La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Expiación

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gabrielle62

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MensajeTema: Expiación   Expiación I_icon_minitimeLun Ene 21, 2019 11:49 am

Título: Expiación
Autor: gabrielle62
Personajes: Harry Potter, Severus Snape
Resumen: Severus conoce a Harry Potter inesperadamente, enseguida se da cuenta de que algo no marcha bien y decide ponerle remedio.
Género: Romance
Clasificación: NC-17(dentro de bastantes años)
Advertencias: ninguna
Capítulos: ?
Publicada: 21/1/2019
¿Completa?: no




OoO






Hacía años que no escribía un Snarry, bueno pues aquí está el prólogo de esta historia. Espero que la disfruten.



Prólogo

Severus no estaba acostumbrado a tener vacaciones, pero ahora las tenía y no sabía qué hacer con tanto tiempo libre. En una semana había tenido tiempo de sobra para reponer todas sus pociones y ahora tenía suministro para los próximos seis meses. Se aburría, así que abandonó su encierro en su casa de La calle Hilanderas para ir a comprar algunos libros, su biblioteca aunque extensa, no tenía nada nuevo que ofrecerle, era un ávido lector y había leído tres veces al menos, cada uno de sus libros.
Decidió ir a visitar su librería favorita en Londres, Flourish y Blotts lo era en el mundo mágico y Hatchards, en el muggle desde que su madre le llevó por primera vez a los siete años.

Abrió sus puertas en mil setecientos noventa y siete y en más de doscientos años no se había movido de su gran rincón de cinco plantas de estilo victoriano dedicadas a libros de todo tipo de temáticas, con obras firmadas por autores, ediciones antiguas y eventos literarios que organizaban de manera habitual. Entre sus clientes habituales habían tenido a varias generaciones de la familia real británica y también escritores como Oscar Wilde o Lord Byron.

Estaba situada en plena calle Picadilly, era la librería más antigua de Londres y de chaval se perdía en ella durante horas cuando su madre le daba algo de dinero. Siempre lo gastaba en libros, sumergirse en la lectura le hacía olvidar durante unas horas que Tobías Snape su padre era un miserable borracho que los maltrataba y aborrecía el Mundo Mágico. Más de una vez pensó que sería feliz viviendo ahí y seguía pareciéndole una buena idea, la librería y Lily Evans eran de lo poco cosas bueno que recordaba de su infancia.

Estaba decidiéndose entre varios títulos de su autor favorito cuando unos desagradables gritos llamaron su atención. Una mujer huesuda y con cara de caballo zarandeaba a un niño que aparentaba unos seis años de edad, lágrimas silenciosas corrían por las pálidas mejillas del pequeño. Era algo habitual que una madre regañase a su hijo por haberse portado mal y hubiera pasado completamente desapercibido para Severus de no ser por dos detalles: conocía a aquella mujer, habían pasado muchos años desde que la viese por última vez, pero quien le impactó fue el pequeño de revuelto pelo negro, demasiado delgado, vestido con ropas que le quedaban enormes y cargando con un montón de libros de texto que casi lo sepultaban y que notoriamente eran demasiado pesados para él. Sus enormes ojos verdes que las rotas gafas no lograban ocultar, asomaban apenas por encima del montón de libros y material escolar que portaba en sus delgados brazos. Eran idénticos a los de la única mujer que había amado: Lily Evans, pero…si ese niño era Harry Potter tenía que tener ya ocho años al menos. Una oleada de furia le invadió ante la certeza de todo lo que implicaba la visión del desnutrido chiquillo, pero su rostro continuó impasible y sin dejar el libro que estaba hojeando se acercó hasta interponerse en el camino de la desagradable mujer y dijo con voz suave:

—Hola Petunia, cuánto tiempo sin verte—, la señora palideció al verle y empezó a temblar visiblemente, cuando Severus cargó con los libros que portaba el pequeño para dejarlos sobre una de las mesas adyacentes, el niño le observó con curiosidad, al menos, notó con alivio, había dejado de llorar.

—Se…Severus hace muchos años que no nos veíamos, sí. Si me disculpas tengo un poco de prisa mi esposo y mi hijo vienen a buscarnos con el coche.

—No has cambiado nada por lo que veo…—siseó— ¿Y tú eres…?

—Harry señor, sólo Harry…

—Hola Harry soy Severus Snape, un amigo de la infancia de tu madre.

—Te lo advierto, no te acerques a él—farfulló la mujer en su oído nerviosa y mirando alrededor para ver si alguien les observaba —no sabe nada de vuestro mundo y quiero que siga así, bastante extraño es ya.

—Deduzco que no le has contado nada, por lo tanto no sabe quién es ¿Qué pretendes Petunia?—murmuró en el mismo tono—. Es un mago y uno de los buenos siendo sus padres quienes eran, es el hijo de Lily, tu hermana…

—Nunca quise tenerlo—dijo bajito y atropelladamente intentando no llamar demasiado la atención—lo dejaron en mi puerta con una nota, ¡Es un fenómeno! Nada extraño por otra parte siendo hijo de una rareza como ella. Bastante hago con mantenerlo.

—No tienes vergüenza Petunia y dudo que tengas corazón —le contestó en el mismo tono—, pero pagarás por lo que estás haciendo créeme, voy a vigilaros de cerca y más te vale cuidarle bien de ahora en adelante o te las verás conmigo.

Hervía de furia, nadie merecía ser tratado así, menos aún un niño mágico. Hizo una floritura con su varita disimuladamente y los libros se esfumaron, nadie le había visto hacer magia, Petunia boqueó y trastavilló hacia atrás alarmada.

—¡Los libros de mi Dudley!— exclamó.

—Tendrás que comprarle unos nuevos… que pena, pero esta vez cárgalos tú querida. Harry se viene conmigo, bueno si quieres…—dijo tendiéndole la mano.

El niño seguía con los ojos muy abiertos al igual que su boca, aquello era tan sorprendente como las cosas raras que le pasaban a veces y que tanto odiaban sus tíos. Miró a su tia que le taladró con la mirada y respondió tímido:

—Es usted muy amable señor pero me temo que no puedo, no me dejan hablar con desconocidos, además tengo que hacer la cena.

Severus echaba humo por las orejas de la rabia que sentía, era aún peor de lo que había supuesto.

—No Harry, hoy te invito yo a cenar, ¿Has comido algo hoy?

—Sí señor, claro que sí—dijo rehuyendo su mirada, se dio cuenta que mentía ¡Malditos bastardos!

—Creo que tu tia estará encantada de hacer ella la cena esta noche en casa ¿Verdad Petunia? Te lo devolveré antes de las nueve.

—Severus…— empezó a decir la avergonzada mujer, pero la mirada que la echó la hizo desistir de inmediato de cualquier cosa que fuera a decir.

Harry se agarró de la mano libre de Severus, pagaron el libro y se dispusieron a abandonar el establecimiento. Jamás en su corta vida Harry se había sentido tan bien seguro y protegido, parecía que sus oraciones habían sido escuchadas, al menos en parte pues Severus solo le llevaría a cenar, pero él nunca iba a ninguna parte así que era todo un premio para él. No quería pensar en lo que le esperaba cuando volviera a Privet Drive pero eso ahora no importaba porque al fin tenía un amigo.

—Espera un momento pequeño—dijo Severus ocultándose en un rincón y mirando alrededor asegurándose que nadie les viera y a continuación lanzó dos hechizos sobre un atónito Harry.

— ¿Qué…qué me has hecho?— preguntó el niño cuando al fin encontró su voz.

—Ven te mostraré—respondió Severus y fueron a una columna espejo cercana para que pudiera verse. Harry abrió la boca sorprendido por su aspecto, sus gafas ya no estaban rotas y sus ropas eran de su talla aunque seguían siendo viejas y de Dudley, tenía un aspecto muy diferente.

— ¡Gracias!— exclamó feliz— ¡Me encanta la magia!

—Y aún no has visto nada.

— ¿Yo también podre hacer magia?

— ¡Claro! Serás un gran mago Harry igual que tus padres.— recordó el viejo rencor que tenía a James, el padre del niño, le odiaba, y pensó que esa antipatía se transferiría a su hijo pero no. Harry no se parecía a su padre más que en el revuelto cabello y las gafas, se asemejaba más a Lily, había heredado su carácter sus ojos y su sonrisa, esperaba que también su inteligencia.

—La tia Petunia me dijo que ellos murieron en un accidente de coche.

Severus respiró hondo y se talló la nariz, era increíble las mentiras que los Dursley habían contado al pequeño.

—Eso no es cierto pequeño, tus padres no murieron en ningún absurdo accidente de tráfico—pensó cuanto podía revelar a un niño de solo ocho años, pero decidió que no le mentiría. Le ayudaría a lidiar con ello de ser necesario pero ya le habían mentido y ocultado demasiadas cosas, él no lo haría.

>> Los mató un mago malvado, lo cierto es que murieron intentando salvarte a ti. Eres muy importante para el Mundo Mágico pequeño, el Lord Oscuro intentó matarte porque eres el único que puede acabar con él, hay una profecía que lo dice.

— ¿Yo qué…? ¿Murieron por salvarme? ¿Y…dices que hay una profecía y que yo tengo que acabar con ese Lord lo que sea…?  Entonces… ellos me mintieron todo este tiempo— lloró— ¿Por qué? No entiendo nada.

—No lo sé Harry, pero ellos odian la magia y todo lo que tiene que ver con ella. Petunia siempre peleaba con tu madre cuando eran pequeñas por eso, creo que estaba celosa de tu madre, porque ella era una bruja y tu tia no.

—Entonces por eso me odian… porque soy como mis padres—dijo como si hablara consigo mismo.
Severus hizo una mueca sin saber que contestar.

— ¡No es justo!—protestó apretando sus pequeños puños—nunca les hice nada y me porto muy bien. Hago todo lo que me mandan, pero da igual, nunca van a quererme.

—No, pequeño tienes razón no es justo. —decidió cambiar de tema, el niño ya tenía mucho en lo que pensar.

— ¿Por qué no vamos a cenar y hablamos de todo lo que quieras mientras comes?

— ¿Podemos pedir pizza?—preguntó el chiquillo sonriendo de nuevo.

—Si es lo que quieres claro que sí.

—Tengo muchas ganas de probarla, Dudley se burlaba de mí porque le miraba cuando la comía, olía tan bien… pero nunca me dio ni un trocito.

Severus rodó los ojos ¿Cómo podían tratar así a un niño pequeño, acaso no tenían entrañas?

—Olvídate de ellos, al menos por un rato y vamos a disfrutar de la cena ¿vale?

El niño le devolvió una sonrisa radiante y confesó:

—La verdad es que me muero de hambre.

—Cenaremos pizza entonces.

—Muchísimas gracias señor—exclamó con los ojos brillantes y una sonrisa que calentó el corazón de Severus. Pasearon aproximadamente diez minutos hasta llegar a las puertas del restaurante italiano.

—Aquí hacen unas pizzas increíbles, también podemos compartir los platos, así que eso haremos si te parece bien. Pediremos varias porciones de pizza para que las pruebes y luego yo pediré algo que seguro te gustará.

Harry que no despegaba los ojos de la carta del restaurante asintió con la cabeza a lo que Severus decía.
—Me gustan todas— dijo Harry leyendo la carta del acogedor restaurante.

—Pediré yo por los dos si te parece bien.

El niño asintió vehementemente con la cabeza y Severus reprimió una carcajada.

Sorrento In, era un pequeño restaurante italiano agradable y limpio, daba la sensación de estar en Italia y la comida era increíble. Pidió Linguini frutti y porciones de cuatro pizzas diferentes para que Harry tuviera la oportunidad de probarlas, para beber pidió un vino Bianco di Puglia para él y un refresco para el niño. De postre pidió tiramisú para los dos.

Daba gusto ver comer a Harry, que a pesar de estar hambriento intentaba no comer con ansia y probó todas las porciones de pizza. Todas le gustaron, especialmente la pizza a la barbacoa, el niño comió el equivalente a tres porciones y eran bastante grandes. Severus no entendía como podía coger tanta comida en un estómago tan pequeño.

—Guarda espacio para el postre seguro que te encantará.

— ¡Waaaaaaaa!—exclamó el niño tocándose la tripa— Estoy llenísimo y me ha encantado todo. Muchas gracias por invitarme.

—De nada Harry, ya verás cuando vayas a Hogwarts, la comida es excelente.

— ¿Hogwarts?

—Es el mejor colegio de el Mundo Mágico, allí aprenderás todo lo que necesitas saber sobre la Magia. Es un castillo maravilloso y convivirás con otros niños magos como tú.

— ¿En serio? ¿Y cuándo podré ir?

—Te llegará tu carta cuando cumplas once años.

—Aún falta mucho para eso y mis tíos nunca me dejarán ir. —dijo con tristeza.

—No te preocupes por ellos, el tiempo pasará más rápido de lo que crees, ya lo verás, y nadie podrá impedir que vayas, tus padres te inscribieron cuando naciste. Además recuerda que estaré vigilando y vendré a visitarte siempre que pueda.

— ¿De veras lo harás?—preguntó el niño con los ojos brillantes.

—Siempre que pueda Harry, no lo dudes. Vamos, es hora de que te lleve a casa.

—Si no hay más remedio…—musitó el niño que de repente se veía miserable.

— ¿De qué tienes miedo Harry?

—Me castigarán por ir contigo y me encerrarán en la alacena durante días.

— ¿De qué hablas? ¿Qué alacena?

—Es donde duermo, en la alacena bajo las escaleras.

— ¿Y eso por qué? ¿Acaso no tienen una habitación para ti?— preguntó Severus sintiendo que la rabia lo carcomía una vez más.

—No, están todas ocupadas, ellos duermen en una y Dudley ocupa las otras dos, en la grande duerme él y la otra la tiene llena de juguetes que ya no usa.

—Agárrate fuerte a mí Harry vamos a aparecernos en Privet Drive— masculló entre dientes. El niño hizo lo que le ordenaban y al instante se encontraban ante la casa de sus tíos.

Severus llamó a la puerta y casi de inmediato un hombre muy gordo con el rostro rubicundo abrió la puerta, tras él estaban Petunia y su hijo, lo supo porque era igual que su padre pero más pequeño. Vernon Dursley agarró a Harry por el hombro y lo empujó hacia dentro con tal fuerza que el niño cayó al suelo, después cerró la puerta en las narices de Severus. —Y no se atreva a volver otra vez por aquí—gritó—Harry no va a relacionarse con nadie como ustedes. ¡No lo permitiré!

La puerta se abrió de golpe ante la estupefacción de todos y un muy cabreado Severus Snape gritó:

— ¡Petrificus totalus!

Los Dursley estaban paralizados, parecían estatuas de cera, ayudó a Harry a levantarse.

— ¡Ya me cansé de estos estúpidos muggles!—dijo entre dientes.

— ¿Qué les pasa? ¿Por qué no pueden moverse? Por favor, no les hagas daño…—pidió el niño.

—No se lo haré pero solo porque tú me lo pides, aunque Merlín sabe lo que les haría si dependiera de mí. Sin embargo no te maltratarán nunca más, puedes estar seguro.

Harry abrió mucho los ojos pero no dijo nada, se limitó a observar.

Severus invadió la mente de Vernon sin ningún preámbulo, lo que vio le produjo nauseas, el maltrato hacia su sobrino no solo consistía en matarlo de hambre, y obligarlo a hacer las tareas domésticas, los castigos físicos también eran habituales. Sobre todo el animal de su tío parecía disfrutar golpeándole, aquella familia le daba auténtico asco.

—Obliviate—exclamó haciendo una floritura con su varita y los ojos de Vernon Dursley quedaron en blanco mientras Severus borraba todos los malos recuerdos relacionados con su sobrino, después murmuró algo que Harry no entendió y los ojos del obeso hombre volvieron a la normalidad. Después hizo lo mismo con su tia y su primo, a continuación les liberó del Petrificus.

— ¿Qué les has hecho?

—Nada comparado con lo que me gustaría hacerles, solo me he asegurado de que no te maltraten nunca más.

—Harry cariño ¿Qué tal has cenado?— preguntó su tia abrazándole cariñosamente y dándole un beso en la mejilla, el niño alucinaba.

—Eso Harry cuéntanoslo ojalá hubiese podido ir yo también—dijo Dudley pasándole un brazo por los hombros como si fuera algo habitual.

—Pizza, cené pizza…—dijo aún en shock. Severus le guiñó un ojo.

—Es hora de irme ¿Nos vemos mañana Harry?

— ¿Puedo ir tia Petunia?

—Claro Harry, aprovechad a estar juntos. Ya sabes que a semana que viene nos vamos de vacaciones.
La cara del niño era un poema.

— ¿Yo también voy?—preguntó.

—Pues claro tontito ¿qué pregunta es esa? Como si te hubiéramos dejado solo alguna vez, qué cosas tienes. Voy a arreglar tu cuarto que está hecho un desastre, vuestros juguetes están por todas partes. Mañana resolvéis cuales queréis conservar y cuales damos a la beneficencia.

—Pero mamá…

—Ya me has oído Dudley, si no decidiré yo.

Harry acompañó a Severus hasta la puerta.

—No puedo creerlo, ¿Cuánto tardarán en volver a ser malos conmigo? —preguntó con una mueca triste.

—No volverán a tratarte mal Harry, disfruta de tu nueva familia.

—Yo…—el niño tenía los ojos llenos de lágrimas—muchas gracias Severus, por todo, lo he pasado genial.—exclamó y tiró de él para obligarle a agacharse y poder darle un beso en la mejilla.
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MensajeTema: Re: Expiación   Expiación I_icon_minitimeMar Feb 05, 2019 3:33 am

Oh... ¡me ha encantado!
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