La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Siempre estaré a tu lado

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gabrielle62

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MensajeTema: Siempre estaré a tu lado   Siempre estaré a tu lado I_icon_minitimeVie Jun 06, 2014 1:18 pm

Título:Siempre estaré a tu lado
Autor:gabrielle62
Categoría:Harry Potter
Personajes:Harry Potter, Severus Snape
Resumen:Una historia agridulce y dura, pero que espero que os guste. No podía dejar de escribirla para homenajear a mi pareja favorita. Es la primera vez que festejamos el dia Internacional del Snarry, pero espero que ese evento se repita muchos años más. Snarry for ever
Género:Romance
Clasificación:PG-13
Advertencias:Chan=Adulto/Menor
Capítulos:1
Publicada:23/10/11
Palabras:4534
Actualizada:23/10/11
¿Completa?:Sí
Desafíos:Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2011
.


oOoOo


Notas de la historia:
Esta historia la cuentan los personajes en el momento que les está sucediendo. Para evitar confusiones, la letra normal la uso cuando habla Harry y la cursiva cuando es Severus quien cuenta sus impresiones. Busco celebrar a mi pareja favorita y haceros pasar un buen rato, si lo logro no necesito nada más. Besos y a leer…


oOoOo


Me llamo Harry Potter y debo confesar que algunas veces he querido darme por vencido, cuando la desesperación y la impotencia se apoderaban de mí, porque demasiadas veces me he sentido perdido, sin saber qué hacer o qué decisión tomar. La búsqueda de los horcrux fue la guinda del pastel a mi agitada vida, muchas veces creí que era una tarea tan difícil y peligrosa que no lo lograríamos, y evidentemente jamás podría haberlo logrado sin la inestimable ayuda de Ron y Hermione, mis amigos… mis hermanos. Creo que los tres hemos demostrado de sobra que cada uno daría su vida por los otros sin pensarlo. Sin el apoyo de mis amigos y si él no hubiese estado siempre detrás, protegiéndome aún a su pesar, no hubiese podido seguir adelante. Sin su incondicional ayuda nunca lo habría logrado.

Ha sido una ardua aventura, que al fin terminó, lo conseguí, entre todos logramos terminar con el monstruo. Voldemort se ha esfumado para siempre y aún, a veces, no puedo casi creerlo. Me costó asimilar que por primera vez desde que puedo recordar, soy libre, independiente, al fin puedo ser como los demás, tener una vida normal, enamorarme… Ahora sí puedo decirle lo que siento por él. No tengo nada que perder, su odio lo tengo desde que me conoce, pero aún sabiendo que no me corresponderá ni de coña, sé que se lo diré, tengo que intentarlo…

—Ahora puedo decírselo Profesor—le suelto a bocajarro, mientras mi rostro arde, me tiemblan las rodillas y mi corazón late enloquecido. Mi voz no parece mía cuando finalmente consigo decírselo —estoy enamorado de usted. Sé que le parecerá una locura pero hace tiempo que lo siento así…—meto mis manos en los bolsillos de mis vaqueros, realmente no sé qué hacer con ellas, para colmo, soy incapaz de mirarle a los ojos. Ante su falta de respuesta, me doy la vuelta para salir de su despacho lo más rápidamente posible, tengo muchas ganas de llorar. ¿Qué esperaba? Al menos no me ha insultado ni maldecido todavía…Mejor desaparezco antes que cambie de idea. Entonces, me agarra del brazo al tiempo que me coge de la barbilla y me obliga a mirarle. Clava sus ojos en los míos como buscando un respuesta, al parecer la encuentra, porque de repente me besa, suavemente al principio, pero cuando sus dientes mordisquean mi labio inferior le concedo el acceso total a mi boca y la saquea a gusto, yo le correspondo lo mejor que puedo, tampoco es que tenga mucha experiencia, pero jamás me han besado de esta manera y me dejo llevar totalmente, pegándome a su cuerpo todo lo que puedo, mientras sus manos se pierden bajo mi camisa acariciando mi espalda. Me estremezco bajo su toque, absolutamente embriagado por lo que provoca en mí. Él lo nota y me abraza más fuerte mientras ríe bajito ¡Merlín! Su suave risa en mi oído, que nunca antes he escuchado, acaba de volverme loco.

¡Ha sido increíble! Creo que aún tengo cara de imbécil. ¡Una auténtica pasada! Mis labios aún recuerdan golosos su ardiente beso, y eso que han pasado horas desde que sucedió. Quiero que me mime de nuevo, que me acaricie y me disfrute, quiero darle todo lo que soy, quiero ser suyo y que me haga el amor hasta hacerme perder por completo el sentido.



&&&&&&&&&



Me quedaría a vivir aquí, pegado a su pecho para siempre, oyendo el latido de su corazón, ahora pausado y tranquilo, pero que hace poco latía tan alterado como el mío a causa de la excitación, mientras me poseía rudo y salvaje. Hoy lo necesitaba así y Severus lo sabía, he tenido un día muy duro y él me conoce tan bien que a veces, como ahora, las palabras son superfluas, él dice que mis ojos son transparentes y que lee en ellos mis sentimientos a la perfección. Ojalá yo pudiera decir lo mismo, pero su ojos tan oscuros y hermosos, que tanto me gustan, son tan misteriosos, a base de observarle, a veces, adivino sus intenciones por mucho que se empeñe en no dejarlas ver.

Entre nosotros es como un juego, ahora, sé que me ama, aunque nunca me lo ha dicho. Si pudiera elegir cómo morir, elegiría hacerlo en un momento como éste, aspirando el aroma que Severus desprende tras el sexo, y que tanto me arrebata, mientras, enredo mis dedos en su pelo, que no es grasiento, nunca lo fue realmente, pero eso ahora no viene a cuento, su cabello es de seda, tan suave…. Si supiese lo que pienso, seguro que se reía de mi sentimentalismo.

Estoy enamorado de él desde hace casi tres años y ya llevamos dos como pareja, me cuesta creerlo. No puedo entender qué ha visto en mí, pero me alegra que lo haya hecho, si algo tengo claro es que lo que tenemos es lo que siempre he querido tener. Nunca he deseado nada ni a nadie con tanta avidez como le deseo a él, estoy loco por él, sí, es cierto, estoy enamorado de Severus hasta la médula y solo espero que lo nuestro dure mucho tiempo. El resto de nuestra vidas, por ejemplo… ¡Sería absolutamente genial!

Mi vida ahora sí, es la que siempre deseé, tengo un amante maravilloso y trabajo como Auror como siempre quise. Acabar con la mayor pesadilla del Mundo Mágico me dio paso directo al Cuerpo de Aurores, ese fue mi premio, el único que quería y el mejor que me podían dar. Soy el Auror más joven del Ministerio, Ron que está en su segundo año en la Academia, siempre me recuerda la suerte que tengo de ser el maldito héroe. Bueno…no voy a quejarme, por primera vez en mi vida obtengo algo bueno de la pesadilla que viví desde que era apenas un niño, y no soy tan tonto como para rechazar esta oportunidad.

Ser Auror no es nada fácil, pasamos entrenamientos muy duros y las misiones son cosas que ya he vivido antes, sólo que ahora todo resulta más fácil. Después de lo que viví, nada me parece demasiado peligroso, ninguna misión me parece demasiado arriesgada, Severus dice que me equivoco al pensar de esa manera y siempre me pide que extreme las precauciones, este hombre…siempre preocupándose por mí.


&&&&&&&&&



Ahora, veo las cosas de otro modo, él me ha cambiado, ha trastocado mi vida y estoy ansioso de llegar a casa para decírselo, le tengo preparada una sorpresa, es algo que él lleva tiempo esperando que suceda, por eso no admitió el puesto de Defensa de las Artes Oscuras, que siempre había deseado cuando McGonagall se lo ofreció, porque espera que lo haga yo. Y he aceptado, lo he hecho por él, pero también por mí, estoy cansado de tantas misiones y, sobre todo, de estar tanto tiempo alejado de él. Quiero que deje de inquietarse por mi culpa, será un gran cambio para los dos. Tengo tantas ganas de llegar y ver su expresión cuando se lo diga, que subo a mi escoba y me voy solo, sin esperar a Ron y Dean que siempre me acompañan, pues aún hay Mortífagos renegados por ahí que me la tienen jurada.

La noche es cerrada, y hay una tormenta horrible, el fuerte viento balancea mi escoba y me impide avanzar tan rápido como me gustaría. La lluvia empaña mis gafas y no veo nada hasta que me las quito y les lanzo un impervius.

Un hechizo me pasa rozando la oreja, ¡Mierda! ¡No los he visto llegar! Me rodean, creo… que son cinco, regateo con mi escoba e inicio un descenso en picado mientras lanzo hechizos a diestro y siniestro. ¡He dado a uno! Le escucho maldecir mientras cae. Otro se empeña en seguirme y hago el Amago de Wronski el infeliz que me seguía se estrella contra el suelo, mientras yo levanto de nuevo el vuelo, ¡Tenía que haber esperado a Ron y Dean! pero ahora de poco me sirve lamentarme. Ya solo quedan tres, consigo derribar a un tercero, pero varios hechizos me alcanzan y sin poder evitarlo, me caigo de la escoba precipitándome al suelo a gran velocidad, intento ralentizar mi caída con un hechizo pero es demasiado tarde. Me estrello contra la dura tierra, experimentando el dolor más terrible que he sentido nunca.




&&&&&&&&



Algo malo pasa, lo sé, tengo una corazonada y pocas veces me equivoco. Harry se retrasa más de lo debido y eso no es normal, ni bueno. Aborrezco su trabajo, pero sé que es lo que siempre ha querido, no puedo oponerme porque sé lo mucho que significa para él, pero no me gusta que arriesgue su vida a diario en unas misiones cada cual más peligrosa que la anterior ¡Estúpido Gryffindor cabeza hueca…! ¡No puedo más! La incertidumbre me mata, se retrasa más de media hora, necesito saber qué ha sucedido, cojo un puñado de polvos flu con la intención de aparecerme en casa de Ron Weasley pero no me da tiempo. La cabeza de Gawain Robarts, aparece entre las brasas de mi chimenea y mi corazón está a punto de sufrir un colapso. No me había equivocado al pensar mal, es asunto es grave, o no tendría al Jefe de Aurores intentando hablar conmigo de ese modo. Me precipito a su encuentro mientras noto como me tiemblan las rodillas.

—Potter está en San Mungo, le atacaron por la espalda y se cayó de la escoba…él…

No escucho nada más, no puedo, salgo de mis aposentos como una exhalación y recorro los pasillos del colegio como si el mismísimo señor Oscuro me persiguiera. Atravieso los terrenos corriendo, me importa un bledo mi dignidad en estos instantes. Los alumnos y profesores que encuentro en mi camino se apartan asustados y seguramente se preguntan si no me habré desquiciado por completo.

Fuera de los terrenos ya puedo desaparecerme. Me aparezco de nuevo ante *Purge y Dowse S.A., unos viejos almacenes muggles abandonados y ciertamente muy deteriorados y deprimentes. En su sucio escaparate, hay unos maniquís colocados al azar con ropa de por lo menos diez años atrás y las pelucas mal colocadas. En la puerta hay un anuncio que reza: "CERRADO POR REFORMAS". Estoy en la puerta de entrada a San Mungo.

Le hago saber al maniquí con el vestido verde el motivo de mi visita, conteniéndome a duras penas para no desguazarlo allí mismo por entretenerme más de la cuenta. El estúpido muñeco se mueve y por fin puedo atravesar el cristal.

Dentro del Hospital, todo es muy diferente. Hay una recepción con sillas de madera para los que esperan a ser atendidos. En la mesa de Información hay una bruja gorda que atiende a los visitantes, y tras ella hay colgado un retrato de Dylis Derwent, y también un directorio, con información detallada de cada una de las plantas del Hospital, busco el que me interesa:

Planta baja: Accidentes provocados por artefactos.

Harry se ha caído de la escoba así que debe estar ahí. Hago caso omiso a la recepcionista que me grita que no puedo pasar…o algo parecido ¡que le den! por decirlo suavemente. O mejor aún, que trate de impedirme el paso! ¡Me encantaría ver como lo intenta…!





&&&&&&&&&&




El matrimonio Weasley está ya aquí ¡Cómo no! No los detesto, hace mucho que no lo hago, pero a veces, como ahora, me gustaría tener un poco de intimidad, esa es una palabra que por lo visto los Gryffindors no conocen. Suspiro resignado y me acerco a ellos. De repente, me veo envuelto en un cálido abrazo, aun a mi pesar. La sabelotodo solloza entre mis brazos ¿para qué está su marido? Me pregunto, mientras me envaro más aún. La demostraciones públicas de afecto no me gustan, no me siento cómodo con ello, en privado…es otra cosa, sobre todo con mi Harry.

—Lo siento—murmura la joven azorada separándose de mí.

—No tiene importancia—contesto mintiendo como un bellaco.

Ahora sí, se refugia en los brazos del pelirrojo, que luce más pálido de lo normal y que también tiene los ojos rojos de haber llorado. Estos dos son como los hermanos que Harry nunca tuvo, le quieren de verdad y de pronto me siento un bastardo insensible. Carraspeo para aclararme la garganta antes de hablar pues quiero que mi voz no muestre ninguna emoción y fallo miserablemente.

— ¿Se sabe algo de Harry?—pregunto al fin.

—Nada todavía—me responde el mejor amigo de mi pareja con voz tomada. —Tenía que habernos esperado…pero tenía que decirte algo muy importante y mucha prisa por llegar cuanto antes a casa.

Suena agobiado, se siente culpable.

— ¿Qué quería decirme?—pregunto intrigado.

—Prefiero que te lo diga él…—musita Ron, dando por terminada la conversación, parece enfadado y yo cada vez estoy más angustiado y confundido ¿Qué diablos pasa? ¿Qué es eso tan importante que Harry tiene que decirme y que disgusta tanto a su amigo?

No insisto más en el tema y tomo asiento en uno de los sillones de la sala de espera frente a la puerta, desde aquí domino por completo el estrecho pasillo con las paredes repletas de cuadros de Sanadores famosos, mi intención solo es una: abalanzarme sobre el primer Medimago que aparezca y acribillarle hasta que me diga dónde y sobre todo cómo se encuentra mi pareja.

Una media hora más tarde por fin aparece un Sanador y los tres nos levantamos como impulsados por un resorte y casi corremos a su encuentro, llego el primero, por supuesto.

— ¿Es usted Severus Snape?—me interroga el Sanador antes de que yo pueda preguntarle.

—Sí, soy yo ¿Cómo se encuentra?—me tiembla la voz sin que pueda evitarlo.

—El señor Potter está estable, ha sufrido una caída terrible, además de algunos hechizos pero ningún daño irreparable, hemos soldado los huesos que tenía rotos y ahora se encuentra en una especie de coma mágico, inducido por nosotros para que las pociones hagan su trabajo y él no sufra ningún dolor, pero…hay algo que nos preocupa.

— ¿Qué le pasa?—pregunto alarmado. Hermione y Ron contienen también el aliento al igual que yo mientras esperamos la explicación a sus últimas palabras.

—Ha sufrido un fuerte golpe en la cabeza. Esperamos equivocarnos pero tiene afectada una parte del cerebro, es muy probable que… el señor Potter se haya quedado ciego. Aún no sabemos si será temporal o no, pero deben estar preparados para ello.

El sanador continua hablando pero yo ya no le oigo, los sollozos de Hermione es algo muy lejano, me tambaleo, alguien me ayuda a sentarme, estoy conmocionado con la noticia. Me niego a aceptar la realidad. El destino no puede jugar de nuevo con Harry de esa forma, es tan injusto… ¿Por qué? ¡JODER! ¡Me cago en el puto Ministerio, en Merlin y en todos los Magos!

— ¡Quiero verle!—exijo poniéndome en pie, recuperándome como puedo de la impresión y con ganas de maldecir al Sanador y al Hospital entero. Los Weasley me miran con los ojos anegados de lágrimas y les envidio por eso ¡Ojalá también yo pudiera desahogarme!

—Síganme por favor…—nos pide el Sanador—Como ya les dije el señor Potter está dormido, les ruego que no estén mucho rato

Los tres le seguimos en silencio, aterrados ante la posibilidad de que el maldito Sanador tenga razón y Harry se quede ciego. Yo, por mi parte, estoy totalmente espantado ante esa contingencia y no precisamente por mí, amo a ese Gryffindor y puedo lidiar con todo, incluso con algo como esto, de lo que ya no estoy tan seguro es que él pueda hacerlo también.



&&&&&&&&&



Despierto en el Hospital. Todo está a oscuras y en un principio pienso que es de noche, reconozco la sensual voz de Severus y sonrío cuando me abraza, pero no puedo verlo. Le pido que encienda la luz y él ahoga un sollozo, entonces acaricio su cara, está húmeda, Severus, mi Severus está llorando. El miedo me invade al intuir lo que está pasando y me abrazo a él desesperadamente suplicando:

—Por favor…por favor Sev, dime que no es verdad, que esto no me está pasando a mí.

—Harry…—su voz se quiebra, y la dura realidad me golpea brutalmente como nunca antes.

— ¡Noooooooooo!— grito totalmente aterrado mientras Severus me abraza y llora conmigo.

Pierdo la noción del tiempo, ignoro si llevo horas o días metido en la cama, no puedo comer, no puedo dormir, no quiero vivir…no de esta manera. No quiero depender de nadie, y menos de él.

Sé que está aquí, observándome y que no se ha movido de mi lado un instante, pero de momento parece que ha desistido de obligarme a hacer cualquier cosa. Puedo seguir así mucho tiempo, morir de inanición si hace falta, pero él no me lo va a permitir, lo sé y me pregunto cuánto falta para que se acabe su paciencia, lo descubro en el preciso instante en que la bandeja de comida se estrella contra el suelo y no soy yo quien la ha tirado, no esta vez.

Va a haber pelotera, lo sé, y me importa una soberana mierda.




&&&&&&&&&




Harry lleva un mes en casa. Se ha vuelto hermético, solo quiere estar conmigo, Ron o Hermione, no permite que nadie más le vea en su actual condición. Es como un zombi, apenas come ni duerme, está muy delgado y solo acepta mi ayuda en ocasiones y a regañadientes. Nunca sonríe y me contesta con monosílabos, pero no puede continuar así y yo… tampoco.

Preso de la más absoluta frustración, estrello contra el suelo la puta bandeja de comida que Dobby ha traído tan amablemente y que Harry no se ha molestado en tocar siquiera.

— ¡Me tenéis harto tú y tu puñetera autocompasión! ¡Eres joven y estás vivo! ¡Estás ciego, es verdad! Y es una maldita desgracia que así sea, pero hay muchas cosas que puedes hacer, no ves, pero yo puedo ser tus ojos, si tan solo me dejases ayudarte…—He empezado gritando pero acabo casi suplicando.

— ¡Pues sal por la puerta y vete a la mierda de una puta vez!—estalla a su vez rabioso—¡No quiero tu lástima, ni la de nadie…!—clama, y yo no puedo más, corro hacia él y le abrazo aunque se resiste con uñas y dientes, de hecho me muerde en una mano y casi me hace sangrar, pero poco a poco la angustia le vence y tiembla sollozante entre mis brazos durante mucho, mucho rato…

Cuando se le pasa el berrinche, sus hermosos ojos me buscan, como si aún pudiera verme, sus dedos acarician mi rostro y secan mis lágrimas mientras se muerde el labio con fuerza.

—No quiero que sufras Sev—murmura—no por mi culpa.

—Tonto Gryffindor, no seas absurdo, sufriría si te perdiera, pero ciego o no, te quiero a mi lado. ¿Aún no lo entiendes verdad Harry?

Su adorable rostro muestra un total desconcierto, así que se lo aclaro.

—Vivir perdería sentido para mí si tú no estuvieras conmigo, pedazo de imbécil.
Vale, me he pasado, sobra el imbécil, pero es que a veces, que sea tan lento para algunas cosas me saca de quicio.

Lo beso con ternura, esa ternura que acabo de descubrir en mí, porque también soy capaz de sentirla, y por primera vez desde que ocurriera esta desgracia, deja que lo haga y corresponde a la caricia. Mis audaces manos se pierden en su cuerpo y mi Harry suspira, se deja llevar y hacemos el amor por primera vez desde que todo pasó. Le acaricio cariñosamente, intentando transmitir con mis manos y mis besos todo lo que no puedo decir con palabras, quiero que tenga la certeza de que lo adoro, demostrárselo de la mejor manera que sé. Quiero que esté seguro que si le protegí cuando le odiaba, ahora, que siento todo lo contrario, no pienso dejarle, aunque esté ciego, mudo o impedido, porque no podría vivir sin él a mi lado, ya no.




&&&&&&&&&




Le observo dormir, es tan hermoso…y es todo mío, increíble pero cierto. Llevo un rato despierto observándole, no sé si él es consciente de lo que provoca en mí, pero de verdad que no podría vivir sin él. Harry es adictivo, él no sabe el efecto que causa a los que le rodean pero a mí me enreda de mala manera, con sus gestos, que dicen tanto, con sus sonrisas, que iluminan y contagian, con su forma de quererte y dejarse querer. Harry es pasión y entrega, es amor en mi lecho, y es tan joven…Todavía no me explico que ha podido ver en alguien como yo. Cuando se lo digo, sonríe y me calla con un beso ¡que tonto eres Severus! me dice mientras me abraza y pierde sus dedos entre mi pelo. ¡Le encanta hacerlo! Según él mi cabello es especial suave y sedoso…Lo es, cuando está limpio y lustroso, libre de la mixtura que uso para preservarlo de las catastróficas secuelas de algunas pociones. También dice que soy hermoso, y eso… demuestra que es verdad, que el amor te vuelve imbécil. Me da igual, no pienso quejarme, que lo diga cuantas veces quiera, soy todo oídos. Lo jodido es que sé que lo piensa realmente, y eso me provoca desasosiego en el corazón y una excitación instantánea en mi polla, que se alegra que no veas.


Tengo que levantarme, no puedo permanecer más tiempo en la cama. Con mucho cuidado tiro de mi brazo derecho, sobre el que Harry está acostado, al liberarlo hormiguea terriblemente, mientras la circulación de la sangre vuelve a la normalidad, pero eso tampoco me importa, es goce puro sentirlo arrebujarse contra mí, y notar su rítmica respiración sobre mi pecho. Se lamenta ante mi ausencia pero no se despierta, hace muchos años que me levanto al amanecer para preparar las pociones y revisar las clases del día antes de empezar, es una constante para mí. Soy hombre de hábitos, de reglas, me gustan las cosas bien hechas, mejor si rayan la perfección, como él. Es endiabladamente terco, vehemente, insolente y temerario. Es en suma, lo mejor que me ha pasado, tan diferente a mí y sin embargo está hecho para mí, nos entendemos a la perfección en muchas cosas, el sexo es la más satisfactoria. Harry es perfecto para mi, apasionado, vital, entregado, ardiente e incansable. Me agota en la cama, pero me encanta sentirle. Hacer el amor con Harry es algo que no puedo expresar con palabras, no soy hombre de verborrea fácil, pero sí que soy muy capaz de demostrárselo hasta la extenuación, la mía y…la suya. Es tan fácil vivir con alguien como él…No quiero perderlo. Ambos hemos recorrido un arduo amino para llegar al momento en que ahora estamos. Le amo y él lo sabe de sobra. Espero reunir algún día el valor suficiente para decírselo. Tal vez el día que sus ojos recuperen la luz que perdieron, porque sí, mi Harry solo me ve con sus manos, pero yo sigo investigando cada día para lograr que me vea otra vez, que clave su mirada de un verde imposible en mi como antaño y ver mis ojos reflejados de nuevo en los suyos y su conmoción al decirle que le amo.



&&&&&&&&&




Tengo los ojos abiertos pero mi paisaje es siempre el mismo, absoluta oscuridad. Mientras, el sol sigue brillando, noto su calidez sobre mi rostro. Estoy parado delante de la ventana de mi habitación, imaginando las antiguas y hermosas vistas que antes de mi accidente podía ver y que ahora… solo puedo imaginar y recordar. Abro la ventana y el delicioso olor de la hierba recién cortada inunda mis sentidos, pero no puedo verla, ni tampoco si hay nubes en el cielo, si vuelan los pájaros o pasea la gente. Tampoco puedo verle a él o a mis amigos, me siento indefenso contra el mundo, inseguro y alerta permanentemente, tengo que ir despacio y con cuidado, usando mi magia como me han enseñado en el *C.M.P.M.I. para no tropezar con lo que tengo delante, pero me siento inseguro hasta en mi propia casa. Recuerdo donde está todo pero todo parece que esté más lejos, es como si la casa fuese más grande o yo más pequeño, soy como *Alicia, dentro de un mundo que no es de mi tamaño y que me queda muy grande. Sigo asumiendo mi ceguera aunque no me doy por vencido, sigo luchando y Severus también lo hace a mi lado. No para de investigar buscando pociones que alivien mi sufrimiento, porque tengo más secuelas del accidente a parte de la ceguera, a veces la espalda y la cabeza, me duelen muchísimo, especialmente cuando el tiempo cambia. Entonces me tomo una de sus pociones que saben fatal, pero que es lo único que me alivia.

El mes que viene, vamos a Colonia, una ciudad alemana. Severus me ha dicho que allí reside en mejor Sanador que existe y que va a hurgar en mi cabeza vamos que me va a operar, es algo totalmente nuevo pero si da resultado… parece que tengo posibilidades de recuperar la visión. Desde que existe esa posibilidad, sueño a menudo que veo de nuevo el rostro del hombre que amo, que nos asomamos juntos a la ventana de mi habitación y sonreímos al ver el azul del cielo, el verde de la hierba del parque cercano y los niños jugando…


oOoOo


* Alicia en el País de las Maravillas.
*C.M.P.M.I.: Centro Mágico Para Magos Invidentes.
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