Yo te Amo...(one shot)

[b]Yo te Amo
Veela_Snape

El estruendo de aquel howler se había escuchado en todo el castillo, todos los ojos presentes en el gran comedor se hallaban fijamente posados en aquel adusto profesor, quien a causa de la impresión, se había puesto de pie de forma violenta, con una expresión absolutamente desencajada en su rostro, los alumnos y profesores no daban crédito alguno a aquello que hoy en forma privilegiada presenciaban, y es que jamás hubieran pensado ver el rostro de Snape, sin su mascara de frialdad , le tomó al menos unos dos minutos recomponer la postura, Albus quien se encontraba a su lado, puso una mano en el hombro de Severus, procurando ayudar al maestro…--- Asiento Severus…no es genial??? Alguien te ama muchacho, es un regalo!!! dijo con su chispeante mirada… --- y siendo que ya es víspera de san Valentín pues…

Pero aquello no había servido en absoluto, el hombre rodó los ojos y se alejó del lugar con paso firme, lo único que deseaba era salir del rango de visión de aquellos ojos que lo fulminaban estudiando cada músculo de su cara, quería ocultarse, salir de la escena, desaparecer, desintegrarse, gracias a Merlín, había podido controlar el sonrojo que amenazó con llenarle las mejillas, eso habría sido humillante, quien se había atrevido a enviarle aquello, lo pagaría, no se jugaba con Severus Snape, odiaba las bromas y odiaba este revuelo que provocaba san Valentín, son una pila de mocosos hormonados!!! Se dijo mientras con su varita desintegraba un tierno cupido que revoloteaba cerca de donde el pasaba, cortesía de producciones Dumbledore, por supuesto.

Ya en sus mazmorras, lo primero que hizo fue convocar su botella de whisky de fuego, ardía de rabia, tomo su primer vaso de un solo trago, carraspeando tras ello debido a lo fuerte de su bebida, llenó el segundo y se dejó caer en el cómodo sillón de cuero negro que adornaba su despacho, quien, tan absolutamente idiota, pudo creer que era buena idea tomarle el pelo de esa forma?, quien, con sus cinco sentidos podía creer que el, Severus Snape, se quedaría de brazos cruzados, sin hacer nada por hallar al o la culpable??, le encontraría, y le mataría sin consideración!!!, pensaba en ello cuando Dumbledore irrumpió en su placentera soledad…

Severus ante aquella interrogante, solo puso los ojos en blanco, le parecía irrisorio que aquello fuera de verdad considerado, un absurdo que ni siquiera valía la pena sopesar ni un segundo siquiera, por supuesto que era una broma, de muy mal gusto por cierto, hace tiempo se había convencido que el amor de pareja era una cuestión absolutamente negada en su vida, no lo conocía y daba por hecho que no lo haría nunca, uno que otro encuentro furtivo con sus amantes habían hecho de el, un hombre con experiencia en las artes amatorias, pero sin amor de por medio, solo para menguar su necesidad natural… si tan solo hubiera algo de cierto en todo aquello, solo podría aceptarlo de una persona, pero aquello si que era imposible…

Así es, Harry Potter, el chico que había salvado al mundo mágico, del mago mas tenebroso de todos los tiempos, estaba loca y absolutamente enamorado de Severus Snape, todos aquellos entrenamientos antes de la guerra, provocaron cierta cercanía con el hosco mago, por lo que en forma paulatina el odio fue dando paso al amor, sin que pudiera evitarlo, había tratado en todas las formas de aproximarse haciendo notar su interés, mas todo había sido en vano, pues Snape parecía no notarlo, hasta había llegado a pensar en usar amortentia la poción de amor mas poderosa conocida en la actualidad, pero eso sería pan para hoy y hambre para mañana, se había dicho, y ahora se había jurado que este san Valentín seria la ultima oportunidad de conquistar su esquivo corazón y con suerte ya no pasaría un día mas solo, añorando su presencia, así que había puesto en marcha la operación que Hermione llamó “Cacemos al sexy pocionista”, y el primer paso ya había sido dado.

Severus, releía por quinta vez aquel pergamino, estaba absorto, se había levantado temprano, y había divisado aquel documento en su velador junto a la cama, como alguien podría irrumpir así en sus aposentos??, como lo había hecho??, pero esos cuestionamientos pasaron a segundo plano al leer lo que la carta decía, podía sacar algunas conclusiones de ello, al menos ya sabia que se trataba de un hombre, y por su forma de escritura o era un profesor, pero eso lo dudaba ya no que no habían muchas opciones, o un alumno de cursos elevados, mas aun con toda la valentía que significaba hacer todo aquello, ya sea el howler y la carta, se necesitaba un arrojo, que solo podía ser proveniente de un Gryffindor, por otra parte, la persona de la carta, creía conocerlo mas de lo que el pensaba, y esa premisa le hacia dar con alguien, solo un alumno había llegado a conocer facetas de el, que ningún otro había conseguido ver, pero esa posibilidad, era tan inadmisible, cada vez que volvía a leer aquella misiva, mas revoloteaba inconcientemente en su pecho la posibilidad que fuera Harry Potter el autor de aquellas letras, por eso arrugó el papel con ira, como ese chico se atrevía a jugar con los sentimientos de una persona!!, no podía ser otra cosa, pensar otra posibilidad distinta era abandonarse a una esperanza utópica, era imposible pensar que el muchacho hubiera olvidado todos los malos tratos y el daño que se hicieron el uno al otro, cierto, que había una tregua entre ellos, y también era cierto también, que Severus había terminado con aquel odio hace mucho, pero esperar ese gesto de alguien que hasta hace muy poco era un adolescente, era otro cuento, claro que iría a su encuentro…y le castigaría como a nadie, se lo merecía, esta vez, si que se lo había ganado!!

El baile era maravilloso, como todos aquellos en los que había tenido la dicha de asistir, la decoración era preciosa, absolutamente romántica, la entrada al gran comedor se había transformado en un arco de bellísimas flores, de aquel cielo hechizado caía una profusa lluvia de estrellas, que no alcanzaban a tocar el suelo, pero te hacia desear atrapar alguna para dársela a alguien especial, estatuas de cupidos y corazones de hielo, habían sido apostados en lugares estratégicos, ornamentando la escena, y la iluminación corría por parte de velas flotantes esparcidas por todo el salón. Dumbledore había instaurado un nuevo juego y es que los cupidos que revoloteaban por el lugar podían lanzar flechas a petición de alguien a la persona que había en su corazón, claro, ello no tenia ningún efecto enamoradizo, pero al menos sabias el nombre de las personas a las que le interesabas.

Harry había recibido tantas flechas que ya había perdido la cuenta, además no les ponía mucha atención ya que la flecha que deseaba, no llegaría, muchos habían quedado decepcionados al notar como el ojiverde desdeñaba todos y cada uno de los papelitos con nombres de sus admiradores, sin dignarse a leerlos siquiera Hermione también recibió bastantes, lo que hizo enojar a ron que solo había recibido cuatro, muerto de celos, le dijo a Hermione que no se valía lanzarse flechas a uno mismo, lo que obviamente generó una discusión.

Severus, no había perdido el rastro de las acciones del trío de oro, pero observaba con mas ahínco al ojiverde, desde que lo halló no le quitó la vista de encima, lucía increíble, realmente hermoso, había pensado, mas se reprendió por ello al recordar la confabulación de los gryffindors, vio con desden todas las flechas recibidas por el moreno, pero también le extrañó que ni siquiera mirara por quien habían sido enviadas, es un presuntuoso, de pronto, notó la verde mirada en el, por solo un instante y se apuró a intimidar luciendo su mas terrorífica expresión, esa que guardaba para longbotton, y a su parecer resultó, había logrado que el chico se pusiera a temblar de los nervios, eran patéticos sus intentos por lucir normal y tranquilo, sonrió para sus adentros notando que tenía el control de la jugada, de pronto Albus lo distrajo en una perorata que parecía tratar sobre lo bello que era el amor, así que fingía escuchar y ponerle atención, cuando notó que el chico salía del gran comedor, en forma presurosa, sonrió con satisfacción, pues era lo más sensato que le había visto al muchacho, soldado que arranca sirve para otra guerra, pero eso no te librará del castigo, mocoso irritante!! Pensó. Después de ello se permitió estar más relajado, ya que no habría más problemas, Potter se había ido y desistido, era lo mejor.

Mas, no sabia cuan equivocado estaba, por que sin intuirlo si quiera, una flecha se había clavado en su corazón, desapareciendo en su pecho, dejando tras ella una pequeña nota, que cayó junto a su copa de whisky, la tomó con recelo, solo para verificar lo que temía, había sido muy liviano al juzgar la retirada de Potter.

Snape solo se soltó del agarre del anciano, y marchó hacia la salida, en el camino volvió a mirar aquel pequeño papel, “Torre de Astronomía”, es lo único que decía claramente, en letras de un centelleante verde, hacia allá dirigiría sus pasos.

Harry, era una manojo de nervios, había hechizado la habitación, decorándola con un suave motivo romántico, en el centro había una pequeña mesa, y sobre ella bocadillos salados para degustar con un trago y dos copas ,la iluminación, a base de pequeñas velas flotantes, era tenue, mas no demasiado, pero lo mejor era la vista, las estrellas parecían brillar hoy mas que nunca, y la luna resplandecía con ímpetu en el firmamento, eso le recordó a su querido remus, cuanto lo extrañaba, la guerra le había quitado tanto, ese breve instante de reflección, sirvió para relajar sus ánimos, de pronto se encontró de pie esperando por aquel que era dueño de su corazón, con chocolates y flores en mano, convocó un espejo para darse una ultima mirada, mas con ello hizo desaparecer los chocolates, y las flores las reubicó en un pequeño florero en el centro de la mesa, patético¡¡¡se reirá de mi cursilería si me ve con estas cosas, pensó

De pronto se hicieron oír pasos firmes que delataban la llegada del pocionista, alisó su tunica con las manos y adoptó una pose firme, la verdad es que estaba más rígido que si le hubieran echado un petrificus totalus, entonces apareció…

Harry, quien escuchaba atento lo que Severus profería en su oído, se sentía en el cielo con la cercanía de sus cuerpos, el suave aliento de Severus llegaba a su cuello en calidos y confortables torrentes, que lo hacían perderse en aquella sensación, se obligó a enderezar su postura, con lo que Severus le dejo libre, volteó para encarar al mayor…

El hombre tomo asiento donde Harry le indicaba, sin una palabra observó como el ojiverde hacia lo propio, sentándose al frente, se miraron por unos instantes…

Severus alzo una ceja, le parecían divertidos los gustos del chico, tomó su whisky y se dirigió al balcón, desde allí se podía ver el bosque prohibido, Harry lo siguió…

Aquel tímido beso, trémula sensación, temerosos labios jóvenes unidos a unos experimentados pero cautelosos, fue solo un breve reconocimiento, que no duró más que un efímero suspiro.

Se miraron intensamente, el joven perdido en la profundidad de la negra mirada, luchaba atesorando cada sensación en aquellos suaves y delgados labios, esperando en cualquier momento el golpe que lo traería de vuelta de aquel nirvana recientemente vivido, el profesor, se adentraba en la verde contemplación, buscando un atisbo que le mostrara la verdad en las intenciones de sus actos, rogando con fervor a Merlín, que fuera cierto, que realmente fuera el regalo maravilloso que anhelaba, rodeó por fin al muchacho por su cintura, abandonando toda cuestión en su mente, solo deseaba sentir, solo deseaba rodearse del calor de aquel joven cuerpo, --- me amas?, preguntó observando las bellas esmeraldas que lo miraban con devoción, Harry sin apartar la vista ni evitar el furioso escarlata de sus mejillas asintió, sin emitir sonido, y rodeando con sus brazos el cuello de aquel que lo volvía loco, no necesitaba mas, ni siquiera se cuestionaba ya, el por que, de aquellos sentimientos, si los merecía o no, eso ya no importaba, las fantasías prohibidas de sus subconsciente se hacían realidad, y ya no deseaba dejar escapar al mocoso, de su vida…

Atrapó sus labios, esta vez, tomando nuevamente el control de los acontecimientos, ni siquiera prestaron atención cuando sus tragos resbalaron de sus manos cayendo al vacío, fue suave pidiendo con mesura aprobación para continuar, el muchacho respondió abriendo sus labios provocando, la pasión contenida desde hace tanto por el adusto mago, sus lenguas juguetearon gustosas con la maravillosa humedad de sus bocas, se separaron cuando el aire amenazó con sofocarles…

Severus convocó un mullido sillón y una manta, pues la noche era fría, Harry se sentó entre sus piernas sintiéndose rodeado por los fuertes brazos del pocionista arropándolo, se sintió derretir cuando el hombre descansó su cabeza en la cavidad entre su hombro y el cuello, absorbiendo cada resquicio de su aroma, dejando suaves besos en el nacimiento de su cabello, mas nada fue comparado con lo que vino a continuación, pues Severus atrapó el lóbulo de su oreja izquierda el cual chupeteó a gusto, y en un susurro, dijo --- Feliz San Valentín…yo también te amo Harry!!.

Esa noche, la pasaron así, unidos y abrazados sin querer salir jamás de aquel paraíso de sensaciones, fue la incipiente y siempre recordada primera noche, juntos, la primera de toda una vida, ya nunca san Valentín seria lo mismo, ahora significaba el inicio de la felicidad, el origen del amor, una vida juntos y en libertad.