Respuesta al reto Renovación por Hatsuan

Soy otro "hijo"

Siempre dicen que una de las cosas que más le pone a un hombre es su coche, lo cuida y mima tanto o más que a su pareja. Eso me habían dicho cuando salí de la fábrica de coches y me encontré con otros autos del concesionario. Mienten. Eso podría ser factible si los hombres que te compran no fueran magos. O al menos uno de ellos no amara más su escoba que su coche. Por suerte mi otro dueño sí me cuida.
Voy a presentarme, soy un Porsche Cayenne y pertenezco a la familia Snape. Mi familia me llama “Querido Porsche”, “Porschie”, y ”jodido maldito coche”. Sí, algunos me quieren mucho, otros lo demuestran como pueden.

¿Por qué está un coche explicándoos esto? Primero de todo, ¿un coche puede hablar?

Empezaré por el principio. Como todos los coches llegamos al concesionario de la ciudad que nos toca. Entramos con alegría esperando salir pronto de ahí y correr por muchas carreteras. Si no te compran pronto esta alegría se va decayendo y tú precio también.

Llevaba sólo quince días y ya me conocía a mis compañeros, y un día aparecieron dos hombres, uno más joven que otro, que querían comprar un coche. Y tardaron horas en decidirse por uno. Cierto que normalmente la gente se tiene que pensar si quieren hacer este paso, pero es que estos no habían decidido nada, y después de 4 horas paseando de arriba y abajo se fueron.

Me acuerdo de ellos porque volvieron a presentarse a la semana siguiente, y a la siguiente, y a la siguiente. Y al final se decidieron por un coche, por mí. Y podría acabar esta historia diciendo que quienes se me llevaron fueron Severus Snape y Harry Potter, pero entonces no pasaríamos un buen rato.

Severus Snape era un hombre de unos cincuenta años, siempre vistió, viste y vestirá de negro y aunque suele ser muy serio, puedo confesarte que es uno de los mejores conductores que he tenido la suerte de llevar. Sólo otros dos me han llevado: Harry, que de tan precavido que va es un aburrido, y Draco, que casi me estrella.

Harry Potter es el marido de Severus desde hace casi 10 años y básicamente el que se negaba a comprarme. No quería despedirse de su antiguo coche, ¡a pesar que llevaba más dinero gastado en reparaciones que otra cosa! Según pude escuchar, y que conste que no suelo ser cotilla, Severus quería que renovaran el coche. El problema es que Harry no veía la necesidad porque al ser magos, podían Aparecerse o volar en escoba.

Mi dueño favorito, porque sí, es gracias a Severus que estoy con ellos, dijo que él prefería tener un coche, que ya se había acostumbrado a conducir y amaba hacer kilómetros durante las vacaciones o conducir hasta el trabajo.

-Severus aun no entiendo porque tenemos que cambiar el coche- Dijo Harry mientras entraban al concesionario.

-Porque no quiero que la chatarra que tenemos nos deje tirados con los niños dentro. Ahora no te quejes tanto, podemos comprar uno e irnos de aquí tan pronto como hemos llegado- pero eso no ocurrió porque ambos estuvieron horas merodeando por el lugar porque Harry no se decidía por ninguno.

Las siguientes tres semanas volvieron a visitar el lugar. Severus creía que perdían el tiempo y empezaba a olvidar la idea de comprar un coche porque veía que Harry no tenía ganas.

Severus cuando me conduce hacia el trabajo o simplemente tiene ganas de estar solo un rato, me cuenta cosas. Bueno, teóricamente hablar a un coche es de locos pero creo que él sabe que puedo escucharlo. Me ha contado sus más oscuros secretos, lo que le recarcome o cuando está feliz. También me ha dicho que su marido no entiende que para él la vida de mago ya no es lo mismo.

Antes era un pocionista que trabajaba para Hogwarts pero ahora, aprovechando que también se sacó una carrera en el mundo muggle, investiga en un laboratorio de renombre. Cuanto más se introducía en la vida no mágica, más le gustaba y menos quería estar en su anterior.

Los magos siempre dicen que son muy abiertos de mente pero es mentira, lo poco que he estado en el mundo mágico (por suerte Severus me guarda en un lugar seguro y sólo voy allí cuando estamos de vacaciones), me han demostrado que no tienen ningún respeto, según me cuentan los invitados que llevo en el coche, mi dueño ha salvado muchas vidas que nadie quiere reconocer y aún siguen odiándolo. Así que es lógico que para él Londres muggle sea ahora su casa.

Harry es al contrario, dora el mundo muggle porque allí es donde encontró su primer hogar y donde empezó a ser feliz y por eso no acaba de entender la necesidad de Severus de hacer más vida en la capital.
La verdad es que Severus ha hecho algunos amigos que son de confianza. Son pocos pero importantes y estoy seguro que piensan en mi dueño como uno más.

Cuando creía que finalmente no se cambiarían el coche, volvieron a aparecer.

-Hemos venido a ver ese coche de ahí- dijo Harry señalándome.

-Harry, ese de ahí es un porsche cayenne, ya te lo dije.

-Bueno sí, ese. Lo compramos y nos vamos- dijo Harry con ganas de irse.

-Sabes, si quieres vete, ya me quedaré a probarlo. Si no querías venir, haberte quedado en casa, ya te lo dije.

-¡¡También quiero probarlo!!- y Severus miró al techo.

Severus se sentó en el asiento del conductor con cuidado, acarició el volante, el asiento… ¡Supe que tenía que irme con él, no estaría mejor que con otro! De copiloto se puso el vendedor y detrás Harry.

La siguiente media hora corrimos por carreteras semi desiertas, aprendí nuevos paisajes y sólo decir, que Severus sabe cómo conducir. Deseaba con todas mis ganas que se me llevaran, así que di lo mejor de mí.

Luego le tocó el turno a Harry, y aunque él era más indeciso al final también acabé gustándole.

-Nos llevamos el porsche cayenne definitivamente- dijo Harry y Severus sonrió. En mi interior yo estaba saltando, si pudiera.

El papeleo tardó pocos días y volvieron a buscarme.

-Sabes Severus, no sé qué pasa con este coche pero lo siento como…no sé, vivo, y sé que vas a pensar que estoy loco pero es la verdad!!

-No estás loco, yo siento lo mismo, por eso quería llevarme este, me parece perfecto y además cabemos todos y hasta podrá tener espacio ahí atrás el perro- dijo el hombre de ojos negros que me llevaba con cuidado. Estuvimos conduciendo durante una media hora, definitivamente Severus era un natural conduciendo. Los coches más viejos siempre intentan meter miedo a los nuevos, diciendo que hay conductores de todo tipo, y creo haber tenido la suerte de encontrar a uno perfecto.

-Siento haber estado tan borde- Harry acarició la mano derecha de su marido.

-Sé que estás estresado con los aurores, no te preocupes. Además te convencí de una muy buena manera ¿verdad?- Levantó las cejas.

-Oh sí, lástima que ya sepas mis puntos débiles y sabes cómo convencerme- Harry recordó la noche anterior llena de sexo en la cama, la ducha, la cocina…Suerte que los niños estaban con Draco!
Y ahora podría decir que llegamos a casa y me guardaron en un sitio cálido y se fueron. Pero no sería verdad. Sólo llegar a casa…¡¡Me estrenaron!! Y ya sabéis que quiero decir con que me estrenaron. ¡¡¡Se lo hicieron dentro y recién comprado!!! No es cosa de niños, lo que voy a contar y me daba vergüenza así que explicaré poco…

Severus salió rápidamente del asiento del conductor y fue a abrir la puerta de Harry para sentarse y poner a su marido encima de él. Empezaron con unos besos. Y los besos pasaron de la boca al cuello, al pecho, al ombligo y al asta que todo hombre tiene su cuerpo.

Durante más de una probaron todos los asientos del coche, todas las posturas, arrumacos y escuché un montón de palabras sucias. Suerte que son magos y limpiaron los asientos del sudor y otros fluidos. Al acabar me cerraron y se fueron para casa.

Los días siguientes había la novedad de verme, probarme…y me encontré con la anterior chatarra, quiero decir el anterior coche, que muy chulo él dijo que se quedaría porque Harry lo quería mucho. Una semana después de llegar yo llegó una grúa, se lo compró a Harry y se lo llevó al desguace. Una pena (Severus no soltó ni una lágrima)!

Steve y Tim son los hijos de Severus y Harry. Son unos buenos niños que saben cómo comportarse excepto cuando se aburren. Por suerte su padre siempre que hacen largos viajes les da bastantes juguetes. Aprendió la lección cuando le dieron una patada al asiento mientras él conducía.
Son unos niños muy deseados, los llevó Severus en su vientre puesto que Harry no podía y aunque sufrió mucho en los embarazos nunca los olvidará. Y el más joven lo mimó y llenó de dulces, tanto, que años después aun Severus es adicto a algunas de las golosinas que esconde en mí.

Steve con sus casi nueve años es el mayor, y el más tranquilo. Él se llevó toda la paciencia heredad de Severus porque Tim con cinco años nunca para quieto!

Cuando los cuatro suben en mí y nos vamos camino de vacaciones es un momento transitorio importante. No sólo se dejan momentos estresantes de trabajo sino que se inician un largo viaje a su destino con momentos alegres con los niños cantando, momentos horrorosos donde sólo piden cuándo llegarán y momentos silenciosos cuando todos duermen. El destino acaba siendo el punto culminante y será un lugar para pasarlo bien. A veces.

Desde que estoy con ellos hemos ido a varios sitios, desde Escocia, hasta subir a un ferry para ir a Francia y España. El peor sin lugar a dudas es visitar a los Wealsey. Severus me pone un hechizo para protegerme de las pequeñas manos de toda la familia y de la comida volando de un lado a otro.

Parece que soy el tercer hijo de esta pareja y cuanto me alegro, aunque os contaré un secretillo, pronto habrá “cuatro hijos” en esta familia, ellos aún no saben de la pequeña que viene!

El cambiar de coche es muy importante, a Severus le mejoró el humor y aunque Harry a veces me insulta sé que también me tiene cariño.

Y es que ya sabéis, donde esté un buen coche, que se quite la chatarra. Los cambios son buenos, las renovaciones son necesarias y gracias a eso yo soy la mar de feliz.