alisevv
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| Tema: Death Eater Takes a Holiday. Capítulo 45. Malentendido Mar Mar 30, 2010 3:47 pm | |
| Death eater takes a holiday Capítulo 45Malentendido Albus Dumbledore se sentó tranquilamente, revisando los reportes de los exámenes de Madam Pomfrey. Arthur Weasley y el auror a cargo estaban sentados frente a él. Se decidió que la escena de la pequeña porción visible de los pensamientos líquidos salpicados sobre la persona de Ron no serían recogidos y guardados para documentación del Ministerio. Dado que la escena en cuestión estaba distorsionada y repartida en pequeñas secciones, no suministraba información que el Ministerio pudiera utilizar en su lucha contra Voldemort. Se permitió que la pequeña salpicadura de líquido plateado se secara y la ropa fue destruida. Los reportes médicos confirmaban la información de Ron; había sido golpeado y torturado con magia. Albus aseveró que un espía que tenían en las filas del Señor Oscuro había aplicado al menos parte de la tortura. Sin importar lo que se había visto, Pomfrey confirmó que no se había producido penetración.
Uno de los aurores del pequeño grupo que había llegado a Hogwarts era miembro de la Orden. Dos eran amigos personales de Arthur Weasley, y ambos eran implícitamente confiables. Los demás habían sido entrevistados por separado. Sólo uno de los aurores restantes expresó que podría identificar con seguridad al mago enmascarado como Severus Snape.
Ahora, los tres magos en la oficina del Director debían decidir quién mantendría sus recuerdos. Por una parte, lo más fácil sería lanzar un obliviate a todos los que no fueran miembros de la Orden o cercanos a ella. Por otro lado, tenía beneficios que ciertas personas creyeran que Snape era un Mortífago activo. Era una decisión difícil y no se haría a la ligera.
Mientras ellos se encontraban reunidos, Harry seguía en la enfermería, donde permanecía inmóvil y callado. Su mente giraba en torno a los eventos de la última hora. La conmoción provocada por los aurores había durado poco tiempo, pues Poppy les había echado, para poder examinar a Ron en privado y sin perturbación.
Después que le había dado toda la sangre que podía ser donada con seguridad, el señor Finnigan había sido escoltado a su casa, luego de darle las gracias apropiadamente. Fue después de eso que la matrona se había acercado a la cama de Harry, para encontrar el desastre provocado cuando el joven había vomitado más temprano. Ella se apresuró, mascullando sus quejas pues él no había llamado a nadie cuando se sintió enfermo. Harry continuó ignorándola, manteniendo los ojos cerrados. La medibruja no estaba segura si era que el chico había estado en shock, o simplemente con mucho dolor. De hecho, podía haber sido ambos. Decidió que le volvería a evaluar cuando terminara de curar las muchas heridas que no había atendido antes, cuando su cantidad de sangre estaba tan agotada. Habían encontrado un segundo donante, pero la sangre había sido recogida y empaquetada en una habitación separada, para minimizar los riesgos de seguridad.
Cuando la puerta de la enfermería fue abierta, Harry se mantuvo rígido. No sabía si Severus se aparecería por allí ahora que Ron estaba en la misma habitación. Tenía mucho sobre lo que reflexionar, y no estaba listo para ver al hombre. Prestando atención, escuchó pisadas que se acercaban a su cama. Madam Pomfrey se detuvo momentáneamente, lo que le indicó a Harry que sabía que la persona estaba allí, pero no habló a quienquiera que fuera la persona que había entrado en la enfermería. Con los tres Weasleys más jóvenes en la habitación, Severus tendría que cuidar sus pasos. Él había planeado contarle muy pronto a los Weasleys sobre su relación con Sev, ¿pero qué pasaría ahora? Su mente continuaba liada con todas las preguntas que la inundaban. Nadie más tendría razón para permanecer tan quieto. Tenía que ser Snape quien estaba tan cerca, caminando casi silenciosamente.
Severus había entrado con cautela. Había visto a McGonagall en el pasillo, y ella le había confirmado que Poppy había reportado que las apariencias externas de Ron habían resultado engañosas, así que él estaba libre de sospecha. Pero eso no significaba que el joven Weasley quisiera verle todavía. Suspiró con alivio cuando Minerva le contó que Harry no había sido informado del incidente que involucrara una violación simulada contra su amigo. Podrían lidiar con ello más tarde, cuando Harry hubiera sanado y en la privacidad de su hogar. Afortunadamente, la cama de Ron se ubicaba detrás de una cortina, aunque a través de una pequeña abertura pudo ver a varios pelirrojos moviéndose por allí. Lo más probable es que fueran algunos Weasley visitando a su hermano. Logró deslizarse al interior del recinto pretextando hacer una entrega de pociones, y pudo echar un vistazo a su amado. Había esperado que ya estuviera curado. Esto le preocupaba, porque significaba que Harry estaba más herido de lo que había pensado inicialmente, o que necesitaba gran cantidad de sangre antes de poder ser curado. Afortunadamente, Poppy notó que no iba a hablar, y se giró hacia él para entregarle la historia médica del chico.
Una de las cosas que Harry no había planeado era que fingir estar dormido era la mejor forma para caer dormido. Especialmente cuando su cuerpo estaba tan lastimado. Poppy le había dado una poción para ayudarle a relajar algunos músculos, y también funcionaba como relajante general, trayendo como resultado que vagara entre la consciencia y la inconsciencia. Su mente había escapado del pensamiento de que Severus estaba en la habitación, hacia el recuerdo del cuerpo de Ron, apaleado. Se estremeció ante el recuerdo y continuó vagando entre diversos estados de consciencia. Severus le observó con preocupación.
En lo profundo de su mente, la imagen de Ron osciló adelante y atrás en un sueño familiar. El sueño de Sara. Esta vez, en el sueño, Severus no tenía la máscara de indiferencia que mostraba en la visión. En lugar de eso, mientras violaba a la mujer, tenía la misma expresión engreída que había tenido en el incidente de Ron.
El Severus real observaba cómo la pesadilla de Harry cobraba forma. Poppy le pidió que le ayudara a calmarle y le mantuviera quieto. Casi estaba terminando de curarle, pero hasta entonces no podría darle una Poción para Dormir sin Sueños.
De repente, se formó una conmoción. Alguno de los visitantes de Ron había dejado caer una bandeja de metal. Ésta repiqueteó en el suelo con un sonoro crujido.
—¡Detengan ese infernal jaleo! —gruñó Snape con tono helado. Al instante, Harry se congeló y se alejó del gruñido de Severus, para luego acurrucarse en una bola, moviéndose hasta que su cuerpo terminó presionado contra la cabecera de la cama. Terminó con el cuerpo encogido hasta un límite que Severus no creía posible.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡No quise hacerlo! ¡Shh, Hedwig, harás que se ponga furioso! —gritaba Harry, pensando que el sonido era su lechuza golpeando contra la jaula para que la dejara salir, tal como había hecho en el pasado.
Deseando calmar a su amado, Severus intentó abrazarle y arrullarle, para que se relajara y volviera a acostarse. Pero al parecer, su tacto sólo había empeorado la situación.
>>¡No, no, por favor! ¡Por favor, no! —gritó, tratando de alejarse de las manos sobre él—. Tío Vernon, no lo haré de nuevo, lo prometo —ahora, murmuraba la última frase una y otra vez. Todo el tiempo mantuvo los brazos alrededor de su cabeza, protegiéndose de golpes que estaba seguro vendrían.
Severus estaba impactado por tal exhibición. Y se impactó aún más cuando la cortina que rodeaba la cama de Weasley se abrió, mostrando a Ron, quien saltó hacia ellos, gritando:
—¡No le toque! —chilló—. ¡Apártese! —rugió a Severus, alejándole de Harry. Levantó una mano, manteniendo al hombre a raya, y se acercó tanto como pudo a Harry, sin tocarle. El joven de ojos verdes había continuado alejándose lo más posible. Mientras se retiraba, había esperado golpear la pared de la esquina de su habitación en casa de los Dursley, pero en lugar de eso, cayó al piso de la enfermería. Ron atrajo la cabeza de su amigo hasta su regazo, causando otra conmoción, pero alejó sus manos tan rápido como le fue posible luego que la cabeza morena estuvo fuera del piso duro.
—Shhh —comenzó Ron, meciéndose ligeramente—. Escucha. ¿Puedes oírlo? —susurró.
—¿Escuchar qué? —preguntó alguien en la habitación, ganándose una mirada furiosa de Ron.
—¿Puedes oírlo? —empezó de nuevo—. Presta atención, ¿oyes las alas? —arrulló Ron—. Alicia tiene la quaffle, Gryffindor sube a sesenta puntos…
Finalmente, luego de varios minutos, a Severus se le ocurrió que el joven estaba comentando un imaginario partido de quidditch. Continuó describiendo el juego, jugada a jugada, hasta que Harry se calmó y, aparentemente, se quedó dormido. Nadie había dicho ni una palabra mientras Ron daba cada detalle del juego como si lo estuviera observando en ese momento. No había hecho ni una pausa. Era como si hubiera visto ese juego una y otra vez, y conociera cada parte con el corazón.
—¡En el nombre de Merlín, ¿qué acaba de suceder aquí?! —interrogó Severus, manteniendo la voz tan baja como le fue posible. Esto también sirvió para que sonara aterrador cómo el demonio.
—Un flashback —vino la serena respuesta desde un lugar detrás de Severus. Albus había entrado en la enfermería en medio de la narración de Ron. El anciano miró con tristeza a Harry, acurrucado en el piso. Se acercó a Poppy y, mágicamente, elevó al joven dormido hasta su cama y le cubrió con una manta—. Ven, vamos a caminar un poco.
Parecía como si Severus quisiera protestar por tener que dejar a Harry, pero sabía muy bien que cuando Albus comenzó a salir sin mirar atrás, esperaba que su profesor de Pociones le siguiera.
Madam Pomfrey insistió en que los gemelos esperaran en el pasillo, e intentó conseguir que Ron regresara a su cama. Tuvo que ceder y permitir que el chico se sentara en una silla al lado de la cama del dormido Harry, arropado por una cobija. Decidió liberar a Ginny y dejarla bajo los cariñosos cuidados de su madre, y la mandó a su casa con los gemelos. Se sentía agradecida de que durante toda la conmoción, la joven señorita Weasley hubiera estado durmiendo tranquilamente detrás de la privacidad de las cortinas de su cama. Conociendo a sus hijos como les conocía, Molly había lanzado un hechizo de silencio alrededor de la cama de su hija. Ninguna de las dos había notado el incidente que había tenido lugar no muy lejos de ellas. —¿Harry tiene episodios donde revive el tiempo con su familia? —preguntó Severus, tan pronto como los dos magos alcanzaron los terrenos fuera de las puertas principales. Albus suspiró.
—Había pasado bastante tiempo desde la última vez.
—¿Por qué yo desconocía esos hechos? Pensé que él me había dicho todo lo que había que saber.
Severus apenas podía creer lo que había visto. Estaba tratando de que su molestia no se convirtiera en enojo, así como trataba de ralentizar su paso lo suficiente como para emparejarse con el del anciano, quien caminaba a su lado con andar pausado.
—¿Por qué asumirías que sabes todo lo que hay que saber de él? ¿Acaso tú le has contado todo lo que ha sido tu vida? —inquirió el anciano. Se sentía muy triste por haber visto a Harry en ese estado.
—No, por supuesto que no; es sólo que Harry ha compartido conmigo mucho de lo que ha sido su vida. Ha sido muy comunicativo acerca de muchas cosas. Yo hubiera pensado que algo de esta magnitud sería importante de mencionar. ¿Cómo podía saber cómo reaccionar si esto hubiera sucedido estando solos? Seguramente, habría tratado de confortarle físicamente.
En ese momento, se le ocurrió que Harry nunca le había dado detalles de lo que había sucedido con su familia. Comprendía que había cosas sobre las que era preferible no pensar, mucho menos hablar. Nunca había presionado a su pareja para que le hablara sobre su vida, pero, ciertamente, nunca había esperado que estuvieran sucediendo flashback como éste.
—No pensé que los siguiera teniendo —comentó Albus. Había pasado mucho tiempo desde su último episodio—. Es algo muy personal. No creo que él haya sido negligente, sino que realmente creía que tú no lo experimentarías de primera mano, ni tendrías necesidad de saber cómo confortarle —se detuvo frente al lago y miró el agua por un momento—. Fue un verano difícil para Harry, el que se quedó conmigo en la torre.
—Por alguna razón, no te veo como un comentarista de quidditch —dijo Severus secamente.
—No, ésa es la técnica de Ronald. Sabía que el quidditch era algo que se pensaba como exclusivamente mágico. Fue un modo de ayudar a Harry a darse cuenta que estaba en nuestro mundo, lejos de esas horribles personas. Yo uso canciones —contestó, como si fuera obvio.
—Los muggles tienen música. La mayoría es atroz, pero la tienen —comentó Severus, sin entender cómo cantar podría ser pensado como algo exclusivamente mágico.
—El canto calma a los niños. Tristemente, es algo que Harry nunca asocia con el tiempo que vivió con sus parientes muggles. El canto era confortante, pero el tacto era algo diferente. Después de la última visión de Harry aquí, en la escuela, apenas puedo decirte lo complacido que estoy de verle encontrando consuelo en tus brazos. Ha sido un largo camino para llegar a ser el hombre confiado que conoces ahora.
Un cómodo silencio creció mientras ambos magos reflexionaban en todo lo que había pasado. Albus recordaba el tiempo en que Harry había estado directamente bajo su cuidado. Habían sido muchas noches duras, y días donde detalles inesperados disparaban los malos recuerdos del chico. La doctora Harkin había dicho que, aunque era difícil que volviera a tener episodios, siempre habría la posibilidad de que algo desencadenara un recuerdo. Albus sabía que había sido principalmente la tensión del ataque la que le había colocado en un estado susceptible a un flashback, y probablemente pronto regresaría a su estado normal; sin embargo, era difícil de predecir.
Ninguno de ellos sabía que Harry había visto el pensamiento del cautiverio de Ron.
Severus estaba seguro que el estrés del ataque era la razón por la cual estaba teniendo una reacción tan fuerte. Se maldijo internamente por haberlo poseído tan rudamente, sabiendo que iba a volar con sus amigos. Reflexionando en el ataque, se dio cuenta que eso no había sido un problema. Harry había procedido realmente bien. Le había visto maniobrar su escoba para esquivar a los Mortífagos, y atacarles siguiendo su propio juego. Todo el entrenamiento le había preparado muy bien. Había actuado sin vacilación, haciendo que Severus se sintiera orgulloso, de hecho.
Pero… era la primera vez que Harry había matado a una persona intencionalmente. Seguro, era el joven Gryffindor que creía que Quirrell había sido su primer muerto, por así decirlo. Pero, realmente, no había tenido intención de tomar otra vida, hasta ahora.
Severus regresó a la enfermería, una vez más con la esperanza de ver a Harry. Había estado varias veces en ese día, pero el joven siempre estaba dormido o sedado. Había pasado tantas veces, que empezaba a pensar que Harry estaba evitándole. Decidió probar su teoría deslizándose entre las sombras para ver si estaba más alerta. Sus sospechas fueron confirmadas cuando le escuchó hablando con Ron. El pelirrojo no había dado detalles, pero le había dicho a su amigo que Severus había presenciado, inadvertidamente, su flashback. Era evidente que Harry se sentía avergonzado por lo sucedido. Lucía decepcionado de sí mismo, como si hubiera fallado en algo.
Severus se preguntaba cuál habría sido el detonante. En retrospectiva, recordó que cuando había caído la bandeja, él había gritado.
“Quizás el lanzarle a través de la ventana le hizo pensar que yo de verdad quería herirle, y al escuchar mi voz enojada se congeló al creer que le iba a dañar nuevamente”, pensó Severus.
No era la primera vez que había estado completamente equivocado acerca de sus suposiciones respecto a Harry.
Luego de aguardar hasta que fue el momento propicio, se apareció en la enfermería justo después que Ron había abandonado su cama para ir a bañarse. Dado que era la primera ducha desde que había llegado, le tomaría un buen rato. Harry estaba sonriendo por algo que su amigo había dicho, pero su expresión cambió al ver a Severus caminando hacia él.
—Has estado evitándome —comentó el hombre, sin malicia.
—Que gracioso, no recuerdo haber ido a ningún sitio —replicó Harry, sin emoción.
Se había sentido devastado al pensar que su pareja hubiera sido capaz de violar a su mejor amigo. También estaba confundido por el hecho de que Ron no parecía estar molesto por el ataque. Inicialmente, se había mostrado claramente agitado, pero pronto había recuperado su humor habitual. Incluso había vuelto a relatar de buena gana los eventos de su captura. Se sentía orgulloso de que Ron hubiera manejado lo sucedido de tan buena forma. No sólo no había entrado en pánico, sino que había logrado traerse a un Mortífago con él, cuando activó el traslador para alejarse de sus captores. Harry no le cuestionó el que no mencionara a Severus. Podría jurar que el pelirrojo estaba ocultándole cosas. Recordó que se había sentido así cuando el incidente con Alex Nott; ni siquiera podía imaginar lo que significaría haber sido violado. Y aquí estaba, enfrentando al hombre que amaba, pero inseguro de cómo se sentía.
Severus seguía en silencio, observando cómo la inexperta máscara de indiferencia de Harry caía, y a ello seguían una miríada de emociones. Ahora, estaba seguro de que era verdad; el joven estaba claramente angustiado por verle. Eso dolía. Nunca deseó ser la causa de la angustia de Harry.
>>¿Cómo pudiste? —preguntó el Gryffindor, su voz era apenas un susurro.
—Había poco de dónde elegir. Hice lo que pensé sería lo mejor —Severus no tenía idea de que ni remotamente estaban hablando de la misma cosa.
—No entiendo cómo eso fue siquiera una opción —pensaba que Sev no podía lograr una erección, a causa de la poción que tomaba antes de las reuniones con objeto de evitarla.
—¿Qué sugieres que debería haber hecho?
Harry no contestó. A decir verdad, no había pensado en eso. Ni siquiera sabía que opción hubiera preferido, Ron soportando tan horrible experiencia, o Severus siendo atrapado como espía, y muy probablemente, asesinado. De esta manera, Sev estaba vivo y Ron lo superaría eventualmente. ’Ni siquiera parece alterado ahora’, pensó. Había perdido mucho en su vida, y perder a Severus ahora que había encontrado el amor, sería devastador. La pregunta real era: ¿podría perdonar la violación? ¿Podría intimar nuevamente con Severus? Y había otra idea insistiendo en su cabeza; la expresión engreída en el rostro de Severus.
Realmente, esa expresión era la que hacía todo insoportable. ¿Era Severus tan malo como Lucius? No era posible. Pero, aún así…
El maestro de Pociones se estaba comenzando a enojar. No era como si hubiera tenido muchas opciones. Harry estaba vivo; ya había pasado lo peor, así que, ¿cuál era el gran problema? Pero los ojos verdes frente a él estaban repletos de emociones entremezcladas y dolor. Odiaba esa mirada en Harry. Suspiró, tranquilizándose.
>>Comprendo que estés dolido por tu familia, la gente que debería haberte amado —comenzó.
—¿Qué tiene eso que ver? Ellos nunca hicieron nada parecido a esto —tragó con fuerza, pensando en cuán peor hubiera sido su vida si su tío le hubiera atacado sexualmente. Ya bastante mala había sido. Se estremeció ante el pensamiento—. Pero tenías la misma mirada engreída que mi tío. Esa mirada de suficiencia, como si hubieras aplicado un castigo muy merecido —a pesar de sus esfuerzos por evitarlo, una solitaria lágrima amenazó con caer.
De repente, Severus se sintió muy confundido.
—¿Qué mirada engreída? ¿Cómo pudiste ver alguna expresión desde trescientos pies de altura, colgando de la azotea del castillo?
—¿El tejado? ¿Qué tiene que ver el tejado con que hayas violado a mi mejor amigo? —gritó Harry, mucho más alto de lo que había sido su intención. La lágrima que amenazaba, se desbordó. Mordió con fuerza el interior de su mejilla, en un intento por evitar que más lágrimas cayeran. No se quebraría.
Madam Pomfrey salió de su oficina al escuchar que Harry alzaba la voz. Severus necesitó tiempo para poder analizar lo que Harry acababa de decir, y le tomó casi tres segundos antes que su boca se abriera con sorpresa. Ron eligió ese momento para emerger del baño.
—¿Quién te lo dijo? —gruñó el pelirrojo—. ¡Les dije que no te dejaran ver la visión del pensadero! —estaba furioso; su rostro estaba tan rojo como su cabello. Sabía que esa conversación era inevitable, pero no estaba listo para sostenerla.
—¿Qué visión? —ladró Severus.
Antes que Ron pudiera contestar, Harry había empezado de nuevo.
—La visión de mi mejor amigo tirado en el piso, sangrando. ¡La misma visión que mostraba un hombre enmascarado abandonando la habitación!
Severus se veía como si un vaso sanguíneo estuviera a punto de estallar en su sien. Ron se apresuró, tratando de explicar, pero Harry seguía hablando, demasiado cargado emocionalmente como para prestar mucha atención a su agotado amigo.
>>Llevabas una máscara, pero pude ver que tenías esa expresión. Puede que no sea lo bastante bueno para analizar lo demás, pero conozco cada línea de tu rostro, y la forma en que te mueves —su voz, que era apenas un susurro, se elevó—. ¡Te veías muy complacido de ti mismo! —sollozó.
Harry estaba prácticamente hiperventilando, y sollozaba entre aspiraciones. Severus había empezado a hablar, pero sus palabras se perdieron cuando, finalmente, tragó saliva con dificultad, respiró, y vomitó sobre los zapatos del profesor.
Madam Pomfrey colocó una mano sobre el hombro de Harry y le empujó contra la almohada. Incluso antes que su cabeza tocara la funda, le hizo tragar una poción tranquilizante. Sin siquiera ver la conocida etiqueta, Severus reconoció los aspectos de la poción calmante más fuerte de las que Poppy guardaba en su almacén. La bruja registró en su gran bolsillo, sacó un vial de poción contra la náusea y también se la dio, rápida como látigo. Dejó caer los recipientes vacíos en su bolsillo y limpió el rostro de Harry, secando sus lágrimas y retirando el resto del vómito.
Ron paseaba sin cesar, explicando lo que Severus había hecho. Harry trataba de encontrarle sentido a lo que decía, pero estaba difícilmente coherente, y Ron había mencionado una mezcla de palabras como ‘dolor’, y algo sobre un ‘hechizo’ y ‘sólo tocado… cuando le dio un puñetazo’. El joven de ojos verdes apartó la cabeza tanto como la almohada le permitía; Ron estaba abrumándole con su incesante diatriba. La poción era muy fuerte. Llevó las manos a su cara, tratando de retirar las lágrimas que sabía había llorado, pero por alguna razón ya no estaban. Sus ojos muy abiertos iban de Ron a Severus. Se veía confundido, y secaba continuamente las inexistentes lágrimas. Se sobresaltó cuando una fuerte mano aferró su mandíbula, atrayendo su atención hacia un pálido rostro.
—¿Te-he-mentido? —preguntó Severus, expresando cada palabra con mucha claridad. Harry sacudió la cabeza, negando como mejor podía con la férrea mano sosteniéndole en su lugar. La enorme mano de Sev, prácticamente abarcaba toda su cara. El hombre aguardó un momento a que Harry volviera a enfocarse—. Yo-no-violé-a-Ron.
El joven miró el rostro de su amado, atentamente. Las ruedas daban vuelta, aunque lentamente. Con un jadeo, su cara se iluminó y se giró nuevamente a Ron. Éste sacudió la cabeza, confirmando la declaración de Severus. Harry se veía trastornado otra vez, y sintió cómo la mano le atraía hacia Sev.
—No violé a tú amigo —confirmó Severus, como si supiera lo que Harry estaba pensando. Todavía lucía confundido, pero se notaba un pequeño atisbo de esperanza. Severus habría explicado más, pero podía ver que el chico estaba luchando por mantener los ojos abiertos. La poción tranquilizante era muy potente, casi clasificada como un somnífero. Con suavidad, enjugó una lágrima del rostro de Harry, manteniendo el contacto visual hasta que los ojos verdes se agitaron y cerraron. Mantuvo una mano en la mejilla enrojecida hasta que sintió el peso de la cabeza contra su palma, confirmando que se había dormido.
Ron se encontró mirándole fijamente. Lo había visto antes, pero todavía se le caía la mandíbula cuando era testigo del cariño que Severus sentía por Harry. También había esperado no tener que enfrentar a su antiguo profesor. Ron sabía que lo que Snape había hecho le había salvado de algo mucho peor. Sabía que el Mortífago/espía había tomado un gran riesgo al no violarlo, pero eso no hacía que fuera menos vergonzoso enfrentar al hombre. Se aferró al hecho de que no se había quedado completamente en cueros en frente de Snape, y se consoló con la poca dignidad a la que se podía aferrar. Eso ayudó por un par de minutos, hasta que admitió ante sí mismo que había estado totalmente expuesto ante el hombre, mientras Snape había hecho movimientos de embestidas sobre él. Podía sentir el calor subiendo a su rostro por la vergüenza que le producía el recuerdo.
>>Weasley, quizás debería acostarse, está muy colorado. Es la primera vez que se levanta de la cama, ¿verdad?
Ron salió bruscamente de sus reflexiones, pues no esperaba que Snape estuviera hablando con él. Antes que pudiera contestar, Madam Pomfrey se acercó nuevamente a la cama. Ron se sintió aliviado de la distracción de una conversación que no deseaba tener. Pero no tuvo la suerte de evitar lo inevitable. Vio que Snape arropaba a Harry y luego caminaba en su dirección, en lugar de hacia la salida. Se había estado preguntando desde hacía unas semanas cómo sería estar con Harry en compañía de Snape, también. Había hablado con Hermione, y se había sorprendido al saber que ella había disfrutado el tiempo que había pasado con la pareja. Pero no estaba seguro de si eso contaba, ya que su novia había estado bebida todo el tiempo.
>>He escuchado que el Ministerio reconoció sus acciones durante su cautiverio. Su padre dijo que había avanzado en su estatus como auror más que cualquier candidato de su edad. Felicitaciones, señor Weasley —expresó Severus con sinceridad—. De los magos que usted pudo haber traído para el Ministerio, eligió bien.
Ron no daba crédito a sus oídos. ¿Snape le había felicitado y le había dado un cumplido?
“No, debe haber sido un sarcasmo”, pensó, pues el Mortífago que había agarrado cuando utilizó el traslador no era uno de los principales seguidores de Voldemort
—Difícilmente tenía elección —argumentó—. Estaba esperando a Malfoy o algún otro de los verdaderamente importantes —explicó, sin querer mirarle a los ojos. Al escuchar que Severus soltaba una risita, levantó la vista, indignado, antes de quedarse pasmado.
—Cierre la boca, Weasley —Severus sabía que no era seguro reír en presencia de Ron; no quería producirle un ataque al joven—. Puede que usted lo haga bien en su entrenamiento de auror, pero permítame darle una lección de política —comentó con una sonrisa—. Si hubiera hecho algo tan milagroso como traer a Lucius Malfoy, hubiera recibido una gran palmada en la espalda y sería el hombre de la hora. Pero tenga la seguridad que para el tiempo en que su hora hubiera pasado, Lucius habría salido por un tecnicismo, o porque hubiera pagado a suficientes personas para que probaran que estaba actuando bajo un Imperius, o por cualesquiera de innumerables vías. Lucius sabe cómo mantener limpia su nariz. Cuando todo hubiera sido dicho y hecho, usted y el Ministerio no tendrían nada que mostrar.
Ron se veía como si estuviera a punto de protestar, pero permaneció en silencio. Un logro impresionante, para Ron.
>>El mago que trajo era muy leal, y se esforzaba por conseguir estar en el círculo interno del Señor Oscuro. Mucha información será extraída de él.
Severus dijo esto con una sonrisa malvada. Ron no quería pensar en los métodos que utilizaría para obtener la información. Seguro, el hombre podría utilizar veritaserum, al ser maestro de Pociones y todo eso, pero Ron sentía que había muchos otros métodos. Y esa sonrisa malvada era tan intimidante. Le hizo pensar en lo que Harry debía haber visto en el pensadero.
—¿Piensa que Harry le creyó?
Severus había sido atrapado con la guardia baja por el cambio de tema, pero su máscara de indiferencia no le abandonó.
>>Cuando estábamos en los primeros años, Harry y yo, hmm… Harry y yo acostumbrábamos pensar que un día iríamos demasiado lejos y usted nos torturaría por romper las reglas —tiró de un hilo flojo de su cobija.
Los labios del hombre comenzaron a curvarse, pero no contestó. Pensaba que Ron no había terminado y estaba tomando un momento para ordenar sus pensamientos.
>>No creo que ninguno de los castigos que imaginamos llegara ni de cerca a lo que pasó realmente. Especialmente, cuando sabes que ellos no se miden a la hora de torturar —se detuvo nuevamente y miró los ojos negros por unos segundos—. Nunca creí que incluso podría estarle agradecido por lo que hizo, una vez que volviera a estar en mis cabales —musitó tan suavemente que casi era un susurro.
Mirando en retrospectiva, Severus estaba seguro que había sido uno de los días más extraños de su vida. Esa misma tarde, Arthur Weasley le había agradecido por haber torturado a su hijo menor. Por supuesto, ellos en realidad estaban agradeciendo a su ingenio, no al insoportable dolor que Ron había tenido que aguantar. Sin embargo, era extraño. No pudo evitar pensar en los tiempos pasados, no tan lejanos como se podría pensar, en que él estaba fanatizado por conseguir castigar a Potter y a su fiel compinche por los años de provocaciones que le habían causado. Apenas en el tiempo que duraban dos estaciones, su vida había dado un gran cambio.
Harry despertó en medio de voces familiares; Hermione y Ron estaban hablando. Había una cortina de privacidad rodeando la cama del pelirrojo, así que no notaron que su mejor amigo había despertado. Habitualmente, el joven de ojos verdes no hubiera escuchado conversaciones privadas, pero estaba seguro que el nombre de Severus había sido mencionado.
—Me alegra que finalmente tuvieras oportunidad de hablar con él —decía Hermione, tan suavemente que Harry apenas podía entender lo que estaba diciendo. Se sentía como un canalla, escuchando tras las puertas, pero tenía muchas preguntas y estaba confundido. En ese momento, sólo deseaba escuchar, sin que los demás supieran que estaba allí y esperaran respuesta.
—No pensé que podría volver a verle a la cara. Estaba muy avergonzado; pero, para ser franco, no fue tan difícil como pensé que sería. Es que el sólo pensar que el cretino hubiera visto mis partes me ponía histérico.
—No creo que debas llamar a Snape cretino, Ron —le regañó la chica—. Arriesgó su vida al hacer lo que hizo.
—Lo sé — replicó, sonando apropiadamente apenado—. Le dije que lo apreciaba, en cierta forma. Todavía no puedo acostumbrarme a que no sea un cretino grasiento. Uhh… sabes lo que quiero decir. Mione, todo fue tan irreal. Yo sabía lo que estaba tratando de hacer, pero quería matarle de todas formas, y luego escuché que hablaba a mi oído. Me dijo que me iba a sacar de allí. Él no sabía que yo todavía tenía el traslador. Y, sabes algo —hizo una pausa—; le creí. Creí que iba a encontrar una manera de sacarme de allí. Por mi vida que no sé cómo hubiera hecho sin destrozar su maldita tapadera, pero yo estaba seguro de que realmente pensaba hacerlo —Ron bufó—. Bueno, tan seguro como uno puede estar después que tu profesor de Pociones ha explotado tu trasero con un asqueroso hechizo.
Hermione emitió un sonido como si estuviera molesta por la elección de palabras de su novio.
Harry rodó sobre sí mismo, pensando en lo que acababa de decir su mejor amigo. ¿Un ‘asqueroso hechizo’? Todo se veía muy real, ¿no? Con las visiones que había tenido lo largo de los años, desafortunadamente, tenía una idea bastante clara de cómo lucía una víctima de violación. De repente, se le ocurrió que Severus también lo sabría. Se preguntaba si no habría tenido oportunidad de tomar la poción que evitaba la erección antes de la reunión. En vista de la gran conmoción previa, podría haberlo olvidado, o algo así, reflexionó. Gimió. Su cabeza estaba inundada de preguntas.
Al escucharle gemir, Ron y Hermione fueron conscientes de que había despertado, y estaban a su lado incluso antes que Harry pudiera darse cuenta de que había emitido el sonido. Ron hizo un gesto con la cabeza y Hermione, entendiendo, salió a hablar con madam Pomfrey en su oficina.
—Ey, Harry —saludó el pelirrojo tímidamente, esperando que su amigo ya no estuviera alterado—. Yo no había planeado contarle a todos, pero… ya sabes —comentó, refiriéndose a las imágenes del pensadero. Se giró para comprobar que Hermione no regresara todavía y, cuando verificó que no, continuó—: Ahora sé porqué no querías contarnos sobre Nott. En aquel entonces estaba molesto contigo, pues pensaba que podías contarnos cualquier cosa, y te cuestionaba porque lo habías guardado en secreto ante nosotros. Pero, ahora… —puso los ojos en blanco y emitió una risa ligera —. Siento que me hayas visto así, Harry. Especialmente, cuando ignorabas la verdad. Al darme cuenta de que ellos estaban usando alguna especie de caja de cerebro, ya sabes, ¿el pensadero pequeñito? —Harry asintió, y el otro prosiguió—. Sé que ellos iban a usarlo como un cebo para que fueras a ayudarme o algo así. No podía dejar que lo mostraran a nadie. Pensé que cuando había derrabado el líquido y activado el traslador, era libre de regresar a casa.
—¿Qué hizo él? —preguntó Harry, con voz vacía de expresión. Ron sabía que se estaba refiriendo a Snape.
—Él no hizo ‘eso’, Harry —aseguró rápidamente, y de repente, tomó conciencia que debería haber sido la primera cosa que saliera de su boca luego que Harry despertara—. El malvado bastardo… No, no Snape —aclaró con premura—; ya sabes, Voldemort —hizo una mueca, como si fuera un esfuerzo decir su nombre en voz alta—. Le dijo a Snape que tenía una recompensa para él. Al principio, pensé que el premio era una poción que les había escuchado mencionar previamente, pero luego me di cuenta que ‘YO’ era la recompensa —se estremeció ante el pensamiento. Y también Harry.
—¿Qué hizo él? —repitió Harry, como si Ron no hubiera hablado.
—Él, hum, me maldijo —suspiró, sabiendo que tendría que explicar—. Me lanzó un malvado hechizo oscuro que hizo que mi trasero explotara.
—Oh, Ron, francamente —bufó Hermione, que se había acercado a la cama, justo a tiempo de escuchar la última línea de su novio. La chica miró a Harry como disculpándose, antes de enfrentarse a Ron, con la expresión que solía poner cuando el pelirrojo decía alguna tontería—. Fue un hechizo sencillo, en realidad. Un encantamiento de inflamación, que cuando se apunta al tejido hemorroidal de la persona, causa picazón, y luego lo llena de sangre. Cuando el hechizo se mantiene durante el tiempo suficiente, las hemorroides brotan y sangran. Absolutamente doloroso —completó su explicación, como si estuviera dando una de sus típicas respuestas en clase.
Tanto Ron como Harry se removían en la cama, incómodos, como si el sólo oír las palabras hiciera que sintieran el dolor. Hermione tendió la carpeta que llevaba en la mano. Harry tomó el documento que le era ofrecido, usando el dedo índice para señalar lo que iba leyendo. Era la historia clínica de Ron, con una lista de todas las heridas y el tratamiento administrado.
Era cierto. Severus había encontrado una forma para fingir una violación, y el resto de la explicación del pelirrojo parecía haber conseguido audiencia. Harry recordaba la expresión que había observado en el rostro de Sev, aquella que tanto le había angustiado. Dadas las circunstancias, tenía que admitir que había tenido razones para lucir orgulloso de sí mismo.
Harry tocó la puerta del laboratorio de Pociones. Sus manos estaban temblando, no sabiendo qué esperar cuando viera a Severus. La visión de Ron le había hecho pensar lo peor. Confiaba en Sev, pero sabía que en su posición como Mortífago tendría que hacer cosas no deseadas. ¿Era una doble moral que él las aceptara siempre y cuando esas cosas no afectaran a sus amigos? ¿Tenía el derecho de cuestionar lo que Severus hacía mientras estaba espiando? Si había aceptado a Severus, conociendo muy bien todo lo relacionado con la ‘reunión de Sara’, entonces, ¿dónde estaba la diferencia? Quizás se había engañado a sí mismo, pensando que no importaba cuando en realidad sí lo hacía. ¿O no?
Repasando los hechos en su cabeza, recordó la sensación de alivio ante el hecho de que Severus no hubiera sido descubierto en su papel de espía. Se sentía terrible cuando pensaba en lo que Ron había sufrido, pero la verdad era que, si le hubieran dado a escoger, hubiera elegido la vida de Severus sobre el dolor de Ron. ¿Eso le convertía en un mal amigo, o en una buena pareja? ¿Ambos?
La puerta del laboratorio de Pociones se abrió. Aparentemente, Severus había dicho ‘adelante’ varias veces, pero Harry había estado tan ensimismado en sus pensamientos que no le había escuchado. Se sobresaltó al abrirse la puerta. Severus estaba allí parado, en toda su magnificencia. Había estado a punto de ladrar un comentario mordaz a quienquiera que estuviera en la puerta, pero contuvo su lengua al ver a Harry allí parado, inmerso en sus pensamientos.
El joven entró cuando el profesor se hizo a un lado, haciéndole un gesto para que pasara. Ambos guardaron silencio durante unos instantes, mientras Severus cerraba la puerta con un hechizo. Harry buscó alguna señal de emoción en el rostro del hombre, pero no encontró ninguna. Una vez le había dicho que, sin importar las acciones que tuviera que efectuar como espía, él le quería de cualquier forma.
Severus se congeló por un momento, al ver que Harry se lanzaba hacia sus brazos.
—¡Sev, por favor, perdóname! —se aferró a su túnica—. Te dije que confiaba en ti, pero vi a Ron y pensé… pensé… luego reflexioné; gracias a Merlín estás a salvo, pero Ron se veía tan terrible.
Dándose cuenta que Harry continuaría todo el tiempo que se lo permitiera, Severus acalló a su amado. El chico continuo enganchado a su túnica mientas se sostenían uno al otro, ninguno de los dos preparado para decir nada más.
El profesor de Pociones no lo diría, pero había pasado gran parte de las últimas horas dando vueltas a lo mismo. Harry le había convencido de que confiaba en él, y Severus se había permitido involucrarse en una relación por primera vez en largo tiempo. Harry se había vuelto tan importante para él que le asustaba. Y ahora, había pensado lo peor de él, y probablemente no podría soportar seguir a su lado. Reflexionando en el cautiverio de Ron, se había dado cuenta que había estado listo para asumir un gran riesgo por el muchacho, riesgo que nunca antes había tomado. No le gustaba pensar que era posible que su buen juicio podría haber estado nublado cuando más claro necesitaba que estuviera. No podía permitir que sus sentimientos por Harry hicieran peligrar su trabajo de espía a favor de la Luz. Si su pareja ya no quería estar con él, le dejaría ir sin luchar. Quizás fuera lo mejor. O eso había pensado hasta que se había encontrado con los brazos llenos de Harry enganchado a su túnica.
No. No le dejaría ir.
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