txiri Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 443 Fecha de nacimiento : 30/09/1985 Edad : 39 Localización : delante de la pantalla del ordenador Galeones Snarry : 17695 Fecha de inscripción : 21/03/2009
| Tema: Ni contigo, ni sin ti (one shot) Sáb Jul 31, 2010 5:57 pm | |
| Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a JK Rowling; yo sólo los tomo prestados y no percibo ningún beneficio económico por este trabajo.
Autora: Txiri
Beta: Dulce_Snape
Sacudió el paraguas, antes de cerrarlo y entrar en la cafetería; saludó con un movimiento de cabeza a la camarera antes de sentarse en la mesa de siempre a esperar su desayuno: café negro acompañado con un cruasán recién hecho.
—Te veo muy bien —saludó un joven de 26 años que se sentó enfrente de él.
Elevó la mirada y esos profundos ojos verdes le recordaron todo lo que había dejado marchar; sin embargo, no brillaban tanto como antaño, algo fallaba en ellos. Entonces, recordó ese trágico día; pero no quería pensar en eso.
—Tú tampoco estás nada mal —le respondió. —Puedo preguntarte, ¿cómo me has encontrado? Harry sonrió mientras miraba a Severus Snape; su pelo ya no tenía ese aspecto tan graso, pero sus ojos negros, los mismos que había amado durante sus dos últimos años en la escuela, seguían hundidos, tal como estaban el último día que lo había visto, en el hospital.
— ¿Acaso creías que podrías huir toda tu vida, Sev? — Le preguntó de vuelta con una sonrisa de medio lado,
—ha sido fácil rastrear tu magia. Severus elevó una ceja; que él supiera en esos 8 años no había hecho ni siquiera un simple Lumus, ¿pero que esperaba del niño que vivió? Lo miró con más detalle. Había crecido, volviéndose un joven realmente atractivo; su pelo caía ondulado hasta los hombros, y tenía un muy bien formado cuerpo.
— ¿Qué es lo que quieres Harry?
—Me dijiste que te diera tiempo y ya te he dado ocho años —le dijo mirándole con miedo y expectación. Severus vio el dolor en los ojos de Harry; la sensación de soledad en esos ojos le dolió muchísimo. Pero él había necesitado esos años de soledad para aceptar que su sueño de hacer una familia se había esfumado. Sí, había sido egoísta al no pensar en Harry y en su necesidad, pero en aquellos instantes estaba tan dolido que apenas le había importado.
— ¿Quieres que te lo agradezca? —preguntó con sarcasmo.
El ojiverde se sintió herido, tanto, que se levantó del lugar. Pero antes de irse pensaba decirle lo que sentía, al menos para que viera que él también se sentía solo y herido, pero que a diferencia del ojinegro, trataba de hacer frente a la realidad.
— ¿Sabes? Yo también perdí a mi hija; la llevé dentro de mi durante nueve meses, la sentí moverse, la sentí crecer y la crie durante su único año de vida, Severus; lamentablemente, ese bastardo la asesinó, igual que a la posibilidad de volver a tener más bebes. No obstante, yo ya no me culpo por ello, aunque veo que tú sí sigues culpándome.
El pocionista elevó una mirada dolida, a punto de darle un bofetón al ojiverde por lo que había dicho. Él también adoraba a ese bebe, adoraba a su pequeña hija, y ahora le decía… ¿eso? ¿Como si él no hubiera sufrido por la pérdida de esa pequeña? Pero cuando vio esas esmeraldas llenas de lágrimas, se paró en seco, y en lugar de gritarle, lo abrazó con fuerza.
—No te culpo, Harry; me culpo a mí mismo porque yo no os protegí tanto como debía.
El ojiverde respondió al abrazo, dejando que las lágrimas que no habían fluido en todos esos años, empezaran a fluir con fuerza; ni siquiera se dio cuenta en qué momento Severus le había sacado de la cafetería y lo había llevado hasta la casa del ex profesor.
—Shhhh, pequeño —le susurró Severus mientras lo sentaba en el sofá y lo tapaba con la manta. Hasta ese momento no se había dado cuenta de lo mucho que lo necesitaba, y de lo vacío que se había sentido en todos esos años.
Poco a poco el cansancio fue venciéndole y a pesar de que las lagrimas seguían fluyendo sin parar, se quedó dormido.
Un par de horas después, dos esmeraldas volvían a cobrar vida; miró a su alrededor asustado al principio por no reconocer el sitio en el que se encontraba, pero enseguida, las imágenes de la cafetería volvieron a él.
Miró a su alrededor y sonrió; la decoración de esa casa era perfecta para su ex amante. La sala no era muy grande, una de las paredes era una gran cristalera y a la derecha de esta, enfrente del sofá de cuero negro donde estaba acostado, se abría una chimenea clásica; en la repisa, descansaban varias fotos.
Se levantó del sofá para poder observar más de cerca las fotos y sonrió acariciando con tristeza la única foto familiar que tenían: se miró a sí mismo con 17 años, sentado en una de las rocas del lago, con una preciosa niña de pelo negro y ojos verdes en brazos la cual miraba a su padre que se encontraba de pié detrás de ellos dos. Acarició la foto con cariño, sonriendo a la niña; la echaba de menos, pero había aprendido a vivir con ese agujerito en su alma.
—Harry —le llamó Severus desde la puerta, con una bandeja de comida en sus manos.
Dejó la foto en su sitio y se sentó en el sofá, esperando que Severus dejara la comida en la mesilla de té; miró impresionado la comida. Había varios platillos y salsa, todo con una pinta deliciosa.
—Tenemos que hablar —dijo con calma, mientras cogía uno de los bocadillos. Severus asintió mientras se sentaba cerca de Harry; ahora que lo volvía a tener a su lado, y después de haber estado pensando durante las dos horas en las que el más joven dormía, se había dado cuenta de que realmente lo necesitaba, y que tenía que recuperarlo.
Harry por su parte, al sentir la cercanía de su ex pareja, deseó poder apoyarse en él y volver a sentir esos brazos a su alrededor, pero a la vez, pensaba que Severus ya no estaba interesado en el.
—Harry, yo… —no sabía cómo decirle que le había echado de menos.
No pudiendo resistir más, el ojiverde se dio la vuelta y sin esperar a que Snape continuara hablando, se lanzó a besar esa boca que conocía tanto mientras sus manos empezaban a meterse entre la ropa del mayor para acariciar su piel directamente.
En un principio se impresionó, pero no tardó en responder con la misma pasión; sus manos le quitaron la camiseta y recorrieron el pecho del más joven con ansiedad; con todo el deseo retenido durante tantos años.
Harry gimió al sentir esas manos tan conocidas; mientras las suyas volvieron a acariciar la piel crema de su amado… conocía ese cuerpo más que el suyo, sabía dónde tocarlo para conseguir que gimiera de placer; separó sus labios de los de Severus para pasar directamente al cuello, donde chupó y lamió sabiendo que eso le volvería loco.
Severus sonrió; a pesar todos esos años, Harry aún sabía cómo volverlo loco. Gimió antes de acostar al más joven en el sofá, agarrarle las manos en alto y coger el control, empezando a darle besos de mariposa por todo el pecho hasta que llegó a uno de sus pezones, los cuales lamió como si fueran caramelos.
—Dios, Sev… me sigues volviendo loco —gimió de placer, mientras se dejaba hacer.
Poco a poco y besando cada parte de la piel de Harry, la ropa fue desapareciendo, hasta que la única tela que les tocaba era el cuero del sofá. El más joven puso sus rodillas encima de los hombros del ex profesor.
— ¿Estás seguro? —preguntó con el deseo marcado en sus ojos, pero queriendo asegurarse de que no lo estaba forzando.
—Tómame — replicó Harry por toda respuesta, antes de besarle con pasión.
Alargó la mano y del cajón de la mesa sacó un bote de lubricante, el cual extendió en sus dedos para poder preparar a Harry y no dañarlo. Se extrañó al sentirlo tan apretado, ¿acaso no había tenido parejas esos años?
Harry abrió los ojos debido a la molestia, antes de dejarse llevar por el placer que lo embargaba al sentir a
Severus tocar su punto de placer; enseguida, sintió los dedos retirarse y cómo algo mucho más grande empujaba por entrar.
Enseguida los dos encontraron un ritmo placentero… gemían con fuerza; era como si los dos cuerpos nunca hubieran estado separados, como si la distancia y el tiempo no hubieran hecho mella en esa relación.
Estaban tan concentrados que ninguno de los dos vio la luz blanca que salía del más joven; en un principio sólo los envolvía a ellos dos, pero poco a poco la luz fue ampliándose hasta envolver toda la habitación, para después, apagarse de golpe.
— ¡Dios Sev, me corro! —gritó Harry.
Al sentir las contracciones de los músculos de Harry, Severus no pudo más y se corrió dentro de él. Harry se puso de medio lado para dejarle sitio, y sintió el abrazo fuerte del mayor en su cadera.
—Te echaba de menos —susurró el Gryffindor.
—Yo también —le respondió Severus al oído, dándole otro beso — ¿para qué has venido cariño?
Harry sonrió; aunque le tenía mucho miedo a esa conversación, sabía que debían hablarlo; su pequeña Josephin lo merecía.
—Sé que fue culpa mía que mataran a Josy, y necesitaba que me perdonaras.
—Harry, eso no es verdad; tú no tuviste la culpa. Fue de Él, quien os secuestró y mató a nuestra hija; yo los busqué como loco, pero cuando los encontré ya era demasiado tarde; estabas enterrado entre escombros, y Josy…. —no pudo terminar de hablar.
— ¿Por qué, Sev? ¿Por qué la vida nos ha castigado tanto? ¿Acaso no merecemos una vida feliz? ¿Acaso no hemos sacrificado demasiado? — preguntó enfadado, dolido, y sabiendo que sus preguntas no tenían respuesta.
Severus se quedó mirando al vacío, recordando su vida antes de esa fatídica noche en la que pensó que también iba a perder a Harry; se acordó de cómo desenterró de los escombros el cuerpecito sin vida de su pequeña, como la había tratado reanimar, como había tratado de limpiar su carita, como la llamaba. Si no hubiera sido por el estúpido licántropo se hubiera matado en ese momento.
—No lo sé amor, no lo sé —dijo mientras le quitaba un mechón de pelo de la cara. —Mi pequeño, la vida empezará a sonreírnos en algún momento. —Le dijo dándole un beso en la mejilla.
El más joven cerró los ojos dejando que dos lágrimas resbalaran por sus mejillas antes de fijarse en una pequeña luz que había al lado de la chimenea.
— ¿Sev, qué es eso? —preguntó curioso antes de levantarse y acercarse a la pared. La luz se movió mientras Harry la seguía hasta una puerta de madera rojiza, que antes no estaba ahí.
Abrió la puerta y una luz cegadora le hizo cerrar los ojos. Cuando los abrió, gritó asustado al ver el reflejo de Dumbledore en esa habitación.
Severus, quien estaba detrás de Harry desde el principio, abrazó al más joven dándole fuerzas para que no se rompiera ahí mismo.
— ¿Un caramelo de limón? —preguntó el anciano antes de acercarse a ellos con una sonrisa en los labios —ya era hora de que se volvieran a encontrar; los dos son unos testarudos.
— ¿Qué, has venido a reprendernos? —preguntó Severus divertido.
—No; he venido a cumplir un antiguo deseo de nuestro queridísimo héroe, que se merece un regalo así para su cumpleaños —le contestó sonriente. —El destino ha decidido daros otra oportunidad; esta vez, cuiden bien de esta pequeña joya. —Dijo señalando a la niña de un año que se escondía detrás de la túnica del anciano.
—Josy —susurró Harry sintiendo que su infierno se volvía a abrir.
—Papi —dijo la pequeña sonriendo y corriendo hacia ellos.
— ¿Cuál es la condición? —preguntó Severus desconfiado, viendo cómo abrazaba Harry a la niña.
—El tiempo se ha echado para atrás; la gente no recordará lo que ha pasado, pero vosotros sí. Debéis evitar que esta pequeña joya muera y también debéis acabar con Voldemort de nuevo. ¿Estáis dispuestos? —preguntó el anciano; aunque al ver los ojos ilusionados de Harry, mientras acunaba a su pequeña, supo que la respuesta era un sí rotundo.
Gracias por leer ^^
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Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
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NANNDYTA Duelista
Cantidad de envíos : 720 Fecha de nacimiento : 27/07/1991 Edad : 33 Galeones Snarry : 132566 Fecha de inscripción : 14/10/2012
| Tema: Re: Ni contigo, ni sin ti (one shot) Jue Mar 05, 2015 5:22 pm | |
| Ellos a pesar de todo siempre se amarán, daba para una historia de unos noventa o cien capítulos. | |
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