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| Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) | |
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alisevv
Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241684 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Vie Jun 12, 2009 8:03 pm | |
| Cake and a Cup of Tea
Autora:Cybele
Traducción: Alima 21
Pareja: Severus/Harry
Clasificación: NC 17, PWP
Disclaimer: JK Rowling es propietaria de todos los personajes. Pero creo que los repudiaría si supiera lo que hacen cuando no los está viendo. Yo soy una mala influencia.
Resumen: El día de su vigésimo segundo cumpleaños, Harry pide un deseo. Y sopla
Hola a todos
Por aquí voy a empezar a subir las traducciones Snarry que María, Lui y yo hicimos bajo el nick de Alima 21, pues creo que es lindo que las tengamos en un puestito de la Biblioteca de La Mazmorra. Para quienes en su momento no las leyeron, espero las puedan disfrutar, y para las que si lo hicieron, nunca está demás una segunda lectura, ¿no?
Así que, aquí tienen el único one shot que se tradujo en alima. Espero lo disfruten.Mis ojos se abren con un ruido seco al tiempo que soy lanzado sin ceremonia de regreso a la consciencia. Mi corazón acelera su ritmo para recuperarse y tomo una tranquilizadora bocanada de aire, mi mente trata de hallar la explicación de la abrupta salida del reino de los sueños. Mis pensamientos vuelan hacia mi brazo izquierdo por algún aún no olvidado instinto, pero que la marca hubiera regresado repentinamente a la vida hubiera sido finalmente imposible. No había vibraciones de un ruido repentinamente alto, ninguna aprensión atormentadora que pudiera insinuar una posible pesadilla, ni ninguna otra explicación lógica para mi repentina vigilia. Mis ojos se clavan en el reloj para ver que son las once y media.
Extraño. Habitualmente, mi insomnio sólo se presenta durante el año escolar, cuando me veo obligado a soportar la sibilante respiración de aquellas horribles bestias que los demás suelen llamar niños. La sola presencia en el castillo de aquellos ignorantes, es suficiente para mantener mi cerebro en un continuo estado de irritación, que sólo las bebidas más finas logran mitigar. Pero no debería estar despierto ahora, en una plácida noche de verano. Es inusual. Es inexplicable. Y es malditamente molesto.
Trato sin éxito de convencerme para volver a dormir. Persuadiendo a mi cabeza de hundirse profundamente en la almohada, persuadiendo a mis músculos a fundirse en la suave santidad de mi cama. Es inútil. Dejo de tratar, empujando con irritación las ligeras mantas y saltando de la cama, dirigiendo mi rabia insomne a las silenciosas paredes de piedra de mi recámara. Demonios.
Al final, decido seguir la rutina que aplico en el año escolar y vagabundear por las salas hasta quedar casi inconsciente de puro aburrimiento. Maldiciendo, me deslizo en mi bata y mis zapatillas y salgo como tromba de mi recámara, como si pudiera encontrar la causa de mi insomnio afuera de la puerta. No está allí. No hay nada allí. Me giro, sin importar en qué dirección, y empiezo a caminar. Con rapidez y determinación. Si iba a asumir de nuevo mi rutina habitual, debería hacerlo completamente, ponerme en carácter. Excepto por, por supuesto, el hecho de que estoy en ropa de dormir.
Caminando en silencio a través del castillo desierto, mi frío enfado se decanta en mi amargura habitual y mis pasos se hacen un poco más lentos. Sin tener estudiantes a quien molestar, ni siquiera Peeves se aventura a salir de noche; Filch se fue temprano para visitar a la señora Norris (un misterio que a mí, ciertamente, no me interesaba desenmarañar) e incluso Hagrid ha ido a su casa de Francia durante el verano, llevándose con él al Director, para que así el anciano pueda pasar un tiempo con la gran bestia de su ahijado.
Por supuesto, los demás miembros del profesorado pasan sus vacaciones fuera de Hogwarts, junto con la familia y amigos de los que se ven obligados a estar separados durante diez meses al año. Yo me quedé porque no tengo.
Estar solo, rodeado de tranquilidad, en el único lugar que he aceptado como mi hogar, es mi idea de las perfectas vacaciones. Esto me relaja más que cualquier cargante viaje al extranjero, donde se esperaría que yo jugase el papel del turista tonto y mirara boquiabierto las maravillas del mundo. No. A mí que me dejen solo, con mis piedras y mi silencio.
Así ha sido desde que comencé a enseñar hace mil años. Quizás la única razón por la que continúo con mi odioso trabajo sea estos dos meses y medio en los que puedo relajarme y disfrutar la paz y soledad que la escuela puede ofrecer cuando está purgada del incesante parloteo de los estúpidos mocosos. Estos dos meses y medio durante los cuales la escuela es mía.
O debería serlo, sin ninguna otra persona que insistiera en tomar mi espacio.
Cuando escuché que él se estaba quedando, apreté los dientes, conteniendo mi protesta exitosamente. Tiene tanto derecho de quedarse en este lugar como yo, me dije. No es *verdaderamente* mío, después de todo.
Pero maldición, yo llegué primero.
La tenue luz de una antorcha al final del pasillo atrae mi atención. Me detengo un momento para darme cuenta que he estado caminando hacia las cocinas. Es inusualmente tarde para que los elfos domésticos estén levantados. Se me ocurre si no serán ellos los culpables de mi insomnio.
Decido divertirme dando un susto de muerte a las pequeñas criaturas. Quizás apacigüe mi inquietud. Y de paso, puedo conseguir una taza de té.
Me muevo silenciosamente, intentando tomarlos por sorpresa, de forma que pueda regresar a mis aposentos con la cómica imagen de sus ojos del tamaño de platos mirando fijamente desde sus cabezas, antes de que recuperen la compostura y comiencen a correr a toda prisa, postrándose ante mí, ofreciéndome hasta las estrellas si yo fuera lo suficientemente cruel como para pedírselas. Acercándome a la puerta semiabierta, miro a hurtadillas para robar un vistazo de los elfos domésticos en descanso. Aunque esa, de hecho, sería una rara imagen, la que estoy enfrentando es todavía más rara.
Harry Potter está sentado en una de las mesas de la cocina, mirando fijamente lo que parece ser un pastel de cumpleaños, con expresión meditativa. Las velas parpadean lanzando sombras sobre el brillo dorado de su piel. Desnudo de pretensión, libre de desafío, liberado de las restricciones de su papel, está tranquilo y pensativo.
Una nueva perturbación me agita, diferente a la inquietud con que desperté, una mezcla de algo parecido a simpatía imparcial con una insinuación de admiración. Me maravillo ante la privacidad de este momento. La expresión de soledad y miseria, pura e inalterada, que marca su rostro normalmente vibrante. Aunque seguramente no tiene que celebrar su cumpleaños solo.
El joven más famoso del mundo mágico, me recordé a mi mismo, debería estar rodeado de afecto, lindos regalos y los mejores deseos del público que lo adora y los amigos fieles. Por no hablar de su miserable padrino y su buen padrino lobo. Harry Potter no está solo. Esa idea es ridícula.
En algún sitio en el castillo, un reloj repica la medianoche. Cada campanada amortiguada e inolvidable. Cada toque recordándome que debería estar en mi cama, en vez de espiando a mi antiguo estudiante, ahora colega, quien tenía derecho a estar mirando fijamente las llamas de su torta de cumpleaños a la hora que quisiera. Estoy a punto de dar la vuelta cuando escucho una honda inspiración. La última campanada suena y él exhala, dirigiendo una gran bocanada de aire hacia las llamas parpadeantes, extinguiendo cada una.
—Feliz cumpleaños, Harry —le susurra a la nada.
Por un instante, me quedo mirando demudado, dividido entre el impulso de huir, y el impulso de interrumpir groseramente ese extraño momento. Contra mi buen sentido común, elijo lo último.
—¿Pidió un deseo? —arrastro las palabras y olvido estar complacido por su sobresaltada expresión. Ni recuerdo sentirme engreído ante el embarazo con que enmascara su momentáneo temor. Doy un paso al interior de la cocina y convoco una tetera con té de camomila.
—Yo —comienza, profundamente ruborizado—… es una especie de tradición. Desde que era un niño yo… —suspira y luego sacude la cabeza—. No importa.
Yo asiento, envarado.
—Siento haber perturbado su ritual. Yo… —fui despertado por su cumpleaños, este tonto suceso me lo decía. Afortunadamente, mi cerebro contuvo el pensamiento antes que llegara a mi boca— sólo me paré a por una taza de té. La tomaré en mi habitación y lo dejaré pidiendo sus deseos.
Giré para irme.
—¿Le gustaría un pedazo de pastel, profesor? —me pregunta, tan pronto como alcanzo la puerta de nuevo, maldiciéndome por perturbar su aislamiento. No sabía porqué exactamente me sentía tan mal por haberlo hecho. Es mi castillo, después de todo. Me giro para enfrentarlo.
>>Es un pastel Selva Negra con cereza —continúa—. Lo envió la señora Weasley —me ofrece una sonrisa torcida que insinúa, allá en el fondo, una sensación de nostalgia que no me ha confesado. No que quisiera oírlo.
—No, gracias. Yo…
Su expresión cae de una forma tan sutil que encuentro imposible finalizar mi negativa. Me culpo por el silencio que ha habido entre nosotros, cortado sólo por el profesionalismo habitualmente frío que ha sido la tónica en el año escolar pasado.
—No me interesa el chocolate —miento, y me encamino hacia la mesa, sentándome en una silla a su lado. Ignoro el brillo de gratitud que detecto en sus ojos.
Él corta una delgada rebanada y la desliza en un plato. Un pegote de crema blanca se hunde en el espacio dejado por la cuña. Contengo una extraña urgencia, que no dudo nace del niño que recuerdo haber sido alguna vez, de recoger la crema abandonada con mis dedos.
Contengo la urgencia. Harry Potter, a pesar de ser un año más viejo, no ha abandonado gran cosa sus maneras infantiles.
En un gesto que empieza siendo ridículamente inmaduro y termina francamente obsceno, extiende el dedo índice sobre el blanco montón de crema y luego engulle su dedo, con crema y todo, antes de retirarlo lentamente, lamiendo la dulce azúcar que permanece en su feliz dígito.
Aparto la mirada al darme cuenta que he estado observando toda la escena.
—¿Está seguro que no quiere un poco?
Observo como toma otro poco de la vulgar sustancia en la punta de ese malvado dedo y lo quita con un lascivo gesto ondulado de su ligeramente extendida e imposiblemente rosada lengua. Yo sorbo mi de repente poco satisfactorio té de camomila y sacudo la cabeza, dispersando el pensamiento de que sería feliz compartiendo ese pastel de cumpleaños.
Me vuelvo consciente de un plato que cruza volando la habitación.
—Bien —dice—. Sólo le voy a dar un pedacito. No tiene que comer si no quiere. Pero al menos se sentirá como si estuviera compartiendo mi pastel con alguien.
Hunde el cuchillo en la torta y luego presiona sobre la superficie llana con el mismo dedo que ha estado chupando. Si alguien más, en cualquier otro tiempo, hubiera hecho tal despliegue de grosería y descarada indiferencia ante los buenos modales en la mesa, yo hubiera tenido la presencia de ánimo para regañar a esa persona. Justo ahora, sin embargo, cualquier pensamiento consciente estaba en ese dedo, que se deslizaba sobre el plato antes de regresar a la húmeda y rosada boca, para ser succionado una vez más. Rehúso pensar en la pegajosa dulzura que ahora cubre esa lengua.
La camomila, me doy cuenta, será inútil para calmarme esta noche. Sospecho que nada menos fuerte que una Droga para Muerto en Vida mitigará la repentina agitación que ahora me llena. Respiro profundamente y recojo lo que queda de mi juicio para murmurar:
—Veo que no ha perdido su detestable persistencia, Potter —empujo a un lado mi té.
—Y yo veo que sigue siendo un insoportable imbécil —contraataca. Levanto la vista, no sin sorpresa. Él se ríe y yo estoy a punto de gruñir cuando noto la evidente falta de cubiertos.
—¿Voy a comer con la misma falta de decoro que usted?
Él se encoje de hombros.
—Los pasteles de cumpleaños saben mejor sin decoro. | |
| | | alisevv
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| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Vie Jun 12, 2009 8:06 pm | |
| Pastel y una taza de té - II parte Sorpresivamente, me saca otro divertido gruñido. Demonio de chico. Si continúa como va, yo podría tener que admitir que el Niño-Que-Vivió es encantador. De hecho, ese sería un cambio interesante.
Salgo de mi impresión ante la vista de él pellizcando un pedazo de pastel con tres dedos y llevándolo a su abierta y expectante boca, antes de empujar los tres dedos dentro. Sacudo la cabeza y decido que, sin importar lo que yo pudiera hacer, no sería nada comparado con el espectáculo que mostraba él comiendo.
Suspirando con resignación, extiendo mi propio dedo índice a través de la blanca crema, separando las dos capas de esponjosa torta de chocolate, teniendo cuidado de recoger un poco de la salsa de cereza junto con ella.
—Si repites algo de esto, encontrarás estos dedos contra tu garganta de forma permanente —juro.
Él ríe y abre la boca como si pensara decir algo. Estoy intrigado por el rubor que detecto en sus mejillas. Aclara su garganta y baja los ojos hasta el plato. Cierro mis ojos y cedo ante mis impulsos infantiles, deslizando mi dedo cubierto de crema en mi boca con un extraño abandono, raspando la dulzura con mis dientes. Ciertamente, no doy un pensamiento al hecho de que mi boca ahora sabe como la suya.
Abro los ojos para ver que él aparta la vista.
—Creo que es la cosa más humana que le he visto hacer jamás —murmura, sonriendo.
Se me ocurre que debería estar molesto por el comentario. Indignado, incluso. Pero el tono con que fue dicho, fue deliberadamente tan casual que bien pudo haber estado comentando sobre el diseño de mi taza de té.
—Hmmm, supongo que me reservo mis momentos humanos para después de la medianoche.
Su risa se desvanece en un confortable silencio mientras disfrutamos su ritual de comer pastel de cumpleaños como salvajes. Demasiado pronto, bajo la mirada y noto que queda el último pedazo en mi plato. Renuente a terminar, pensando que eso marcará el final de nuestro bizarro encuentro, lo evito a favor de mi taza de té, bebiendo el líquido ya frío que neutraliza el dulce de mi lengua. Alejo la taza de mis labios.
—¿Puedo? —me pregunta, quitando la porcelana de mi mano y guiándola hacia su propia boca pegajosa. Decido que el gesto es casi íntimo. Observo sobrecogido como su garganta se contrae alrededor del líquido. Y lo que más me asombra es el hecho de que no estoy para nada molesto por todo el acto.
>>— Gracias —jadea, y lame sus labios antes de sonreír. Sus ojos se clavan en mi plato, donde el último pedazo sigue esperando para ser consumido. Mis ojos lo siguen.
—¿No lo va a terminar? —me pregunta quedamente. Demasiado quedamente para ser una pregunta neutral. Su tono hace que mi mirada regrese a él.
—Creo que no —digo, en un tono igualmente inapropiado. Él sonríe de nuevo, como si comprendiera perfectamente. Me inclino a creer que lo hace.
—Tiene —lame su dedo y lo lleva a la esquina de mi boca. Contengo la respiración y aparto mis ojos hacia el cercano plato vacío—… relleno de cereza —dice suavemente antes de reír—. Eso fue… lo siento. Lo… siento.
La tranquilidad que nos abrazaba se acaba con esa disculpa, una sutil admisión de que entre nosotros no había más que pastel y una taza de té. Ahora me siento impulsado a partir. Mi mano baja hasta el plato, mis dedos aplastando el último y suave pedacito marrón que nos mantiene juntos.
—No.
Su voz es apenas un susurro y su mano se mueve hasta posarse en la mía. Dejo las migajas caídas y él guía mi mano hasta su boca. Mi propia boca cae de la impresión, mientras limpia las migajas tomando cada uno de mis dedos en su suave y húmeda boca. Su lengua gira, prodigando atención por separado a cada uno, hundiéndolos hasta más allá de los nudillos, hasta que casi puedo tocar el fondo de su garganta. Su propia mano viaja de regreso al pastel, embadurnando tres dedos con crema, restos y salsa roja, antes de ofrecérmelos, empujando el desorden azucarado entre mis labios. Él jadea alrededor de mis dedos y yo acepto su oferta.
Todas las razones por las que no debería estar haciendo esto se derriten en mi lengua junto con el glaseado y el chocolate, dejando atrás sólo las trazas de dulce abandono. Todas las razones por las que esto está pasando llenan el aire a nuestro alrededor: porque es cerca de la una de la mañana del último día de Julio; porque desperté y me convertí en un testigo involuntario de su triste ritual de cumpleaños; porque incluso la camomila inspira una extraña intimidad.
Pero principalmente porque los pasteles de cumpleaños saben mejor sin decoro.
Sus dedos salen de mi boca y caen en el cinturón de mi bata. Tira de él, mientras se mueve hasta montarme a horcajadas sobre mi silla, uniendo sus dulces labios a los míos antes de darme a probar su lengua con generosidad. Mi propia lengua acepta con glotonería el sabor presentado. Los gemidos que su boca derrama en la mía, son respondidos con mi propio estímulo vocal. Mis manos comienzan a hurgar en los botones de su camisón en un modo inusualmente torpe, que debería ser capaz de corregir si no fuera por el hecho de que su boca se apresura hacia mi cuello, excitando mi exasperante urgencia de tomarlo.
Él empuja su todavía cubierta erección sobre mi estómago, balanceando deliberadamente sus caderas sobre mi propia erección, que está intentando taladrar un agujero a través de mi camisa de noche, para alcanzar la exquisita calidez que la está provocando. Finalmente, no sin un notable esfuerzo de mi parte, su camisa de dormir desaparece y su piel es revelada a mí, luciendo mucho más apetecible que el pastel que nos ha llevado hasta este punto. Deslizo mis manos bajo su trasero, colocándolo en la mesa antes de enganchar mis dedos en la banda elástica de sus pantalones, y los retiro junto con su ropa interior. Me retiro un paso y quito el resto de mis propias ropas, tomando un momento para recuperar el control y calmar mi pasión, que apenas puedo seguir controlando.
Lo miro, su faz enrojecida y sus labios hinchados y abiertos, limpios de su cubierta de azúcar. Esos ojos verdes, que nunca antes me motivaron, de repente parecen de un verde más perfecto que el de mi Casa. Un verde que brilla independientemente de cualquier fuente de luz externa. Su piel es suave, enrojecida y dorada, ondulando con huesos y delgados músculos que se tensan excitantes. Es tan delgado, tan pequeño y tan torpe. Es hermoso.
Puedo ver algo como realización atravesar sus rasgos, supongo que se está poniendo al corriente con lo que está pasando, y lo que ha pasado apenas un momento antes. Se me ocurre que debería darle una oportunidad de detenerse, pero es un hombre crecido que puede decidir por si mismo lo que quiere. Y si la boca abierta, la perdida mirada de abandono en sus ojos, y el extendido pene ansiosamente erguido es una indicación, yo soy lo que quiere.
—¿Otra tradición? —sonrío y me deslizo entre sus muslos abiertos.
—La tradición fue rota tan pronto como te reuniste conmigo —dice suavemente con una sonrisa, jalándome más cerca de él y escabulléndose hasta el borde de la mesa. Su boca se mueve a lo largo de mi clavícula suavemente, lentamente.
—No suenas decepcionado —mis manos vagan sobre su espalda, sobre los huesos sobresalientes de sus omóplatos, bajando por las protuberancias de su espina.
—Nueva piel para una vieja ceremonia —susurra antes de empujar mi boca para reunirse con la suya una vez más, un beso no menos dulce por su falta de azúcar. No menos intenso por la ausencia de urgencia.
—Quizás deberíamos movernos a otro lugar —digo, un tanto inseguro, dentro de su cabello. Me doy cuenta que es un poco tarde para sugerir eso, dado que ambos estamos desnudos.
—No he terminado mi pastel —dice. Puedo sentir su sonrisa contra mi garganta y su travieso tono de voz va directamente a mi pene, que se anima más al escucharlo—. Súbete a la mesa —ordena.
Incluso más sorprendente que su petición es que yo obedezca sin reflexionar. Dejo a un lado la comprensión de que me he puesto a mi mismo en posición de recibir órdenes de mi antiguo estudiante. La antigua ruina de mi existencia. La actual ruina de mi existencia.
Me siento a su lado en el gran mesón de roble y me apoyo en los codos. Él se arrodilla a mi lado y estira el brazo para tomar un puñado de pastel. Mi estómago salta con comprensión. Tomo una profunda inspiración mientras él unta una confusión de chocolate, cerezas y crema sobre mi torso. Dejo caer mi espalda y ni siquiera puedo notar la incómoda sensación de la madera clavándose en mis vértebras.
Cierro los ojos y me concentro en sus manos cubriendo mi pecho y estómago. No pienso en el desorden o la viscosidad, sólo en sus manos y luego en su boca retirando la mezcla, tomándola a lengüetazos con el entusiasmo de un glotón; siento sus dedos en mis labios y acepto el regalo ansiosamente.
Él prueba cada pulgada de mí. Lavando un pezón con su dulce lengua, lo toma entre sus dientes, como si confundiera dónde termina el pastel de cumpleaños y empiezo yo. No me siento motivado a recordárselo. Jadeo mientras me devora, y luego recuerdo mi deber de limpiar esa mano que me está alimentando. Deslizo mi lengua para obtener lo que aún queda entre sus dedos. Tomando su muñeca, alejo los dedos para chuparle la palma. Gime en mi ombligo antes de moverse sobre mí, deslizándose a través de la pegajosa mezcla que va dejando atrás.
Abro mis ojos para ver su rostro cubierto de crema y chocolate. Cualquier otro se vería ridículo, y el también lo haría de no ser por su sonrisa salvaje mientras clava sus ojos en mí. Chupa su labio inferior antes de bajar su rostro hasta el mío. Extiende se lengua acaramelada por mi boca, antes de levantar la cabeza y mirarme por un momento, estudiando mi rostro, mis ojos.
—¿Dónde demonios estuviste el último año? —se ríe—. Debimos haber hecho esto hace siglos.
Antes que pueda recordarle que apenas unas horas antes no podía escuchar el nombre de Harry Potter sin que mi boca se curvara con amargura, me besa de nuevo. Quizás a partir de ahora amargura sea la última cosa que sienta ante ese nombre. Me aleja y hace su viaje, bajando por mi pecho, la lengua abriendo un camino a través de la gruesa masa pegajosa desde mi torso hasta el abdomen. No puedo reclamarle, ni siquiera logro protestar cuando siento otro puñado de pastel y crema ser untado alrededor de mi pene. Jadeo ante la sensación de frialdad cubriéndome y bajo la vista para ver abrir la boca al pequeño glotón. Me quedo sin aire mientras la lengua lame un poco de cereza de la punta, y cuando se zambulle con todo el entusiasmo de un niño disfrutando su torta de cumpleaños, no puedo lograr respirar en absoluto.
Su lengua trabaja furiosamente para limpiar el estropicio que hizo, azotando la longitud de mi pene con ansias. Su nombre escapa de mi boca y soy recompensado con un suave zumbido que penetra la sensible piel y envía exasperantes vibraciones a través de todo mi cuerpo. Para el momento que finalmente chupa la última migaja de mi agradecido pene, estoy a punto de ofrecer mi propia adición al embrollo de sustancias pegajosas.
Sus manos se deslizan por el interior de mis muslos, apartando el escaso vello de su superficie pegajosa. Empuja mis piernas hasta que mis pies descansan en el borde de la mesa. Toma mis bolas en su boca, haciendo que emita un gemido estrangulado. Los dedos con chocolate buscan mi entrada cuidadosamente. Alejo mi mente de tan dulces reflexiones para pensar en cosas mucho menos placenteras. Higueras marchitas y entrañas de cerdo. Cualquier cosa que pueda evitar que sucumba a la dulce seducción de su boca y manos.
Me estremezco ante la tortura, ante el ataque a mi piel que no ha sido tan estimulada en más años de los que puedo recordar. Finalmente, se levanta de entre mis piernas, parado sobre el piso, mirándome con una mezcla de hambre y desesperación.
—Severus —jadea. Su lengua lame mi nombre de sus labios y sonríe.
—¿Qué?
—Er… —sonríe abiertamente y enrojece. Encuentro asombroso que sea lo bastante humilde como para ruborizarse después de todo lo que ha hecho—. ¿Quieres joderme o prefieres que yo te joda? —se ríe
Esa pregunta en esos labios, en un tono tan ligero.
Me divido entre la urgencia de reírme y la de inclinarlo sobre la mesa y joderlo hasta que grite. Supongo que eso responde la pregunta.
Me incorporo, sintiéndome un poco ridículo con la piel arrugada y pegajosa. Sí, ya he sido bastante liberal. Es apenas justo que ahora él responda por lo que ha hecho. Jalo su rostro más cerca del mío y puedo ver sus ojos adaptarse a la proximidad. Me deslizo fuera de la mesa sin hablar. Trata de retroceder para darme sitio, pero lo sostengo aún y luego me muevo detrás de él. Responde sin ninguna resistencia a mi mano entre sus omóplatos. Inclinándose sobre la mesa, descansa sobre sus codos.
La punta de mis dedos viajan a lo largo de la curva de su espina, yendo a descansar en su culo. Su trasero se eleva ante mi toque, mientras sostiene la respiración, expectante. No le doy lo que quiere. Retrocediendo momentáneamente, tomo un poco del ahora tristemente destrozado pastel antes de regresar con él. Sus hombros se tensan mientras la frialdad hace contacto con la piel de su cuello. Puedo ver como progresa la tensión en su cuerpo mientras tiendo mi pegajoso camino por el centro de su espalda. Él lo facilita acostándose del todo sobre la mesa, presionando su pecho contra la madera.
Me muevo a su lado y quedo suspendido sobre su espalda. Un lametón tentativo al inicio de mi camino inspira un gemido en él. Me pongo a trabajar, recorriendo el camino con la boca, mientras una de mis manos acarician su trasero, la otra lo mantiene presionado contra la mesa
—Dios —jadea—… Eres increíble… tu boca… | |
| | | alisevv
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| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Vie Jun 12, 2009 8:08 pm | |
| Pastel y una taza de té - III parte Su susurro estimulante amenaza el control que he insistido en mantener. Hubiera preferido que mis acciones fueran deliberadas, pero si se mantiene hablando puede que tenga que reconsiderar mis estrategias. Permito a mi dedo profundizar en el hoyuelo de su trasero, acariciando su entrada provocativamente. Eso lo silencia con bastante eficacia.
Me muevo tras él una vez más y continúo bajando hacia el final de su espalda. Todo a lo largo de mi camino es devorado y me arrodillo, lamiendo los últimos restos. Puedo escucharlo jadear y dejo que mi lengua siga bajando hacia su entrada, complacido por el repentino grito que esta acción incita. Sus caderas se sacuden sobre mi cara. Aferro sus caderas y abro sus cachetes, atormentándolo con mi lengua, mientras él lucha contra el agarre de mis manos.
—Sí…ooh —arrulla.
El suave sonido de su respiración remueve en mí una clase de hambre que no puede ser satisfecha con pastel. Mi lengua lo penetra, probándolo, la cubierta de azúcar abrigando su sabor único. Sus dulces palabras convirtiéndose en agudas súplicas por más. Empujo un dedo en su interior; trabajando lentamente para pasar el apretado anillo de músculo, continuo trabajándolo como puedo, usando saliva como lubricación. Se me ocurre que si seguimos con esto, necesitaré algo un poco más efectivo que saliva pegajosa para facilitar el camino.
Gime cuando introduzco un segundo dedo en su interior, mientras sigo excitando el fruncido anillo con mi lengua. Serpenteo mi mano libre entre sus piernas para comenzar a masturbarlo lentamente. Sus gemidos se vuelven más insistentes y decididamente más audibles.
—Por favor… Severus… Necesito, Dios. Jódeme.
Hundo más mis dedos en el apretado calor de su trasero, jodiéndolo, distendiéndolo. No estoy completamente seguro si seré capaz de continuar y aún así mantener mi cordura. De su boca salen una letanía de alabanzas y maldiciones y, al parecer, fluyen directamente hacia mi pene, que se mueve con cada sílaba que gime. Retiro mis dedos y espero, jadeando con tanta fuerza como él. Sondeo la habitación, buscando algún tipo de aceite que pueda usar como lubricante, pues no estoy seguro de poder ir a mi almacén de pociones y regresar lo bastante rápido. En un armario, detecto una gran botella de plástico de lo que parece ser aceite de cocina.
—No te muevas —le ordeno, y cruzo la habitación para traerla. Él me observa mientras regreso, su rostro luciendo esa sonrisa juvenil que tantas veces he sentido la necesidad de maldecir. Sólo que ahora tengo otro planes para disipar esa sonrisa.
Abro la botella y vierto el aceite en mis manos, repartiéndolo sobre mi pene mientras me posiciono detrás de él. Presiono dos dedos en su interior y continúo lo que promete ser una rápida preparación. Viéndolo retorciéndose, moviendo su trasero para encontrarse con cada embestida de mis dedos, las manos manoseando inútilmente la madera de la mesa, mi paciencia se debilita.
De repente, nada de esto tiene que ver con deseo. Es necesidad. Necesito sentirlo apretado sobre mí. Necesito escucharlo luchar por recuperar el aliento mientras palpito dentro de él. Necesito escucharlo gritar mientras se viene en mi mano.
Necesito dejar de pensar así o voy a terminar antes de empezar.
Decido que ya está bastante preparado. Retiro mis dedos y sonrío ligeramente ante su gemido de decepción. Cuando mi pene presiona contra su abertura, él retrocede antes que yo pueda hacerlo lentamente. Grita mientras la cabeza es obligada a entrar y choca contra mi propio gemido sobresaltado. Mis manos aferran sus caderas con firmeza para tranquilizarlo.
—Un poco ansioso, ¿cierto?— recalco, tratando de recuperar el aliento y calmar mi excitación lo suficiente como para continuar.
—Es tu culpa —dice, medio riendo.
Empujo un poco más para castigarlo
—Tan descarado como siempre, por lo que veo.
Desahogando mi anhelo de darle lo que quiere, comienzo a mecer mis caderas, desesperado por moverme, desesperado por estar envainado. Mis movimientos fuerzan un gemido incoherente de su garganta.
—Tú…vas a… quitar puntos… —jadea antes que la palabra ‘joder’ caiga una vez más de sus labios. Yo gruño, pero no puedo pensar una réplica justo ahora que ha decidido provocarme apretando su trasero, quitándome cualquier rastro de ingenio. Mi propio ‘joder’ hace eco al suyo.
—Insolente— gruño, empujando sus caderas para reunirlas con las mías, enterrándome repentinamente en su interior. Podría estar complacido por el grito de dolor si no fuera por el hecho de que mi mente esta temporalmente azotada por una repentina ráfaga de éxtasis. Mis manos van a sus hombros y me inclino sobre ellos, luchando por controlar mi deseo—. No vas a quedar sin castigo —logro decir luego de un momento.
—Demonios. Recuérdame ser insolente con mas frecuencia —se ríe suavemente.
—¿Existe algún modo de tranquilizar esa lengua tuya?
—Sí. Jódeme. Con fuerza.
El gruñido, desacostumbrado en su voz, me impulsa a acceder. Retirándome casi completamente, me clavo de nuevo dentro de él, perdiendo el poco control que me queda en el camino. Aunque cada pedazo de mi consciencia está concentrado en mi pene, consigo rescatar algo para comenzar a acariciarlo. Efectivamente, su lengua se tranquiliza, su voz es amorfa. Cambio el ángulo para golpear su próstata despiadadamente, estimulado por sus gritos de placer. Escucho su garganta apretar un gemido al mismo tiempo que siento su pene hincharse. Acelero mi ritmo y él deja salir un grito y explota en mi mano. Cuando he bombeado cada pedazo que viene de él, me enderezo y lo aferro con firmeza por las caderas, empujándome dentro con más fiereza.
—Jódeme, sí. Quiero sentirte dentro de mí, Severus. Ven conmigo…
Sin preocuparse ya por su propio placer, su lengua entra en acción una vez más, vitoreándome y actuando como una llave que aprieta la ya dolorosamente tensa espiral de placer. Habla hasta llevarme al límite. Mi cuerpo entero se contrae interiormente, catapultando mi placer dentro de su trasero. Me paralizo momentáneamente por la pura fuerza de mi clímax. Después de una eternidad, respiro de nuevo y colapso sobre su espalda, tranquilo y exhausto.
—¿Severus?
—Hmm —respondo, aún no puedo emitir palabra.
—Mis piernas se están entumeciendo —se ríe.
Me trago un gruñido de queja y me enderezo, mi pene deslizándose fuera de él mientras me alejo. Se da la vuelta y se reclina contra la mesa, flexionando las piernas con una mueca de dolor, y yo me quedo observándolo, esperando que la inevitable incomodidad caiga sobre nosotros. Alza la vista hacia mí, antes que sus ojos viajen a lo largo de mi cuerpo. Sonríe.
—Estás vuelto un desastre.
Ríe. Y las risas son cada vez más fuertes, hasta transformarse en descaradas carcajadas.
Hago lo posible para mirar con furia su explosión de histeria, pero no me está observando así que mi mirada es inútil.
—¿Puedo preguntar qué encuentras tan chistoso?
Él se contiene y trata de calmarse, alejándose de la mesa para colocar sus manos en mis caderas.
—Perdona, nunca pensé que pudieras verte tan… pegajoso —sonríe y sospecho que ‘pegajoso’ no es la palabra que saltaba en su cerebro. Indigno parecía una descripción mucho más apropiada.
>> Creo… quiero decir, si algunos de tus estudiantes te viera así, podrían encontrar difícil encogerse de temor.
—Entonces, es de hecho afortunado, no perdería oportunidad de maldecirlos si me vieran así —me alejo y me giro para recuperar mi camisa de dormir. Y con un poco de suerte, mi orgullo.
—Bien, me alegro. Quiero decir, ahora. Creo que no me hubiera agradado cuando era tu estudiante. Pude haber derretido más calderos que Neville —rie entre dientes.
No respondo. Echo mi camisa de noche sobre la pegajosa mezcla de la parte superior de mi cuerpo. El silencio pesa entre nosotros. Me giro para ver como se desliza en sus pantalones y luego dejo caer mis ojos sobre la confusión de migajas y crema azucarada sobre la mesa
—Deberíamos limpiar esto —murmuro, dirigiéndome a recoger los restos.
—No. Déjame. Es mi culpa, después de todo.
Lo ignoro y continúo. Siento su roce detrás de mí y, luego, lo escucho murmurar:
—Ramassio.
Lo aplaudo en silencio por tener su varita y luego me dirijo a rescatar mi bata de mi abandonada silla. Me giro para verlo observándome. Tomo una gran bocanada de aire y bajo la vista mientras trato de encontrar las palabras que logren que la incomodidad desaparezca. El último pedacito que compartí de su pastel de cumpleaños se burla de mí desde el plato. Levanto la vista de nuevo.
—Es extraño como las cosas pueden ir de perfectas a dolorosas en tan poco tiempo, ¿verdad?— comenta, sorprendiéndome una vez más. Lo miro fijamente, como si lo viera por primera vez. No es el muchacho tonto que plagó mi carrera profesional por siete años. Ni el mismo tonto irritante que el último verano asumió un cargo que yo perdí la esperanza de conseguir hace mucho tiempo. Éste es un hombre al que nunca conocí apropiadamente. Un perfecto extraño.
—Creo que después de una ducha el mundo estará de nuevo en su lugar —replico evasivo. Busco mis zapatillas.
—Podría unirme a ti —sonríe—. Estoy pegajoso en lugares que no puedo alcanzar.
No sé si el tono cómico de su voz es una insinuación de esperanza o quizás simple renuencia a dejar que la noche termine. Puedo apreciar ese sentimiento. Asiento.
—Supongo que dado que es parcialmente mi culpa, me siento obligado a ayudar— sonrío.
—Bien. Tú ducha o la mía.
—La mía está más cerca, y me está comenzando a picar.
Él aparta el resto de la mezcla y levanta su camisa de dormir del suelo. Apago las antorchas que encontramos a medida que salimos de la cocina. Caminamos de regreso a mis habitaciones en un cómodo silencio, yendo directamente al baño donde nos duchamos con una mínima, aunque placentera, distracción de nuestros propósitos. Una vez secos nos aproximamos a un nuevo punto de decisión.
Salto de la duda a extenderle una invitación para que se quede. No estoy tan sorprendido como debería estarlo cuando acepta. Me hundo por segunda vez en la noche en la suave comodidad de mi colchón, esta vez con un peso no familiar a mi lado. Un peso que se coloca muy cerca.
—¿Severus?
Y habla.
—Humm —gruño.
—Gracias. Por esta noche. Creo que puedo comenzar una nueva tradición —sonríe en mi pecho.
—Me gustaría que la próxima vez eligieras algo menos difícil de lavar.
Después de un silencio bastante largo que me lleva al borde de la conciencia, habla de nuevo. Casi le lanzo una maldición.
—Pedí un deseo, ya sabes.
Gruño de nuevo. Esta vez, irritado, espero que mi tono sea suficiente para darle una pista de que debe callarse de una maldita vez.
>>Te deseé a ti —ríe y yo me tenso—. Sólo que… no lo supe hasta ahora.
Suspira y me besa el pecho antes de acomodarse en su sitio, presionado contra mí. Poco a poco, siento que adquiere el ritmo estable del sueño. Me enfoco en el sonido de su respiración, su calidez contra mí, su suavidad debajo de mí, atrayéndome.
Y nos quedamos inmóviles.
FIN | |
| | | Majo-san Vencedor de Voldemort
Cantidad de envíos : 3224 Fecha de nacimiento : 21/01/1986 Edad : 38 Localización : chilena Galeones Snarry : 102280 Fecha de inscripción : 22/06/2009
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Jue Ago 06, 2009 10:38 pm | |
| me facino... realmente me gusto mucho... un beso. | |
| | | alysnape
Cantidad de envíos : 1 Fecha de nacimiento : 12/04/1993 Edad : 31 Localización : Monterrey, Mexico Galeones Snarry : 16606 Fecha de inscripción : 27/09/2009
| | | | PrincessofDark Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 454 Fecha de nacimiento : 17/01/1986 Edad : 38 Localización : Analizando los misterios de la historia Galeones Snarry : 16705 Fecha de inscripción : 30/01/2010
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Lun Feb 08, 2010 7:15 pm | |
| ¡Magnifico! Me gustó muchísimo. Besos | |
| | | Prince Alan
Cantidad de envíos : 27 Fecha de nacimiento : 28/10/1974 Edad : 50 Localización : Chile Galeones Snarry : 15795 Fecha de inscripción : 10/07/2010
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Jue Jul 22, 2010 12:02 am | |
| ¡¡¡¡Exquisito!!!!... Que ganas de haber sido Harry, feliz me lo devoraría...
| |
| | | meme_snarry Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 154 Fecha de nacimiento : 12/04/1991 Edad : 33 Localización : Leicester, Reino Unido Galeones Snarry : 16921 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Jue Jul 22, 2010 5:53 am | |
| Cuando vi el fanart que Yukipon hizo para este oneshot me enamoré de él (lo tengo de fondo de pantalla del ordenador desde hace por lo menos dos años!) y quise leer el fic, y cuando lo leí... todavía me enamoré más de él. Es sencillamente fantástico! Muchas gracias por subirlo aquí Un besito!! Meme | |
| | | Snarry-Lucid Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 321 Fecha de nacimiento : 17/01/1991 Edad : 33 Localización : España - Madrid (xD) Galeones Snarry : 16144 Fecha de inscripción : 10/08/2010
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Mar Ago 31, 2010 4:24 pm | |
| Simplemente hermoso *.*
No tengo más palabras >.< | |
| | | PoAkS
Cantidad de envíos : 28 Fecha de nacimiento : 16/03/1985 Edad : 39 Galeones Snarry : 15651 Fecha de inscripción : 26/08/2010
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Mar Ago 31, 2010 4:35 pm | |
| Woooooow!!!!
Quien fuera tarta!!!!!
Muy bueno, me ha gustado mucho ^^
Un saludo!!! | |
| | | Dvaita
Cantidad de envíos : 8 Fecha de nacimiento : 14/05/1987 Edad : 37 Localización : Flotando en el espacio intentando cazar las partículas del tiempo y detener su fluir Galeones Snarry : 15378 Fecha de inscripción : 16/11/2010
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Mar Nov 16, 2010 4:29 am | |
| Impresionante!!!! es magnífico!! las sensaciones y sentimientos descritos con tal nitidez es...embriagadora!!! un escrito realmente precioso!!!! Sigue así nena!!!!
Besos!!! Nos estamos leyendo!!! | |
| | | Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Dom Nov 11, 2012 8:26 pm | |
| decir que fue hermosa es quedarme corta...fue realmente muy interesantee...realmente senti que staba viendolos..¬///¬ aunk eso suene pervertido pero sii me los pude imaginar y sentir eso sentimientos que se expresaron en la historia...y que decir del lemon muy bueno...sensei deberias de seguir escribiendo..n_n | |
| | | Cuqui.
Cantidad de envíos : 16 Fecha de nacimiento : 02/02/1988 Edad : 36 Galeones Snarry : 11890 Fecha de inscripción : 28/03/2014
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Miér Abr 30, 2014 6:01 am | |
| ¡Precioso! Gracias | |
| | | Helen Black P Duelista
Cantidad de envíos : 556 Fecha de nacimiento : 02/07/1988 Edad : 36 Galeones Snarry : 33140 Fecha de inscripción : 23/12/2010
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Dom Mayo 11, 2014 8:38 pm | |
| esta muy bien la historia, me encanto | |
| | | Gabriela Cruz Explota calderos
Cantidad de envíos : 56 Fecha de nacimiento : 23/03/1974 Edad : 50 Galeones Snarry : 11505 Fecha de inscripción : 31/07/2014
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Vie Ago 01, 2014 4:17 pm | |
| | |
| | | Love_Snape Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 163 Fecha de nacimiento : 11/08/1994 Edad : 30 Localización : Guatemala Galeones Snarry : 17002 Fecha de inscripción : 04/04/2014
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Lun Ago 25, 2014 6:49 pm | |
| que gran historia! ohh imaginar a Severus de esa manera es de lo mejor! es tan sexy! me encanta | |
| | | yatta Duelista
Cantidad de envíos : 646 Fecha de nacimiento : 29/03/1984 Edad : 40 Localización : mexico Galeones Snarry : 119250 Fecha de inscripción : 12/07/2010
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Miér Ago 27, 2014 10:55 pm | |
| esa si es una tradicion que debia eliminar. Estoy deacuerdo la nueva tradicion es mejor con sev incluido definitivo es mucho mejor je je. y no paso desapercibido eso de que deberia usar algo mas facil de limpiar la proxima vez jajajaj XD!! oohhh por que de seguro un matutinaso si se cumple! buen fic! | |
| | | Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Miér Sep 24, 2014 7:08 pm | |
| bueno creo que nunca esta de mas volver a leer tan maravillosas historias y que decir de los sentimientos que despiertan en uno..>.< como la primera vez que la lei me senti como si los estuviera viendo y sus sentmientos podia sentirlos..excelente historia..n_n | |
| | | elamordesnarry Buscador de Quidditch
Cantidad de envíos : 1331 Fecha de nacimiento : 31/10/1987 Edad : 37 Galeones Snarry : 265237 Fecha de inscripción : 25/12/2011
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Miér Nov 26, 2014 9:13 pm | |
| Este fue el primer fic que leí y me quede tan fascinada con esta pareja que desde entonces soy una snarriana (existe esa palabra) declarada, me encanta los amo, me encanta la tradición que empezó Harry desde ahora, es maravilloso. | |
| | | lady_chibineko Duelista
Cantidad de envíos : 730 Fecha de nacimiento : 27/09/1978 Edad : 46 Galeones Snarry : 132108 Fecha de inscripción : 30/06/2011
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Jue Feb 12, 2015 6:35 am | |
| ¡Es un fic precioso! Y las cocinas siempre tienen un no sé qué, que las hacen más mágicas de lo normal. Adoro esta traducción. Además adoro el art de Yukipon de este fic ^^ | |
| | | NANNDYTA Duelista
Cantidad de envíos : 720 Fecha de nacimiento : 27/07/1991 Edad : 33 Galeones Snarry : 132566 Fecha de inscripción : 14/10/2012
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Dom Feb 22, 2015 4:13 pm | |
| Una gran escena la que describen en este fic, ambos llenos de pastel, mmmmmm, deliciosamente snarry. | |
| | | Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) Miér Oct 25, 2017 10:49 pm | |
| Bueno al parecer tengo un amor al snarry en tiempo de clima frío porque me los vuelvo a leer precisamente por estos tiempos, no tengo más que decir que es una excelente historia que trae de todo un poco y la sensación de estar ahí magnífica es una pena que sensei no haya seguido escribiendo pero bueno... Excelente historia ^^ | |
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| Tema: Re: Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) | |
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| | | | Pastel y una taza de té- NC-17 (One shot) | |
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