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Tema: Preguntas incómodas Miér Jun 04, 2014 9:57 pm
Título: Preguntas incómodas Resumen: Harry tiene un pequeño inquisidor en casa que podría meterle en apuros, o probablemente también ayudarlo a conseguir el valor para hacer su propia pregunta. Género: Romance Capítulos: 1 Completo: Sí Palabras: 3225
Preguntas incómodas
Harry se relamió los labios resecos, su rostro era la plena imagen del placer al sentir el cuerpo de Severus Snape sobre el suyo, aprisionándolo con suavidad mientras le inundaba sus entrañas con su cálida dureza y besaba ardiente la piel de su cuello.
Era feliz, desde hacía casi un año sentía que nada podía ser más perfecto. Ahora tenía veinticinco años, y aunque había vivido una etapa desesperante después de la muerte de Ginny en el parto de su primer y único hijo, la vida le compensó con un nuevo amor, uno quizá más fuerte, tan inesperado como avasallador.
No fue fácil para él decidirse a darse otra oportunidad, pero no se arrepentía en lo más mínimo. La llegada, o mejor dicho, el regreso de Severus Snape a su vida le hizo renacer con más ímpetu, con más deseos de disfrutar cada respiro, cada amanecer… cada beso.
El Profesor llegó y llenó su vida y corazón dolido, lo curó y le enseñó una nueva forma de latir. Ahora no podía imaginarse sin él a su lado.
Su hijo, el pequeño James, ahora de 4 años de edad, se había acostumbrado a la presencia del hombre alto y serio que consiguió recuperar la sonrisa de su padre. Lo amaba por eso, se amaban el uno al otro. Y eso incentivaba la felicidad de Harry quien esperaba que un día Snape ya no quisiera irse más de su lado. En varias ocasiones estuvo a punto de proponerle que se quedara a vivir con él y con el pequeño James, pero no se atrevió. El Profesor seguía viviendo en el castillo, fiel a sus pociones como Duende de Gringotts a sus llaves.
Estaba tan concentrado disfrutando de tanta variedad de sensaciones que apenas sí podía respirar. Mordió el hombro desnudo de su amante con ansiedad, necesitaba una forma de desahogarse, estaba próximo al clímax, muy pronto explotaría como volcán. Sus ojos se abrieron buscando la mirada de Snape y…
— ¡Nooooo! —gritó al mismo tiempo que apartaba a Severus de su cuerpo hacia el extremo opuesto de la cama—. ¡No lo hagas!
Como pudo, Harry se cubrió con la manta y logró detener a tiempo el dedo de su hijo que llevaba una generosa cantidad de una sustancia viscosa a su boca. No sabía cómo ni cuándo es que el niño había logrado entrar hasta su habitación y curiosear en el cajón donde ocultaba sus aditamentos para el sexo.
— ¡Eso no se come! —exclamó Harry limpiando apurado el dedo de su hijo quien le miraba confundido.
— Huele a fresa, las fresas se comen.
— Pero esto no. —aclaró titubeante—. Además, no es nuestro, Severus lo dejó olvidado un día y no deberías tomar nada sin permiso. —continuó mientras volvía a resguardar el cajón con los frascos de lubricante, vaselina, preservativos de sabores y demás objetos que usaban ocasionalmente.
— ¿Severus se lo come?
— No hagas más preguntas, mejor responde las mías y dime porqué no estás dormido.
— Hay tormenta afuera y me da miedo, quiero dormir en tu cama.
— Amor, ya te dije que…
— Déjalo dormir aquí. —intervino Severus.
Harry volteó a mirarlo, el Profesor había logrado colocarse ya su pijama y aunque no parecía frustrado por la interrupción, Harry lo conocía demasiado bien para saber que no lo diría ni aunque así fuera. Ese era otro motivo para amarlo más. Snape no esperó respuesta de Harry e inclinándose hacia el lado de la cama donde estaba el niño lo sujetó en brazos acomodándolo justo entre ellos.
— ¿Estás seguro? —cuestionó Harry, aunque ya era demasiado tarde, James se había recostado abrazado de Snape y casi al mismo tiempo se quedaba dormido.
— Ya lo oíste, hay tormenta, no puede dormir solo.
— Lo siento mucho, Severus. ¿Te quedas esta noche?
— Sólo un rato más. —afirmó cerrando sus ojos—. Debo estar a primera hora en Hogwarts.
Harry vio al Profesor respirando profundamente, James se aferró más a él justo en ese momento y Snape fingió no notarlo, sin embargo inclinó su cabeza hacia el pequeño y volvió a aspirar hondo. El joven de ojos verdes ya no dijo nada, se colocó su pijama antes de acomodarse, pero él no podría dormir. Un relámpago iluminó la habitación y sonrió mirando la escena: Snape sujetando la manita de James que lo aferró inconsciente al momento del trueno.
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Al día siguiente, Harry preparaba el desayuno preferido de James, sus esponjocitos panqués y que hacía utilizando una arcaica batidora muggle. Siempre tuvo la sensación de que de esa manera quedaban más suaves. De pronto sintió un tirón en su suéter, y al bajar la vista vio a su hijo observándole de una manera que le volcaba el corazón.
— ¿Porqué anoche Severus estaba sobre ti?
De inmediato sintió que el rostro se le encendía. Apagó la batidora esforzándose por encontrar una respuesta apta para su pequeño y que no le dejara con más dudas.
— Bueno, es que tenía frío y me abrazó.
— ¿Pesaba mucho?
— No, en realidad cuida bastante de no incomodarme.
— Es que te quejabas raro.
— Amor, no me quejaba, es que… mejor prepara la mesa ¿de acuerdo? ¿Quieres nueces en tus panqueques?
— No, quiero fresas como la jalea de Severus.
— Me temo que tendrá que ser en otra ocasión, creo que no querré saber de fresas en mucho tiempo.
James no comprendió el comentario pero no le dio importancia, subió a la mesa sin dejar de mirar a su padre con una gran curiosidad.
— El otro día que jugaba en La Madriguera dijeron que Fleur tendría un bebé… ¿cómo se tienen los bebés, papá?
— Cariño, esa es una conversación muy larga para el desayuno.
— ¿Pero cómo se pide un bebé?
— Creo que Fleur debe habérselo pedido a Bill y él se lo consiguió. Sí, así fue.
— ¿Tú le pedirías un bebé a Severus?
Harry tomó aire profundamente, ya las manos le temblaban ante semejante pregunta, así que decidió romper por lo sano antes de verse demasiado acorralado.
— Yo ya tengo un bebé hermoso. —le dijo abrazándolo y besándolo repetidamente en el rostro—. No necesito otro ahora, soy feliz y dichoso con el que me tocó, aunque sea un preguntón de primera.
James rió y por esa vez decidió aceptar la tregua de su padre y dejó de preguntar… pero aún tenía muchas dudas.
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Esa noche, mientras Harry arropaba a su hijo para dormir, agradeció que éste luciera tan cansado como para dormir toda la noche. Sin embargo no contaba con la fuerte determinación del alma de un niño.
— ¿Si hay tormenta esta noche puedo ir a dormir contigo?
— No creo que haya tormenta, amor, pero se me ocurre que puedo insonorizar tu habitación para que no escuches nada fuera de tus ventanas ¿Qué dices?
— Pero… ¿y si cae una nevada y muero de frío?
— Es Junio, bebé, ya sabes que en junio no hay nieve.
— Nunca se sabe… ¿o si aparece un monstruo con grandes colmillos y me quiere morder?
— ¿No te he contado que yo destruyo monstruos, así como el de la cámara de los secretos, y por eso todos los monstruos del mundo saben que no deben asustar a mi angelito?
— ¿Y si…?
— No pasará nada, yo te lo prometo. Me quedaré contigo hasta que te duermas ¿de acuerdo?
James asintió con cansancio, muy difícilmente lograba mantener los párpados abiertos. Harry se hizo espacio en la cama para abrazarlo y esperar pacientemente hasta que se durmiera, no creyó que demoraría demasiado. Unos pocos minutos después pensó que James por fin se había rendido, sin embargo, cuando quiso levantarse, éste volvió a desperezarse reteniéndolo a su lado.
— ¿Ya amaneció?
— Cariño, ni siquiera te has dormido.
— ¿Va a venir Severus esta noche?
— Sí, eso espero.
— ¿Porqué viene tan tarde y no se queda a dormir?
— Bueno, porque él trabaja mucho y justo ahora están en periodo de exámenes en Hogwarts, así que termina tarde y empieza muy temprano.
James pareció quedar satisfecho con la respuesta, y aunque Harry lo dudaba no se atrevió a correr el riesgo de que hiciera otra pregunta comprometedora.
— ¿Papá?
Bien, era demasiado bueno para ser verdad.
— ¿Qué pasa, cariño?
— ¿Tú y Severus son novios?
— Creo que ya habíamos hablado de eso. —dijo esforzándose por no demostrar temblor en su voz aunque mencionar el tema siempre le provocaba nerviosismo, aún mucha gente se mostraba impactada al enterarse de su relación—. Él me quiere, yo lo quiero mucho también, y nos gusta estar juntos cada vez que podamos.
— ¿Mamá no estará enojada desde el cielo?
— No, amor, tu madre era muy especial, no se enojaría por eso.
— Que bueno, porque me gusta que tú y Severus sean novios.
Harry sonrió. La opinión de su hijo era lo único que le importaba.
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— Es en serio, Severus. —insistió Harry ante la despreocupación de su pareja que continuaba interesado más en saborear el cuello de su ex alumno que del supuesto problema que sucedía—. ¿Será normal que haga tantas preguntas? Los niños de mis amigos generalmente se interesan más por juegos y magia, en cambio James vive para cuestionarme cada cosa que hago, más si es relacionado contigo.
— Está en la edad, Potter. —aseguró mientras sus manos intentaban desnudarle ya que Harry cooperaba realmente poco esa noche—. Quiere saber y no puedes culparlo por ello, pero además me temo que le gusta verte sonrojarte.
— ¿Tú crees?
— Absolutamente. Deberías dejar de preocuparte, por alguna extraña razón tu hijo es inteligente y su intención, además de divertirse, es unirse más a ti.
— Pero es que deberías escuchar las preguntas que me hace.
— ¿Mmm? —gimió Severus intentando mostrarte más interesado, aunque era difícil hacerlo mientras lamía los pezones suaves y rosados de Harry.
— Hace una semana tuve que intentar explicarle lo que era ser gay, Severus ¡ser gay!
Eso fue más de lo que Severus pudo controlar, la risa le ganó y terminó recostado junto a Harry. Se daba por vencido, esa noche no conseguiría ir más allá.
— ¿Y qué le dijiste?
— ¿Qué podría decirle? Que eran dos hombres que se querían mucho… ¡y luego le dijo a Hermione que ya sabía que Ron era gay conmigo!
— Me hubiera gustado ver eso.
— Por un segundo Hermione casi se infarta, pero enseguida comprendió que mi bebé debió haber malinterpretado algo, así que tuve que explicarle todo. Me gané una buena regañina por no saber hablarle a los niños ¡cómo si fuera mi culpa que James hubiera escuchado esa palabra en la televisión!
— Bueno, en realidad…
— ¿Cuánto tiempo crees que dure esta etapa?
— Sé paciente, ya se cansará.
— Lo dices porque no eres tú quien se quema los sesos intentando aclararle la vida sin provocarle un trauma existencial.
Severus iba a protestar pero el ruido de un trueno los interrumpió y Harry saltó enseguida de la cama como si fuera él quien temiera a las tormentas.
— ¿No dijiste que habías insonorizado su habitación? —le recordó Severus.
— Sí, pero… ¿no te molesta, verdad? No podría estar tranquilo si se queda solito esta noche.
— De acuerdo. —resopló resignado—. Supongo que me molestaría más si no vas por el pequeño inquisidor.
— ¡No le digas así! —bramó Harry estremeciéndose de horror al recordar su quinto grado en el colegio.
— Fue una broma, Potter, no te sulfures. Aquí te espero.
— No te irás ¿cierto? Mañana es sábado, no hay clases y podrías quedarte a desayunar con nosotros.
— Ya veremos.
Harry no se desanimó por la escueta respuesta, Severus era así, nunca se quedaba toda la noche, pero no perdía la esperanza de que un día eso cambiara. Unos minutos después regresó con James en brazos y le fue muy satisfactorio ver que Snape continuaba ahí y que hacía espacio en la cama para que el niño pudiera seguir dormido entre ellos.
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Cuando Harry despertó, no podía creerlo. Severus Snape continuaba dormido a su lado, temía incluso parpadear y que su imagen desapareciera. En ese momento el Profesor abrió los ojos y se desperezó liberando su brazo del peso de James que continuaba sumido en un profundo sueño.
— Te quedaste. —murmuró Harry enamorado.
— Me invitaste a desayunar ¿o es que ya te arrepentiste?
— Oh, Severus, nunca jamás. Te amo, tonto.
— ¿Sólo por quedarme a desayunar? Te hace falta recibir más afecto, Potter.
— Agradezco el análisis gratuito, Profesor Snape, si se ofrece a aliviar mi afección, soy todo suyo.
— Te aseguro que esta noche te sobresaturaré… si es que no hay tormenta.
Harry sonrió feliz, se inclinó a darle un beso antes de abandonar la cama. Había invitado un desayuno y era hora de cumplirlo.
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Más tarde, cuando Severus bajó a la cocina, se quedó con la boca abierta al ver la mesa surtida con el más variado y suculento desayuno con huevos fritos, tocino, avena, cereal azucarado, tostadas con mantequilla, leche, jugo de naranja y hasta manzanas con canela.
— ¿Eres Harry Potter o un elfo de las cocinas de Hogwarts?
Harry se le acercó sonriéndole provocativo, alargó sus brazos para colgarse del cuello del Profesor mientras que éste le correspondía aprisionándole por la cintura.
— No te lo había contado pero pienso hacer una audición para el trabajo, dicen que el sueldo es invisible y que no hay vacaciones ni pensión, pero la vista en las mazmorras hace que todo valga la pena.
— Ya me dirás si lo consigues, procuraré no olvidar dejar propina en mi almohada.
— Seré feliz si la propina tiene ojos negros y unos labios deliciosos.
Severus se inclinó para besarlo, pero algo jaló a Harry y éste tuvo que mirar hacia abajo donde su hijo le sacudía llamando su atención jalándole de la pijama mientras se tallaba sus ojos.
— ¿A qué saben los labios de Severus? —preguntó curioso.
Harry se obligó a separarse al mismo tiempo que sus mejillas se enrojecían violentamente, sobre todo al notar que Severus contenía una socarrona sonrisa.
— James, ¿tan temprano ya con tus preguntas?
— Déjalo, Harry, tiene derecho a ser querer satisfacer sus dudas.
El joven de ojos verdes entrecerró los ojos en una muda advertencia para que no le diera más alas al indiscreto niño.
— ¿Tienes hambre? Te preparé un desayuno delicioso.
James asintió, corrió hacia la mesa tomando uno de los bollos de crema dulce, y fue entonces que notó que Severus, quien se sentó a su lado, también vestía pijama.
— ¿Llegaste muy temprano o no te fuiste a dormir a tu casa?
— Me quedé esta noche, tu papá me invitó a desayunar con ustedes.
— Que bueno, ¿y porqué no te quedas todas las noches?
— Tú sabes que tengo mi trabajo en Hogwarts, James. —respondió Severus sirviéndose un poco de té y tostadas y fingía no darse cuenta de la sonrisa de satisfacción de Harry al ver que ahora era él el blanco de las preguntas del niño.
— Usa la chimenea. —propuso el niño—. Es rápida y así no te cansarías.
— Lo sé, pero…
— Deberías vivir con nosotros ¿porqué no traes tu ropa y juguetes aquí? mi cama es muy pequeña pero puedes seguir durmiendo en la cama de papá, a él le gusta que duermas en su cama y que lo abraces como la otra noche que tenía frío.
— ¿Ah sí? —cuestionó Severus arqueando una ceja a su ex alumno que ahora estaba verdaderamente sonrojado.
— Sí, ¿te vienes con nosotros, Severus? Será divertido ¿no te parece buena idea?
Ahora fue el turno de Harry de arquear una de sus cejas en espera de la respuesta de Severus, estaba seguro que disfrutaría verlo tartamudear, pero en cambio, el Profesor le miró sonriéndole.
— ¿Porqué no le preguntas a tu papá, James? —cuestionó Snape a su vez—. Él no me ha invitado.
Harry abrió desorbitados sus ojos, no podía creer que Severus le hubiera aventado la quaffle tan descaradamente, pero en esa ocasión no estaba dispuesto a perder… y quizá era el momento de dar el siguiente paso y formular su propia pregunta embarazosa.
Respiró hondo armándose de valor, y aunque el corazón le repiqueteaba acelerado, abandonó su asiento, y ante el asombro de Severus, se inclinó colocando una rodilla en el suelo y con sus temblorosas manos sujetó las del Profesor que definitivamente había palidecido hasta límites vampíricos.
— Desde hace tiempo rogaba por encontrar el momento perfecto para hacerlo, pero la perfección es poder tomar tus manos y tener de testigo al ser que más amo en el mundo para poder pedirlo… Severus Snape, no te vayas más. —recitó con la voz quebrada de emoción—. Únete para siempre a esta pequeña familia que te necesita y anhela a su lado, forma parte de un “nosotros”, déjanos cubrirnos con tu calor cuando haga frío y sujetarnos a ti en noches de tormenta… ¿Quieres regalarnos mañanas como ésta por el resto de nuestras vidas?
Harry estaba convencido de que jamás en su vida había visto tanto brillo en los ojos negros que amaba, nadie podría quitarle la impresión de que eran lágrimas contenidas. Sabía bien que nunca saldrían, pero eso no le quitaba valía. Nunca olvidaría la felicidad tan enorme que le embargó cada fibra de su piel cuando Severus Snape lo ayudó a ponerse de pie estrechándolo fuertemente entre sus brazos y en su oído le susurró: “Nada me haría más feliz que ser recibido en tu hogar y ayudarte a responder las preguntas incómodas de nuestro James”
— ¿Preguntas incómodas? —quiso saber James lanzándose hacia ellos desde lo alto de la silla—. ¿Qué son preguntas incómodas?
— Ninguna, cariño. —respondió Harry mientras él y Severus le hacían un lugar entre sus brazos—. En realidad resultaron ser muy oportunas.
— Que bien, porque se me ocurren muchas otras, pero primero quiero saber: ¿quién de ustedes se vestirá de novia cuando se casen?
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FIN
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Última edición por Araleh Snape el Dom Jun 15, 2014 5:52 pm, editado 1 vez
A Apasionada_a_la_Lectura y a Hope les gusta esta publicaciòn
meryneko Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 174 Fecha de nacimiento : 08/10/1994 Edad : 30 Localización : Encerrada en lo más profundo de mi corazón... Galeones Snarry : 16593 Fecha de inscripción : 29/05/2014
Tema: Re: Preguntas incómodas Jue Jun 05, 2014 2:22 am
Jajaja que fic mas lindo ^^ y cómico. Me ha encantado ^^ sobre todo las preguntas del pequeño James ^^ Nos leemos!!
yarijos
Cantidad de envíos : 24 Fecha de nacimiento : 19/03/1980 Edad : 44 Galeones Snarry : 13916 Fecha de inscripción : 08/06/2012
Tema: Re: Preguntas incómodas Jue Jun 05, 2014 11:31 am
jjajajajajajaja, me encantó el pequeño James y su curiosidad
xxxIloveKISSHUxxx Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 327 Fecha de nacimiento : 06/08/1994 Edad : 30 Galeones Snarry : 58098 Fecha de inscripción : 04/12/2013
Tema: Re: Preguntas incómodas Dom Jun 08, 2014 12:42 am
Jajaja te amo jamie hermoso, especialmente la ultima pregunta ;3 simplemente perfecto
yatta Duelista
Cantidad de envíos : 646 Fecha de nacimiento : 29/03/1984 Edad : 40 Localización : mexico Galeones Snarry : 119250 Fecha de inscripción : 12/07/2010
Tema: Re: Preguntas incómodas Miér Jun 11, 2014 9:49 pm
jajajaj ese niño es la ´onda¨ adoro a los preguntones, claro cuando no me preguntan a mi jeje... aunque los interrumpio en la mejor parte hizo que Harry se decidiera jo,jo,jo... genial fic!
Mahozahamy Arisugawa Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 245 Fecha de nacimiento : 07/12/1987 Edad : 36 Localización : R'lyeh Galeones Snarry : 23830 Fecha de inscripción : 04/12/2013
Tema: Re: Preguntas incómodas Jue Jun 12, 2014 12:41 pm
Hermosa Historia Araleh, lindísima. Estoy de acuerdo con que el pequeño es encantador, preguntón pero adorable.
Buenísimo. Me encanta.
Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
Tema: Re: Preguntas incómodas Jue Jun 19, 2014 6:54 pm
jajajajaja oh por dios haahahahahahaha si james es un amor...>.< haha hpobre harry el tener que lidiar con esas preguntas hahahahaahahha me matan..XD pero asi es la inocencia de los niños...n_n
Love_Snape Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 163 Fecha de nacimiento : 11/08/1994 Edad : 30 Localización : Guatemala Galeones Snarry : 17002 Fecha de inscripción : 04/04/2014
Aquí no te había puesto comentario, pero como te dije en SH, me encantó James y creo que a Sev también
Besitos
Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
Tema: Re: Preguntas incómodas Mar Sep 30, 2014 1:31 pm
jajaja no me canso de leer esta historia el peque james es un amor..XD hahahahaha quien se vestira de novia cuando se casen hhahaahhaahha oh por dios hahahahaha que haya segunda parte de preguntas incomodas... *w*
Gabriela Cruz Explota calderos
Cantidad de envíos : 56 Fecha de nacimiento : 23/03/1974 Edad : 50 Galeones Snarry : 11505 Fecha de inscripción : 31/07/2014
Tema: Re: Preguntas incómodas Mar Sep 30, 2014 6:13 pm