La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Un mes para el recuerdo... Juno Snape...19 de mayo

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Juno Snape
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Juno Snape


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MensajeTema: Un mes para el recuerdo... Juno Snape...19 de mayo   Un mes para el recuerdo... Juno Snape...19 de mayo I_icon_minitimeDom Mayo 19, 2013 4:56 pm

a) Título del fanfic: Lechucería

b) Autor (a):Netsu

c) Link a la historia: http://www.slasheaven.com/viewstory.php?sid=17777&chapter=1

d) Fragmento que deseen recordar del fanfic en cuestión.: Si Harry Potter hubiera sido un poco más despierto en ese momento, o hubiera estado algo más lúcido y menos dormido, seguramente se hubiera concentrado en las miles de lechuzas despavoridas y no habría entrado en la lechucería irracionalmente, seguro de que había graves problemas…

Y por supuesto, se habría ahorrado el disgusto que tuvo.

Estaba a punto de gritar, pero la falta de aire neblinoso en sus pulmones al haber subido el último tramo en dos zancadas, lo obligó a tomar aire en silencio. Justo para no interrumpir el raro ritual que a solas se desarrollaba adentro.

En ese momento todo eran plumas por supuesto, unas largas y negras plumas, extendidas en dos poderosas alas… las que se cerraban y abrían de forma rítmica y que permitían que las plumas de más abajo se agitaran conforme los pequeños pasos de su dueña que iba de un lado a otro.

Harry Potter no tenía ni idea de que era todo eso. Un pensamiento fugaz le hizo tomar nota de que en las próximas vacaciones buscaría un buen reportaje de Animal Planet… algo así como “Durmiendo con Lechuzas” “Conociendo a las Lechuzas” o “Viaje al Mundo de las Lechuzas”

Eso tal vez le diera una idea de por qué esas inmensas alas negras se replegaban y en un segundo su dueño se lanzaba a toda carrera contra una pequeña, indefensa y nívea lechuza que no tenía imperfecciones, y que en ese momento lanzaba un chillido tranquilo… y que de pronto reconoció como Hedwig.

En un primer momento al ver como las garras rodeadas de negro se sujetaban de forma dolorosa en el espeso pelaje de Hedwig, pensó que la estaban matando (no que los chillidos que emitían ambas no indicaran lo mismo) Sin embargo, Harry Potter no era el “jodido salvador del Mundo Mágico” porque careciera de astucia… y algo de malicia cuando se veía frente a ciertos asuntos más complicados.

La verdad entró en su cerebro como el dolor de la cicatriz…

¡Ese maldito lechuzón estaba sodomizando a su bella y casta Hedwig!

Sin detenerse a pensar si su ave estaba o no disfrutándolo, sólo lanzó un grito.

- ¡AH NO! ¡ESO SI QUE NO!

Acto seguido, alcanzó a sujetar el cuerpecito de su mascota y halarlo contra él con todas sus fuerzas. Los dos animales se quedaron unos segundos impactados y luego el negro lechuzo lanzó un chirrido espantoso, agresivo, que acompañó a un peligroso y violento vuelo hacia el muchacho.

Harry abrazó a su pequeño animal y corrió escaleras abajo, como para salvar su vida, sin importarle que empezaba a salir sangre de sus manos: justo donde Hedwig – la muy desagradecida- lo estaba picoteando con saña.

Corrió y corrió todo lo rápido que sus piernas le permitieron, a veces escuchando a su espalda graznidos y gruñidos feroces… seguro de que ese animal del infierno venía tras ellos, se dirigió a la relativa seguridad de su Torre.

Solo respiró con cierta tranquilidad cuando cerró la puerta de su habitación tras él.

Abrió la jaula y tomó a la picoteante y rebelde lechuza fantasma* Para meterla a la fuerza en su acostumbrada celda.

Harry la observó con rencor mientras se masajeaba con un gesto de dolor las heridas. La mirada, esta vez de color ámbar le fue devuelta… talvez con un porcentaje de 1000 más.

- ¡Descarada!

Hedwig se esponjó y ocultó su cabeza en su plumaje hasta que sólo se veían los ojos… rencorosos y agudos.

- ¡Indecente y descarada! – Harry se sentó rebotando sobre su propia cama. – Hace semanas espero que me entregues la edición especial de escobas de este año. – Una mirada más de profundo enojo – Seguro las has estado utilizando de colchón con tu amiguito.

Hedwig le devolvió la mirada con una expresión que a Harry le pareció – además de estar loco – la misma que se hace cuando se toma nota mental de algo muy importante.

- Ya verás cuando encuentre a esa pequeña fiera. No la va a pasar muy bien.

Hedwig tuvo el descaro de darle la espalada para mirar por la ventana!
(…)¡Genial! La primera clase de ese día era Pociones Avanzadas. Todo un lujo para su exaltación… si Snape se atrevía a…

Pero no, últimamente el hombre estaba más extraño que un perro a cuadros, así que a pesar de que llegó segundos tarde, el hombre no dijo nada, sólo se limitó a mirarle las manos y… ¿Era eso una mirada de vergüenza?

Era un día loco y de situaciones de espanto.

- Señor Potter – “sugirió” la voz del profesor – Le aconsejo que vaya ya mismo a la enfermería, eso parece… infeccioso…

Harry salió, bastante malhumorado y se dirigió hacia la enfermería, donde unas cuantas vendas y algo de desinfectante no consumieron tiempo suficiente como para que se saltara su clase más odiada.

De vuelta al salón rumiaba su disgusto contra todos, Las lechuzas picoteantes, los profesores del tipo “maldito bastardo” y las enfermeras con poco que hacer, y que, para colmo de males, hacían su trabajo en segundos.

El resto de la clase, Snape lo dejó en paz, como acostumbraba últimamente, y como no fue lo que se puede denominar una clase práctica, Harry se pudo dedicar a sumirse en sus agrios pensamientos.
(…)- Potter!!!!

Ahí estaba, justo la que menos esperaba oír, y a decir verdad, la que menos le agradaba. Consideró de nuevo hacerse el desentendido.

- ¡Deténgase Potter!

Ahí estaba. Ya no podía dar ni un solo paso más.

Echando fuego (y humo) por los ojos, Harry se detuvo a regañadientes... sí, ahí estaba Snape, su dolor de muela, su migraña constante, su astilla en el pie, su...

- ¿Se dirige a la lechucería?

Al chico los ojos se le abrieron hasta salirse de las órbitas... casi.

- ¿Cómo lo supo?

Snape hizo un extraño movimiento, de hecho... muy extraño movimiento. Harry tuvo la sensación de que de pronto, invadía su espacio personal y se arrimó contra la pared: un paso atrás, dos pasos, quizás tres... quedó casi acorralado contra la pared. Y ese hombre, sonriéndole siniestramente, mirándolo muy extraño de abajo a arriba. El eterno toque de desprecio en sus ojos... ese brillo inconfundible que... cambiaba en ese momento, en algo que Harry no podía definir.

- Me imagino que va tras su lechuza. Ella le hizo esas heridas ¿verdad?

"Esto es un sueño, una pesadilla. Snape es extraño pero no tanto" Se repitió un montón de veces en su cabeza. Claro que esa letanía se iba desapareciendo lentamente en la parte de atrás de su cerebro.

- Sí... señor. - Estúpidamente se observó las vendas en la mano. Snape dio un paso más hacia él.

- ¿Debo suponer que sólo hasta ahora tiene conocimiento de... digamos, las actividades de su mascota?

Harry tuvo que mirarlo ante eso! Claro que sí! fijó sus ojos verdes llenos de recelo en los negros del profesor.

- Y yo ¿Debo suponer que usted sabe algo?

Snape le sonrió siniestramente. Un paso más hacia adelante, y Harry cerró los ojos aterrado sin saber por qué. En el silencio del pasillo sólo escuchó una leve respiración que circundaba alrededor de su cuello y oreja derecha y ¿El roce de unas suaves fibras en su mejilla?

Para cuando los abrió de nuevo, impresionado, el hombre ya estaba a metros de él, caminando con sus túnicas demasiado susurrantes y exigiéndole en una voz casi cálida.

- Si promete hacer silencio, puede ir conmigo Potter.

La curiosidad en él siempre había sido más fuerte, mucho más. Y, maldita sea, tuvo que seguir a ese hombre del demonio...
(…)El hombre lo dejó libre. Esos ojos verdes lo miraban con rencor aún, desde el mismo puesto en que lo dejara.

Segundos que al hombre le parecieron minutos, transcurrieron hasta que esa cavidad, circundada de tersos labios rosas se abrió en disgusto.

- ¿Quiere decir que usted ya sabía de esto?

La expresión del profesor se transformó en la misma de disgusto y vergüenza que le dirigía en los últimos días.

- Sólo desde hace algunas semanas. - Bajó las escaleras y Harry lo siguió con el porte digno y la postura demasiado tiesa.

- ¡¡¡¡Y por qué no me dijo nada????

Severus se volteó y Harry vio el cabello agitado por el viento como alas, sólo que éstas tenían cierta cualidad mágica... mágica al estilo de las hadas...

Cerró los ojos por un momento ¿La ira en altos grados podía hacerte alucinar?

- No hay nada que podamos hacer, ya se lo dije, y... no sé mucho de lechuzas y sus costumbres, pero esas dos parecen estar involucradas en algo serio. - Suspiró - No sé desde cuando llevan - Su ceño se frunció más de lo normal, seguro haciendo un esfuerzo por encontrar la palabra que buscaba - "encontrándose".

- ¡Pero no puedo dejar que ese animal haga lo que quiera con Hedwig! - El profesor le dio una mirada de ira.

- ¿Y quien asegura que la que provocó esto no fue esa... esa lechuza blanca? - Harry estaba atónito - Por lo que sé, ellas sólo duermen de noche... y los horarios de descanso de Thanathos han cambiado... él duerme de día... y ha hecho que toda la lechucería sea abandonada!!

- Entonces es culpa de su mascota! Yo vi como agredía a la mía.

Severus le dirigió una nueva mirada, ésta con un dejo de burla tal que Harry se encogió y se puso del color de la salsa de tomate.

- Yo no diría que la estaba agrediendo... precisamente - Ahí estaba de nuevo, esa voz profunda y ese acercamiento que hacía que las fibras de cabello rozaran las mejillas del chico.

- Usted... entiende...

- Por supuesto Potter. Pero no me acuse a mí. Después de todo, la naturaleza es extraña. - Le otorgó su tercera mirada larga y profunda en cinco minutos y terminó de bajar las escaleras con su capa y su túnica siendo arrastradas por el viento.

(…)Y ahora el hombre lo observaba en clases como si ambos compartieran un jugoso y misterioso secreto.

- Maldito loco... - Murmuró entre dientes, mientras se apoyaba aún más en la delgada ventana de piedra que daba al vacío y al horizonte. No sentía frío, sólo el viento, que su mente, traviesamente le recordó, soplaba tan fresco como ese día... cuando las suaves fibras de cabello negro acariciaron sus mejillas. - Parezco un psicótico traumado...

- ¿Siempre habla solo señor Potter? - Era un susto de muerte y hasta ese maldito murciélago debía reconocerlo, pensó Harry perdiendo un poco el equilibrio y yéndose hacia delante. Una mano salvadora, fuerte y bastante grande lo sujetó del estómago, mientras otra lo apretaba contra un gran cuerpo cálido, desde sus mejillas. - No me voy a disculpar - le dijo esa voz con algo que le dio a Harry la idea de lo que significaba "Voz Profunda" pegada a su oído. - Pero he de reconocer que puedo encontrar esa costumbre... encantadora.

A Harry le pareció en extremo reconfortante el sólido calor pegado a su espalda, lo mismo que los suaves dedos que ahora se apoyaban en su frente de forma cálida y la acompasada respiración que sentía tras él.

- Vine a ver si Thanathos podía enviar una carta... - Esos dedos largos empezaron a repasar cuidadosamente la cicatriz en la frente - Pero debo confesar que no tenía muchas esperanzas de que ello ocurriera... - Ni siquiera se le ocurrió tensarse cuando el mentón del hombre se apoyó en su coronilla. - Además... veo que se ha resignado a lo inevitable - Perdió el hilo completamente cuando esa mano en su pecho presionó más y los cálidos dedos se desplazaron de la cicatriz a las mejillas de nuevo.

- Se está bien así... - Murmuró sintiéndose débil.

- También lo creo - los dedos muy largos y finos empezaron a tocar sus labios abultados, repasándolos una y otra vez, Harry apoyó sus manos sobre la que lo sostenía del pecho. - Aún falta una hora para que amanezca y... el director está en Londres... - Aquello sonaba como una proposición, Harry abrió la boca para protestar, pero sus labios se toparon con las suaves yemas de los dedos de Snape y le pareció una mejor idea acogerlas en su calor.

El profesor gimió muy suavemente y deslizó su boca hasta la oreja derecha del muchacho. - ¿Sabe que cuento con su líbido para lo que me propongo hacer señor Potter?

Harry no tenía ni idea de lo que le decía, sólo asintió y permitió que el dedo pulgar del hombre se infiltrara en sus labios, se humedeciera mientras acariciaba su lengua y volviera a salir para repasar miles de veces sus labios.

- Espero que eso sea un consentimiento total a todo lo que le voy a hacer Harry, porque no me voy a detener hasta tenerlo abierto para mí y sentirlo saciado hasta la inconciencia... - Y ese suave beso en su mejilla hizo que sus piernas temblaran como gelatina...

- Señor... - Trató de protestar, pero mientras hablaba mordía la suave yema de ese dedo caprichoso, Severus volvió a gemir muy suavecito y eso incitó a Harry para acariciar la mano que lo sostenía. La verdad era que nunca en su vida, una caricia había sido tan bienvenida, un roce tan apetecido, ni otra persona tan oportuna.

El odio que se había apaciguado con el correr de los días, venía a derretirse como hielo en agua caliente: dejando a su paso vapor y un calor tan intenso que sentía que sus entrañas quemaban, más aún que cuando había probado el firewhisky, o cuando su primo y sus amigos lo golpeaban.

(…)
No veía muy bien sin sus gafas, pero no quería moverse. Se sentía dolorido en muchas partes, pero el principal daño estaba en su cintura. Lentamente recordó lo sucedido y se sintió confundido.

Sin embargo, lo que le hizo quedar sentado de un salto y tomar sus gafas era el hecho de que Hedwig estaba muy, muy cerca de él.

No muy lejos, la lechuza negra e inmensa lo miraba con resentimiento. Hedwig lo picó en el dedo dos veces y se estiró para que le quitaran algo de la pata: El rollo con la revista especial de escobas.

Cuando lo hubo hecho, un mordisco en su oreja y la lechuza volvió a su lugar, en la percha junto a la otra.

Un ruido lo alertó, sólo hasta ese momento fue conciente de que había estado solo.

- Buenas... tardes Harry... - El hombre estaba envuelto en una bata.

- Profesor...

Severus sonrió y se tiró en la cama al lado de Harry, mientras le mordisqueaba la oreja que Hedwig acababa de picotear. - ¿Tienes hambre?

- No había pensando en ello señor.

- Dime Severus cuando estemos solos... y en otras ocasiones... - Harry sintió esa risa profunda vibrar en su cuello y también rió.

- Creo que esas lechuzas... nos están mirando con... con... Merlín qué locura! Creo que se están burlando de nosotros... - Murmuró aún con una sonrisa.

Severus dejó de pellizcar su pezón derecho y pasó a hacer círculos mientras observaba a los dos animales.

- Ya me lo había parecido antes. De cualquier manera ¿Qué se supone que hacen ustedes dos aquí? ¡Ya trajeron mi capa y la maldita revista!

Pero ninguna de las dos se movió, excepto para que Thanathos picoteara cariñosamente a Hedwig en el cuello y esta medio extendiera un ala, sin quitar la vista de los dos ocupantes de la cama.

Severus siguió succionando el delicado pezón mientras Harry lo miraba, atento a cada movimiento, sintiendo como el calor lo volvía a invadir.

Sus colores se hicieron más evidentes cuando Severus lo descubrió más y más para seguir bajando con su boca por ese fino cuerpo... llegó a su entrepierna sin tocar y se hundió entre ella, su lengua tocó suavemente la entrada de Harry y éste ni siquiera pudo empezar a gritar por la placentera sorpresa, cuando esa misma lengua, subió firmemente, escaló por sus testículos, su pene, siguió por su pelvis a su ombligo y trazó un camino constante hasta su boca en menos de un minuto.

Harry perdió el aliento y no lo recuperó cuando esa lengua finalmente reclamó la suya... Sabía lo que venía, y ni el hambre que empezaba a sentir podía parar el placentero confort en su cuerpo.

Se abrazó a Severus y volteó a ver a las lechuzas, casi sin querer.

- Severus...

Este gruñó en su oído - Este sería el momento perfecto para que me digas, maestro, señor, profesor...

- Señor... - Se corrigió Harry - Nos siguen mirando...

El hombre se detuvo y levantó la cabeza de su deliciosa tarea - No me gusta que alguien te mire. Pero tampoco me quiero levantar... - Sonrió y levantó la sábana para ponerla sobre ambos y seguir con su tarea.

Si las lechuzas pudieran arquear una ceja, seguro esas dos lo habrían hecho en ese momento.


e) Razones por las que recuerdan ese fragmento en especial.: Es una historia genial, me fascina, un Harry enojadisimo con su lechuza por descarada y un Severus avergonzado del comportamiento del suyo, me pareció muy divertido. ademas que me encanta la sutileza de como Sev y Harry comienzan su romance, y que el primero haya sido tan sexy para conquistar. Definitivamente este fic es para recordar.
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