alisevv
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| Tema: Death Eater takes a Holiday. Capítulo 7. Serias conversaciones sobre Sirius Dom Abr 12, 2009 12:22 pm | |
| Ron se sentó al lado de la chimenea, con Pig, que se estaba arreglando sus plumas ya secas, en su regazo. Una gran lechuza marrón acababa de llegar con una carta para él. Hermione finalmente había conseguido una lechuza como regalo de Navidad y podía enviar su correo sin tener que esperar a que Hedwig o Pig fueran con ella.
—Hermione nos pide que estemos aquí, en la sala común, a las diez de la noche; tiene una sorpresa— Harry notó que el pelirrojo guardaba rápidamente la nota, cuando él le preguntó qué más decía—. Oh, dice que está bien, ya sabes, todo igual que siempre— contestó Ron, mostrando un tono rosado en las mejillas. Harry acababa de preguntar justo lo que quería ocultar.
Ron había cambiado la conversación hacia el quidditch, y estaba sorprendido de lo bien que Sev había encajado en la conversación. Para Harry era como una lección de historia del quidditch. Ron conocía todo lo que había que saber del tema, y comentaba sobre los grandes partidos del pasado, y Sev los recordaba como si acabara de asistir a los juegos. Aparentemente, Dumbledore sólo había borrado los recuerdos que pudieran ser perjudiciales para sus vacaciones.
Ocasionalmente, mencionaban algo que Harry recordaba haber leído en Quidditch a Través de los Tiempos, y era capaz de contribuir con la conversación. Era extraño observar a Ron y a Sev charlar sobre un tema que ambos disfrutaban. Se recostó sobre su asiento, observando mientras ellos discutían sobre la pobre elección de buscador que los Chudley Cannons habían hecho en mil novecientos setenta y tres, que los había hundido en su racha perdedora. Ron se ruborizó ligeramente cuando Sev elogió su habilidad para recordar las estadísticas de todos esos años con tanto detalle.
—Debes tener excelentes notas si eres capaz de recordar detalles como esos— comentó Sev con inocencia.
El pelirrojo tartamudeó una excusa acerca de querer releer la carta de Hermione y se fue al otro lado de la habitación. Harry intentó no reírse de todo el asunto, mientras Sev pasaba a su lado y le guiñaba un ojo.
Cuando el reloj marcó la diez, Ron casi saltó de la impresión al ver el rostro de Hermione en la chimenea.
—¡Está hecho!— exclamó ella con excitación—. He conseguido conectar la casa de mis padres a la red flu— entonces pasó a contarles todo lo referente a las legalidades que había tenido que tramitar para obtener el permiso para conectar una casa muggle a la red; dado que ella ya era reconocida como una bruja adulta, sus privilegios para el uso del Flu fueron aprobados en cuanto firmó los documentos en el Ministerio. Y esa era su primera charla a través de la chimenea de su casa.
Harry notó varias veces que Sev los miraba tratando de distinguir con quien estaban hablando. Hermione, por su parte, había notado algunos rostros desconocidos. Ron le explicó que como se estaban quedando pocos estudiantes, todos los chicos habían sido ubicados en la Torre Gryffindor.
—Hermione, resuelve algo para nosotros, ¿si?— pidió Harry—. Yo creo que la tranquilidad de Snape en clases durante este año, ha sido un esfuerzo suyo para disminuir las rivalidades entre las Casas, y Ron cree que Dumbledore le ordenó que facilitara las cosas luego de la batalla en Privet Drive durante el verano.
Hermione sacudió la cabeza y puso los ojos en blanco.
—Ambos están completamente despistados— declaró, riendo—. ¿Qué les hace pensar que Snape ha cambiado su comportamiento de los últimos siete años?— ellos la miraron, sin comprender, y la chica suspiró—. ¿No recuerdan las quejas del hermano menor de Colin durante la semana pasada? Él se está comportando en su clase de la misma manera en que se comportaba en la nuestra hace dos años. Supongo que el Profesor Snape es capaz de relajarse un tanto con los de séptimo. Aún cuando podamos estropear una poción, sabemos lo suficiente como para no hacer que las cosas exploten. Harry, ¿cuándo te ha tratado él de forma especial porque te haya sucedido algo?
Esta vez, quien contestó la pregunta fue Ron, contradiciendo su primera declaración.
—Sí, justo después que te entregaron la Orden de Merlín de Sirius, McGonagall te dio unos días libres para sobreponerte. ¿Y qué hizo Snape?; te cargó con un ensayo extra largo— comentó con desdén.
Harry asintió, recordando que había pensado cuan agradable sería tener unos días para si mismo mientras los demás estaban en clase, pero pasaba demasiado tiempo solo, regodeándose en su infortunio. Había sido el trabajo adicional de Snape el que había mantenido su mente ocupada cuando las emociones habían sido demasiado para soportar.
“¿Él sabría que había sido lo que me había ayudado a superarlo?”
Hermione interrumpió el hilo de sus pensamientos.
—¿Ése es un estudiante? Pienso que a él lo recordaría.
La mandíbula de Ron cayó un momento antes de hablar.
—¿Qué quieres decir?
El pelirrojo se había puesto rápidamente celoso. Harry se echó a reír.
—Lo que ella está diciendo, Ron— elevó las cejas ante Hermione—, es… ¿quién es ese alto, oscuro y sexy jugador de ajedrez que está justo ahí?
—Harry— exclamó Ron, bastante impactado.
Su amigo le hizo una seña al chico para que se acercara y lo presentó.
—Sev se está quedando aquí esta semana. Sev, te presento a Hermione Granger, es la amiga de quien te he estado hablando. Hermione, él es Sev, Severus Snape.
Harry estaba bastante impresionado de la forma en que ella mantuvo la compostura. Intercambiaron cortesías y Harry alejó al Slytherin antes que su amiga dijera algo acerca de que era profesor.
>>Ron, dejaré que tú le expliques mejor— dijo con una sonrisa, llevando a Severus escaleras arriba.
Harry se lanzó sobre la cama, tomando un gran huevo de chocolate que la señora Weasley le había mandado por Pascua. Le hizo señas a Sev para que se acercara y lo abrió, mostrando más dulces en su interior. Le explicó al chico de ojos negros que lo había jalado escaleras arriba para dar a Ron algo de privacidad con Hermione, y que no tenía que quedarse con él si tenía algo más que hacer. Severus rió entre dientes mientras tomaba unas cuantas piezas de chocolate.
—¿Y perderme el chocolate? Ni hablar.
Harry sonrió y colocó el huevo entre ambos para compartirlo. Se sentaron cómodamente, compitiendo ocasionalmente por una pieza de dulce. Mientras Harry se esforzaba por no mirar mientras Sev lamía el chocolate fundido de sus dedos, éste último observó la Orden de Merlín en la mesita de noche.
—Tú y Sirius deben haber sido muy cercanos— comentó, maldiciéndose internamente. No había tenido intención de preguntar, pero no había podido quedarse allí sentado, sin saber si Sirius era su amor perdido, y odiaba la punzada de celos que sentía. No tenía nada que reclamarle a Harry, en todo caso—. Disculpa, no tienes por qué hablarme sobre eso.
—No me importa; es agradable poder hablar sobre él sin recibir una mirada de compasión de la gente— Severus se sintió aliviado ante la respuesta. Se había estado preguntando sobre el tal Sirius desde que había visto la condecoración en la caja—. Sirius resultó muerto este verano en la batalla de la que te hablé. Hermione y Ron han estado apoyándome, pero si nunca has perdido a alguien, realmente no puedes tener idea de la situación por la que está atravesando la persona— Sev asintió—. Ellos no hablaban sobre Sirius por temor a afligirme. Luego de un tiempo, la gente continúa, no entienden que tú todavía sigues herido. Ya han pasado ocho meses desde entonces; a veces, parece que hubiera sido ayer, y duele con tanta fuerza… Pero otras veces, pareciera que hubieran transcurrido siglos. Simplemente, es grato recordarlo— sonrió, sin mirar a nada en particular, como si recordara algo especial—. Irónicamente, la persona de cuya muerte fue acusado injustamente años atrás estaba en la batalla. Cuando lo encontraron, y mataron, Sirius fue exonerado de todos los cargos y recibió esta condecoración póstuma por su participación en la guerra.
—¿Yo conocí a Sirius?— preguntó Sev tentativamente; Harry asintió.
—Lo hiciste, fueron al mismo año en Hogwarts. Ustedes dos no se llevaban muy bien— el Slytherin bufó—. En realidad, él no te caía bien— agregó, riendo. El otro puso los ojos en blanco. Harry estaba mirando a la nada nuevamente.
>>Él me amaba.
El rostro de Sev se mostró impasible. Harry iba a contarle lo que deseaba saber, pero no estaba seguro de querer oírlo.
>>Sirius me amaba como Harry. Era el único que lo hacía. Nunca me vio como nadie más. Me conocía como Harry y me amaba. Mientras cursaba sexto año, admití ante mi mismo que no me gustaban las chicas. Fue por Sirius que lo resolví. Sentía una especie de enamoramiento por él. Había conocido a mi familia, pero yo no lo conocí realmente hasta hace tres años. Creo que sabía que yo estaba prendado por él, pero nunca lo dijo. Pasamos mucho tiempo juntos en mi sexto año y entonces me di cuenta que Sirius era especial, pero era como familia. Un amante puede ser ‘hasta que la muerte los separe’, pero la familia es para siempre. Superé el enamoramiento, prefería el para siempre. Íbamos a vivir juntos cuando me graduara.
—Suena como un tío genial— comentó Sev, honestamente—. ¿Por qué lo odiaba yo?— dijo la última parte con ligereza, esperando que Harry no lo interpretara como que estaba siendo irrespetuoso.
—No, no te preocupes por eso. Creo que es seguro decir que tus sentimientos hacia Sirius estaban bien fundados. Rivalidades entre Casas— agregó como explicación
Severus asintió, comprendiendo. No tenía sentido averiguar más, la próxima semana recordaría todo.
>>Él era estupendo. Vino a buscarme ese día. Yo le había dejado mi escoba de carreras durante el verano; voló hasta mi ventana, hizo explotar los barrotes con tanta fuerza que se estremeció toda la casa— Sev se preguntó por qué Harry tendría barrotes en su ventana pero no lo interrumpió—. Cuando mis parientes lo vieron, enloquecieron. Él no me contaría lo que les había hecho, pero cuando me bajó por las escaleras estaba riendo tontamente. En ese momento, nos dimos cuenta que estaban atacando la casa. Siri me llevó al sótano y levantó una barrera de protección.
>>En la conmoción con mis parientes, mi escoba fue destruida. Sirius me la había comprado; me malcriaba terriblemente. Antes de abandonarme para unirse a la batalla, me dijo que cuando todo hubiera terminado, lo primero que haríamos sería ir a comprarme una escoba nueva. A mí no me importaba la escoba; yo lo que quería era ayudar en la batalla, pero no estaba en condiciones para hacerlo y no me hizo caso. Me dijo que debería quedarme a salvo y pensar en el modelo de escoba que quería, y que cuando regresara por mí volaríamos por horas. Nunca lo vi nuevamente.
Tomó la caja que contenía la medalla y tragó con dificultad.
>>Me dieron esto junto con la llave de su bóveda. Yo hice lo que él había prometido. Fui a su bóveda, saqué un montón de galeones, y compré la mejor escoba de carreras que pude encontrar. Puse una barrera en el campo de quidditch para que nadie pudiera molestarme y volé hasta quedar entumecido.
Sev enjugó una lágrima del rostro de Harry, posando la mano sobre su hombro. El Gryffindor respiró varias veces para calmarse antes de hablar nuevamente.
>>Nunca había hablado con nadie que no conociera ya al menos una parte de la historia. Ron y Hermione han sido increíbles, siempre han estado ahí para escucharme, pero me conocen demasiado bien; nunca les conté toda la historia, como acabo de hacer. Siempre pensé que, si les contaba todo, perdería el control y lloraría por días. Probablemente lo hubiera hecho seis meses antes. Qué debes pensar de mí…
Su voz se fue apagando. Severus apartó los chocolates que estaban entre ellos y atrajo a Harry en un abrazo tranquilizador.
—Estaría bien si perdieras el control, Harry. Gracias. Gracias por contarme tu historia— el chico de ojos verdes se sentó y sonrió—. Me alegra que te sientas lo bastante seguro como para contarme algo tan personal.
Harry escuchaba sus palabras sin apartar los ojos. Sev observó como la expresión del chico cambiaba lentamente, de alegría a comprensión. Sus ojos verdes parecían mirar a través de él.
—Me siento seguro contigo— dijo, notando la mirada de Sev—. No, no esta semana; de tanto como puedo recordar, tú siempre has estado ahí. Incluso si no querías estar, antes que te conociera, ya estabas protegiéndome. Has hecho por mí tantas cosas de las que no había sido consciente. De algunas de ellas ni siquiera me di cuenta hasta esta noche, mientras hablaba con Hermione. Cuando todos a mi alrededor me trataban diferente por lo que quiera que fuera, tú nunca cambiaste. Eras mi constante. Cuando todos me alababan por mi nombre, tú seguías siendo el mismo bastardo gruñón— comentó con una carcajada—. Pero en menos de un segundo, o ante un desliz al hablar, las masas podrían volverse contra mí. Pero tú nunca titubearías. Aunque sólo fuera la repugnancia que conseguía de ti, siempre pude contar con que una parte de mi mundo se mantuviera estable. Todo este año estuve pensando que estabas cambiando y ahora me doy cuenta de que nunca lo hiciste, siempre fuiste así, sólo que nunca te observé con suficiente atención.
Sev no estaba seguro de dónde iba a terminar todo eso. Aunque se sentía alegre de escuchar que él había estado ahí para Harry, las palabras bastardo gruñón y repugnancia le hacían preguntarse si Harry querría que siguieran juntos después del lunes, cuando recobrara todos los recuerdos. Harry lo necesitaba ahí del modo en que siempre había estado; entonces, ¿hacia dónde iban a partir de aquí?
Su pregunta fue contestada al sentir unos labios suaves reuniéndose con los propios. Se tensó ante la sorpresa, pero sólo duró apenas un segundo antes de responder. La lengua de Harry se deslizó entre sus labios suplicando por entrar, enviando escalofríos a su espina dorsal. Abrió la boca ligeramente, permitiéndole entrar. Los dedos del Gryffindor recorrieron el sedoso cabello negro, empujando su cabeza en un hambriento, casi desesperado beso. Cuando se retiraron en busca de aire, Sev corrió su mano por el suave trasero de Harry, atrayéndolo hasta su regazo, capturando sus labios una vez más, y paladeando el sabor a chocolate.
Lenguas que batallaron por la dominación, ninguna preocupándose por ganar. Manos que deambularon por todas partes donde alcanzaban explorar. Largos dedos que vinieron a descansar sobre la cadera derecha de Harry, atrayéndolo aún más cerca.
Harry hizo una mueca de dolor y Sev se tranquilizó, no deseando presionarlo demasiado rápido.
—Perdona— susurró Harry, sacando su varita—. Casi me empalo yo mismo— Severus trató de no reír y dañar el momento. El Gryffindor estaba a punto de deslizar su varita debajo de la almohada cuando miró alrededor de la habitación; con un rápido susurro cerró las cortinas de su cama y lanzó un hechizo de silencio por si acaso. Con su varita y la condecoración de Sirius a buen resguardo bajo la almohada, le dio una sonrisa a Sev y saltó sobre él.
Los chocolates que aún quedaban saltaron por la cama al azar. Túnicas y cualquier otra tela que estuviera obstaculizando, fueron apartados tan rápido como pudieron sin separar los labios uno del otro.
Severus gimió mientras Harry se pegaba a su cuello. El Gryffindor continuó probando, lamiendo y mordisqueando cada pulgada de el cuerpo dispuesto ante él. Manos fuertes envolvieron para acariciar y apretar el trasero de Sev mientras su amante tomaba su longitud una y otra vez. Dulces sonidos de aprobación se derramaron de la boca del chico de ojos negros al tiempo que Harry tragaba todo inesperadamente.
Las manos de Severus se movieron del alborotado cabello oscuro para aferrarse a las sábanas, mientras el impulso de bombear se volvía realmente urgente.
—Oh, Harry, eso es tan…— jadeó—. Me voy a….
La ardiente boca que lo devoraba succionó más fuerte, acelerando el paso al tiempo que manos gentiles masajeaban sus bolas, llevándolo hasta el límite. Harry tragó alrededor del pulsante eje, hasta que Severus convulsionó en su sensibilidad. Con una última lamida que hizo estremecer al Slytherin, Harry sonrió y subió hasta acostarse al lado del chico.
>>Eso fue asombroso, Harry. Eres tan ardiente— dijo, recobrando el aliento.
El otro joven corrió una mano perezosa por su pecho y abdomen mientras escuchaba su respiración. Levantó la vista de nuevo y vio que Sev tenía los ojos cerrados; se había quedado adormecido. Se acurrucó más cerca y disfrutó de la oportunidad de poder observar su rostro. Se veía tan tranquilo y saciado.
Él había encontrado un Ravenclaw de séptimo que tenía afinidad por los hombres, pero un besuqueo apasionado aquí y allá, o una metida de mano en la Torre de Astronomía, palidecían en comparación al hecho de tener a Severus en su propia cama.
Última edición por alisevv el Dom Oct 09, 2016 3:19 pm, editado 4 veces | |
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