¿De qué hablas Severus?–preguntó el menor, tratando de ocultar su asombro.
–No te hagas el inocente, sé que estás planeando algo– Severus cruzó los brazos frente a su pecho y lo miro molesto. Harry, suspirando, dejó a Archie en su habitación y regresó a la habitación que compartía con Severus– ¿Y bien?
–Estaba pensando en la Adopción– soltó Harry, no había nada que le impidiera ser directo.
–¿Adopción–dijo el ojinegro, sorprendido.
–Sí, Adopción.

Pasó bastante rato y el pelinegro no decía nada. Estaba en una especie de trance, pensando en esa posibilidad. Después del suceso de la blugger, no habían hablado más del tema de niños. Siendo sincero, jamás habían hablado de niños.

–¿Adoptar a un pequeño?– preguntó de nuevo Severus.
–Sí, un niño– le dijo feliz Harry.
–Podría ser… Solo tengo que pensarlo más.
–Severus, hay otra cosa que no te he dicho– el pelinegro lo miró interrogante.– Quiero adoptar al bebé que estoy cuidando.
–¡NO! ¡Él no! ¡Es hijo de Bellatrix!
–¡Sev! ¡Él no tiene la culpa de tener de madre a esa mujer!– exclamó Harry.
–¡Lo sé! ¡Pero ningún hijo mío, así sea adoptado, será hijo de esa mujer! ¡NO LO VOY A ACEPTAR HARRY!– gritó enojado Severus, mientras se acercaba a la chimenea y se apoyaba en la pared.
–Eso lo dices porque no te has dado el tiempo para conocerlo. Si tan solo…
–No necesito conocerlo, no me importa conocerlo. Es hijo de ella, me basta con eso –gruñó.
–Severus, por favor, es solo un bebé, no será igual a ella – A Harry se le llenaron los ojos de lágrimas. Severus nunca había sido tan prejuicioso con alguien, ni siquiera con él, a pesar de ser hijo de James Potter.
–No tengo nada más que decir Harry. Ese niño no se quedará ni lo adoptaremos– el ojinegro caminó hacia la puerta de las residencias que compartían. – ¡Y espero que ese chiquillo para mañana esté lejos de aquí!– con fuerza, cerró la puerta, haciendo un estruendoso sonido.

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Severus no volvió ese día. Harry lo esperó para poder hablar. No podía dejar que Archie se fuera, era solo un niño indefenso. Esperó y esperó, más Severus no regresó.

A la mañana siguiente, despertó solo en su habitación y entristeció un poco. Jamás, en todos sus años de casados, había dormido solo.

Cuando el ojinegro llegó, encontró a Harry dándole un biberón al niño. Este le indicó que dejara al infante en su habitación. Harry así lo hizo.

–¿Qué hace él aquí?– preguntó el profesor, mirando seriamente al menor cuando regresó.
–No tenía donde dejarlo.– le respondió.
–Bien,  vete despidiendo de él porque ya tengo un lugar a donde llevarlo– le dijo Severus tranquilamente.
–Deja que Archie se quede– Harry supo que no debió decir el nombre.
–¿Archie? ¡Le pusiste un nombre! – exclamó Severus, sorprendido.
–Ese no es el problema. Por favor, deja que se quede.
–¡TE DIJE QUE LO QUERÍA FUERA DE AQUÍ PARA HOY!– gritó verdaderamente enojado Severus, apretando las manos.
–¡¿Y a dónde iría?! ¡A UN ORFANATO! ¡EN DONDE LO TRATARÍAN MUY MAL SI SE ENTERAN DE QUIEN ES HIJO! – gritó también Harry.
–¡ESE NO ES NUESTRO PROBLEMA!–
–¡SI! ¡SI LO ES! ¡YA QUE SOMOS “ADULTOS RESPONSABLES”, TENEMOS QUE PROTEGER A ALGUIEN QUE NO PUEDE HACERLO!
–¡NO ME VENGAS CON ESAS ESTUPIDECES HARRY! ¡Y te advierto, si él se queda, YO me voy!– un tenso silencio se instaló en toda la habitación. Harry le miró sorprendido, y varias lágrimas bajaron por sus mejillas.
–No… No puedes estar hablando en serio… –susurró, no creyéndose esa amenaza.
–Hablo en serio. NO puedes obligarme a algo que no quiero. Acepté que se quedara mientras encontrábamos un lugar acto para él. Ya lo he encontrado – Severus no se compadeció cuando vio las lágrimas de Harry. Simplemente, dio por terminada la discusión y se fue del lugar.

Al ver como Severus se iba del lugar, Harry cayó de rodillas y empezó a llorar. No intentó acallar los sollozos, pues cada vez que lo intentaba, estos se hacían más fuertes. Y Severus los escuchó, al otro lado de la puerta, sintiéndose un monstruo por negarle a Harry ese deseo. Pero no podía dejar que aquello contrarrestara todos los temores que sentía.

Bellatrix Black había sido capaz de hacerse pasar por una madre normal embarazada, tener al bebé y tratar de asesinar momentos después. ¿Y si ese niño era otro de sus planes después de muerta? ¿Cómo sabía él que ese pequeño niño no tenía implantada parte del alma de la mujer, o sus recuerdos? Bellatrix era capaz de todo, incluso fue la culpable del actual estado de los Lombogtton.

No, no podía arriesgarse a perder a Harry de esa manera. Pero ya lo estaba perdiendo al tratar de evitar de perderlo. Dumbledore le había dicho que no había detectado nada malo en el pequeño. Pero, Bellatrix había podido escapar de Dumbledore durante casi 25 años. ¿Qué tal si era otro de sus trucos?

Dejó de indagar, no pospondría más lo que tenía que hacer. Con decisión, fue directo a la habitación en donde el niño se estuvo quedando durante un mes. Encontró a Harry sentado al lado de la cuna, susurrándole cosas al pequeño niño que lo veía con atención.  Aunque apenas entró, Harry se tensó al momento.

–¿Severus?– pero no recibió respuesta.

Severus inmediatamente tomó un bolso que estaba en la habitación, y empezó a guardar allí todo lo que le pertenecía al bebé. Harry empezó a negar con su cabeza.

–Severus.

El ojinegro empezó a guardar todos aquellos peluches que les había regalado Harry.

–Severus, por favor no…

Ahora iba por todos los implementos, biberones, pañales.

–¡No! ¡No lo hagas! – Harry intentó sostenerlo del brazo, pero Severus se zafó.

Ropa, zapatitos, todo iba al bolso.

–¡Te lo suplico Severus! ¡No te lo lleves! – gritó, haciendo que el bebé empezara a llorar.

El móvil con sonidos, el chupón que estaba en la cuna.

– ¡¿QUE QUIERES QUE HAGA?! ¡LO HARÉ, LO HARÉ SEVERUS! ¡PERO NO TE LO LLEVES! – Gritó alterado el azabache, llorando a mares. Pero aún así, Severus tomó al bebé y se lo llevó, junto con el bolso.

Harry solo se percató del hombre cuando pasó a su lado, pero no fue lo suficientemente rápido para seguirlo. No escuchó el nombre del lugar en dónde el ojinegro llevaría a Archie.

No lo soportó más y se desmayó.

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Cuando Severus regresó, todo estaba a oscuras. Así como su ánimo. No se sentía bien al hacerlo, pero era algo que tenía que hacer.

Entró a la habitación que era antes del niño y pudo observar con espanto que Harry estaba en el suelo, hecho un ovillo. Se acercó rápidamente a él y lo tomó en brazos. Suspiró de alivio cuando comprobó que estaba bien. Lo llevó hasta la habitación y lo recostó, le cambió las ropas por un pijama y lo arropó con las gruesas cobijas. Harry suspiró, más no despertó. Severus le dejó dormir toda la noche.

Cuando a la mañana siguiente, Harry despertó, pensó que todo había sido un sueño. Así que con renovadas energías, fue hacia la habitación del bebé, pero cuando entró y la vio vacía, sus peores pesadillas pasaron frente a sus ojos. Corrió al despacho de su esposo en busca de respuestas.

–¡¿A dónde lo llevaste?!– preguntó apenas entró al recinto. Severus le miró de reojo.
–No te lo diré, Harry, y no insistas. – le respondió, para seguir corrigiendo los trabajos.
–¡Por favor, ¿dime dónde está?!– se acercó a su esposo y le miró a los ojos.
–No obtendrás nada de mí y Albus no sabe nada tampoco– le dijo, pero esta vez, no corrigió ensayos.
–Por lo que más quieras, dime dónde está…– susurró Harry, empezando a llorar nuevamente. Pero Severus no le dijo.

Estas escenas se repitieron durante 3 semanas varias veces al día. Y eso afectaba mucho a ambos. El claro ejemplo era que Harry ya no dormía con Severus, si no que dormía en la habitación del bebé. Y el ojinegro se sintió desolado con aquello.

Reflexionaba una y mil veces si lo que había hecho estaba bien.  Y cada vez se convencía más de que lo que había hecho no había sido lo correcto. Harry era la prueba de ello. Parecía un muerto en vida. Ni cuando se enteró de que no podría concebir se puso así. Y allí lo supo.  

Se levantó del sofá y salió del despacho para arreglar todo el mal que había hecho.

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Harry se encontraba recostado en la cama que había en la habitación que era de Archie, abrazando un peluche de serpiente con ojos saltones y mirando hacia la cuna. Extrañaba mucho al niño.  Se había encariñado demasiado con él.

¿Pero como no hacerlo si tenía esa carita de ángel? A pesar de ser hijo de ella, si se criaba con buenos  valores, no iba a ser igual a Bellatrix. Pero Severus no entendía eso. Y ya le estaba desesperando esa actitud.

No es que fuera egoísta, pero en serio quería tener a Archie como su hijo

Escuchó ruido fuera de la habitación. Seguro Severus había vuelto de una reunión con Dumbledore. Salió a su encuentro, hacía días que no lo veía. Pero antes de siquiera llegar a la puerta, escuchó un llanto familiar. Abrió los ojos sorprendido. No podía ser…

Corrió rápidamente al encuentro del ojinegro y lo encontró meciéndose y susurrando algo.

–¿Severus?– preguntó temeroso a Harry.
–Alguién quiere verte, Harry– El ojinegro se volteó y el menor pudo observar a Archie en los brazos de Severus. Lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas.
–¿S-Severus…?
–Me comporté muy mal contigo, dejándome llevar por mis temores. Pero los quiero rectificar. Mañana en la mañana podemos firmar los papeles de Adopción. Aunque me han dejado traerlo antes – le sonrió el ojinegro, esperando que Harry reaccionara.

Harry se acercó lentamente, extendió los brazos y el profesor depositó al bebé en ellos.  Archie le observó con sus ojos negros y sonrió.

–¡Gracias! ¡Gracias Severus! ¡Te amo! – Harry se acurrucó en el pecho del ojinegro pero cuidando de que no se lastimará el niño. Severus les abrazó, también teniendo cuidado, mientras observaba al infante.  – Solo necesitas tiempo, Severus. Y verás que lo amarás tanto como yo. – Harry le sonrió.

Tal vez tardara bastante tiempo en aceptar que amaba a ese niño, pero valdría la pena. Archie era un niño que merecía ser amado y que no  tenía culpa de nada de lo que había hecho su madre.

Si, haría todo lo posible por ser el mejor padre junto con Harry.

ohhhh dios que terrible por un momento pense que harry dejaria a sev por haber hecho esa barbaridad pero aunque harry tambien tuvo culpa..sev le dijo no te encariñes y ahi va y hace todo lo contrario..u_u pero bueno en parte entiendo a harry por lo que paso pero bajo advertencia no hay engaño.XD excelente historia sensei...n_n

Severus se portó muy mal al llevarse a ese pobre pequeño ¬¬ el niño no tiene culpa de que su madre fuera malvada u.u 
Me ha gustado mucho la historia ^^

NOTA IMPORTANTE: La historia fue editada al principio ya que no cumplía con uno de los requisitos del reto. No cambia mucho.

Yuki Fer, Meryneko, me alegra mucho que os haya gustado la historia, lo escribí para toda seguidora de esta pareja y me llena de alegría que les guste =) Y si, Sev se portó muy mal, pero igual lo amamos *w*

¡Wow! menos mal que terminó bien, sentí deseos de cruciar a Severus, se libra porque rectificó a tiempo xD

Linda historia, Yuki. La verdad, si Sirius era como era siendo padrino de Harry, no me imagino lo sobreprotector que debe ser habiéndolo criado, menos mal que estuvo Rem para evitar que matara a Severus cuando se ligó a su niño jaja

Sev se portó muy mal, aunque puedo entender hasta cierto punto sus motivos, pero un niño inocente no tiene la culpa de quienes fueran sus padres. Menos mal que al final reflexionó.

Por cierto, tienes que cambiar esta parte pues recuerda el Mpreg de Harry:

Harry era la prueba de ello. Parecía un muerto en vida. Ni cuando se enteró de que no podría concebir se puso así. Y allí lo supo.

Besitos

Un fic hermoso, aunque merece un capítulo mas.

Me alegra que te gustara. No había pensado en hacerle otro capítulo, pero creo que a lo mejor si lo haga, se me ha ocurrido una idea para él, aunque sería más cortito