La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Obsesión (One shot)

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CManson

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MensajeTema: Obsesión (One shot)   Obsesión (One shot) I_icon_minitimeVie Jul 30, 2010 9:14 pm

Obsesión

Resumen: Harry investiga un caso de asesinatos en serie bastante desconcertantes; este mismo caso hará que se reencuentre con la única persona a quien realmente amó, pero a la que rechazó ocho años atrás.

Disclaimer: Estoy reuniendo firmas para que se pasen por la axila los derechos de autor y yo hacerme con los derechos de HP pero de momento no logro mucho y dudo que la firma de mi hámster cuente, así que de momento todo sigue igual y pertenece a JKiller xD

Advertencia: Mención de algunos asesinatos y torturas, sólo mención, nada explícito y un lemmon bastante malo.

Parejas: Severus/Harry

Autor: CManson

Beta: Dulce_Snape

Notas del autor: Irónicamente el único libro que he leído es el último y no se toma en cuenta para nada xD jaja; bueno, estoy intentando escribir algo diferente a lo que yo suelo leer; no digo escribir, que para dos fics no es mucho. También he de aclarar que ni soy Dick Wolf (jaja Dick xD) ni Anthony E. Zuiker y no sé nada de criminalística así que esto tal vez resulte en un bodrio romántico con un malo, quizás no tan malo, y un poco loco de por medio.

Capítulo único

1

En una sola noche dejó de ser libre… y fue justamente la noche en la que se entregó a él; aún sentía el calor de sus caricias, la dulzura de sus besos, la pasión del momento, pero sobre todo, el amor; porque, sí; sabía que él lo amaba, no dejó de repetirlo en toda la noche… el mismo hombre que le ofrecía todo lo que la vida le había negado y al que él, por idiota, había rechazado.
Ocurrió después de la victoria sobre Voldemort, en la fiesta que el Ministerio organizó para los héroes de guerra; claro que él iba a estar ahí, pues era el más grande y heroico de todos. Sólo bastaron unas cuantas copas y un par de frases acertadas para terminar en la recámara de un hotel muggle.

Cerró los ojos intentando volver a sentir lo que era estar en sus brazos, pero sobre todo quería volver a sentir esos intensos ojos negros recorriendo su cuerpo con deseo; amándolo con la mirada.
Ocho años habían pasado desde que estuvo con Severus Snape y a pesar de todo ese tiempo no había reunido el valor para ir con él y pedirle una noche más, porque para Harry, era una certeza que aún para una noche de sexo tendría que rogar; sería imposible que aún lo amara después de la forma en la que lo dejó: sin avisarle, sin una nota ni nada. Ese mismo día el hombre lo buscó preocupado por desaparecer, ¿y él qué hizo? Decirle que todo había sido un error; hasta él mismo se odió por llamar error a lo más hermoso que le había sucedido en su vida.

Tarde se dio cuenta de que lo amaba; para entonces ya era tarde. Intentó buscar consuelo en otros brazos, pero ningunos se comparaban, ni un poco, a los de su amado Severus… nadie lo miraba como él lo hiciera en aquella ocasión.

Suspiró; el hecho de que estuviera en su casa no quería decir que no tuviera nada que hacer. En realidad, estaba investigando un caso por demás extraño: varios magos estaban apareciendo muertos y no había relación alguna entre ellos, excepto que todos eran hombres y el modus operandi.

No había ni una sola pista mágica que seguir; cada asesinato había sido realizado a “lo muggle” y al parecer, con el mayor odio del mundo: los miembros habían sido mutilados y todos los cuerpos lucían una marca extraña que parecía haber sido hecha con un hierro ardiente y cuyo significado aún no lograban descifrar. Además, las víctimas habían sido golpeadas y torturadas hasta la muerte; algunos habían quedado tan desfigurados que fue imposible reconocerlos; de no ser por su firma mágica habrían sido sólo cuerpos sin nombre.

Se encontraba en su estudio revisando el nombre de la última víctima encontrada en algún solitario callejón: Dave Hawks un joven de 27 años que no tenía antecedentes de ningún tipo; de hecho, según sus conocidos, siempre había sido un buen chico que contaba con un trabajo estable y bien remunerado, una preciosa casa y que nunca había sido del tipo problemático. Observó nuevamente la fotografía del chico; sonreía marcando sus hoyuelos; sus ojos castaños chispeaban con alegría y su largo cabello negro bailaba con el viento y con cada movimiento que hacía. Sí; a ese chico lo conocía de algún lado, sólo que no recordaba de donde; descartó inmediatamente que fueran compañeros de escuela, no sólo por la edad si no porque según los informes proporcionados por su familia, el chico había estudiado en Salem; así que definitivamente, Hogwarts no era una opción.

Sus pensamientos se interrumpieron por el crepitar de la chimenea; alguien intentaba contactar con él. Instantes después, apareció la cabeza de Julien Rousval, su superior y compañero; un hombre de 30 años de cabello castaño claro, casi rubio, y ojos azules, generalmente, bastante serio pero que ahora se veía muy nervioso.

— ¿Qué ocurre, Julien? —lo apuró al ver que el otro no hablaba.

—Harry, apareció otra víctima, sólo que esta vez está con vida; logró escapar sólo con signos de tortura pero está muy grave y necesito que vengas a San Mungo; si realmente escapó de ese psicópata, necesitará la mayor protección posible.

Sin darle oportunidad de salir del shock, Julien cortó la comunicación; Harry se vistió rápidamente con su uniforme de auror puesto que era una salida oficial, y en menos de 10 segundos ya se encontraba en el hospital; se dirigió a la recepción preguntando por su amigo.

—Disculpe, —peguntó a una enfermera que al principio lo observó visiblemente enojada, pero que al verlo mejor, cambió rápidamente su actitud a una coqueta. — ¿Me podría indicar dónde se encuentra el paciente que está custodiando el auror Rousval?

—Se encuentra en la habitación 165, pero ahorita están los doctores revisándolo; si gustas, puedes esperar aquí. —Hizo un movimiento tan extraño con los ojos que Harry pensó que algo malo pasaba con ellos.

—Gracias por la oferta pero debo ponerme al día con mi colega; si me disculpas, con permiso.

Se marchó y comenzó a recorrer los pasillos; en la tercera planta lo encontró. Su compañero estaba hablando con un médico por lo que decidió mantenerse alejado; ya después Julien le informaría que ocurría. Un par de minutos después el castaño le hacía señales para que se acercara.

— ¿Cómo está?

—Se podría decir que estable; ningún órgano vital ha sido dañado, al menos no de gravedad.

— ¿Eso qué significa?

—No tiene heridas de gravedad; todo su cuerpo funciona bien, pero sufrió un traumatismo craneal y entró en coma; los médicos dicen que no es muy grave ya que existe poco riesgo de posibles secuelas y es muy probable que despierte pronto. Además sólo presentaba un par de costillas rotas y algunos golpes.

—Entonces, ¿cómo sabes que no se trata de una simple riña? ¿Qué es exactamente lo que lo involucra en nuestro caso?

—Fácil; en el hombro derecho tiene la firma particular del asesino.

2

Sintió que en cualquier momento se derrumbaría; se sostuvo en el marco de la puerta pero sus piernas fallaron miserablemente; su preocupado compañero lo acercó a un sillón y lo hizo recostarse.

— ¿Te encuentras bien? Parece como si hubieras visto a Voldemort resucitado.

Pero Harry no respondió; sólo observaba al hombre en la cama. Tenía un ojo morado e hinchado y el labio roto; alguien había osado lastimar a Severus, no sólo eso, también lo habían marcado como si fuera ganado y seguramente tenían pensado matarlo… ese asunto ya era personal.

Después de unos minutos, en los que siguió ignorando a su compañero, se acercó a la cama; Snape parecía dormido, a diferencia de los hospitales muggles, no había extraños aparatos, esas eran las ventajas de la magia. Estaba a punto de tocarlo cuando Julien le preguntó:

— ¿Lo conoces? — ¿Qué si lo conocía? ¡Por supuesto que sí! Era el hombre que amaba; pero Julien no debía saber eso o lo sacarían del caso, y él quería encontrar al desgraciado que había hecho todo eso.

—SÍ, fue mi profesor en Hogwarts, aunque según supe hace 6 años que ya no ejerce y en los que al parecer, había desaparecido del mapa.

—Bueno, eso era parcialmente cierto; sí había dejado de impartir clases, pero en cuanto a la desaparición del mapa… Dumbledore por supuesto que sabía dónde estaba, y Harry, como quien no quiere la cosa preguntó una vez por su paradero, algo que el anciano le informó feliz al darse cuenta que alguien aparte de él se interesaba por Snape. — ¿Dónde lo encontraron?

—A decir verdad fue algo bastante extraño; yo iba saliendo del Ministerio y vi a varias personas rodeando algo, o más bien a alguien.

—El profesor Snape.

—Así es; lo encontramos semidesnudo por eso pude ver la marca en su hombro; según los testigos apareció frente al Ministerio, dio un par de pasos y se desplomó. Bien, al menos lo has identificado, ¿algún familiar al que deba informarle?.

—Ninguno, pero estoy seguro de que Albus Dumbledore estará muy agradecido por saberlo.

—Yo lo haré; tú quédate a cuidarlo.

En cuanto su compañero se marchó, Harry se sentó en la cama y acarició con delicadeza el pálido y amoratado rostro, se inclinó y besó suavemente sus labios; por un segundo creyó verlo sonreír. Sus ojos vagaron por su cuerpo… ¿sería prudente quitarle la sábana? Decidió bajarla sólo hasta la cintura; algunos hematomas se dibujaban en su pecho y costados, sin embargo, no pudo dejar de notar que aún tenía ese maravilloso y bien formado cuerpo. Centró su mirada en la marca de su hombro y comenzó a temblar de furia; respiró profundamente intentando calmarse pues debía pensar con la cabeza fría.

Comenzó a analizar todo a profundidad, buscando algo, aunque fuera una pequeña pista que le indicara por dónde empezar la búsqueda; forzó mucho sus ojos pero seguía sin ver algo claro; con cuidado tocó la herida en proceso de cicatrización y lo sintió; quitó la mano para ver mejor, pero nada, sólo parecía un circulo relleno de bordes irregulares; no obstante, al tocarlo… su compañero lo encontró así, tocando la herida.

— ¿Pero qué haces? Puedes lastimarlo más. —Harry no contestó y se limitó a seguir tocándolo; cuando parecía haber llegado a una conclusión, habló:

—Oye Julien… exactamente, ¿cómo han revisado las marcas?

—Pues con hechizos, intentando buscar un rastro de magia, la varita de procedencia, ya sabes, lo que indica el protocolo.

—Ya veo. —Se alejó del cuerpo de su amado y fue a sentarse en el mismo sofá donde minutos antes estaba recostado.

— ¿Sabes? Al tocarlo sentí algo; al observar la quemadura sólo vemos piel quemada, algo amorfo; pero estoy casi seguro de que sentí lo que parecían ser un par de letras.

— ¿Letras? ¿Estás seguro?

—Ya te lo dije, “casi” seguro; tú puedes tocarlo y comprobar.

Con algo de cautela se acercó y tocó la piel muerta; abrió los ojos lo más que pudo, Harry tenía razón: se sentían claramente una P y una W aunque era difícil decir el orden ya que estaban “empalmadas” por decirlo de algún modo.

—Tienes razón, pero, ¿qué hacemos ahora?

—He estado pensando en ello pero no se me ocurre mucho; lo único que se me ocurre es que tú busques en los archivos a todas las personas que coincidan con las iniciales y las investigues. Aunque también pudieran ser “pandillas” que estén en temporada de iniciación; yo me encargaré
de averiguar eso.

Después de la caída del señor tenebroso surgieron imitadores de mortifagos que lo único que buscaban era torturar, asesinar y ocasionalmente robar; la mayoría ya estaban controlados y sólo conservaban el nombre y la fama para que nadie se metiera con ellos, causando altercados menores; sin embargo, de cuando en cuando surgían algunas “pandillas”, aunque no era realmente común y no parecían asesinar a sangre fría.

3

Harry no se fiaba de nadie para dejar a su cuidado y protección a Severus, pero al final accedió a hacerlo con uno de los aurores de alto rango como él, que obviamente podría manejar cualquier situación, y se marchó a investigar el bajo mundo.

Sus contactos fueron de ayuda, aunque no como él esperaba; nadie sabía de que algunas bandas nuevas se estuvieran formando y ninguna de las existentes hacia algo fuera de lo común últimamente; lo que sí le dijeron, y costó varios galeones, fue que alguien estaba contrabandeando con bastante sangre de unicornio. Esta información no estaba relacionada con su caso pero le indignaba bastante que lucraran con la sangre de un animal tan puro.

Cuando se disponía a aparecer en el ministerio para ver que tal iban los avances de Julien y quizás ayudarle un poco, cambio de opinión y se dirigió al callejón Diagon; entró a una tienda de dulces y compró una caja de bombones de chocolate amargo porque supuso que quizá serian del agrado de Severus y tal vez los probaría cuando despertara; sintió una presión en su pecho… cuando despertara… ¿Volvería a hablar con él? ¿Le diría que lo amaba o seguiría ocultando sus sentimientos? Suspiró; lo mejor era dejar de lado la cobardía y darle la oportunidad a su corazón de hablar.

Se dirigió a San Mungo por la red flu del caldero chorreante y le dijo a su compañero que él lo relevaría.
Se acercó a la durmiente figura, depositó el regalo en la mesilla de noche y se sentó junto a él tomando la pálida mano y acariciándola.

—Soy un cobarde, ¿sabes? A pesar de que me enfrenté a Voldemort con la cabeza en alto nunca tuve el valor para confesarte lo que siento; en todos estos años por cobarde no me atreví a buscarte, y he estado rogando porque me puedas dar otra oportunidad; te amo, Severus.
Justo en ese instante el pocionista abrió los ojos; algo confundido intentó enfocar la vista y fue cuando vio a Harry, quien no podía estar más sorprendido.

4

Nada. No recordaba nada de los últimos ocho años; sólo algunas vagas imágenes que para el significaban sólo sueños, ni siquiera recordaba esa maravillosa noche que compartieron y Harry no sabía si sentirse feliz o triste; por un lado podían comenzar de cero pero por otro tampoco recordaba quien lo había dejado así en primer lugar.
Giro la taza de té en sus manos; se encontraba en el despacho de Albus Dumbledore junto con su compañero Julien.

—Caballeros, acepten que es la mejor opción.

—No negamos que lo sea, pero nosotros tenemos reglas que seguir e intentar cambiarlas requiere de mucho papeleo y mientras eso dure, Severus Snape debe quedar a nuestro cargo. —Rousval comenzaba perder la paciencia; ese viejo era muy terco.

—No hay mejor lugar para mantenerlo a salvo que Hogwarts y aquí puede recibir atención médica —el ojiazul volvió a suspirar.

—Albus —intervino Harry antes de que su compañero dijera algo de lo que, seguramente, se arrepentiría. —Nunca te han importado las reglas, al menos no mucho, así que, ¿por qué esta vez decides seguir el protocolo? Tú fácilmente podrías no sólo convencer al jefe de aurores, sino también al ministro y dudo mucho que Kingsley te haya perdido respeto o algo parecido. Sabes que nosotros no podemos hacer nada ya que sólo cumplimos con nuestro trabajo y mientras arreglas eso, Snape sigue estando bajo nuestra custodia; ahora, si me disculpan.

Caminó hacia la chimenea y partió rumbo al hospital sin notar el extraño brillo en los ojos del director.
Julien lo miró intrigado y el director le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

—Harry tiene razón; iré a hablar con mi buen amigo Kingsley. Auror Rousval, ¿sería tan amable de conseguirme una cita con su superior? Aunque Hogwarts sea prácticamente una fortaleza impenetrable podría necesitar un poco de ayuda.
Se marchó rumbo al Ministerio dejando a Julien bastante confundido.

5

No lo podía creer; aunque Albus se lo había confirmado, le resultaba increíble: ocho años de su vida estaban perdidos en quién sabe qué parte de su mente y por si fuera poco, al parecer había un asesino psicópata que andaba tras él, ¿por qué? No sabía; nadie lo sabía y él era el único testigo, el único capaz de resolver el crimen… lamentablemente, no recordaba nada; propuso usar alguna poción que le devolviera sus recuerdos pero era algo muy peligroso ya que podría confundir toda su mente. La única opción, además de la espera, era la legeremancia, pero su testaruda mente se negaba a cooperar e impedía que Albus husmeara en su interior.

Sin embargo, todo eso había traído una cosa buena, la mejor que le pudo ocurrir: Harry Potter era su guardián personal, que no lo dejaba ni a sol ni a sombra, excepto por ese día, y el sólo verlo le confirmaba que, sí habían pasado los años y que en el ojiverde había sido para mejor; lo último que recordaba de él era a un chiquillo escuálido que usaba ropa horrible que le quedaba mínimo 3 tallas más grande.

Ahora, sin embargo, era todo un hombre que tenía un cuerpo muy bien formado, gracias a su entrenamiento como auror, y en ese uniforme, de solo verlo, sentía que iba a comenzar a babear sin control; cada vez le costaba más comportarse como el bastardo que siempre había sido. Creía que el golpe que había sufrido le había dejado alucinaciones como secuelas, de otra forma no podía explicar porque le parecía que Potter lo miraba con anhelo y algo parecido al amor… porque parecía que hacía grandes esfuerzos para no lanzársele encima.

De verdad le gustaba creer que el joven sentía, aunque fuera, una mínima atracción por él, aunque a él sólo le bastaba verlo, pues imaginaba que jamás sería suyo; algo triste llegó a sus aposentos, pero se llevó una gran sorpresa al entrar.

Su salita de estar estaba tenuemente iluminada por algunas velas, que al parecer, formaban un camino hacia su habitación; intrigado, abrió la puerta que conducía a la recámara y su sorpresa aumentó al ver todo lleno de pétalos de rosas y también algunas velas aromáticas con fragancias suaves; sobre su mesita de noche había una gran variedad de chocolate liquido, crema batida (nata), fresas y demás cosas dulces. Y sobre la cama y más perfecto que nunca, estaba Harry. No pudo pronunciar palabra alguna, ni siquiera pudo moverse; el ojiverde lo notó y caminó hacia él, mostrando sin pudor alguno, la desnudez de su cuerpo; lo abrazó con cuidado, como temiendo alguna reacción negativa de parte del ojinegro, más al no obtenerla se pegó más a él y le susurró en el oído:

—Tal vez no te acuerdas Severus, pero hace mucho tiempo tú y yo compartimos una maravillosa noche, pero después de eso no nos volvimos a ver, y yo, por cobarde, no te busqué. Ahora, la vida me está concediendo otra oportunidad y no la pienso desperdiciar… —comenzó a acariciarle la espalda, —quiero estar siempre a tu lado, pero, si no se puede (su voz se quebró al imaginar que eso pudiera suceder) —sólo quiero que me des una noche más a tu lado.

Harry ya no quería hablar así que besó a Severus con desmedida pasión; algo que quería hacer desde que Dumbledore lo asignara como “el guardián” de Snape.

El profesor no podía creer lo que había escuchado: Pot… Harry, lo quería para estar con él por siempre; ahora, sólo esperaba que no fuera una broma… aunque ya no podía pensar más porque los labios más suaves que jamás creyó que existieran, lo estaban besando; igual, si ésa era una broma, sería de las que más disfrutaría. Con igual o mayor pasión correspondió al joven y comenzó a llevarlo hacia la cama sin dejar de besarlo; lo tumbó sobre ella y repartió besos por todo su rostro, aún no podría creer que ya anteriormente hubiese tenido entre sus brazos al joven que le quitaba el sueño y más que nunca, odió la amnesia; pero por otra parte, volvería a vivir una hermosa noche, o día, junto a Harry Potter.

Ajeno a todo lo que pasaba por la mente de su ex profesor, Harry luchaba por desabotonar la fila de molestos botones de la túnica de Snape; este al verlo batallar, rodó los ojos y con un toque de su varita hizo desaparecer la túnica, pero se dejó puestos la camisa y el pantalón; no se lo pondría tan fácil al ojiverde aunque él también agonizaba con la espera, y más al sentir al joven frotándose contra él.

Sin poder resistir más, el ojiverde abrió de golpe la camisa de Severus haciendo saltar los botones y dirigió su boca a uno de los oscuros pezones, succionándolo, lamiéndolo y haciendo estremecer al cuerpo debajo de él. Con una mano comenzó a acariciar el otro pezón, endureciéndolo; los gemidos comenzaban a inundar el lugar mientras él se apoderaba nuevamente de los labios de Snape; sus manos bajaron a desabrochar el pantalón y con un solo tirón lo bajó hasta las rodillas junto con la ropa interior.

Sin esperar más, descendió hasta quedar a la altura del pene ya erecto de Severus y comenzó a lamerlo con algo de timidez, pero animado por los gemidos y los jalones en su cabello que le incitaban a hacer más, empezó a succionar la punta; descendiendo un poco más intentó meterla toda en su boca pero las arcadas lo invadieron así que respiró un poco y volvió a succionar sólo hasta la mitad, alternado con algunos besos mientras acariciaba los testículos del mayor, quien repentinamente sintió que no aguantaría más y deteniendo al ojiverde, lo acomodó sobre su pecho y con ternura, acarició sus cabellos.

—Aún tenemos tiempo y no quiero terminar tan pronto.

Entonces, Severus cambió de lugar con el ojiverde, quedando él encima de este; besó su cuello un largo rato haciéndolo suspirar y sin esperar un poco más, invocó una botella de lubricante; ante la atónita mirada vede comenzó a prepararse él solo y después a untar la polla de Harry generosamente. Al terminar, él mismo se empaló en una sola estocada, cerró los ojos y respiró profundamente repetidas veces sin entender bien a bien por qué lo había hecho; realmente eran contadas las ocasiones en que se había comportado como el pasivo, cuatro para ser exacto, y lo había hecho porque no había tenido elección.

El dolor comenzaba a menguar mientras una deliciosa mano lo masturbaba con destreza; lentamente, comenzó a moverse en círculos intentando acostumbrarse a la vez que subía y bajaba tranquilamente.

—Sí, Harry; dame más —suspiró Severus.

El ritmo aumentaba desenfrenadamente; se sentían completos, como si sus cuerpos estuvieran hechos a la medida del otro. Al sentir la proximidad del orgasmo se besaron, sus gemidos y confesiones murieron en la garganta del otro y finalmente, estallaron en éxtasis; no querían que terminara, y como para ellos el tiempo no existía, repitieron la experiencia más de una vez en lo que quedaba del día.

Charlaron y comieron entre las sábanas, sin más preocupaciones que poder pertenecerle completamente al otro.

—Vámonos.

— ¿Qué? —esa palabra descolocó a Snape.

—Vámonos lejos de aquí; no pienso dejar que ese loco te encuentre y menos ahora que estamos juntos.

—Te seguiría hasta el fin del mundo Harry, pero no creo que sea una buena idea; nunca me ha gustado huir. —Sonrió al ver el puchero que hizo su amante. —Yo estaría bien y a salvo contigo en lugar remoto, pero, ¿qué ocurriría con los demás? ¿No crees que volvería a aparecer alguien asesinado?

Ya no dijeron mas, pero Harry se prometió que daría con ese criminal y después se marcharía para siempre con el hombre que amaba; el cansancio pudo más en él y Severus lo observó dormir un rato; el ojiverde le parecía más hermoso a cada segundo que pasaba y entonces, tuvo la certeza dentro de él de que lo amaba y entre lágrimas se lo confesó; lamentaba haber perdido el tiempo y no habérselo dicho antes, pero eso ya no era relevante, ahora lo único que importaba era que estaban juntos y esta vez, sería para siempre.

Un horrible dolor se instaló en su cabeza; miles de imágenes comenzaron a golpearlo… estaba comenzando a recordar.

6

— ¿Algo más?

—No; es todo lo que recuerdo.

—Es más que suficiente para empezar; alguien con esas características debe ser fácil de reconocer.

— ¿Te olvidas de los hechizos de glamour? Lo más probable es que oculte los rasgos más característicos en él, quedando una persona como cualquier otra.

--------------------------

Harry había despertado cuando sintió un brusco movimiento a su lado; su amante estaba de pie buscando afanosamente algo y de vez en vez se sujetaba la cabeza. Cuando le dijo a Harry que ya había recordado, este no perdió tiempo, se vistió con un rápido hechizo y lo mismo hizo con Severus; sin demora, lo llevó a la enfermería donde le dieron una poción para el dolor de cabeza y otra para dormir, lo cual le dio tiempo a Harry de avisar a Julien y a Albus.

Cuando Snape despertó un par de horas después, les informó lo que ya había recordado sobre su “secuestro”: el lugar donde lo tenían y la apariencia de su captor, más no el motivo; describió a su captor como un hombre grueso y algo mayor, bastante más que él, de escaso cabello castaño y con una horrible cicatriz cruzándole el ojo izquierdo y llegando hasta la comisura de los labios.

—Su nombre nos serviría muchísimo en estos momentos.
Nombre, su nombre.

—Patrick –dijo Severus con voz ronca.

— ¿Disculpa?

—Se llama Patrick.

—Las iniciales, ¿recuerdas? Una P y una W, creo que ya tenemos algo por lo que comenzar.

—Quizás sea alguien con un nombre falso, ya revisé todos los nombres y quien más se acerca a la descripción es Patrick Wilde pero buscamos en toda su casa, la única que posee, y no encontramos algo incriminatorio, de hecho fue bastante amable y, a diferencia de los demás, no se molestó porque revisáramos su hogar y jamás dio señales de ponerse nervioso. Tal parece que lo único que podemos hacer es esperar.

—Sí, eso parece —murmuró Harry enojado. —Si me disculpan, con permiso.
Salió de la oficina sin escuchar a Severus que le hablaba; intentó alcanzarlo pero ni bien había dado un par de pasos, tuvo que volver a sentarse.

— ¿Estás bien?

— Si Albus, sólo fue un mareo, nada… —nuevamente una serie de imágenes lo invadieron y su rostro se puso aun más pálido; por fin recordaba todo, y ahora más que nunca debía alcanzar a Harry. Corrió lo más que sus piernas le permitieron seguido de cerca por Rousval y Dumbledore.

Llegaron cerca de los límites del bosque prohibido e incrédulos los tres alcanzaron a ver como alguien se llevaba a un inconsciente Harry Potter con él. Impotente, Severus se dejó caer de rodillas; algún conjuro, algún hechizo, algo debía ayudarle a dar con el paradero de el hombre que amaba, era el momento de demostrar que tantos años como espía habían servido de algo. Recordó algo, aunque dudaba que fuera de mucha utilidad pero era mejor que nada.

7

No recordaba nada; sólo un golpe en la cabeza. Abrió los ojos intentando reconocer donde estaba y se encontró con una habitación que estaba iluminada por varias antorchas; no había ventana alguna, sólo una puerta, y las paredes estaban tapizadas con imágenes suyas.
Intentó moverse un poco y descubrió que estaba atado a una silla, frente a él había, en una mesa, una suculenta cena dispuesta para dos, pero dudaba que pudiera comer algo, estaba bastante asustado. Observó una parte de la pared que no parecía encajar con lo demás y un tablón de corcho con varias fotografías, algunas de las cuales tenían una enorme X roja encima; de inmediato reconoció a algunos de los rostros: eran los magos muertos del caso que investigaba… eso significaba que estaba en la casa del asesino.

—No sabes cuánto tiempo he esperado para tenerte conmigo. —Habló a sus espaldas alguien que no permaneció mucho tiempo en el anonimato; vestido en un horrible traje morado estaba el sujeto que Severus describió. Con algo parecido a la ternura, acarició la mejilla del joven. —Llevo tanto tiempo observándote, y tú, —apretó la mejilla de Harry, lastimándolo —tú jamás me miraste… ni una sola vez; preferías irte con… con esos. Pero ellos ya no están. —Harry abrió los ojos al máximo, ya comenzaba a entender lo que ocurría.

— ¿Qué quiere de mi?

—No mucho; sólo que te quedes aquí, conmigo. —Sopesó las posibles respuestas, e intentó ganar tiempo.

—Si no, ¿qué?

—Lo harás aún en contra de tu voluntad, –gritó enfurecido —y además, terminaré lo que empecé.

—Si me quedo, prométeme que ya no lastimarás a nadie. —El otro asintió. —Está bien lo haré.
El hombre mostró una sonrisa demente y acercando un papel a la silla en donde estaba amarrado Harry, realizó un pequeño corte en el dedo del chico, cuya sangre cayó en el papel.

— ¿Qué es eso? —por toda respuesta le mostró el papel en el cual comenzaron a aparecer alguna letras; lo reconoció como un contrato matrimonial. Harry abrió los ojos lo más que pudo, obligado o no, esos contratos eran para toda la vida.

—Hubiera preferido una unión de almas pero era algo bastante pretencioso, sin contar con que tú debes estar de acuerdo; pero no te preocupes, con el tiempo serás tú quien me rogará porque lo hagamos. —Harry dudó sobre eso, pero prefirió no decir nada; sólo veía aquel pergamino que lo unía a Patrick Wilde. —Ahora los novios pueden besarse.

Acercó su rostro al del joven y lo besó, pero como recibió una respuesta negativa cuando el ojiverde apartó el rostro, se enfureció y golpeó su rostro con fuerza, rompiéndole el labio que comenzó a sangrar de inmediato.

—Mira lo que me has obligado a hacer. —Acarició la zona lastimada como si realmente lo sintiera, e intentó besarlo nuevamente; Harry tuvo más miedo que antes y su magia se empezó a descontrolar lanzando lejos a Patrick, sin saber, que eso mismo haría funcionar el rastreador de Snape.

Con algo de dificultad se levantó el castaño y sonrió como si nada pasara; se acercó con bastante tranquilidad a la mesa y comenzó a cortar un trozo de filete para acercarlo a la boca del ojiverde que alcanzó a detectar un peculiar olor.

—Un filtro de amor. —Las pociones era algo obligatorio que debían conocer los aurores y su gran amor por Severus le hizo poner especial dedicación a la materia siendo capaz, en ese caso, de detectar que se trataba de una poción de amor; no podía identificar exactamente cuál era, pero empezaba a creer que era una bastante potente.

Nuevamente su magia estalló logrando cortar las cuerdas que lo ataban y mandando lejos a Patrick y todo lo que había sobre la mesa, hiriéndolo a la vez con algunos cubiertos. Debía encontrar la forma de salir de ahí rápidamente; intentó llegar a la puerta aprovechando que su captor estaba herido, y su sorpresa fue grande cuando al abrirla, descubrió un armario de escobas; estaba en grandes problemas.

8

Severus Snape se puso en alerta cuando un ruido bastante agudo llamó su atención; frente a él estaba una esfera de cristal que comenzó a llenarse de un gas color magenta y que pronto comenzó a formar dibujos parecidos a un mapa; un puntito rojo comenzó a parpadear. Ahora sabía exactamente dónde se encontraba Harry.

9

Aprovechando la confusión del momento, Harry comenzó a buscar entre las paredes algún pasadizo o cualquier salida, pero nada, no encontraba absolutamente nada; de pronto las paredes comenzaron a vibrar y varias puertas y ventanas comenzaron a aparecer bajo sus fotografías y el panel de corcho. Al parecer, alguien había roto las barreras protectoras del lugar donde estaban, y casi creía saber quién había ido a su rescate.

El sonido de una puerta intentando abrirse llamó su atención e intentó correr a abrirla pero algo perforó su pierna; con terror observó que Patrick comenzaba a levantarse y que sostenía un arma entre sus manos; había sido un error darle la espalda y más cuando sabía de qué forma había asesinado a los demás; no era de extrañarse que trajera una pistola consigo.

—No puedo dejar que te marches, Harry. ¿Lo olvidaste? Estaremos juntos hasta que la muerte nos separe.

—Entonces vete despidiendo —una profunda voz resonó en la habitación.

— ¡Severus, vete! Puede lastimarte.

—No te dejare.

Fue sólo un segundo; un segundo en que le dieron la espalda, un maldito segundo que pudo cambiarlo todo.

—Si no es mío, no será de nadie.

Patrick disparó a quemarropa a Harry pero Severus se interpuso recibiendo la bala; el castaño ni siquiera lo notó, coloco el arma en su boca y disparó; abundante sangre comenzó a brotar del cuerpo que estaba desplomado en el piso, pero los ojos verdes sólo observaban al ojinegro mientras comenzaba a llorar.

—No me dejes, por favor. —Se abrazó al cuerpo del mayor y se asustó por un momento al sentir que una mano acariciaba sus cabellos; sintió que el alma le volvía al cuerpo al ver a Severus intentando sonreírle, pero no podía evitar hacer un rictus de dolor. Si bien el impacto no fue muy grave, si alcanzó a lastimar su hombro y que Harry lo estuviera abrazando con fuerza no ayudaba y ambos comenzaron a perder sangre.

—Nunca lo haré. —En un vano intento quiso llevar una mano a sus bolsillos pero el dolor se lo impedía. —En mi pantalón hay un galeón, es un trasladador; sólo debes pronunciar “pociones” y… —no pudo continuar; el dolor era cada vez más intenso pero Harry no perdió más tiempo y sujetando bien a su pareja, hizo lo indicado.

Sintió un jalón en su estomago pero ni así soltó a Severus; ambos cayeron de forma dolorosa en un frio piso de piedra que el joven pudo reconocer como Hogwarts. Antes de caer inconsciente escuchó algunas voces y pasos apresurados dirigiéndose hacia ellos.

10

Julien terminó de cerrar el caso. Con el asesino muerto, pudo decir a la prensa que el motivo de los crímenes fue simplemente la locura; por nada del mundo diría que un hombre obsesionado con Harry Potter se dedicó a torturar hasta la muerte a las conquistas de una noche del héroe del mundo mágico, y el chico le estaba muy agradecido por ello. Al no dejar ninguna cosa sin resolver, el ojiverde presentó su renuncia, lo que causó un gran revuelo en todos.

—Creo que ya fue suficiente para mí el ver tantas muertes y “atrapar a los malos”; ahora sólo quiero dedicarle tiempo a mi pareja. —Fue lo único que dijo a los medios.

Y así fue; por lo pronto se dedicaba sólo a consentir a Severus; ambos estaban viviendo en alguna parte de Suecia, disfrutando de su mutua compañía, sólo esperando que llegara septiembre para comenzar a dar clases en Hogwarts. Snape regresaría como profesor de Defesa Contra las Artes Oscuras y Harry como profesor de Estudios Muggles.

No es que a Harry le agradara mucho esa materia, pero en cuanto el director le ofreció una plaza, simplemente no pudo rechazarla si así podía pasar más tiempo con su futuro esposo; porque sí, Severus Snape iba a ser su esposo, solo que este aún no lo sabía.

—Harry, yo… —el ojinegro se arrodilló frente al joven y sacó una cajita de terciopelo azul de entre sus ropas, extendiéndosela.

O, ¿quizás si lo sabía?

Fin

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MensajeTema: Re: Obsesión (One shot)   Obsesión (One shot) I_icon_minitimeSáb Jul 31, 2010 1:05 am

Estuvo buenisma me encanto. Feliz cumpleaños Harry muchos besos y abrazos. "No me mates Sev, es solo de cumpleaños." Besos para ti también.
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MensajeTema: Re: Obsesión (One shot)   Obsesión (One shot) I_icon_minitimeDom Abr 26, 2015 8:59 pm

Hace algunos ayeres que leí esta historia y no me acordaba de quien era y la estuve buscando y ahora que la deje de buscar la encontré jajajja que ironía, me encanta es genial me gusta la pedida de mano jajaja como Severus sorprende a Harry jijiji
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MensajeTema: Re: Obsesión (One shot)   Obsesión (One shot) I_icon_minitime

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