Por culpa de Dumbledore y la Cámara 713
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Harry se despertó aquella mañana por sí solo, para encontrarse con la deslumbrante luz del sol filtrándose por sus nuevas cortinas blancas de encajes.
Algunas veces todavía soñaba con los tiempos oscuros. Aquellos horribles días en los que Lord Voldemort aún era una constante amenaza sobre su cuello. Incluso todavía algunas veces soñaba con la muerte que había tenido aquel "ser" que quizá ya no merecía llamarse persona. Soñaba sus recuerdos de aquella vez.
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En medio de aquella batalla campal, gracias a la protección de todos aquellos magos, la maldición había de algún modo increíble vuelto a su ejecutor. Asesinándolo. Cuando soñaba aquello se despertaba gritando en mitad de la noche, asustando a Remus que entraba por su puerta un par de segundos después.
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No había sido fácil aceptar la muerte de Dumbledore, que ocurrió de manera natural, tan solo unas semanas después de aquella conclusión, de lo que la prensa llamaba la batalla de Hogwarts. Ni fue fácil aceptar las excentricidades exigidas en su ceremonia de despedida.
Harry todavía se preguntaba quién había sido aquel anciano mago extranjero. Dejó una rosa y se quedó largo tiempo llorando en silencio ante el ataúd.
Si a Harry no le engañaban sus ojos, estaba profunda y auténticamente afligido. Por fuerza debía ser alguien relacionado con su anciano mentor y protector, pero hasta ese punto llegaban sus elucubraciones. No tenía más pistas y no quería preguntar a nadie. Si Dumbledore no se lo había dicho era por que quizá no quería que nadie se enterara, y él no estaba por la labor de entrometerse.
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Últimamente le parecía que eran menos y menos los sueños horribles. Más las noches en que si bien no había sueños felices, descansaba mejor. Sin duda la llegada de Remus a Grimauld Place tenía mucho que ver con su mejoría.
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Harry le había pedido a Remus que fuera a vivir con él, el mismo día en que se llevó a cabo la ceremonia de desepedida de los caídos. En aquella ocasión tan memorable y conmovedora Albus Dumbledore en su último discurso se retiró como Director de Hogwarts debido a su delicada salud.
Dejando su puesto como era de esperar en manos del hasta entonces Profesor de Pociones, ahora por la prensa poco querido héroe de guerra, devido a sus mal carácter, filosos comentarios y negativa de entrevista, Severus Snape.
También durante su última charla como Director, pidió como un favor especial a todos los de séptimo que regresaran a Hogwarts, para concluír su educación. La mirada y las palabras que el Director les dedicó luego de la ceremonia fueron suficiente para convencer al Trio Dorado de volver al colegio y poner el ejemplo.
Después de aquello, Harry retuvo a Remus y charló con él. Hizo incapié en que Sirius les había dejado la casa a nombre de los dos, como bien sabía todo el mundo. No obstante el licántropo rehusaba siempre traspasar sus paredes.
Aquella vez no fue diferente. Le tomó a Harry una larga charla en un salón privado del Caldero Chorreante, en la que el ojiverde usó sus propios hechizos protectores para garantizar la privacidad.
Sorpresivamente mientras la noche avanzaba hablaron mucho e hicieron un montón de confesiones que ninguno de los dos planeaba decir. Sin embargo no fue ninguna sorpresa para Harry saber que la razón por la que Remus evitaba el sitio era simplemente lo que verdaderamente sintió por el que en vida fuera su padrino. Simple y llano dolor por la pérdida de Sirius. La casa estaba llena de sus memorias.
Harry confesó al licántropo las verdaderas razones tras el escándalo de su ruptura con Ginny y el por qué había tenido ella que marcharse con su hermano Charlie a Rumania sin concluír sus estudios en Hogwarts.
La pelirroja no se había marchado por que había sido tan herida por el rechazo de Harry como deliraban las revistas rosas que habían seguido el tema hasta lo ridículo y obsceno. Se había ido por que esperaba un hijo que no era de Harry.
En una fea discusión, ella aseguró que no estaba segura si de Seamus o Dean, acusándole luego de su frialdad, de su indiferencia. Harry no le había reprochado nada. Sabía que era una horrible persona por pensar aquello pero secreta y curiosamente se sentía aliviado de que todo hubiera terminado.
Se había sentido siempre en deuda con la familia Weasley, quizá había querido de algún modo sentirse verdaderamente parte de ellos.
Y aceptando a Ginny como su novia podía agradecerles además de apoyarlos económicamente para devolverles algo de todo ese cariño que desinteresadamente siempre le habían dado, sin que ellos se sintieran avergonzados o heridos.
Aquella noche de confesiones los acercó como la familia que siempre quisieron ser y tener.
Rotas las barreras que los alejaban. Harry en verdad aceptó a Remus como una figura paterna. Remus sabía que Sirius también había querido al ojiverde como si fuera de su propia sangre. De algún modo aún cuando Sirius había muerto, Harry estaba vivo y necesitaba de él, encontró en ello el valor para seguir adelante.
Con el correr de las semanas Remus y Harry trabajaron duro en acondicionar la casa, haciendo la mansión luminosa, agradable.
Acondicionaron la cocina al estilo muggle, experimentaron con diversos hechizos cortesía de la ilimitada sabiduría de Hermione y el irrefrenable entusiasmo de un fascinado Señor Weasley, hasta ahora parecían funcionar bastante bien imitando la electricidad, ya habían conseguido hacer que un refrigerador, una tostadora, una licuadora y una batidora muggle funcionaran a la perfección.
Harry veía como Remus empezaba a sonreír de vez en cuando. Una mañana incluso le escuchó cantar por los pasillos. Las pesadillas se hicieron mucho menos frecuentes a partir de ese momento.
Cuando fue invitado por la familia Weasley a la fiesta de compromiso de Ron y Hermione, se encontró sorprendido con deseos de asistir.
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La fiesta fue memorable, Harry se divirtió molestando un poco a los nuevos prometidos. Brindó como nunca hasta entonces, incluso estaba seguro que estaba un poco borracho, pero no le importaba.
Sin duda su vida amorosa era un desastre como bien se encargó de recodarle la Tía Muriel, pero por ahora sentía que su vida estaba completa por primera vez, y ni siquiera sus venenosos comentarios pudieron estropearle la velada.
Estaba genuinamente feliz por sus amigos. Bailó e hizo el ridículo con ellos por horas, no se sentía como una tercera rueda, ellos eran como sus hermanos, y no podía estar más feliz de que hubieran decidido estar juntos.
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Los problemas aparecieron el viernes. Al amanecer. Una aún medio dormida Señora Weasley llamó a la habitación que compartía Harry con los Gemelos Weasley, pues obviamente Ron compartía su habitación con su prometida, cuando una versión bastante zombi de Fred le abrió por fin, ella le entregó una esponjosa lechuza marrón que parecía tener expresión de absoluta resignación.
--Una carta-dijo dando un bostezo-es para ti Harry querido, y parece que no se marchará sin una respuesta. ¿Podrías?--preguntó, cuando él asintió ella se marchó arrastrando bastante los pies.
Intrigado pero no del todo despierto, el ojiverde tomó la carta y la lechuza huyó del agarre de Fred posándose en la cabeza de George que seguía tumbado.
--Perfecto--dijo desde la cama-Me he convertido en una percha para aves. El trabajo más patético que he tenido hasta ahora. Incluyendo ser tu sufrido gemelo, Fred querido-dijo imitando perfectamente a su madre. El aludido le arrojó la almohada.
-- ¿Que dice, socio?-preguntó Fred cuando Harry levantó la mirada.
--Toma--dijo Harry poniéndosela en la cara. Fred se incorporó y por fin la lechuza huyó, ofendida se posó en el hombro del ojiverde que ya estaba redactando una respuesta, ató la carta a la pata, luego abrió la ventana, para verla partir.
--"Estimado Señor Harry James Potter Evans:--leyó Fred en voz alta-solicitamos a través de la presente confirme su asistencia a una audiencia programada con la directiva de nuestra sucursal londinense, que se llevará a cabo en el recinto a las 16 horas para discutir los recientes cambios en el manejo de sus valores" Firmado Ragnuk y Brodrog Directivos de Gringotts, Banca Mágica. Una seria y estirada carta del banco.
--Wow, que raro-dijo George por su parte, colgado del cuello de su gemelo había leído la carta por encima de su hombro.
-- ¿Recientes cambios en el manejo de sus valores?--se extrañó Fred.
--Me pregunto a que se referirán-comentó Harry.
-- Mi padre ya se ha marchado, y no creo que mamá quiera o pueda ir, hoy seguro van a venir todas las brujas de nuestra familia-Harry le dio una mirada interrogante-ya sabes para la primera prueba de vestidos de Hermione-dijo Fred y rodó los ojos.
--Seguro que no querrá perdérselo-dijo George soltando a Fred y desperezándose.
--Pero nosotros si queremos perdérnoslo-continuó Fred-Así que nos hemos ofrecido voluntarios para ayudar a Ron a elegir un traje decente, pues ha decidido que no usará túnica.
--Más que nada-dijo George-le prometimos a mamá mantenerlo alejado de Hermione para que no vea el vestido.
--Si eso nos ahorraba la tortura de volver a ver a Fleur-completó Fred.
-- ¿Por qué no vamos contigo?--ofreció George-Nosotros mantendremos ocupado a Ron en las tiendas del londres muggle y mientras tanto tu puedes ir a averiguar por que este atentado contra nuestro sagrado sueño de belleza. Volveremos a casa cuando mi madre diga que es seguro volver.
Riendo Harry aprobó solemne la moción.
***********************************Lo último que Harry esperaba encontrar en la lujosa-pero pequeña-sala a la que fue conducido cuando llegó a Gringotts era a su antiguo profesor de pociones y ahora Director de Hogwarts, Severus Snape. Aguardaba con una expresión muy parecida al disgusto labrada en el rostro.
--Prof...Director Snape-saludó Harry agachando torpemente la cabeza a modo de saludo un poco desconcertado sin saber cómo dirigirse apropiadamente al hombre.
Nunca había estado por la labor de hablar con él después de la batalla. En la que el profesor descubrió su lealtad a la Orden del Fénix y a Dumbledore protegiéndolo de Voldemort, sin ninguna clase de explicación, luchó encarnizadamente contra aquellos que lo habían considerado leal mortífago.
Haciéndole incluso de escudo en todas las ocasiones que fue necesario, arriesgando su vida en todo momento como si su propia supervivencia fuera secundaria a la del ojiverde. Fue el primero en ponerse frente a él para defenderlo cuando Voldemort le arrojó la maldición asesina. Dumbledore le secundó y pronto todos formaron aquel escudo que acabó repeliendo la maldición, frente a él.
Ahora, ambos adultos parecían haber tomado la nada madura decisión de no volverse a ver ni a hablar jamás. En virtud de mantener una tensa paz. El destino claro tenía otros planes.
Antes de que Severus eligiera contestarle o no, un sonoro portazo hizo que Harry saltara en su sitio y llamó la atención de los dos.
Un malencarado duende de Gringotts acaba de hacer aparición en la diminuta sala. Apropiada para su tamaño. Antes de que el duende tuviera ocasión de decir nada otro duende con aspecto cansado entró tambien.
-- ¡Habrase visto!--exclamó el que parecía enfadado sobresaltando a Harry, actuando como si los magos que tenía delante fueran invisibles.
--Ciertamente inaudito-contestó el otro.
-- ¡Intolerable!--replicó el primero.
--¿Que deberíamos hacer?--peguntó el segundo.
--Ya te dire yo que debemos hacer. Haremos nula esta transacción. Eso es lo que vamos a hacer. Muchos de los tesoros que hay en esa Cámara, pertenecen a los Duendes de cualquier modo. Haremos lo que corresponde. Eso haremos.
--Ejem--interrumpió un irritado Severus. Harry se daba cuenta por su expresión que había perdido la paciencia. Los duendes le miraron, incrédulos.
-- ¿Diga?--preguntó el que se veía cansado.
--Quisiera saber que estoy haciendo aquí-dijo mostrándoles un pergamino idéntico al que había recibido Harry. Solo el nombre era diferente.
-- ¡¿Quiere decir que encima no lo sabe?!--estalló por fin el que parecía tener muy mal carácter.
--Tranquilízate, Ragnuk-dijo el otro-tal vez dicen eso por que piensan que no estamos al tanto de su... situación personal.
-- ¡Eso, es eso exactamente lo que me molesta!--gritó Ragnuk--¡Esto es claramente una afrenta a nuestro honor!--rugió--¡Siempre hemos sido guardianes de sus secretos y tesoros, incluso si hacen uso de sus retorcidas leyes de propiedad para robar aquellos que hemos creado y nos pertenecen nosotros cuidamos de ello, protegemos secretos! ¡Aun así los magos siempre nos han tratado como inferiores, Brodrog, no lo voy a tolerar más!
--Eh... disculpen por interrumpirlos-dijo Harry nervioso notando que el Severus perdía a cada segundo la paciencia y no quería estar en medio de la batalla que parecía que se estaba gestando frente a su naríz.
Pero justo en ese momento una pequeña luz empezó a parpadear en uno de los trastos rarísimos que estaban en el escritorio.
--Yo intentaré explicarles la situación todo lo posible-dijo el que fue llamado Bodrog por su compañero-Intenta tú lidiar con las quejas. Ve arriba Ragnuk.
El malhumorado duende salió de la sala como entró dando un portazo.
--Lo lamento mucho, señores Snape-dijo Bogrog sentándose tras el escritorio en la silla de la izquierda, cuando los pasos de su compañero ya no podían escucharse-No estamos hemos tenido un buen día. La situación de la Cámara 713 que ha sido añadida a sus valores... ha complicado aún más nuestro inventario, confundiendo los archivos, después descubrir su... situación personal y el tener que solcitar su presencia por separado, ha sido la gota que colma el vaso para él, les pido disculpas por el desagradable incidente, Ragduk es viejo, su sentido del honor está realmente oxidado... es poco tolerante a las... circunstancias más modernas que ustedes comparten-dijo avergonzado.
Cuando el duende terminó de hablar Harry seguía de pie, con la boca muy abierta. Severus tenía una profunda arruga en el rostro y había cruzado los brazos de modo intimidante.
Los dos estaban pensando exactamente lo mismo. "Un minuto, un maldito minuto ¿Señores Snape? ¿En plural?"
--Esto...--empezó Harry sin saber muy bien lo que tenía que decir. Pero necesitando una urgente aclaración a lo dicho por el Duende.
--No, no se preocupe-dijo el Duende obviamente azorado-Independientemente de ello, ustedes son nuestros invaluables clientes, sus familias son reconocidas y respetadas dentro de nuestros archivos, encontraremos una solución que pueda adecuarse a sus circunstancias, es por ello que les hemos llamado aquí con la apropiada discreción, en primer lugar.
Un tenso silencio se extendió por la sala como un viento frío, mientras las palabras del duende calaban hondo en las mentes de los magos.
--Aunque no voy a negarles que nuestra mejor opción, tanto para ustedes como para nosotros es que firmen ante un juez adecuadamente sus papeles de matrimonio, incluso si lo consiederan apropiado estamos dispuestos a ofrecerles este recinto para tal efecto y nuestro propio juramente de silencio, con toda la privacidad que su delicada condición requiere, ello dejaría posible la opción de realizar su ceremonia pública en el momento en que ustedes lo juzguen conveniente, por favor les ruego tengan en cuenta los beneficios, sería un gran alivio para nosotros pues a partir de ese instante la familia Snape-Potter sería considerada una unidad financiera en nuestros archivos, podríamos hacer un mejor manejo de sus valores, y constituiría los cimientos de una sólida economía futura para ambos-concluyó.
Si a Harry la mandíbula pudiera desencajársele más probablemente llegaría hasta el suelo. Miró en varias direcciones. Esto no estaba pasando. Estaba dormido. Estaba soñando. Era un sueño bizarro ocasionado por los siete platos que la señora Weasley le había hecho comer anoche. Se despertaría pronto y todos se reirían de ello.
Aunque si despertaba lo más probable era que decidiera ir a San Mungo, en pijama y todo, que demonios, para hacerse examinar...
--Un momento...--empezó Harry cerrando la boca, que ya le dolía-Nosotros, no...
--Parecen tener un problema más serio de organización aquí-dijo Severus claramente disgustado-Voy a ser muy claro con usted. El señor Potter y yo no estamos saliendo juntos. No tenemos una relación, ni estamos viviendo juntos como parece usted pesar. Ciertamente no estamos planeando casarnos. ¿A que vienen estos disparates?
La confusión en el rostro del duende se tornó en ira.
-- ¿De manera que pretende usted hacerme creer que dos magos completamente extraños han recibido en herencia una cámara mancomunada, solo por que sí?--preguntó de un tirón.
Severus palideció y guardó silencio. Harry no estaba entendiendo nada.
-- ¿A que se refiere con eso? ¿Que significa mancomunada?
El duende elevó las cejas en señal de sorpresa.
--Valores físicos que pertenecen al mismo tiempo a dos personas-explicó Severus, por inercia, simplificando el concepto para Harry debido a sus años como profesor.
--Perfecto, pero de todos modos no entiendo, diganme a que viene todo esto y que tiene que ver con nostros-dijo Harry.
--Albus, es la de Albus--dijo Severus totalmente ausente-y... la Cámara 713...
--Es y siempre ha sido, como desde tiempos inmemoriales una propiedad mancomunda-corroboró el Duende.
Mucho más tranquilo ahora que veía que sabían a que se refería. Incluso divertido con la actitud de Harry. Ya vería el modo de "forzarlos" a formalizar cuanto fuera necesario por el bien de Gringotts.
--Por ello se eligió esa cámara en particular para la guarda de la Piedra Filosofal-dijo Severus tratando de hacer que Harry comprendiera el terrible lío en el que estaban metidos-Solo los Dumbledore podían tener acceso a ella.
--Un momento, Hagrid pudo acceder yo estuve presente ¿Cómo fue aquello?
--Yo contestaré a su pregunta Joven Potter de Snape-dijo haciendo que los dos arrugaran la frente-Aquel que llamas Hagrid presentó ante nosotros una autorización. En ella figuraban las firmas autógrafas de los Señores Dumbledore.
--Pero... los padres de Albus Dumbledore habían muerto para ese momento ¿Como pudieron dar su autorización?
--Me refiero a los siguientes señores Dumbledore-aclaró irritado el Duende.
-- Espere espere ¿El profesor Dumbledore estaba casado?--se sorprendió Harry.
--Por supuesto-declaró el Duende con orgullo-fui uno de sus testigos. Se que no lo parece pero soy viejo.
-- ¿Con quién?--exclamó Harry y se ganó una mirada reprobatoria del Duende y de Severus.
--El hijo de los Grindewall--dijo el duende como si fuera una obviedad-Una de las familias con mejor posición del mundo antes del lamentable suceso ocurrido entre los esposos hace algunas décadas. Privado todo. En el extranjero. No obstante los registros de esta institución se beneficiaron de ello.
Harry tenía confusos pensamientos.
... ¿Dumbledore era Gay? ¿Dumbledore había estado casado, con un hombre? ¿Se permitía eso entre los magos? ¿Era legal? Aparentemente como le explicaron no solo era legal, sino apropiado. Pues para las nobles y rancias familias de sangre preferían carecer de herederos antes que permitir que sus hijos permanecieran solteros. Vaya chiste.
Por otro lado la analítica mente de Severus trabajaba a toda velocidad. De modo que la cámara 713, una propiedad mancomunada de la familia Dumbledore desde tiempos ancestrales había pasado a ser propiedad de Albus Dumbledore no en el momento en que fue cabeza de familia, sino solo hasta después de su matrimonio a los dieciocho años...
Si Albus había cometido el error de heredarles a ambos la Cámara de Gringotts (y un pimiento, Albus lo había hecho con toda la intención estaba seguro) era... de algún modo comprensible que los Directivos estuvieran mostrando esta actitud...
--Un momento-dijo al cabo de un rato- ¿Que hay de la autorización del cónyuge? Para que la herencia de propiedad mancomunada sea efectiva debe estar autorizada por er... Grindewall.
--Por supuesto está, señor Snape-dijo sacando de una vitrina un pergamino atado con una cinta morada-Todo ha sido revisado minuciosamente-dijo mostrándoselo e invitándolo a ver el pergamino.
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Cinco horas más tarde, en las que el Duende y Severus mayormente habían discutido de cientos de formas distintas le parecía a Harry no solo el contenido del pergamino, sino también de la copia autorizada que habían solicitado al ministerio de la última voluntad de Dumbledore.
Si comprendía bien, Dumbledore les había heredado sin aclarar que los heredaba como personas separadas, la propiedad de la cámara 713 de Gringotts, que por ley solo podía ser heredada en pleno derecho a un matrimonio, extrañamente con la autorización de su propio esposo, de ahí que el duende bizarramente asumiera que eran un matrimonio, pero luego al revisar los registros encontró que no estaban casados, asumió de nuevo que estaba tratando con una pareja liberal que había elegido no formalizar su matrimonio como lo ordenaba la ley mágica y las buenas costumbres.
En un par de ocasiones Harry había propuesto que se el testamento fuera anulado, que los bienes pasaran a otros herederos, después de todo el no necesitaba la cámara, tenía la suya, ni tampoco galeones o tesoros, aún tenía algo de dinero del herencia de sus padres, tenía la herencia de Sirius y Grimauld place.
Solo para ser rebatido inmediatamente, pues al parecer en el mundo mágico no existía algo parecido a la nulidad de testamento. La voluntad última se consideraba sagrada, y grandes maldiciones caerían sobre aquel que obstaculizara su cumplimiento. Harry fue enterado de que era una práctica real y hasta común maldecir los pergaminos para ese efecto.
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Había pasado de media noche, Harry estaba seguro que en la Madriguera seguro estaban dándolo por desaparecido.
Lo que lo ponía nervioso. Después de todo aquel asunto requería la más absoluta de las discreciones, no sólo por que podía poner su vida una vez más en medio del escándalo, si no por que según le habían explicado el asunto era tan delicado, que podía requerir la presencia de Seguridad Mágica. Por Fraude. Menuda idiotez. Sin embargo el profesor le aseguró que era perfectamente posible.
Si la familia Weasley al completo anunciaban su desaparición en un par de horas todo el mundo sabría lo que pasaba. Con cada uno de sus sórdidos detalles. Si la situación no se resolvía pronto, los dos iban a terminar en Azkaban.
Por último, Severus hizo una jugada desesperada: Solicitó que fuera traído de Hogwarts el retrato de Dumbledore. Al principio el duende se negó categorico, pero después de algunos tira y afloja, Severus consiguió el permiso para ir a Hogwarts y volver.
Harry iba a aguardar en el recinto. El moreno al principio se negó a dejarlo marchar pues pensó que era posible que el ahora director lo dejara solo con el problema. Pero al mirar en los ojos negros comprendió que no le dejaría. Y fuera del modo en que fuera tendría confianza en él.
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No podía ser peor.
Era lo peor.
De buena gana habría arrancado el cuadro de Dumbledore de la pared y lo había llevado hasta Gringotts para ser torturado hasta que confesara que este era otro de aquellos retorcidos planes que siempre orquestaba en vida. Para su diversión.
Por desgracia intentar arrancar el cuadro de la pared era imposible. Estaba protegido por fuertes encantamientos. Segundo Dumbledore podía elegir desaparecer de mismo o no decir nada. Incluso podía fingirse dormido.
Como ahora.
Había llegado corriendo desde los terrenos, intrigando a los fantasmas que empezaron a murmurar sobre ello. Para encontrarse con que el cuadro de Dumbledore mostraba al anciano dormido. Cuando por fin logró despertarle, el cuadro todo sonrisas lo escuchó pacientemente, luego le dijo claramente:
-- Lamento mucho haberte metido en esto, Severus, deberás perdonarme, pero bien sabes que la mente de este anciano soportaba una gran presión desde la guerra, ¿No querrás culparme por una omisión pequeña cierto?
--Estoy seguro que no ha sido tu culpa-contestó sin ninguna convicción en realidad.
Por supuesto que era su culpa. Es más estaba seguro que disfrutaba inmensamente con el predicamento en que los había metido. Pero no iba a sacar nada diciéndolo, quisiera o no necesitaba su ayuda.
--Bueno, la solución es obvia, entonces-dijo acomodándose otra vez en el sillón, preparándose para volver a dormir.
--Tendrás que disculparme, Albus, pero no logro verla-contestó Severus irritado.
--Cásense--declaró el cuadro con toda desfachatez.
-- ¿De verdad piensas que voy a hacer eso?
--Cásate con Harry, Severus y en cinco meses lo anulan por la figura legal de no consumación. Muy simple. Ve en busca de mi viejo amigo Elphias. He oído que ahora es miembro del Consejo Supremo de Magos, puede oficiar la ceremonia para ustedes. Usa la pabra de los duendes, tómalos como testigos. Se sentirán honrados de guardar tus secretos y tratarán los bienes de tu matrimonio con especial cuidado.
Al ver que Severus le escuchaba continuó.
--Nadie más tendría por que enterarse. Elphias se puede encargar más tarde de anular la unión. Exígele si quieres un Juramento Inquebrantable para garantizar la privacidad. Si le explicas correctamente y le dices que yo se lo pido no se negará.
-- ¿Con Potter, Albus? Incluso si accede a jugar tu estúpido juego...
--Vamos, Severus, Harry es un buen chico, del que estoy orgulloso. Más maduro de lo que te puedes imaginar. No aceptará de buen grado, pero lo hará por ti, ¿Le llevarás mis disculpas? Dile lo pido como un favor especial.
--Albus...
--No pierdas tiempo. Tomen el contenido de la Cámara mañana mismo y hagan uso de la herencia que les he dejado como mejor consideren. Y transmitan cuanto antes la propiedad de la cámara a un matrimonio, que ustedes aprecien.
¿De verdad pensaba que iba a aceptar por las buena su "amable" sugerencia? Se le ocurrían veinte buenas razones por las que simplemente NO quería.
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Eran las dos con cincuenta y siete minutos de la madrugda, Harry había convencido a los duendes para enviar a casa una lechuza, diciendo a los Weasley que aún estaba en la dichosa junta.
Casi pensaba que después de todo si se había marchado, cuando por la puerta apareció no solo Severus, si no también un viejo mago que Harry creyó reconocer.
La expresión en el rostro del mago que acompañaba al nuevo Director era grave. Pero la expresión del rostro de Severus era terrorífica. ¿Habrían encontrado alguna solución? Mientras Severus iniciaba otra de sus densas charlas con los duendes, el anciano se acercó hasta él.
--Mejor no preguntarte como te encuentras-dijo sentándose a su lado-Una pena que sean estas desafortunadas circuntancias las que nos han hecho reunirnos. Pero que alegría es volverte a ver.
--Señor Doge.
--Todavía me recuerdas-le dijo.
--Por supuesto.
--Elphias está bien, querido niño.
--Digame, ¿Han encontrado alguna alternativa?
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Harry daba vueltas en el aseo del banco, nervioso como pocas veces había estado en su vida, sabía que se estaba comportando como un idiota, además de un cobarde, pero se repetía una y otra vez que esto no era de ningún modo una alternativa viable.
El señor Doge se había esforzado de verdad, sacando de su gastado maletín muchos pergaminos polvorientos con viejas leyes, en las que parecía ser experto, pero al final había sido derrotado y concluyó que de verdad era la única opción, la única.
Fue en ese momento que decidió huir al sanitario. ¿Casarse? Nunca había imaginado hasta ahora, menos después de lo de Ginny, como podría ser su boda. Solo tenía la boda de Bill y Fleur como ejemplo, lo cual no era mucho. Pero cualquiera de los vagos conceptos que podría llegar a tener no se asemejaban en absoluto a "Esto".
No estaba diciendo que Snape fuera una mala persona, estaba seguro que no lo era, lo había demostrado. No era como si por aceptar estuviera en alguna clase de peligro. Tampoco se sentía humillado por firmar un pergamino de matrimonio con otro hombre. Ni por que se tratara del profesor que le hizo miserable la existencia.
Es que eran demasiadas cosas, demasiado pronto, todas juntas. ¡¡Que estaba en Jeans y camiseta, por el amor de Merlín!! con el agua de la poza para lavar las manos, se mojó la cara, tratando de despejarse y alejar el horrible dolor de cabeza que punzaba en su frente.
Pronto amanecería, eran más o menos las cinco de la madrugada y no sabía como pedir algo más de tiempo, o que demonios hacer. No mucho de donde escoger, ciertamente.
Se levantó del sanitario que había tomado como asiento y fue a mirarse en el espejo que le mostró su propio rostro, pero dormido, apoyado contra el vidrio. El ruido de la puerta al abrirse hizo que se girara para mirar quién era. Esperaba ver a Doge, no a Severus Snape mirándolo con una ceja levantada.
--No tenía idea que la perspectiva de un matrimonio conmigo le entusiasmara a ese nivel, Potter-dijo señalando el dormido reflejo de Harry.
Mientras tanto el real sonrió y mordiéndose la lengua reprimió una carcajada.
--Lo siento-dijo Harry volviendo a ponerse serio.
--¿Por qué?-dijo de malos modos recargándose contra la pared-No es como si haya sido culpa tuya.
--Usted no tendría por que ser forzado ha hacer esto. Se muy bien que no puede soportarme. No imagino lo difícil que debe resultar para usted tener que hacerlo.
-- ¿Y tú? ¿Que hay de ti, Harry Potter? ¿No deberías dejar ya ese complejo de héroe sacrificado?
--¡No estoy siendo un héroe!-- espetó-Simplemente odio que las personas tengan que sufrir por culpa mía. ¡Si hay algo que odio es ser una carga!
--¿En serio?--preguntó sarcástico-Pues deja de pensar estupideces, Potter, haces que piense que estás sacrificandote por mí. Y eso llegados a este punto es algo que, si voy a tenerte cerca, no voy a tolerar. Haremos esto por que no tenemos alternativa. ¿Quedó claro?
--Si, señor.
--No estamos en el colegio, Potter-le dijo, harto-No me llames señor. Se supone que somos dos adultos que van a estar casados, por el amor de Merlín.
--Aún así quiero pedirle disculpas por esto-dijo Harry-Le prometo que haré lo que usted me diga, para salir de esto con el menor daño posible.
--Suenas más como un adulto-le dijo-Ahora límpiate esa cara. No estés tan amargado, Potter. Encontraré el modo para hacer esto sin que nadie tenga que morir en el intento.
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La ceremonia fue tal y como Harry esperaba. El señor Doge les leyó un larguísimo y aburrido pergamino que se arrastraba por el suelo. El ojiverde, cansado no se enteró una sola palabra. El único motivo por el que no había caído dormido al piso roncando era que Severus el daba estratégicos codazos o pisotones de vez en cuando.
A la mitad del pergamino, el señor Doge carraspeó fuertemente y despertó a Harry, les pidió que se pusieran de pie para intercambiar los anillos. Curiosamente los duendes encontraron un par que les iban perfectos, estaban cómo no en la Cámara 713.
Con las piernas entumecidas y un poco tembloroso, el ojiverde se apoyó en el nuevo director para no caer al suelo. Se sintió muy nervioso al tomarle la mano para poner el anillo en ella. Temblaba pero Severus le sostuvo la otra mano y lo miró a los ojos. Harry se sintió más tranquilo.
Justo al final, vinieron las firmas. Todavía temblaba un poco y la firma quedó bastante rara en el pergamino. Pero lo hizo. Oficial y secretamente firmó su sentencia de muerte.
Después bajo la atenta mirada suspicaz de los duendes, Severus sostuvo el rostro de Harry con las dos manos y se inclinó para besarlo, castamente en la comisura de los labios.
Tan impactado quedó que fue incapaz de reaccionar. Para bien o mal. Pensó que lo estaba soñando. Pero podía sentir el aliento cálido de Severus aprovechar para susurrarle:
--Descuida, Harry. Te cuidaré.
¿De verdad había dicho eso?
Lo secos aplausos de los duendes y Doge lo devolvieron a la realidad.
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Todavía se sentía un poco mareado, y avergonzado cuando Severus se apareció con él a menos de cuatrocientos metros de la Madriguera. Se soltó de su abrazo y el mago de los ojos negros le tomó de la mano-el corazón de Harry latió más rápido-para hechizar su anillo y hacerlo invisible, luego lo instruyó para que se encontraran en Hogwarts a penas llegara.
No podía contarle nada a nadie. Ni siquiera a Ron o a Hermione. Se sintió horrible mentirles a todos incluso a Remus quien había estado especialmente preocupado diciendo que se había quedado atrapado accidentalmente en un área restringuida y los duendes le echaron la bronca, amenazando con llamar a los guardias de Azkaban.
Aún así el revuelo que se armó en casa de los Weasley tardó días en extinguirse. Y solo por el mismo revuelo que ser armaba cada año por la partida a Hogwarts.
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El viaje en tren le resultó extrañamente largo. Nunca antes había tenido tantas ganas de alejarse de sus compañeros, especialmente de Ron y Hemione que hacían un montón de preguntas.
Tal vez si no pensaba en ello, no era verdad. Si no lo hablaba, desaparecería por si solo con el tiempo. Estaba seguro.
A su llegada al castillo Harry fue llamado al despacho de Severus como acordaron, incluso antes de la Selección, para hablar con el antiguo director. Descubrió-pues el mismo Dumbledore le explicó las leyes del colegio-que no podía seguir quedándose en el dormitorio de la Torre.
El contrato mágico no lo permitía. Pues ahora se consideraba por su matrimonio "emancipado" y se le daba el mismo trato que a cualquier adulto.
Costó mucho convencer a sus compañeros de que no se quedaba en la Torre por que iba a realizar el curso de preparación para el exámen de ingreso a la academia de aurores y necesitaba tener a mano peligrosos ingredientes de pociones. Se dieron por vencidos cuando les dijo que era Snape el encargado de darle el curso.
Lamentaba mucho darle las culpas, pero esperaba que no se molestara-demasiado-por ello. O que no se enterara, mejor.
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Desde el primer día, Severus solucionó el problema de su alojamiento. Con la ayuda de mucha magia y el propio castillo, había hecho cambios ideales a sus habitaciones privadas. Que seguían siendo las de las mazmorras, pues compaginaba el cargo de Director con la enseñanza de pociones.
Creó una habitación que conectaba con la de él, pero que tenía otra puerta, por la que Harry podía salir a un pasillo. Así podían estar todo lo juntos que requería el contrato mágico, sin tener que compartir la misma cama, aunque sí usaban las mismas áreas comunes.
Era como si de pronto Snape se hubiera convertido en su compañero de cuarto. No era lo ideal, pero descubrió que no era del todo malo. Si ignorabas las penetrantes y a veces desagradables pociones que había por todo el lugar.
Severus resultó ser para Harry un impecable compañero de habitación. Nunca dejaba nada fuera de lugar. Le tenía toda la paciencia que podía esperarse, sin demasiados comentarios mordaces. Y pronto la rutina de los dos se ajustó lo necesario para una más o menos apática convivencia.
El ojiverde no había vuelto a sentir ese palpitar que sintió el día después de la farsa de su boda. Menos aún lo que sintió cuando el que se suponía era su esposo le había besado. Evitaba pensar en ello, y parecía que también Severus lo hacía.
Quizá para preservar la paz que habían conseguido establecer. Por desgracia las cosas se habían torcido no mucho después.
Habían empezado a enojarse por las cosas más absurdas, luego a gritarse y a pelearse. Pero no como siempre. Harry sabía que esto era distinto, era como si entre ellos existiera algo, una especie de tensión que luego de algunos días estallaba haciéndolos pelear.
Profundamente asustado Harry se descubrió "disfrutando" dichas peleas.
Tenían también, alternados, unos momentos rarísimos de paz absoluta en los que Harry de verdad estudiaba para el examen de ingreso, hacía pociones realmente peligrosas, o hacía simplemente la tarea, mientras Severus calificaba. Incluso algunas veces con tan buen humor que terminaban por ayudarse mutuamente.
Los meses siguieron transcurriendo, alternando entre discusiones sin sentido, hasta aquella ocasión tan vergonzosa para Harry en la que se había quedado dormido en la cama de Severus. Esperándolo para que le resolviera una duda, el ojinegro, quien como estaban en medio de una de esos extraños momentos de cooperación y amabilidad, simplemente lo hizo a un lado y se tumbó junto a él. Burlándose hasta el cansancio a la mañana siguiente. Lo que derivó por supuesto en una pelea desagradable. Que Harry por alguna razón muy vil, disfrutó especialmente.
Un día cualquiera Harry se fijó en el calendario y encontró con que pronto sería Halloween. Y estaba en medio de una muy buena racha con Severus. Habían cambiado las peleas por ácidos comentarios con los que los dos se divertían y descargaban su estrés. Solo esperaba que la racha pudiera durar el resto de sus meses de matrimonio forzado.
Había sido ridículamente divertido. No quería confesarlo, es más no se lo arrancaría nadie ni con un crucio, pero la verdad estaba un poquito decepcionado de que tuviera que terminar. Ahora que entendía mejor a Severus y su excéntrica, sarcástica manera de ser.
Entró en su habitación, y se encontró con su cama tendida. De verdad Severus no toleraba el desorden. Le daría las gracias luego. Entró en la sala, llamó a la habitación, nada. Decidió darse un baño.
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Mientras tanto Severus en el despacho estaba perdiendo la paciencia. Estaba intentando recordar a que hora volvería Harry para avisarle que no pasara al despacho. Pues tenía delante al más lento de sus alumnos de primer año. Se suponía que dandole clases de refuerzo.
David Eliot, hijo de muggles, recién ingresado a primer grado no solo era Gryffindor y torpe, era una desgracia para las pociones. Afortunadamente para el mocoso, tenía modales, había pedido su ayuda para no suspender el curso.
Había accedido en realidad por que el chiquillo se parecía a Harry una barbaridad. No en apariencia, pues tenía el cabello claro, muy revuelto. Y una túnica de segunda mano algo raída. Como Potter era delgaducho. Lo sorprendente eran sus ojos. De un brillante azul.
--Más despacio, señor Eliot-dijo corrigiéndole la forma de remover en el caldero-Bien, sostenga firmemente antes de soltar-esa cola de tritón era perfecta, ojalá no la desperdiciara-No olvide sacar el cucharón y remover, después de añadir, siete veces con su varita.
El muchacho la sacó torpemente de su túnica y junto con el ingrediente, la sostuvo suspendida sobre el caldero burbujeante.
Fue entonces que la desgracia ocurrió. Un Harry recién duchado, con solo una toalla abrió de golpe la puerta del despacho, riéndose a carcajadas y sujetando su bote de vaselina como si fuera un trofeo.
-- ¡¿Que es esto?!--preguntó todavía riéndose.
Por desgracia, el golpe que había dado asustó al señor Eliot, que soltó no solo la cola de tritón, si no también su desgastada varita dentro, haciendo que el contenido se oscureciera, hirviendo peligrosamente.
Decir que el caldero estalló era subestimar el problema. Lo que ocurrió quedaría por siempre grabado en la memoria de los estudiantes.
Hubo un fogonazo de luz, luego un rugido brutal que se escuchó por todo el castillo, lo que parecía un vapor gris muy espeso salió a raudales del caldero volcado. Llenando el despacho y luego escapandose a los pasillos. Donde se convirtió en nubes.
Severus había logrado proteger a su estudiante del estallido. Harry yacía desmayado en el piso. Uno de sus oídos sangraba por la explosión. El niño Eliot empezó a llorar.
Sin pensar relamente Severus se levantó para atender a Harry. Lo reanimó y dejó a Eliot a su cuidado. Intentó salir al pasillo, pero al abrir la puerta, una pequeña avalancha de nieve inundó la habitación.
Severus no tenía idea de como había ocurrido. Pero la nevada ocasionada por las nubes accidentales bloqueaba todo el pasillo de las mazmorras. Envió un patronus para avisar a Minerva del accidente. Y otro a la sala común de Slytherin. Sin poderse contener empezó a gritar a Eliot, quien temblaba convulsivamente en los brazos de Harry.
-- ¡Ya basta, Severus!-estalló Harry, poniéndole al niño las manos en los oídos.
Sorprendido, el mago de los ojos negros guardó silencio. Con una cara de enfado que hubiera sido menos graciosa si Harry no estuviera vestido con una toalla se llevó al pequeño a su habitación.
-El no es así siempre-dijo Harry al pequeño acostándolo en la cama, cubriéndolo con una manta-No debes asustarte, David, está molesto por lo ocurrido, y seguramente vas a tener que cumplir una detención. Pero todo estará bien. Tus profesores son magos muy capaces y valientes. Sabrán cómo arreglar esto.
---Pero, pero tu oído...--dijo el niño.
--- ¿Esto? No te preocupes, Severus sabrá como arreglarlo.
--- ¿Severus?
---El Director Snape.
--- ¿Se llama Severus?
---Si.
---Es... chistoso.
---¿Verda que sí? A mi me parece que va con su personalidad-La risita del niño contagió a Harry. Con un suave hechizo, puso a dormir-Descansa, David Eliot-le dijo mensando su pelo-ya me encargaré yo de lidiar con el ogro.
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Un par de horas más tarde, luego de una buena sesión de gritos, un ya vestido y más calmado Harry tomaba café con Severus en la mesa de la cocina.
-- ¿De verdad usas esto para el cabello?--preguntó incrédulo señalando el bote de vaselina que estaba en la mesa, entre ellos.
--Los vapores constantes de las pociones son agresivos. Si no la usara como protección, para ahora estaría calvo.
Bueno misterio resuelto. Ahora sabía por que a veces el pelo se le veía grasiento. Una figura plateada se coló por la puerta. Minerva había enviado su propio patronus. No habían encontrado aún la forma de atravesar la nieve o desaparecerla.
--Ese niño es una amenaza-dijo Severus.
--Completamente de acuerdo-sonrió Harry-Pero, ¿Sabes? No es culpa suya.
-- ¿Que no es su culpa?
-- No, debe estar pasándolo muy mal-Severus le miró interrogativo- ¿No lo sabes? Pues, es una asunto delicado-le dijo triste-David Eliot es huérfano. Está quedándose en un orfanato, por que sus parientes le han echado, al descubrir que es mago.
La mirada triste de Harry se trocó en una de sorpresa cuado sintió la mano de Severus posarse sobre la suya, confortándolo. Una infancia horrible. Los dos sabían cómo se sufría, comprendían exactamente a David.
Severus se levantó el primero rompiendo el contacto. Solo para segundos después abrazarlo. El ojiverde se resguardó de los crueles recuerdos de su propia infancia. El otro lo sostuvo entre sus brazos por largas horas.
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Al día siguiente, pese a los esfuerzos la nevada persistía. A la profesora Mcgonagall se le ocurrió usar los colmillos impregnados de veneno del basilisco para disolverla ya que había probado ser resistente a todo hechizo.
Para abrir la Cámara de los Secretos requería un hablante de pársel y el único disponible estaba atrapado bajo toda aquella nieve. Ron tuvo su momento brillante al abrir la cámara, imitando a Harry. El veneno probó ser eficaz al diluír la nieve.
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Luego de lo ocurrido con el desastrozo don para la magia experimental del chico, juntos Severus y Harry ayudaron a David a reintegrarse a la vida social, y adaptarse a la escolar.
Hubo largas charlas con el ojiverde, vuelos en escoba, muchos deberes con Severus. El niño lentamente parecía recobrar la confianza en sí mismo. Parecía determinado a ser estudiante de honor en la lista de Severus.
Sin a penas darse cuenta Severus y Harry estaban cada vez más unidos, el ojiverde había desarrollado una confianza indestructible en el mago de los ojos negros. Severus estaba orgulloso de lo que Harry hacía por el chico Eliot, al que había terminado por tomarle cariño.
Con el paso de los días descubrieron que disfrutaban compartiendo, incluso cuando David no estaba con ellos. Poco a poco el contacto entre los dos cambió también se volvió mucho más físico.
Pues Harry, igual que Severus se encontró deseando estar cerca de él. Se daba cuenta que su corazón se aceleraba cuando estaban juntos, quería poner sus manos en sus hombros, acomodarle el cabello, rozar el envés de sus manos.
El primer beso fue dulce e inesperado. Una tarde de sábado que Harry leía en el sofá, de pronto, de la nada, Severus lo miró de un modo muy especial. Acomodó uno de sus mechones rebeldes en su oído. Harry le sujetó de la mano para evitar que se alejara. Severus se inclinó un poco más, descansando el brazo sobre el cuello del ojiverde unió sus labios a los de Harry, quien cerró los ojos y correspondió el beso.
A partir de ese misma noche Harry dejó de acampar en su habitación y se mudó a la de Severus.
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Harry y Severus se presentaron a finales de Enero en la casa de Elphias Doge. Al verlos el anciano pensó que habían venido a firmar los papeles de nulidad de su matrimonio. Sin embargo pronto Harry le habló del motivo por el cual lo visitaban. Querían no solo seguir casados. Si no pedirle ayuda para organizar una ceremonia privada, pero un poco más ortodoxa.
Y también venían a pedir consejo para iniciar los trámites de la adopción de David.
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Harry, sentado en el regazo de Severus, recorría con sus manos el cuello del mago, besándolo apasionada, desasperadamente. El agarre de Severus sobre su cintura era posesivo.
Transcurrido un año, Harry había declinado la academia, convirtiéndose en el más joven profesor de defensa en siglos.
El ambiente, que se había vuelto romántico mientras Harry, compartía Severus un pastel con licor que había cocinado por Navidad, estaba empezando a ser más intenso. La capa de Harry cayó al piso...
...Fue entonces que un violento ruido los devolvió a la realidad. David, estaba en la puerta del despacho. Rojo como un tomate y sosteniendo uno de esos cohetes para jalar que había estallado cuando lo apretó demasiado.
--Eh... Hola, papás-dijo sonriendo desvergonzadamente.
--Lo dicho, este niño es una amenaza-gruñó Severus, soltando a Harry.
Harry solo se rió. David pronto se le unió, el chico quería mucho a sus padres, sabía que a pesar de la seriedad de Severus, este lo quería en verdad, se preocupaba por él, mientras Severus cortaba la tarta de su papá Harry, y le servía a David un trozo especialmente suculento, pensó que no podía tener una familia más perfecta.
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Fin
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