Majo-san Vencedor de Voldemort
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| Tema: Tango a las cuatro (Drabble) Sáb Mayo 24, 2014 1:07 am | |
| Lo vio sentado en esa mesa al final de la pista de baile, atiborrada de personas que en el baile buscaba liberarse.
Lo vio cuando llevó esa copa a sus labios. Muy tranquilo y son los ojos puestos en una de las parejas que bailaban.
Lo vio mientras una chica se le acercaba y extendía su mano para que bailara con ella. Y entonces le vio bailar.
El cuerpo de ese hombre estaba haciéndolo vibrar como nunca nadie lo había hecho jamás. Sintió como su garganta se secaba y como cada parte de su cuerpo comenzaba a calentarse. Sus manos comenzaron a sudar y tuvo que dejar su copa sobre la mesa, con temor de que al no poder sostenerla, esta callera al suelo, revelando que no estaba poniendo atención en su trago y si mucho en aquel sujeto.
Harry no era capaz de escuchar si quiera la voz de sus amigos que trataban de ganar su atención, a pesar de la fuerte y rítmica música. É sólo tenía ojos para ese hombre de pantalón negro recto, y camisa del mismo color, la cual ahora estaba prolijamente arremangada.
Había escuchado, de boca de uno de los meseros, que era el profesor de baile de una escuela cercana a ese pub. Por primera vez en su vida sintió la necesidad de aprender a bailar.
Su necesidad fue en aumento al ver como, al aumentar las horas, y con ellas la cantidad de vasos vacios en su mesa, Severus, el hombre que le tenía obsesionad, compartía bailes con cada mujer que se acercaba a pedírselo. No importaba la edad. Él aceptaba cada baile sin mostrar ni una expresión en la cara, pero al bailar todo cambiaba. Su cuerpo y sus ojos dejaban escapar la pasión que tenía por dentro.
Cerca de las cuatro de la mañana, cuando la mayoría de las personas se habían retirado del local, él se acercó a Harry y le preguntó su nombre. Le preguntó, también, que si era la primera vez que iba.
Harry le respondió que sí. Que nunca antes había estado en un lugar como eso. Severus le preguntó el porqué, y como respuesta recibió un bufido y luego Harry le dijo que él no bailaba. Que no sabía bailar.
Fue cuando Severus le extendió su mano, y Harry, sin ser consiente de lo que hacía, extendió la propia para dirigirse a la pista de baile. La música, que antes era estridente y rítmica, cambió a una más lenta, más elegante y que no conocía. Le preguntó a Severus que era, y este le contestó que era un tango. Le contó que antiguamente, en un principio, el tango se bailaba sólo entre hombres.
Harry sintió como Severus le guiaba, se dejó llevar, se sentía en una nube, y el tiempo pasó sin que lo notara. Era como magia.
Desde ese día Harry frecuentó el local, esperando volver a bailar tango con Severus, y sabía, luego de meses de extraña relación, que el hombre también lo esperaba. Que cada fin de semana, a las cuatro de la madrugada, ellos bailaban tango.
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