Respuesta al Reto Mi regalo para Harry por Snarry_Love20

Titulo: Mi regalo para Harry
Autora: Snarry_Love20
Sin beta.
Advertencias: Para todo publico.
Universo y personajes creados por nuestra maravillosa Reina J.K.Rowling ¡God save our Queen! Feliz cumple a Jo y a Harry n.n
Resumen: Minerva esta cansada de ver a su ex compañero de cátedra lamentarse por un amor imposible, así que ayudara al Salvador del mundo Mágico para que no se pierda en el dolor por las perdidas de la guerra Y demostrando que siempre es bueno tener una mano amiga.

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Hacía un calor sofocante, típico de la época del año. Finales de julio, tres años tras la Batalla de Hogwarts donde Voldemort fue derrotado al final. Harry Potter había ganado al malvado ser, a costa de vidas muy importantes para él y sus amigos. Con incontable ayuda, redujeron a los mortífagos y restauraron el orden en el mundo mágico. Los héroes fueron reconocidos, los huérfanos reubicados, las familias indemnizadas, el gobierno fue redirigido y, ahora, la paz se respiraba por todos lados. Junto con la tristeza y el dolor de los que partieron a una vida mejor, los valientes que lucharon hasta los últimos suspiros de aliento por defender la libertad de sus hermanos y hermanas.  

Por la calle adoquinada del pequeño pueblito del Valle de Godric, caminaba un pensativo joven con mirada de bellas esmeraldas opacadas por tanta oscuridad. Harry Potter, el salvador del mundo mágico, el niño que sobrevivió y venció… Tantos nombres le daban, tan en alto lo tenían, que la soledad parecía escasear, junto con la poca pizca de normalidad que podría haber esperado después de tanto ajetreo. El muchacho de casi 20 años suspiraba frustrado por no tener el valor (nuevamente) de encarar al hombre del que llevaba cinco años tremendamente enamorado.
Harry Potter no era una persona tan tirada a expresar lo que siente, pero tampoco podría decirse que era lo contrario… y, sin embargo, no podía hacer frente al nuevo director del colegio más famoso de magia y hechicería. Suspiro por enésima vez, antes de entrar al bar-café del pueblito donde vivía, para relajarse un rato.


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En ese momento, en el prestigioso castillo de Hogwarts, el ilustre director descansaba de un día complicado con la junta directiva mientras su subdirectora terminaba de arreglar los papeles de su renuncia.

—Minerva ¿segura de esto? —la voz suave y algo fría de Severus Snape apenas fue escuchada por la mujer de edad avanzada—. ¿Minerva, me estas escuchando? ¡Minerva! —la ultima exclamación fue casi un grito, ya que no le gustaba que se le ignorara de esa forma tan irrespetuosa.

—Severus, no es necesario que armes este escándalo. No estoy sorda, solo pensaba. —le reprocho la mujer finalmente mirándolo a los ojos,— Y definitivamente estoy segura de esto. Ya no soy una jovencita, Severus… Y la batalla me ha dejado muy cansada. —le respondió con resignación.  

—Ciertamente… A todos nos dejo con algo menos. —susurro el hombre de ojos negros, con la vista perdida en un bellísimo dibujo de una cierva.

Minerva observo en silencio como Severus se levantaba y acariciaba la pintura hasta detenerse en la firma del artista y la delineaba con adoración. Ella no veía como ese tosco hombre, que nunca había dejado ver a nadie ni sus más leves sentimientos y que era el hombre más valiente de slytherin que jamás habría conocido, no luchara por su felicidad. La mujer sabia de los sentimientos sinceros del hombre vestido de negro y también conocía la bondad del destinatario por lo que creía que no debería temer declararse… pero como siempre, Severus pensaba muy diferente.

—Sabes, creo que jamás lograras que te entienda… ¿Por qué no me haces caso y le dices lo que sientes?

—Minerva… —le advirtió con un tono imperioso.

—Nada de Minerva… Estas desaprovechando un buen momento… Sabes que hay muchos que lo pretenden...

—Exacto. ¿Qué soy yo al lado de tantos buenos prospectos? Soy mayor, soy amargado, soy ermitaño, huraño, le hice la vida a cuadritos…

—Le defendiste cuando nadie más, lo salvaste innumerables veces, le enseñaste todo para enfrentar su destino, lo apoyaste. Harry es buena gente, se que...

—¡Vasta, Minerva! —le espeto— Solo soy un buen compañero de armas, no puedo pedir más.
Severus tomo los papeles de su escritorio apresurado y rodeo su escritorio para ir hacia la puerta. Minerva se levanto dispuesta a seguirlo cuando descubrió un papel de color verde que, aparentemente, se le cayó al director. Rápida como no se esperaría de alguien de su edad, se agacho y tomo el papel, escondiéndolo en el bolsillo de su túnica antes que el hombre volteara a verla.

—Esta conversación termina acá. Gracias por todo, Minerva. Pero aun me quedan cosas por hacer, así que por favor…

—Muy bien, ya me voy... Pero algún día me darás la razón.

Con los últimos suspiros de ambos, la habitación quedo en completo silencio.


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Minerva pareció con un sonoro ¡plop! Se encontraba en un prado muy bien cuidado con pocos árboles de altura considerable y hermosas flores silvestres. Respiro el aire puro del lugar, se enderezó el sombrero de bruja y camino hacia el sendero que la llevaría a la casa de su objetivo. Algo que no le llevo mucho tiempo hacer, ya que la distancia era corta. La mujer de penetrantes ojos toco con la punta de su varita la reja del jardín trasero de una hermosa casa de dos pisos, espero a que se abriera para entrar y dirigirse a la puerta de la cocina. Una vez que ya se encontraba dentro del recinto tomo aciento en espera del dueño del hogar, lo cual no fue mucho rato.

—Minerva, que gusto verla ¿Cómo se encuentra? —Harry la recibió con una sonrisa amable y un apretón de manos.

—Algo cansada, pero en perfecta forma. Muchacho, mirate, cada dia estas mas guapo.

—Es usted muy amable, —le dijo sonrojado —, pero ¿a qué debo el honor de su visita?

—Charlar un poco ¿me ofrecerás algo para tomar?

—Por supuesto, como siempre ¿te verde y un chorrito de limón?

—Exacto. Dime Harry ¿Cómo estás en estos días?
El joven que se encontraba preparando la tetera en el fuego se encogió de hombros y espero unos minutos antes de responder con sinceridad.

—Las pesadillas de a poco se están yendo, pero lamento mucho la muerte de Ginny… Todavía no me he dignado en ir a su tumba, era la hermana de mi mejor amigo. Me entere por Hermione que Ron no puede ir tampoco, que vive con Bill y Fleur, que Charlie y los gemelos tienen que distraer a su madre porque no se recupera, y que su padre está muy desesperado por buscar ayuda para su esposa y para el mismo. —dejo pasar un pesado suspiro antes de continuar— Me siento perseguido por los medios, acosado por ellos, incapaz de ir a ver como Luna se repone de la muerte de su padre o como están los otros tras haber sido hospitalizados… Pero lo que más lamento es no poder ir a ver a Severus y pedirle que este conmigo, porque es mi salvavidas para no terminar cayendo en la demencia…—en este punto, el muchacho se estremecía conteniendo las lagrimas abrazándose como si tuviera frio.

— ¡Merlín santo! —Minerva se levanto y fue hacia el chico para darle unas palmadas en la espalda— No debes sentirte así, tus amigos entienden tu postura como tu las de ellos… No puedo hacer que te sientas mejor, pero puedo decirte que no estás solo y que si quieres ver a Severus yo lo traeré para ti.

—Me gustaría verlo, Minerva... Solo un momento, anqué me odie por mi atrevido regalo, aunque no me diga mas que palabras de dolor, necesito verlo y decirle...—Harry no aguanto más y se desmayo en el suelo, dejando a la bruja muy preocupada.
Con gran esfuerzo la ex profesora de Transformaciones levito a su ex alumno para dejarlo en su cuarto e ir por el único nombre que se le vino a la cabeza, rogando por que de esto saliera lago bueno.


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Severus respiro aliviado por el termino de sus labores deseando que por fin pudiera descansar un poco. Tomo asiento en su sillón favorito y se sirvió su licor de elfo, agarro el libro que estaba leyendo y se dispuso a descansar. O eso era hasta que las llams de la chimenea le arruinaron el momento, dejando pasar a una Minerva McGonagall despeinada y muy alborotada. Aquello alarmo al hombre que inmediantaente se puso de pie dispuesto a escucharla.

—¡Merlín y los fundadores, Severus! ¡¡ ¿Por qué regresas aquí abajo si eres el director?!!

—Calmate o no consegiras que te entienda. Sabes muy bien que aquí me gusta relajarme.

—Pero te estuve buscando por horas, Harry esta…

— ¡¿Harry, que pasa con él?! ¡¿Por qué no empezaste por ahí?! —apresurado, el pocionista tomo su varita y fue a la chimenea para indicar su destino ante la mirada atónita de la mujer.
Pronto una carcajada salió de sus labios, si alguien la viera se diría que estaba loca. Pero no era la verdad, Minerva se dio cuenta entonces, que su plan de unir a esos dos se le había truncado de una forma ventajosa. Ya no la culparían si los dos en un futuro recordarían ese día, pero no negarían que fue su intervención la que los unió.


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Severus vio el salón que se hallaba en completo silencio, supuso que la animaga tenía a su niño en la habitación del primer piso, así que rápidamente se fue para allá. A pesar de ser la primera vez que estaba en esa casa recordaba cada detalle que Minerva le contara por sus continuas visitas al muchacho de ojos verdes.

La casa tenía un patiecito delantero, lleno de flores rojas, blancas y violetas; una fuente de cerámica, una linda silla-maca y una mesita ratona con cojines. En la planta baja estaba la cocina, la sala de estar, el comedor y la alcoba de Kreatcher. En el primer piso la habitación de invitados, la biblioteca-estudio, la recamara de Harry y un baño. En cuanto al segundo piso, ni el dueño mismo sabia que hacer con el espacio. La salita de estar de Harry tenía un tono azul cielo y otro rosa pastel, la cocina un tono beige y blanco, el comedor parecía tener un tono de marrón caramelo a juego con los muebles de roble, la biblioteca-estudio un color verde musgo con blanco y los baños poseían un suave color amarillo.

Severus encontró la puerta a la habitación de Harry, respiro hondo y se tranquilizo, ordenándole a su corazón volver a latir con normalidad, para entrar más calmado. La puerta no hacia el menor ruido, Severus entro y con cuidado la cerró, para caminar hasta la cama de pino que estaba en el centro. La habitación era bastante espaciosa, contaba con un enorme ropero al lado izquierdo que ocupaba gran parte de la pared, enfrente de este venían el escritorio y su pequeña biblioteca barnizados que relucían con un aire antiguo, la ventana se encontraba justo al costado custodiada de cortinas suaves y de color marfil con un motivo en trivial. Dos fotos grandes y enmarcadas, mágicas obviamente, custodiaban la cabecera de la cama: Los padres de Harry en su boda con Black y Lupin en una y los amigos del chico en la otra.

Severus dejo su varita en la mesita de luz y estaba a punto de revisar al durmiente joven cuando descubrió una foto con marco bajo el velador, como si la hubieran puesto a las apuradas. Se trataba de un retrato de medio cuerpo de un hombre de mirada seria y osca, negros ojos que ocultaban mucha tristeza, al igual que sus vestimentas de ultratumba y su cabello graso y desparejo. Era el mismo, su Harry tenía una foto de él; pero no pudo pensar mas es eso, ya que el joven estaba reaccionando. El ex jefe de las serpientes dejo la foto en su lugar y acercó un vaso con agua a la reseca boca, que aliviada bebió conforme.

—¿Se siente mejor, Potter?

—Severus… no esperaba verte. Me alegra que Minerva te trajera…

—¿Qué fue lo que paso?—pregunto, esquivando el cosquilleo que le dio al escuchar su nombre en la voz de su Harry.

—Me sobrepaso el peso que llevo…—Harry agradecía poder hablar con él, quien mejor lo entendería.
—
No has llorado… No te has permitido llorar los horrores como debe ser. No puedes pretender ser fuerte. Aquí estamos tu y yo, es hora de que largues todo lo de adentro o te consumirá. —aconsejo abrazándolo cariñoso, meciéndole el pelo con amabilidad y confort.

Entonces, Harry ya no pudo mas, sabiendo que el otro no lo dejaría y que tenía toda la razón, se permitió el lujo de sacara a la luz el dolor que sentía. Por varios minutos que fueron trascurriendo como si se trataran de horas, el de ojos verdes lloro las muertes, las heridas, las faltas, los quebrantos, lo lloro todo y no guardo nada, aferrándose a su amado, aquel al que casi pierde y al que ama por sobre todas las cosas. Severus no podía llorar más que el otro, pero si derramaba solitarias lágrimas de vez en cuando, su pasado resuelto y finalizado no tenían comparación al dolor de no haber podido salvar a su amado secreto de esos horrores vividos. Estuvieron en ese estado por varios minutos, quizás por un par de horas, hasta que el joven callo rendido de sueño y, Severus a su lado, para cuidarlo.

A la mañana siguiente, los ojos verdes y rojos ya no lucían atormentados, volvían a tener su brillo especial que el de ojos negros amaba con locura. Harry comprobó que su ex profesor se levanto antes que él, arreglo la cama y bajo a preparar el desayuno (el olor del tocino hacia rugir sus tripas) por lo que él fue a darse una ducha rápida para no hacerlo esperar.
No tardo mucho, meditando llego a la conclusión de que ya nada podía hacer por los que se fueron. A partir de ahora debía ayudar a los sobrevivientes y rehacer su vida para vivirla al máximo. Con esa fuerza nueva que nacía de sus sueños y esperanzas, bajo a encarar a su hombre de una vez por todas.

—Buenos días, Severus. —lo saludo con un beso en la mejilla.

—Bu-bue-buenos días… —el pocionista no esperaba esa muestra de afecto, sobretodo porque no noto que había entrado a la cocina.

—Me parece que perdiste el don de detectar cuando alguien se te acerca. —rio feliz.

—O finalmente aprendiste a ser menos escandaloso al caminar. —rebatió con una media sonrisa y mirada picara.

—Te agradezco por lo de anoche, me hacía falta.

—Puedes contar conmigo, lo sabes. Para lo que sea.

Harry se acerco al hombre de mirada oscura y roseo su cuello con sus brazos.

—Y si yo necesitara que me amaras…

—Yo te amaría por sobre todo…

Severus supo que ese era su momento, el momento de recitarle unos versos que expresaran lo que sentía por dentro.

—Estoy tan loco por ti,
Cuando te veo venir,
No sé ni que decir.
Y no encuentro la manera de decirte
Lo que siento
Que tengo un nudo por dentro,
Que de amor me estoy muriendo.

Harry miro con profunda felicidad al hombre que le robo el corazón, feliz de saberse correspondido. El también se sentía así, es su presencia, sufriendo por no tener valor de condesarse.

—Yo voy, siempre detrás de ti.
Para ver si te fijarías en mí.
Pero no encuentro el camino,
Para que tú estés conmigo.
Mas lo tengo decidido
Yo te voy a enamorar.
Ya te lo tengo advertido.
Lo tengo bien decidido,
conmigo tú vas a estar.
No quieras disimularlo,
Si en mi también has pensado.
Quiero estar contigo.

No podía creer que a su pocionista le pasara lo mismo, sabia que lo había cuidado desde siempre pero nunca creyó que fuera por amor. Harry se derretía por sus bellas palabras, pero su serpiente no tenía que hacer mas nada, pues tal y como era ya estaba enamorado.

—Mi dulce niño,
Tú me fascinas.
Por tu sonrisa, Por tu mirada angelical.
Mi dulce niño.
Tú eres mi vida.
Contigo niño, quiero pasar mis días.

Se sonrojo por sus dulces palabras deseando también compartir el resto de sus días con ese talentoso poeta.

—Yo se que eres tú, el hombre ideal,
con el que quiero estar.
Y todo lo que pido, sin querer ser atrevido,
Es que tú me des un poco de cariño.
Quiero verte cerca de mí,
Para mostrar lo que siento por ti.
Y te juro que te quiero, que tengo un amor sincero.
Y que me desespero por tus besos.

Pensaba darle todo el amor del mundo, el que le negaron y el que podría tener de futuros bebitos y no pensaba que fuera atrevido sino lo contrario. No dudaba de sus intenciones, conocía bien a Severus como para dudar.

—Mi dulce niño.
Tú me fascinas.
Por tu sonrisa, Por tu mirada angelical.
Mi dulce niño.
Tú eres mi vida.
Contigo niño, quiero pasar mis días.
Mi dulce niño.
Eres mi corazón.
Por tu sonrisa, Por tu mirada angelical.
Mi dulce niño.
Tú eres mi alma.
Contigo niño, quiero pasar mi vida.

El tiempo se detuvo en ese momento, unos labios ansiosos por mucho tiempo finalmente se besaron, sellando esa promesa de amor eterno… de verdadero amor entre un hombre frio y su dulce niño.

Gracias, me alegra que te gustara. La adaptación de la canción la tenia desde hace mucho y pensé que estaría bien usarla para el reto. Ya ni me acuerdo de quien era XD jajajaja

Linda historia. Bastó que a Sev le mencionaran a Harry para que saliera pitando; Minerva ni siquiera tuvo que decir que estaba mal, jajaja. Gracias por participar, preciosa. Besitos mil

Gracias a vos por la oportunidad de dejarme escribir!!!!!  Ya ves, Severus es muyyyy impasiente y apresurado cuando se trata de su dulce niño