La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación")

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Mahozahamy Arisugawa
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Mahozahamy Arisugawa


Tú eliges cómo continuar 2 [Reto de Fanfics]Renovación [Tú eliges cómo continuar] Juego 1 Maraton Junio 2014 Tú eliges cómo continuar 4 Posteador del mes (Mayo 2015)
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MensajeTema: Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación")   Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación") I_icon_minitimeMiér Mayo 21, 2014 4:06 pm

Respuesta al "Reto Renovación"

Genero: Espiritual, Romance, Sobrenatural.
Cantidad de palabras: 4326
Advertencia: Muerte de personajes.


**********************




Miró su envejecido rostro en el impresionante espejo que estaba siempre en su despacho. El pesado marco dorado...  Inalterable. Inmutable. Idéntico a la primera vez que se miró en él. Desde esa distancia su reflejo solo le devolvió una mirada vidriosa, cansada y dolorida.

Nada más que un apergaminado anciano de ojos verdes. Así era como se sentía. Se puso en pie y se dirigió hacia aquel espejo. Deslizó sus dedos por las incripciones del marco dorado.  


Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse...


El espejo que era el símbolo de su incansable búsqueda... No sabía exactamente cuántas generaciones de magos había visto nacer y morir. El espejo de Oesed... El viejo Dumbledore en su época había usado este espejo como un escondite para la Piedra Filosofal.

Sonrió sin poder evitarlo... Así había comenzado su primer gran aventura. La emocionante aventura de descubrir un mundo mágico, secreto. Un mundo donde era reconocido, y aunque lo era por una razón espeluznante, no dejaba de ser maravillosamente reconfortante sentirse parte después de haber crecido tan solo.

Había pasado once años creyendo que era un inútil, un bueno para nada, que siempre sería promedio, mediocre, un don nadie. Un sueño demasiado maravilloso para alguien que había pasado años enteros de su vida con miedo, sobreviviendo a penas.  Esa aventura como ninguna otra. Descubrir a donde pertenecía.

Pero sobre todo y ante todo descubrir quién era. Más allá de ser un niño mago famoso por un motivo horrible, había descubierto con el correr de los años quién era en realidad, descubriendo su propio valor, superando las pruebas que el destino siempre se encargó de poner en su camino.

A cada año que pasaba entendía mejor a su anciano mentor. Dumbledore. Cuya tumba aún descansaba en los terrenos de su amada escuela.
Suspiró posando una mano en el marco. No miraba su reflejo. Abstraido en sus recuerdos como se encontraba ahora mismo, estaba realmente mirando en su interior. Sin embargo lo que se escondía en las profundidades de su alma, era lo mismo que se reflejaba en superficie del espejo.

Recordó que también para el anciano Dumbledore aquel espejo había sido una fuente de silenciosa desesperación. Y dolor. Siempre se había preguntado cuando era joven qué veía realmente Dumbledore en ese espejo. Ahora creía saberlo.

Recordó el odioso libro de Rita Skeeter, y la ocasión en que lo leyó por primera vez, siempre había creído que ella no tenía derecho de exponer la vida de Dumbledore de aquella manera. Pero lo había leído por una malsana curiosidad. Y enterarse de todo eso de una vez había sido un trago muy amargo para su mente aún inmadura. Que había fallado en darse cuenta que Dumbledore era humano y había obrado como tal. Ahora el mismo un anciano le admiraba todavía más por ello y creía saber que era cierto, que Dumbledore también veía en el espejo a su familia completa, feliz...

Pero seguro que junto a esa familia debía haber alguien más. Alguien que él jamás había conocido, pero que sin ninguna duda en otras circunstancias le habría gustado conocer. Sin duda en la imagen que reflejaba el espejo, para Dumbledore, ese alguien sonreiría y seguro que en la imagen sostendría además la mano del anciano director.

Lo imaginaba de ese modo, por que como se daba cuenta ahora él y Dumbledore eran muy similares. El director, que había sido su mentor. Un mago venerable ciertamente, poderoso, y tan humano como él mismo, además lo reconocía siempre, aún cuando los demás creían que sencillamente se trataba de modestia.

¿Siempre había sido así para Dumbledore? ¿Siempre había visto a su familia en el espejo? Estaba seguro que no. Tal vez Dumbledore se vería a sí mismo como el Ministro de Magia de Inglaterra durante su etapa escolar.

Y sin embargo para los dos había cambiado drásticamente su deseo más profundo a raíz de un hecho terrible, crucial. Para Dumbledore con la muerte de Ariadna. Para él la última batalla en Hogwarts. Estaba seguro ahora, que su más profundo y desesperado deseo del corazón había cambiado para él desde aquella fatídica fecha.

En que su destino se cumplió. El aniversario de la caída de Tom Riddle. Se había empeñado en que en los libros posteriores, siempre se usara el nombre muggle que tanto odiara él mismo Tom.

No para humillarlo como se habría podido pensar. En absoluto. Llamarlo El que no debe ser nombrado. O quién tu sabes. El señor oscuro, el Señor Tenebroso y Lord Voldemort... hacían que pareciera mucho más terrible de lo que en realidad fue.

Por consecuencia a él, Harry lo hacían lucir como un héroe. Cuando en realidad, el único héroe verdadero en esta guerra, casi nunca era mencionado como se merecía.

Tom había sido un mago de sangre mestiza. Con un pasado humillante. Y un odio muy racional a los no magos.

A quienes consideraba ingenuamente inferiores a sí. Por que habían sido no magos principalmente los que hicieron su vida miserable cuando era solo un niño. Incapaz de defenderse por sí mismo, en el momento en que le había sido revelada su herencia mágica... decidió eliminar a aquellos que no merecían dañarlo y lo hicieron.

Harry entendía a Tom, por que su vida también había sido similar al lado de los no magos. Para él era una manera de que pagaran por lo que habían hecho, todos debian pagar por ser no magos. El odio de una mente infantil, sus circunstancias personales... Todo ello había sido lo que había construido a Lord Voldemort. Y arrinconado a Tom Riddle, el mestizo con miedo a morir, a ser el mero espectador de su vida.

Deslizó su mano por el marco dorado. Hacía muchos años que tenía este espejo en el despacho. No era más una especie de fotografía familiar como parecían pensar muchos que conocieron su deseo en aquellos tiempos de la niñez. De los cuales casi todos sonreían a sus espaldas con condescendencia pensando que era otra de sus excentricidades de anciano.

Ya no.

Era únicamente para recordarse, como ahora, de una manera constante y personal, de una manera dolorosa, la razón de su búsqueda. Pues a nadie más el espejo revelaría el deseo más profundo de su corazón. Aún si se pusieran de pie a su lado. Ahí tan solo aparecería el reflejo del mago más respetado de toda Gran Bretaña. Aquel mago anciano y venerable que había derrotado hacía tantos años al mago oscuro, más poderoso y peligroso de su época.

Harry, solo Harry.

Harry Potter.

Pero a él le revelaba siempre la herida abierta incurable de su corazón. Ahí estaba la imagen que no había cambiado en más de medio siglo. No, ni un ápice. Posó con cuidado la mano sobre la superficie del espejo. Intentando traspasarla, atravesar el tiempo, el espacio, sus errores, sus miedos. Más sabía que no importaba el poder de un mago, su sabiduría, ni siquiera la magia, todo era imposible, contra esa fatalidad, todo era en vano. Hoy, llevaba exactamente setenta y cinco años de incansable búsqueda.

Una búsqueda que en realidad había iniciado en el verano despues su quinto año escolar cuando perdió de un modo estúpido, de la manera más absurda a la única figura paterna que le quedaba. Había leído cientos de libros después de eso. Todo acerca de aquel extraño arco, del velo. Muchas historias, muchas leyendas y en realidad nada pasaba más allá de enunciar sus peligros, o hacer un recuento de las muertes que había cobrado, motivo por el que el ministerio lo había confiscado en primer lugar.

Busqueda que había continuado en el fondo de su mente a través de toda la segunda guerra. Robándole pequeños momentos. Entonces todo colpasó en un espantoso preámbulo a la batalla final. En medio de todo ello una única muerte que marcó su vida para siempre.

A pesar de los años jamás se lo había dicho a nadie, sus verdaderos sentimientos sobre esa muerte en particular. Después el coraje que había encontrado dentro de sí mismo, la esperanza de encontrar paz en la muerte, y el valor para terminarlo todo.

El fin de la guerra llegó, y le parecía un sueño. No uno agradable en realidad, toda la felicidad, el alivio a su alrededor le parecían algo enfermo.

Lentamente, a duras penas, tras una máscara que inesperadamente se tuvo que construir, con los pedazos que quedaban de su personalidad,
Harry siguió viviendo y viviendo, entre la conmoción interna que amenazaba con destruirlo y la aplastante normalidad de una vida resuelta, de una horrenda vida llena de una felicidad que no quería. Una felicidad que no podía alcanzarle.

Así, sin darse cuenta deseando solo encontrar un modo para anestesiar aquella sensación que insistía en aferrarse a sus huesos, por más que en el mundo brillara el sol, se hundió en su trabajo encerrándose en el ministerio de magia, más temprano que otros aurores, hasta mucho más tarde que nadie, algunas veces no volvía a casa, inmerso desde luego en la investigación de lo que el ministerio sabía de la muerte, en todos y cada uno de sus detalles macabros.

No era ninguna novedad que sus relaciones personales se desmoronaran a su alrededor. En medio de una siempre horrible y tensa relación con Ginny que ya no podía sostenerse por ningún lado, ella se aferraba por todos sus medios con todas sus fuerzas, fingía, presionaba, demandaba, incluso había involucrado a la familia y lloraba frente a Harry por mantenerlo a su lado. A Harry su rostro le rompía el corazón. Ella, tan buena, valiente, perfecta, no tenía la culpa de nada en realidad.

Pero aunque él era el único culpable, y aunque se negaba a hablar, incluso cuando era confrontado de modo directo, pues creía que esos sentimientos, esos pensamientos le pertenecían solo a él, al igual que esa última memoria. Esos recuerdos que eran imborrables.

No podía evitarlo, ya no podía detenerlo. Incesantemente los reproches de una Ginny que sabía que estaba perdiéndolo, con todos sus intentos por hacerlo regresar, se repetían en su cabeza, pero en realidad habían dejado de significar algo más que un pinchazo horrible de culpa.

Pues su interior seguía teñido de negro, hundido en la profunda oscuridad, una sola imagen se repetía sin fin. Su mórbida obsesión era profunda, su necesidad de anestesiar con cualquier cosa el profundo dolor que sentía, la necesidad de no pensar en esa muerte, era aún más incesante que el llanto de Ginny, junto a sus reproches.

Silenciados por una única mirada, por una voz que lo era todo. Que siempre hasta el final de esta vida, mientras pudiera ser dueño de su propia consciencia lo sería todo.

Hermione y Ron se convirtieron en una familia, algún tiempo después. Para entonces Harry y Ginny fueron invitados a la ceremonia de manera separada, pues pese al escándalo, e incluso la vergonzosa petición de la pelirroja para que se casaran, o al menos vivieran juntos solo por las apariencias. Harry se separó de ella una noche, de modo definitivo.

Incluso hablando con la familia Weasley distanció sus lazos con ellos. No habría aceptado algo así ni siquiera si  se tratase de alguien más, pues no podía ser ella, no podía ser nadie.

Por que todos sus pensamientos, cada latido de su corazón eran únicamente para recordarse ese momento. No quería nada más. No podía soportar nada más. Su vida entera era dedicada a encontrar desesperadamente un alivio.

Sorpresivamente para Harry el ministro de magia en funciones Kingsley, al parecer al tanto de su obsesivo pasatiempo le ofreció un alto puesto en el departamento de misterios, Harry aceptó la trasferencia. Y despertó los más increíbles rumores en el Ministerio.

Los aurores a los que comandaba se sintieron irremediablemente traicionados. Aquello enfrió aún más la amistad que siempre había compartido con Ron y lo alejaba considerablemente de Hermione que aunque seguía trabajando para el comité de regulación, se había convertido en una ama de casa con un par de hijos de los que cuidar.

De algún modo, sin que se diera cuenta, como últimamente todo en su vida, sus investigaciones lo acercaron a su antiguo hogar. Hogwarts. Donde la Directora Minerva Mcgonagall le recibió como a un hijo pródigo. Le ofreció el puesto de Defensa o cualquier otro realmente en incontables ocasiones.

Harry insistía, haciendo persistir su máscara, que lo pensaría. Estar en Hogwarts dolía. Por que aunque siempre había sido su único hogar, también  era el centro y origen de todo aquel dolor.

Su trabajo no obstante era asegurarse de que objetos tan peligrosos como el velo no estuvieran escondidos por ahí en un castillo lleno de estudiantes. Y la cámara de los secretos estaba repleta de ellos. Se necesitaba por supuesto un hablante de pársel para abrirla, pero ¿No había demostrado Ron que cualquiera podía hacerlo?

El ya no poseía tal habilidad, pero si recordaba el extraño silbido que había oído de labios de Ron hacía tantos años. La cámara se abrió ante su imitación al primer intento. Por que quizá si el alma pierde las habilidades, el cuerpo las recuerda.

Los años se sucedieron unos con otros, sin que Harry pudiera ver el final, sin quererlo ni proponérselo, llegó a ser el Inefable en Jefe, el puesto más alto de su área del ministerio. Y al notar que el tiempo de Kingsley como ministro estaba terminando la gente empezó a pedir pese a su errático comportamiento de un modo apabullante que Harry fuera elegido y nombrado.

Ginny aceptó la propuesta de matrimonio de la familia Malfoy cinco años depués de que Harry terminara con ella. Draco le envió una invitación. En el mismo sobre, había venido una larga carta, de Ginny, Harry la devolvió sin abrir y rehusó a la invitación de Draco excusándose por motivos laborales. Pero envió de todos modos un presente.

Esquivó el puesto de ministro por algunos años, centrándose más que nunca en la inútil pila de polvo que era su investigación.

Trabajando sin descanso para pulir y publicar todo su trabajo en varios tomos que se agotaron tan pronto como fueron puestos en circulación.
¿Cuántos de ellos habían comprado la investigación solo por su nombre? Aún así, al ver aquellos tomos publicados, Harry sintió que algo había podido sacarse de su extraña locura. Esperaba que al menos alguien se sirviera de ellos.

Sin embargo terminó en el despacho de Kingley menos de una década después. Su otra alternativa era dirigir Hogwarts. Y aún cuando tantos años habían pasado no se veía con el valor para enfrentar lo que sabía que encontraría en aquella oficina.

Si algo remotamente parecido a lo que esperaba ocurría, su mente al fin cedería a la locura que amenazaba siempre desde cada oscuro rincón de su corazón. Recordándole que aquella muerte había sido expresamente necesaria para comprar el tiempo de vida que necesitaba para salvarlos a todos.

Y aún más importa el valor para morir. Aquella muerte, la muerte del mago más valiente del mundo le había infundido valor a él que temblaba ante la idea de la confrontación final, para morir en manos de su enemigo.

¿Que pasaría cuando mirara el retrato de Dumbledore? ¿Se quebraría? ¿Por fín todo el horror que había estado tan desesperadamente tratando de ocultar sería expuesto?

Harry terminó su obligado tiempo como ministro de magia de Inglaterra, con una sensación de que todo el mundo lo quería en el frente por las razones equivocadas. Por la sola necesidad de aclamar al héroe que derrotó al mal. Sin notar siquiera si era competente para el puesto.

Tan solo querían ver a Harry en la cima. Pero también bajo los reflectores. Atentos a culquier escándalo.

Así, viejo y cansado, Harry terminaba sus días en el mundo mágico del mismo modo en que los empezó. En el castillo, esta vez como Director. Incluso tenía su propia versión de Fawkes.

Un fénix de plumaje blanco y plateado le había sido confiado desde que era un polluelo por el ministro de magia de rusia cuando era ministro de magia. Harry le había preguntado que especie era. El ministro un poco abochornado no había podido explicárselo realmente. Ahora, un par de décadas más tarde, el ave tenía el tamaño de un pavoreal. Incluso las plumas de su cola eran similares a las de uno en tamaño pero no en color.

A pesar de todo Harry sentía aún la obsesión de su vida pulsando en todo momento en sus venas. Arañándolo desde el interior, pulsando por salir, inundando sus sueños cuando cerraba los ojos, obligándolo a sentirse más y más apático del mundo exterior, Harry luchaba por mantener su obsesión bajo un estricto control.

Mirando siempre en el espejo de Oesed algo que jamás podría conseguir. Repitiendo lo que quizá Dumbledore había hecho tantos años atrás.
Pues ahí en el espejo, la figura de un hombre valiente, la imagen de unos ojos negros, el brillo de una media sonrisa tan malvada y sarcástica como siempre la recordó, era como una maldición, un recuerdo imborrable, un reflejo claro del más profundo y más desesperado deseo de su corazón.  

Eso era lo que anhelaba, lo que quería. La vida de ese hombre en particular.

Ese conocimiento, cortaba profundo, hacía sangrar algo que parecía estar muerto. Le recordaba a Harry su debilidad para intentar salvarlo. Su ingenuidad. Su estupidez y su arrogancia disfrazada de valor, que no podría jamás competir con el auténtico valor de Severus, que había sacrificado su propia vida, por el estúpido bien mayor de Dumbledore. Por el estúpido bien de salvarlo a él.

Había sacrificado su vida, para darle a él la oportunidad que nunca tuvo,  tener una vida.

Toda la vida de Severus había sido dedicada por entero a protegerle. Sin decirle nada, sin querer que nadie lo supiera, menos aún que le dijeran. Por que sabía que el Harry de entonces no podría comprenderlo. No, para Severus las cosas nunca fueron como para él, para el mago de los ojos negros no se trataba de ser un héroe.

Se trataba ante todo del alma noble que siempre poseyó. Su increíble, maravilloso valor.

Dumbledore había dicho que quizá los alumnos eran seleccionados demasiado pronto. El mismo había estado a punto de ser enviado a Slytherin, quizá Severus no había tenido otra perspectiva de las casas, quizá se sentía orgulloso de ser seleccionado para Slytherin, donde moraban los astutos, quizá no tuvo otra alternativa...

Cuántos quizá, en el fondo nada más que especulaciones absurdas. De ello se había compuesto la mayor parte de una vida que rehusó vivir.

Era esta vida un precioso regalo. Por ello había elegido seguir viviendo. Del modo que fuera, también el protegería su vida, del mismo modo en que Severus la había protegido por él.

Se había jurado que viviría la vida por los dos. Y sin embargo odiaba decirlo, pero había descubierto que era incapaz de afrontarla. No sin poder volver a verlo, no sin poder agradecerle, sin poder decirle cuanto lamentaba no haber sido capaz de mirar su acciones por lo que eran, no por lo que aparentaban.

Miró una vez más al espejo y sonrió con mucha tristeza. Reconoció que estaba cansado, tanto física como espiritualmente.  A lo largo de su vida había tratado con todas sus fuerzas y su conocimiento de comprender el final de la vida, es decir la muerte.

Había estudiado durante años lo que muggles y magos tenían que decir sobre ella. Los macabros hechizo que se  hacían para comunicar con los muertos. Incluso había buscado en la fé de muggles y magos una respuesta objetiva.

Jamás la encontró.  

Ya jamás la encontraría.

**********************************


Harry se sorprendió tanto o más que la primera vez que había estado en este lugar. Lo reconocía. Los altos y abovedados techos. La blancura impoluta, la luz que se filtraba desde el exterior.

Era King Cross.

Y al mismo tiempo no lo era.

Sin embargo esta vez algo era diferente. La niebla era aún más espesa, pero Harry podía escuchar el ruido de los trenes.

Ya no podía escuchar a la lamentable criatura que había visto y escuchado la última vez que estuvo aquí. Paseó por la estación, encontrándose filas y filas de sillas vacías. Encontró incluso aquella debajo de la cual había estado la repugnante criatura.

Realmente había ocurrido. Se preguntó que habría ocurrido con su cuerpo, ¿Seguiría tendido en la cama? ¿Esta vez estaba muerto de verdad? ¿Esta era la respuesta, su alma había elegido ir al King Cross de su mente?

¿O había regresado por que había estado antes aquí y se sentía a salvo?

Tal vez lo que quedaba de su mente racional interpretaba la muerte, o su preámbulo de esta manera. Realmente había pasado un largo tiempo.  
Pero por alguna razón, su cuerpo, tan cansado últimamente, tan frágil, no estaba. En cambio se veía como cuando era joven. Era como si no hubiera pasado el tiempo desde la última vez que estuvo aquí. Tal vez después de todo nunca se había marchado.

"Supongo que entonces tomarás un tren..."

¿Era lo que debía hacer? ¿Finalmente marcharse hacia lo que fuera que estuviera más allá? ¿Que encontraría?

No había señal alguna de nadie.

Solo Harry... y los trenes.

El mago de los ojos verdes se levantó de la silla y como por obra de un hechizo la niebla se disipó. No sabía que estaba tan cerca del andén.

Ahí, justo frente a él estaba el expreso de Hogwarts.

Bastante apropiado.

La locomotora expulsó el vapor y sillbó, parecía que estaba por marcharse.

Harry miró la estación. La luz que se filtaba por los cristales...

Despidiéndose en silencio de todo. Preparándose para subir.  

Entonces, una figura que Harry anhelaba ver más que nada en el universo, abrió la portezuela del vagón y bajó del tren.

---Llegando tarde igual que siempre—declaró Severus con una voz despectiva que escondía una sonrisa—¿Te das cuenta el tiempo que me has hecho esperar, Potter?

Las lágrimas que se derramaron por su rostro, a Harry le parecieron muy reales. Sentía su tibio calor, su humedad.  ¿Era capaz de esto su mente?

Sin importarle si era su mente o su deseo, incluso si era verdad, esperando que de algún modo lo fuera, el mago de los ojos verdes corrió a su encuentro, sintiendo miles de sensaciones distintas. Dolor. Alegría. Dicha. Duda. Temor incluso.

Pasó un largo tiempo, que no podía ser medido, abrazando fuertemente a Severus. Era como si tampoco para él hubiese transcurrido un ápice de tiempo. Su largo cabello, su usual túnica negra. Sus rasgos eran idénticos. Sus ojos negros...

Todo él parecía suspendido en el tiempo.

--- Esto... ¿Está pasando solo dentro de mi cabeza de nuevo, cierto?--le preguntó Harry a Severus sin atreverse a soltarlo.
---No--dijo Severus—Has muerto, y tu espíritu ha llegado a este lugar. Quizá la forma que adopta para ti sea distinta... pero eso es todo. ¿Que forma tiene para tí?
---King Cross.
--- ¿En verdad? También para mi. Quizá sea por que para los dos, fue un sitio donde los mundos interconectan—dijo mirando pensativo en derredor.
---Severus, hay algo que debí decirte antes que todo pasara, antes de que mi vida se terminara... con tu muerte... Me enamoré de ti, pero nunca me di cuenta, ni siquiera sé desde cuando, ni siquiera ahora entiendo por qué nunca me paré siquiera a pensar por que tenía tantos conflictos contigo, por qué lograbas hacer que me sintiera de ese modo. Por que eras tan importante. Lo siento, pero no pude ser capaz de vivir, no sin ti.
---Eso fue, por que siempre fuiste un mocoso engreído—le contestó Severus, burlón.
---Ahora sé que tenías razón en muchas cosas sobre mí—dijo avergonzado.
---Siempre tuve razón en todo, sobre ti mocoso...—dijo poniéndole una mano en la cabeza, instintivamente Harry levantó la mirada hacia los ojos negros—Harry, hay algo que debí decirte, en el último de mis momentos, pero no pude hacerlo, las circunstancias... apremiaban. En vez de ello te entregué mis recuerdos y esperé aquí.
--- ¿Puedo saberlo ahora?
---Si--dijo inclinándose para besarlo—Te amo—susurró en el momento en que sus labios se apartaron.


*******************************

---Creí que lo entenderías—decía el mago de los ojos negros mientras caminaban por la estación vacia. Los pasos de ambos, no hacían eco, la niebla iba despejándose allá donde iban—recibiste junto con mis recuerdos una porción de mi alma, de mi espíritu. Tuvo que ser de esa manera, pues no podía utilizar la varita para extraerlos como correspondía.  ¿Sabes que ningún muggle, ningún mago, ninguna magia puede sostener el alma de otro? El alma es demasiado poderosa para que un ser humano pueda sostenerla.
--- ¿Entonces por qué pude recibirla yo?
---Pasaste tanto tiempo como dices investigando sobre la muerte ¿Y jamás leíste lo que sabemos del alma?
---Así parece.
---Un alumno mediocre, y cabezota. Incluso ahora, voy a tener que enseñarte algo. Se dice que solo aquel ser a quien le has entregado el corazón tiene la fuerza, la magia capaz de sostener tu alma con las manos desnudas.

***************************

---Ha llegado la hora de hacer nuestro último viaje—dijo Severus apretando más la mano de Harry.
--- ¿A donde iremos?--Dijo mirando los dos trenes que tenían delante. Cada uno iba en direcciones opuestas. Uno era el expreso de Hogwarts. El otro, una locomotora negra.
---Eso nadie lo sabe.
--- ¿Cuál de los dos debemos elegir?
---Decide tú, yo te seguiré. Siempre.
Harry miró a Severus y entrelazó sus dedos con los de él.
---Siempre estaré contigo. Siempre.
Y la portezuela del expreso de Hogwarts se abrió para ellos por si sola.


***********************************

El nombre era distinto. La apariencia también. Las circunstancias de los dos magos no podían ser más distintas.
Sus almas sin embargo seguían siendo las mismas. Muy en el fondo, a pesar del miedo, reconocían su vida anterior.  
Fue en ese momento, el momento en que sus ojos se cruzaron en el pasillo del expreso de Hogwarts...
Reconocieron mutuamente su verdad. La existencia del otro... En tan solo un segundo, sonrieron...
Y su historia... volvió a comezar.

FIN


Última edición por Mahozahamy Arisugawa el Jue Mayo 22, 2014 10:20 am, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación")   Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación") I_icon_minitimeMiér Mayo 21, 2014 11:21 pm

sensei acabo de leer el fic y woah muy hermoso sensei a pesar de que el principio es muy triste pero tiene tantos sentimientos que han removido tantas cosas...y el final fue simplemente perfecto muy acorde a lo contado con anterioridad...bravo sensei....n_n espero que sigas escribiendo mas lindas historias...n_n
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MensajeTema: Re: Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación")   Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación") I_icon_minitimeJue Mayo 22, 2014 6:21 am

Amiga, te recuerdo el punto 3 de las reglas del reto

3-. Los fanfics deberán publicarse obligatoriamente en su carpeta de La Biblioteca de La Mazmorra; asimismo, podrán publicarlo en la página externa de su preferencia. En esa situación, deberán poner un mensaje en el Club de Duelo cuyo título será: Respuesta al reto Renovación por (nombre del autor/a). En el cuerpo del mensaje se pondrá el título, resumen, advertencias, y link a su historia en su carpeta de La Biblioteca y a cualquier otro sitio donde esté publicado.

Te recuerdo que solo el registro del fanfic en el Panel de Club de Duelo nos permiten saber sin lugar a dudas quienes participaron en el reto a la hora de dar la premiación. No querrás quedarte sin premios, ¿verdad?  sevpocion 
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MensajeTema: Re: Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación")   Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación") I_icon_minitimeJue Mayo 22, 2014 10:39 am


Oh... no, claro que no, lamento mucho no haber publicado como correspondía. Una enorme disculpa Alisevv.  Im_sorry  Creo que esta vez lo he hecho bien. Espero.

Aproveché para editar algunas palabras que sobraban (El espantoso: "Sin embargo" que se repitió por todas partes en un parrafo, por ejemplo  sweat ) añadir un par que faltaban y algunos espacios que faltaban, sin alterar la historia. Solo para hacer más facil la lectura.

Muchas gracias por la corrección y el aviso. No volverá a suceder.

YukiFer:  Embarassed ¿Sensei yo?  sm1  Muchas gracias. Estoy feliz de que te haya gustado la historia. Lamento que haya sido triste al principio. Pero es que no puedo quitarme de la cabeza ese horrible final que tuvo Severus en el Canon Sad ...



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MensajeTema: Re: Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación")   Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación") I_icon_minitimeMar Jun 03, 2014 1:46 pm

La historia es preciosa ^^
Ver a Harry como un viejo como Dumbledore sin poder quitarse de la cabeza a Severus, pensando en lo que podría haber sido y no fue, atormentándose por la vida que tuvo y lo que dejó escapar, simplemente porque no podía olvidar, ha sido tierno y triste. 
Muchos besitos ^^
Espero leer mas fics tuyos ^^
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MensajeTema: Re: Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación")   Último Canto del Fénix (Respuesta al reto: "Renovación") I_icon_minitime

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