generos: humor, romantico
advertencias: chan, mpreg, erotismo
clasificacion: nc-17
resumen: un castigo hara que Harry pase la mejor noche de su vida, dando inicio a un gran amor.
Dulce Revelacion
Eran las ocho de la noche y caminaba por los pasillos para llegar al despacho de su profesor de pociones, pues lo había castigado después de explotar otro caldero en clases.
Harry Potter, de ojos verde esmeraldas, cabello azabache y de diecisiete años, todavía no conseguía hacer una poción decente, ya que los nervios de tener cerca a su amado Severus Snape no lo dejaba concentrarse.
Cuando por fin llegó a las mazmorras eran las ocho y diez de la noche y otra vez llegaba tarde, culpa de Hermione (quien lo había sermoneado) y Peeves (bloqueó el pasillo del quinto piso, por lo que tuvo que tomar el camino largo) pero, claro, eso al profesor no le importaría y le bajaría puntos.
Al llegar ante la puerta del maestro (a las ocho y media), tocó temeroso y, tras un momento de espera, su rostro lo recibió.
_ Tarde como siempre. – Sentenció aburrido – No tiene remedio, entre rápido.- le indico haciéndose a un lado.
_ Lo siento, señor. – El chico pasó tratando de evitar sonrojarse por la cercanía – Gracias. -Claro que su profesor lo notó así que puso en marcha su plan.
_ Su castigo es simple, Potter – estaba feliz, su niño seria suyo pronto. – Lavar los calderos sin magia. – Le señalo el lavadero y allí esperaban a Harry quince calderos más sucios que un basurero.
Al pobre muchacho casi se le cae la mandíbula de la impresión, y el tiempo que la tarea le llevaría seria un mínimo de dos horas, aunque agradeció saber hacerlo.
Sabiendo que entre mas tardara, mas tarde se iría apuró las cosas. Se quitó la capa y la corbata, arremangó su buzo y camisa, tomó los utensilios de limpieza colocándolos cerca de los calderos, suspiró derrotado y comenzó con su labor.
Severus se sentó tras su escritorio y se dedicó a observar al ojiverde trabajar.
“Él no lo sabe, pero se ve tan sexi cuando limpia mis calderos… ¡Mmm..., soy un pervertido! Excitarme así, solo por eso…
_ En realidad, mi amigo – la maliciosa voz de su lado más oscuro (al que llamaba Mini Lucius) lo interrumpió. – Es el poder que tienes sobre él. Imagínatelo gimiendo bajo nuestro...
¡¡¡Ah!!! Detente, no seas inoportuno. No es momento de tener una erección.
_ ¿De qué hablan ustedes? – esa era la parte buena, llamada Mini Albus por el parecido de voz. - ¡OH! Harry esta aquí….Se dulce con él, Severus.
_ ¡No! ¡Se un abusador y viólatelo! – Mini Lucius tenía unos pompones y en la remera la escena dibujada.
_ ¡No! Con cariño y amor. Así sabrá que lo que sientes es sincero. - Mini Albus no podía permitir esa locura.”
Entonces la pelea entre las dos conciencias se desató haciendo que el ojinegro se tambaleara alterado.
_ ¿Profesor Snape, se encuentra bien? – la dulce, melodiosa y suave voz infantil con trasfondo de madurez lo sacó de sus pensamientos y detuvo la lucha.
_ Sí, solo estoy cansado – se justificó. – No se preocupe….
_ Es que lo vi raro, por eso me alarmé…- otra vez la timidez arranco un sonrojo y la alegría del docente.
_ Bueno, tanto interés merecería un premio ¿no? – se le acercó seductor.
_ ¿Premio? – inocentemente tierno, Harry cuestionó.
_ Si, creo… - miró voraz los labios rojos, carnosos y, seguramente, sabrosos del joven. - ….para alguien como usted….podría darle…..un rico y gran…..chupetín. – terminó sugerente.
Sin embargo él no contaba con la inocencia del alumno, ni su escaso dialecto sexual.
_ ¿En serio? – Harry sonrío con los ojitos brillando provocando a Severus desfallecer por tanta luz y belleza. - ¡Si, quiero! – festejó feliz, dando saltitos cual niño con lo que el pocionista sentía morirse de ternura y lujuria.
Harry extendió su mano lamiéndose los labios, goloso, pero que a los ojos negros pareció obsceno, arrancándole un gemido ahogado y un jadeo bajito. La dulzura que desprendía fue directa a la entrepierna del docente. Ocasionándole un calor asfixiante.
_ Te lo daré, pero no aquí. – Severus lo llevó, entonces a sus habitaciones privadas.
Una vez allí, el joven vio la hermosa estancia al estilo victoriano con los muebles de madera tallada y una exquisita araña de plata. Los colores predominantes eran el negro, el verde y el azul.
El adulto se deshizo de su capa y tapado, así como de su suéter negro y calzado, quedando descalzo con pantalón y camisa.
_ Póngase cómodo, señor Potter. – le indicó.
Harry se descalzó, quitándose su buzo escolar. Tomó asiento en la esquina de la cama del adulto (que era tamaño King) y miro embobado e hipnotizado, como su anfitrión se le acercaba provocativo sosteniendo algo en su mano.
Severus había comprado golosinas para su niño en cuanto supo qué le gustaba, para obsequiárselas en San Valentín, pero eso tendría que esperar. Con suma seducción trepó por la cama, se colocó tras el ojiverde, paso su brazo alrededor de la cintura del menor apoyándola en el muslo derecho y se dispuso abrir el chupetín con la boca. Una vez logrado, empezó a lamerlo y restregarlo contra la oreja izquierda del alumno.
Si a Harry eso le pareció obsceno, lo que vino después era categoría erótica. Snape lamió su oreja, mientras deslizaba el dulce por sus labios hasta que él se lo metió en la boca. Siguiéndole el juego, el chico tomó y chupó el mástil en miniatura que ante los ojos del otro, pareció estimulante. Harry no podía quedarse quieto por los nervios, movía su mano por la pierna del pocionista y este, alentado, acariciaba la de él al mismo ritmo que su lengua en el cuello de Harry y su mano atacando los pezones adolescentes.
Tomando de nuevo el dulce, el pocionista lo lamió y recorrió con el, el pezón derecho de su alumno; acto que arrancó un gemido, el alzamiento del miembro y la dureza de los rosados pezones (el derecho por el dulce y el izquierdo por la lengua).
_ ¡Ah, ah, ah! ¡Pro- profesor Sn-Snape! – el sonrojado adolescente ardía de pasión.
_ ¿Si, mmm…señor Potter? – los ónix miraron voraces al amante recostado en la cama, tratando de tomar aire.
_ ¿A qué viene esto? – cuestionó esperanzado.
_ Por que deseo hacerlo mío….- Severus acaricio el entristecido rostro – Y por que te amo con todo mi ser, Harry.
El abrazo, las caricias y los besos lo hicieron reír feliz. Después de ese tierno momento, la lujuria volvió con más fuerza. Severus y Harry tomaron juntos el dulce, lamiéndolo juntos mientras se besaban haciendo chocar sus lenguas. Aprovechando la distracción, el ojinegro hizo desaparecer el resto de ropa con la varita y una vez ambos desnudos, acarició la dura polla de su amante. Sacándole el chupetín a Harry, el adulto lo dirigió al miembro del chico.
Lo pasó por toda su longitud, arrancando gemidos y jadeos, para luego agacharse y lamer las bolas al mismo tiempo, jugando erótico con la punta del pene y el dulce.
Harry se sentía en el cielo, con timidez y la inocencia tiñéndose por el deseo. Su maestro lamía la punta de la polla con la lengua y acariciando la entrada virginal con el dulce. Un rato pasó antes de que el mismo, junto a los dedos del hombre, entrara en Harry.
_ ¡OH, Merlín! – rugió el león.
La preparación fue acompañada por las obscenas pero hermosas palabras del Slytherin, y cuando el Gryffindor ya estuvo listo, la astuta serpiente lo volteó, lo colocó en cuatro y entró poco a poco.
Luego de un tiempo, los amantes culminaron en un vaivén de caderas, en un éxtasis completo de felicidad y amor, sintiéndose llenos por dentro y en armonía con el mundo.
Así se durmieron, sin saber lo que ese acto les traería en nueve meses.
Vie Dic 24, 2010 11:46 am
viva el snarry 
jajajaja 
