La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 El amor no es migaja de los pobres

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gabrielle62

gabrielle62


Reto one shot DIS 2015 Feliz cumpleaños Severus 2015 Maratón Junio 2014 [Reto de Fanfics]Renovación No tienes logos aún.
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MensajeTema: El amor no es migaja de los pobres   El amor no es migaja de los pobres I_icon_minitimeMiér Jun 04, 2014 5:44 pm

Título: El amor no es migaja de los pobres
Autor: gabrielle62
Personajes: Harry Potter, Severus Snape
Resumen: Esta es mi respuesta al reto de la Mazmorra del Snarry: Feliz cumpleaños Harry, espero que os guste.
Género: Romance
Clasificación: NC-17
Advertencias: Ninguno
Capítulos: Oneshot
Publicada: 31/07/11
Palabras: 3419
Actualizada: 31/07/11
¿Completa?: Sí
Desafíos: Feliz cumpleaños... Potter


oOoOo



Los tres amigos se encontraban en el vestíbulo de Grimmauld Place hablando, más bien discutiendo. Era una estancia larga y lúgubre iluminada por una lámpara de cristales y por unas anticuadas lámparas de gas colgadas en la pared, cubierta por un papel pintado que se estaba despegando. En las paredes también había multitud de retratos torcidos ennegrecidos por el paso del tiempo. Además había una desvencijada mesa con una lámpara y un candelabro con forma de serpiente retorcida y un paragüero hecho con una pierna de troll contra el cual Tonks, tristemente desaparecida, se tropezaba siempre. También estaba el retrato de la Señora Black con un hechizo de presencia permanente, que gritaba cada vez que se hacía mucho ruido en el vestíbulo. Hacía tiempo que el tapiz fue quitado por Snape. ¡Gracias a Merlín! El vestíbulo se comunicaba con la cocina por una puerta que había al fondo de éste. Enfrente de esa puerta estaban las escaleras para acceder a los pisos superiores, escaleras por las que en ese momento bajaba Severus Snape para tomar un tentempié en la cocina. Cuando les oyó hablar, se ocultó lo mejor que pudo para escuchar sin ser visto.

Harry no pensaba hacer reforma alguna en aquella triste casa, no se desharía de la Mansión, pero tampoco quería vivir allí. Buscaría algún apartamento que se adaptara a sus necesidades. Por primera vez, tendría un lugar solo suyo.

—Pero, Harry —insistía Hermione— he visto como te mira cuando cree que nadie le ve…—la joven estaba segura de lo que había visto y totalmente convencida de que Snape sentía algo por su amigo.

El joven meneó la cabeza negando, no quería seguir con aquella conversación, le ponía nervioso que Hermione quisiera darle esperanzas cuando él sabía que no tenía ninguna.

—No insistas, Hermione. Él nunca se fijará en mí, no tengo la más mínima oportunidad—decía Harry con desaliento—.Es tan improbable que Snape deje de odiarme como que se aparezca en mi cumpleaños saliendo del interior de una enorme tarta en plan sexy—soltó con amargo retintín, haciendo que Ron resoplase de risa.

Harry decidió, en ese mismo instante, salir a dar una vuelta. Solo. Se ahogaba. Necesitaba pensar, no aguantaba ni un minuto más el parloteo de su amiga que, a veces, podía ser muy pesada. Sabía que ella sólo quería hacerle sentir bien, pero estaba harto de hacerse ilusiones respecto a algo que nunca sucedería.

Quería dar carpetazo a su obsesión por Severus, el bastardo que se había adueñado de su cabeza y su corazón.

—Voy a dar una vuelta, no os molestéis conmigo, por favor—pidió—, pero ahora necesito estar solo—dijo deteniendo a sus amigos que habían hecho intención de acompañarle—. Daré un paseo, creo que el aire fresco me sentará bien y tal vez me abra el apetito para la cena. Nos vemos luego, chicos.

Hermione y Ron le dijeron adiós con la mano y, durante unos instantes, le observaron alejarse sin darse cuenta de que alguien más también observaba al joven, alguien que había escuchado cada palabra de la conversación. Decir que ese alguien estaba estupefacto era decir muy poco.

Severus abandonó su escondite cuando todos se esfumaron, estaba tan impactado por la confesión de Harry que durante unos instantes fue incapaz de moverse.

No sabía muy bien como sentirse al respecto, si indignado o complacido, que alguien tan atractivo y comestible como Harry se hubiese fijado en él no dejaba de ser halagador, pero le perturbaba, porque no podía entenderlo ¿por qué un joven guapo y famoso como Harry se fijaría en él cuando podía tener a quien quisiera?

El no era del tipo agradable, él era el bastardo grasiento que le había hecho la vida a cuadritos a Potter, ahora Harry, desde la primera vez que le vio, claro que entonces era un chiquillo de sólo once años que le recordaba demasiado al idiota de su padre. Ahora las cosas eran distintas.

Harry y sus amigos le habían salvado la vida en La Casa de los gritos cuando Nagini, la asquerosa serpiente de Voldemort, le mordió por orden de su amo. Si no hubiese sido por su providencial ayuda, ahora estaría criando malvas.

Desde aquel trágico día y, sobre todo, desde que le vio derrotar a Voldemort como lo hizo, no pudo seguir pensando de él como lo había hecho hasta entonces.

Desde que se recuperó, no lo había perdido de vista, observándolo cuando sabía que nadie lo veía, descubriendo que el chico había crecido en más aspectos de los que se atrevía a pensar, convirtiéndose en un joven atractivo muy maduro para su edad y, con un culo de lo más apetecible.

Harry había demostrado ser capaz de dar su vida por los demás y no eran solo palabras, lo había hecho de verdad. Su cicatriz era un horcrux, tenía que morir para que Voldemort lo hiciera también y lo hizo, se dejó matar por el monstruo. Severus no lo vio en persona, estaba ocupado debatiéndose entre la vida y la muerte tras la mordedura de la maldita serpiente, pero McGonagall se lo mostró amablemente en un pensadero, estaba convencido que para tocarle las narices. Entonces, reconoció la verdad de sus sentimientos hacia Harry, cuando supo lo cerca que había estado de perderlo, entendió por qué siempre lo había protegido a pesar del odio que sentía hacia su padre. Era orden de Dumbledore velar por la seguridad de Harry, pero Severus siempre iba más allá. Siempre había visto al chico como alguien bastante más frágil de lo que mostraba al mundo, pero era tan valiente que a Severus su arrojo y capacidad de sacrificio le parecían irracionales, incluso inmorales. Nadie podía ser tan valiente, ni tan noble, a no ser que estuviera loco o desesperado. Y Harry no estaba loco, pero sí le veía desesperado por acabar con Voldemort y porque la gente que quería pudiera vivir en paz, porque todo terminase de una vez por todas para bien, aunque él sucumbiera en la batalla. Severus no podía permitir que lo hiciera, y sin embargo… no pudo evitar que sucediese, porque no estuvo allí. No lo supo hasta mucho después, cuando todo había acabado.

Harry Potter estaba vivo, era inexplicable, pero era cierto. El horcrux que portaba, el que le permitía hablar pársel, había sido destruido y con él la capacidad de Harry de hablar la lengua de las serpientes, pero él continuaba con vida. Severus no sabía por qué, no lo comprendía, pero lo agradecía infinitamente. Voldemort estaba muerto y su Harry vivo.

La pesadilla se había terminado. Para siempre. ¿Podría ser posible que por una vez la vida le permitiera relajarse y ser él mismo?

Poco a poco estaba aprendiendo a tomarse las cosas con calma, pero no era tarea sencilla, nunca había podido hacerlo en el pasado, siempre alerta, desconfiando de todo y de todos. Había sido un espía doble durante demasiado tiempo y estar atento a todo le había mantenido con vida. Ahora, las cosas eran distintas y no pensaba perder su oportunidad, así que fue al perchero, cogió su capa y salió por la puerta tras Harry. Ahora que sabía de los sentimientos del joven hacia él no lo dejaría ir. El amor no era migaja de los pobres. Mientras buscaba al chico, recordó aquel poema que tanto le había gustado cuando tenía un año menos que Harry, cuando aún tenía ilusiones, cuando aún no había cometido el gran error de su adolescencia, cuando su vida no se había convertido aún en una horrible pesadilla:


No dejes que se escape mi cariño
por cada espacio que hay entre mis dedos;
es imposible apretar siempre el delirio
de vivir y morir al mismo tiempo.

No dejes que el amor se vuelva olvido,
o un pan que no sabes compartir.
No dejes que los celos te devoren
y te niegues por ello a ser feliz.

El amor, no es migaja de los pobres;
es fortuna inmensa que debes disfrutar…
Es el dulce privilegio de los hombres,
que nunca olvidan lo bello que es amar.



&&&&&&&&&




Harry ya ni siquiera recordaba cómo había empezado a tener esos sentimientos hacia Snape. Sabía, eso sí, que había sido algo paulatino y que había comenzado durante su sexto año en Hogwarts, cuando se había sorprendido a sí mismo observando cada uno de sus movimientos, descubriendo que había bastantes cosas que le gustaban de su Profesor de Pociones. Su voz, era tal vez lo que más le ponía, tan especial… tan profunda y sugerente, ¿y qué decir de sus ojos? tan negros e insondables, ¿y de sus manos?. Tenía unas manos preciosas, de largos y finos dedos con las que decía muchas cosas, que no dejaba ver a través de su rostro. Además… estaba su forma de moverse tan elegante, incluso teatral y su imperturbabilidad…aunque esta última era solo una máscara. Harry lo sabía, pero era una careta tan bien elaborada que eran muy pocos los que podían leer a través de ella. Pero él sí que podía, a través de su mirada y de algunos tics que el Profesor no podía evitar.

Harry adivinaba cómo se sentía Snape en realidad, leía muy bien a su maestro y sabía cuando estaba contento o enfadado, las señales eran imperceptibles pero existían. Harry amaba cada gesto de él, por ejemplo, cuando alzaba una ceja por la sorpresa, cuando se cogía la nariz por la preocupación...cuando tosía para simular la risa. ¡Merlin! ¿Qué decir de su sonrisa? tan rara como hermosa. Harry sólo había podido verla una vez mientras Severus tenía una conversación con Dumbledore, fue la única vez que le había visto lo suficientemente relajado como para sonreír; claro que, para entonces, la pesadilla de la guerra había terminado

Snape ya no dormiría más en el cuarto de al lado de Harry en Grimmauld Place, ya no oiría su acompasada respiración o sus tenues ronquidos ninguna noche más.

Dentro de una semana celebrarían su decimoctavo cumpleaños, ese que muchos, él el primero, pensaron que jamás cumpliría. Después de la fiesta, cada uno volvería a sus trabajos de antes de la guerra, intentando recuperar la normalidad en sus vidas y Harry estaría de nuevo solo.

No podía imaginar lo que sería su vida a partir de ahora. Le habían admitido en la Academia de Aurores sin necesidad de aprobar los Éxtasis, tal vez porque consideraban que vencer a Voldemort superaba cualquier examen existente, y sin embargo…Habría dado todo lo que poseía porque las cosas hubiesen sido diferentes, no tener que luchar contra Voldemort, haber acabado el curso con normalidad, haber tenido una infancia y adolescencia corrientes y haberse enamorado de alguien de su edad.

Pero estaba claro que él no era como los demás, que todo en su vida tenía que ser raro, difícil o imposible, como ahora…Enamorado de Severus Snape. Bufó, definitivamente, se sentía como un bicho raro, raro, raro… pero lo cierto es que estaba enamorado hasta las cachas de aquel hombre. Snape se moriría de un ataque y no precisamente de risa, si llegara a sospechar siquiera lo Harry sentía por él.

Sonrió tristemente y entró en el primer pub que encontró, confiando en que no lo vieran demasiado joven y poder emborracharse hasta la inconsciencia. Ignoraba que le habían seguido.

— ¿Sabes una cosa Harry? Beber no te va a ayudar a solucionar tus problemas —.El joven tuvo tal sobresalto al oír susurrar a Severus Snape de esa forma, tan cerca de su oído, que la mitad de su bebida se derramó. No sabía qué le impactaba más, si verle allí o que le hubiera tuteado. El hombre de ojos negros tiró de él sin darle tiempo a reaccionar y lo sacó de aquel antro.

—Tengo algo que decirte, Harry, aunque pensándolo bien, prefiero las demostraciones prácticas…—sin más, empujó al chico a un callejón cercano, allí nadie los vería y por fin, podría hacer lo que llevaba esperando tanto tiempo. Besarlo. Harry reaccionó a la caricia entreabriendo su boca para darle acceso y Severus la saqueó a placer, sintiendo cómo su amante se volvía gelatina entre sus brazos. Sus manos moldearon su espalda y su culo y se perdieron debajo de la ropa acariciando la suave y sensible piel de Harry; su Harry que gemía entregado, presionando su dureza contra la suya. Aquello era un beso y los demás tonterías. Perdió su mano dentro de sus calzoncillos rozando con dedos expertos la erección de Harry que perdió todo control sobre sí mismo, jadeando bajo la genial caricia del hombre que le volvía loco desde hacía mucho tiempo y que ahora estaba convirtiendo uno de sus mayores deseos en realidad: correrse en su mano.

Tenía otros deseos aún más calientes, pero ahora sabía que con él haría realidad cada una de sus fantasías. Severus observaba el rostro de Harry, rojo y sudoroso por la excitación, sus hermosos ojos verdes, nublados por el placer que él le proporcionaba, y supo que no existía mejor visión en el mundo que aquella de Harry jadeante y oliendo a sexo entre sus brazos y lo vio claro. Harry y él estaban condenados a amarse. Bendita y dulce condena.

Fue un beso interminable y apasionado lleno de deseo, pero también de sentimientos, en el que ambos habían entregado de la mejor manera que conocían aquello que guardaban en lo más hondo de sus corazones.



&&&&&&&&&



¡Harry estaba que se subía por las paredes! Después del sensacional encuentro que había tenido con Severus cuando fue a buscarle al pub, no había vuelto a verlo. No quería pensar mal, pero no saber nada de él le ponía de los nervios y le hacía pensar todo tipo de cosas y ninguna buena, como que le había utilizado para después reírse de él, pero… en el fondo de su corazón intuía que no era así, que los besos y caricias de Severus habían sido sinceros. ¡Lo conocía! Entonces ¿Qué mierda le pasaba ahora? ¿Por qué diablos no aparecía?

La celebración de su cumpleaños se le hizo eterna a Harry. Se esforzó por ser amable con todos, agradeciendo cada uno de los regalos de sus amigos, fingiendo que lo estaba pasando en grande, pero eso era algo imposible cuando la persona que más le importaba no se había dignado ni a aparecer en la fiesta. Notó que Hermione no le quitaba ojo y la evitó toda la tarde, no tenía ganas de hablar. Al final, la chica, cansada de que la evitase, decidió esperar a mejor ocasión para hablar con su amigo. Creía saber por qué estaba así, había visto la marca en su cuello al día siguiente de su escapada. Intuía que Snape era la causa de la tristeza de Harry y se prometió a sí misma que, si se había atrevido a herir a Harry de esa manera, se lo haría pagar.

Harry tenía muchas ganas de llorar, Severus sabía lo importante que era ese día para él y ni siquiera había hecho acto de presencia.

Cuando el último de los invitados se hubo ido, la sensación de tristeza y soledad lo agobió tanto que ahora sí, rompió a llorar. Rara vez lloraba, pero ahora no podía evitarlo. Severus le había hecho rozar el cielo con los dedos para después arrojarlo al infierno de su indiferencia.

Apenas un instante después, se secaba las lágrimas con rabia con la manga de su camisa, ¡no lloraría más por su culpa!, ¡no lo merecía! Y…¡ tampoco le dedicaría un pensamiento más! Subió las escaleras que llevaban a su dormitorio de tres en tres, esperando poder dormir algo esa noche, aunque lo dudaba; pero estaba decidido, al día siguiente empezaría a buscar un apartamento donde vivir. Solo.

Se quedó pasmado nada más abrir la puerta. En medio de su dormitorio, se hallaba la tarta más grande y de apariencia más deliciosa que Harry había visto. Dieciocho velas mágicas de colores y un ¡Feliz Cumpleaños Harry! escrito con deliciosas frambuesas en el centro que la adornaban. ¡Era enorme! Y toda ella de chocolate decorada con chantilly. Se acercó con cuidado admirando aquella obra de arte, no pudo resistir hundir uno de sus dedos en ella y probarla ¡Merlín, era deliciosa!

Todo ocurrió tan deprisa que Harry apenas tuvo tiempo de asimilarlo. De pronto, Severus, su Severus , estaba frente a él, desnudo de cintura para arriba, luciendo increíblemente sexy y susurraba en su oído ¡Feliz Cumpleaños!. Era surrealista, pero maravilloso y Harry al fin entendió porque Severus no había aparecido en toda la semana, pero a pesar de estar encantado seguía también enfadado. Severus se dio cuenta y se apresuró a explicarse.

—Harry, el día que te seguí hasta el pub lo hice después de oír tu conversación con tus amigos.

Severus no dio más explicaciones. Harry tampoco las necesitaba. Se arrojó a sus brazos. Ahora sabía que él le amaba lo suficiente como para tomarse todas aquellas molestias tras oír su fantasía. Severus era realmente especial, incapaz de hacer una demostración de afecto en público pero en privado… era distinto. Al menos con él. Harry sabía que lo hacía por verle feliz.

Era mucho más de lo que había soñado. No necesitaba que Severus le dijese palabras bonitas, él no hacia eso, pero cuando le besaba…le demostraba todo lo que necesitaba saber.

—Voy a hacer que me perdones, —musitó Severus con su voz más sensual mientras le aupaba sin dejar de besarlo. Harry lo abrazó con brazos y piernas, respondiendo al beso con toda su juvenil pasión. Cuando el beso terminó, dijo con la voz enronquecida por el deseo—.Tendrás que esforzarte Severus, me has hecho pasar la peor semana de mi vida, me ha faltado poco para maldecirte.

— ¿Tendré que esforzarme mucho?—preguntó mientras le hacía estremecer al mordisquear el lóbulo de su sensible oreja.

—Sssssssssssi

—Entonces no perdamos más tiempo.

Harry no conocía el hechizo empleado por Severus pero, de pronto, ambos estaban desnudos y en la cama, besándose y acariciándose como posesos. Había soñado tanto con ese momento que quería que fuera perfecto, especial...

Su preocupación era innecesaria. Severus se estaba encargando a conciencia de que su decimoctavo cumpleaños fuese inolvidable.

El amor con mayúsculas, no era migaja de los pobres, era un gran privilegio para algunos elegidos.




*Es una copia de la descripción que se hace del vestíbulo de la casa en la Enciclopedia de Harry Potter.








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MensajeTema: Re: El amor no es migaja de los pobres   El amor no es migaja de los pobres I_icon_minitimeVie Feb 13, 2015 2:46 pm

Que cute te salió este fic y menos mal que Severus nunca dejó de lado sus artes de espía, que le sirvieron mucho al final.
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Yuki Fer
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Yuki Fer


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MensajeTema: Re: El amor no es migaja de los pobres   El amor no es migaja de los pobres I_icon_minitimeDom Feb 15, 2015 8:51 pm

no pues que regalo de cumpleaños....*w* igual yo quiero un regalo asi...>.< sera que harry me quiera prestar un raatiiiitiiito a severus...XD hahahaha ok nop...aun quiero seguir con vida.. :p haahahah
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MensajeTema: Re: El amor no es migaja de los pobres   El amor no es migaja de los pobres I_icon_minitime

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