La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

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gabrielle62

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MensajeTema: continuación   continuación I_icon_minitimeLun Jun 02, 2014 5:03 pm


OoO



El joven se revolvió intranquilo en su etílica somnolencia y se desperezó un poco, dando un pequeño ronquido y adoptando una nueva postura, dejando al descubierto bajo su camisa, su perfecto ombligo, a partir del cual surgía una pequeña hilera de sugerente vello negro que se perdía bajo sus jeans.

Severus sintió que algo en su entrepierna se estimulaba más de la cuenta ante la visión que Potter le ofrecía; aspiró hondo y puso los ojos en blanco. Siempre se había sentido atraído por los chicos; de hecho, sus escasas relaciones habían sido todas con hombres.

Lo que había sentido por Lily Potter era un sentimiento totalmente platónico, un deseo no realizado, pero nunca volvió a sentirse atraído por ninguna otra mujer.

Pero con Potter era diferente, había pensado muchas veces en él durante aquellos cuatro años, y le había seguido a distancia en varias ocasiones, sin que el joven lo notase. De algo tenían que servirle sus dotes de espía.

Potter siempre había sido un despistado, pero no era tonto en absoluto y tenía que tener mucho cuidado de que no le descubriese. ¿Cómo explicaría su presencia allí?

El chico le dijo la última vez que hablaron que sabía que le estaba protegiendo y él le había contestado: “Desde su ingreso en Hogwarts, Potter, pero no se haga ilusiones, no lo hice por usted sino porque se lo debía a su madre y se lo prometí a Dumbledore” y era verdad, pero sólo hasta cierto punto.

La costumbre se convirtió en necesidad, y ahora, cuatro años después, seguía protegiéndole en la sombra. Todo estaba bien si él estaba bien, pero definitivamente Harry Potter no estaba bien, lo supo con certeza cuando le encontró en aquel antro de mala muerte, borracho como una cuba.

¡Suficiente! Ya había tenido demasiadas contemplaciones con Potter, era hora de despertarle y obtener unas cuantas respuestas que sólo él podía darle.

Si él era la cura que Potter necesitaba para ser feliz estaba dispuesto a aceptar “el sacrificio”.
Le zarandeó sin miramiento alguno hasta que los ojos verdes se entreabrieron un poco para volver a cerrarse con fuerza, al tiempo que se cubría completamente la cabeza con el edredón. Harry pensó que estaba teniendo una terrible pesadilla, lo que acababa de ver no podía ser cierto. Snape no estaba allí en la misma habitación que él, y él… ¡Un momento!

¿Dónde diablos estaba él ahora mismo? No conocía aquella habitación. ¡No podía ser posible… Snape no habría sido capaz!

—¡Ouch, mierda! —exclamó al tiempo que notaba como el edredón le era violentamente retirado, dejando su cuerpo al descubierto. Harry se tapó la cara con las dos manos, la luz le hacía demasiado daño a sus ojos y su cabeza parecía a punto de explotar en un millón de pedacitos.

Severus no le dio margen para nada más. Le agarró de un brazo y, violentamente, tiró de él hasta ponerle de pie. A empujones le condujo hasta la ducha; una vez allí le quitó toda la ropa, menos los calzoncillos, y sin hacer caso de los intentos de protesta del joven, le metió en ella bruscamente y abrió el grifo del agua fría. El chico aulló:

—¡Maldito cabrón!—gritó rabioso, lo suficientemente despejado ahora como para darse cuenta de su precaria situación. Estaba casi desnudo, temblando de frío bajo el agua helada, y para colmo Snape le observaba con el mayor descaro del mundo.

—Veo que al fin está despertando, Potter, ¡Ya era hora!

Harry le ignoró e intentó salir de la ducha tan rápido como le era posible, dirigiéndole una mirada de odio a su ex profesor. Había aguantado demasiadas humillaciones de aquel hombre en sus años en Hogwarts, la última, aún le escocía en el alma. Si por un momento Snape había creído que ahora le iba a pasar ni media tontería… lo tenía claro.

Era el mejor Auror del Ministerio por algo y le demostraría a aquel hijo de perra que no había vencido a Voldemort por casualidad.

Pero no llegó a salir de la ducha porque Snape, de un violento empujón que casi le tira al suelo, volvió a meterle en ella, introduciéndose él detrás.

—No saldrá de aquí hasta que esté completamente lúcido y sacie mi curiosidad respecto a algunas cosas, Potter—afortunadamente, el agua que caía ahora sobre ambos era agradablemente templada y Harry se relajó un tanto, aunque todavía miraba con resentimiento al hombre “completamente vestido”, que estaba bajo la ducha reteniéndole.

Se sentía ultrajado y molesto, pero eso no le impedía apreciar el bis cómico de la situación en que se hallaban, mientras con una de sus manos intentaba ocultar su parte más íntima, que se transparentaba a través de sus mojados calzoncillos.

Harry sonrió y Severus le miró, furioso.

—¿Qué encuentra tan gracioso, Potter?—preguntó con voz baja y amenazadora.

—¡Todo esto…! ¡Es ridículo! Usted esta chorreando vestido y yo… ¡Merlín, es tan absurdo!
La expresión de Snape se suavizó un tanto.

—No se tape tanto, Potter, le aseguro que no tiene nada que no haya visto antes. Además, tampoco es para tanto— se burló, mirando descaradamente la entrepierna del joven.

Avergonzado, Harry decidió que como broma ya estaba bien. Había cosas que nunca cambiarían, sólo que ahora no tenía porqué aguantar a aquel malintencionado hombre ni un segundo si no quería hacerlo.

Se le habían pasado las ganas de reír de golpe.

—¡Me largo!—dijo empujando a Snape bruscamente contra la pared y empezando a abotonarse la camisa sin molestarse siquiera en secarse.

¡Le daba igual lo que pensara de él! Sólo quería salir de allí y poner la mayor distancia posible entre ambos.

—Deje de hacer el bobo y séquese como es debido al menos— dijo Snape, lanzándole una toalla y quitándose la camisa y luego el empapado pantalón, a continuación se quitó el calzoncillo quedándose en cueros ante Harry, como si fuera lo más normal del mundo, y luego desapareció en su cuarto, para regresar unos instantes después vestido tan solo con un pantalón de pijama gris oscuro.

Harry se apresuró a darle la espalda para que el hombre no notase su turbación, mientras intentaba recuperarse del inesperado striptease de Snape, incapaz de borrar de su retina el velludo y bien formado torso y su magnífico culo.

—¿Tanto le disgusta verme desnudo, Potter?—gruñó Snape al ver que Harry le daba la espalda.

—No... yo... —intentó disculparse Harry, dándose la vuelta de nuevo—. Lo siento, no me disgusta, de veras, es sólo que… ¡No importa!—suspiró Harry, acabando de secarse el pelo, cada vez se aturullaba más y tenía más prisa por salir de allí—. Gracias por su ayuda.
Cuando se dirigía hacia la puerta, Snape tiró de él de nuevo, y sin mediar palabra, la boca del hombre devoró ávidamente sus labios.

El puñetazo de Harry no se hizo esperar.

—Pensé que era lo que quería de mí, Potter—ironizó Snape, entrecerrando los ojos negros, mientras se acariciaba la lastimada mandíbula—. Después de todo le debo la vida.

—¡En todo caso se la debe a Hermione, no a mí…! —gritó, sus ojos verdes destellaban de furia—. ¡No quiero absolutamente nada de usted! ¡Búsquese otro patán del que reírse!

—Lo siento, Potter…tiene razón; por favor, no se marche así— dijo cogiéndole nurvsmente del brazo, pero esta vez sin brusquedad.

Harry no supo muy bien qué le impidió marcharse, si las palabras que el hombre había pronunciado o el tono de súplica que Snape había usado. Era como si el mundo se hubiese vuelto del revés ¿Severus Snape estaba pidiéndole algo a él por favor?

>>Venga conmigo a la cocina— solicitó el hombre de ojos negros con voz ausente de malicia—. ¿Qué prefiere, Potter, café o té?

—Té con leche, gracias.

Harry no sabía qué hacer, su cabeza le decía que huyera de allí cuanto antes, pero su tonto corazón quería quedarse.

—¿Qué quiere exactamente de mí, Snape?—preguntó tras dar un sorbo al té que el hombre acababa de servirle.

—Que me explique por qué se emborracha un sábado sí y otro también desde que terminó la guerra.

—¿Me ha estado espiando?—preguntó incómodo.

—No, no le he estado espiando —era mentira, pero Potter no tenía por qué saberlo, ¿verdad?—. Al encontrarle ayer en tan lamentable estado hice algunas averiguaciones y esta mañana fui a visitar a sus amigos.

—No creo que ni Ron ni Hermione le contaran nada sobre mí —repuso Harry, cada vez más nervioso.

—Su rostro se está poniendo verde, Potter… —se burló.

—¡Deje de reírse de mí de una maldita vez! Al parecer es fácil para usted seguir con su vida, yo… en cambio, aún no puedo con esa carga…— Harry se puso en pie, temblando, con la intención de irse, había hablado de más y estaba furioso y desconcertado. Quería llorar y maldecir, ante él se sentía como si aún estuviese en Hogwarts, como si aún fuese un chiquillo y él su profesor.

¿Por qué permitía que tuviese ese poder sobre él? Sabía la respuesta pero no quería admitirla.

—Le entiendo mejor de lo que cree, Potter, no es fácil matar a alguien y seguir adelante. No tuvo elección, Potter, se trataba de la vida de él o la suya. Y… francamente prefiero que sea usted quien siga con vida, es mucho más guapo— ironizó, consiguiendo que Harry sonriera.
Snape se acercó hasta colocarse detrás de Harry, muy cerca, tanto que el joven sintió su cálido aliento en su nuca; estaba cerca, muy cerca, pero aún no le tocaba…

Harry cerró los ojos y ahogó un suspiro, se estaba excitando y Snape ni siquiera le había rozado. De pronto, le sintió pegado a él, su torso desnudo contra su mojada espalda, y sintiendo que le temblaban las piernas, se sostuvo en la mesa. Su cara ardía.

—Por favor, Snape, no se burle, usted no es gay, deje que me vaya…—suplicó.

—¿Por qué está tan seguro de que soy hetero, Potter? —susurró, y a Harry se le puso la piel de gallina. ¡Merlín! Aquella voz única provocaba en Harry muchas cosas y ninguna demasiado decente.

—Porque usted amaba a mi madre —dijo como pudo, incapaz de moverse mientras la nariz del hombre recorría la curva de su cuello y sus manos le despojaban de la mojada camisa.

—Bueno… usted estuvo dos años saliendo con la señorita Weasley —dijo, dándole un suave mordisco en el hombro. Harry se agitó aún más, pero no hizo nada por detener el sensual avance de Snape.

—Es…diferente —musitó, arqueándose hacia atrás, exponiendo más su cuello en busca de un mayor contacto y echando una mano hacia atrás para acariciar el cabello del hombre que le estaba haciendo perder los papeles de aquella manera.

—Yo creo que no, y se equivoca de nuevo, pues todas mis relaciones han sido con hombres. ¿Y las suyas, Potter?— la caliente lengua jugueteaba ahora con la sensible oreja de Harry.

—Yo… no… —gimió sin poderlo evitar, sintiendo que se volvía de gelatina.

—¿Es virgen, Potter? —preguntó el profesor con voz ronca por el deseo.

—¡No… es… algo… que le importe! —contestó a duras penas al notar que una mano de Snape acariciaba su entrepierna sinuosamente, mientras la otra pellizcaba sus pezones.

—¡En eso se equivoca!—susurró muy cerca de su boca tras obligarle a darse la vuelta y sentarle sobre la mesa—. Sí me importa… me gustaría enseñarle tantas cosas, Potter.

Snape se apoderó de su boca devorándola con avidez, mordisqueando sus labios hasta lograr el ansiado acceso. Cuando el joven le devolvió el beso con intensidad, Snape gimió, mientras ambas lenguas se enzarzaban en una sensual contienda y las manos de Snape acariciaban el torso y la espalda de Harry a placer, bajando hasta su culo, hasta que el chico le enlazó la cintura con sus piernas. Snape le agarró con ambas manos el trasero y, sin dejar de besarle y acariciarle, le llevó hasta el dormitorio.

Harry mantenía los ojos cerrados y la cabeza oculta en el hombro de aquel por el que tanto había suspirado. No quería abrir los ojos, le daba miedo despertar y que todo fuera una cruel broma.

—Abra los ojos, Potter —le ordenó Snape tras depositarle sobre la cama, y Harry obedeció instintivamente.

—Dígame la verdad, Potter ¿Alguna vez ha hecho esto con un hombre?

—¡No! Es decir… no hasta el final; alguna mamada ocasional y poco más —se sinceró, sonrojándose.

—Entiendo… Potter.

—Me llamo Harry.

—Ya lo sé.

—Entonces, llámeme por mi nombre de una maldita vez…

—Harry… —susurró, y el joven se incorporó un poco y tiró de él hasta lograr que se tumbase a su lado.

Snape soltó una breve carcajada, y Harry se quedó mirándole complacido, jamás había oído al hombre reír hasta aquel día y descubrió que su risa le gustaba… mucho.

—Por favor, Severus. ¡Hazlo más a menudo!

—¿El qué?

—Reírte de esa forma.

Los ojos negros contemplaron a su hermosa presa con deseo y se colocó a horcajadas sobre él, sujetándole las manos contra la almohada para besarle a placer, intentando saciar la sed de su deseo bebiendo de Harry, mientras el joven se retorcía bajo él intentando liberarse de su agarre, para acariciarle a su vez.

—Luego, Harry… Ahora es mi turno —ordenó sin dejar de besarle por todas partes, y el joven se dejó hacer sin oponer ya resistencia alguna.

Gimoteó de gusto, cuando Severus abandonó su ombligo para recorrer con su caliente lengua el incitante vello oscuro que conducía hasta su polla, y se aferró con fuerza a las sábanas jadeando de placer, mientras Severus le hacía la mamada más increíble de su vida…






(1) La pinta de cerveza: equivale aproximadamente a medio litro.
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MensajeTema: Re: continuación   continuación I_icon_minitimeMiér Feb 11, 2015 9:00 pm

mmmmm continuacion de queee..????? alguien me diga cual es el primer capitulo ohhhh si de aqui empieza... :s
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