El mejor cumpleaños de Harry Potter capítulo2

Notas del capítulo:
Aquí os traigo el segundo capitulo, y último de esta historia. Espero que os guste ^^ no digo más ya me contaréis xD. Besitos a todo el mundo.



Era un juego consensuado entre ellos, que ambos disfrutaban y al que jugaban a menudo, pues a ambos les gustaba jugar, experimentar cosas nuevas. Harry siempre estaba dispuesto a probar algo diferente y a Severus le costaba muy poco complacerlo, sobre todo sí el también gozaba en el proceso.

Hoy tocaba azotaina. Harry sabía que Severus jamás le haría daño a propósito, solo le calentaría su bonito trasero lo justo, era algo que gustaba mucho al joven y el dolor… que tan caliente le ponía, era perfectamente soportable, además le excitaba sobremanera la imagen mental de su Sev castigándole de esa forma.

Severus masajeó a placer las redondas y blancas nalgas preparándolas, antes de propinarle la primera nalgada, los golpes con la mano se sucedieron uno tras otro, golpeando cada vez en una nalga, mientras Harry excitado, se frotaba contra el regazo de Severus, gimiendo y rozando su erección contra la de Severus.

“Es una lástima que aún tenga el pantalón puesto”—pensó Severus maldiciéndose por no haber puesto remedio a eso antes de empezar aquel juego, pero desde luego ahora no iba a parar, aunque, era más placentero aún cuando ambos estaban desnudos.

La azotaina continuó hasta llegar a los veinte azotes. Severus consideró que el trasero de Harry estaba ya lo suficientemente rojo y caliente y sabía que si continuaba podía hacerle daño y no se trataba de eso en absoluto, sino de obtener ambos el mayor placer posible.

Sin poder aguantar un segundo más los excitantes gemidos y jadeos de su pareja ni el roce de su erección contra la suya, cogió a Harry en sus brazos y lo llevó hasta la cama. Se desnudó con un hechizo e hizo lo mismo con su pareja dejándole totalmente en cueros para acto seguido buscar la fresca boca de su chico y besarle con ferocidad, con ansia, mientras que Harry, lejos de dejarse apabullar por la pasión que mostraba Severus, le respondía con ímpetu.

La boca de Severus viajó por la mandíbula del joven mordisqueándola a placer, lamiendo su oreja, haciéndole estremecer y ocupándose a continuación con total dedicación del expuesto y blanco cuello que Harry le ofrecía, mientras, las manos de ambos tocaban y acariciaban cada pedazo de piel expuesto, haciendo que la temperatura de la habitación ¿o era la suya? ¡Qué más daba! El caso era que ardían de deseo y jadeaban sudorosos mientras se rozaban un contra el otro, agasajándose a placer…

Severus fue el primero en darse cuenta que si no se lo tomaban con más calma se correrían enseguida, así que sujetó a Harry sobre la cama y a pesar de las protestas de éste le ató las manos al cabezal con una de las cintas negras que acababa de convocar y tapo sus ojos con la otra cinta.

Harry no pensaba volver a quejarse ahora que había comprendido el excitante juego que se avecinaba y esperó ansiosamente a ver qué era lo que Sev pensaba hacerle. Los juegos entre Severus y él eran cada vez más satisfactorios y excitantes, la imaginación de su pareja no tenía límites cuando se trataba de alcanzar el nirvana.

Severus recorrió cada rincón de su cuerpo, primero con sus manos y luego con su boca lamiendo y mordisqueando a placer, mientras Harry temblaba y se arqueaba de gusto sumiso y jadeante, era mas excitante aún cuando no podía ver solo imaginar y sentir.

Notó como el lubricante bendecía su entrada acompañado de los dedos de Severus, e inmediatamente después noto que un elemento que no conocía se abría paso en su interior…

—Severus—gimió— ¿Qué…qué es?

—Tranquilo Harry confía en mi—explicó el hombre de ojos negros con una voz particularmente sensual— te gustará ya lo verás, son bolas mágicas, con un efecto especial añadido por mi, te gustará, solo relájate y disfruta...

Y Harry empujó para facilitar la entrada a las bolas chinas mejoradas de Severus. Su pareja no le había mentido, la sensación era increíblemente buena pues las bolitas iban aumentando de tamaño una tras otra, el placer que le causaban y las contracciones de su esfínter cuando pasaba cada una de ellas, ¡era algo bestial!, definitivamente único, pero cuando aquello empezó a vibrar, despertando todas y cada una de las terminaciones nerviosas de su sensible interior, Harry rugió como no recordaba haberlo hecho nunca antes. Para remate, la boca de Severus devoraba su pene y sus bolas, como si se tratasen del dulce más exquisito. Era un placentero infierno que Harry no estaba seguro de poder soportar un segundo más sin venirse.

—Severus…—gimió— Voy a correrme… ¡No puedo más!

— ¡Oh claro que puedes… no te vendrás hasta que yo haya terminado contigo…!—susurró Severus con los ojos negros encendidos de pasión, y se empaló en Harry de un solo golpe. Era la primera vez que Severus hacía eso, nunca había dejado que su pareja le poseyera, y Harry entendió el gesto de su hombre. Severus era parco en palabras más dado a demostrar sus sentimientos que a hablar.

El joven había comprendido perfectamente lo que Severus trataba de decirle: Que era completamente suyo.

Las sensaciones de Harry eran tan extremas y placenteras que estaba al borde las lágrimas y mientras Severus cabalgaba sobre él, creyó que moriría de placer. Justo entonces Severus jadeo— ¡Merlin… no aguanto un segundo más—! y tiró de las bolas que su pareja tenía dentro, sacándolas una a una, proporcionando a Harry el orgasmo más bestial de toda su vida, tanto que le faltó muy poco para desmayarse.

Instantes después de aquella salvaje sesión de sexo, Harry descansaba abrazado a Severus, con la cabeza sobre su pecho escuchando el aún agitado sonido de su corazón, era su postura favorita tras hacer el amor, mientras el hombre de ojos negros perdía sus largos dedos entre el imposible cabello de su amante.

—Sev… Voy a tener ese niño, y no es negociable…—musitó depositando un suave beso en el torso del hombre. Harry notó como su pareja se tensaba ante sus palabras y su respiración se aceleraba, pero no se retiró. Tampoco dijo nada y Harry dio por hecho que estaba esperando a que prosiguiera.

—Sabes que te adoro ¿Verdad?—preguntó de nuevo.

— ¡Huuummm!—contestó Severus tras unos instantes que a Harry le parecieron interminables— Si, creo que me hago una ligera idea.

—También sabes que después de ti lo que mas he deseado siempre ha sido tener una familia y supongo que me creerás si te digo que no me quedé embarazado a propósito sino que sucedió debido a mi innata torpeza—le contó como quedó embarazado y como se enteró y Sev se partió de risa, lo que le valió una puñada por parte de Harry, que volvió a ponerse serio para decir.

—Sé cuanto te cuesta expresar tus emociones Severus, pero ¿Sabes qué? luché mucho para conseguir tenerte a mi lado y no pienso dejar que te vayas sin que me des una explicación razonable del porqué de tu huida. Habla conmigo Severus, dime qué es lo que tanto miedo te da, por favor…Estoy seguro de que no hay nada que no podamos superar juntos si lo hablamos primero. Somos un equipo, el mejor ¿Recuerdas?

>>No sé cuales son tus razones para no querer este niño—prosiguió Harry que se iba ahogando poco a poco debido a la emoción— pero acabas de entregarte a mí como nunca antes lo habías hecho y sé que esa es tu forma de demostrarme cuanto me amas.

Severus suspiró largamente y al final habló, su voz sonaba más ronca que de costumbre debido a la emoción.

— Tienes toda la razón, te amo más que a nada pero dime ¿podrás perdonarme Harry?—dijo perdiéndose en la mirada verde, la más hermosa que había visto en su vida y que ahora le contemplaba con los ojos húmedos por las lágrimas retenidas —. Me aterré, pensé…cosas terribles, ya me conoces, puedo ser un auténtico bastardo Harry, me horroricé ante la idea de tener un hijo, y pensé que me habías engañado, que te habías quedado embarazado a propósito para atraparme. Sí es cierto lo pensé, pero la duda se esfumó tan rápido como se había instalado en me perturbada mente.

>>Realmente mi comportamiento ha sido inexcusable, he hecho lo mismo que los avestruces, esconder la cabeza bajo tierra como si de esa forma el problema fuese a desaparecer, espero ser un poco más inteligente que ellas, pues estoy realmente arrepentido de haber huido como lo hice, pero de repente lo vi todo negro, mi triste infancia, las paliza diarias a que mi padre nos sometía a mi madre y a mí, fue realmente... me entró el pánico. No quería que nadie, menos aún un hijo mío pasase por algo así, ¿Y si me convirtiese en un malnacido como mi padre Harry?

Pero el joven no le dejó proseguir, silenciándole con un dulce beso

—Tú no eres como tu padre Severus, eres el hombre que quiero, un ser inteligente y maravilloso, mal que te pese lo eres—dijo ante el mohín de su pareja— y ya has sufrido demasiado, has pasado por cosas que nadie debería pasar.

—Igual que tu Harry.

—Supongo que sí, pero mientras yo tiendo a ver la botella medio llena y me pierde el optimismo, tu siempre la ves medio vacía Severus, siempre pesimista ¡Vaya pareja hacemos!—dijo Harry con una risa suave.

>>pero precisamente por eso sé que lo haremos bien Sev, porque juntos formamos el equilibrio perfecto y porque de verdad creo que nos merecemos ese niño, ese pequeño milagro que viene a completar nuestra vida, porque lo siento como una recompensa a todo lo que hemos pasado, un regalo para que nuestra felicidad sea aún más completa, pero… no lo será si no deseas que eso suceda tanto como yo.

— ¡Claro que quiero ese niño Harry!—exclamó con vehemencia abrazándole más fuerte—. Pero sigo aterrado ante la idea… ¡Es una enorme responsabilidad! Pero también sé que será el niño más amado del mundo, no podría ser de otro modo teniéndote a ti por papá.

Las lágrimas corrían ahora libremente por el rostro de Harry.

—Vale, ya me calmo…—hipó el joven riendo tontamente entre sus lágrimas, pues Severus acababa de poner los ojos en blanco al verle llorar, no soportaba verle así.

Severus limpió sus lágrimas con ambos pulgares mientras le besaba en la boca y acariciaba el plano vientre de su Harry.

—Hola pequeñajo, soy tu padre…—musitó con la voz rota por la emoción y un pequeño destello de luz surgió del interior de Harry.

— ¡Oh Merlin!—exclamó Harry emocionado—reconoce tu toque Sev, sabe que eres su padre.

Severus no dijo nada, no hubiese podido aunque quisiera, tenía los ojos anegados de lágrimas. Harry se abrazó a su pareja con brazos y piernas mientras se fundían de nuevo en un maravilloso beso, lleno de promesas y de un futuro lleno de esperanza.

Cuando terminaron el beso, Severus le atrajo de nuevo contra sí, y dijo.

—Feliz cumpleaños Harry—musitó al tiempo que le daba una pequeña cajita forrada en seda verde —.No pensarías que había olvidado tu aniversario…

Harry, sí lo había olvidado, por primera vez en su vida estaba tan absorto con los últimos acontecimientos y la inesperada desaparición de su pareja que no se había enterado que ya era treinta y uno de julio, su cumpleaños.

Se apresuró a abrir la pequeña caja, muy nervioso. Dentro había un hermoso aro de oro blanco con un pequeño onice y una esmeralda bellamente engarzados. Los ojos de Harry se anegaron otra vez de lágrimas.

— ¡Oh Sev…esto es…!

—Harry James Potter—dijo en tono solemne incorporándose lo suficiente para poner el anillo en el dedo a su pareja — ¿Te casarías con este difícil hombre que tantos quebraderos de cabeza te da?

Harry no le respondió, no podía, solo le abrazó mientras las lágrimas recorrían de nuevo sus mejillas y besó a su Severus una vez más. Diciéndole que sí, de la mejor manera que conocía.