Resumen: Severus se molesta por algo que ve, y deja a Harry sin decirle ningún porque, pero Luna sabiendo que son la felicidad del otro decide intervenir.
Géneros: General, Romance Advertencias: Chan=Adulto/Menor, AU mágico. Completa: Sí
Nada es mío, todo es de Rowling
notas de historia: Luna, menciona que hay un "Aye"... pues en realidad no hay animal mágico de mi conocimiento que lleve este nombre, yo conozco que la palabra en céltico es la manera de afirmar algo, y bueno existe un mono o chinpance con el mismo nombre según san-google, pero para esta historia no es ni uno ni otra.
a leer:
Luna miraba con Harry sollozaba, él no la había visto, pero la chica pensaba que era una escena realmente deprimente, hace varias semanas que lo empezaba a ver resplandeciente y era extraño, ahora verlo así tan hundido y sin esa hermosa sonrisa que lo acompañaba en el último tiempo era triste; tenía esos hermosos ojos, que tanto le gustaban, en un verde opaco, no como le gustaban tan hermosos como un Avada… quizás no fuera la mejor comparación, pero así le parecía a ella. Luna jamás estuvo enamorado de él como pudieran suponer muchos que se acercaban a ella y la escuchaban hablar de su amigo, era más bien una amistad que ella atesoraba desde hace años, desde que iban juntos en Hogwarts, pero desde que ambos habían salido era algo más estrecho ya que ahora ambos eran dueños de una pequeña imprenta, la que fue la imprenta de su papá: el Quisquilloso.
Ella era una buena reportera, era un poco extraño verla haciendo entrevistas a pesar de ello había madurado durante esos años, y sabía cómo llegar a las personas y conseguir información interesante que era bien recibida por Harry; él ya no deseaba nada que tuviera que ver con magos oscuros, o personas persiguiéndolo para poder lanzarle alguna maldición, así que había dejado la academia de aurores tras un año de entrenamiento, dándose cuenta que sólo siguió ese camino por qué era lo que se esperaría de él. Así que juntos encontraron algo que les gustaba, y que además tenía una paga suficiente para los gastos que tenían durante el mes.
Pero desde hace unos meses Harry había cambiado.
Todo había empezado en donde se conocieron: en Hogwarts, el director aún era el profesor Snape, que le había solicitado ayuda a amigo Harry; con la plaza de defensa contra las artes oscuras, que a pesar de los años parecía seguir estando maldecida, el ciclo anterior se había quedado sin profesor a más de la mitad del curso y estaba un poco desesperado, ya que en un inicio de ciclo era difícil encontrar a un buen profesor, pero a seis meses de terminar el ciclo escolar era más complicado conseguir uno; muy a regañadientes el adusto profesor siguió el consejo de uno de los antiguos directores que aun residían en su despacho, sólo que ahora como uno de los cuadros.
Así fue como Luna dejo de ver a su compañero de trabajo alrededor de siete meses, a pesar de todo mantenían una buena comunicación a través de cartas y llamadas vía Flu cada fin de semana, en un principio Luna veía a Harry animado por el nuevo puesto en la escuela, ella sabía muy bien que siempre se le había dado dar clases, desde que fue un buen profesor en el ejercito de Dumbledore, pero el cambio que se dio en él fue paulatino, al principio veía brillo nuevo en los ojos de su amigo, posteriormente sonaba ilusionado y más de una vez se perdía de la mitad de sus pláticas y suspiraba como si un “aye” lo estuviera manteniendo bajo sus poderes, así que lo primero que pensó es que estaba bajo el influjo de esa horrorosa criatura. Y siguiendo sus instintos fue a ver a su amigo. Aunque ciertamente lo que encontró aquel día no tenía mucho que ver con su idea inicial.
Flash back.
Luna caminaba decidida por los corredores de Hogwarts, se había aparecido desde la entrada en los campos y siguiendo las buenas costumbres se acercaba decidida a la dirección para saludar al actual director de la institución, el director a pesar de todo era bueno, aunque un tanto estricto, sus botas sonabas por las frías piedras de los corredores, al llegar a la gárgola que custodiaba la entrada de aquel despacho, Luna miro con curiosidad las alas extendidas del Fénix además del pico abierto de cierta manera amenazante, le inspiraba seguir mirándolo un poco más, ya que los detalles era algo que casi en ningún otro lugar podías mirar, eso era algo de lo que extrañaba de aquel lugar, ya que se daba cuenta que hasta las estatuas que te encontrabas en el colegios parecían estar cubiertas por esa magia que tenía ese lugar; de repente la gárgola se movió y con su habitual giro subió hasta que unas escaleras de la misma piedra se extendieron hasta la puerta de manera que llevaba al lugar al que quería ir.
Una vez arriba Luna toco la puerta con seguridad y espero el “adelante” que no tardo más que unos segundo en surgir desde adentro; al pasar se encontró con el director Snape, él estaba sentando tras su escritorio con muchos papeles frente a sí mismo, como pudo observar la chica, ser director no era tarea ni fácil, ni tampoco podía verse excluida de los horrendos papeleos que requiere tener cientos de estudiantes a su cargo. Así que para no quitarle más tiempo se decidió a hablar y pedir permiso de seguir en las instalaciones pero ahora con su conocimiento.
—Buenas tardes, Profesor. —Señorita… Lovegood, sino me equivocó, ¿A qué debo su presencia en mi oficina? —Sólo quería presentarme aquí para saludarlo por supuesto y para decirle que vengo a visitar a uno de sus profesores, pero me pareció descortés no pasar a saludar primero… —contesto con cierto aire soñador que no abandonaba su voz. —Déjese de formalidades, sé a quién viene a ver y le agradecería que desapareciera de mi oficina, como puede ver estoy muy ocupado, y no es necesario que regrese a avisarme que se va… ahora si me permite tengo cosas que hacer. —y como si no hubiera dicho nada más se volvió a enfrascar en su trabajo.
Luna salió del despacho tan silenciosa como había entrado y bajo las escaleras hasta es piso donde sabía se encontraba el despacho de su amigo, iba tan concentrada en cómo decirle que probablemente tendría un Aye rondándolo que no iba demasiado atenta en quien se pasaba enfrente de ella. Hasta que choco col alguien en el camino, afortunamente esa persona estaba mucho más atenta y logro sostenerla por el brazo, para después abrazarla; en ese momento la chica se dio cuenta que era su amigo y simplemente le respondió el abrazo y al separase lo vio, simplemente brillante, su sonrisa era enorme, sus ojos brillaban y tenía algo que no podía terminar de identificar.
El aye, estaba haciendo de las suyas, sin lugar a dudas.
—Harry, ¿te sientes bien? —le dijo Luna con preocupación, mientras tocaba la frente de su amigo, quizás podía tener temperatura, se decía que los ayes atacaban a sus víctimas a veces de manera física infectándolos de una especia de gripe. Harry la miró extrañado, para posteriormente el mismo tocarse la frente, pero para él estaba todo bien, se sentía feliz, como hace mucho tiempo no se sentía, y sonrió emocionado abrazando de nuevo a su amiga, hace meses que no la veía en persona, aunque la correspondencia no nunca faltara. —Así que… ¿qué me cuentas de nuevo, Luna? —le dijo feliz su amigo, mientras la llevaba de regreso a su despacho, ya después podría molestar a cierto director. —Pues no mucho en realidad, se te extraña en la editorial, pero… ya sabes nada fuera de lo normal por allá.
Tras una tarde platicando con su amigo, poniéndose al día y comentando de cosas que habían pasado en meses anteriores, que no terminaron de platicar por cartas y Flu, Luna estaba un poco intranquila aun por el tema que la había llevado en primer lugar al trabajo de su amigo, pero no estaba muy segura como abordarlo en primer lugar, ella era alguien segura que sabía cómo decir las cosas, pero su amigo a pesar de siempre mostrarse receptivo a las ideas que ella tenía y a las extrañas criaturas que la mayoría tachaban de inexistentes, no sabía cómo se lo tomaría, siendo el víctima de esas criaturas que siempre le mencionaba.
Luna y Harry llevaban ya más de una hora platicando, cuando Luna se decidió y abordo el tema del Aye, para ella era indispensable que su amigo se deshiciera del mugroso bicho, así que le conto todo cuanto sabía del animal, al terminar Harry no pudo evitar que su amiga tenía curiosas explicaciones para todo lo que le llegaba a pasar, Harry sabía que esa no era la razón por la que se comparaba de esa manera; así que se dispuso a decírselo a su amiga.
—Luna, no… la idea del Aye, podría ser verdad, pero creo que se mejor la razón por la cual me encuentro así, es que sencillamente… estoy enamorado —le dijo con una dulce sonrisa que ilumino completamente sus ojos. — ¿Enamoramiento? —Lo miro curiosa su amiga— ¿Pero de quién? — Pues… de cierto director de aquí.
Decir que Luna estaba un poco sorprendida era poco, pero en parte se sentía feliz por su amigo, aunque el profesor Snape no diera muestras de su actual relación no significaba que no existiera, aunque le quedaba una duda, ¿el profesor en realidad sabía del enamoramiento de su amigo?
— Harry, ¿él sabe?
Escucho la cristalina risa de su amigo —Sí, estamos intentando algo juntos, desde hace dos meses, la verdad me siento muy feliz, en un rato más iré a verlo —le dijo suspirando su amigo. Después de esa platica que había resultado bastante reveladora para ella, Luna decidió que si las cosas no eran como ella pensaba bien podría ir a casa, sabiendo que su amigo estaba completamente bien y a unos días de que las vacaciones de verano llegaran, así que más tiempo podría pasar con su director favorito y ella bueno podría hacer todo lo que tenía que hacer.
Fin Flash Back.
Eso había sido hace tan sólo dos semanas atrás. Luna no entendía como una relación que pintaba para ser más duradera se hubiera ido al traste sin siquiera terminar de salir a la luz, ya ella sabía que Harry estaba más que enamorado, después de la plática que tuvieran en su despacho él le había mencionado algo de unas pequeñas vacaciones con el profesor, pero no terminaba de entender que cosa habría pasado en menos de una semana para que ambos hombres estuvieran separados, así que así como ella era llamada Luna Lovegood, averiguaría que es lo que pasó para que se separaran y haría lo que estuviera en sus manos para poder juntarlos de nuevo.
Tres días después Luna había estado investigando el motivo del disgusto de Harry y el profesor, ella estaba sorprendida que después de años de no saber nada de la exnovia pelirroja de Harry ella se hubiera aparecido delante de él, el detalle es que su amigo no era del todo consiente de la visita que la pelirroja había causado el ánimo de Snape; es más estaba casi segura que el mismo profesor no había querido decirle nada a su amigo y le había dejado sin darle ninguna explicación.
Para Luna la razón no era otra si no los celos del profesor de que Harry lo dejara y bueno se fuera con la pelirroja a casarse y olvidarse de todo lo demás, como muchas personas antes de ser dañadas el profesor se había alejado de su amigo antes de que le hiciera un daño a él, o por lo menos esas eran las suposiciones a las que había llegado la rubia, después de averiguar, varias cosas con ayuda de algunos de los retratos que se encontraban en el castillo, afortunadamente nadie había cuestionado si estadía allí deambulado por aquí y por allá hablando con fantasmas y cuadros, quizás el que sólo quedaran pocos habitantes en vacaciones ayudo mucho a que nadie se cuestionará el porque estaba allí, además de que de manera oficial Harry seguiría impartiendo clases el siguiente semestre.
Otra incógnita que le llego a la rubia, ya que si el profesor quería estar alejado de su amigo, ¿Por qué lo habría contratado otro año más?, no le sonaba para nada lógico, a menos que de verdad estuviera esperando que Harry rompiera la maldición que pesaba desde hace años con esa cátedra, con esas ideas aun bullendo dentro de su mente se decidió a intervenir en la pelea de esos dos, todo para que su amigo volvería a sonreír como lo había visto hacer hace una semana atrás, y bueno que mejor regalo que dejarlo con el amor de su vida.
Sería un plan tan simple que no tendría por qué tener demasiadas complicaciones. Aunque para ello necesitaba de la ayuda de cierto cuadro de un director que aun hoy en día era muy querido por muchos de sus exalumnos, cosa que no tendría mayor problema ya que dentro de su pequeña investigación el mismo se había ofrecido a ayudarle. Así que sin más dilataciones empezaba el plan “feliz cumpleaños Harry”.
Para el 31 de julio Luna tenía preparado ya todo, su amigo se encontraba mucho más sereno que la primera semana que lo había visto llorando por la pérdida del amor de su vida, y le había dado vía libre para que pudiera festejar sus 33 años a lado de su amiga, así que con ayuda del exdirector Dumbledore, Harry debía presentarse en el despacho del director para hablar de la renovación de su contrato, aunque el chico no estaba muy animado y estuvo a punto de mandar una carta pidiendo otro día para la entrevista,
Luna le convenció de que al mal paso se le tenía que dar prisa, porque el día que fuera tendría que ir sin importar nada más.
Y como buena amiga que la chica era le acompaño al colegio para que pudiera cumplir lo que quizás fuera el mejor regalo de su vida, así que haciendo gala de su poder de convencimiento además logró que su amigo dejara la varita en casa, ya que después irían a un lugar muggle a festejar su cumpleaños y allí no necesitaría esa varita que además podría llamar la atención si algún muggle la veía, había dicho la rubia.
Por otro lado había logrado hechizar temporalmente el despacho del director para que con o sin varita nadie pudiera salir de allí, la puerta no se abriría hasta ambos hombre se perdonaran, y bueno para hacerlo un poco más creíble, el profesor Dumbledore había sugerido que la puerta se abriría hasta que se dieran un beso de reconciliación, un detalle algo pretencioso y de cierta forma un poco cursi, pero la que rubia había aceptado, así que en ese momento estaban subiendo la gárgola del fénix que custodiaba la entrada del director y Luna había hecho algo un pequeño drástico estando la puerta abierta para que su amigo entrara le dio un leve empujo y le murmuro algo antes de cerrar la puerta de nueva cuenta. Dejándolo encerrado con Snape, que en ese momento no se encontraba de buen humor tras haber sido encerrado allí desde hace un buen rato ya.
Al quedar adentro Harry no pudo evitar voltear de manera extrañada e intentar abrir la puerta, pero esta no cedió, la perilla no se movió nada, así que se arrepintió de no haber traído su varita con él, pero en eso todo quedo claro, decir que Harry estaba completamente sorprendido, era poco, ¿De verdad? ¿De verdad a Luna se le había ocurrido encerrarlo en el despacho del director, con él adentro? Era la cosa más infantil que había hecho en años, y lo peor no tenía ni idea de cómo podía salir de allí; lo último que
Luna había dicho antes de encerrarlo fue un “aclaren las cosas” y luego nada.
No quería voltear a ver a Severus, porque sabía perfectamente que estaría más que molesto, no era habitual que a un hombre de su edad lo encerrara con el que casi fue amante en su despacho, hasta parecía que los cuadros se habían puesto de acuerdo, todos y cada uno de los directores estaban fuera de su cuadro y él no sabía qué hacer, estaba indefenso su varita estaba en un lugar muy lejano; y sabía que tendría que voltear en algún momento para que intentaran solucionar la situación en la que estaba ahora ambos inmersos.
—Señor Potter, ¿me puede explicar porque llevó una hora encerrado en mi propia oficina?
Y allí estaba lo que tanto lamentaba, en esos momentos se preguntaba dónde estaba el valor Gryffindor que tanto presumía su casa, si no tenía el valor de encarar al hombre que lo había enamorado hace unas escasas semanas, pero bueno, al mal paso darle prisa, así que respiro hondo intentado que no fuera una reacción tan obvia y con las facciones más relajadas que pudo mostrar se volteó a ver a Snape. Esos ojos de color obsidiana lo veía de manera nada agradable, como en sus mejores años de escuela, con ese casi odio que temía ver de nuevo en ellos.
— ¿Y bien?, aunque parezca que tengo todo el tiempo del mundo señor Potter, no es así. —Director, no sé porque cree que yo tengo las respuestas —le dijo el chico de ojos verdes, mientras se cruza de brazos y enojado se fue a sentar en unas de las sillas que estaban en el despacho.
Snape furioso al ver que no obtendría respuesta alguna, se acercó a él de manera ciertamente amenazante y poso sus brazos en ambos lados de la silla donde esta Harry, el chico sin poder evitarlo se sonrojo y miro a otro lugar evitando mirarle a los ojos, pero no le sirvió de mucho ya que Snape aun buscando respuestas lo tomo de la barbilla y sin ninguna contemplación se adentró en su mente para ver si decía la verdad, lo que vio lo dejo un poco helado, ya que si bien, él estaba tan atrapado como el mismo Potter, no significaba que el supiera bien la forma de salir de allí, además de eso vio a Lovegood diciéndole al chico que arreglara las cosas y lo vio a él mismo hecho un mar de lágrimas días antes, no pudo ver más atrás debido a que su interlocutor lo saco de su mente y lo vio mirándolo de manera amenazante.
Snape carraspeó y se irguió de manera que volvía a parecer un poco más amenazante de lo que en realidad se sentía, así que sin decir más se fue a sentar en su silla detrás del escritorio, para frustración del Gryffindor que quería gritarle unas cuantas cosas, pero que de manera casi testaruda volvió a cruzarse de brazos dispuesto a no decir una sola palabra más.
Una hora había pasado desde que ambos hombres se sentarán en sus lugares y no se dignaran a entablar algún tipo de conversación, al menos para poder obtener la solución a su encierro, el enojo de Harry había disminuido de manera drástica dejándolo ahora con ganas de observar al hombre que tanto amaba frente a él, sabía que parecía de cierta manera un poco raro, estar con la persona que te había gritado que no quería saber nada más de ti; pero Harry no terminaba de entender sus razones, para el todo había estado normal, hasta ese día que lo dejo.
— ¿Por qué? — La pregunta hecha por el ojiverde de manera lenta y suave resonó en las paredes del silencioso despacho. — ¿Por qué, qué, Señor Potter? —Pregunto Snape al no tener claro a qué se refería el chico. — ¿Por qué decidiste que ya no querías nada? —Pregunto Harry mirando al profesor a los ojos. — ¿No trae su varita consigo? —Pregunto Snape sin contestar la pregunta del chico. Harry lo miro extrañado, pero en seguida se sonrojo —No… — fue su repuesta y después como si se le hubiera ocurrido algo agrego— Pero, usted debe traer la suya ¿no? —No, señor Potter… ¿No cree que si tuviera la mía ya hubiera salido de aquí hace rato? Harry asistió, pero se sorprendió un poco de saber que el otro mago no traía la suya —Severus, ¿dónde está tu varita? Ahora fue el turno del mago mayor de sonrojarse —La verdad… no estoy muy seguro.
Harry río de verle los ojos mirando hacia la ventana y ese inusual rojo en las mejillas, para Harry fue una vista muy dulce, quizás era el amor el que hablaba a través de sus pensamientos, ya que, muy pocas asociarían la palabra dulce con el adusto profesor. Él mismo se había encargado de que nadie perdiera asociar demasiadas cosas positivas con su persona a pesar de ser el hombre más valiente que Harry conocía, con una percepción de lo que es bueno y malo por muy encima de la mayoría, además de que para
Harry, era alguien de quien aprender muchas cosas, era sumamente inteligente y rara vez algo escapaba de sus conocimientos y entendimiento.
De repente sin saber porque Harry soltó un suspiro causando que el otro mago arqueara un ceja en su dirección, pero más que intimidar al chico sólo lo hizo reír y divertido se acercó hasta él, dejando de lado todo sus nervios, sin darse cuenta, se recargo en el escritorio frente a él y con la confianza que algunos meses como pareja le dejaron, estuvo acariciando su pelo; que era aún más largo de lo que lo fue en su época de estudiante, su cabello había dejado el aspecto grasiento hace años, dejando relucir su verdadera naturaleza: lacia como casi ninguna cabellera y brillantemente negra, que se empezaba a motear en algunas parte de blanco, para Harry no podía lucir mejor en otras circunstancias.
Severus estaba intentando ignorar lo que hacía Harry, pero no podía apartarlo, le gustaba esos pequeñas muestras de cariño que desde el momento en que se habían besado por primera vez habían surgido de manera casi espontanea, aunque al principio con más vergüenza, pero que al ser recibidos de manera natural, le dieron mucha confianza al chico, hasta que Snape escucho un sollozo que lo dejo intranquilo, al voltear a verlo, Harry se separó de él como si quemara y se fue a la ventana. El hombre mayor se paró y le siguió, no le gustaban esas lágrimas, sabía que Harry no era de las personas sensibles que lloraba por todo, pero estando con él, varias cosas cambiaban sin remedio.
Lo siguió y con cierta suavidad lo volteo para que los dos quedaran de frente, Severus no pudo decir nada pero lo miro pidiendo una explicación a su extraño comportamiento.
Harry molesto se secó con rabia las lágrimas con las manos y con uno de sus dedos golpeo el pecho de Snape —Tú, ¡tú¡ … eres el culpable, me dejas sin decir nada, me miras ahora como si nada hubiera pasado, ¿Dime cómo quieres que te trate? ¿Volvemos al profesor Snape? Si voy a seguir trabajando aquí quiero saber a qué me tendré que atener, y bueno, no sé profesor, pero me suena a que deberá buscar un nuevo profesor de defensa porque no pienso seguir esperando algo de usted si no piensa decirme ni siquiera porque terminamos…
Severus estaba un poco contrariado, ciertamente no se esperaba que Harry le hablara así, pero verlo molesto le daba ganas de besarlo, y bueno, a pesar de no ser una persona que se dejara guiar por sus impulsos atrajo a Harry por la cintura, el chico molesto intento alejarse de él; no le gustaba que lo tratara así, quería algo de verdad, no sólo algo cuando el profesor deseara tener la compañía de alguien estar disponible, como novia sumisa, que en primero lugar él no era chica y no pensaba dejarse tratar de esa manera.
— ¡Ey, suéltame!—Exclamo Harry pero sin predecir que sería el momento que le profesor aprovecharía para besarlo de manera apasionada — ¡Qué me sue… !— la frase termino sin terminar ya que se vio atacado por un par de labios suaves y delgados.
Intento morder a su atacante, pero este le respondió mordiendo de igual manera sus labios, y entonces Harry no pudo más estar en su contra y le respondió de manera furiosa el beso, usando labios, dientes y lengua se fundió con Snape, lo agarro de la nuca y se dejó llevar, pasados varios minutos en los que ambos se devoraban a besos, se escuchó un clic que significaba que la puerta había sido abierta, pero ninguno de los dos escucho nada, y si lo escucharon no dieron muestras de que les interesara el hecho, poco a poco se volvieron a uno de los sillones más grandes que había en la sala y siguieron besándose para tornarse más apasionados, donde los besos no les alcanzaron para decirle al cuerpo contrario cuanto lo habían extrañado.
Pasadas varias horas el despacho se encontraba casi sumido en las penumbras, la única luz que iluminaba el lugar era la chimenea que estaba cerca del sillón donde aún había dos cuerpos besándose pero ahora de manera más calmada, mucho más suavemente, después de la desbordante pasión que los había llenado, estaban platicando la razón que en primer lugar los había encerrado en ese despacho.
—Sev, ¿no te parece que tener celos de Ginny, no es una razón para que me dejaras sin más explicaciones? —Eso díselo a ella, no tendría que ir besándote como si estuvieras solo y además en uno de los pasillos que suelo frecuentar —señalo el profesor de manera necia. — ¿De verdad esa fue la razón de que te molestaras? —le pregunto sorprendido el chico. —Pues se me ocurre una solución para que nadie se atreva a acercarse a lo que es mío —respondió el profesor negándose a afirmar la pregunta de su ojiverde.
Harry río pero le beso de manera que sólo le confirmaba que en realidad él le pertenecía a él y a nadie más— Ilústreme Profesor.
—Cásate conmigo… por favor.
La sonrisa que recibió como respuesta fue de lo más esclarecedor, completamente feliz, beso de nueva cuenta a Harry, sellando lo que sería una de las mejores decisiones de su vida. Para Harry aquel cumpleaños en especial fue el más feliz de su vida, y sabía que le debía un gran pero gran favor a su amiga Luna. Quizás ser una de las madrinas podría compénsale en algo lo que sería e inicio de su sueño.
A Apasionada_a_la_Lectura le gusta esta publicaciòn
Yuki Fer As de oclumancia
Cantidad de envíos : 1504 Fecha de nacimiento : 07/04/1992 Edad : 32 Galeones Snarry : 108296 Fecha de inscripción : 30/07/2011
k hermosa historiaa...>.< pense que sería triste donde sev estuviera muerto.....o k se yooo....peroo ufff fue un alivio que eso no estuviera pasando aki....>.< geniall senseiii
NiNfA0521 Aprendiz de vuelo
Cantidad de envíos : 228 Fecha de nacimiento : 21/05/1989 Edad : 35 Localización : México, DF Galeones Snarry : 19068 Fecha de inscripción : 15/02/2009
Hola! Gracias por tu comentario, me alegra mucho que te gustara Pero porque pensaste que Sev estaría muerto?, nooo, sin Sev no es feliz cumpleaños
La verdad lo pensé porque tu relato empezó en que harry estaba llorando amargamente...y los que yo e leído cuando harry llora al principio...es porque sev esta muerto... ..... Pero en el tuyo pude observar que esa no era la cuestión... ....n_n solo fue por eso sensei..
elamordesnarry Buscador de Quidditch
Cantidad de envíos : 1331 Fecha de nacimiento : 31/10/1987 Edad : 37 Galeones Snarry : 265237 Fecha de inscripción : 25/12/2011
Luna siempre tan linda ayudando a su amigo jajaja me encanto que los encerraras en el despacho para que resolvieran las cosas y me fascino el Severus sonrojado por a ver perdido su varita jajaja eso fue un buen toque.
NANNDYTA Duelista
Cantidad de envíos : 720 Fecha de nacimiento : 27/07/1991 Edad : 33 Galeones Snarry : 132566 Fecha de inscripción : 14/10/2012
Tema: Re: Plan: "Feliz cumpleaños Harry" (one shot) Mar Ene 26, 2016 1:36 pm
Disfrutando de un fic que había leído hace tiempo, pero no había dejado un comentario, una falta muy grave de mi parte. Tu historia es muy buena, aunque me habría gustado ver la reacción de la pelirroja.