La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna

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Valethsnape
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MensajeTema: Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna   Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna I_icon_minitimeJue Abr 02, 2009 4:30 pm

Capitulo 2
A la una, la Luna



—Mi señor lo que usted pida, le aseguro que lo tendrá, seremos los hombres que le servirán hasta el final, sea cuales sean sus deseos. Quiero recordárselo mi lord —decía Lucius postrado ante Severus, quien no apartaba los ojos antes negros ahora ya recubiertos plenamente de un tono carmesí que antes no tenían y que le convertían en una persona diferente.

—Quiero a Potter, hasta que no lo tenga y lo vea morir bajo mi poder, nuestros otros objetivos serán aplazados —desplazándose entre el círculo de mortífagos, se dirigió a sus sirvientes— No me importa qué tengan que hacer para hallarle, ni siquiera a cuantos asquerosos muggle o nobles magos haya que matar, esta vez voy a tenerlo en mi poder y me encargaré que se rinda ante mi. Esta batalla la ganaremos nosotros.

—Señor si lo encontramos con alguno de sus amigos, ¿cuál es la orden? —quiso saber Avery sin apartar la vista del suelo.

—Quiero a Potter no a sus secuaces, a menos que ellos se conviertan en una amenaza, manténganse al margen. Ellos pagarán de forma distinta —informó Severus, consciente de que Ron o Hermione serían un problema para sus planes.

Pronto el círculo se disolvió, quedando frente a Severus sólo una persona, quien no resultaba ser otra que Narcissa Malfoy, quien a pesar del ambiente desordenado de las mazmorras de la mansión Snape, lucía una túnica de gala y se paseaba ante él preocupada. Era la única mujer que a pesar de la situación seguía siendo sensata.

—Esto no va funcionar Severus.

— ¿Cómo lo sabes? Él se está apoderando de mí y la única forma en que puedo detenerlo es dándole lo que quiere. Poder —contrarrestó el maestro, caminando hacia los pisos superiores del castillo.

—Vas a lastimarlo, mucho Severus y no vas a perdonártelo —recordó Narcisa sin dejar de mirar a Severus, viéndolo tranquilo; ahora más preocupada.

—Sí, lo lastimaré. Esto ya no se trata de Harry y de mí. Es el mundo mágico lo que está en juego y sé que él tomaría la misma decisión de estar en mi lugar —Severus bajó su vista al suelo, sin poder evitarlo, rememorando la última vez que había compartido la compañía de Harry, y cómo esa simple intromisión en su vida le había afectado.

Después escuchó mucho sobre Harry, el jugador estrella de Quidditch que participaría en una temporada; dos meses después estaba fuera del equipo y desaparecido del mundo mágico. Por más curiosidad que tuviera el saber las razones de las decisiones de Harry, respetó su alejamiento, sin embargo ahora ya era imprescindible que le buscara nuevamente. Sin esperanzas de comenzar alguna clase unión entre ellos, esperaba que Harry le odiara para poder así cumplir su cometido.

Cuando se dio cuenta nuevamente de su presente, estaba sentado cómodamente en un sofá con la vista fija en ninguna parte, y con la señora Malfoy frente a él. Analizándolo.

—Ya para de buscar en mi cabeza; tú y Lucius sabéis que esto es lo que necesitamos. Una vez Harry esté aquí, todo habrá acabado. Ya me cansé de buscar otras salidas, no queda más que volver a enfrentarnos a la jodida profecía. Tal vez Harry nunca debió ganar. ¿Ha sido feliz? —preguntó Severus retóricamente, moviendo los dedos sobre su frente, que desde que Tom Riddle habitaba en él le dolía constantemente la cabeza.

—Esto no solo acabará con lo que resta de ti, sino también destruirá a Harry. ¿Crees que un jovencito debería estar destinado para matar? Por supuesto que no ha sido feliz y tú no vas a facilitarle nada el proceso. Lo vas a matar Severus —sentenció ella de manera pacífica y Severus le sostuvo la mirada penetrante, respondiendo a ese desafío.

Severus se levantó, rompiendo el contacto de miradas y caminando de un extremo a otro en la habitación, sin dejar de pensar en todos sus planes. Queriendo tener más fortaleza y no dejar de lado sus sentimientos; Tom Riddle lo alejaba y sabía que era muy tarde para detenerlo.

—El destino se encarga de trazar caminos, Narcisa. Las personas de seguirlos. Harry y yo sólo seremos piezas y nada más —aseguró con rotundidad a la mujer frente a él que por un momento se mostró derrotada.


Narcisa se paró frente a él y puso un argumento que no pudo ni quiso rebatir, desarmándolo completamente.

—Pero tú lo amas y eso va por encima de todo.

Severus volvió al sofá recapitulando sus momentos con Harry y deseando poder tener otra opción.


|||[Harry]°°[Severus]|||


Hacía algún tiempo que se dedicaba a la caza. La consideraba un arte extinto. No esa clase de caza que parecía un juego con armas y hombres inútiles que solo querían pasar su tiempo demostrando poca piedad ante seres inferiores a ellos.

Él prefería el rastreo. Todo consistía en un sinfín de estrategias y en cómo era la mejor forma de usarlas. Siempre con un solo objetivo, aunque hubiera miles por los que llevarla a cabo.

Siendo Auror aprendió que lo más importante era saber ocultarse, muchas veces no servía para tener una victoria, pero sí para mantenerse con vida y aunque pareciera increíble, eso era muchas veces el motivo de sus constantes operaciones exitosas.

Los magos creían que los Aurores eran gente invencible y no podrían estar más equivocados. Él se enfrentó a quien no debe ser nombrado para el mundo mágico, y sin embargo, muchas veces salió herido en su trabajo. Imprudencia quizás. Eso repetía Kingsley constantemente mientras se reía en su cara. Eran buenos tiempos aquellos.

Ser un Gryffindor sentimental, impulsivo y algo torpe jamás fue una buena combinación emocional para convertirse en un defensor del mundo mágico. Muchos psicomagos de su facultad lo repetían constantemente. Pero la mayoría de magos que ocupaban esos cargos, eran hijos de la casa de los leones.

Un día se lo explicaron, a diferencia de los mejores calificados. Los Slytherin, ellos conocían la piedad.

Entonces Harry empezó a destacar, sabiendo que por encima de todo lo bueno que podía aspirar a ser y de las estrategias que fijara para un enfrentamiento, siempre tendría una prioridad diferente a la de sus compañeros y era conservar la vida.

Los demás no podían saber de primera mano la diferencia que llevaba con ellos. Era la guerra. Donde tuvo que ver a mucha gente cerrar los ojos y no volverlos abrir. Malos, buenos, desde cualquier punto de vista la gente lloraba y alguien siempre salía lastimado.

Nunca había asesinado a alguien si podía evitarlo; su primer muerto no fue en la guerra, fue en su trabajo. Ni Voldemort se enfrento a su avada. El único verdadero remordimiento que tenía en su consciencia fue haberse defendido de un hombre que no tenía un poco de voluntad para enfrentarse a sus pecados. Por eso había logrado vivir tranquilo.

Ahora era diferente, estaba preparado para llevar una vida de constantes recriminaciones porque por encima de toda su moral, su corazón palpitaba deprisa por estar con quien verdaderamente amaba.

Sentir y tener voluntad por primera vez lograron un cambio en él, sabía que estaba actuando en consecuencia a una fantasía, pero realmente esta vez no importaba.

Caminó tranquilamente tras la chica, aparentando que era una persona más que se dirigía a la casa de los gritos, la capa que llevaba le ocultaba de los otros transeúntes de la vía y le protegía del frio.

Las acciones desde el punto de vista de un hombre enamorado no eran las mismas que de un hombre encargado de exigir ley y justicia. Estaba loco por un asesino y en algún momento dejó de importarle que hubiera matado, y que esa persona lastimada fuera una gran amiga. Hermione siempre se lo recriminaba.

Por tanto tiempo había sido infeliz y se había negado a sí mismo lo que anhelaba, que hasta sobrepasó sus propios límites. Ver a Severus marcharse, estando derrotado por el hombre que había hecho de su vida un infierno, le hizo darse cuenta de que pelear cuando semejante ser tenía asegurada la victoria frente “al niño que sobrevivió” no contaba razón alguna.

Él ya había perdido y lo hizo en el mismo momento en que no se atrevió a buscar su felicidad años atrás. Habría podido salvarlo y habrían sido felices, pero en este ahora, Voldemort había ganado y posiblemente nadie iba a poder salvarle. Pero eso era lo que menos carecía de importancia. Su vida sólo era su vida, pero la vida de la gente que amaba era lo que le hacía ir contra cualquier corriente. No ganaría, pero igualmente pelearía; por la gente fiel que le sostuvo cuando no tenía fuerzas y quería darse por vencido, merecía que ahora diera todo por ellos. Aunque ese todo fuera su felicidad y su vida.

La chica se detuvo al darse cuenta de lo solitario que era al camino hacia al cual se dirigía y percatándose de su incomodo perseguidor, se dio la vuelta enviando hacia él una mirada asustadiza, que no le detuvo, y caminando directamente hacía ella, la frenó en un fuerte agarre. Mostrando su rostro, le ordenó:

—Es hora de hablar Susan, quiero que me cuentes todo lo que sucedió en esa mazmorra, te lo has guardado por mucho tiempo. Debes desahogarte, necesito que me lo digas —fue directo, como con los maleantes. Para las mujeres heridas significaba lo mismo. Sinceridad.

La chica no dejó de mirarle con temor, pero comprendiendo que Harry no la lastimaría, se dejó llevar sin poner resistencia, intentando conservar la calma. Algunos horrores eran tan tortuosos que a pesar de los años era imposible no revivirlos, incluso frente a las personas que tenian nuestra entera confianza.

Se sentaron en la mesa más apartada del salón de té de Madame Pudipié. Susan Bones aún lucía intranquila pero en semejante lugar solo parecía una señorita ofuscada por la compañía de semejante galán.

—Quiero que me hables de tu tiempo secuestrada por los mortífagos. No quiero que omitas el daño que te hicieron; ni el daño que le hicieron a Luna —habló Harry susurrando cerca de Susan, tan bajo y rítmicamente que solo ella pudo escucharlo, posiblemente para los otros parecieran una parejita increíblemente romántica.

Susan bajó la mirada avergonzada y cuando volvió a subirla, había chipas de odio en sus ojos, que a la vez estaban llenos de dolor. Unas heridas que jamás habían cicatrizado.

— ¿Quieres que hable de Luna? No sé tanto como puedas creer de ella, no estuve siempre en la misma celda, solo al principio. Pero te contaré los horrores que vivimos. Sí a alguien puedo contárselo, se trata de ti. Tú salvaste mi vida —dijo ella agradecida, sin poder dejar de sentir lágrimas bajar por sus mejillas.

Harry se inclinó y las limpió con sus labios, para el sonrojo absoluto de Susan, pero comprendiendo que era parte de la tapadera de Harry. No hizo comentario alguno.

—Yo no te salvé la vida Susan. Yo te condené. Tú viviste ese horror por ser mi amiga —mirando a los ojos a la chica, quien no dejaba de mostrarse sorprendida, aseguró— deberías odiarme.
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MensajeTema: Capitulo 2: A la una la luna   Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna I_icon_minitimeJue Abr 02, 2009 4:31 pm

Ella suspiró y dejando su réplica a un lado, comenzó:

—Al principio ellos se conformaban con hacernos suplicar piedad con la maldición cruciatus. Entonces Voldemort nos visitó una noche y no dijimos nada, jamás diríamos una palabra. No te traicionaríamos Harry —aseguró Susan intentando no descontrolarse por tales recuerdos — Él lo sabía. Que éramos fieles quiero decir—aclaró ella— Fue más rudo. Mandó a reunir a todos sus hombres, sus fieles bastardos y les dijo que seriamos sus juguetes las próximas noches.

>>—Harry éramos niñas, no se nos conocía por tener experiencia con chicos. A Ellos no les importó eso, nos usaron como si fuéramos trapos. No recuerdo cuanto supliqué, no recuerdo por cuánto tiempo escuche a Luna sollozar en mi hombro, ni siquiera recuerdo el rostro de esos hombres. No quiero recordar. Ellos nos quebraron, pero aún así éramos fieles.

Harry tomó la mano se Susan quien volvía a llorar. Quiso trasmitirle un poco de apoyo. Ella lo aceptó y le observó retomando la calma.

>>—Entonces se llevaron a Luna, el principio era solo en las noches, ya para mí era normal que ellos vinieran y hicieran desastres conmigo, pero Luna volvía diferente de esos encuentros. Mejor. Entonces ella me dio esperanza. Snape nos estaba ayudando; le daba pociones para que soportara las vejaciones que ordenaba el lord, muchas veces ella me llevo medicamentos que él le daba para curarme. Jamás había sentido tanta gratitud con alguien a quien odiaba.

—¿Cómo lograba Snape llevársela sin el permiso del lord? —preguntó Harry intrigado por los detalles del relato.

—Tenía permiso —respondió Susan sin dudar— él era el favorito. Él era el asesino de Dumbledore, si Snape quería a Luna, la tendría para él solo cuanto quisiera. Además Harry ya Snape nos había tocado antes, te dije que él reunió a todos sus mortífagos la primera noche. Snape era uno de ellos. Pero no era tan macabro como otros. Snape solo era un títere de Voldemort que mostró ser un hombre de Dumbledore.

>>—Luna estuvo embarazada Harry ¡Merlín sabe que yo no sé cómo no viví la misma suerte! Snape la ayudó tanto, creo que Luna quería que él fuera el padre, de verdad ella lo deseaba, de todos esos malditos él único que merecía un hijo era Snape. Entonces Voldemort lo supo, que Luna estaba en espera y la maldijo, como a la mayoría de los miembros de la orden que estuvieron allí, ella iba a morir lentamente, sus órganos empezarían a fallar y seria una agonía.


—¿Snape no pude revertirla? —no pudo evitar preguntar Harry, totalmente entregado al relato.

—Ni siquiera Snape era tan poderoso, Harry. Ella tuvo que vivir con eso por meses, ya no estaba conmigo, pero escuchaba sus gritos de dolor todas las noches, al parecer las pociones no le hacían efecto. Snape no dejó de ayudarme, sobreviví gracias a él y a tu rescate. Ella tenía 6 meses cuando la guerra estallo, todo el mundo quería salir y vivir. Snape huyó con ella apenas pudo, porque ella ya estaba agonizando. Yo la vi llorar, suplicar porque él la salvara, fue tan breve. Ellos corrían y ella me miró tan comprometida, tan consciente de nuestro dolor.

>>—Yo no creo que Snape la haya matado, yo creo que intento hacer lo que ella quería. Salvar al bebe, pero Harry sinceramente si ella estaba muerta por dentro, ¿qué clase de niño iba nacer? También la vi antes que eso, ahora lo recuerdo. Ella estaba diferente, fue una noche que Snape la llevó para darme apoyo, había sido un día muy malo. Ella tenía tanto de ese hombre dentro de sí, de Voldemort —especifico Susan, herida— Ella conservaba algo de maldad dentro, estoy segura que Snape se lo saco con ese niño maldito. Si alguna vez ves a Snape, dale las gracias por mí, porque él fue otro héroe, uno al que no han tratado bien.

—¿Por qué un niño debía estar maldito? —preguntó Harry sin dejar de mirar a los ojos a Susan, que ahora comprendía que había dejado de decir algo.

—¿No te lo dije? Era hijo del que no debe ser nombrado. Ella me lo confesó poco después de saberlo. El lord se lo dijo, le dijo que ella guardaría en él su alma y que tú sufrirías mucho por eso. Ese niño era una cruz, fue cuando Luna empezó cambiar, ahora lo sé, ella quería que fuera de Snape, pero el destino nos castigó de forma muy pesada —aseguró Susan, bebiendo el té frio que Harry había dispuesto para ella en algún momento del relato.

—Lo siento tanto —no había otra respuesta, Harry no la conseguía.

—No, Harry. Yo lo volvería a vivir. Estoy orgullosa de eso, la lealtad es lo más importante en una guerra y yo era parte de la orden y cumplí mi misión y Luna también, éramos piezas. Por una causa mayor. Tú jamás vas a tener la culpa, porque tu papel era diferente y tuviste tanto éxito. Gracias por darme la oportunidad de vivir una vida donde pudiera dejar todo eso de lado. He sido feliz, muy feliz. Tengo una familia, cuando la veo y sé que estuve ahí e hice mi parte, todo cobra sentido. Ellos no vivirán un horror semejante y por eso ha valido la pena para mí y por eso también la lucha tuvo sentido para ti.

—Susan, tú no eres más una pieza. Tú eres una heroína, tanto como Snape como yo o como cualquier otro. Sabemos el sentido de la guerra y queremos ahora algo mejor, cueste lo que cueste. Gracias por hablarlo, ahora no tengo ninguna duda de lo que tengo que hacer, me has quitado mucho peso de encima.

Susan volvió a sonreír y terminando su té, aseguró:

—No, tú me lo has quitado a mí — susurró sincera, haciendo brillar sus ojos de manera especial cuando se dio cuenta que en las calles estaba nevando.

La temporada de Quidditch estaba llegando a su fin y el invierno aproximándose. Comienzos de octubre “una buena fecha para morir” Fue lo único que pensó Harry cuando se enfrentó al frio de las calles. No tardó en detectar que era seguido por los mismos hombres que le habían hecho madurar a la tierna edad de 17 años.



|||[Harry]°°[Severus]|||



Nunca pensó estar nuevamente arrodillado frente al círculo de mortífagos, menos cuando ellos esperaban pacientemente la entrada de su máximo líder. Esta vez no se trataba de la mansión Riddle. Harry no tenía idea del lugar, pero la mazmorra fría y amplia donde estaban reunidos le trajo recuerdos de Severus.

—Siempre exponiendo sus sentimientos Potter; aun cuando esta frente a la muerte. Debería sentir un poco de respeto ante la idea —habló claramente Severus, mostrándose ante Harry, quien no dejó de mostrar decepción al ver sus ojos eclipsados por los del Lord.


—¿Por qué? —fue lo único que salió de la boca de Harry.

—¿Por qué? Niño insensato. Tengo el poder de darte la muerte que mereces o mostrarme menos sádico y conformarme con un avada. Sea como sea, no volverás a mostrarle a nadie lo que sientes, porque te habrás ido para siempre. No lo lamentarán, has hecho mucho daño —atormentó Severus a Harry, caminando alrededor del chico quien seguía arrodillado.

—No, ¿Por qué no has luchado? ¿Por qué dejaste que él ganara? ¿Crees que me importa ahora la muerte? Sea como sea, me herirá menos que esto —respondió Harry a la confusión de Severus.

—¿Cuándo te ha importado la muerte?

—Siempre he querido vivir para tener el valor y lo tuve. No tengo nada más que buscar aquí. Yo no he perdido Severus. Tú lo has hecho —sentenció Harry sin apartar la vista de los ojos rojos, esperando ver algo más en estos.

—No me llames Severus. Soy Voldemort. Ya deberías saberlo —pronunció el mayor con exactitud en sus palabras.

—No, Voldemort ya me hubiera matado. Tú quieres arrepentirte, porque me amas. Yo sé que tú me amas, no necesito escucharlo, no quiero que lo demuestres. Podrías matarme y aún seguirías amándome. Eres más fuerte que esto Severus —casi imploró Harry con sus palabras, estaba destrozado.

—Cállate Harry —espetó Severus, y Harry levantó la mirada y encontró ese brillo que aún el tono salvaje de los ojos de Voldemort nunca podría opacar.

Fue cuando comprendió, lo que verdaderamente sucedería. Severus le apuntaba con su varita y él esperaba pacientemente a que todo comenzara y fue cuando sus amigos una vez más no le fallaron.

Hermione venía a la cabeza, junto a nuevos y viejos compañeros, cada uno con una disposición en sus ojos que fue difícil obviar, Harry se levantó y corrió hasta Severus, intentando arrebatarle la varita, pero luchar contra un hombre físicamente más fuerte que él no le disponía gran ventaja.

Hermione se abalanzó sobre Mcnair y Ron se encargó rápidamente de frenar Avery. Otros intentaron huir pero sus compañeros Aurores no tuvieron que hacer mucho esfuerzo por tenerles presos. Además contaron con ayuda inesperada desde las escaleras que conducían al hogar. Narcisa miraba la escena sin impresión alguna, totalmente segura de haber hecho lo correcto.

Snape no tardó en dejarlo sin aire en el suelo frio y duro de la mazmorra. Él se recuperó y se volvió a poner de pie. Pero Severus era un maestro de guerra, y mientras sus amigos aún hacían maromas para contener a sus detenidos, él lanzaba hechizos hacia ellos que les costaba un mundo evitar sin soltar a sus apresados.

Entonces Severus hizo algo inesperado, se volvió y arremetió contra Harry, golpeándolo contra la pared y dejándolo aturdido. Quiso recuperarse, pero se sintió levantado sin consideración alguna.

—Eres mío Potter —dijo en tono triunfal Severus, apuntándole con la varita haciendo que todos se detuvieran a observarles.

—Siempre he sido tuyo Severus —aceptó Harry sonriendo a pesar de todo lo que estaba viviendo.

—Avada kedavra —pronunció el mayor sin tener un segundo de duda. El rayo golpeó a Harry, quien se dejó caer al piso inerte, mientras Severus se apartaba de forma triunfal.

Pero Harry rápidamente volvió a levantarse y golpeando de forma certera a Severus en la cara, le recordó:

—No sabes matar a un hombre que ama, Tom —sacando la varita del bolsillo y sin dejar de ver los ojos rojos que le miraban sin conseguir explicación a semejante hazaña, apuntó— Avada Kedavra


Por un momento los ojos de Severus brillaron más que nunca de un carmesí intenso; pero después de recibir el rayo, ese color se fue opacando, hasta volverse enteramente tan negros como antes.

>>—Imbécil, querías que te matara. Eres un cabrón Snape, no sabes acaso que te amo y que mi avada no funcionaria contigo.

—No, pero sabía que mi hechizo no funcionaria contigo. Porque también te amo —aseguró Severus levantándose y tomando la mano de Harry que temblaba.

— ¿Ibas a sacrificarte por mí? Pensé que las serpientes no eran estúpidas —recriminó Harry abrazándolo, ya totalmente fuera de sí.

— ¿Habías conocido antes un Slytherin enamorado?

—No

—Harry, me alegra estar vivo —reconoció Severus observando cómo sus “servidores” estaban siendo detenidos por los Aurores.

—Pues no te alegres mucho —Dijo Harry sacando su insignia como Auror, hacía unos meses había recuperado su trabajo y empezó una investigación encubierto, por petición de Kingsley—Lo siento Severus, estas detenido, debes enfrentarte al Wizengamot y contar todo lo ocurrido con Luna. Ella lo merece. Tranquilo, Susan te ayudara un poco.

—No tengo miedo. Soy inocente. Y en todo caso te tengo a ti para salvarme —Aun con la esposas apretando sus manos, agarro fuertemente las de Harry mientras era conducido al ministerio de magia.


Al mirar atrás y ver a todos esos chicos ya convertidos en hombres celebrar su suerte, se dio cuenta que jamás nada cambiaría en ellos. Muy dentro, cada uno seguía teniendo los mismos temores, pero como años atrás, los dejaban de lado, porque valía la pena seguir adelante. Ellos en cada año que vivían sumaban nuevos miedos, aunque tal vez ninguno se equivaldrían a las experiencias de la guerra que más le atormentaban.

Volteó hacia Harry, quien no dejaba de observarle con infinita curiosidad. Dio gracias por haberse equivocado cuando era un crio y conocer el sentido de la muerte, como su trabajo de mortífago. Ahora podría decir, que si el destino hubiera estado escrito de forma diferente y alguno hubiera muerto, no habría sido del todo infeliz. Porque ellos ya habían vivido lo que todos anhelan conseguir, un amor que nos cambia y da sentido hasta los momentos de infelicidad.

Un amor así deja huellas, pero Severus estaba seguro de tener mucho tiempo para construirlas con Harry.

Caminando a su lado, no se intimidaría jamás y ambos conocerían la felicidad.



Fin

Notas de autora:

Espero que las dudas de todos se hayan resuelto, conté mucho más de lo que debería, pero que se hace, esto debía acabar algún día y me alegra que no se haya alargado más, hubiera sido querer crearles una historia totalmente distinta a la que tenía en mente. Gracias por leer, han sido maravilloso en sus comentarios, fue un placer escribir para ustedes.

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MensajeTema: Re: Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna   Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna I_icon_minitimeSáb Nov 19, 2011 3:05 am

Haaaaaaaaa!!! pero que fin tan lindo... así de... lo siento pero quedas arrestado kiaaaaaaaaaa!!! Sev con esposas babas escribes genial, sigue así esperare otros fick´s tuyos con anhelo sm1
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MensajeTema: Re: Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna   Huellas de un amor. Capitulo 2. A la una la luna I_icon_minitime

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