La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 La familia que siempre quise. Capítulo 20.

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Araleh Snape

Araleh Snape


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MensajeTema: La familia que siempre quise. Capítulo 20.   La familia que siempre quise. Capítulo 20. I_icon_minitimeSáb Jun 29, 2013 1:36 pm


CAPÍTULO 20



MI CITA CON SNAPE












Harry revolvía su baúl y su armario en busca de algo que lo hiciera verse atractivo a los ojos del profesor. Toda la semana estuvo esperado ansioso aquel día y ahora se lamentaba no haber ido a comprar ropa adecuada, todo se le hacía insignificante. Ron le miraba con curiosidad desde su cama, no recordaba haber visto a su amigo tan nervioso por escoger algo para ir a cenar, y al ver que Harry se dejaba caer abatido sobre su cama arrojando furioso aquella camisa azul que tampoco había llenado sus expectativas, entonces sonrió comprendiéndolo todo.



— Así que tienes una cita y no me habías dicho nada, se supone que soy tu mejor amigo. —le recriminó divertido—. ¿Con quién es?

— No sé de dónde sacas que tengo una cita. —respondió intentando mostrar indiferencia—. Pero es que nada de mi ropa me gusta ya, toda es tan aburrida.

— Hablas igual que Hermione y Ginny cuando están a punto de reunirse con quienes les gusta.

— ¿A Hermione y Ginny les gusta alguien? —preguntó intentando cambiar de tema.

— No finjas conmigo, Harry, ya dime con quien vas a salir.

— Probablemente con nadie, en cuanto me vea tan horrible me dará calabazas. —respondió deprimido—. Seguramente regresaré temprano.

— ¿Usarás la sala de los menesteres?

— No… ¿porqué?

— Por nada en especial.



Harry no notó que Ron bajaba la mirada y bufando resignado, volvió a tratar de encontrar algo que fuera del agrado de Snape. ¡Dios, si tan sólo de pensar que lo vería esa noche todo su estómago revoloteaba de alegría!



Ron se alegró que no amigo no siguiera preguntando, y en compensación él tampoco lo hizo, pero para ser sincero moría de ganas por saber quien era capaz de poner tan nervioso al gran Harry Potter. Casi enseguida se olvidó de su amigo, y se cambió de ropa, se puso un pantalón negro con una camisa azul turquesa que combinaba perfecto con sus ojos y encima se colocó la túnica negra. A él no le importaba tanto la ropa que llevaba pues tenía muchas esperanzas de que fuera lo primero que pudiera deshacerse. Ya tenía semanas de novio con Adam y su cuerpo le reclamaba no avanzar como quería, sobre todo cuando las melosas caricias del chico lograban despertarle el deseo de pasar toda la noche con él.




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Ni Harry ni Ron acudieron al comedor, cada uno tenía sus propios planes. Y ahora Harry se sentía más nervioso que nunca, estaba frente a la puerta de Snape, alisando su capa de seda oscura y tratando de arreglar sus rebeldes cabellos. Había elegido una camisa rojo oscuro y su túnica preferida, con botonería de plata y discretos bies en la empuñadura de sus mangas.



— Pase, Potter… está abierto. —se escuchó decir a la grave voz del profesor que en esa ocasión se oía mas seductora que nunca, por lo menos ante los oídos enamorados de Harry.



Harry obedeció, el despacho estaba hermosamente iluminado con velas parecidas a las del gran comedor, algunas flotando muy cerca del techo. Los frascos de pociones habían desaparecido aunque Harry presentía que solamente estaban hechizados para que no se vieran y arruinaran la vista. Tampoco estaba el escritorio, tan solo una mesa redonda cubierta con un mantel verde esmeralda y sillas tapizadas en blanco ocupaban el lugar. Nunca se había sentido tan honrado… Snape había arreglado aquello para los dos y una lágrima de felicidad se asomó a sus ojos.



— ¿Le gusta? —preguntó una voz a sus espaldas, parecía un poco temblorosa y eso sorprendió al muchacho-— No sabía si así estaba bien… tal vez le gustaría algo más moderno, pero…

— Así está perfecto, no puede haber nada mejor.

— Tengo un regalo para usted. —anunció Snape olvidando un poco su nerviosismo para ir hacia un mueble tras de él y regresar junto a Harry con un frondoso ramo de rosas blancas y rosadas que ofreció a un aturdido Harry—. Espero sean de su agrado.



Harry sujetó aquel esplendoroso ramo sin saber qué decir, nunca se le hubiera ocurrido que Snape le regalara flores. Al notar su desconcierto, Snape dejó de sonreír como había estado haciéndolo y empezó a sentirse realmente incómodo.



— ¿No le gusta, verdad? —dijo preocupado—. Discúlpeme, Potter, es que no sabía si era o no correcto y…

— ¡Es lo más dulce que nadie haya hecho por mí!... gracias.



Harry se abrazó de Snape sin poder disimular su alegría, aquello realmente era mucho más de lo que esperaba de su profesor y supo que aquella noche sería grandiosa y que jamás la olvidaría en su vida así viviera un millón de años. Severus le recibió con cariño y aliviado de que su regalo no haya resultado una ofensa como había temido, realmente sabía muy poco de citas.




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Justo a esa hora, Ron invitaba a Adam al cuarto de los requerimientos, y al entrar, el chico quedó impresionado por lo que encontró, un escenario de un riachuelo subterráneo, cuya corriente resonaba cristalina sobre las paredes de piedra. El suelo estaba tapizado de una alfombrilla de pasto verde que desprendía un refrescante olor a fresco. Algunas estalactitas de ónice resurgían en el cielo de la cueva.



— ¿Te gusta? —preguntó Ron expectante.

— Sí… extraño, pero bonito.

— No te agrada. —dijo desilusionado—. Debí imaginar un bosque, eso es más romántico, o tal vez una cómoda habitación con una cama enorme.

— ¿Cama?

— Adam, yo… —titubea angustiado de haber estropeado el momento.

— Será mejor que nos vayamos, Ron.

— Adam, no, por favor… dame una oportunidad, puedo dejar de ser tan bruto.



Adam miró a su alrededor, estaba muy nervioso, sintiendo que las rodillas le temblaban al comprender la intención de Ron. De pronto, su expresión cambió un poco y estalló en carcajadas.



— ¿De qué te ríes? —preguntó Ron con preocupación.

— Nada... es que acabo de entenderlo. —respondió con lógica—. Una cueva... ¿por lo de muercielaguito, verdad?

— Fue idiota, ¿verdad? —preguntó enrojeciendo.

— Un poco... pero divertido.

— ¿Te quedarás entonces?



Adam sonrió nervioso, miró de reojo la puerta, pero cuando Ron le abrazó con tanto cariño no pudo moverse de su lugar y cerró los ojos disfrutando del beso que su novio le daba con esa delicadeza sorprendente en el pelirrojo. Suavemente fue recostando al moreno sobre el aromático pasto, y aunque el sonido del agua era relajante, para Adam aquello no estaba funcionando. A pesar de que los besos de Ron le hacían estremecer, a su mente acudían imágenes dolorosas de cuando Draco lo tomara con tanta violencia… no pudo continuar.



— Espera… por favor. —le pidió separándose con suavidad.

— Adam… ¡te deseo tanto, por favor no me pidas eso!

— No puedo… perdóname, no puedo. —repitió consiguiendo separarse de Ron.

— Yo no soy como él. —dijo adivinando sus miedos—. Seré cuidadoso… lo prometo.

— No… no quiero. Tengo miedo.

— Está bien… entonces puedes tomar mi lugar, eso no te dolerá. —le ofreció acercándose a besarlo—. Lo único que quiero es que estemos juntos, poder demostrarte cuanto te amo, Adam.

— No… no quiero lastimarte. Duele demasiado.

— Yo te diré si me duele ¿sí? No temas por mí, aquella vez debió ser difícil para ti porque fue algo sin consentimiento, no había amor de por medio… y yo te amo, Adam, como nunca me imaginé que podía enamorarme de nadie.

— Yo también te amo, Ron… ¡Muchísimo!

— No quiero presionarte, Adam. —dijo luego de sonreírle cariñoso—. Pero si nos amamos esto tendrá que suceder algún día y me fastidia el alma saber que es culpa de ese maldito que tengas tanto miedo, que no puedas disfrutar de algo que tiene que ser hermoso para los dos.

— No sé como… aunque ya no soy tan inocente, no sé cómo.

— No hay un ser vivo en este mundo que sea más inocente que tú, amor.

— Ron…

— Malfoy no pudo tocar tu alma y es de ella de quien me he enamorado.

— Te quiero.

— Yo también, además, no creas que tengo toda la experiencia del mundo… fue hasta que te vi que me di cuenta que me atraen los chicos, no ha habido nadie más en mi vida, y en cuanto a chicas, pues jamás llegué a tanto.

— ¿De verdad? —preguntó ilusionado.

— Te lo juro… entre los dos podemos ir aprendiendo, pero juntos, Adam.



Adam asintió con timidez, y dejó que Ron volviera a acercarse. El pelirrojo ansiaba poder hacerle el amor, pero ya no estaba dispuesto a atemorizar más a Adam, así que, aunque él moría de miedo también, se esforzó por no demostrarlo y dejar que fuera Adam el dominante.



Lentamente ambos empezaron a desnudarse, mirándose a los ojos, sonriendo enamorados. Ron se recostó sobre la hierba ignorando su deseo de girar la posición, y en cuanto sintió los dedos del pelinegro hundirse en su roja cabellera para atraerlo y besarlo, se olvidó de todo y se sometió a él.




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Harry comía un poco de budín de chocolate, aún con el corazón latiéndole desesperado… hasta la correcta manera de Severus de comer su postre con cubiertos mientras él simplemente usaba sus manos le parecía excitante, quería inclinarse hacia él y besarlo… ¿qué pasaría si lo hiciera?... ¿qué reacción tendría el profesor?



— ¿Pasa algo, Potter? —preguntó Severus limpiándose las comisuras de los labios con su servilleta blanca—. Ha estado muy callado.

— Lo miraba, eso es todo. —respondió Harry con sinceridad—. Me gusta mirarlo.

— ¿Ah, sí? —preguntó con un ligero rubor en sus mejillas que aceleró todavía más el corazón del muchacho—. No creo que encuentre nada interesante.

— Yo creo que sí… ¿puedo acercarme un poco más?

— Pues, no veo porqué no.

— Gracias. —dijo acercando su silla hasta quedar a un palmo del profesor—. Aquí hay mejor vista todavía.



Harry acercó su mano hacia Severus, pero éste se la detuvo sujetándola de la muñeca y empezó a limpiarla con su servilleta, quitando de esa forma los restos del budín.



— ¡Profesor, no soy un niño! —exclamó retirando su mano—. Y conozco mejores maneras de quitar el postre de los dedos.

— El baño está por allá. —dijo señalando otra puerta.

— No me refería a eso… a mí me gusta así.


Harry, fingiendo toda la inocencia del mundo, llevó sus dedos a la boca y los lamió con suavidad sin dejar de observar cada expresión en el rostro del profesor.



— ¡Eso es asqueroso, Potter! —le reprendió casi con nauseas, y Harry no tuvo más remedio que echarse a reír, definitivamente la seducción no era para él—. Para eso existen las servilletas o el jabón.

— Ay, profesor Snape… mi fantasía hubiera sido que me los limpiara usted.

— Lo intenté pero no quiso. Dijo que ya no era un niño.

— Profesor… ¿de verdad no me entiende o se está burlando de mí?

— Creo que es usted quien se está burlando a mi costa.

— No, sería incapaz. —respondió sujetándole de la mano.



Severus palideció, esa caricia sí la entendía, Darina también lo tomaba de la mano cuando quería decirle que lo quería. La mano que ahora lo hacía era casi igual de pequeña, pero más firme aunque eso no le impedía temblar. Severus le miró sin atreverse a nada más, sorprendido de sentir esa transmisión tangible de amor, era tan inquietante como relajante… era confuso.



— Creo que será mejor que ya se vaya a dormir, Potter, es tarde. —comentó Severus retirando al fin su mano—. Y yo mañana tengo que ir temprano por Sally, no quiero abusar de la amabilidad de Tonks para cuidarla esta noche

— ¿Puedo ir con usted?

— No creo que sea conveniente.

— ¿Y porqué no?... ¿acaso le molesta que Tonks le vea conmigo?

— ¿A qué viene esa pregunta? —cuestionó intrigado del tono serio de Harry y de notarlo por primera vez en esa noche altanero al referirse a la chica, y entonces lo comprendió, algo que realmente le causó gracia—. Ahora lo entiendo… está celoso de Tonks.

— ¿Y cómo no estarlo?... la ve todos los días, siempre habla de ella, la aprecia.

— Es una tontería, Potter, Tonks es casi una niña, no podría fijarme en ella.

— Es mayor que yo. —aclaró sintiéndose realmente mal.

— Pero eso es diferente… no estoy teniendo una cita con Tonks, ¿verdad? Ella solamente la está haciendo de niñera con Sally.

— Es cierto. —respondió recuperando el brillo de sus ojos—. Perdóneme, no he querido ser imprudente, pero es que…

— Olvidémoslo, ¿de acuerdo? Ahora vamos, le acompañaré hasta su sala común.



Harry asintió y corrió a recoger su preciado arreglo floral. Severus volvió a temer que no hubiese sido buena idea hacerle ese regalo, si alguien llegara a verlos caminando juntos por los corredores, y con la sonrisa de Harry sosteniendo sus rosas… definitivamente tendría que obliviatar a quien se atravesara en su camino.




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Ron llevó suavemente la mano de Adam hacia su propia entrada, incitándolo a que lo preparara. El chico se dejó guiar por el pelirrojo y por sus propios instintos, y al cabo de unos segundos sus dedos se movían delicadamente dentro de Ron, consiguiendo que el Gryffindor gimiera de placer, nunca pensó que aquello sería tan gratificante… era lo más delicioso que había sentido en su vida.



Adam dejó de besar el cuello de Ron en el que se había entretenido por algunos minutos y bajando lentamente, se decidió a probarlo. Al principio aún con algo de timidez, pero finalmente la ansiedad que le daba su amor, le hizo envolver con su boca todo el miembro del pelirrojo, succionando con deleite sin dejar de mover sus dedos pacientemente hasta conseguir que estuviera bien dilatado.



Ron respiró hondo, y atrayendo a su novio hacia él para besarlo, le rodeó por la cintura con sus piernas, animándolo a que diera el siguiente paso, era increíble cuanto lo deseaba dentro de él. Adam dudó un par de segundos, pero la expresión ansiosa de su pareja le quitó sus miedos, suavemente fue adentrándose a esa suave cavidad, disfrutando de su estrechez contra su propio miembro. Ron sentía dolor pero no era nada comparado con el placer que le daba ir sintiendo que Adam le iba llenado por dentro, había tenido la precaución de realizar un sencillo hechizo lubricante así que Adam se resbaló dentro suyo sin demasiada dificultad, y fue hasta que la punta del chico tocó el máximo centro de placer de Ron, que éste se arqueó apretando con más fuerza a Adam hacia él.



Lentamente Adam empezó a moverse, pero ante la impaciencia de Ron, fue aumentando la intensidad de cada embestida, excitándose cada vez más al escuchar los gemidos roncos de su amante, la expresión orgásmica de Ron, sus pelvis chocando con fuerza… aquello era maravilloso. Tomó el pene de su novio con su mano derecha y le masturbó al mismo ritmo que sus movimientos. Ron casi lloraba de placer, no quería que aquel momento terminara, no quería que Adam saliera jamás de su cuerpo y de su alma, y se prometió amarlo cada día más, aunque sabía que no tenía que proponerse nada, ese amor crecía aún sin siquiera pensarlo.




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— Gracias por acompañarme, profesor. —dijo Harry al llegar frente al cuadro de la Dama Gorda—. Y gracias por la cena, todo estuvo delicioso.

— No agradezca nada, Potter, también disfruté la velada.

— ¿Lo jura?

— ¿Cree que sea necesario? Yo no.

— No, creo que no. —respondió sonriendo enamorado—. ¿Podemos vernos mañana?

— Si nos vemos muy seguido empezaremos a despertar sospechas, y Albus no quiere eso.

— Podemos ir de día de campo al bosque… ahí nadie podrá descubrirnos.

— No puedo dejar sola a Sally por tanto tiempo, y ya le dije que no quiero abusar de Tonks.

— Podemos llevarla con nosotros, me portaré bien, lo prometo.

— Esperemos mejor al próximo sábado… ¿está bien?

— Como usted quiera. —aceptó resignado—. Creo que la semana se me hará muy lenta.

— Bien… ya debo irme, hasta el próximo sábado, Potter.

— Espere, aún no se vaya.



Severus apenas iba a cuestionarle cuando Harry se puso de puntillas con toda la intención de besarle, pero el profesor logró virar el rostro y hacer que los labios de Harry chocaran con su mejilla.



— Aún no, Potter. —le pidió con suavidad.

— Bien… aún no. —dijo con un brillo de esperanza ante esas dos palabras—. Profesor, le quiero mucho y voy a saber esperar, le doy mi palabra.

— Fue una noche agradable. Nos vemos en clase.


Harry asintió, ya no intentó besarle, simplemente entró a la sala común estrechando su ramo de rosas contra su pecho.









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MensajeTema: Re: La familia que siempre quise. Capítulo 20.   La familia que siempre quise. Capítulo 20. I_icon_minitimeMiér Jul 31, 2013 9:47 pm

no seee....snape necesita definir que es lo que siente por harry y pronto...¬¬ ese te quiero a medias nooo me gusta...uU agrr senseii me encnataa la historia..>.<
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