Salvaje, Valiente y Dulce. Capítulo 7. Visitas y sentencia final

7º Capítulo: Visitas y sentencia final


Los días comenzaron a pasar más lentos de lo que hubiesen querido las cosas en Hogwarts no eran para nada fácil.
-¡Rudy! -gritó su hermano, muy cerca de su oído.
-Mierda, Levi, ¿Es necesario reventarme los oídos? -le reclamó frotándose el área afectada.
Estaban cerca del lago donde estaba el calamar gigante.
-Te estaba hablando que Dumbledore cada vez insiste más en que le diga donde esta papá -ciertamente era un tema que preocupaba a los tres.
Normalmente se juntaban luego de las clases. Levi y Rudy iban a buscar a Damián, que normalmente estaba siendo acosado por algún alumno. No es que él no se supiera defender, pero era más divertido tomar el papel de hermanos sobre protectores.
-¿Qué hacen? -preguntó una voz a su lado. Los chicos reconocieron a la persona, pero a Rudy le daba el sol de frente, por lo que no pudo ver bien a la persona, hasta que se acercó más de lo esperado, demasiado cerca para ser preciso- ¿Rudy? -preguntó con una sonrisa de lado.
-Ah, eres tu Scorpius -dijo muy relajado, todo lo contrario a lo que estaba-¿Necesitas algo? -preguntó de frente.
-Nada, sólo pasaba por aquí y los vi sentados, por lo que vine a saludar -se puso derecho nuevamente-. Bueno, ya me voy -dijo alertándose de los otros tres.
-Rudy ¿Qué demonios fue eso? -le preguntó Levi, al ver la reacción de su hermano.
-No sé -dijo bajando la cabeza-. Mejor me voy a disculpar -dijo poniéndose de pie y dirigiéndose al castillo, pero cuando iba llegando vio a Scorpius detenido, mientras hablaba con el director.
-Entonces, joven Malfoy, ¿No le ha dicho el joven Snape donde está su padre? -Rudy quedó impactado por lo que estaba oyendo y sólo reaccionó a esconderse tras un pilar.
-Ya le he dicho que no, director, y si quiere saberlo es mejor que usted le pregunte, al parecer no le caigo bien a Rudy -el ojiverde se sintió mal por lo que dijo el rubio, pero no podía evitarlo, lo ponía demasiado nervioso como para mostrarse tan tranquilo con él.
-Veo -dijo el anciano-. Le pediría que si sabe algo me lo informe -le dijo con esa sonrisa que transmitía bondad, mientras se iba y dejaba solo al muchacho.
-Así que estas de informante del director -acusó Rudy, mientras cruzaba los brazos frente a su pecho y miraba al rubio de manera desafiante.
-¡Claro que no! -le dijo molesto por la acusación.
-¡¿Entonces qué es lo que estaba pasando aquí?! -realmente estaba molesto por lo que estaba pasando. Se sentía traicionado.
-¿A que van esos gritos? –preguntó una voz a sus espaldas.
Se giraron al mismo tiempo y notaron que el profesor Malfoy, caminaba en dirección a ellos.
Scorpius negó con la cabeza y dejo salir el aire.
-Nada… no pasa nada -y después de decir eso, se fue en una dirección contraria.
-¿Tú si me dirás lo que pasó? -le preguntó a Rudy, que tenía su vista puesta en Scorpius.
-Ya lo dijo su hijo, profesor -le respondió, un poco menos molesto de lo que había estado.
Draco suspiró y miró en dirección al pasillo, por donde se había ido su hijo.
-Maldito gen merodeador que tienen estos mocosos, Scorpius lo heredó de Sirius y Rudy de Potter -se dijo mientras negaba con la cabeza, pero luego dejó salir una sonrisa y cambio su dirección-. Sería bueno ir a visitar a Potter -se dijo camino a su despacho.
En el lago cercano al colegio, las cosas no estaban del todo bien. Rudy, echaba humo por los oídos y Damián trataba de calmarlo. Levi sólo reía de la ira desmedida de su hermano.
-Déjalo, Dami, pues el problema es que fue “Malfoy” el elegido del director -le recalcó con una sonrisa de lado.
-Por eso mismo, no entiendo… -vio que Levi enarcaba una ceja y entendió a lo que se refería- ¡Oh! De eso se trataba -dijo sonriendo.
-No sé qué estúpida idea pasa por sus retorcidas cabezas, pero lo que me molesta es que el director trate de averiguar, siendo que le habíamos dicho que papá no quería saber nada del mundo mágico, hasta que nuestro padre quedara libre -sentenció, muy convencido de lo que decía.
-Si tú lo dices -dijeron los otros dos.
-¡Sí! Eso digo -se dejó caer en el pasto y no pudo evitar un bufido al recordar lo que había dicho Scorpius, sobre que a él le caía mal.

***

En una calle desolada apareció Draco Malfoy, vistiendo su particular túnica, la cual, sin ser visto, trasmutó a un traje muggle para pasar desapercibido. Se dirigió a la casa que su papá le había indicado como la residencia de Harry Potter y tocó a la puerta esperando respuesta, pero nada pasó. Esperó cerca de… dos minutos. No iba a esperar más, pero cuando se preparaba para marcharse una voz le llamó la atención.
-Disculpe ¿Busca a alguien? -preguntó una mujer a sus espaldas.
-Harry Potter vive aquí ¿No? -preguntó seriamente, lo que captó la atención de la mujer.
-Déjame adivinar, Draco Malfoy, supongo -dijo al ver las características físicas de quien tenía al frente.
-Efectivamente ¿Cómo lo supiste? -le preguntó curioso, viendo como la mujer buscaba algo en la mochila negra que traía colgando.
-No muchos hombres como tú vienen por aquí, normalmente los hombres que vienen son muchachitos que vienen a buscar a los chicos y tus características físicas me las dijo Harry -sacó las llaves que buscaba se aproximó a la casa para abrir la puerta -. Por tu edad supuse que eras Draco y no Lucius -entró a la casa e invitó al rubio a entrar -. Harry debe andar comprando algo para el almuerzo -le dijo llevándolo al living.
-Gracias -fue la escueta respuesta del rubio. No necesitaba preguntar quién era la chica, ya que su papá le había dicho que la muchacha vivía con Potter desde que este escapó al mundo mágico.
-Ok… o eres muy mal educado o sabes quién soy -le dijo, mientras dejaba su mochila sobre el sillón. Draco no pudo evitar enarcar una ceja al ver la parte delantera del bolso lleno de Chapas y parches, de dibujos animados. La mujer al ver la atención en su bolso lo sacó del campo de visión del rubio -. Aunque sea mayor, soy amante de los animes, así que no acepto críticas -dijo a la defensiva, mientras el hombre sólo elevaba los hombros.
La puerta de entrada sonó al ser cerrada y los pasos acercándose, anunciaron la llegada de quien esperaban ver.
-¿Malfoy? -preguntó extrañado- Tú en el mundo muggle, nunca lo esperé -dijo divertido, no le molestaba para nada la presencia del rubio, mucho menos luego de tanto tiempo sin sus peleas infantiles.
-Potter, tan desagradable como siempre -le dijo acercándose y extendiéndole una mano, pero el moreno la tomó y lo acercó para abrazarlo.
-Te eché de menos, Draco -le dijo emocionado. El rubio negó con la cabeza y correspondió al abrazo.
Desde que Harry se enteró de la relación que mantenían, su padrino y Malfoy, dejó de mirarlo mal. Se alegró mucho cuando se enteró, por medio de Moony, que el rubio había tenido un bebé de Sirius.
Hablaron de cosas triviales, hasta que llegó la hora de que Draco volviera a Hogwarts.
-Por favor, cuida de mis niños -le pidió mientras se despedía del rubio.
-No te preocupes, claro que tienen unos caracteres muy cambiantes -le comentó, mientras recordaba el incidente de la mañana.
-Sí, son los hijos de Severus, después de todo -le respondió con una sonrisa.
-Ah no, Potter. No le eches la culpa a él, que ese temperamento maldito lo heredaron de ti -le replicó.
-En eso tiene razón -dijo una voz desde la puerta -. Sabías que se transforma en un energúmeno de repente -le contó la mujer.
-María… ¿No te ibas yendo? -le dijo el moreno con vos estricta.
-Te lo dije… bueno, me toca turno en el hospital así que les dejo -tomó su mochila, particularmente decorada, y salió por la puerta, despidiéndose de los hombres.
-¿Cuando sale Severus de prisión? -le preguntó, un tanto nervioso de la reacción del oji verde, pero todo temor quedó de lado al ver como los ojos del otro se iluminaban con luz propia.
-Sale a finales de mes ¿Lo entiendes, Draco? -le dijo alucinado- Sev sale en dos semanas más -poco le faltó para ponerse a saltar por todos lados.
-Ok, Potter. Entonces te veré en el ministerio ese día -le dijo saliendo de la casa -¿Por qué vas a ir al ministerio, cierto? -le preguntó dudoso.
-Claro que sí, ese día volverá “El salvador del mundo mágico” -le dijo con tono altanero, uno que imitó perfectamente del rubio, que sonrió y desapareció de la casa -Sólo dos semanas y estarás con nosotros Sev y ahora sí, nadie nos va a separar -cerró la puerta y subió a su habitación, para ponerse a soñar con su amado Severus.

***

En un lugar apartado, cubierto por la neblina que se extendía de noche. Una sombra cruzó el claro del bosque, tan rápido como un susurro del viento, sin ser visto ni por la luna. Llegó a una cabaña y golpeó cinco veces, con intervalos de dos segundos. Esa era su clave, la cual le daba derecho para entrar al lugar.
-Llegas tarde, Rookwood -dijo una mujer de unos 45 años, piel clara y grasosa, cabellos rojizo, de ojos grandes medio salidos de su órbita con los pómulos disminuidos al mínimo y cuerpo casi esquelético que descansaba en una de las seis silla que habían alrededor de una mesa, como único mueble en la sala.
-Mi “hermosa” Alexis -dijo con tono irónico, por la apariencia de la mujer -, sabes que el mundo me ata las manos -le respondió sentándose en la silla desocupada. Petter Rookwood tenía 49 años, de contextura fuerte, cabello castaño y ojos del mismo color.
-Callados, los dos -dijo una voz potente, dejando en silencio la estancia-. Los he llamado por que Catalina nos trae noticias muy interesantes -les comentó dándole la palabra a la mujer sentada a su lado. Mathew Macnair, alto de cabello oscuro y ojos ligeramente claros, de unos 38 años y el más joven de la cabaña, pero también el líder del grupo.
-Matt tiene razón -les dijo la mujer rubia y alta que se puso de pie frente al grupo -Severus Snape, sale en dos semanas más de Azkaban -los murmullos se empezaron a formar entre los presentes-. El tiempo está cerca compañeros -les dijo alzando la voz.
-Tienes buenos contactos, mujer -dijo a la cuarentona parada frente a el- el apellido Crouch pesa algo todavía -le dijo en tono de burla. El hombre tenía el cabello corto y muy rizado, de color negro y ojos del mismo color. No pasaba de los cincuenta, pero debía estar muy cerca.
-El mismo peso que no tiene el tuyo… Jonathan Karkarov -le escupió con desprecio.
-¡Basta! -Macnair golpeó la mesa y logró callar los reclamos de una sola vez- Si estamos aquí es porque cada uno tiene un motivo muy importante para hacerlo y una estúpida pelea de apellidos no creo que los haga vencer -los amonestó y todos guardaron la compostura-. El tiempo para que el señor oscuro vuelva a la vida está cerca y su espía y traidor dará su cuerpo para su retorno -dijo soltando una escalofriante carcajada-. Si Severus Snape se trasforma en el nuevo Lord, el niño que vivió no va a hacer nada por detenerlo -sentenció con más fuerza.
Desde hace años se juntaban para planear cada paso que iban a dar, luego de la salida de Snape de Azkaban. Un grupo reducido, pero tan mal intencionado, que eran casi tan peligrosos como los mortífagos que les dieron la vida. Alexis Dolohov, hija mayor de Antonin Dolohov, única sobreviviente, luego de haber asesinado a su hermano por su parte de la herencia escasa a la cual habían accedido. Petter Rookwood hermano de Augustus Rookwood seguidor de sus sueños de maldad. Mathew Macnair, hijo único de Walden Macnair y seguidor ferviente de Voldemort en su infancia. Catalina Crouch hija ilegítima de Barty Crouch Jr. Por ultimo Jonathan Karkarov, hijo menor de Igor Karkarov y heredero de sus ambiciones de poder.
-¿Cómo le haremos para que venga a nosotros? -le preguntó Catalina.
-Tengo una idea y sé que vendrá a nosotros y hará lo que queramos con tal de que liberemos a su hijo -les dijo Macnair.
-Secuestrar a uno de los mocosos no va a ser nada de fácil -les dijo Alexis-. Mucho menos si siguen en Hogwarts.
-Lo sé, pero ya encontraremos un modo de hacerlo -les dijo con una voz cargada de malicia-. Ahora váyanse y que nadie se deje ver -les ordenó a los otros cuatro, los cuales salieron en ese mismo instante.
Ya sólo y tranquilo se dirigió a su recamara en la cabaña. Al abrir la puerta se pudo apreciar un lugar lúgubre y aterrador, donde había, como único mueble, una cama desecha y la pared llena de fotos. Arrancó una de ellas y con sus dedos dibujo el contorno del joven en la imagen. Fue a su cama y llevó una mano a su miembro el cual comenzó a frotar. Se masturbó por unos minutos más, contemplando la imagen, que se repetía una y otra vez en las otras fotografías del cuarto.
-Damián -jadeo mientras se corría en una fuere descarga-. Serás mío, pequeño, serás mío y nadie podrá evitarlo -se dio vuelta hacia un lado y dejó la foto sobre la almohada. Logró dormirse enseguida y sus sueños se cargaron de escenas en las que mancillaba una y otra vez el cuerpo del menor que tan obsesionado lo tenía.


Continuará...

Siguiente capitulo

Pobre Severus apenas va a conocer a sus hijos y ya uno esta en peligro, espero que no lo no logren llegar a ellos no me gustaría que lastimen a alguno de los trillizos